A 40 años de la muerte de Malcom X
Por EL MILITANTE -
Tuesday, Mar. 08, 2005 at 11:56 AM
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MALCOLM X: A 40 AÑOS DE LA MUERTE DE UN
REVOLUCIONARIO |
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Autor : Ray Smith Fecha :
( 07-Marzo-2005 ) Categoria : Estados Unidos
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futuro pertenece a aquellos que hoy lo preparen
Malcolm X
Un 21 de febrero,
hace cuarenta años, Malcolm X se dirigía a Audubon Ballroom en
Harlem (Nueva York) para pronunciar un discurso. Iba a hablar contra
la segregación racial en EEUU. Haría un llamamiento a sus hermanos y
hermanas para que resistiesen y luchasen contra la “opresión del
hombre blanco” y en ese momento fue tiroteado. Más de una persona
dentro de la clase dominante estadounidense respiró aliviada. Se
había perdido una de las voces más fuertes contra la injusticia
social.
La juventud de Malcolm
Malcolm X (Malcolm Little) nació el 19 de mayo de
1925 en Omaha (Nebraska). En aquella época en EEUU había unos 13
millones de negros, la mayoría de ellos vivían en los estados del
sur. Eran principalmente campesinos y aparceros. En el norte, los
negros se concentraban en las comunidades industriales como
trabajadores industriales. En el sur, las leyes Jim Crow habían
instaurado un régimen de apartheid, apartando a los afroamericanos
del resto de la sociedad. Las consecuencias prácticas de esta ley
significaban que las viviendas de los negros estaban separadas de
las viviendas de los blancos, que los niños negros tenían que
estudiar aparte e incluso los baños públicos estaban divididos.
Una de las leyes más perniciosas era la que excluía a
los trabajadores negros de la participación en los sindicatos más
importantes. Esta medida era especialmente favorable para los
empresarios estadounidenses por esa razón extendían el veneno
racista entre los trabajadores blancos. Esta táctica de “divide y
vencerás” provocó la derrota de muchas luchas obreras e impidió la
unificación de la clase obrera norteamericana.
Sin
embargo, la situación en el norte no era mucho mejor. Los negros
vivían separados de los blancos, en ghettos superpoblados como
Harlem en Nueva York o el South Side de Chicago. El racismo también
estaba presente allí. Sin embargo, la Primera Guerra Mundial obligó
a los empresarios a incluir a los negros en la fuerza laboral
industrial. Esto hizo que muchos afroamericanos creyeran que sus
condiciones de vida podían mejorar. Pero esta esperanza estaba muy
alejada de la realidad. En 1919 el final de la guerra trajo consigo
una oleada masiva de acción industrial que sacudió EEUU. La
respuesta de los empresarios fue avivar el racismo y dividir a la
clase obrera, culpando a los negros del aumento del desempleo y
recurriendo al traslado de negros procedentes del sur -desesperados
en busca de un empleo- para romper las huelgas de los trabajadores
blancos del norte.
La negativa de la Federación
Americana del Trabajo (AFL) a organizar la fuerza laboral
afroamericana y el papel pernicioso que jugó la burocracia en
distintas huelgas, ayudó a los empresarios a aplastar el movimiento
del proletariado norteamericano. La revolución y la
contrarrevolución siempre van de la mano. En el verano de ese mismo
año se produjeron 25 pogromos racistas. El racismo siempre ha sido
una de las herramientas más poderosas utilizada por los empresarios
en sus tácticas divisorias y la familia de Malcolm, como la mayoría
de la población negra, no se libró de la violencia racista. El
padre de Malcolm era un pastor que seguía las ideas sobre la
liberación negra de Marcus Garvey. En aquella época, muchos negros
se unieron a organizaciones que predicaban el orgullo racial como
una forma de resistir la opresión racista. Marcus Garvey era el
adalid del movimiento que defendía el “regreso a África”. Estas
ideas tuvieron un impacto profundo en los afroamericanos. Más tarde,
durante los años sesenta, cuando se producían las luchas de
liberación nacional en África, esta idea mística volvió a ganar
popularidad.
