Julio López
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lenta agonía de la vieja izquierda argentina
Por agonizantes anónimos - Wednesday, Mar. 09, 2005 at 11:09 PM

La lenta agonía de la vieja izquierda argentina y el prolongado parto de una nueva cultura emancipatoria. Horacio Tarcus


Hace tan sólo dos años y medio del estallido social de 19 y 20 de diciembre de 2001 que conmovió la Argentina, cuyas imágenes recorrieron el mundo; tenemos, sin embargo, la fuerte sensación de que ha pasado mucho tiempo más. Es que muchas cosas ocurrieron desde entonces y se sucedieron en un ritmo vertiginoso, febril, “a la Argentina”.
Recordemos sumariamente las postales: un intenso proceso de movilización social empuja la caída del ministro Cavallo y tras él la del presidente De la Rúa, el poder en manos de una junta de gobernadores peronistas, una sucesión fantasmagórica de presidentes, el interregno presidencial de Eduardo Duhalde en medio de la crisis económica y una efervescencia social de protestas de ahorristas, asambleas barriales y movimientos piqueteros; Menem preso; Menem libre; Menem candidato a presidente; el repliegue de De la Sota, los devaneos de Reuteman, los sueños imperiales de Rodríguez Saa, la inesperada emergencia de Néstor Kirchner como única alternativa viable frente al retorno del menemismo; el triunfo pírrico de Menem en la primera vuelta electoral de 2003, la asunción del gobierno por parte de Kirchner y la puesta en marcha de una estrategia política impensable un día antes (las negociaciones tensas con el FMI), los juicios a los senadores corruptos, la táctica de negociación, cooptación y desgaste con el movimiento piquetero, la puesta en marcha del proceso de renovación de la Corte Suprema, la virtual caída del feudo peronista en Santiago del Estero, la derogación de las leyes de punto final y obediencia debida, el pase a retiro de los militares que no asumen la autocrítica, la transformación de la ESMA en un Museo de la Memoria y ahora una renovación, impuesta desde la posición de fuerza.
Recordemos que a fines de 2001 y principios de 2002 el Estado argentino se encontraba impotente para cumplir con las funciones básicas que le son inherentes: la emisión de una moneda nacional aceptada por los agentes económicos, el cobro de impuestos, la garantía de los depósitos bancarios y, en el límite, el monopolio de la violencia legítima.
Recordemos también que el catalizador de la protesta que va del 19 al 20 de diciembre no fue “económico” (la desocupación o la pobreza, que ya eran estructurales), sino “moral”: el desafío social al estado de sitio.
Volvamos al tema de la crisis política de representación. Estalló en diciembre de 2001, pero para los que quisieron verla era perceptible de modo incipiente y luego de modo cada vez más manifiesto en los últimos cinco años del decenio menemista y en los dos años de gobierno de la Alianza. Por ejemplo, los comicios del 14 de octubre del 2001, con sus altísimos índices de ausentismo, voto en blanco y voto impugnado, habían representado un anuncio claro. Son aquellos mismos, los que “han creído” pero ahora, defraudados, “ya no creen en la política”, sumados a los jóvenes que han crecido en un mundo donde la política está devaluada, quienes salieron a la calle en las jornadas del “verano caliente” de 2001-2002. Hasta pocos años atrás, el voto en blanco, el impugnado o el ausentismo eran casi una expresión individual e impotente de descontento político. Sumados, a la hora del escrutinio, podían adquirir una significación colectiva, política. Sin embargo, la “clase política” y los medios masivos tendieron durante años a negarlos. El 14 de octubre de 2001 su impacto fue inocultable. Desde entonces, en dos meses, el llamado –por aquellos mismos medios– “voto bronca” ha dejado de ser pasivo y se ha tornado activo, ha trascendido del cuarto oscuro a las calles.
A lo largo de estos años, creció –especialmente entre la juventud que llegaba entonces a la vida cívica (aunque también entre hombres y mujeres que votaron por Menem y De la Rúa y se sintieron decepcionados)– un fuerte sentimiento de desconfianza hacia la política y los políticos. Es el producto de un proceso complejo, resultado, en parte, de una estrategia de la derecha neoliberal para vaciar la política , pero también fue una reacción legítima ante un vaciamiento creciente de la vida política de los partidos, la vida parlamentaria y de todo el Estado, ante la creciente ajenidad e impotencia entre el ciudadano común y la toma de decisiones políticas. Es así como la consigna “Que se vayan todos” (QSVT), la que sin duda mejor expresa y sintetiza el movimiento nacido en diciembre de 2001, si bien es inventada entonces, tiene raíces en esos movimientos moleculares, libertarios, de crítica de la política, de rechazo del acto eleccionario, de vuelta del votoblanquismo, etcétera.
Volvamos al presente: si bien los movimientos nacidos en diciembre crecieron y se multiplicaron a lo largo de 2002 y parte de 2003 y si bien la izquierda tradicional creció nutriéndose de estos movimientos, no fueron la izquierda tradicional ni los movimientos sociales los que capitalizaron políticamente el QSVT, sino el presidente Kirchner, pues aunque el slogan implica una confrontación y una ruptura, y tiene un claro signo libertario, QSVT, en sí misma, como consigna, quiere decir mucho y no quiere decir nada: ¿quiénes son “todos”?, ¿a dónde deben irse?, ¿quiénes constituyen el “nosotros” de los que se quedan?, ¿quién hará y cómo se hará lo que hacían los que se fueron? Bien, cada fuerza política luchó a lo largo de estos dos años y medio por significar este significante : “todos” podían ser los políticos, los corruptos, los capitalistas, o bien los políticos corruptos, los viejos políticos (en contraposición a las “caras nuevas”), los capitalistas corruptos (en contraposición al capitalismo sano, o nacional); podían ser los militares, pero también los militares comprometidos con la represión ; podía ser la derecha, pero también podía ser la izquierda autoritaria y partidocrática. Nosotros, los que nos quedamos, podíamos ser el pueblo, la sociedad, los trabajadores, los desocupados, los vecinos, los ciudadanos, los honestos, los peronistas, los izquierdistas…
El presidente Kirchner comprendió mejor que nadie que sólo podía gobernar en el sentido profundo del término –en el sentido de construir poder, de construir hegemonía–, si asumía el desafío y la radicalidad de esta consigna. Estas cuatro palabras encerraban toda la clave de la crisis de hegemonía, de la crisis de representación que había estallado en diciembre de 2001. Muchos, sobre todo la derecha, no comprenden la premura del presidente y le achacan precipitación, autoritarismo, pero Kirchner comprendió bien que los tiempos urgían y emprendió una renovación drástica en los aparatos del Estado y, logrado esto con éxito, la emprendió ahora en su propio partido. De todos los sentidos posibles , el QSVT que impulsó rápida y enérgicamente Kirchner apunta sobre todo a un saneamiento institucional dirigido contra jueces, gobernadores, senadores, militares y políticos vinculados a la corrupción y la represión ilegal. Es un ajuste de cuentas no sólo con el pasado menemista, sino también con el pasado de la dictadura militar: una puesta en cuestión de todos los sobrevivientes de ese pasado en el aparato del Estado y en la vida política, incluso en su propio partido.
Sin duda, de todos los sentidos posibles del QSVT, el sentido triunfante, el de Kirchner, es quizá moderado, si lo comparamos con el sentido más libertario, radical, antipolítico y antiestatal de ciertos grupos autonomistas, pero no puede negarse que está promoviendo un saneamiento profundo del Estado, que ha logrado instalar un profundo consenso y una confianza, incluso una esperanza, aun entre los sectores más desconfiados de la ciudadanía. En este sentido, el ciclo abierto en diciembre de 2001 se termina cerrando en torno a la incipiente hegemonía que Kirchner viene construyendo. Ahora bien, si puede decirse con seguridad que se ha cerrado una etapa, es difícil imaginar el escenario de la que sigue: por ejemplo, ¿cuál es la alianza social sobre la que Kirchner construirá su poder más allá del PJ? Esta es la pregunta que encierra el enigma de la “transversalidad”. Además, la alianza que promueve entre trabajadores, piqueteros “integrados”, sectores medios y “burguesía nacional” encierra, entre otros, el grave problema de que este último actor invocado es más retórico que real. Estos son temas abiertos y no constituyen, además, el tema en esta ocasión.

Vieja izquierda y nuevos movimientos sociales
Después de este largo preludio, voy al tema específico que me interesa: las promesas y las decepciones de las izquierdas en Argentina. Si es cierto que un ciclo ha concluido, la pregunta que se impone es: ¿la izquierda argentina ha vuelto a perder –como en otras coyunturas cruciales para el país, como en 1945, o en 1955-1959, en 1969-1973 o en 1982-1983–, una nueva y extraordinaria oportunidad histórica de crisis política, efervescencia y movilización social? Si es esto es así, ¿es posible descifrar algunas claves para explicar a qué obedece este reiterado fracaso? ¿Es posible que, en toda su diversidad, ninguna de las variadas expresiones de la izquierda estaba preparada para comprender e intervenir productivamente en la crisis argentina?
Este nuevo fracaso de la izquierda argentina resulta casi evidente para el observador atento, pero hace dos años, o tan sólo un año atrás, las diversas expresiones de la izquierda radical parecían vivir la apoteosis de su éxito: la revolución que predicaron en el desierto durante años parecía comenzar en diciembre de 2001, las masas tantas veces invocadas en vano parecían precipitarse ahora en una dinámica encadenada de movilización tras movilización; pequeñas organizaciones de la izquierda –cuya composición social nunca había logrado romper el círculo de hierro de los espacios estudiantiles e intelectuales– parecían ahora nutrirse de trabajadores, desocupados, vecinos asambleístas y piqueteros. Esta efervescencia pareció confirmar viejas tesis en algunos grupos que se acrisolaron en su ortodoxia –como por ejemplo el Partido Obrero–, pero en otros casos favoreció lo que se presentaba como una renovación teórica –formaciones trotskistas que se abrían a lecturas de Rosa Luxemburg, hasta hace poco tachada de “espontaneísta”, o de Gramsci, hasta ayer sospechoso de reformismo o de stalinismo–, llegando incluso alguno de estos grupos –como el caso de Autodeterminación y Libertad, que lidera el diputado Luis Zamora– a citar como referentes a autores como Castoriadis, Deleuze y Guattari y a apelar a nuevas formas de la política.
La tesis que quiero defender es que este crecimiento social y esta renovación teórico-política fueron apenas aparentes y que la dificultad de la izquierda para integrarse socialmente, renovarse intelectualmente y participar productivamente en los procesos políticos es constitutiva a su propia estructura e identidad. Para decirlo de un modo más preciso aún, existe una contraposición irreductible entre la lógica política inherente a los nuevos movimientos (que podríamos definir como prefigurativa, horizontal, reticular y deliberativa) y la lógica instrumental y sustituista de la política propia de las organizaciones de la izquierda argentina.
En efecto, si algo tuvieron de novedoso los nuevos sujetos sociales emergentes en diciembre de 2001 fue que constituyeron formas de (auto)organización de la sociedad civil: desde el movimiento piquetero –cuya existencia se remonta a mediados de la década menemista, pero que se consolidó y legitimó considerablemente a partir de entonces–, hasta las asambleas barriales nacidas a principios de 2002, pasando por los colectivos de artistas y fotógrafos de “arte callejero”, las redes de periodismo electrónico alternativo (verdaderas redes de contrainformación), los grupos alterglobalizadores que participan en los foros, etcétera— todos estos movimientos tienen en común el ser autoconvocados (esto es, no convocados desde ningún comité central), el intentar funcionar con un horizontalismo e incluso con una sensibilidad libertaria reactiva frente a los liderazgos permanentes; en regirse por formas de deliberación colectiva, por organizarse en redes. Su novedad no estuvo, pues, tanto en su “programa” –precisamente esta es la “falta” que deploró la izquierda tradicional en estos movimientos, por lo cual intentó incansablemente hacerles adoptar “su” programa–, como en su forma de organización.
Maristella Svampa y Sebastián Pereyra señalaron la tensión que (especialmente desde fines de 2001) se había generado entre el modelo de acción y de militancia territorial que estaba en la base de las organizaciones piqueteras, por una parte, y el modelo de acción y organización político por el que presionaron los partidos de izquierda. Estos habrían privilegiado de modo unilateral la confrontación con el gobierno de turno, en una movilización callejera permanente alimentada por un imaginario insurreccional que, en coyunturas electorales, no dudaba en “subordinar la política de masas a la dinámica electoral”, mientras que, para estos autores, “la condición de posibilidad y la potenciación de las organizaciones piqueteras (experiencias de autogestión, dinámica asamblearia) es el trabajo territorial”.
Ezequiel Adamovsky plantea una reflexión semejante en su balance de la experiencia asamblearia: “Se ha criticado muchas veces a las asambleas por carecer de un ‘programa’ político. Sin embargo, en el funcionamiento asambleario, es el propio procedimiento (forma) el que está preñado de los contenidos. El ‘programa’ de una asamblea –si pudiera llamárselo así– consiste en la multiplicación de espacios asamblearios, es decir, la creación de un mundo a su imagen y semejanza: horizontal, múltiple, abierto y libre (es decir, autónomo). Por ello, a diferencia de la concepción instrumentalista de la política propia de la vieja izquierda –que genera una disociación entre medios (jerárquicos y autoritarios) y fines (igualdad y libertad)– en la política asamblearia medios y fines coinciden. En otras palabras, las asambleas prefiguran o anticipan el mundo que desean”.
La reflexión del colectivo italiano Wu Ming da la pauta de que no estamos ante un problema puramente local, de falta de aggiornamiento de la izquierda argentina. Se trata de una contradicción irreductible entre dos modos de pensar y practicar la política: “Todas las estructuras políticas preexistentes al movimiento —se refiere al “movimiento de movimientos” a nivel mundial— padecen de cierta inadecuación frente a la discontinuidad general con el pasado que éste representa. Esto vale tanto para los aparatos ‘socialdemócratas’ como para la izquierda radical. Un cambio de paradigma político, casi antropológico, no se produce de la noche a la mañana y la velocidad de los tiempos actuales históricos hace que todas estas estructuras corran el riesgo de quedarse anticuadas. En consecuencia, el conflicto, o la contradicción, está implícito y no es necesariamente negativo. Sabemos que los movimientos no duran un tiempo infinito y que les siguen fases de sedimentación. Conscientes de esto, debemos apostar por el movimiento hasta el último minuto. Este movimiento tiene la potencia de volcar, permear, transformar, las viejas formas de la política y, en consecuencia, los viejos aparatos, pero el riesgo de readecuarse a las categorías del pasado está siempre presente. Si se logra imponer un nuevo modo de pensar la política, entonces se podrá abrir una perspectiva histórica que todavía no logramos ni siquiera imaginar. Esto sólo puede lograrse a través de un enfrentamiento directo con las estructuras organizativas preexistentes, no a partir de una posición de subalternidad ni de marginalidad, sino jugando la partida al nivel más alto. El movimiento está obligando a cambiar a la izquierda histórica y esto significa también choque, porque las partes más conservadoras de los aparatos no van a aceptar disminuir su papel en favor de una concepción abierta y horizontal de la política y de la representación”.

