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AuTogobierno: Un Mundo PosEstatal. (2º parte)
Por Nuevo Proyecto Histórico -
Thursday, Mar. 03, 2005 at 2:09 AM
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::
4)
Autogobierno: un mundo posestatal. (Segunda parte) En simultáneo para Indymedia, kaos [en-la] red, y
Clajadep-La Haine. Producir desde el hogar y el teletrabajo, dejó de ser una fantasía
futurista y constituye, una mas, de las variantes de plusvaloran al capital.
Una más de las formas que adopta el trabajo de la multitud. Es más,
profundizando la tendencia posfordista del trabajo, después del 2001; los
autoempleados, microemprendedores y teletrabajadores hogareños, duplicaron su
número. Aquí está buena parte de la carne que resulta invisible para los
sindicatos y partidos como forma representativa de la mercancía fuerza de
trabajo. Reiteramos son -ni mas ni menos que- 700.000 hogares que abarcan un
universo productivo cercano a los tres millones de personas. Mientras domine el
capitalismo las relaciones sociales de producción, sus manos y cerebros,
estarán subordinados al capital. Es por ello que, cuando emerge como
antagonista, esta porción para nada despreciable de la multitud, no tiene más
opción que ganar el espacio público y construir sus campos de lucha mas allá del conflicto directo contra el patrón al que
muchas veces ni le conocen la cara. ¿Qué medio de producción van a expropiar si
su taller y oficina está en su casa? ¿Con quiénes se van a unir si están
aislados en sus hogares? Cuando su antagonía de clase se manifiesta irrumpe
directamente contra el mercado como prisión colectiva que los hace padecer una
vida absolutamente imbuida en el trabajo. El mercado capitalista es quien le
expropia la vida y quien reduce al mínimo su tiempo libre. En cambio,
reapropiándose del espacio público y luchando contra el mercado, las y los
autoexprimidos, se revelan contra el estado que ha sido detectado como el
comando parásito a las órdenes del capital en su conjunto. El obrar de los teletrabajadores resulta un lenguaje valioso y
colectivo, una fuerza activa, una sustancia relacional, una energía
biopolítica; que transfiere el trabajo vivo a la tecnología y la autovalora y
la saca de su estado de trabajo muerto, a costa de fagocitarse, la potencia creativa
y afectiva. Para liberarse socialmente deben desactivar el sistema nervioso de
la matrix. Terminar con la disociación entre el cuerpo y la mente. Reconciliar
la carne de la multitud con el intelecto general de masas como cerebro
colectivo. Expropiando los server´s y satélites y poniendo bajo las órdenes del
común las telecomunicaciones. Superando el concepto del trabajo como aquella
fuerza humana que sirve al capitalismo; emancipando de esta manera, a la fuerza
viva del general intellect que desborda las medidas mercantiles. Para eso
resulta vital que su autoconciencia perciba que su lucha singular posee
elementos comunes con el anticapitalismo, igualmente singular y común, de los
empleados telefónicos, los data entry, los hall
center, y los que trabajan en las oficinas de las empresas de servicios.