Cuando Malcolm tenía cuatro años de edad
presenció como prendían fuego a su hogar. Cuanto tenía seis años de
edad vio como su padre era asesinado por el Ku Klux Klan. En este
contexto social no es difícil entender por qué tuvo problemas
durante su infancia y juventud. Pasó sus años adolescentes en
Boston, Lasing, New Haven, Flint y Nueva York. Se vio implicado en
pequeños delitos como el juego ilegal, robos y tráfico de drogas a
pequeña escala. Como muchos negros se fue a la costa oeste con la
esperanza de encontrar un empleo. Aunque formaban parte de la clase
obrera industrial, los negros siempre terminaban realizando los
peores empleos, si eran capaces de encontrar alguno. Para poder
sobrevivir a muchos sólo les quedaba la posibilidad de recurrir a
los pequeños delitos para conseguir algún ingreso económico. En 1946
Malcolm fue detenido acusado de asalto, posesión de armas y hurto.
Fue condenado de ocho a diez años de prisión, finalmente pasó seis
años en la cárcel.
Malcolm Little se convierte en
Malcolm X
En prisión se unió a la organización La
Nación del Islam, conocida también como Movimiento Musulmán Negro, y
desde ese momento adoptó el nombre de Malcolm X. Pasaría 14 años en
este grupo religioso. En un corto espacio de tiempo se convirtió en
una de las figuras más destacadas del grupo y principal portavoz de
su oscuro líder, Elijah Muhammad.
La Nación del Islam
era una secta religiosa que defendía la idea de que para conseguir
la salvación de los negros que seguían fielmente a Alá, éstos tenían
que segregarse de la sociedad blanca y crear la Nación del Islam. La
doctrina del grupo era una de las versiones más sectarias del
nacionalismo negro. Creían que el racismo negro era la mejor forma
de enfrentarse al racismo blanco puesto en práctica por la clase
dominante estadounidense. En el frente económico defendían la misma
táctica. Contraponían el “capitalismo negro” al “capitalismo
blanco”. Pedían a los negros que compraran “negro”. Como explicó
Marx, el ser social determina la conciencia, y el llamamiento a
“comprar negro” expresaba las frustraciones de una pequeña capa de
clase media negra propietaria de pequeñas tiendas en las ciudades y
en los guettos.
Uno de los principales obstáculos
para el progreso de la clase media negra era el racismo
institucional. Las limitaciones de su posición son bastante obvias.
La ideología y la perspectiva de la clase media negra nunca atacaba
las bases del capitalismo la verdadera raíz de la opresión racial
de los afroamericanos. Este grupo circunscribía sus ataques a los
límites impuestos sobre las empresas negras por parte de la
supremacía blanca, límites que impedían su capacidad de competir en
el mercado y favorecía a los empresarios blancos. A pesar del
radicalismo superficial de esta teoría, las ideas reaccionarias
subyacentes en ella son bastante evidentes. No es posible para un
grupo racial entero convertirse en empresarios. Esta idea del
“empresario negro” simplemente favorecía a una pequeña capa de
negros: la clase media negra.
Los Musulmanes Negros
buscaban crear una burguesía afroamericana capaz de enfrentarse a la
burguesía blanca. Nunca fueron capaces de ver más allá del color de
la piel de los que disfrutaban de la supremacía, nunca comprendieron
el papel que la burguesía blanca jugaba en la sociedad y en la
producción. La bancarrota de estas ideas es hoy más evidente que
nunca. El establishment de una pequeña elite negra en EEUU,
representada por Jesé Jackson y compañía, no ha mejorado
sustancialmente las condiciones de vida de la mayoría de los
afroamericanos que todavía viven en los suburbios de las ciudades y
en los guettos, víctimas de la pobreza, la violencia y las drogas.
Esta pequeña elite negra ha sido utilizada por la clase dominante
norteamericana para socavar la lucha de las masas negras y promover
los “Tíos Tom” (nombre utilizado por Malcolm X para definir a los
dirigentes negros moderados) que han atado el movimiento al ala
liberal de la burguesía estadounidense, representada por los
demócratas.