La forma secta
Así como para estos movimientos que constituyen los embriones de una nueva cultura política de izquierda el contenido es la forma y la forma es el contenido, otro tanto podemos decir de la izquierda tradicional. ¿Por qué este hincapié en la forma? Mi tesis es que no podemos entender cabalmente a la izquierda tradicional tal como ella se autorrepresenta en el discurso de sus proclamas, de sus programas o de sus estatutos partidarios (esto es, se necesita trascender la propia ideología a través de la cual la izquierda se piensa y se racionaliza) y atender a sus formas de organización reales, pues aquí también son estas formas de organización las que prefiguran el orden social que desean construir efectivamente. Nos topamos aquí con la paradoja de que los discursos más radicales, revolucionarios y emancipatorios pueden ser proclamados desde estructuras cerradas, verticales, autorreferenciales, autoritarias y conservadoras.
Para pensar estas formas, más útil que la sociología de los partidos políticos, resulta la sociología de las religiones, es más provechoso pensarlas desde Weber que desde Michels, desde René Loreau que desde Sartori. Me explico: las organizaciones de la izquierda argentina hace decenios que responden mejor a la tipología de la secta, dicho en el sentido sociológico del término, que a la del partido político. En los años 1930 ó 1940, estas formas eran era casi privativas del trotskismo y la extrema izquierda, cuya multiplicación frente a la unidad monolítica del comunismo internacional semejaba la proliferación de sectas protestantes frente a la unidad de la Iglesia Católica Romana. En efecto, el comunismo, aún con sus permanentes purgas, mantenía una férrea organización internacional, jerárquica y centralizada, que administraba el canon de lectura ortodoxo de los textos sagrados de los padres fundadores. Los trotskismos, en cambio, proponían otras claves de lectura, heterodoxas en relación la ortodoxia comunista, pero con una afán de ortodoxia, de lectura correcta: su lectura quería ser canónica, porque la secta quiere devenir Iglesia. Volveré en seguida sobre esto, pero partiendo de esta premisa: en la primera década del siglo XXI ya no hay centros políticos internacionales legítimos, lecturas canónicas que sigan millones de fieles ni iglesias políticas monolíticas: todo el movimiento de las izquierdas ha estallado en una pluralidad de sectas –socialistas, comunistas, trotskistas, maoístas, guevaristas, nacionalistas revolucionarias…– que ya no son patrimonio del trotskismo.
Mi disparador para pensar el problema en estos términos fue una frase de una carta de Karl Marx a Schweitzer, un dirigente alemán de la corriente lassalleana (Marx diría la “secta lassalleana”). Marx dice allí: “Toda secta es, en realidad, religiosa” (Marx a Schweitzer, 13/10/1868). Esto quiere decir que, a pesar de sus manifestaciones exteriores, políticas, racionales y laicas, la secta extrae su unidad, su cohesión y su fuerza de un imaginario religioso que opera de modo inconsciente para sus miembros. A pesar de que en el nivel de lo manifiesto un grupo se llame a sí mismo “partido”, “liga” o “movimiento”, se adhiera a un credo laico y racionalista y se ufane del carácter voluntario, libre y racional de sus posturas o de sus tomas de decisión políticas, puede funcionar y autorreproducirse según el patrón de la secta política, permaneciendo atrapado por un imaginario que es el que otorga efectiva identidad y cohesión al grupo y dentro del cual juegan un rol decisivo los rituales y las ceremonias, la disolución del individuo en el todo grupal, la separación rígida entre el “adentro” y el “afuera”, entre el saber profano y el sagrado, el esotérico y el exotérico, la estratificación interna, el culto sacralizado del líder, la esperanza mesiánica, las figuras del heterodoxo, el desertor y el traidor...
Detengámonos brevemente en cada una de estas categorías. En primer lugar, la identidad. Es característico de la secta política su identidad rígida, cerrada, exclusiva. La vida política moderna es rica en ejemplos de interminables querellas de identidad entre sectas que provienen de un mismo tronco, donde el mayor grado de parentesco y proximidad es motivo de mayor agresividad en la disputa por la legitimidad. Las querellas entre hermanos/ rivales suelen alcanzar un tenor no sólo agresivo sino sofisticado, ante las cuales los observadores externos asisten como si se tratase de una pelea de familia, con sus esotéricas referencias a hechos y figuras del linaje familiar. Freud podría haber explicado estas disputas en términos del “narcisismo de las pequeñas diferencias”.
La paradoja de la identidad secta es su aparente fortaleza, que suele legitimarse a través de un complejo sistema doctrinario, pero la identidad de la secta no es fuerte, sino rígida: dentro del sistema de la secta, cualquier diferencia menor ingresa en una dinámica interna imparable, termina por abismarse y por generar un nuevo cisma. La secta racionaliza este proceso de debilitamiento periódico como una “purificación”: “la expulsión de los desviacionistas nos ha cohesionado y fortalecido”. En los discursos partidarios, son frecuentes las metáforas tomadas de la patología: “virus”, “pestes” que inficionan la organización, anticuerpos que reaccionan a tiempo para restablecer un “sano” cuerpo partidario. La nueva secta tomará sus fuerzas de la enorme cohesión que le dio esta lucha desigual y, si sobrevive, reproducirá el esquema al infinito; de donde se desprende que las identidades rígidas, tras su apariencia de fortaleza, esconden en verdad una enorme vulnerabilidad.
La lucha a muerte por la legitimidad exige la más estricta disciplina y cohesión interna. La guerra externa se internaliza, pero a su turno se reproduce dentro: aun la más rígida de las estructuras no puede permanecer absolutamente ajena a presiones externas. El conspirador social deviene preferentemente un conspirador interno. En la secta, se vive en un clima de sospecha. La lucha hacia el “exterior” deviene lucha hacia el interior y las querellas intestinas terminan por monopolizar todas las energías de la secta.
La identidad ideal que se forja la secta política implica la cuasi disolución del individuo en el todo grupal. El militante vive su incorporación al grupo como un corte radical en su historia personal: antes y después de haber visto la luz, de haber encontrado un sentido a su vida. Pero lo que desde afuera puede entenderse como alienación del sujeto, como pérdida de su autonomía, para la vivencia del sectario (entendido como el integrante de la secta) esa renuncia es el costo de un acceso a su plenitud total. Los problemas de su identidad como sujetos individuales se suturan en esta identificación absoluta con el todo (conflictos sexuales, afectivos, familiares, dificultades de inserción laboral o profesional, miedos, fobias, etcétera, quedan suspendidos o desplazados gracias a esta posibilidad vivencialmente intensa de proyectarse en esta identidad colectiva ideal: todos aquellos conflictos aparecen al sectario como menores, mezquinos, “pequeñoburgueses”).
En suma, se sacrifica la vida privada, pero para vivir intensamente esta hermandad absoluta, que además se ramifica por el mundo. No hay en la secta lugar para el temperamento individual, salvo, claro, para el líder. El líder es el único que puede (parcialmente) descentrarse de ciertos lugares, violar ciertas reglas, reinterpretar sorpresivamente los textos sagrados, cultivar un cierto temperamento individual. La minimización de la propia vida privada queda compensada por la contemplación de la vida del líder, el espejo en que se proyectan los miembros de la secta.
En segundo lugar, la sacralización del saber. Para las sectas de izquierda, el marxismo –esto es, su doctrina– es definido a priori como un saber verdadero opuesto al falso: una verdad que ya es, a la que en lo fundamental hay que interpretar correctamente y que sólo falta llevar a la práctica. No hay lugar para la creación, la recreación, la revisión, la innovación, la crítica en el sentido fuerte del término. La secta es, por definición, conservadora y, en el plano de la doctrina, es inflexible. Todo el marxismo de las sectas se reduce a pura hermenéutica. Lo que en la secta se llama “crítica” no es más que la reacción conservadora del saber consagrado frente a los intentos de “revisión”. La argumentación es escasa y se limita a contrastar las frases de los textos profanos con las frases de los textos sagrados. En estas guerras de citas, no hay diferencia alguna entre las querellas bíblicas de las sectas protestantes sobre la verdadera palabra de Dios y los debates entre grupúsculos de izquierda sobre lo que “verdaderamente dijo” Marx, Trotsky, Mao Tse Tung o el Che Guevara. La secta política tiene una dirección (“histórica”) que, a la manera de una casta sacerdotal, administra este saber y establece una clara línea demarcatoria entre los textos sagrados y los profanos. Cada secta construye su genealogía de textos sagrados, partiendo siempre del mito de los orígenes: las líneas pueden ser Marx/Engels/Lenin/Trotsky, Marx/Engels/Lenin/Mao o Marx/Engels/Lenin/Castro, poco importa.
Los miembros de la secta política, del mismo modo que las sectas clásicas, comparten entre sí una serie de códigos, tics, gustos comunes, claves y contraseñas, que también escapan al profano. El saber sagrado es, por definición, conservador. Aunque la secta sea el resultado de una herejía, sólo es heterodoxa en relación con la organización madre (Iglesia) de la que rompe. La secta política se vive a sí misma no sólo como ortodoxa, sino inclusive define su misión como de restauración de la ortodoxia perdida o traicionada. Es así como, a pesar de los contenidos radicalizados, revolucionarios o subversivos de su discurso, la “estructura de sentimiento” de la secta es profundamente conservadora, hostil a lo nuevo, restauracionista.
En tercer lugar, los rituales y las ceremonias. Es indudable que los rituales y las ceremonias practicadas por las sectas políticas tienen mayor funcionalidad y menor solemnidad que el de las sectas religiosas clásicas o que las sectas político-religiosas de la primera mitad del siglo XIX. No obstante, tienen un peso imaginario fundamental. Por ejemplo, la asistencia a reuniones periódicas excede su mera funcionalidad: más allá de lo que haya de debatir o resolver, la reunión de “célula” o “equipo” debe realizarse de todos modos periódicamente, pues tiene un valor imaginario en sí misma (estimula la regularidad, reafirma en la fe, cohesiona al grupo, permite su control periódico, etcétera). A medida que las sectas se tornan más burocráticas, los congresos van dejando de ser espacios de deliberación y decisión democrática para devenir momentos de legitimación colectiva de decisiones previamente tomadas por la dirección. Esta, más que elegida y renovada, es plebiscitada. El congreso/ debate deviene congreso/espectáculo. Pero, con todo, para el militante es un momento fuertemente emotivo de reencuentro colectivo, bajo símbolos comunes (banderas rojas, imágenes de los padres fundadores o de la hoz y el martillo), donde puede tener a dirigentes habitualmente poco visibles a un cierto alcance, donde se entonan los himnos que facilitan la identificación colectiva (como “La Internacional”), donde se renueva el juramento en nombre de los compañeros caídos.
Un ritual clave sigue siendo en la secta política el de la iniciación. Para un grupo donde la delimitación entre el adentro y el afuera es fundamental, la decisión de la membresía merece definiciones y debates programáticos y estatutarios, un tratamiento deliberativo en cada caso concreto, la puesta a prueba del iniciado, la apelación a un cierto ceremonial, una cierta celebración donde se comienza a convocar al nuevo miembro a las actividades de la vida social de la secta, etcétera El mito iniciático clásico de la renuncia a la familia o a la religión previa sobrevive persistentemente bajo otros modos menos formales pero no menos imperativos: cualquier iniciado no tarda en advertir que el modelo ideal del militante de la secta es el de la renuncia total a su vida anterior y presente, el de la entrega y la disponibilidad total a la organización.
En cuarto lugar, la estratificación interna y el culto sagrado del líder. Aunque su discurso se identifique con la democracia más plebeya o radical, con el socialismo o el comunismo, toda secta es, por definición, elitista y jerárquica. La dirección está desde el momento fundacional en la cima de la pirámide; los militantes ascienden a través de una serie de pruebas de eficacia y lealtad (a menudo, a la hora de decidir una promoción, la lealtad predomina sobre la eficacia). Por definición, hay promociones periódicas que estimulan a los militantes a esforzarse en cumplir sus tareas, pero ningún “advenedizo” ascenderá tan alto como para estar a la altura de la dirección “histórica”, originaria. En la secta política, la excomunión funciona como forma de cohesión. Reaparecen las figuras del heterodoxo (aquí bajo la forma del “revisionista”), del desertor (ahora el “fundido”) y el traidor (el “delator”, el “provocador”, el “agente policial”). Reaparece, concomitantemente, la figura del castigo ejemplar. El análisis de Weber sobre las sectas que “han ido tan lejos que han llegado a prohibir toda relación física, tanto sexual como económica, con los situados fuera de su círculo” es habitual en la secta política: todo contacto estrecho (por ejemplo, matrimonial) con alguien que no sea miembro, es sospechoso y directamente desaconsejable para con miembros de otras sectas. Pero el contacto está explícitamente vedado con “revisionistas” y “fundidos”. Estos requieren de un tratamiento especial, llevado a cabo por personal fiable y calificado, que evalúe si son “recuperables”. La secta despliega una enorme capacidad para “trabajar la culpa” de los ex militantes, condenándolos transitoriamente a una suerte de purgatorio, del que o “los recuperamos” o “se pierden”.
En último lugar, la esperanza mesiánica. En la secta política izquierdista, sobreviven en forma secularizada los rasgos centrales del milenarismo: el clima de excitación orgiástica ante la inminencia de la revolución, la vivencia del “presente absoluto”, el “aquí y ahora” total, la inmediatez más radical, la expectativa tensa ante el momento propicio, la revolución como acontecimiento absoluto, el líder como profeta, etcétera Estas figuras reaparecen en un marxismo transfigurado, convertido ahora en una doctrina a partir de la cual el profeta puede descifrar los signos de la revolución inminente y anunciarla. Es un marxismo leído en clave catastrofista: el capitalismo es una suerte de encarnación absoluta del Mal y está condenado. El Mal absolutamente desencadenado es ingobernable para sí mismo y sucumbirá como resultado de sus propias crisis. Como en las sectas milenaristas (y más tarde en las protestantes), fatalismo y voluntarismo se articulan en una misma doctrina: el advenimiento del Milenio es inevitable, pero al mismo tiempo hay que estar preparado para ese momento. La vida de la secta no es otra cosa que la espera, en ese clima de “expectativa tensa”, del Momento de la Redención.
El llamado “Argentinazo” de 2001 no escapó a este fárrago de interpretaciones, donde las sectas izquierdistas apelaban a sus conceptos fetiche y discutían si se había abierto una “situación prerrevolucionaria” o abiertamente “revolucionaria”. Atrapadas en el imaginario soviético de 1917, debatían febrilmente, en su lenguaje esotérico inaccesible al vulgo, si estábamos ante un “Febrero” o un “Octubre”, si Duhalde era un “Kerensky” o Menem un “Kornilov”. Es que el anuncio profético del Ultimo Día (el “derrumbe” del capitalismo) es siempre relanzado: poco importa la realidad (en todo caso, si la revolución no llega... peor para la realidad). Más tarde o más temprano, la profecía se cumplirá.
Todas las energías prácticas están puestas en seguir el curso de la cuyuntura, buscando el momento propicio. Todas las energías intelectuales están puestas en justificar la distancia entre la profecía y la realidad, esto es, en sostener la fe en la espera de un Milenio que tarda en llegar. Practicismo político de un lado, bizantinismo intelectual del otro, la secta política es una gran consumidora de energías. Los resultados del crecimiento no son tangibles, el desarrollo personal está bloqueado, pero la urgencia de las tareas inmediatas no deja tiempo ni espacio para la reflexión sobre la propia situación, sobre el encierro de la secta que se comienza a vivir como asfixiante. Compartir con otros camaradas las dudas puede ser riesgoso, engendra culpas y temores (¿cómo romper el juramento iniciático?). Además, ¿cómo retornar a una vida social con la que se han cortado amarras hace mucho tiempo? Este sujetamiento imaginario lleva al militante de la secta a permanecer un sobretiempo como militante en crisis (inconfesada) y luego otro lapso más, en el purgatorio de los ex militantes.
Sólo en este marco puede comprenderse el pasaje de miles (o cientos de miles) de jóvenes por las sectas, su seducción por lo distinto, su fascinación por la disciplina, su esperanza mesiánica, su abnegada disposición militante, su cansancio o su asfixia posterior, su alejamiento de la secta y su retorno a la vida en sociedad. El ex militante suele internalizar el discurso de la secta y vive culposamente su alejamiento: no fui capaz de aceptar la disciplina, no tuve la fe suficiente, no fui de los mejores. Sólo permanecen en la secta la dirección y algunos elegidos: la base y los sectores medios fluyen incesantemente, como el río de Heráclito.
Pero volvamos a la relación entre la secta y los movimientos sociales, que definí desde un principio como una relación de exterioridad. La secta aspira a romper su pequeño círculo y devenir partido, liderando el movimiento de masas. Pero esta aspiración explícita a dejar de ser un pequeño grupo choca con el imaginario que la lleva a perpetuarse como grupo separado y calificado. Esta situación es más controlable en un grupo pequeño o mediano. De ahí la identificación, en el sentido común, de la secta con un grupo pequeño. En verdad, hasta cierto nivel, la secta puede crecer cuantitativamente manteniendo la misma estructura, pero un proceso de crecimiento repentino constituye una amenaza para la preservación de la secta como grupo distinto, cohesionado, singular, y un riesgo de pérdida de control por parte de la dirección. Llegado este punto, sólo caben dos posibilidades: o la presión social, a través de los nuevos miembros, modifica la estructura de secta, pudiendo devenir, por ejemplo, partido o movimiento político, o la estructura de secta es tan fuerte y tan férreamente defendida por los viejos miembros, que la contradicción se resuelve en una crisis aguda, que trae consigo el abandono por parte de los recién llegados y/o nuevas subdivisiones. El cisma, la vuelta al grupo chico, controlable, es el triunfo de la lógica burocrático-religiosa de la secta sobre la lógica de la política.
Marx lo señaló admirablemente en la carta que cité anteriormente: “La secta ve la justificación de su existencia y su ‘punto de honor’, no en lo que tiene en común con el movimiento de clase, sino en el peculiar sésamo que la distingue de él”, le escribe a Schweitzer. En una nueva etapa de desarrollo del movimiento de masas, la secta podría quizá integrarse en el “movimiento general como elemento que lo enriqueciese”; sin embargo, la secta lassalleana “exigió del movimiento de clase que se subordinase al movimiento de una secta particular. Quienes no son amigos de usted —remata Marx— han concluido de esto que, pase lo que pase, usted quiere conservar su propio movimiento obrero”. El subrayado es de Marx: la secta fue incapaz de contribuir a la (auto)constitución del movimiento obrero alemán; antes bien, quiso preservarse como tal y conservar “su propio movimiento obrero”. El paralelo con las sectas políticas argentinas y su afán por conservar, aun al riesgo de la fragmentación y el debilitamiento del movimiento en su conjunto, su propio movimiento piquetero, es flagrante. Creo que no requiere de comentarios adicionales.
Mi conclusión es que las sectas de la izquierda argentina han podido crecer cuantitativamente en estos dos años y medio, pero siempre dentro de su lógica y dentro de su territorio, que funciona como una suerte de enclave. La secta no crece contribuyendo a construir el movimiento social, en una dialéctica donde esa construcción del movimiento se decanta casi naturalmente en un crecimiento de sus filas: la secta crece a expensas del movimiento social, intenta capturar a sus dirigentes naturales, quiere imponerle su programa, su lógica política y, sobre todo, su forma.

Conclusiones provisorias
Para no repetir experiencias frustrantes, las organizaciones de la izquierda radical emergente sólo pueden fundarse sobre una nueva cultura política, donde los sujetos se (auto)eduquen en el estado de alerta frente a los riesgos siempre presentes del encierro sectario, la sacralización del saber y el poder de los sacerdotes/ dirigentes. Su relación con los movimientos sociales no podrá ser extrínseca e instrumental, su lógica de crecimiento no será ya la de la captación cuantitativa. La izquierda política sólo puede crecer en paralelo con la izquierda social; la auténtica organización revolucionaria sólo crece verdaderamente no tanto cuando aumenta numéricamente, sino cuando arraiga en el suelo de los movimientos sociales. Su crecimiento político-organizativo no será otra cosa que el resultado de su trabajo de (re)construcción social. Pensar la política instrumentalmente, sólo en términos de relaciones de fuerza (o peor, dentro del estrecho marco de la relación de fuerzas en la “interna de la izquierda”), conduce al camino de la sectarización. Es necesario pensar la política en términos de construcción de hegemonía, de creación colectiva de un nuevo universo intelectual y moral, con sus propios saberes, prácticas, valores e instituciones sociales, en disputa y en contraposición con los hoy hegemónicos.
Si habrá en el siglo XXI socialismo, o lucha por el socialismo, no perseguirá la antiutopía de crear las “condiciones objetivas” del mismo, ya que las “subjetivas” vendrán después, por añadidura. Construir el socialismo o, lo que es lo mismo, luchar por él, no es otra cosa que construir colectivamente los sujetos del socialismo. Las futuras organizaciones socialistas, surgidas de la crítica de las viejas formas de partido y secta, deberán ser repensadas en los términos de esta autoconstrucción subjetiva y colectiva. Pero cualesquiera que sean las formas concretas que adopten las organizaciones revolucionarias del siglo XXI, si quieren ser revolucionarias no sólo en las palabras sino en su propia médula, deberán estar dispuestas a revolucionarse incesantemente a sí mismas, en ser ámbitos colectivos de debate y socialización de prácticas, fundados en la crítica franca, radical y fraternal. Su programa será la revolución permanente, no lanzada sólo contra el poder externo (la Burguesía, el Estado, el Stalinismo), sino también dirigida sobre sí misma, contra sus propios valores inficionados de valores burgueses, contra sus propias cristalizaciones de poder burocrático, contra sus propias mitificaciones.
En conclusión, desde mi perspectiva, no se puede esperar ninguna iniciativa renovadora que provenga de las filas de la vieja izquierda. Esto no es ni quiere ser una condena de los esfuerzos subjetivos de tantos militantes abnegados y combativos que le dedican sus mejores energías, ponen diariamente el cuerpo a los combates callejeros e incluso se juegan la vida por sus ideales. Es una crítica radical de las formas en las que están trágicamente atrapados.
Evitando cualquier visión maniquea, tampoco quiero presentar color de rosa a los movimientos emergentes: el nacimiento de una nueva izquierda a través de la gestación de nueva cultura emancipatoria es apenas un proceso emergente, lento, sujeto a avances y retrocesos. No puede idealizarse la pura espontaneidad ni la creatividad innata de las masas. El hecho de que la izquierda tradicional haya logrado capturar gran parte del movimiento asambleístico y del movimiento piquetero, no habla sólo de los límites de dicha izquierda: habla también de la fragilidad de los movimientos emergentes. No podríamos dejar de reconocer ciertos síntomas presentes en algunas asambleas o corrientes piqueteras, que detrás de formas horizontales, deliberativas, reticulares, etcétera, denotan riesgos de jerarquización, encapsulamiento, autojustificación, ritualización o constitución de mitos propios.
¿Qué hacer? ¿Cómo es posible impedir que los mitos cristalicen, se alienen de la comunidad que los quiere utilizar para contar su lucha por la transformación del mundo volviéndose contra la propia comunidad? No puedo ni quiero responder la pregunta por el qué hacer según el viejo paradigma leninista; solo me atrevo a plantear, como historiador comprometido con las luchas sociales y citando una vez más a Wu Ming: “Nuestra respuesta es la siguiente: contando historias. Hace falta no parar de contar historias del pasado, del presente o del futuro, que mantengan en movimiento a la comunidad, que le devuelvan continuamente el sentido de la propia existencia y de la propia lucha, historias que no sean nunca las mismas, que representen goznes de un camino articulado a través del espacio y el tiempo, que se conviertan en pistas transitables. Lo que nos sirve es una mitología abierta y nómada, en la que el héroe epónimo es la infinita multitud de seres vivos que ha luchado y lucha por cambiar el estado de cosas”.


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El neo-Kirchnerista Tarcus
Por Tarcus Kirchnerista - Thursday, Mar. 10, 2005 at 10:16 AM

Tiene que cumplir su rol de mono amestrada al mismo tiempo que rivindica "siempre Criticamente" a Kirchner hace el trabaito sucio de atacar a la izquierda que tiene un trabajo en el movimiento obrero que comienza a ser interesante.
Si los dioses ciegan a quines quieran perder Tarcus tiene un glaucoma agudo que no le permite ver mas allà de sus amigos del gobierno y de su colaboraciòn con èste en la en la Biblioteca nacional.
Lso intelectuales ex de izquierda en argentina se venden siempre al mejor postor, reptiendo hasta el cansancio su su melodrama contra la izquierda revolucionaria.