Trabajadores de la multitud que para ser libres, también necesitan, emanciparse
de la tecnología como capital. Transformando toda la red de redes telemática en
una territorio liberado del lucro de los patrones. Aboliendo al capital y a su
estado vividor, y haciendo realidad, la democracia directa del común sobre la
tecnología informática y comunicacional. II.- Exhumaciones
e inventos de la Nueva Clase. Poder y
multitud. Estado, trabajo y política. Lo reiteramos: la Nueva Clase (NC) es una élite
gerencial-administrativa que comparte el poder con la clase hegemónica. Una
variante de “Lo político estatal” como centralismo corporativo-burocrático,
legitimada, cada vez mas, por menos votos. Un funcionariado profesional
aplicado a las finanzas, la jurisprudencia, la cultura y la administración, que
se ha sumado, al trono de la burguesía. Es el propio desarrollo de la
relación social, multitud-capital, la que le marca a los personeros de los
estados que las fronteras decimonónicas están obsoletas. En Davos 2004, el gurú
Samuel Huntington, lo dijo mejor que cualquier marxista: “Los miembros de la élite mundial tienen escasa necesidad de lealtades
nacionales, las fronteras nacionales son obstáculos, que por fortuna,
desaparecen, y los gobiernos nacionales son restos del pasado y su única
utilidad es la de facilitar las actividades de la élite mundial”. En América Latina, ante la
resistencia que opone la multitud campesina, indígena, autoexplotada, asalariada
y desempleada, las élites sociales ya no saben
que probar. Tan sólo en los últimos tres años pasamos del proyecto de la
ampliación del Nafta para conformar el ALCA, a las insurrecciones destituyentes
del 2001 y 2003, contra el presidente argentino De La Rúa y el presidente
boliviano Sánchez de Lozada. Luego la Nueva Clase enfrentó las barricadas
anti-cumbre de la OMC (Organización Mundial de Comercio) en Cancún, y viró
hacia la profundización de los tratados de libre comercio país por país. En
Chile, de la ronda de la APEC 2004 (Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico que incluye a las
siguientes economías y países: Estados Unidos, Canadá, China, Rusia, Japón,
Brunei, Corea del Sur, Singapur, Vietnam, Tailandia, Taiwán, Filipinas, Hong
Kong, Indonesia, Malasia, Australia, Papua Nueva-Guinea, Nueva Zelanda, Chile,
México y Perú) la aristocracia imperial se tuvo que medir con la insubordinación en las
calles. Desde la llegada de Kirchner y
Lula, a sus respectivos gobiernos, se intenta inflar el Mercosur. Mientras los
gerentes estatales argentinos siguen buscando a burguesía nacional extraviada
en las tinieblas de la historia, subsidiariamente, se terminan recostando en la
burguesía paulista, que representa, el 42 por ciento del PBI brasilero. :: eN
LAS ELECCIONES DEL 27 DE FEBRERO EN LA PROVINCIA DE sANTIAGO DEL eSTERO, LA
PRIMERA FUERZA ELECTORAL, JUSTAMENTE FUE, NINGUNA FUERZA ELECTORAL. LA
ABSTENCIÓN Y LOS VOTOS EN BLANCO, RECURRIDOS Y ANULADOS, CON EL 37 POR CIENTO,
“GANÓ” LAS ELECCIONES. Argentina, en sólo el 2004,
pasó de integrar el grupo de los veinte a mimar a Chávez. Se deslizó de los
coqueteos con la Unión Europea a entregarse a los brazos de la tiranía del
partido único de China. Para dar por hecho el 2004, lo concluyen derrapando en
diciembre en Perú. La tan promocionada Comunidad Sudamericana de Naciones es un
triste remedo del anhelo sanmartiniano y bolivariano de la patria grande. El
sueño de una patria universal, vale decir, ningún patrioterismo en los términos
que lo entiende la burguesía del nacionalismo popular de opereta. En Cuzco, Perú, estamos ante
un encuentro de simuladores. Una cumbre para la foto con el presidente
anfitrión Toledo escasamente apoyado por el diez por ciento de su pueblo. Con
el presidente boliviano Carlos Mesa que vio desaparecer, en las últimas
elecciones municipales de su país, a la coalición bipartidista que gobernó el
altiplano en las últimas décadas. Una caída similar a la de los
“adecos” de la Acción
Democrática (AD) y el partido cristiano demócrata (COPEI) en Venezuela, luego de la irrupción de las fuerzas armadas y de las
masas que catapultaron, y restituyeron al poder, al coronel Hugo Chávez. Algo parecido a la
desaparición, después del 2001, de la hegemonía histórica en la Argentina entre
el PJ y la UCR. Muchachos y muchachas de la Nueva Clase, no se hagan ilusiones
con Santiago del Estero. Los radicales son tan impresentables que se tuvieron
que disfrazar de “Frente Cívico y Social” para poder arribar al gobierno. Como
si esto fuera poco, fue la primera derrota nacional de un candidato del PJ,
post default, que tuvo la bendición de Kirchner. En medio de la finalización
del segundo megacanje, que hipoteca a la multitud por otros 40 años, concluye
cuatro décadas de hegemonía peronista en la provincia de Santiago del Estero.