La Nación del Islam, al igual que Marcus
Garvey, adoptó la idea del “regreso a África”. Como ocurrió a
principios de los años veinte con el UNIA (Asociación para la Mejora
Universal de los Negros) de Marcus Garvey, esta idea atrajo a una
capa amplia de afromaericanos en EEUU. León Trotsky analizó esta
idea en los años treinta:
“Los negros norteamericanos
se reunieron bajo la bandera del movimiento de ‘regreso a África’
porque parecía posible cumplir su deseo de tener su propio hogar.
Realmente no querían ir a África. Se trataba de la expresión del
deseo místico de tener un hogar en el que pudieran ser libres de la
dominación de los blancos, donde ellos mismos pudieran controlar su
propio destino”. (León Trotsky. Sobre el nacionalismo negro. 28 de
febrero de 1933).
Durante los años que Malcolm pasó
en La Nación del Islam las cifras de militancia de esta organización
subieran enormemente. El Partido Comunista de EEUU en aquel momento
estaba seriamente debilitado debido a las purgas de McCarthy. A
principios de los años cincuenta la mayoría de los sindicatos
dirigidos por el Partido Comunista fueron expulsados del CIO
(Congreso de Organizaciones Industriales). En los años treinta el
Partido Comunista había conseguido organizar a una parte importante
de los trabajadores negros, pero durante los años cincuenta la
dirección del partido recurrió a los mismos argumentos que el
Partido Demócrata. El Partido Comunista reducía el problema racial
al sur de EEUU y a las leyes Jim Crow. Por esa razón fracasó
totalmente a la hora de dar una alternativa a las masas negras del
norte.
No existía un vehículo viable a través del
cual pudiera expresarse la lucha de los negros. Federico Engels
explicó que la naturaleza aborrece el vacío. Este vacío lo llenaron
diferentes sectas religiosas que utilizaban discursos radicales
contra la opresión racista. Muchos jóvenes negros, incluido Malcolm,
se sintieron atraídos por los Musulmanes Negros porque era un
movimiento que denunciaba la opresión blanca. Esto tenía un enorme
atractivo para Malcolm que buscaba una explicación a los
sufrimientos de su juventud. A pesar de que en prisión abrazó la
religión islámica y que ésta le acompañaría hasta su muerte, su
principal preocupación siempre fue la lucha contra la opresión de su
pueblo. Cuando abandonó La Nación del Islam fue situando cada vez
más en un segundo plano la cuestión religiosa con relación a la
política.
Incluso cuando estaba en La Nación del
Islam era considerado el más político de los ministros de Elijah
Muhammad. Además como ministro pasaba la mayor parte del tiempo
viajando por el todo el país y por el resto del mundo, eso le
permitió mezclarse con otras personas no relacionadas con el
movimiento.
Durante los catorce años que pasó en los
Musulmanes Negros fue considerado el orador más brillante del grupo.
Recorrió EEUU, África y Oriente Medio hablando contra la opresión
racial en unos términos contundentes y honestos. No en vano se ganó
el calificativo del “hombre más enojado de EEUU”. Rechazaba la
hipocresía de los dirigentes negros moderados. No quería concesiones
sino que simplemente denunciaba lo que pensaba de la clase
dominante. Era la figura más intransigente del movimiento de
liberación negra.
Sin embargo, su sectarismo (una de
las principales característica de La Nación del Islam) actuaba como
una barrera que le impedía llegar a más personas. En una secuencia
de la película Malcolm X (la película biográfica dirigida por Spike
Lee) una estudiante blanca se acerca a Malcolm y se atreve a
preguntarle que podía hacer ella por el movimiento. Malcolm la mira
de arriba abajo y responde con cara de desprecio: “¡nada!”. Incluso
cuando rompió con los Musulmanes Negros en su pensamiento quedaban
restos de ese sectarismo. Cuando le pidieron poco después que
prestara tributo a un activista blanco por los derechos civiles
asesinado por un bulldozer en Cleveland dijo lo siguiente:
“... Dios, lo que hizo el hombre es bueno. Pero ha
llegado demasiado tarde el día en que encontréis al pueblo negro de
pie y aplaudiendo las contribuciones de los blancos... Nunca penséis
que utilizaría mis energías aplaudiendo el sacrificio de un hombre
blanco individual. No, ese sacrificio ha llegado demasiado tarde”.