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Es un reaccionario
Por cino - Thursday, Mar. 10, 2005 at 10:55 AM

El tipo habla del fracaso de la "izquierda tradicional" u "ortodoxa" después del proceso desarrollado a partir de diciembre de 2000, en nombre los planteos más "autónomos", "horizontales", etc. que habrían ocupado el centro de las expectativas del movimiento social, etc. etc., pero si es así, no explica por qué estas expresiones hoy carecen de todo desarrollo y peso, y su influencia está muy por debajo de la que tiene la izquierda "tradicional" (o partidaria) del signo que sea. ¿O lo dirá por AyL?
Hace rato que Tarcus viene presentando su resentimiento hacia la izquierda (es decir: su propio fracaso en dicha izquierda, o fracaso sin más) como un debate "teórico" o "de principios", pero como siempre fue un pedante mediocre, sigue saliéndole bastante mal.

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el tipo
Por el lector - Thursday, Mar. 10, 2005 at 4:25 PM

el tipo habla de un montón de cosas, en ningún momento hablar bien de kirchner.
y vos seguís contestándole con frases hechas, recontrahechas, porque si le dieras bola a lo que dice, sentirias escalofrios.

me juego a que ni siquiera te animas a leerlo y menos contestarle punto x punto.

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Frases hechas
Por cino - Thursday, Mar. 10, 2005 at 4:52 PM

Supongo -por lo de "el tipo"- que me estás contestando a mí. Hace mucho tiempo -más de 10 años- que conozco a Tarcus y hace ya bastante que dejé de considerar que sea importante darle bola. Lo he conocido personalmente y me consta que es un pedantito, histericón y con mucho resentimiento contra la izquierda, que no le dio la cabida que él hubiera esperado. Además de eso, en el terreno intelectual, me consta igualmente que es un mediocre.
Si lo leés bien, vas a darte cuenta de que el que repite frases hechas -no sólo acá, también en sus libros y muchos de sus artículos y conferencias- es Tarcus.
A pesar de que inserté unas pocas líneas, el que no parece haberlas leído sos vos, porque yo no fui el que dijo que Tarcus apoya a Kirchner -dejo ese tema a debate, si querés- sino que lo dijo el que insertó un comentario antes que yo.
Y me gustaría saber cuáles de mis frases te parecen "hechas", porque no creo haber contestado con ninguna fórmula, sobre todo porque lo que dije no tiene ningún contenido "formulable", me limité a señalar, comparando un dato cuantificable, lo arbitrario y subjetivo -y a la moda- de las apreciaciones de Tarcus.

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"la lenta agonía de la izquierda"
Por socialismo o barbarie - Thursday, Mar. 10, 2005 at 11:47 PM

No sé si los que han colgado el artículo o los que acuerdan con él se dan cuenta de lo nefasto de su título.

Por un lado, parece que hubiera que "terminar el trabajo" de la dictadura, parece que hubiera que acelerar la "agonía" de la izquierda.

Si a Tarcus y a los fascistas pintados de rojo (bah, de rosado) que acuerdan con él les gusta tanto la "agonía" de la izquierda es porque están del lado de la policía torturadora y apaleadora que encarceló compañeros en Caleta Olivia y hasta hizo perder el embarazo a una compañera. Es porque están del lado de los que pusieron la bomba en la plaza el 20 de diciembre del 2003. Es porque están del lado de los asesinos de Darío y Maxi.

Una cosa es criticar desde la lucha, pero cuando ya se tiene tanto veneno y tanto odio como Tarcus (y los que se sonríen cada vez que el tipo saca un artículo como este) ya no se critica desde la lucha, sino desde el campo del enemigo.

Muy ingenuos son los que piensan que Tarcus es un intelectual de izquierda que es despreciado porque la izquierda es sectaria y él dice las cosas como son. Tarcus es un tipo de derecha, aunque tenga pasado y jerga de izquierda. Tarcus es un tipo ligado al capital y al Estado, y lo peor es que muchos forros que lo citan se dicen anticapitalistas.

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jodido lo tuyo
Por agonizantes anónimos - Friday, Mar. 11, 2005 at 12:51 AM

Cino: hace ya bastante que dejé de considerar que sea importante darte bola. pedantito, histericón y con mucho resentimiento, porque nadie le dio la cabida que hubieran esperado. Además de eso, en el terreno intelectual, son mediocres. repite frases hechas -no sólo acá, también en sus ¿libros? (cuales?) y muchos de sus artículos y conferencias.

no creo haber contestado con ninguna fórmula


Para el barbarie:

lo tuyo es CUALQUIERA, LO MIRES POR DONDE LO MIRES!

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uh, me cagó...
Por socialismo o barbarie - Friday, Mar. 11, 2005 at 1:26 AM

que argumentación de la puta madre.

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No es un joven K ni en pedo
Por Juan - Friday, Mar. 11, 2005 at 1:36 AM

"De todos los sentidos posibles , el QSVT que impulsó rápida y enérgicamente Kirchner apunta sobre todo a un saneamiento institucional dirigido contra jueces, gobernadores, senadores, militares y políticos vinculados a la corrupción y la represión ilegal. Es un ajuste de cuentas no sólo con el pasado menemista, sino también con el pasado de la dictadura militar: una puesta en cuestión de todos los sobrevivientes de ese pasado en el aparato del Estado y en la vida política, incluso en su propio partido."

¿Y vos decías que no defendía a Kirchner? ¿Cómo te da la cara?

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Forro de K
Por Juan - Friday, Mar. 11, 2005 at 1:37 AM

"Sin duda, de todos los sentidos posibles del QSVT, el sentido triunfante, el de Kirchner, es quizá moderado, si lo comparamos con el sentido más libertario, radical, antipolítico y antiestatal de ciertos grupos autonomistas, pero no puede negarse que está promoviendo un saneamiento profundo del Estado, que ha logrado instalar un profundo consenso y una confianza, incluso una esperanza, aun entre los sectores más desconfiados de la ciudadanía."

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Querés biblio, tomá
Por cino - Friday, Mar. 11, 2005 at 10:50 AM

Libro, que yo recuerde ahora, el que escribió sobre Frondizi y Milcíades Peña.
No es un libro, pero podés también ver la vieja revista PRAXIS (para no mencionar el Rodaballo)
El bochornoso manifiesto universitario que redacctó y firmó creo que con otros cien.
Conferencias dio unas cuantas, yo me acuerdo de una especialmente mediocre sobre Karel Kosic, en la que la dialéctica de lo concreto apenas era una excusa para echar espuma contra la izquierda.
Conozco demasiado bien a Tarcus, desde que lo llamaban "el obispo" como para que me quieras correr con pavadas.
Gil.

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ah
Por cino - Friday, Mar. 11, 2005 at 10:59 AM

Ahora me doy cuenta de que, por error, en el primer comentario puse que lo conozco hace más de 10 años, debí haber puesto más de 20 (que son más de diez, pero ya se entiende qué quiero decir).
Quizás hará diez años que habré dejado de interesarme por lo que haga o diga.
Me parece que Socialismo o Barbarie dio algunos buenos ejemplos de las frases hechas -al uso actual- que profirió Tarcus.

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Sectas
Por flo - Friday, Mar. 11, 2005 at 1:29 PM

Lo mejor del articulo de Tarkus es su precisa caracterizacion de los aparatos como sectas y el exacto detalle de su funcionamiento interno. El que dice que lo conoce hace 20 años debe saber que ya en Praxis (el numero de Militancia y Vida Cotidiana) 1984..? 85..? se arremetia contra el autoritarismo liquidador de los partidos de la izquierda, la homofobia acendrada existente en esa epoca y hoy mismo, el machismo chovinista (El PO nunca tuvo una compañera en su CC) y el patoterismo entendido como elemento central en la discusion. Pero el principal problema de Tarkus y otros criticos de la izquierda es que continuan dejando el concepto IZQUIERDA depositado en estas sectas, permitiendo de este modo que algunos como "socialismo y barbarie" asuman la defensa abroquelados en una ilusion: creen que la izquierda son ellos. Y no. Para nada. Aqui Uds. no son mas la izquierda, a lo sumo son la izquierda pero del capital. No existe diferencia alguna entre vivir subsidiados por el gobierno de turno y financiar periodicos con los fondos de las "reparaciones historicas". Movilizar a la gente pagando con un plan o desmovilizarla pagando con otro plan. La ingenuidad es en todo caso de "socialismo y barbarie", quien parece creer que el y su secta si estan por fuera y enfrentados al estado y al capital, cuando en realidad estan bien pero bien atravesaditos de estado y capital. La izquierda real crece en los margenes y no llama a frentes electorales. La izquierda real ya no cree en la representacion y no concurre a votas. La izquierda real construye, con gran debilidad es cierto, las prefiguracion de nuevas relaciones sociales que superaran definitivamente la que tanto defienden el Capital y su izquierda.

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Ah, sí?
Por ^--^ - Friday, Mar. 11, 2005 at 2:21 PM

JUstamente hace unos días eché un vistazo a ese artículo que mencionás. Una verdadera sarta de vulgaridades, por otra parte muy manidas.
No sólo es falso que no haya habido mujeres en la dirección del PO, sino que cuando la propia dirección mocionó que debía haber un cupo femenino, esto fue rechazado básicamente por las mujeres, que arguyeron que el criterio para formar parte de la dirección debía ser la capacidad probada y no el género y que ellas no tenían por qué estar obligadas a votar a una mujer si no querían.
No dudo de que haya rasgos burocráticos en el PO, como en los otros partidos de izquierda, pero no es precisamente Tarcus quien tenga autoridad para decirlo, ya que él mismo es un tipo prepotente y bastante despreciativo hacia los demás.
Todo eso de los subsidios, reparaciones y planes, la verdad está demasiado identificado como un caballito de batalla de la derecha contra los piqueteros y, aunque no voy a ponerme a discutirlo ahora -¿para qué?- es una lisa y llana falsificación de los hechos.
Con todo, siempre se puede discutir y opinar a estos respectos, pero lo que no se resiste discusión alguna es que no tiene pies ni cabeza hablar de la agonía de una izquierda que, si bien retrocedió electoralmente, ha crecido en implantación y estructutración, oponiéndole una tendencia que, como la propia "Flo" admite, es muchísimo más débil que la izquierda supuestamente agonizante, tendencia que, además, ha rectrocedido no menos sino más que la izquierda que Tarcus llama "ortodoxa".
En fin, creo que Socialismo o Barbaria, además, ya señaló el caracter favorable al kirchnerismo del antiizquierdismo cada vez más rabioso de Tarcus. Eso le quita toda base a las críticas a la presunta cooptación estatalista o al prebendarismo que, se supone, predominan en la izquierda partidaria.
Son críticas enteramente faltas de seriedad pero, eso sí, llenas de veneno.

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Tiene razon.
Por Roque - Friday, Mar. 11, 2005 at 2:50 PM

Tiene razon la compañera Flo. Despues de todo, tanto izquierda como derecha son nada mas que las dos caras de la misma moneda devaluada: El Capital.
Igual el movimiento historico determina el seguimento absoluto de la izquierda a los mandatos del capital, cosa que no tiene nada que ver con el sugimientos de alternativas superadoras.

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Roque Fort
Por ^--^ - Friday, Mar. 11, 2005 at 3:10 PM

Ah bueno, con esa argumentación me convenciste.
La única cosita que por ahí se me ocurre preguntar es si estás seguro de que no se te escapó ninguna frase hecha...

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Tarcus reloaded
Por socialismo o barbarie - Friday, Mar. 11, 2005 at 11:52 PM

Flo se la da de roj@, pero al final concluye por usar los mismos métodos del stalinismo: calumniar primero, presentar pruebas después (o nunca).

¿Cual es la prueba de que los partidos de izquierda (las "sectas") estén atravesadas por el capital y el estado? Bueno, esas son pequeñeces que no necesitan ser demostradas pues son "obvias"... para la secta (sin comillas) de los anti-partido a la que pertenece flo.

Porque los rabiosos anti-partido que escupen espuma por la boca cada vez que le mencionan a la izquierda son el ejemplo personificado del comportamiento sectario, más allá de si se agrupan organizativamente o son fundidos que la juegan de francotiradores, con una actitud puramente destructiva (como Tarcus).

Los anti-partido, que tanto se llenan la boca denunciando al vanguardismo, son los ultra-hiper-super-iluminados que saben (no como el resto de los idiotas útiles que dedicamos parte de nuestro tiempo libre a militar!!!) que la organización de los oprimidos en partidos "ya fue". Para fundamentar eso no hacen ni análisis históricos ni científicos ni nada: se concentran en explotar los prejuicios contra la organización y a esos prejuicios generados por la propaganda capitalista le asignan un carácter progresivo.

Para justificar que los prejuicios anti-izquierdistas de las masas son progresivos, dicen que los partidos son la izquierda del régimen "por default", sin hacer análisis de la trayectoria de cada uno y de sus ideas. Claro, esto es mucho más complicado y requiere un trabajo serio. Pero mejor y más simple es hacer como Tarcus: son todos una mierda y se acabó.

La desautorización del marxismo (al que muchas veces le incluyen el adjetivo "ortodoxo", como si hubiera una física ortodoxa y una post-física!!!!) como método de análisis de la realidad no la hacen de manera científica. Simplemente se explotan los prejuicios de clase media contra "lo viejo". Eso sí, con palabritas y expresiones bonitas que gusten a la intelectualidad progre, sino no vendemos libros. "La única verdad es la novedad" es el axioma de estos chantas.

Pero en su desesperación por rodearse de "lo nuevo" para delimitarse de las "sectas", agarran no pocos vicios del stalinismo (en la calumnia y el veneno contra el que piensa distinto) y reflotan conceptos ya superados como el socialismo utópico y todo lo criticado por Marx y Engels desde el manifiesto. O sea, el "posmarxismo" se convierte en "premarxismo".

Pero todo esto no importa, los que son como flo no necesitan probar ni demostrar nada. Ellos simplemente declara que la izquierda "no real" está
atravesada por el capital y el estado y la izquierda "real" existe en los márgenes (de que? de la sociedad capitalista? de esta dimensión?). ¿Para qué fundamentar y basarse en la realidad? Mejor es declarar cosas sin probarla y autoconvencerse de que el otro es malo, malo y malo y yo tengo razón porque el otro es malo.

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Insisto
Por Flo - Saturday, Mar. 12, 2005 at 11:21 AM

Tal como dije Tarkus desarrolla perfectamente la caracterizacion de secta, asi que no me parece necesario "apilar discurso", otra caracteristica de los miembros de las sectas y que tan bien define a "socialismo y barbarie". Para que repetir..? Para que me miren...? Me juego la cabeza que "socialismo y barbarie" es un muchachito alto, rubio y con muchos musculos, un tipo que adora que lo miren.
Que las sectas estan atravezadas de estado y capitalismo no requiere mucha prueba "cientifica"...No lo estamos todos, acaso..? No es la concepcion de construccion de las sectas el juego de los espejos, imitar hasta el ultimo detalle las caracteristicas del estado burgues..? Ademas, ya lo señalo con presicion Foucault con su analisis de la doble dominacion. Segui repitiendo como un lorito a los clasicos, muchachito.

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Lorito
Por Bueh - Saturday, Mar. 12, 2005 at 1:24 PM

Seguí repitiendo como un lorito a Foucault (y a Deleuze, y a Badiou, etc., todos ellos "atravesadísimos de estado", desde que su relevancia proviene de los medios académicos estatales y no de la lucha de clases real).
No es ni seria ni precisa la definición que da Tarcus de los partidos de izquierda como sectas. Principalmente porque no refleja la realidad (Tarcus no ve la necesidad de probar con hechos sus afirmaciones y, en todo caso, de demostrar que sólo esos hechos, y ninguno más, serían constitutivos de los partidos de izquierda). Pero tampoco es firme teóricamente, ya que hay sectas que no responden a la lógica que describe y hay aparatos que responden a esa lógica y no son sectas.
Es una evasiva la negativa a debatir o demostrar lo que se afirma, y es además una característica propia de las sectas y -¡quién lo diría!- los aparatos burocráticos, cuyas sentencias son inapelables, indiscutubles, inamobibles y pura cuestión de prestigio en la sagrada palabra (que puede sr la de Foculaut, tan prestigiado en los ámbitoa académicos, aunque en la villa Santa Rita no creo que lo conozcan).
Algunos, atravesados o no por el estado, evidencian que estàn "atravesados" por su pertenencia al universo de prejuicios -académicos o no, ilustrados o no- característicos de las clases medias.
Saludos y a seguir repitiendo para la clase media, que de ciertas letanías no se cansa nunca.

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sigan chamuyando...
Por gomez - Saturday, Mar. 12, 2005 at 3:32 PM

mucho chamuyo por aca...
que si Tarcus ésto o si Tarcus aquello...
pero la verdad es que no leí a nungún sectario refutar lo que el artículo dice, sobre todo en el punto en el que se refiere a "La forma secta".
la izquierda parlamentaria agoniza y sangra por la herida. Y sí, hay que "ayudarla" para que se muera de una vez.
Ya se, ahora van a aparecer tod@s l@s neo-bolcheviques a decir que esta crítica es "de derecha".
Pero la verdad es que me importa un carajo lo que chillen.
salud y libertad

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Lo Mejor que he leido en años
Por Maria Luz - Saturday, Mar. 12, 2005 at 3:56 PM

ahora entiendo muchas cosas que no alcanzaba a ver del todo...

ahora entiendo porque deje de militar; en mi caso con muchas menos tribulaciones que las que menciona Tarcus, quiza porque yo empece a militar ya mayorcita y no por necesidades de identidad de la adolescencia.

Este es un articulo que hay que imprimir, leer, releer y compartir. Creo que Tarcus ha logrado diagnosticar muy bien lo que le pasa a la izquierda, no solo de Argentina sino del mundo segun el dice.

Pienso que la horizontalidad de los medios de comunicacion daran el golpe final a la vieja izquierda. El periodico del partido con todas sus "revelaciones" hoy dia es solo una fuente mas de informacion. Miles de articulos se imprimen todos los dias en cibercafes, articulos que no han pasado por la policia intelectual de ningun politburo...

Sigue el articulo original de Tarcus. Yo he resaltado algunas cosas que me parecieron importantes para hacer mas facil la lectura.


La lenta agonía de la vieja izquierda argentina y el prolongado parto de una nueva cultura emancipatoria.

por Horacio Tarcus

www.memoria.com.mx/191/tarcus.htm


Hace tan sólo dos años y medio del estallido social de 19 y 20 de diciembre de 2001 que conmovió la Argentina, cuyas imágenes recorrieron el mundo; tenemos, sin embargo, la fuerte sensación de que ha pasado mucho tiempo más. Es que muchas cosas ocurrieron desde entonces y se sucedieron en un ritmo vertiginoso, febril, “a la Argentina”.

Recordemos sumariamente las postales: un intenso proceso de movilización social empuja la caída del ministro Cavallo y tras él la del presidente De la Rúa, el poder en manos de una junta de gobernadores peronistas, una sucesión fantasmagórica de presidentes, el interregno presidencial de Eduardo Duhalde en medio de la crisis económica y una efervescencia social de protestas de ahorristas, asambleas barriales y movimientos piqueteros; Menem preso; Menem libre; Menem candidato a presidente; el repliegue de De la Sota, los devaneos de Reuteman, los sueños imperiales de Rodríguez Saa, la inesperada emergencia de Néstor Kirchner como única alternativa viable frente al retorno del menemismo; el triunfo pírrico de Menem en la primera vuelta electoral de 2003, la asunción del gobierno por parte de Kirchner y la puesta en marcha de una estrategia política impensable un día antes (las negociaciones tensas con el FMI), los juicios a los senadores corruptos, la táctica de negociación, cooptación y desgaste con el movimiento piquetero, la puesta en marcha del proceso de renovación de la Corte Suprema, la virtual caída del feudo peronista en Santiago del Estero, la derogación de las leyes de punto final y obediencia debida, el pase a retiro de los militares que no asumen la autocrítica, la transformación de la ESMA en un Museo de la Memoria y ahora una renovación, impuesta desde la posición de fuerza.

Recordemos que a fines de 2001 y principios de 2002 el Estado argentino se encontraba impotente para cumplir con las funciones básicas que le son inherentes: la emisión de una moneda nacional aceptada por los agentes económicos, el cobro de impuestos, la garantía de los depósitos bancarios y, en el límite, el monopolio de la violencia legítima.