El peronismo no salvó la ropa, ni con todas las prebendas del interventor
federal que tuvo pingüino por once meses, y los cientos de miles de kilos de
alimentos y ropa mandados la semana previa a los comicios para comprar conciencias.
Después la progresía despotrica contra el clientelismo de la década pasada,
cuando el kirchnerismo, practica el mismo método menemista y duhaldista. Pero
la multitud no come vidrio. El dato más importante de las elecciones, que
describe todo una fase epocal, es que la primera fuerza electoral, justamente
fue, ninguna fuerza electoral. La abstención y los votos en blanco, recurridos
y anulados, con el 37 por ciento, “ganó” las elecciones. Por lo visto el 27 de
febrero, el éxodo del sufragio reaviva el fuego destituyente del “Que se Vayan
Todos”. Con ese porcentaje de voto inválido y no voto, en realidad, el Frente
Cívico no ganó por el 45 por ciento, sino, por apenas el 30 por ciento del
total del padrón habilitado para votar. Y el Partido Justicialista no obtuvo el
40 por ciento, sino el 25 por ciento del padrón. Pasaron más de tres años del
2001, pero la que no pasa es la crisis orgánica, que en las elecciones de
Santiago del Estero, volvió a decir: ¡Presente! El imperio, como antes el
imperialismo, busca afanosamente sus nuevas instituciones. Y ante la
resistencia del trabajo hecha mano a todos los imaginarios de la burguesía de
los últimos 200 años. Alianzas bilaterales, coaliciones ampliadas como el
Mercosur y la Comunidad Andina de Naciones, y aún mega bloques regionales como
La Comunidad Sudamericana de Naciones. Todo sea para que fantasmagóricamente se
de la impresión de un nuevo espacio latinoamericano. Cuando en realidad es un
rejunte de representaciones que se unen para negociar en mejores términos su
ubicación subalterna en la globalización. Intentando desesperadamente que las
fracciones empresariales mas importantes del sub
continente no desaparezcan aplastadas por las burguesías transnacionales mas
poderosas asentadas en los países centrales. :: aRGENTINA ESTÁ NADANDO EN RIQUEZA
MIENTRAS MILLONES SE AHOGAN DE HAMBRE. Quien quiera ver en esto el
abrazo de San Martín y Bolívar sólo ve un espejismo. Quien crea que aliándose
al presidente colombiano Uribe que es un discípulo incondicional de Washington, y al socialdemócrata Lagos cuya país es el mas
desigual de América del Sur; continúa el legado progresista de las burguesía de
hace dos siglos, quien se preste a esta farsa, solo está en presencia de una
entelequia de comunidad de pueblos libres. Inversamente, sus gobiernos sólo
participan de una comunidad latinoamericana cada vez mas
precaria y cambiante, conducida por las burguesías imperiales autóctonas
queriendo urgentemente hallar su lugar en el mundo. Una mundialización a la que
no están invitadas mas que en su condición de furgón
de cola del desarrollo capitalista. Un imperio donde sus estados actuarán, en
primer término, como tomadores y pagadores de deuda externa; y en segunda, y no
menor importancia, como valuarte represivo de una multitud en paciente, pero
permanente, proceso de autoconstitución soberana. En las últimas elecciones
bolivianas tampoco salió victorioso el recambio por izquierda. El MAS de Evo Morales (como antes Lula que perdió los comicios
en los estados de mayor desarrollo de la multitud) corrió igual suerte que el
PT. En Brasil, la mayoría de los obreros masa, como de los obreros sociales; de
Curitiba, Porto Alegre y San Pablo, le dieron la espalda al “par-tido” de los
trabajadores. En el caso boliviano, Evo Morales, perdió en los grandes centros
urbanos y suburbanos; donde mineros y campesinos, obreros y empleados públicos,
desocupados y autoexplotados, y las nuevas figuras posfordistas del precariado
marcan la tendencia hegemónica del desarrollo del capital. Los municipios de
Santa Cruz de la Sierra, El Alto, La Paz y Cochabamba, fueron ganados por
nuevos partidos vecinalistas y movimientos sociales independientes donde -en
