Gran Bretaña:el gobierno laborista ataca las libertades democràticas
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Thursday, Mar. 03, 2005 at 4:36 PM
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Gran Bretaña: El gobierno laborista
lanza un ataque sin paralelos contra las libertades civiles |
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Autor : Phil
Mitchinson Fecha : ( 24-Febrero-2005 ) Categoria : Europa
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“Ningún
hombre libre podrá ser apresado o encarcelado, no podrá ser privado
de sus derechos o posesiones, no podrá ser proscrito ni exiliado, ni
privado de su residencia de ninguna otra forma, tampoco se podrá
utilizar la fuerza contra él, ni enviar a otros a hacerlo, excepto
por el juicio legítimo de sus iguales o por la ley de la
tierra.” Magna Carta
La piedra angular
de la libertad establecida hace casi ochocientos años ahora está
amenazada por el gobierno laborista. La última ley reaccionaria
entrega el poder a la Secretaría de Interior para que aquellos
sospechosos de terroristas puedan ser condenados indefinidamente a
arresto domiciliario.
Bush y Blair ha intentando
presentar la farsa electoral de Irak y Afganistán como grandes
victorias para su versión de la “libertad y la democracia”. Mientras
tanto, en casa intentan acabar con los derechos democráticos básicos
conseguidos durante generaciones a través de la lucha. En EEUU ha
adoptado la forma de Acta Patriótica. El Acta de Prevención del
Terrorismo de 2001 y las actuales propuestas tienen el mismo efecto
aquí. En realidad, en muchos países se están planificando leyes
similares. Esto no es casualidad.
Una vez más, bajo
la máscara de la “guerra contra el terrorismo”, nos enfrentamos a
medidas que constituyen un ataque sin paralelos contra nuestras
libertades civiles. La amenaza que representan estas medidas
draconianas para nuestros derechos democráticos, tan duramente
conquistados, debe encender las luces de alarma en todo el
movimiento obrero. La Secretaría de Interior también tiene derecho a
prohibir reuniones, manifestaciones y organizaciones, puede
quitarles sus propiedades en caso de amenaza terrorista o
cualquier otro disturbio civil, esto supone una revisión de
la Ley de Poderes de Emergencia.
Los peligros que en
el futuro estas propuestas implican para las luchas del movimiento
son más que evidentes.
El año pasado, el gobierno
Blair aprobó con carácter de urgencia una ley que permitía a la
futura Secretaría de Interior detener a extranjeros sospechosos de
ser terrorista sin tener que llevarles a juicio. Sin embargo, la
cámara de los lores finalmente determinó que esta ley era
discriminatoria contra los extranjeros. Ahora el nuevo ministro de
interior, Charles Clarke, ha cuadrado este círculo con mucha
facilidad. ¡Simplemente volvió a redactar la ley para que se aplique
también a los ciudadanos británicos!
Resulta irónico
que se pueda condenar a alguien indefinidamente a arresto
domiciliario por orden de un político requiera la aprobación de la
Convención Europea de Derechos Humanos. Mientras tanto, el Lord
Canciller, utiliza la Ley de Derechos Humanos para defender el
derecho del príncipe Carlos a casarse de nuevo. Siempre hemos sabido
que hay una ley para los ricos y otra para el resto de nosotros.
Ahora, aparentemente, los ricos tienen derecho a disfrutar de los
derechos humanos mientras que el resto estamos exentos.
Blair, Clarke y compañía, piensan que ocultándose
detrás de sus pretensiones de una “amenaza inminente a la seguridad
nacional”, les permite socavar nuestros derechos democráticos más
básicos. Clarke incluso ha tenido el descaro de utilizar el ejemplo
de los atentados de Madrid como una amenaza: “La atrocidad de Madrid
ocurrió durante unas elecciones generales... Estas cosas también
pueden ocurrir aquí”. Qué la población británica se enfrenta al
peligro de atentados terroristas es principalmente debido a la
política exterior del gobierno británico que se ha subordinado
servilmente a los intereses del imperialismo estadounidense. La
invasión criminal de Irak, que supuestamente formaba parte de la
“guerra contra el terrorismo”, ha servido para multiplicar por mil
la amenaza terrorista.
De la misma forma que el
gobierno reaccionario de Aznar hizo lo mismo con la población
española y que llevó a los atentados suicidas que hace un año
devastaron cruelmente Madrid. Muchos hombres, mujeres y niños
inocentes murieron antes de que el recién elegido gobierno del
Partido Socialista sacara a las tropas españolas de Irak.
Vergonzosamente, Tony Blair realmente intentó presionar al gobierno
socialista de Madrid para que no retirara sus tropas.