Recordemos también que el catalizador de la protesta que va del 19 al 20 de diciembre no fue “económico” (la desocupación o la pobreza, que ya eran estructurales), sino “moral”: el desafío social al estado de sitio.

Volvamos al tema de la crisis política de representación. Estalló en diciembre de 2001, pero para los que quisieron verla era perceptible de modo incipiente y luego de modo cada vez más manifiesto en los últimos cinco años del decenio menemista y en los dos años de gobierno de la Alianza. Por ejemplo, los comicios del 14 de octubre del 2001, con sus altísimos índices de ausentismo, voto en blanco y voto impugnado, habían representado un anuncio claro. Son aquellos mismos, los que “han creído” pero ahora, defraudados, “ya no creen en la política”, sumados a los jóvenes que han crecido en un mundo donde la política está devaluada, quienes salieron a la calle en las jornadas del “verano caliente” de 2001-2002. Hasta pocos años atrás, el voto en blanco, el impugnado o el ausentismo eran casi una expresión individual e impotente de descontento político. Sumados, a la hora del escrutinio, podían adquirir una significación colectiva, política. Sin embargo, la “clase política” y los medios masivos tendieron durante años a negarlos. El 14 de octubre de 2001 su impacto fue inocultable. Desde entonces, en dos meses, el llamado –por aquellos mismos medios– “voto bronca” ha dejado de ser pasivo y se ha tornado activo, ha trascendido del cuarto oscuro a las calles.

A lo largo de estos años, creció –especialmente entre la juventud que llegaba entonces a la vida cívica (aunque también entre hombres y mujeres que votaron por Menem y De la Rúa y se sintieron decepcionados)– un fuerte sentimiento de desconfianza hacia la política y los políticos. Es el producto de un proceso complejo, resultado, en parte, de una estrategia de la derecha neoliberal para vaciar la política , pero también fue una reacción legítima ante un vaciamiento creciente de la vida política de los partidos, la vida parlamentaria y de todo el Estado, ante la creciente ajenidad e impotencia entre el ciudadano común y la toma de decisiones políticas. Es así como la consigna “Que se vayan todos” (QSVT), la que sin duda mejor expresa y sintetiza el movimiento nacido en diciembre de 2001, si bien es inventada entonces, tiene raíces en esos movimientos moleculares, libertarios, de crítica de la política, de rechazo del acto eleccionario, de vuelta del votoblanquismo, etcétera.

Volvamos al presente: si bien los movimientos nacidos en diciembre crecieron y se multiplicaron a lo largo de 2002 y parte de 2003 y si bien la izquierda tradicional creció nutriéndose de estos movimientos, no fueron la izquierda tradicional ni los movimientos sociales los que capitalizaron políticamente el QSVT, sino el presidente Kirchner, pues aunque el slogan implica una confrontación y una ruptura, y tiene un claro signo libertario, QSVT, en sí misma, como consigna, quiere decir mucho y no quiere decir nada: ¿quiénes son “todos”?, ¿a dónde deben irse?, ¿quiénes constituyen el “nosotros” de los que se quedan?, ¿quién hará y cómo se hará lo que hacían los que se fueron? Bien, cada fuerza política luchó a lo largo de estos dos años y medio por significar este significante : “todos” podían ser los políticos, los corruptos, los capitalistas, o bien los políticos corruptos, los viejos políticos (en contraposición a las “caras nuevas”), los capitalistas corruptos (en contraposición al capitalismo sano, o nacional); podían ser los militares, pero también los militares comprometidos con la represión ; podía ser la derecha, pero también podía ser la izquierda autoritaria y partidocrática. Nosotros, los que nos quedamos, podíamos ser el pueblo, la sociedad, los trabajadores, los desocupados, los vecinos, los ciudadanos, los honestos, los peronistas, los izquierdistas…

El presidente Kirchner comprendió mejor que nadie que sólo podía gobernar en el sentido profundo del término –en el sentido de construir poder, de construir hegemonía–, si asumía el desafío y la radicalidad de esta consigna. Estas cuatro palabras encerraban toda la clave de la crisis de hegemonía, de la crisis de representación que había estallado en diciembre de 2001. Muchos, sobre todo la derecha, no comprenden la premura del presidente y le achacan precipitación, autoritarismo, pero Kirchner comprendió bien que los tiempos urgían y emprendió una renovación drástica en los aparatos del Estado y, logrado esto con éxito, la emprendió ahora en su propio partido. De todos los sentidos posibles , el QSVT que impulsó rápida y enérgicamente Kirchner apunta sobre todo a un saneamiento institucional dirigido contra jueces, gobernadores, senadores, militares y políticos vinculados a la corrupción y la represión ilegal. Es un ajuste de cuentas no sólo con el pasado menemista, sino también con el pasado de la dictadura militar: una puesta en cuestión de todos los sobrevivientes de ese pasado en el aparato del Estado y en la vida política, incluso en su propio partido.

Sin duda, de todos los sentidos posibles del QSVT, el sentido triunfante, el de Kirchner, es quizá moderado, si lo comparamos con el sentido más libertario, radical, antipolítico y antiestatal de ciertos grupos autonomistas, pero no puede negarse que está promoviendo un saneamiento profundo del Estado, que ha logrado instalar un profundo consenso y una confianza, incluso una esperanza, aun entre los sectores más desconfiados de la ciudadanía. En este sentido, el ciclo abierto en diciembre de 2001 se termina cerrando en torno a la incipiente hegemonía que Kirchner viene construyendo. Ahora bien, si puede decirse con seguridad que se ha cerrado una etapa, es difícil imaginar el escenario de la que sigue: por ejemplo, ¿cuál es la alianza social sobre la que Kirchner construirá su poder más allá del PJ? Esta es la pregunta que encierra el enigma de la “transversalidad”. Además, la alianza que promueve entre trabajadores, piqueteros “integrados”, sectores medios y “burguesía nacional” encierra, entre otros, el grave problema de que este último actor invocado es más retórico que real. Estos son temas abiertos y no constituyen, además, el tema en esta ocasión.



Vieja izquierda y nuevos movimientos sociales

Después de este largo preludio, voy al tema específico que me interesa: las promesas y las decepciones de las izquierdas en Argentina. Si es cierto que un ciclo ha concluido, la pregunta que se impone es: ¿la izquierda argentina ha vuelto a perder –como en otras coyunturas cruciales para el país, como en 1945, o en 1955-1959, en 1969-1973 o en 1982-1983–, una nueva y extraordinaria oportunidad histórica de crisis política, efervescencia y movilización social? Si es esto es así, ¿es posible descifrar algunas claves para explicar a qué obedece este reiterado fracaso? ¿Es posible que, en toda su diversidad, ninguna de las variadas expresiones de la izquierda estaba preparada para comprender e intervenir productivamente en la crisis argentina?

Este nuevo fracaso de la izquierda argentina resulta casi evidente para el observador atento, pero hace dos años, o tan sólo un año atrás, las diversas expresiones de la izquierda radical parecían vivir la apoteosis de su éxito: la revolución que predicaron en el desierto durante años parecía comenzar en diciembre de 2001, las masas tantas veces invocadas en vano parecían precipitarse ahora en una dinámica encadenada de movilización tras movilización; pequeñas organizaciones de la izquierda –cuya composición social nunca había logrado romper el círculo de hierro de los espacios estudiantiles e intelectuales– parecían ahora nutrirse de trabajadores, desocupados, vecinos asambleístas y piqueteros. Esta efervescencia pareció confirmar viejas tesis en algunos grupos que se acrisolaron en su ortodoxia –como por ejemplo el Partido Obrero–, pero en otros casos favoreció lo que se presentaba como una renovación teórica –formaciones trotskistas que se abrían a lecturas de Rosa Luxemburg, hasta hace poco tachada de “espontaneísta”, o de Gramsci, hasta ayer sospechoso de reformismo o de stalinismo–, llegando incluso alguno de estos grupos –como el caso de Autodeterminación y Libertad, que lidera el diputado Luis Zamora– a citar como referentes a autores como Castoriadis, Deleuze y Guattari y a apelar a nuevas formas de la política.

La tesis que quiero defender es que este crecimiento social y esta renovación teórico-política fueron apenas aparentes y que la dificultad de la izquierda para integrarse socialmente, renovarse intelectualmente y participar productivamente en los procesos políticos es constitutiva a su propia estructura e identidad. Para decirlo de un modo más preciso aún, existe una contraposición irreductible entre la lógica política inherente a los nuevos movimientos (que podríamos definir como prefigurativa, horizontal, reticular y deliberativa) y la lógica instrumental y sustituista de la política propia de las organizaciones de la izquierda argentina.

En efecto, si algo tuvieron de novedoso los nuevos sujetos sociales emergentes en diciembre de 2001 fue que constituyeron formas de (auto)organización de la sociedad civil: desde el movimiento piquetero –cuya existencia se remonta a mediados de la década menemista, pero que se consolidó y legitimó considerablemente a partir de entonces–, hasta las asambleas barriales nacidas a principios de 2002, pasando por los colectivos de artistas y fotógrafos de “arte callejero”, las redes de periodismo electrónico alternativo (verdaderas redes de contrainformación), los grupos alterglobalizadores que participan en los foros, etcétera— todos estos movimientos tienen en común el ser autoconvocados (esto es, no convocados desde ningún comité central), el intentar funcionar con un horizontalismo e incluso con una sensibilidad libertaria reactiva frente a los liderazgos permanentes; en regirse por formas de deliberación colectiva, por organizarse en redes. Su novedad no estuvo, pues, tanto en su “programa” –precisamente esta es la “falta” que deploró la izquierda tradicional en estos movimientos, por lo cual intentó incansablemente hacerles adoptar “su” programa–, como en su forma de organización.

Maristella Svampa y Sebastián Pereyra señalaron la tensión que (especialmente desde fines de 2001) se había generado entre el modelo de acción y de militancia territorial que estaba en la base de las organizaciones piqueteras, por una parte, y el modelo de acción y organización político por el que presionaron los partidos de izquierda. Estos habrían privilegiado de modo unilateral la confrontación con el gobierno de turno, en una movilización callejera permanente alimentada por un imaginario insurreccional que, en coyunturas electorales, no dudaba en “subordinar la política de masas a la dinámica electoral”, mientras que, para estos autores, “la condición de posibilidad y la potenciación de las organizaciones piqueteras (experiencias de autogestión, dinámica asamblearia) es el trabajo territorial”.

Ezequiel Adamovsky plantea una reflexión semejante en su balance de la experiencia asamblearia: “Se ha criticado muchas veces a las asambleas por carecer de un ‘programa’ político. Sin embargo, en el funcionamiento asambleario, es el propio procedimiento (forma) el que está preñado de los contenidos. El ‘programa’ de una asamblea –si pudiera llamárselo así– consiste en la multiplicación de espacios asamblearios, es decir, la creación de un mundo a su imagen y semejanza: horizontal, múltiple, abierto y libre (es decir, autónomo). Por ello, a diferencia de la concepción instrumentalista de la política propia de la vieja izquierda –que genera una disociación entre medios (jerárquicos y autoritarios) y fines (igualdad y libertad)– en la política asamblearia medios y fines coinciden. En otras palabras, las asambleas prefiguran o anticipan el mundo que desean”.

La reflexión del colectivo italiano Wu Ming da la pauta de que no estamos ante un problema puramente local, de falta de aggiornamiento de la izquierda argentina. Se trata de una contradicción irreductible entre dos modos de pensar y practicar la política:


Todas las estructuras políticas preexistentes al movimiento —se refiere al “movimiento de movimientos” a nivel mundial— padecen de cierta inadecuación frente a la discontinuidad general con el pasado que éste representa. Esto vale tanto para los aparatos ‘socialdemócratas’ como para la izquierda radical. Un cambio de paradigma político, casi antropológico, no se produce de la noche a la mañana y la velocidad de los tiempos actuales históricos hace que todas estas estructuras corran el riesgo de quedarse anticuadas. En consecuencia, el conflicto, o la contradicción, está implícito y no es necesariamente negativo. Sabemos que los movimientos no duran un tiempo infinito y que les siguen fases de sedimentación. Conscientes de esto, debemos apostar por el movimiento hasta el último minuto. Este movimiento tiene la potencia de volcar, permear, transformar, las viejas formas de la política y, en consecuencia, los viejos aparatos, pero el riesgo de readecuarse a las categorías del pasado está siempre presente. Si se logra imponer un nuevo modo de pensar la política, entonces se podrá abrir una perspectiva histórica que todavía no logramos ni siquiera imaginar. Esto sólo puede lograrse a través de un enfrentamiento directo con las estructuras organizativas preexistentes, no a partir de una posición de subalternidad ni de marginalidad, sino jugando la partida al nivel más alto. El movimiento está obligando a cambiar a la izquierda histórica y esto significa también choque, porque las partes más conservadoras de los aparatos no van a aceptar disminuir su papel en favor de una concepción abierta y horizontal de la política y de la representación”.


La forma secta


Así como para estos movimientos que constituyen los embriones de una nueva cultura política de izquierda el contenido es la forma y la forma es el contenido, otro tanto podemos decir de la izquierda tradicional. ¿Por qué este hincapié en la forma? Mi tesis es que no podemos entender cabalmente a la izquierda tradicional tal como ella se autorrepresenta en el discurso de sus proclamas, de sus programas o de sus estatutos partidarios (esto es, se necesita trascender la propia ideología a través de la cual la izquierda se piensa y se racionaliza) y atender a sus formas de organización reales, pues aquí también son estas formas de organización las que prefiguran el orden social que desean construir efectivamente. Nos topamos aquí con la paradoja de que los discursos más radicales, revolucionarios y emancipatorios pueden ser proclamados desde estructuras cerradas, verticales, autorreferenciales, autoritarias y conservadoras.

Para pensar estas formas, más útil que la sociología de los partidos políticos, resulta la sociología de las religiones, es más provechoso pensarlas desde Weber que desde Michels, desde René Loreau que desde Sartori. Me explico: las organizaciones de la izquierda argentina hace decenios que responden mejor a la tipología de la secta, dicho en el sentido sociológico del término, que a la del partido político. En los años 1930 ó 1940, estas formas eran era casi privativas del trotskismo y la extrema izquierda, cuya multiplicación frente a la unidad monolítica del comunismo internacional semejaba la proliferación de sectas protestantes frente a la unidad de la Iglesia Católica Romana. En efecto, el comunismo, aún con sus permanentes purgas, mantenía una férrea organización internacional, jerárquica y centralizada, que administraba el canon de lectura ortodoxo de los textos sagrados de los padres fundadores. Los trotskismos, en cambio, proponían otras claves de lectura, heterodoxas en relación la ortodoxia comunista, pero con una afán de ortodoxia, de lectura correcta: su lectura quería ser canónica, porque la secta quiere devenir Iglesia. Volveré en seguida sobre esto, pero partiendo de esta premisa: en la primera década del siglo XXI ya no hay centros políticos internacionales legítimos, lecturas canónicas que sigan millones de fieles ni iglesias políticas monolíticas: todo el movimiento de las izquierdas ha estallado en una pluralidad de sectas –socialistas, comunistas, trotskistas, maoístas, guevaristas, nacionalistas revolucionarias…– que ya no son patrimonio del trotskismo.

Mi disparador para pensar el problema en estos términos fue una frase de una carta de Karl Marx a Schweitzer, un dirigente alemán de la corriente lassalleana (Marx diría la “secta lassalleana”). Marx dice allí: “Toda secta es, en realidad, religiosa” (Marx a Schweitzer, 13/10/1868). Esto quiere decir que, a pesar de sus manifestaciones exteriores, políticas, racionales y laicas, la secta extrae su unidad, su cohesión y su fuerza de un imaginario religioso que opera de modo inconsciente para sus miembros. A pesar de que en el nivel de lo manifiesto un grupo se llame a sí mismo “partido”, “liga” o “movimiento”, se adhiera a un credo laico y racionalista y se ufane del carácter voluntario, libre y racional de sus posturas o de sus tomas de decisión políticas, puede funcionar y autorreproducirse según el patrón de la secta política, permaneciendo atrapado por un imaginario que es el que otorga efectiva identidad y cohesión al grupo y dentro del cual juegan un rol decisivo los rituales y las ceremonias, la disolución del individuo en el todo grupal, la separación rígida entre el “adentro” y el “afuera”, entre el saber profano y el sagrado, el esotérico y el exotérico, la estratificación interna, el culto sacralizado del líder, la esperanza mesiánica, las figuras del heterodoxo, el desertor y el traidor...

Detengámonos brevemente en cada una de estas categorías. En primer lugar, la identidad. Es característico de la secta política su identidad rígida, cerrada, exclusiva. La vida política moderna es rica en ejemplos de interminables querellas de identidad entre sectas que provienen de un mismo tronco, donde el mayor grado de parentesco y proximidad es motivo de mayor agresividad en la disputa por la legitimidad. Las querellas entre hermanos/ rivales suelen alcanzar un tenor no sólo agresivo sino sofisticado, ante las cuales los observadores externos asisten como si se tratase de una pelea de familia, con sus esotéricas referencias a hechos y figuras del linaje familiar. Freud podría haber explicado estas disputas en términos del “narcisismo de las pequeñas diferencias”.

La paradoja de la identidad secta es su aparente fortaleza, que suele legitimarse a través de un complejo sistema doctrinario, pero la identidad de la secta no es fuerte, sino rígida: dentro del sistema de la secta, cualquier diferencia menor ingresa en una dinámica interna imparable, termina por abismarse y por generar un nuevo cisma. La secta racionaliza este proceso de debilitamiento periódico como una “purificación”: “la expulsión de los desviacionistas nos ha cohesionado y fortalecido”. En los discursos partidarios, son frecuentes las metáforas tomadas de la patología: “virus”, “pestes” que inficionan la organización, anticuerpos que reaccionan a tiempo para restablecer un “sano” cuerpo partidario. La nueva secta tomará sus fuerzas de la enorme cohesión que le dio esta lucha desigual y, si sobrevive, reproducirá el esquema al infinito; de donde se desprende que las identidades rígidas, tras su apariencia de fortaleza, esconden en verdad una enorme vulnerabilidad.

La lucha a muerte por la legitimidad exige la más estricta disciplina y cohesión interna. La guerra externa se internaliza, pero a su turno se reproduce dentro: aun la más rígida de las estructuras no puede permanecer absolutamente ajena a presiones externas. El conspirador social deviene preferentemente un conspirador interno. En la secta, se vive en un clima de sospecha. La lucha hacia el “exterior” deviene lucha hacia el interior y las querellas intestinas terminan por monopolizar todas las energías de la secta.

La identidad ideal que se forja la secta política implica la cuasi disolución del individuo en el todo grupal. El militante vive su incorporación al grupo como un corte radical en su historia personal: antes y después de haber visto la luz, de haber encontrado un sentido a su vida. Pero lo que desde afuera puede entenderse como alienación del sujeto, como pérdida de su autonomía, para la vivencia del sectario (entendido como el integrante de la secta) esa renuncia es el costo de un acceso a su plenitud total. Los problemas de su identidad como sujetos individuales se suturan en esta identificación absoluta con el todo (conflictos sexuales, afectivos, familiares, dificultades de inserción laboral o profesional, miedos, fobias, etcétera, quedan suspendidos o desplazados gracias a esta posibilidad vivencialmente intensa de proyectarse en esta identidad colectiva ideal: todos aquellos conflictos aparecen al sectario como menores, mezquinos, “pequeñoburgueses”).

En suma, se sacrifica la vida privada, pero para vivir intensamente esta hermandad absoluta, que además se ramifica por el mundo. No hay en la secta lugar para el temperamento individual, salvo, claro, para el líder. El líder es el único que puede (parcialmente) descentrarse de ciertos lugares, violar ciertas reglas, reinterpretar sorpresivamente los textos sagrados, cultivar un cierto temperamento individual. La minimización de la propia vida privada queda compensada por la contemplación de la vida del líder, el espejo en que se proyectan los miembros de la secta.