Este sectarismo fue una traba para la creación de
verdadero movimiento de masas contra la opresión racial. Durante sus
últimos meses de vida intentó corregir este sectarismo inicial pero
fue demasiado tarde. Las declaraciones que hizo mientras era
militante de La Nación del Islam le alejaron de una capa importante
de activistas de los derechos civiles. Los medios de comunicación
burgueses más tarde utilizaron estas declaraciones para alejar a
muchos activistas de las ideas de Malcolm X.
La
evolución ideológica de Malcolm
El grupo de
Elijah Muhammad estaba lejos de ser una organización política. Sin
embargo, los Musulmanes Negros llenaban el vacío dejado por las
organizaciones tradicionales de la clase obrera. Estas
organizaciones no fueron capaces de dar una alternativa a las masas
negras, especialmente a la juventud. La Nación del Islam tenía una
política de absoluta abstención en la política. Por un lado, nunca
apoyaron a los demócratas ni a los republicanos y también criticaban
a los dirigentes blancos del movimiento de derechos civiles, pero
por el otro, fueron incapaces, debido a su política abstencionista,
de dirigir a las masas negras o convertirse en un vehículo para la
expresión de su furia.
A principios de los años
sesenta La Nación del Islam se ganó la fama de “hablar duro y no
decir nada”. Esta política absurda finalmente se convirtió en una
camisa de fuerza para Malcolm. En 1962 la policía de Los Ángeles
disparó contra siete musulmanes desarmados y arrestó a otros
dieciséis. Malcolm fue a Los Ángeles para organizar la respuesta.
Cuando intentaba organizar el movimiento en el que participaban
otros grupos religiosos fue apartado por Elijah Muhammad.
Precisamente sus intentos de ir más allá del grupo sería uno de los
elementos que le llevaría a abandonar La Nación del Islam.
Otra nueva degeneración de la dirección del grupo
también influiría en la decisión de Malcolm de abandonar la
organización. No era un secreto que Elijah Muhammad había mantenido
contacto con George Lincoln Rockwell el dirigente del Partido Nazi
en EEUU. En 1963 Elijah Muhammad llamó a Malcolm para que fuera a
su residencia en Phoenix donde confirmó cínicamente a Malcolm los
rumores y los chismes sobre sus relaciones sexuales con varios
adolescentes en La Nación del Islam. Cuando vio que los máximos
dirigentes de la organización no practicaban lo que pregonaban se
quedó profundamente desencantado.
El 1 de diciembre
de 1963, nueve días después del asesinato de John F. Kennedy, en una
reunión en Nueva York, Malcolm X atribuyó la muerte de JFK al clima
de odio y violencia creado por el hombre blanco. También dijo lo
siguiente:
“Las gallinas vuelven al gallinero. Siendo
yo mismo un chico de una vieja granja, no me entristecían las
gallinas que no volvían al gallinero, eso siempre me alegró”.
Algunos autores señalan esta declaración como el momento de la
separación de Malcolm de La Nación del Islam. Lo que sí es cierto es
que Elijah Muhammad utilizó esta declaración para prohibir hablar a
Malcolm y mantenerle en silencio. Esto es lo que desencadenó la
ruptura entre Malcolm y los Hermanos Musulmanes. El materialismo
dialéctico explica que la necesidad se expresa a través del
accidente. Malcolm X estaba buscando una alternativa revolucionaria
en La Nación del Islam y cuando no encontró esta alternativa se fue.