Tarde o temprano, la realidad será algo evidente
incluso para los más testarudos. El Partido Popular de Aznar fue
echado por el pueblo español. La causa de su derrota fue el
vergonzoso apoyo a la guerra de George Bush en Irak. Tony Blair
puede correr la misma suerte. Pero lo que hace falta aquí no es
sustituir a Blair con los tories, sino que la base del Partido
Laborista y los sindicatos deben echarle del partido, sustituirle a
él y a sus socios del nuevo laborismo por una dirección
verdaderamente socialista, dispuesta a desafiar los dictados de las
grandes empresas y Washington, dispuesta a poner en práctica una
política que corresponda con los intereses de la clase obrera.
Hay síntomas claros de una creciente rebelión contra
Blair, incluso dentro del grupo parlamentario laborista. En la
segunda votación de esta ley en el parlamento, la mayoría de 159 del
gobierno se quedó reducida a la mitad. La ley fue aprobada por una
mayoría de 76, pero dos tercios de los parlamentarios laboristas
votaron en contra y algunos oradores la calificaron de “infracciones
draconianas de la libertad personal”.
Durante toda la
historia, la clase obrera ha luchado por sus derechos democráticos,
mientras que la clase dominante siempre ha intentado restringirlos.
Aquellos que hablan tanto de “llevar la democracia a la población de
Irak” deberían mirar la situación real que hay en la “Gran Bretaña
democrática”, donde todos los derechos democráticos conquistados por
la clase obrera a lo largo de generaciones poco a poco están
desapareciendo. El derecho a huelga fue duramente restringido hasta
el punto que las leyes británicas infringen las leyes de la OIT.
Nosotros no tenemos ilusiones en los jueces, los
tribunales o el parlamento, precisamente por la forma en que están
constituidos actualmente. Nuestros derechos democráticos están
siendo duramente restringidos, no tenemos control sobre los jueces o
sobre quién dirige el Banco de Inglaterra, ni sobre la policía, ni
sobre aquellas personas que tienen un impacto decisivo en nuestras
vidas. En realidad, los bancos y los grandes monopolios toman todas
las decisiones serias en nuestra sociedad. Incluso la posibilidad
democrática limitada de elegir parlamentarios también está bajo
ataque. Desde hace tiempo el poder ha estado pasando del parlamento
al gabinete, y más recientemente del gabinete a los primeros
ministros y sus asesores a los que nadie elige.
Sin
embargo, a pesar de las libertades y derechos limitados que tenemos
en este sistema, tuvimos que luchar mucho para conseguir y tendremos
que luchar para defenderlos. Es evidente que la clase obrera
necesita el máximo nivel de democracia para poder llevar adelante su
lucha contra los empresarios y su sistema.
Esta no es
una cuestión secundaria. Lo que han propuesto aquí es un ataque
fundamental a nuestros derechos. Estas medidas van acompañadas de la
abolición del derecho a juicio con un jurado; la introducción de los
carnés de identidad y todas las leyes antisindicales aprobadas
durante los ocho años de gobierno laborista. De la misma manera que
todas las reformas conquistas con la lucha de la clase obrera
relacionadas con la jornada laboral, la sanidad o educación
gratuitas están siendo atacadas, también lo están siendo nuestros
derechos y libertades democráticas. Estos cambios no se restringen
sólo a Gran Bretaña, ni son monopolio de un gobierno, sino que
representan un proceso a través del cual el sistema capitalista está
redefiniendo políticamente (y económicamente) los instrumentos del
estado que éstos se adecuen mejor a sus necesidades en esta nueva
situación. Están preparándose para la crisis que se está
desarrollando en su propio sistema.
Las medidas
propuestas por el gobierno laborista no tienen precedentes en
tiempos de paz. Gran Bretaña no está en guerra. La clase dominante
se está preparando para la batalla en casa, contra la clase obrera,
batallas que han comenzado con ataques al empleo, las pensiones, la
sanidad, la educación y la vivienda.
Todo el
movimiento obrero debe tener esto en mente. Ya sabemos que el
capitalismo no puede garantizarnos un empleo, hospitales ni
escuelas. Ahora está demostrando que incluso no puede garantizar
bajo este sistema la democracia. De la misma forma que la lucha por
la educación y la sanidad gratuitas es una parte fundamental de la
lucha por el socialismo, también la única forma de poder defender
los derechos y libertades limitadas que ganamos en el pasado, es
extendiendo la lucha para conseguir el verdadero control democrático
sobre todos los aspectos de nuestra vida, a través de la lucha por
el futuro socialista de la sociedad.
Traducción de Labour
government launches unparalleled assault on civil liberties
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