En segundo lugar, la sacralización del saber. Para las sectas de izquierda, el marxismo –esto es, su doctrina– es definido a priori como un saber verdadero opuesto al falso: una verdad que ya es, a la que en lo fundamental hay que interpretar correctamente y que sólo falta llevar a la práctica. No hay lugar para la creación, la recreación, la revisión, la innovación, la crítica en el sentido fuerte del término. La secta es, por definición, conservadora y, en el plano de la doctrina, es inflexible. Todo el marxismo de las sectas se reduce a pura hermenéutica. Lo que en la secta se llama “crítica” no es más que la reacción conservadora del saber consagrado frente a los intentos de “revisión”. La argumentación es escasa y se limita a contrastar las frases de los textos profanos con las frases de los textos sagrados. En estas guerras de citas, no hay diferencia alguna entre las querellas bíblicas de las sectas protestantes sobre la verdadera palabra de Dios y los debates entre grupúsculos de izquierda sobre lo que “verdaderamente dijo” Marx, Trotsky, Mao Tse Tung o el Che Guevara. La secta política tiene una dirección (“histórica”) que, a la manera de una casta sacerdotal, administra este saber y establece una clara línea demarcatoria entre los textos sagrados y los profanos. Cada secta construye su genealogía de textos sagrados, partiendo siempre del mito de los orígenes: las líneas pueden ser Marx/Engels/Lenin/Trotsky, Marx/Engels/Lenin/Mao o Marx/Engels/Lenin/Castro, poco importa.

Los miembros de la secta política, del mismo modo que las sectas clásicas, comparten entre sí una serie de códigos, tics, gustos comunes, claves y contraseñas, que también escapan al profano. El saber sagrado es, por definición, conservador. Aunque la secta sea el resultado de una herejía, sólo es heterodoxa en relación con la organización madre (Iglesia) de la que rompe. La secta política se vive a sí misma no sólo como ortodoxa, sino inclusive define su misión como de restauración de la ortodoxia perdida o traicionada. Es así como, a pesar de los contenidos radicalizados, revolucionarios o subversivos de su discurso, la “estructura de sentimiento” de la secta es profundamente conservadora, hostil a lo nuevo, restauracionista.

En tercer lugar, los rituales y las ceremonias. Es indudable que los rituales y las ceremonias practicadas por las sectas políticas tienen mayor funcionalidad y menor solemnidad que el de las sectas religiosas clásicas o que las sectas político-religiosas de la primera mitad del siglo XIX. No obstante, tienen un peso imaginario fundamental. Por ejemplo, la asistencia a reuniones periódicas excede su mera funcionalidad: más allá de lo que haya de debatir o resolver, la reunión de “célula” o “equipo” debe realizarse de todos modos periódicamente, pues tiene un valor imaginario en sí misma (estimula la regularidad, reafirma en la fe, cohesiona al grupo, permite su control periódico, etcétera). A medida que las sectas se tornan más burocráticas, los congresos van dejando de ser espacios de deliberación y decisión democrática para devenir momentos de legitimación colectiva de decisiones previamente tomadas por la dirección. Esta, más que elegida y renovada, es plebiscitada. El congreso/ debate deviene congreso/espectáculo. Pero, con todo, para el militante es un momento fuertemente emotivo de reencuentro colectivo, bajo símbolos comunes (banderas rojas, imágenes de los padres fundadores o de la hoz y el martillo), donde puede tener a dirigentes habitualmente poco visibles a un cierto alcance, donde se entonan los himnos que facilitan la identificación colectiva (como “La Internacional”), donde se renueva el juramento en nombre de los compañeros caídos.

Un ritual clave sigue siendo en la secta política el de la iniciación. Para un grupo donde la delimitación entre el adentro y el afuera es fundamental, la decisión de la membresía merece definiciones y debates programáticos y estatutarios, un tratamiento deliberativo en cada caso concreto, la puesta a prueba del iniciado, la apelación a un cierto ceremonial, una cierta celebración donde se comienza a convocar al nuevo miembro a las actividades de la vida social de la secta, etcétera El mito iniciático clásico de la renuncia a la familia o a la religión previa sobrevive persistentemente bajo otros modos menos formales pero no menos imperativos: cualquier iniciado no tarda en advertir que el modelo ideal del militante de la secta es el de la renuncia total a su vida anterior y presente, el de la entrega y la disponibilidad total a la organización.

En cuarto lugar, la estratificación interna y el culto sagrado del líder. Aunque su discurso se identifique con la democracia más plebeya o radical, con el socialismo o el comunismo, toda secta es, por definición, elitista y jerárquica. La dirección está desde el momento fundacional en la cima de la pirámide; los militantes ascienden a través de una serie de pruebas de eficacia y lealtad (a menudo, a la hora de decidir una promoción, la lealtad predomina sobre la eficacia). Por definición, hay promociones periódicas que estimulan a los militantes a esforzarse en cumplir sus tareas, pero ningún “advenedizo” ascenderá tan alto como para estar a la altura de la dirección “histórica”, originaria. En la secta política, la excomunión funciona como forma de cohesión. Reaparecen las figuras del heterodoxo (aquí bajo la forma del “revisionista”), del desertor (ahora el “fundido”) y el traidor (el “delator”, el “provocador”, el “agente policial”). Reaparece, concomitantemente, la figura del castigo ejemplar. El análisis de Weber sobre las sectas que “han ido tan lejos que han llegado a prohibir toda relación física, tanto sexual como económica, con los situados fuera de su círculo” es habitual en la secta política: todo contacto estrecho (por ejemplo, matrimonial) con alguien que no sea miembro, es sospechoso y directamente desaconsejable para con miembros de otras sectas. Pero el contacto está explícitamente vedado con “revisionistas” y “fundidos”. Estos requieren de un tratamiento especial, llevado a cabo por personal fiable y calificado, que evalúe si son “recuperables”. La secta despliega una enorme capacidad para “trabajar la culpa” de los ex militantes, condenándolos transitoriamente a una suerte de purgatorio, del que o “los recuperamos” o “se pierden”.

En último lugar, la esperanza mesiánica. En la secta política izquierdista, sobreviven en forma secularizada los rasgos centrales del milenarismo: el clima de excitación orgiástica ante la inminencia de la revolución, la vivencia del “presente absoluto”, el “aquí y ahora” total, la inmediatez más radical, la expectativa tensa ante el momento propicio, la revolución como acontecimiento absoluto, el líder como profeta, etcétera Estas figuras reaparecen en un marxismo transfigurado, convertido ahora en una doctrina a partir de la cual el profeta puede descifrar los signos de la revolución inminente y anunciarla. Es un marxismo leído en clave catastrofista: el capitalismo es una suerte de encarnación absoluta del Mal y está condenado. El Mal absolutamente desencadenado es ingobernable para sí mismo y sucumbirá como resultado de sus propias crisis. Como en las sectas milenaristas (y más tarde en las protestantes), fatalismo y voluntarismo se articulan en una misma doctrina: el advenimiento del Milenio es inevitable, pero al mismo tiempo hay que estar preparado para ese momento. La vida de la secta no es otra cosa que la espera, en ese clima de “expectativa tensa”, del Momento de la Redención.

El llamado “Argentinazo” de 2001 no escapó a este fárrago de interpretaciones, donde las sectas izquierdistas apelaban a sus conceptos fetiche y discutían si se había abierto una “situación prerrevolucionaria” o abiertamente “revolucionaria”. Atrapadas en el imaginario soviético de 1917, debatían febrilmente, en su lenguaje esotérico inaccesible al vulgo, si estábamos ante un “Febrero” o un “Octubre”, si Duhalde era un “Kerensky” o Menem un “Kornilov”. Es que el anuncio profético del Ultimo Día (el “derrumbe” del capitalismo) es siempre relanzado: poco importa la realidad (en todo caso, si la revolución no llega... peor para la realidad). Más tarde o más temprano, la profecía se cumplirá.

Todas las energías prácticas están puestas en seguir el curso de la cuyuntura, buscando el momento propicio. Todas las energías intelectuales están puestas en justificar la distancia entre la profecía y la realidad, esto es, en sostener la fe en la espera de un Milenio que tarda en llegar. Practicismo político de un lado, bizantinismo intelectual del otro, la secta política es una gran consumidora de energías. Los resultados del crecimiento no son tangibles, el desarrollo personal está bloqueado, pero la urgencia de las tareas inmediatas no deja tiempo ni espacio para la reflexión sobre la propia situación, sobre el encierro de la secta que se comienza a vivir como asfixiante. Compartir con otros camaradas las dudas puede ser riesgoso, engendra culpas y temores (¿cómo romper el juramento iniciático?). Además, ¿cómo retornar a una vida social con la que se han cortado amarras hace mucho tiempo? Este sujetamiento imaginario lleva al militante de la secta a permanecer un sobretiempo como militante en crisis (inconfesada) y luego otro lapso más, en el purgatorio de los ex militantes.

Sólo en este marco puede comprenderse el pasaje de miles (o cientos de miles) de jóvenes por las sectas, su seducción por lo distinto, su fascinación por la disciplina, su esperanza mesiánica, su abnegada disposición militante, su cansancio o su asfixia posterior, su alejamiento de la secta y su retorno a la vida en sociedad. El ex militante suele internalizar el discurso de la secta y vive culposamente su alejamiento: no fui capaz de aceptar la disciplina, no tuve la fe suficiente, no fui de los mejores. Sólo permanecen en la secta la dirección y algunos elegidos: la base y los sectores medios fluyen incesantemente, como el río de Heráclito.

Pero volvamos a la relación entre la secta y los movimientos sociales, que definí desde un principio como una relación de exterioridad. La secta aspira a romper su pequeño círculo y devenir partido, liderando el movimiento de masas. Pero esta aspiración explícita a dejar de ser un pequeño grupo choca con el imaginario que la lleva a perpetuarse como grupo separado y calificado. Esta situación es más controlable en un grupo pequeño o mediano. De ahí la identificación, en el sentido común, de la secta con un grupo pequeño. En verdad, hasta cierto nivel, la secta puede crecer cuantitativamente manteniendo la misma estructura, pero un proceso de crecimiento repentino constituye una amenaza para la preservación de la secta como grupo distinto, cohesionado, singular, y un riesgo de pérdida de control por parte de la dirección. Llegado este punto, sólo caben dos posibilidades: o la presión social, a través de los nuevos miembros, modifica la estructura de secta, pudiendo devenir, por ejemplo, partido o movimiento político, o la estructura de secta es tan fuerte y tan férreamente defendida por los viejos miembros, que la contradicción se resuelve en una crisis aguda, que trae consigo el abandono por parte de los recién llegados y/o nuevas subdivisiones. El cisma, la vuelta al grupo chico, controlable, es el triunfo de la lógica burocrático-religiosa de la secta sobre la lógica de la política.

Marx lo señaló admirablemente en la carta que cité anteriormente: “La secta ve la justificación de su existencia y su ‘punto de honor’, no en lo que tiene en común con el movimiento de clase, sino en el peculiar sésamo que la distingue de él”, le escribe a Schweitzer. En una nueva etapa de desarrollo del movimiento de masas, la secta podría quizá integrarse en el “movimiento general como elemento que lo enriqueciese”; sin embargo, la secta lassalleana “exigió del movimiento de clase que se subordinase al movimiento de una secta particular. Quienes no son amigos de usted —remata Marx— han concluido de esto que, pase lo que pase, usted quiere conservar su propio movimiento obrero”. El subrayado es de Marx: la secta fue incapaz de contribuir a la (auto)constitución del movimiento obrero alemán; antes bien, quiso preservarse como tal y conservar “su propio movimiento obrero”. El paralelo con las sectas políticas argentinas y su afán por conservar, aun al riesgo de la fragmentación y el debilitamiento del movimiento en su conjunto, su propio movimiento piquetero, es flagrante. Creo que no requiere de comentarios adicionales.

Mi conclusión es que las sectas de la izquierda argentina han podido crecer cuantitativamente en estos dos años y medio, pero siempre dentro de su lógica y dentro de su territorio, que funciona como una suerte de enclave. La secta no crece contribuyendo a construir el movimiento social, en una dialéctica donde esa construcción del movimiento se decanta casi naturalmente en un crecimiento de sus filas: la secta crece a expensas del movimiento social, intenta capturar a sus dirigentes naturales, quiere imponerle su programa, su lógica política y, sobre todo, su forma.

Conclusiones provisorias

Para no repetir experiencias frustrantes, las organizaciones de la izquierda radical emergente sólo pueden fundarse sobre una nueva cultura política, donde los sujetos se (auto)eduquen en el estado de alerta frente a los riesgos siempre presentes del encierro sectario, la sacralización del saber y el poder de los sacerdotes/ dirigentes. Su relación con los movimientos sociales no podrá ser extrínseca e instrumental, su lógica de crecimiento no será ya la de la captación cuantitativa. La izquierda política sólo puede crecer en paralelo con la izquierda social; la auténtica organización revolucionaria sólo crece verdaderamente no tanto cuando aumenta numéricamente, sino cuando arraiga en el suelo de los movimientos sociales. Su crecimiento político-organizativo no será otra cosa que el resultado de su trabajo de (re)construcción social. Pensar la política instrumentalmente, sólo en términos de relaciones de fuerza (o peor, dentro del estrecho marco de la relación de fuerzas en la “interna de la izquierda”), conduce al camino de la sectarización. Es necesario pensar la política en términos de construcción de hegemonía, de creación colectiva de un nuevo universo intelectual y moral, con sus propios saberes, prácticas, valores e instituciones sociales, en disputa y en contraposición con los hoy hegemónicos.

Si habrá en el siglo XXI socialismo, o lucha por el socialismo, no perseguirá la antiutopía de crear las “condiciones objetivas” del mismo, ya que las “subjetivas” vendrán después, por añadidura. Construir el socialismo o, lo que es lo mismo, luchar por él, no es otra cosa que construir colectivamente los sujetos del socialismo. Las futuras organizaciones socialistas, surgidas de la crítica de las viejas formas de partido y secta, deberán ser repensadas en los términos de esta autoconstrucción subjetiva y colectiva. Pero cualesquiera que sean las formas concretas que adopten las organizaciones revolucionarias del siglo XXI, si quieren ser revolucionarias no sólo en las palabras sino en su propia médula, deberán estar dispuestas a revolucionarse incesantemente a sí mismas, en ser ámbitos colectivos de debate y socialización de prácticas, fundados en la crítica franca, radical y fraternal. Su programa será la revolución permanente, no lanzada sólo contra el poder externo (la Burguesía, el Estado, el Stalinismo), sino también dirigida sobre sí misma, contra sus propios valores inficionados de valores burgueses, contra sus propias cristalizaciones de poder burocrático, contra sus propias mitificaciones.

En conclusión, desde mi perspectiva, no se puede esperar ninguna iniciativa renovadora que provenga de las filas de la vieja izquierda. Esto no es ni quiere ser una condena de los esfuerzos subjetivos de tantos militantes abnegados y combativos que le dedican sus mejores energías, ponen diariamente el cuerpo a los combates callejeros e incluso se juegan la vida por sus ideales. Es una crítica radical de las formas en las que están trágicamente atrapados.

Evitando cualquier visión maniquea, tampoco quiero presentar color de rosa a los movimientos emergentes: el nacimiento de una nueva izquierda a través de la gestación de nueva cultura emancipatoria es apenas un proceso emergente, lento, sujeto a avances y retrocesos. No puede idealizarse la pura espontaneidad ni la creatividad innata de las masas. El hecho de que la izquierda tradicional haya logrado capturar gran parte del movimiento asambleístico y del movimiento piquetero, no habla sólo de los límites de dicha izquierda: habla también de la fragilidad de los movimientos emergentes. No podríamos dejar de reconocer ciertos síntomas presentes en algunas asambleas o corrientes piqueteras, que detrás de formas horizontales, deliberativas, reticulares, etcétera, denotan riesgos de jerarquización, encapsulamiento, autojustificación, ritualización o constitución de mitos propios.

¿Qué hacer? ¿Cómo es posible impedir que los mitos cristalicen, se alienen de la comunidad que los quiere utilizar para contar su lucha por la transformación del mundo volviéndose contra la propia comunidad? No puedo ni quiero responder la pregunta por el qué hacer según el viejo paradigma leninista; solo me atrevo a plantear, como historiador comprometido con las luchas sociales y citando una vez más a Wu Ming:


“Nuestra respuesta es la siguiente: contando historias. Hace falta no parar de contar historias del pasado, del presente o del futuro, que mantengan en movimiento a la comunidad, que le devuelvan continuamente el sentido de la propia existencia y de la propia lucha, historias que no sean nunca las mismas, que representen goznes de un camino articulado a través del espacio y el tiempo, que se conviertan en pistas transitables. Lo que nos sirve es una mitología abierta y nómada, en la que el héroe epónimo es la infinita multitud de seres vivos que ha luchado y lucha por cambiar el estado de cosas”.






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La forma insecta
Por ^--^ - Saturday, Mar. 12, 2005 at 3:58 PM

¿Y vos sos el que se quejaba de la falta de argumentos ajenos? Los tuyos no se ne por nignún lado (y, a decir verdad, los de Tarcus tampoco)

Repetiré algo que ya dije: Si se toma en serio las pavadas de Tarcus y del de más arriba, resultaría no sólo que quedarían incluídos en la misma categoría un conjunto heterogéneo de organismos, colectivos y corrientes de diversísimas magnitudes o nevergaduras (o sea que la capacidad discriminatoria del concepto sería nula), sino que los más impresionantes movimientos políticos de la historia no habrían pasado de ser sectas.
La estupidez de algunos "intelectuales" parece no tener límites.

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Divulguemos este concepto
Por El Mutante - Saturday, Mar. 12, 2005 at 8:01 PM

¨La secta aspira a romper su pequeño círculo y devenir partido, liderando el movimiento de masas. Pero esta aspiración explícita a dejar de ser un pequeño grupo choca con el imaginario que la lleva a perpetuarse como grupo separado y calificado¨

Desde hacía tiempo, en mis adentros, estuve buscando esa frase que es de las más englobadoras que he leído al respecto.

Y si, no lo voy a negar, al quedar conmovido por semejante definición, emití varias sonrisas debido a que el texto abrió considerablemente más mi campo de comprensión y reflexión.

Yo no tengo noticia, pero si es verdad que el tipo apoya a Kirchner, estará cometiendo un error de seguro, pero ese mismo artículo creo que lleva a pensar que es un error ese apoyo, o por lo menos a mí me pasa eso.

El texto es un gran aporte para la autocrítica, mas allá de su aval crítico al gobierno, si es que realmente eso es verdad.

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exraña lógica la de los "jóvenes Tarcus"
Por socialismo o barbarie - Saturday, Mar. 12, 2005 at 11:53 PM

Resulta que un tipo, al que le suelen dar espacio en Página/12 para que tire palos a la izquierda (pero algunos son muy pelotudos como para sacar conclusiones de esto) aparece en un artículo insultando a los que dedicamos parte del tiempo que nos queda libre luego del estudio y/o trabajo para hacer de este un mundo mejor. Entonces, como nos enojamos que nos difamen de esa manera -encima un tipo empleado del Estado burgués- ¡le estamos dando la razón!

¡Que flor de pelotudez! Me imagino que pasará por la cabeza de estos forros. "Ah, mirá, como ellos se enojan entonces Tarcus debe tener razón". ¿Con esa manera de pensar tan nauseabunda (y propia de la derecha y el stalinismo) piensan ustedes ofrecer una alternativa superadora a los partidos de izquierda?

Pero no creo que ustedes estén realmente por un mundo mejor. A ustedes lo único que les interesa es destruír. Hacer que la izquierda "desaparezca". El hecho de que un enfermo reivindique ese término lo pinta de cuerpo entero. El odio de ustedes hacia la izquierda -comparable con el de la derecha católica y los milicos- es más grande que la supuesta voluntad de cambiar el mundo desde donde supuestamente hablan. Son ustedes los que están condenados a ser una secta. Para siempre.