promedio- ni ellos pudieron sacar mas del 20 por ciento de los votos. Estamos asistiendo a la
transición entre: 1.- El declive de los partidos que
condujeron América Latina por medio siglo. 2.- La abstención electoral. 3.- El voto cínico por el “mal menor”. 4.- Las estrategias defensivas
del sufragante que opta por los partidos que procuran bloquear la
representación desde la desrepresentación. Y en forma más amplia entre: 1.- La agonía del mundo de la
representación de las masas a través de su voto. 2.- La concreción del
autogobierno de la multitud. Exodo electoral, contrapoder y
sublevación. Todos estos caminos tentativos son el fruto del mismo proceso de
constitución de la multitud. Si el capital no sólo produce mercancías, sino que
reproduce las mismas relaciones sociales que garantiza
la producción de mercancías y la forma estado; la antagonía de la multitud, no
sólo produce y reproduce al capital, sino que, también anticipa y desarrolla
desde su autonomía la posibilidad de la sociedad futura anticapitalista. Una
humanidad sin políticos y empresarios, sin división de poderes y moneda, sin
estado y mercado. Mientras las viejas
representaciones son decadentes, las nuevas, la izquierda del capital, no termina de afianzarse. En el “intermezzo”, famélicas
representaciones tratan de ocupar su lugar. Algunas repletas de las mejores intenciones
pero imposibilitadas de ocupar el viejo trono de aquellas que cayeron en
desgracia. El propio desarrollo excedentario del trabajo de la multitud, que
imposibilita su completa acumulación, trastorna su completa representación
electoral. En la Argentina: La
“Honorable Cámara de Diputados” y la “Honorable Cámara de Senadores”, como se
hacen llamar los representantes del Congreso Nacional, sus 255 diputados están
fraccionados en 42 bloques. Y sobre 71 senadores hay 14 bloques. Mientras que, en la vapuleada Legislatura
Porteña que no sirvió para nada para evitar la masacre de Cromañón; sobre 60
legisladores, hay 19 bloques. De los cuales, existen 15 bloques, que no superan
los tres diputados cada uno. A nivel nacional y en la Capital Federal, queda de
manifiesto, una clara demostración de la brutal crisis del poder del capital
para representar, estatal y partidariamente, a la multitud. Esta gigantesca transformación
social de la que somos parte, esta mutación civilizatoria que involucra a
todos; produce efectos instantáneos, movimientos subterráneos de largo alcance,
obvias explosiones de rebeldía, y otras de consecuencias insospechadas que
pueden terminar en revoluciones. Las victorias y derrotas de la multitud son
permanentes, como las del propio capital. Acumulación de agravios,
acontecimientos, rupturas, y procesos sociales de largo aliento, todo en uno.
La multitud actúa en la epidermis social y subyacentemente en el novedoso
imaginario en gestación. Sus nuevos significantes sociales radicales, se
incuban, fuera de la mirada de los mass media y eclosiona en el territorio. Por
momentos resulta incomprensible su dinámica intempestiva y demoledora y su
proyección social de consecuencias impredecibles. En la era de la subsunción
real del trabajo en el capital, de la inclusión del hacer en el mercado, de la
sociedad productiva en la matrix; “la pax democrática” (como dominio consensual
de los patrones sobre los trabajadores) es una “rara avis”, una especie
exótica. Por eso, ante cada ajuste del torniquete para incrementar las
ganancias empresarias y consolidar su dominio, detonan, conflictos múltiples en
las diferentes fracciones de la multitud. Retiro de planes asistenciales, encarcelamiento de los luchadores sociales,
negativa de aumentos salariales, peores condiciones laborales, confirmación de
la impunidad de ayer de los genocidas con uniforme, y la actual inmunidad de
los genocidas silenciosos del capital-parlamentario; todas estas afrentas
contra la multitud, se transforma en una apuesta del capital de difícil
concreción ante la antagonía del trabajo. El poder, el estado, la
política es una relación social, no una cosa.