El 12 de marzo de 1964 anunció su separación de La
Nación del Islam y la fundación de la Mezquita Musulmana. Poco
después se fue a La Meca y se convirtió al Islam ortodoxo. Su
experiencia allí le ayudó a ampliar sus ideas y comenzó a poner la
religión en un lugar aún más secundario. Con relación a esta
cuestión dijo lo siguiente:
“Ninguna religión me hará
olvidar las condiciones en las que vive nuestro pueblo en este país
(...) Ningún Dios, religión ni nada más, me hará olvidarlo hasta que
no se detenga, no se termine y no se elimine. Quiero dejar ese punto
claro”.
También era consciente de que la Mezquita
Musulmana no sería suficiente para agrupar un movimiento amplio de
las masas negras contra la opresión racial. Con esta idea en la
mente lanzó la Organización por la Unidad Afroamericana (OUA). Esta
nueva organización no tenía nada que ver con la religión. Todo lo
contrario, apelaba a los afroamericanos para que se unieran
independientemente de su religión y defendía la creación de un
movimiento más amplio. El programa fundacional estaba muy
influenciado por las luchas de liberación que en aquel momento se
estaban produciendo en África. Adoptó algunas posiciones
interesantes como la adopción de la autodefensa contra los ataques
racistas. Esto era mucho más progresista que la visión no violenta
defendida por algunos dirigentes negros moderados que en realidad
dejaban al movimiento desprotegido frente a los continuos ataques
racistas. Sin embargo, la OUA estaba lejos de ser una organización
socialista y su política económica se reducía a las ideas pequeño
burguesas del nacionalismo negro. El movimiento también rechazaba la
participación de los blancos en él.
Esta idea al
principio estuvo promovida por Malcolm que decía que antes de
conseguir la unidad entre blancos y negros, estos últimos tenían que
unirse entre sí. Esta idea reducía la lucha contra la opresión
racial simplemente a las víctimas de la opresión racial. En aquella
época la capa más avanzada de los trabajadores y jóvenes simpatizaba
con la lucha contra la opresión racial y esta política les impedía
unirse a esta lucha.
Es verdad que el nacionalismo
negro es una consecuencia directa de la opresión racista que pone en
práctica el capitalismo. Sin embargo, puede ser un enorme freno para
la unidad de la clase obrera negra oprimida con sus hermanos de
clase blancos. La historia de EEUU está llena de ejemplos de cómo la
influencia de estos movimientos pequeño burgueses se hunden cuando
los trabajadores negros ven la oportunidad de luchar junto a los
trabajadores blancos para conseguir mejoras concretas. Un ejemplo de
esto fue la oleada huelguística de 1919 cuando los envasador de
carne negros y blancos se unieron en la huelga en el barrio negro de
Chicago.
Malcolm finalmente comprendió las
limitaciones del nacionalismo negro como solución a la opresión
racista que el capitalismo imponía a las masas negras. Un mes antes
de su asesinato recordó en una entrevista su reunión con el
embajador de Argelia en Gana:
“(...) Cuando en mayo
fui a África, a Gana, estuve hablando con el embajador argelino que
es un hombre muy militante y un revolucionario en el sentido más
genuino de la palabra (...) cuando le dije que mi filosofía
política, social y económica era el nacionalismo negro me
preguntó¿dónde quedaba él? Porque él era blanco. Era un africano,
pero era argelino y con toda la apariencia de un hombre blanco. Le
dije y le definí mis objetivos con la victoria del nacionalismo
negro, pero ¿dónde quedaba él? ¿dónde quedaban los revolucionarios
de Marruecos, Egipto, Iraq y Mauritania? Me demostró que me estaba
alejando de personas que eran verdaderos revolucionarios, dedicados
a derrocar el sistema de explotación que existe sobre este planeta
por cualquier medio necesario”.
También comprendió
que la naturaleza corrupta del capitalismo era la causa de la
opresión racista. “No puedes tener capitalismo sin racismo”, dijo en
un mitin en Harlem. En otra ocasión, cuando estaba hablando sobre
las luchas de liberación en África dijo lo siguiente: “No puedes
dirigir el sistema capitalista a menos que seas un buitre (...)
mostradme un capitalista y os mostraré un succionador de sangre”.