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Ojo, "Juan Salvo" es distinto
Por Tenaz - Sunday, Mar. 13, 2005 at 12:12 AM

èl y sus aprendices de fainà aspiran a juntar las sectas y abrir una pizzeria para manejar las masas con sabiduria: "muzzarela o barbarie".

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Tranquilo SoB!
Por the way - Sunday, Mar. 13, 2005 at 1:36 AM

Una sóla frase de estos anarkistas o autonomistas (fijese que estos son marxistas...) lo dice todo:
"Desde hacía tiempo, en mis adentros, estuve buscando esa frase"
oohhh, es un sentimiento, no puedo pararrr.......
(Entendés SoB? no hace falta que te enojés tanto. Seguro que quieren un mundo mejor. El 99,99999% del mundo quiere un mundo mejor...)
Ideas vs. Ideas el pibe ese es feliz. (La moral is the N° 1. En ese sentido puede que tengas razón, ahora veo ese "estén realmente". los gobierna un puro narcisismo...)
Pero frente a los hechos reales, frente a la realidad, nada. Fijate como no puede escapar el pobre de Tarcus, ex-PO, cuando menciona al PO. Los pareceres son propios, las vaquitas son ajenas...

ahora veo a la muchacha del cybercafé sin superyó ("policía" propia)... para que no sea lo mejor en años esto, me darías por favor una computadora con internet así me convierto en un Ser Absoluto Horizontal?

gomez: salud y libertad
(para algunos, otros merecen perderlas)

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Citemos...
Por El Mutante - Sunday, Mar. 13, 2005 at 12:54 PM

¨Porque los rabiosos anti-partido que escupen espuma por la boca cada vez que le mencionan a la izquierda¨

¿Estás seguro? ¿No será acaso que la rabiosa izquierda escupe espuma por la boca cada vez que le mencionan a los anti-partido?

Y eso ha quedado demostrado en este foro.

-------------------------MORENO DIXIT----------------------------

¨La crisis de la humanidad se resume en la crisis de dirección del proletariado¨.
--------------------------------------------------------------------------
uuuuuuuhhhhhhhhh......rozando el palo

Las chicanas destructivas derivan en sectas. Cuanto mas sectas, mayor crisis de dirección. A mayor acrecentamiento de la crisis de dirección, MAYOR ES LA CRISIS DE LA HUMANIDAD.

Trabajemos un poco hacia atrás. El replanteo es urgente. Y como dijo un agonizante anónimo: militante de sectas, ¡¡todavía estás a tiempo!!!

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Nadie se atreva...a tocar a la izquierda.
Por Flo - Sunday, Mar. 13, 2005 at 1:23 PM

Comprendamos a SoB: sin duda es un converso reciente, un recien llegado. Dado la carga infantil de fanatismo (la izquierda tal como la madre o el club de tus amores) cualquier planteo serio y politico que se atreva a criticar es un...insulto. Nadie se atreva a tocar a mi vieja, decia el finadito Pappo. La parte mas comica es la de “tipo empleado del estado burgues”...!!!! Vuelvo a repetir, no lo somos todos..???? No me vengas con que te referis a empleado “conciente” o alguna burrada por el estilo, no insultes la inteligencia de este foro. “Difamen”.....Los militantes historicos del PC utilizaban la misma tactica: cualquier critica es una difamacion, un insulto. Cualquier critica seguro que es producto de las usinas de la CIA para confundir la “pureza”. SoB reproduce al milimetro la conducta de los estalinistas en la decada de los 70/80, cuando la URSS determinaba la politica y cualquiera que se distanciaba del PC se convertia automaticamente en un agente de la CIA....Recuerdan muchach@s de mas de 40...? Los troscos en particular, pero mas el PRT eran, sin duda, agentes de la CIA y cualquier critica proveniente de ellos debia ser desestimada, o igualada a un insulto. Este muchachito SoB tiene mucho por aprender, aunque es seguro (te lo dice la vieja Tia Flo) que se funda muchisimo antes de ENTENDER.

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Como gustéis
Por ^--^ - Sunday, Mar. 13, 2005 at 2:34 PM

En la cancha se ven los pingos, Flo, Mutante, etc. La realidad, como dijo un pelado una vez, es testaruda. Creo que el mejor argumento, breve y contundente, en el que vale la pena gastar (poca) saliva, es el que señaló que cuestionar la realidad y la vitalidad de ideas y organizaciones por oposición a otras ideas y organizaciones cuya realidad y consistencia es aún más dudosa, carece de toda seriedad en el sentido más elemental de la palabra.
Y, también, con razón se dijo que los conceptos empleados por Tarcus recubren hechos tan diversos entre sí y heterógeneos en todo sentido que no tiene prácticamente ningún valor como lo que quieren ser (como conceptos). Y más se podría agregar: fijate un poco el método de Tarcus. Primero apela a algunas referencias académico-sociológicas, luego extrae de la galera una categoría por la que siente particular simpatía, o que le surge por un golpe de intuición, o porque le sirve a fines predeterminados (y, agregaría, porque sabe que va a tener buena repercusión en el mercado/12 y en la deshilachada izquierda antipartidista), y a partir de ella cataloga salomónicamente, aunque no de un modo exahustivo (porque si lo hiciera, se notaría que su concepto de "secta" da lugar a un catálogo demasiado similar a la enciclopedia china de animales que Borges imaginó y tu amado Foucault supo citar). El tipo, teórica e intelectualmente hablando, no vale un gas.
En la internés puede parecer que detrás de tanta furia antipartidista y tantos pseudo-planteos hay algo real. ¿Para qué discutírselo si eso los hace felices? No tengo nada contra la felicidad de nadie, exceptuando quizás a los miembros de la clase capitalista.
En la internés es muy fácil matar de palabra. En cuando a eso de quién tiene el resentimiento contra quién, si la izquierda partidista contra los autónomos o viceversa, para determinarlo basta ver con qué nota (y con qué título.. ¡y con qué autor!) empieza este thread.
Pero bueno, si tanto necesitan agredir, será que de ese modo sienten mejor afirmada su propia existencia más allá de la internés.
Sean felices y dejen vivir, que para morir ya vamos a tener tiempo todos, nosotros y ustedes.

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Pensar y revolucionar la propia izquierda
Por Leonardo Mir - Monday, Mar. 14, 2005 at 1:18 AM
leonardomir@msn.com

Yo creo que de este escrito de Tarcus se pueden rescatar varios aspectos que, si los sabemos entender y aplicar, podrán servir al fortalecimiento de la lucha de los trabajadores.
No lo conozco a Tarcus, ni creo que sea necesario conocer a fondo al autor de todas y cada uno de las argumentaciones posibles para poder debatir sobre ellas y rescatar -si es posible- algo valioso.
También creo que es una mala práctica pretender demoler toda una argumentación basándose en aspectos parciales que puedan ser falsos o estar equivocados, y mucho peor aún es plantear una crítica indiscriminada basada en "yo a este lo conozco desde hace veinte años y yo ya sé que este tipo no sirve para nada". Es decir, se descalifica al mensaje descalificando al emisor del mismo. Esto es tan absurdo como suponer que la tierra no es redonda porque el que lo dijo es un estalinista. O que cualquier descubrimiento de cualquier científico debe ser reputado como falso si se encuentra alguna falla en el resto de su teoría. O que el carácter de falsedad de tales o cuales ideas está "demostrado" porque el autor de tal teoría es homosexual o adicto a alguna droga.
Yo no se ni me interesa saber de la vida privada de Tarcus, ni creo que esté embarcado en una campaña a favor de los capitalistas, y seguramente tendré un montón de diferencias políticas con el. Pero su artículo está escrito con altura y fraternalmente y creo que aporta al dirigir la mirada sobre cuestiones vitales para la izquierda. La cuestión acerca del porqué de los fracasos de la izquierda no debería ser rehuida con insultos, chicanas o descalificaciones por todo militante que dedica gran parte de su vida a la lucha social y al socialismo.


Citas con algunas de las ideas que expone Tarcus:

1) En conclusión, desde mi perspectiva, no se puede esperar ninguna iniciativa renovadora que provenga de las filas de la vieja izquierda. Esto no es ni quiere ser una condena de los esfuerzos subjetivos de tantos militantes abnegados y combativos que le dedican sus mejores energías, ponen diariamente el cuerpo a los combates callejeros e incluso se juegan la vida por sus ideales. Es una crítica radical de las formas en las que están trágicamente atrapados.

2) A medida que las sectas se tornan más burocráticas, los congresos van dejando de ser espacios de deliberación y decisión democrática para devenir momentos de legitimación colectiva de decisiones previamente tomadas por la dirección. Esta, más que elegida y renovada, es plebiscitada. El congreso/ debate deviene congreso/espectáculo. Pero, con todo, para el militante es un momento fuertemente emotivo de reencuentro colectivo, bajo símbolos comunes (banderas rojas, imágenes de los padres fundadores o de la hoz y el martillo), donde puede tener a dirigentes habitualmente poco visibles a un cierto alcance, donde se entonan los himnos que facilitan la identificación colectiva (como “La Internacional”), donde se renueva el juramento en nombre de los compañeros caídos.

3) Aunque su discurso se identifique con la democracia más plebeya o radical, con el socialismo o el comunismo, toda secta es, por definición, elitista y jerárquica. La dirección está desde el momento fundacional en la cima de la pirámide; los militantes ascienden a través de una serie de pruebas de eficacia y lealtad (a menudo, a la hora de decidir una promoción, la lealtad predomina sobre la eficacia). Por definición, hay promociones periódicas que estimulan a los militantes a esforzarse en cumplir sus tareas, pero ningún “advenedizo” ascenderá tan alto como para estar a la altura de la dirección “histórica”, originaria.
4) En la secta política izquierdista, sobreviven en forma secularizada los rasgos centrales del milenarismo: el clima de excitación orgiástica ante la inminencia de la revolución, la vivencia del “presente absoluto”, el “aquí y ahora” total, la inmediatez más radical, la expectativa tensa ante el momento propicio, la revolución como acontecimiento absoluto, el líder como profeta, etcétera Estas figuras reaparecen en un marxismo transfigurado, convertido ahora en una doctrina a partir de la cual el profeta puede descifrar los signos de la revolución inminente y anunciarla. Es un marxismo leído en clave catastrofista: el capitalismo es una suerte de encarnación absoluta del Mal y está condenado. El Mal absolutamente desencadenado es ingobernable para sí mismo y sucumbirá como resultado de sus propias crisis. Como en las sectas milenaristas (y más tarde en las protestantes), fatalismo y voluntarismo se articulan en una misma doctrina: el advenimiento del Milenio es inevitable, pero al mismo tiempo hay que estar preparado para ese momento. La vida de la secta no es otra cosa que la espera, en ese clima de “expectativa tensa”, del Momento de la Redención.
El llamado “Argentinazo” de 2001 no escapó a este fárrago de interpretaciones, donde las sectas izquierdistas apelaban a sus conceptos fetiche y discutían si se había abierto una “situación prerrevolucionaria” o abiertamente “revolucionaria”. Atrapadas en el imaginario soviético de 1917, debatían febrilmente, en su lenguaje esotérico inaccesible al vulgo, si estábamos ante un “Febrero” o un “Octubre”, si Duhalde era un “Kerensky” o Menem un “Kornilov”.

5) Los resultados del crecimiento no son tangibles, el desarrollo personal está bloqueado, pero la urgencia de las tareas inmediatas no deja tiempo ni espacio para la reflexión sobre la propia situación, sobre el encierro de la secta que se comienza a vivir como asfixiante. Compartir con otros camaradas las dudas puede ser riesgoso, engendra culpas y temores

6) Para no repetir experiencias frustrantes, las organizaciones de la izquierda radical emergente sólo pueden fundarse sobre una nueva cultura política, donde los sujetos se (auto) eduquen en el estado de alerta frente a los riesgos siempre presentes del encierro sectario, la sacralización del saber y el poder de los sacerdotes/ dirigentes.

7) (...) la auténtica organización revolucionaria sólo crece verdaderamente no tanto cuando aumenta numéricamente, sino cuando arraiga en el suelo de los movimientos sociales.

8) Las futuras organizaciones socialistas, surgidas de la crítica de las viejas formas de partido y secta, deberán ser repensadas en los términos de esta autoconstrucción subjetiva y colectiva. Pero cualesquiera que sean las formas concretas que adopten las organizaciones revolucionarias del siglo XXI, si quieren ser revolucionarias no sólo en las palabras sino en su propia médula, deberán estar dispuestas a revolucionarse incesantemente a sí mismas, en ser ámbitos colectivos de debate y socialización de prácticas, fundados en la crítica franca, radical y fraternal.

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Tarcus se Queda Corto
Por Lalo - Monday, Mar. 14, 2005 at 12:23 PM

Creo que Tarcus se queda corto y en consecuencia no aporta una explicacion a la relacion entre la actitud sectaria de los individuos y la doctrina que abrazan. Es decir la pregunta es: aceptando que el diagnostico de sectarismo es correcto, aceptando que el sindrome esta bien descripto -es completo, da cuenta de la realidad- ¿hay alguna relacion entre lo que describe Tarcus y la doctrina que abrazan los sujetos?

Pienso lo anterior porque yo veo que las actitudes sectarias, esa inclinacion de los espiritus o manera de funcionar que Tarcus describe tan bien son el epifenomeno. Tarcus no llega al fondo de la cuestion. El fondo de la cuestion es una doctrina e ideologia que con independencia de sus partidarios se propone como un acceso privilegiado a la realidad. Se presenta como cientifica = "lo real".

Esta pretension es de la doctrina no de sus partidarios. Que los partidarios la adopten y se sientan duenios absolutos de la verdad absoluta me parece logico.

Sin embargo Tarcus no habla de la doctrina que da origen a tantas sectas sino de la actitud sectaria. Me parece bien en el sentido que hay que limitar los temas que uno trata por articulo pero me parece incorrecto si la limitacion esta en el pensamiento de Tarcus.

Entiendase que cuando digo "doctrina" me refiero al marxismo no a las obras de Marx ni al mismisimo Marx o Engels que aunque de ellos no he leido mas que cosas cortas creo que no eran personas con una actitud como la que Tarcus describe, por el contrario creo que han sido pensadores independientes cientificos y osados que han hecho un aporte a la construccion de occidente (para no generalizar... no creo que sea un aporte al modo de vida de tribus perdidas en Mongolia el amazonas o... mas cerca inclusive. Es decir no quiero pasar como etnocentrico y decir tal teoria vale para todo el mundo)

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Ja!
Por qué sigue? - Monday, Mar. 14, 2005 at 2:09 PM

Se empieza como Tarcus y se termina como Lalo.
Se empieza caracterizsando como sectarismo la organización en torno a un programa y se termina caracterizando de dogmático toda pretensión de objetividad científica. ¿Qué sigue? ¿La reivindicación del irracionalismo y el todo vale? (actitudes que, como es sabido, no son sostenidas por sectas... ¿no?).

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La charca no construye el partido revolucionario
Por Mario el aleman - Monday, Mar. 14, 2005 at 4:32 PM

Cuando leo estos articulos y los comentarios al respecto,debo reconocer ,que muchos de ustedes están muy lejos de ayudar a construir el partido revolucionario que todos ustedes dicen querer construir.
Yo siempre fui de la opinión que los intelectuales, en el partido, deberian estar encerrados en la oficina teorica y solo salir de ella para ir a laburar en trabajos pesados.Ningun intelectual deberia ser dirección,sin haber pasado por esta escuela.Tampoco deberia ser rentado.Rentados deberian ser militantes viejos que se jugaron en la lucha de clases y que no consiguen más laburo.
Hay brillantes teoricos entre ustedes,escriben un libro por mes en esta pagina y ningun trabajador los entiende.
El problema principal de los trabajadores que estan luchando es la falta de unidad en la lucha,es la falta de unidad en la lucha politica contra los gobiernos patronales, es la nesecidad de estar unidos contra el enemigo de clase,es la falta de un programa para luchar en mejores condiciones,un programa minimo,concreto, para luchar todos juntos y ganar batallas cros.
Los partidos revolucionarios se llenan la boca hablando de unidad en las proximas eleciones,tomemos en serio lo que dicen.Aportemos constructivamente en la discución programatica.
Aportemos constructivamente en la discución para construir el partido revolucionario de masas.

Y por sobre todo,escriban en el idioma que las masas entienden!!!!!











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Uh!
Por :0 - Monday, Mar. 14, 2005 at 5:23 PM

Ché, Mario... ¿y qué hacemos con "El Capital" de Marx? Quizás nos la podemos pasar sin él ¿no? ¿O hacemos un diccionario marxista-obrero/obrero-marxista? ¿Teníamos que haberlo mandado al barba a hombrear bolsas, por inútil? ¿O hacemos una versión especial de la Teoría del Valor y la Plusvalía en fasículos, con ilustraciones proletarias y en un lenguaje llano que a vos te parezca entendible? ¿No se podría hacer algo socialista como para TV?
Me parece que reunís las peores cualidades del militante mediocre resentido con sus dirigentes, el crítico distanciado en su confort europeo, y el chantún amateur con pretensiones intelectuales frustradas.

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"objetividad cientifica"
Por Lalo - Monday, Mar. 14, 2005 at 5:24 PM

Yo no reniego de la objetividad cientifica, de hecho soy cientifico, mi trabajo es en ciencia y por supuesto que no adhiero al irracionalismo.

Quiza tu confusion respecto a mi persona es porque confundes doctrina con ciencia. Ahi seguro diferimos: con Tacus yo no considero que las letanias de frases y citas que los que se autodenominan marxistas y revolucionarios emiten diariamente sean nada parecido a la ciencia, al pensar racional y a la objetividad. Tacus alude a este fenomeno asi:

"En segundo lugar, la sacralización del saber. Para las sectas de izquierda, el marxismo –esto es, su doctrina– es definido a priori como un saber verdadero opuesto al falso: una verdad que ya es, a la que en lo fundamental hay que interpretar correctamente y que sólo falta llevar a la práctica. No hay lugar para la creación, la recreación, la revisión, la innovación, la crítica en el sentido fuerte del término. La secta es, por definición, conservadora y, en el plano de la doctrina, es inflexible. Todo el marxismo de las sectas se reduce a pura hermenéutica. Lo que en la secta se llama “crítica” no es más que la reacción conservadora del saber consagrado frente a los intentos de “revisión”. La argumentación es escasa y se limita a contrastar las frases de los textos profanos con las frases de los textos sagrados. En estas guerras de citas, no hay diferencia alguna entre las querellas bíblicas de las sectas protestantes sobre la verdadera palabra de Dios y los debates entre grupúsculos de izquierda sobre lo que “verdaderamente dijo” Marx, Trotsky, Mao Tse Tung o el Che Guevara. La secta política tiene una dirección (“histórica”) que, a la manera de una casta sacerdotal, administra este saber y establece una clara línea demarcatoria entre los textos sagrados y los profanos. Cada secta construye su genealogía de textos sagrados, partiendo siempre del mito de los orígenes: las líneas pueden ser Marx/Engels/Lenin/Trotsky, Marx/Engels/Lenin/Mao o Marx/Engels/Lenin/Castro, poco importa.

Los miembros de la secta política, del mismo modo que las sectas clásicas, comparten entre sí una serie de códigos, tics, gustos comunes, claves y contraseñas, que también escapan al profano. El saber sagrado es, por definición, conservador. Aunque la secta sea el resultado de una herejía, sólo es heterodoxa en relación con la organización madre (Iglesia) de la que rompe. La secta política se vive a sí misma no sólo como ortodoxa, sino inclusive define su misión como de restauración de la ortodoxia perdida o traicionada. Es así como, a pesar de los contenidos radicalizados, revolucionarios o subversivos de su discurso, la “estructura de sentimiento” de la secta es profundamente conservadora, hostil a lo nuevo, restauracionista."