La coacción del poder sin hegemonía social sobre las masas, como puro
dominio de la fuerza desnuda del capital por intermedio del estado, como
manifestación excluyente del poder político contra la multitud, profundiza las
grietas del suelo social; haciéndolo cada vez menos sólido. Lo que caracteriza este tiempo
histórico es la inestabilidad y lo antiteleológico del proceso de lucha. Como
nunca en 20 años, los capitalistas no tienen comprada la historia. Por cierto
que tampoco la multitud. Pero justamente, este incierto desenlace del
movimiento humano en su conjunto, es lo que permite que lo aparentemente macizo
del dominio capitalista se tambalee, y lo potente de la fuerza de trabajo se
consolide como poder autónomo del capital.
Por supuesto que los
conflictos no son lineales. Se están desarrollando al interior del magma de
significancias sociales dominantes que intenta reabsorberlo, al mismo tiempo,
que pujan por su independencia de todo lo conocido. Si el poder está en el trabajo
como vínculo social, entonces, la potencia del hacer es una fuerza política. La
plusvalía nunca se realiza como ganancia privada dentro de las cuatro paredes
de la empresa. No es un vínculo personal obrero-patrón. Por eso por más que se
expropia, esta o aquella empresa, la que sigue comandando a la unidad okupada
es la relación social capitalista que la trasciende. Aquellos que dicen lo
contrario, que construyendo nuevos vínculos personales y grupales (sin un área
social autónoma libre de estado, el mercado y la moneda) se están liberando del
capitalismo; mienten o se autoengañan. La liberación del capital será social,
como social es la moderna esclavitud al servicio del lucro empresario. De lo
contrario, no habrá liberación de la especie humana de los parásitos
capitalistas. La redención de la energía colectiva expropiada por los patrones
precisa emanciparse socialmente para recuperar el dominio de su destino. La política es una fuerza
común creativa. La carne del trabajo es lo que produce y reproduce la vida
social, lo que actualmente se entiende por economía política de las relaciones
sociales capitalistas. En cambio, las redes universales autogestivas del común,
aboliendo lo económico como ciencia y función diferenciada de la especie; ubica
a lo social, lo económico y lo político como el origen, medio y fin de la
multitud en permanente transformación. Una nueva relación social. Un poder
constituyente perpetuo. La tensión entre la división
del trabajo y la forma de relacionar lo hecho con la mediación de la mercancía;
es decir, el hacer de los trabajadores fracturado por el capital, una forma de
vínculo que une separando; se enfrenta, a la antagonía del mundo del trabajo y
a su propia unidad que aspira a separarse de la mediación de la mercancía que
mantiene con vida el dominio del capital. Los patrones unen la sociedad
dividiendo a los trabajadores, inversamente, los trabajadores se reencuentran separándose
del lazo que le imponen los empresarios. Si el capital no amplía la
colaboración del intelecto general de masas como cerebro colectivo de la
multitud perece. El desarrollo cooperante del general intellect es una fuerza
valorizante del capital, pero también, es su potencial sepultura. Si no
segmenta la unidad del trabajo inmaterial bajo la forma de la mercancía, como
valor de cambio, y trabajo por dinero; el hacer como valor de uso tiende a
unificarse bajo la cooperación, sin necesidad, de mediación alguna. Recobrando
el puro uso sin valor, que beneficie el libre usufructo y consumo del trabajo
de cada cual; según lo que necesite cada quien. Un hacer recíproco sin ninguna
prestación monetaria a cambio. Fin del valor de cambio, del trabajo abstracto y
de la mercancía. Fin de la comercialización, del capital como trabajo muerto y
del estado. Reinado del valor de uso, del trabajo concreto, del libre beneficio
sin la mediación de la mercancía dinero, recuperación de las máquinas como
trabajo muerto acumulado puesto a disposición de toda la multitud, y un nuevo
poder constituyente. Un mundo de redes autogestivas que unifica sin masificar.