Incluso fue más allá. La siguiente cita demuestra que
estaba girando hacia una posición de clase: “Estamos viviendo en
una época de revolución y la rebelión de los negros norteamericanos
es parte de la rebelión contra la opresión y el colonialismo que
caracterizan esta época... Es incorrecto clasificar la rebelión de
los negros como un simple conflicto racial de los negros contra los
blancos, o como un problema puramente norteamericano. Más bien hoy
estamos viendo una rebelión global de los oprimidos contra los
opresores, del explotado contra el explotador”.
Estas
frases representan algunos de los cambios más significativos de su
pensamiento. Sin embargo, la evolución de su ideología no se detuvo
ahí. En cuestión de meses, si no de semanas, rechazó abiertamente
todos los remanentes de sectarismo sin rebajar en lo más mínimo su
discurso. Desechó sus prejuicios sobre los matrimonios mixtos y
reconoció el papel de la mujer en la lucha de liberación negra.
Malcolm también declaró que la OUA tenía que trabajar con otras
organizaciones independientemente del color de la piel de sus
militantes. Su posición respecto a los dos partidos burgueses
estadounidenses también evolucionó. Mientras que los Musulmanes
Blancos simplemente rechazaban tanto a demócratas como a
republicanos por razones no políticas, Malcolm señaló que los dos
partidos representaban los intereses de la clase blanca dominante.
Luchó contra los líderes negros que intentaban atar el movimiento de
los derechos civiles a los demócratas. También desenmascaró al ala
“más progresista” de la burguesía estadounidense, la denunció como
el enemigo más pernicioso y traidor de las minorías oprimidas en
EEUU. Destacó como los demócratas tenían sus orígenes en los
esclavistas procedentes de los estados del sur de EEUU.
Eso no hizo que redujera sus duras críticas a los
Musulmanes Negros, que continuamente intentaban poner en peligro sus
esfuerzos por construir lo que no puedo hacer dentro del marco de La
Nación del Islam, una verdadero organización de lucha contra la
opresión de los negros.
También se convirtió en una
persona muy peligrosa a los ojos de la clase dominante
estadounidense. Si Malcolm X hubiera podido vivir más tiempo y
depurar sus ideas, podría haber comenzado un movimiento decidido
contra la opresión racial en unas líneas verdaderamente
anticapitalistas. Eso era algo que la clase capitalista, que estaba
ya presenciando la radicalización del movimiento de liberación
negro, temía por encima de todo lo demás. Malcolm X se convirtió en
un serio problema no sólo para la clase dominante norteamericana
sino también para los dirigentes negros de clase media, entre ellos
La Nación del Islam que siempre le criticaban duramente. Sus ideas
confusas, aunque decididas, le acarrearon muchos enemigos. Por eso
le dispararon al empezar un mitin en Harlem el 21 de febrero de
1965.
A pesar de la opinión de algunos grupos
llamados marxistas en EEUU y en otros países, Malcolm X no era un
socialista y nunca pretendió serlo. Como demuestra la cita anterior,
es verdad que estaba girando hacia una posición anticapitalista y
antiimperialista, y es cierto que había cambiado su actitud, al
principio hostil, hacia las ideas socialistas. Pero también es
verdad que nunca intuyó el papel de la clase obrera como la única
clase revolucionaria que podría dirigir el movimiento hacia la
victoria. A pesar de todo esto, era un revolucionario, aunque no
consiguiera construir una verdadera organización revolucionaria. Fue
trágicamente asesinado y nadie puede decir realmente hacia donde
podría haber evolucionado finalmente.
Lo que sí
sabemos es que dedicó una gran parte de su actividad política a
desenmascarar el papel traidor de los “Tíos Tom” que siempre
buscaban soluciones para la clase media negra y que siempre vendían
al movimiento a cambio de algunas migajas. Malcolm comprendió que
los dirigentes de la clase media negra actuaban como un freno para
el movimiento.
Malcolm X fue un hombre que nunca dudó
en hablar contra la injusticia y la opresión del sistema
capitalista. A pesar de sus limitaciones, fue uno de los luchadores
más honestos y decididos del siglo XX.
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