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Mario El Aleman
Por Lalo - Monday, Mar. 14, 2005 at 5:31 PM


Yo he leido mucho de Mario y no creo que lo que lo ha motivado a escribir eso (que es un exabrupto) sea el resentimiento ni que sea un chantun. Creo que Mario visualiza un problema que es real (personas que viven en una nube de pedos absolutamente divorciadas de la posibilidad de un contacto humano -basico para llegar a alguien que no pertenece a la secta!- y critica eso. Desde el momento que escribe piensa y en algo se parece a un "intelectual".

En definitiva no adhiero a tu critica a Mario. Por otro lado no se si te diste cuenta no criticas sus ideas, criticas lo que crees sus motivaciones para escribir eso.

En principio porque cada uno de nosotros escribe lo que escribe no es importante. Lo que importa es lo escrito. O eso deberia importar.

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Naaaaa
Por ^--^ - Monday, Mar. 14, 2005 at 6:49 PM

Los miembros de las organizaciones marxistas pueden compartir códigos del mismo modo que los miembros de las comunidades científicas pueden comparetir jerga técnica.
Un crítico facilista, tipo Tarcus, podría decir de los científicos y de sus comunidades lo mismo que Tarcus dice de los marxistas (y, es más, alguno acá mencionó a Kuhn, que ha dado una base a ese tipo de críticas). La similitud és insoslayable ya que, al igual que ocurre con el marxismo, a la teoría propiamente dicha se acoplan inevitablemente opiniones, glosas, etc. Uno a uno podrían atribuirse a los círculos científicos los rasgos que Tarcus y vos mencionan como propios de las sectas (además de algunos más nefastos, como es su frecuente entrelazamiento con intereses económicos). Pero esta sería una crítica superficial, como ya lo es aplicada a los partidos marxistas "en general".
Naturalmente, entre la militancia hay de todo, no esperarás que todos manejen la teoría, porque un partido precisamente no es una secta ni un pequeño grupo, sino que está destinado a la acción y no al adoctrinamiento. En eso, si consideramos las cosas un tanto esquemáticamente, la polìtica en general -y no sólo el marxismo- se distingue inevitablemente de la ciencia: persigue fines activos y no contemplativos. Y menos mal que es así: de otro modo la política no sería posible.
Me pregunto si, en el fondo, detrás de estas pseudo-críticas no hay una impugnación ilustrada, más o menos inconciente, de la política de masas o, al menos, de la política en tanto dirigida a las masas (y, en ese sentido, "doctrinaria") en vez de serlo al rasgo presuntamente "cerrado" de la vida política de las "sectas".
En realidad, al que creo que se le confunden ciencia con doctrina es a vos, que del marxismo sólo ves los usos doctrinarios y no la labor científica. Como sea, yo creo que existen instancias en las que la distinción no es tan transparente como vos querés suponer. Diría, incluso, que la distinción no es absoluta y, probablemente, no pueda serlo.
Prácticamente toda teoría científica tiene algún punto de partida -primario o histórico- que, después de sucesivos pasos de elaboración, puede ser visto como doctrinario (y que probablemente no pueda ser simplemente erradicado). A mi modo de ver, esto vale para la física, para la biología y también ...para el marxismo. En el fondo, probablemente seas vos el que tiene una visión extremadamente limitada o simplificada de estas cuestiones.
Por otra parte, al empleo de las citas de autoridad como método de argumentación, aunque no carece de todo valor, sólo se le ha concedido preeminencia bajo el stalinismo. Un marxista tan doctrinario como puede haber sido Trotski, ataca duramente este tipo de método y emplea citas sólo por motivos que exceden a la teoría "pura" y hacen a la argumentación o a la polémica, ya que la lucha política puede y debe estar orientada por la teoría científica, pero -como ya dije- no se reduce a ella. Por lo demás, el propio Marx -cuya originalidad y validez vos admitís- en su más importante obra no escatima citas que son muy interesantes e ilustrativas. Pensándolo bien, quizás no hayas leído realmente a Marx.
Se debe tener en cuenta que muchas citas se emplean en textos de divulgación, cosa que también hacen los científicos y no tiene nada de malo. Es más, en bastos campos de la ciencia -las sociales, pero también un estudioso de las especies y la evolución como S.J.Gould- la distinción entre investigación y divulgación no es demasiado tajante. A menudo el campo de la investigación se inscribe dentro de un modo restringido de la divulgación, como es el dirigido a los estudiantes de la disciplina del caso.
Es, por lo demás, bastante infrecuente oír hablar, en la actualidad, de "ortodoxias" y "heterodoxias" dentro del marxismo serio. Quizás tu reloj atrase (mucho). Ahora, si vos trasnochadamente reducís todo el marxismo al stalinismo, allá vos con tu error. Sería más correcto que adoptes vos mismo una actitud más objetiva, más científica.
En fin, ya que decís ser científico (¿en qué campo?) creo que harías bien en meterte con cosas que conozcas, en vez de caer en impresionismos tan vulgares a partir de lo que ignorás o sólo imaginás saber.

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Ros Trepper ?
Por Ros Trepper - Monday, Mar. 14, 2005 at 7:52 PM

Ros Trepper ?

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infames y cobardes anonimos
Por Villur-kia - Monday, Mar. 14, 2005 at 7:53 PM

Me parece increible que un "marxista", activista o lo que sea de persona sensata defienda sus teorias atacando a Mario el Aleman con tan bajos instintos... porque "vive en el extranjero resentido naturalmente contra los jefes" y esas cosas de la edad de piedra.
Imaginense que esta clase de energumenos pretenda gobernarnos el dia que triunfe la causa socialista.. Somos fiambres o carne de manicomio.
Ya lo dije muchas veces. No soy ninguna revolucionaria de salon pero poniendo en la balanza las palabras de cada cual, me quedo mil veces con la franca pluralidad de Mario antes que terminar mis dias encerrada en una carcel mental trosko-estalina.

Muy justa y perspicaz la intervencion de Lalo.
Lo mas importante reside en lo escrito. Porque queda.

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...
Por ^--^, el stalino - Tuesday, Mar. 15, 2005 at 2:29 AM

No puede escribir un texto sin atacar al projimo.

"del marxismo sólo ves"
"Quizás tu reloj atrase (mucho)"
"allá vos con tu error"
"a partir de lo que ignorás o sólo imaginás saber"


Los militantes historicos del PC utilizaban la misma tactica: cualquier critica es una difamacion, un insulto.

A cuidarse este dogmatico y ultraverticalista. ¿Sabra lo que es DIALOGO este tipo?

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Los intelectuales, la dirigencia y la necesidad de unidad de acción en la lucha
Por Leonardo Mir - Tuesday, Mar. 15, 2005 at 8:47 AM
leonardomir@msn.com

Lo importante es que pasamos de una descalificación total del texto de Tarcus -¡y del propio Tarcus, como si se estuviera discutiendo sobre él- a unas intervenciones más centradas en el texto.

Quisiera responder algunas cuestiones.
El camarada Mario el Alemán afirma:

1) (...) los intelectuales, en el partido, deberían estar encerrados en la oficina teórica y solo salir de ella para ir a laburar en trabajos pesados.

2) Ningún intelectual debería ser dirección,  sin haber pasado por esta escuela.

3) Tampoco debería ser rentado. Rentados deberían ser militantes viejos que se jugaron en la lucha de clases y que no consiguen más laburo.


4) Hay brillantes teóricos entre ustedes, escriben un libro por mes en esta pagina y ningún trabajador los entiende.


5) El problema principal de los trabajadores que están luchando es la falta de unidad en la lucha

1) Esta idea tiene , a mi entender, dos aspectos, uno que comparto y el otro que no. Lo que no comparto es que deberían "estar encerrados en la oficina teórica" y lo que sí comparto es la idea de que, ante la separación que la sociedad clasista ha impuesto de separar tajantemente el trabajo manual del trabajo intelectual, las organizaciones revolucionarias deben tener ante esto una actitud que les permita a los obreros que se acercan a la organización, adquirir los hábitos de la lectura, del estudio, de la crítica, del pensamiento independiente; es decir, de todas aquellas cualidades de las que el sistema de explotación los ha alienado.

Esto por un lado, pero también es cierto -como apunta Mario- que los intelectuales adquieren a su vez, ciertos vicios, y para solucionar este aspecto, Mario señala el camino de la "proletarización", es decir, los manda a "laburar en trabajos pesados". A mi me parece que acá Mario ve un problema pero no acierta a resolverlo del todo bien. Sí es correcto tomar medidas que impidan que el trabajo intelectual recaiga en manos de los "especialistas"; es decir, el manejo de las cuestiones teóricas no debe quedar en manos exclusivas de un sólo sector dentro de la organización, y todos los integrantes de la organización deben en lo posible ser parte de la clase asalariada (tampoco hace falta que tengan que "laburar en [los] trabajos [más] pesados", como si el hecho de estar sujetos a condiciones extremas de rigor fuera por sí un "remedio" ante su excesivo "intelectualismo".

Creo que Mario resuelve la cuestión en forma imperfecta porque no logra desmarcarse totalmente de la idea de la contraposición entre trabajo manual-trabajo intelectual.

2) Este punto es bastante similar al anterior, pero creo que ahonda un poco más el desvío, porque establece una directiva insoslayable para poder ser dirección; es decir, que lo que era una sugerencia ahora es una directiva. Es cierto que a algunas organizaciones podría venirles bien que su dirigencia se proletarizara dejando la dirección en manos de otros camaradas que no se estén tan "intelectualizados" -dicho esto en en sentido de haberse alienado tanto del trabajo asalariado-, pero la solución para el problema que estamos tratando no pasa por imponerles a esos dirigentes el ir a "laburar en trabajos pesados" para que, a la vuelta, hayan encontrado ahora sí, la "verdad suprema y el método preciso". No, esa "solución" en realidad conduce a otras desviaciones, al "obrerismo" o culto a determinadas características del obrero que en realidad, son producto más de la influencia del sistema capitalista sobre el capital variable (los obreros) que de alguna faz virtuosa del trabajo manual.

3) El tema de los rentados daría para largo, solo quiero señalar que el criterio señalado no debería ser aplicado ya que la organización revolucionaria, de seguir ese criterio, sería una especie de "caja complementaria de subsidios a los revolucionarios retirados". Por supuesto que la organización no puede desentenderse del destino de sus miembros, pero no debería ser ese el criterio de rentar a compañeros, al menos no el único criterio.

4) Aquí hay una contradicción. Si nadie entiende a esos intelectuales entonces no son tan brillantes. No se trata de hacer un diccionario "marxismo/obrero", sino de que cuando algo realmente cuesta tanto entenderlo, quizás el problema no está meramente en las dificultades y complejidades que la cuestión presenta, sino en la incapacidad del intelectual para explicarlo o para entenderlo él mismo.

5) Exacto. Este punto es absolutamente primordial. Los trabajadores necesitamos unidad en la lucha, y en nuestro camino nos topamos con la incapacidad de los dirigentes sectarios que contienen -en todo el sentido del término- a los mejores luchadores que surgen en los procesos, dentro de sus organizaciones (de los dirigentes), y los desvían de la lucha verdaderamente revolucionaria. No digo que esto sea algo consciente que lleven a cabo estos dirigentes, sino que esto es producto de aquellas desviaciones de las que habla el artículo de Tarcus. Y que más allá de que esas características descriptas puedan ser extendidas a otros ámbitos, eso de ningún modo les quita valor o certeza, sino que más bien eso sería una demostración de su validez.

 

Saludos a Mario y a todos los compañeros.

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Tarcus y la forma paja
Por pirulo - Tuesday, Mar. 15, 2005 at 12:51 PM

Tarcus ha creado una nueva forma de organización para contrarrestar la forma secta, que segun el afecta a toda la izquierda. Su creación es La forma paja. Porque, porque sus grandes esfuerzos por destruir a la izquierda terminan en pajeadas que no le han servido de nada. La izquierda esta mas viva que nunca y Tarcus mas pajero que siempre.

Tarcus, no existis. ¿Porque no decis cuanta gente se aglutina a tu alrededor? 2, 5, 15. En sintesis, nadie. Mientras que solo falta ir a una marcha para ver como la izquierda moviliza hoy mas que los viejos partidos.

Segui pajeandote, mientras otros seguimos construyendo.

Chau

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peron
Por pirulin - Tuesday, Mar. 15, 2005 at 1:43 PM

los peronistas son mas.
ergo, son mejores que le izquierda
pirulo: tú lógica no existe, limado.

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Fijate un poco...
Por Pito Catalá - Tuesday, Mar. 15, 2005 at 4:00 PM

El punto no es si los peronistas son más (aunque, si es por eso, los peronchos están bastante preocupados: ahora los punteros y las UBs tienen que pelear su base a los movimientos piqueteros en las barriadas humildes del GBA).
La payasada de Tarcus -y de imbéciles como vos- consiste en suponer que vale hablar de la agonía de la izquierda partidaria haciendo abstracción de un claro signo de su vitalidad, como es contar con organizaciones implantadas en el seno de la clase trabajadora, y nada desdeñables desde un punto de vista numérico.
¿Cuáles son los signos concretos de vitalidad de los horizontales y autónomos que puede argüir Tarcus, aparte de sus preferencias personales y, sobre todo, su resentimiento envenenado -y encima por razones personales- contra los partidos de izquierda?
Si Tarcus y la manga de inútiles que lo comentan elogiosamente fueran capaces de registrar la verga que tienen metida en su propio culo, tendrían algún derecho a hablar de la paja en el ojo ajeno. Mientras se nieguen a admitir tantos y tan importantes hechos reales, no tienen ninguna autoridad para hablar de supuestas cegueras dogmáticas ajenas.

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Interesantes argumentos
Por Lalo - Tuesday, Mar. 15, 2005 at 8:12 PM


bueno bueno... los arguementos de Pirulo y Pito Catala hablan de la izquierda mucho mas que lo que Tarcus pueda decir: no se si se dan cuenta pero insultandolo a el y a todos los que encontramos algo valioso en lo que dice ustede solo se prestigian ante los iniciados en la secta. En general, esto deberian saberlo, al que se acerca a una polemica a escuchar a las partes para tomar una posicion o para aprender no le parece bien el insulto o expresion narcisista del malestar.

El criterio de verdad basado en "cuanta gente se aglutina alrededor" jamas lo habia sentido antes. Es mas o menos la consagracion espistemologica del "coma mierda, millones de moscas no pueden estar equivocadas".


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el problema no es tarcus
Por rojo - Tuesday, Mar. 15, 2005 at 10:05 PM

Creo que casi nadie critica las ideas que plantea tarcus que para mi son acertadas, y encambio, como no pueden discutirlas se centran en la figura de tarcus, y esto no es lo importante para discutir,
es tipico en los partidos de izquierda descalificar a alguien cuando no pueden argumentar contra el,
por ejemplo que mierda importa en esta discusion si tarcus da o no buenas charlas, o si milito en la izquierda, o si es un resentido, o si es un pedante o si tarcus esto o aquello.
Lo importante es discutir la idea que no solamente sostiene tarcus sino sostenemos muchos, que amamos la LIBERTAD, y por esto no nos sometemos a ninguna estructura,
Es que no pueden discutirlo, para ustedes que estan adentro, totalmente alienados, la realidad es otra, y su mundito calentito y comodo, (el partido) lo quieren conservar asi, porque asi han sido por siempre y asi seran.
A LOS LIBERTARIOS SALUDOS
ROJO

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buenísimo
Por Disney - Tuesday, Mar. 15, 2005 at 10:15 PM

"mundito calentito y comodo (el partido)" (...ta'buena aahh jajajaaaaaaaaaaa)

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el socialismo no es una ciencia
Por bicho - Tuesday, Mar. 15, 2005 at 10:54 PM

Por fin alto interesante.
El comentario de Lalo intenta relacionar la lógica sectaria con el tipo de discurso que sustenta. Esto no es un invento de Lalo ni de Tarcus sino que tiene que ver con la forma en que el marxismo fue adoptado por el movimiento socialista ya en el siglo XIX como una ciencia en su versión más positivista. Así se puede hablar de cocientes de explotación, condiciones objetivas, etc. Después la historia va por otro lado como ya lo dijo Gramsci al hablar de "la revolución contra el Capital" pero los marxistas leninistas en lugar de ver la total contingencia de los hechos de Rusia construyeron una teoría de la revolución que de nuevo se erigió como modelo.
No es algo nuevo ni mío pero creo que es hora de que nos demos cuenta que el socialismo es una propuesta valorativa y como tal no puede ser fundada científicamente, no depende -gracias a Dios porque si fuera así esperaríamos hasta las calendas- ni de la ley del valor ni de la proletarización de las clases medias, ni de todos los pronósticos decimonónicos sobre el porvenir. Depende de la voluntad subjetiva de los hombres- y de las mujeres pero no me gusta la arroba- y acá no hablo de proletarios porque me parece un término cada vez más problemático, al menos si vamos a hablar de mayorías. La cuestión sigue siendo formar una voluntad colectiva que implante una nueva civilización, la cuestión es ser astuto y tener paciencia, y no ver quien es el que la tiene más grande ni esperar que, esta vez si, el capitalismo se vaya pa 'l tacho.
Suena revisionista, y bue... que se le va a hacer.

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Gracias!!!
Por Aire fresco por el Bicho - Tuesday, Mar. 15, 2005 at 11:14 PM


Gracias Bicho

por fin algo novedoso, no se si tendras razon, no se si alguien dice lo que decis, no he leido a Gramsci pero me motivas a hacerlo. No se que goyete tiene lo que decis pero no es la letania "revolucionaria" condimentada con puteadas.

Opinando sobre tu articulo, yo creo que uno podria hacer una ciencia racional, "objetiva", de las fuerzas subjetivas que animan los individuos. Que el modelo positivista no haya tenido en cuenta algo tan viejo como la biblia cuando dice "no solo de pan vive el hombre" no quiere decir que un enfoque racional no pueda incorporar esos elementos que no son ni paz, ni pan ni trabajo (te acordas "pan, paz y trabajo") . Creo que hay muchos acercamientos a esto, claro los marxistas 2x2 solo tienen una variable explicativa la economica, todo lo demas, la superestructura se adecua a esa variable. Pero no creo que un marxista vivo (los otros son fosiles) reduzca el asunto a eso en estos tiempos. Creo que son explicaciones siglo XIX y algo se ha conocido en el siglo XX...

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Bicho...
Por el cabezon - Tuesday, Mar. 15, 2005 at 11:43 PM

segui masticando mosquitos y hormigas muertas, siempre en la chiquita de ver pasar las cosas a distancia prudencial

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sin querer
Por petiso relator - Tuesday, Mar. 15, 2005 at 11:53 PM

Sin querer "el cabezón" le dijo a "Bicho" una frase que sería todo un elogio para cualquier filósofo...
"ver pasar las cosas a distancia prudencial", pavada de chiquita!.Y bué, lo quiso descalificar y de tan polígono que és, lo elogió.

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Mundito calentito...
Por Bah - Wednesday, Mar. 16, 2005 at 11:01 AM

...es el de Tarcus.
En cuanto a las críticas de sus "ideas", ya se hicieron varias acá mismo. Harían bien en leerlas. No ví a ninguno capaz de contestarlas.
Por lo demás, las "ideas" de Tarcus y de la mayoría e ustedes, no son más que insultos más disimulados, por eso se les contesta como se les contesta. Ústedes están tan apurados en "criticar" a la izquierda partidista que ni see fijan con qué medios los hacen. A mí no me parecen nada críticos, sino inmensamente prejuiciosos. Bardean y nada más.

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No se si lo notaron
Por Celina Arisgarat - Wednesday, Mar. 16, 2005 at 11:59 AM
celinaarisgarat@hotmail.com


No se si lo notaron pero el articulo de Tarcus es solamente descriptivo. El percibe cosas y las describe. La parte mas "conceptual" es donde describe lo que ve en terminos de secta.

Ahora bien, una descripcion no es la realidad, en la descripcion estan varias cosas mezcaldas, la realidad, el filtro con que se mira y las ideas y analogias a que se recurre a la hora de describir.

Por eso es logico que no podamos ponernos de acuerdo sobre lo que Tarcus dice. Es como si dos daltonicos quisieran ponerse de acuerdo en lo que ven.