Que reúne sin uniformar. Que articula singularidad y comunidad, lo objetivo con
lo subjetivo, lo económico con lo político como potencia de lo social. Los asalariados y
autoempleados que producen plusvalor y autovaloran el capital, respectivamente,
en cada una de sus luchas parciales develan lo inútil del comando empresario.
Ellas y ellos, son los creadores de la vida en sociedad. Ellos y ellas, son los
que modifican la naturaleza con la
energía que emite el trabajo como producto humano del hacer. En cada conflicto que se desarrolla con
características asamblearias, horizontales, desde la desobediencia civil a las
normas de los patrones, desde la acción directa de la toma de empresas y el
espacio público; se exilian por un momento del dominio heterónomo, por lo tanto
ajenos a ellos, del control parasitario del poder capitalista y estatal. Entreabren una época futura, “kairológica”, una
intersección de tiempo y espacio que: irrumpe e interrumpe, un presente
monótono. Una dosis de ruptura, o “clinamen”, con el tiempo muerto del reloj
capitalista. Mientras dura el conflicto los pasajeros de la cápsula del tiempo tienen
un pie, en cada orilla, entre lo viejo y lo nuevo. Conquistan por unas horas, o
días, una porción del paraíso terrenal. Detienen al dios Cronos y dan paso al
dios Kairos. Espían cómo es el mas allá del capital y
el trabajo por dinero. Conquistan un tiempo anticapitalista que se esfuma
cuando se termina la lucha y se vuelve a la cincha del trabajo forzado. Un
lapso de antagonía que deja un resto, un plus de autonomía y goce, que
sedimenta en el cuerpo y la cabeza de cada trabajador y trabajadora; que
saborearon comúnmente, mientras duró, la dignidad de ser una mujer y un hombre
libre. Otean un
futuro deseable, de igualdad y de opulencia, para todos y todas. Se unifican en
la lucha sin desingularizarse. Se apropian del tiempo mientras los rodea un mar
de mercancías-zanahorias de las que nunca gozarán bajo el capitalismo. Argentina está nadando en riqueza mientras millones se
ahogan de hambre: el PBI del 2004 creció otro nueve por ciento y el superávit
fiscal fue de 17.000 millones de pesos. Se pagaron 10.600 millones de pesos
entre capital e intereses de la deuda externa y otros 2.000 millones de
intereses de los títulos que no están en default. El ahorro fiscal fue del 6,2
% del PBI, y el superávit del Banco de la Nación Argentina ha sido del orden de
los 900 millones de pesos. El superávit comercial de 2004 es de 12.000 millones
de dólares y la inversión creció un 35 por ciento. :: La miseria es una enfermedad social creada por el capitalismo. El cara dura de Rodríguez Saá, que pregona que tiene el
desempleo mas bajo del país; en realidad, tiene el guarismo más alto de toda la
Argentina. Al mismo tiempo, bajo la presidencia “K”, los
desempleados están peor que con Duhalde. Ya se dieron de baja más de 600.000 planes
Jefes y Jefas de Hogar. Y lo que viene es “el Plan Familia”, que busca hacer
caer otro medio millón de planes Jefes y Jefas; y así desarticular, a las
organizaciones sociales en lucha que bloquean con su autonomía la dependencia
clintelística del estado de la fuerza de trabajo excedente. A cambio de
miserables 25 pesos (unos 8 dólares) se pretende que las madres eduquen, curen
y alimenten a cada hijo. Se busca acortar, a uno sólo de sus términos, la vieja
frase del general Perón: “De casa al
trabajo y del trabajo a casa”. En el caso de aquellos que no cobran un
salario el planteo genocida del estado es claro: si no se hace trabajo social
en los barrios no hace falta moverse de la casa. Hay que encerrarse y
masticarse la bronca viendo como los hijos se sumergen en el analfabetismo, se
enferman por desnutrición, y mueren por causas evitables. La miseria es una enfermedad social creada por el
capitalismo. Y en la era posfordista del desempleo estructural el estado
colabora en eliminar, mas o menos lentamente, a los que sobran. Una provincia
rica en recursos petroleros como Santa Cruz, la provincia que pingüino condujo
por tres mandatos, amortigua el desempleo a costa de un 41 por ciento de empleo
público. Entretanto el actual gobernador encarcela desocupados, que reclaman
sólo ser, esclavos asalariados. El cara dura de
Rodríguez Saá, que pregona que tiene el desempleo mas bajo del país; en
realidad, tiene el guarismo más alto de toda la Argentina. La provincia
puntana, sin planes sociales, tiene una desocupación que trepa del 3 al 26,9
por ciento. Según las últimas cifras completas aportadas por el Instituto
Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), sin planes asistenciales, estas son
los valores del desempleo que le siguen a San Luis en orden decreciente:
Concordia 25,9 %; Gran Rosario 22,7 %; Gran Tucumán con 22,2 %; Gran La Plata
22 %; Bahía Blanca 21,7 %; Gran Resistencia con 21,3 %; Corrientes 21 %;
Formosa 20,7 por ciento;
y La Rioja con 20 %. Esto se condice con el aumento, en un 110
por ciento, de las importaciones de bienes de capital en el último año. Que
profundiza la excedencia de asalariados al ser reemplazados por el trabajo
muerto de las máquinas. Se trabaja cada vez más, pero con menos empleados a
sueldo. Se produce plusvalor de manera cada vez más social pero el producto del
esfuerzo humano resulta apropiada por cada vez menos personas. No olvidemos
compañeros, que el decil más rico de la población recibe 50 veces más que el
decil más pobre. Si una herencia ha dejado el
19 y 20 de 2001, es haber demostrado, a cada una y uno de sus protagonistas, la
propia capacidad de autoorganización como sujeto singular y comunitario. Una
voluntad autodeterminante, sin la intervención de nadie más que el motor de los
propios deseos de aquellos que participaron en la primera insurrección de la
multitud del nuevo siglo. Toda una fiesta democrática del individuo social, en
medio de las balas de De la Rúa y del estado de excepción de Duhalde. :: ¿cUÁL ES ENTONCES EL HILO ROJO QUE RECORRE A
LAS DIFERENTES SUBJETIVIDADES EN EL MUNDO ENTERO? Estas prácticas nacen de una
nueva subjetividad, la misma subjetividad que conforma la sustancia que
incrementa el valor del capital. La subjetividad que anima, da vida, a las máquinas.
Un hacer humano que ceba de ganancias a la tecnología en manos de los patrones.
Una subjetividad que comenzó siendo comprada por una relación social,
cosificada y objetivada, que se presenta como dinero, y que no es más que el
viejo trabajo acumulado que antes produjo el hacedor. Una subjetividad que
termina plus-cosificada, plus-objetivada, en las cosas materiales y servicios
como mercancía. Que transforma la subjetividad del trabajo en productos, y que
por intermedio de la compraventa y las ganancias que se obtienen de la
subjetividad objetivada, del trabajo concreto en trabajo abstracto, del valor
de uso en valor de cambio, incrementa el capital y el dinero puesto en juego.
Produciendo, en definitiva, un plusvalor, un plustrabajo y una plusvalía
acumulable para los patrones. Una cadena social que cierra el ciclo
expresándose, una y otra vez, como salario, dinero y capital, que compra
objetivamente la autonomía del trabajo. Dicho de otro modo, como la potencia
subjetiva de la multitud contra el poder objetivado de los empresarios, que los
obliga a venderse, o morir de hambre. Como la antagonía social del trabajo
contra la relación social capitalista, o lucha de clases. Las nuevas prácticas autónomas
de la multitud, sus victorias parciales, los aumentos salariales conquistados,
el incremento del presupuesto estatal en beneficio de las mayorías, amplifican
la nueva subjetividad. La multitud creadora comprueba su poder y le arranca
conquistas al capital bajo las diferentes formas en que se manifiesta como nexo
colectivo: sea como salario, sea como presupuesto estatal. :: Pero bajo la secesión del estado vive la tensión entre: la república
anticapitalista de la multitud y un país capitalista más, sólo formalmente,
independiente. Pero el capitalismo no es
únicamente un lazo económico, sino una ligadura global y política que permita
la producción, reproducción y circulación de mercancías como células que
alimentan, regeneran; pero también indigesta, a la matrix capitalista. ¿Cuál es
entonces el hilo rojo que recorre a las diferentes subjetividades en el mundo
entero? ¿Que late de todo esto, en
la subjetividad por su independencia de Moscú, del combate de las masas
ucranianas? Lo que subyace en la multitud ucraniana es el principio de
secesión, de separación, del trabajo del capital. La independencia de la
multitud del estado como forma del capital. La autonomía del hacer contra el
estado ucraniano pos-socialista. Por supuesto que los
capitalistas ucranianos, filo europeos, intentarán que este conato de
independencia de clase se encause en la constitución, en el peor de los casos,
de una Ucrania dividida en dos. Una Ucrania pro Rusa y otra pro europea. Dos
ucranias, dos estados, dos variantes capitalistas. Por supuesto que ninguno de
los dos candidatos en pugna busca la autonomía de la multitud. Pero bajo la
secesión del estado vive la tensión entre: la república anticapitalista de la
multitud y un país capitalista más, sólo formalmente, independiente. Algo
parecido a lo que está pasando con el empresariado de Santa cruz de la Sierra,
que busca oponerle a la autonomía de los pueblos originarios y al precariado,
una autonomización del estado nacional boliviano para crear un nuevo estado en
el oriente petrolero del altiplano. El líder opositor a Moscú, Viktor
Yushchenko, no era nada sin las masas acampando por semanas bajo el crudo
invierno del hemisferio norte. Yushchenko resultó un rehén de una multitud que
estaba al borde de asaltar el parlamento sino se respetaba su voluntad
expresada en los comicios. :: LA
ALTERNANCIA ESTÁ BIEN VISTA EN LA ERA DEL IMPERIO, SIEMPRE Y CUANDO, LAS
OPCIONES SEAN INOFENSIVAS PARA EL CAPITAL. Es fácil para el poder
sostener la religión del sufragio mientras sus candidatos ganan las elecciones.
Pero el espectáculo electoral se está tornando incontrolable para el sistema
representativo en su conjunto. Entre la abstención y las victorias de los
candidatos no pautados para ganar, se está transformando en imprevisible, el
acostumbrado y suave recambio de unas élites políticas por otras. Práctica que
se daba normalmente en décadas pasadas. La alternancia está bien vista en la
era del imperio, siempre y cuando, las opciones sean inofensivas para el
capital. Si en el 2000 en Estados
Unidos, ganaba Al Gore, y el establishment esperaba que fuera George W. Bush, fraude y a la bolsa. Chávez llegaba en
Venezuela a la presidencia por la vía electoral, pero como no respondió a pie juntillas a los intereses del imperio, complot de
Washington, y Carmona al poder. Si no
fuera por la movilización de las masas y los fusiles del ejército que no se
pasaron en masa al golpe, estaríamos en plena campaña internacional contra la
violación sistemática de los derechos humanos en Venezuela, o en una guerra
civil. El pueblo haitiano votó a Aristide, que no pudo disciplinar la
insurrección de la multitud ante las promesas electorales incumplidas. No hay
problema: Francia, Canadá y Norte América, raptan al presidente; lo mandan al
Africa, invaden militarmente su territorio bajo el manto de la ONU y despliegan
a los ejércitos lame botas de Brasil, Chile y Argentina. Y de la democracia
electiva no hay noticia hasta nuevo aviso. Si en la India pierde el prospecto
cobijado por los mercados, se da un golpe financiero y a otra cosa. Como el
candidato del presidente ruso Vladimir Putin, Víctor Yanukovich, no triunfó,
entonces se envenena al opositor. Si hubiera muerto por la conspiración de
Moscú, adiós a la voluntad popular expresada en los comicios. Todavía los representantes capitalistas,
todos ellos, los aliados de la nueva oligarquía comandada por Vladimir Putin, y
la nueva clase amiga de la Europa de los mercados; pueden reconducir la
antagonía de la multitud por intermedio del estado de partidos.