Mi posicion es que yo coincido ampliamente con Tarcus. Lo que el dice yo lo empeze a sospechar percibir hace 20 anios atras pero jamas lo pude poner en palabras. Lo mas parecido que recuerdo es una frase de no recuerdo quien que dice que "el marxismo es una herejia (mas) del cristianismo", se refiere no a Marx sino a los adoradores posteriores de su obra y/o persona. La frase venia acompaniada de un paralelo entre las acitudes del cristiano y del marxista y por la historia del cristianismo: una continua pelea entre oficialistas y herejes por la posesion de la verdad Unica y revelada; por el acceso privilegiado y unico a la palabra de dios.

Asi que no peleemos por esto. Se trata de como percibimos las cosas y no nos comportemos como daltonicos discutiendo de colores.

Los que aborrecen a Tarcus ignorenlo, considerenlo un enemigo o lo que sea si deciden que nada les puede aportar mas que dudas y malestar psicologico que quieren evitar.

Los que apreciamos su punto de vista creo que tenemos la oportunidad de conocer a una persona que tiene una vision del fenomeno "izquierdista" bastante detallada.

Lo que si seria interesante saber porque los seguidores de Marx mas comunes, los mas ubicuos, se comportan en modo de secta.
Puesta a elegir no podria decidirme por ninguna de estas dos explicaciones:

1) porque las ideas de Marx, Engels y Lenin tienen una estucutra que propende fuertemente al encapsulamiento sectario

2) porque las ideas de Marx, Engels y Lenin atraen -por razones a determinar, quiza porque sean una herejia del cristianismo- a las personas que son propensas a entregar su autodeterminacion y libertad.

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ah bueno
Por socialismo o barbarie - Wednesday, Mar. 16, 2005 at 12:05 PM

"Lo mas parecido que recuerdo es una frase de no recuerdo quien que dice que "el marxismo es una herejia (mas) del cristianismo", se refiere no a Marx sino a los adoradores posteriores de su obra y/o persona. La frase venia acompaniada de un paralelo entre las acitudes del cristiano y del marxista y por la historia del cristianismo: una continua pelea entre oficialistas y herejes por la posesion de la verdad Unica y revelada; por el acceso privilegiado y unico a la palabra de dios. "

Ese era el argumento original? Eso lo vienen diciendo la derecha y el centroizquierdismo desde mucho antes que vos lo empezaras a "sospechar".

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Inversión
Por ^--^ - Wednesday, Mar. 16, 2005 at 12:55 PM

Más allá del conjunto de cuestiones, más o menos dislocadas, que dice Celina, constituye una inversión hablar de "los que aborrecen a Tarcus". Si nos atenemos a los hechos, alguien inició dos o más threads con artículos en los que puede leerse cómo es Tarcus el que aborrece a los partidos de izquierda.
Lo rescatable del comentario de Celina es que, de alguna manera, deja claro que en el fondo hay un cuestionamiento no sólo de las "sectas" marxistas, sino del propio marxismo. Sin entrar a hacer aquí una defensa teórica del marxismo (además ¿contra quién?) que sería un esfuerzo desproporcionado y fuera de lugar, creo que es esclarecedor que estas posturas se muestren a fondo y claramente como lo que son.

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Leeme bien
Por Celina - Wednesday, Mar. 16, 2005 at 3:34 PM


Yo no ataco el marxismo para nada. Eso se ve en dos puntos:

1) cuando cito a "lo mas parecido que escuche" donde aclaro expresamente que el texto no se refiere al marxismo sino a los enfermos infantojuveniles ("el izquierdismo una enfermedad infantil..." dijo el procer)
2) cuando digo que no podria contestar si el problema es en las ideas o en que por alguna razon la mayoria de los que los adoptan son proclives al comportamiento que bien describe Tarcus.

Ahora si para vos preguntarse lo del punto 2) es atacar a la obra de Marx... bueno es un sintoma del sindrome que describe Tarcus.

Si no son esos los puntos que dieron pie a que digas "ataca al marxismo" quiero que me digas cual es para aclarar el malentendido porque repito: yo no he criticado las ideas de marx, su obra ni a la totalidad de los marxistas, solo a una parte de los que se autocalifican como revolucionarios.

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Inversión II
Por El Mutante - Wednesday, Mar. 16, 2005 at 3:56 PM

El criterio de verdad basado en "cuanta gente se aglutina alrededor" yo si lo había sentido nombrar varias veces.

Generalmente diversos sectores de la derecha y unos cuantos alienados lo han utilizado para desprestigiar las reinvindicaciones sociales de la izquierda.

Ese criterio habrá hecho calentar a tantos militantes... ¡y ahora son ellos los que lo utilizan para descalificar!

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Leete bien
Por ^--^ - Wednesday, Mar. 16, 2005 at 4:26 PM

Por empezar, hablás de “ataque” cuando lo que yo dije fue “cuestionamiento”. Efectivamente, tu cuestionamiento está en el tono general de tu texto y no sólo en uno u otro punto. Aún así, no por casualidad mencionás el punto 2 y no el punto 1 (asumiendo así tácitamente que el primer punto sí contendría un "ataque" al marxismo). Tampoco acertás en esto. En los dos puntos, ya sea por su estructura como por “razones a determinar”, es al marxismo al que situás en posición de sujeto del "argumento" crítico. El marxismo tendría -según vos- 1) una estructura que sólo podría dar lugar al sectarismo o 2) el marxismo como tal y por sí, por razones que aún estarían "a determinar", atraería a elementos sectarios (es decir, la responsabilidad recaería sobre el marxismo y no sobre los sectarios, que no elegirían al marxismo por sus propias razones). El tono general de tu intervención, como dije, donde la duda entre uno y otro punto, o la presunción de “razones a determinar”, bastan para dar la razón a Tarcus, es al la vez petensioso e insolvente, y hace foco "críticamente" en el marxismo.
En la actitud ciruelesca de exigir que te “lean bien” se deja leer tu propia necesidad de leerte “mal”, además de manifestar, paradójicamente (o no tanto), un rasgo “sectario” que delata en vos misma aquello de lo que demasiado fácilmente acusás a los demás: la evitación de cualquier desvío respecto de la univocidad de una lectura presuntamente “ortodoxa”.
Llega a ser patética la cita de Lenin, sólo por el título de uno de sus escritos, sin argumentación, en un giro que recuerda al tipo de empleo que, incluso aquí mismo en Indymedia, le dan los más rematados sectarios stalinistas (para no hablar de la calificación de “infantajuvenil”, proveniente una presunta superior “madurez” paternalizante que Celina se autoatribuye).
Algo es verdad, vos no criticaste las ideas de Marx (de hecho, ustedes no critican ninguna idea, Tarcus tampoco), simplemente echaste un poco de tierra encima de ellas. Para criticar las ideas de Marx tendrías que tomarte primero el trabajo de conocerlas y en segundo lugar tendrías que argumentar y no limitarte a hacer vuelos rasantes.

Por ahí estoy viendo que, negándose a leer efectivamente, alguno insiste en la argumentación sobre la cantidad de adherentes, etc..
No sé que se haya pretendido demostrar la corrección de una u otra idea sobre esa base, más bien creo que se la usó para poner en cuestión la presunta falta de vitalidad de la izquierda partidista. No sé cómo tomar tantas críticas necias a la mala lectura o la no-lectura, de parte de personas que sistemáticamente se niegan a leer lo que escriben quienes piensan distinto que ellos. Estimo que se trata de personas para las cuales el odio hacia la izquierda partidista autoriza al tratamiento superficial de todo lo que tenga que ver con ella, lo qué no sé es por qué entonces acusan a los demás de lo que ustedes mismos hacen. ¿Habrá que buscar alguna explicación freudiana?
En resumen, mediante el argumento "cuantitativo" -que también hace mención a la implantación, que es algo más que un datoi cuantitativo- la que queda descalificada es la hipótesis tracusiana de la agonía (y de la vitalidad de los autónomos, etc.). Lo de la razón o no de tales o cuales posiciones ya se discutió en comentarios que ustedes no parecen haberse tomado el trabajo de leer. De te fabula narratur.

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no es un ataque al marxismo?
Por socialismo o barbarie - Wednesday, Mar. 16, 2005 at 4:29 PM

"Puesta a elegir no podria decidirme por ninguna de estas dos explicaciones:

1) porque las ideas de Marx, Engels y Lenin tienen una estucutra que propende fuertemente al encapsulamiento sectario

2) porque las ideas de Marx, Engels y Lenin atraen -por razones a determinar, quiza porque sean una herejia del cristianismo- a las personas que son propensas a entregar su autodeterminacion y libertad."

Estos argumentos pertenecen íntegramente a la derecha y a los progres y son mas viejos que todos los que estamos acá.


PD: Che, Celina, te doy un consejo: leé los libros enteros, y no sólo sus títulos.

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Turcus
Por the way - Wednesday, Mar. 16, 2005 at 5:47 PM

Su artículo no está escrito con altura y fraternalmente, Leonardo Mir. En tus citas demuestra quien es el Padre Nuestro en esa tragedia griega que es su escrito -explicaciones literarias, psicologistas y final mitológico mediante. Salva nuestra alma, pues, por favor.
Qué más, además de considerar como fetiches ciertos conceptos, y no los suyos (esquivando el problema central que sería la situación en sí más allá de los conceptos, contra los cuales tampoco puede de hecho formular una crítica, que sería por lo menos respetable -más allá de su contenido- desde el punto de vista de que le interesa tal discusión y no soslayandola como un buen despistado para el cual tal discusión no tiene sentido), que ver su concepción, que en un primer momento la llamaría reformista, peor luego me daría cuenta de que... ni siquiera, ya que por negar el hecho de que vamos cada vez peor con el capitalismo no puedo inferir que sea reformista, sino reboludo: aquí no tiene por qué hacerle caso a la generalizada izquierda dogmática, sino a los informes del Pentágono que aseguran que, de acá a 20 años, problemas naturales mediante, se pudre con guerras y de todo (obviamente considerando como naturales cosas como las ocurridas en Asia y esquivando que si se le hubiese hecho caso a los cientificos que pedían la colocación de dos sismógrafos que sólo hubieran costado 1 o 2 dolares por cada víctima no las hubese habido).
Tarcus es el primero en recurrir al método que en este foro le critican a los que opinan en contra suya, y para ello dan, entre otros argumentos, los que tienen que ver con la propia realidad de Tarcus. Pero por supuesto que aquellos son mucho más valederos, considerando el texto literario-psicologista y más allá de eso para nada argumentativo de Tarcus (¿puede dudarse de que hubiese llegado a escribir de tal forma si no estuviera en realidad contando -a su manera- su propia experiencia?). A lo que voy es que si quieren considerarme "Milenarista" porque parece haber coincidencia entre el "milenarismo" (¡vaya uno a entender como puede una persona haber estudiado tal tipo de cosas que yo no conozco por suerte ni de nombre!) y mi teoría en el punto de que "es inevitable, pero al mismo tiempo hay que estar preparado para ese momento", pues hacédlo (después de todo, mucho más grotesco resulta que me llamen blumberista por haber fijado mi posición confluyendo en una marcha por """justicia""").

Otra vez lalo "cita" a Tarcus.
Exceptuando el hecho de que vuelve a esquivar los contenidos por los cuales no es lo mismo una "revisión" que una "revisión", capaz que ocultando el verdadero contenido de su posición, puedo dar un ejemplo de algo que estuve leyendo estos días, el libro del PO del '93 sobre la Asamblea Constituyente en donde le responde al PTS con algo parecido a la frase de Tarcus "La argumentación es escasa y se limita a contrastar las frases de los textos "profanos" con las frases de los textos sagrados."... la diferencia es que no se limita a eso, a burlarse de la respuesta anterior del PTS que había sido llenar 3 páginas de su periódico con citas de Trotsky... de la situación de China de los '20, y es capaz de brindar una explicación, un análisis concreto de la situación concreta.

"En general, esto deberian saberlo, al que se acerca a una polemica a escuchar a las partes para tomar una posicion o para aprender no le parece bien el insulto o expresion narcisista del malestar." Puede no parecerle bien, pero entre las expresiones que utilizó ^--^ y las conlcusiones que de ello saca un pedazo de gil "el stalino" "dogmatico y ultraverticalista" no hay duda posible para saber "que lado elegir".
Y más allá de las moscas, la incapacidad de Tarcus para realizar una crítica concreta es manifiesta. "Esta efervescencia pareció (sic) confirmar viejas tesis en algunos grupos que se acrisolaron en su ortodoxia -como por ejemplo el Partido Obrero-,". ¡Uy! ¡¡quiero seguir porque me encontre con dos párrafos hermosísimos del texto tarcusiano!! "pero en otros casos favoreció lo que se presentaba como una renovación teórica -formaciones trotskistas que se abrían a lecturas de Rosa Luxemburg, hasta hace poco tachada de -espontaneísta-, o de Gramsci, hasta ayer sospechoso de reformismo o de stalinismo-, llegando incluso alguno de estos grupos -como el caso de Autodeterminación y Libertad, que lidera el diputado Luis Zamora- a citar como referentes a autores como Castoriadis, Deleuze y Guattari y a apelar a nuevas formas de la política."
Dejando de lado las propias concepciones pasadas de Tarcus, y comprendiendo a Luxemburgo como siempre, más allá de las divergencias en donde efectivamente llega a ser espontaneísta o en donde posee posiciones relativas a la economía equivocadas, y a Gramsci, como siempre, comprendiendo su contenido valioso, y no por ello dejando de entender el uso que de él han hecho el reformismo y el stalinismo..., pero ¡¡¡Castoriadis, Deleuze y Guattari y a apelar a nuevas formas de la política!!! Pasemos al siguente párrafo tarcusiano en donde esta tragedia se convierte en una comedia:
"La tesis que quiero defender es que este crecimiento social y esta renovación teórico-política fueron apenas aparentes y que la dificultad de la izquierda para integrarse socialmente, renovarse intelectualmente y participar productivamente en los procesos políticos es constitutiva a su propia estructura e identidad." ¡pero aquel movimiento en el cual fue menos aparente -AyL-, con tremendos coambios en su estructura e identidad, fue aquel que encontró mayor dificultad para integrarse socialmente y participar productivamente en los procesos políticos. ¿o no son cuatro locos? ¿o no fue payasesco su rol tras la masacre de Cromagnon?
Vayamos más allá de las moscas, pero también de los ilhjtg (una especie que acabo de inventar, tiene 5 integrantes y comen sdfsd algo que sólo comen ellos) y que muestra una incapacidad para la comprensión de la realidad y por lo tanto de intervencion política enorme e innegable. En la parte siguente del texto de Tarcus cita a Adamovsky diciendo "no hay programa" "medios y fines coinciden"...
Asi que lalo no va más tu crítica a Tarcus de que no critica el trasfondo ideológico. Este es bien claro. Miremos también al que firma como rojo: "Lo importante es discutir la idea que no solamente sostiene tarcus sino sostenemos muchos, que amamos la LIBERTAD, y por esto no nos sometemos a ninguna estructura, Es que no pueden discutirlo, para ustedes que estan adentro, totalmente alienados, la realidad es otra, y su mundito calentito y comodo, (el partido) lo quieren conservar asi, porque asi han sido por siempre y asi seran. ". Miremos a Bicho: "el socialismo es una propuesta valorativa". Miremos a petiso relator "una frase que sería todo un elogio para cualquier filósofo... "ver pasar las cosas a distancia prudencial" ". Miremos a la tal Celina, integrante de AyL, y más allá de su cero conocimiento en como ven los daltónicos, el mundo no vendría a ser uno sólo más allá de la capacidad a la que se halla llegado para pensarlo (esto me hace pensar en el estudiante de antropología lalo según el cual el capitalismo no es un sistema mundial... pero para no pecar de etnocentrista), "personas que son propensas"...
En fin, el cristianismo parece renovarse.
(En verdad, no. O por lo menos no de esta forma, y las otras plantean desafíos más importantes. Pero bueno, es un sector de la sociedad al fin y al cabo este...)

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Increíble!
Por ^--^ - Wednesday, Mar. 16, 2005 at 6:04 PM

Si no lo leo no lo creo. Sólo por su ¿sintaxis? este individuo parece ser más inconsistente (o estar más loco) que el propio Milton Frutman.

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Marx no es Lenin
Por Bicho - Wednesday, Mar. 16, 2005 at 7:09 PM

Cuando SoB critica a Celina reune, creo que injustificadamente a Marx, Engels y Lenin.
Creo que en el caso de Marx y Engels el encapsulamiento sectario no está en sus ideas sino en la forma en que estas fueron adoptadas por un movimiento socialista encerrado en si mismo, por la represión y por el caracter no-democrático de los sistemas europeos del siglo XIX, que lo llevó a abrazar un credo en el que la impotencia presente no era grave ya que sería subsanada por la mano invisible de la historia. De este modo se acentuó, y en esto si hay algo de responsabilidad del último Engels y sobre todo de Kautsky, la versión determinista del marxismo.
En el caso de Lenin creo que es indiscutible que el encapsulamiento sectario está ahí, y aún más, es intencional. Viendo que las tendencias "espontáneas" del proletariado no conducían al socialismo, se propuso construir una estructura vertical y cerrada, protegida de "contaminaciones" como el reformismo y el populismo, para educar al proletariado y llevarlo a cumplir su papel histórico. Con todo lo eficaz que es para el trabajo político, en particular en la clandestinidad, el partido definido en el "que hacer?" es ya una secta.
La cuestión sigue siendo como pensar una forma organizativa que en lugar de imponer "la verdad" al movimiento histórico permita la articulación de las múltiples experiencias populares.

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No entendi nada de lo que puso the Way
Por Celina - Wednesday, Mar. 16, 2005 at 7:20 PM

No entendi nada de lo que escribio TheWay. Me da la impresion de que algo tiene o quiso decir pero la sintaxis... de terror.

^__^ has llegado a un punto increible: estas haciendo exegesis de lo que puse, sabes mas que yo misma lo que pienso... no es asi. Me explico:

"... tu cuestionamiento está en el tono general de tu texto y no sólo en uno u otro punto."

no puedo hacerme cargo de tu sensibilidad. Lo que yo digo es lo escrito, las ideas, las frases. Mi texto no es un vehiculo para un "tono", mis ideas no estan codificadas en un tono. Asi que no es valido que me hagas decir cosas que no digo a partir de tu interpretacion del "tono general" de mi escrito. Es tu interpretacion y punto. No lo que yo dije o quise decir que esta escrito en castellano tan simple como posible.

Cuando dejas el mensaje que supuestamente mi tono transmite tampoco me lees bien:

Aún así, no por casualidad mencionás el punto 2 y no el punto 1 (asumiendo así tácitamente que el primer punto sí contendría un "ataque" al marxismo). Tampoco acertás en esto.

no son los dos puntos que tenias en mente cuando escribiste eso. El segundo punto estaba compuesto por dos hipotesis eso es el motivo de confusion

Para que quede claro:

pasaje 1:

Mi posicion es que yo coincido ampliamente con Tarcus. Lo que el dice yo lo empeze a sospechar percibir hace 20 anios atras pero jamas lo pude poner en palabras. Lo mas parecido que recuerdo es una frase de no recuerdo quien que dice que "el marxismo es una herejia (mas) del cristianismo", se refiere no a Marx sino a los adoradores posteriores de su obra y/o persona. La frase venia acompaniada de un paralelo entre las acitudes del cristiano y del marxista y por la historia del cristianismo: una continua pelea entre oficialistas y herejes por la posesion de la verdad Unica y revelada; por el acceso privilegiado y unico a la palabra de dios.
subraye algo que "el tono general" de mi escrito aparentemente no te permitio leer o retener.

El otro lugar donde podias leer un ataque o critica o cuestionamiento es en el segundo punto que es este:

Lo que si seria interesante saber porque los seguidores de Marx mas comunes, los mas ubicuos, se comportan en modo de secta. Puesta a elegir no podria decidirme por ninguna de estas dos explicaciones:

1) porque las ideas de Marx, Engels y Lenin tienen una estucutra que propende fuertemente al encapsulamiento sectario
2) porque las ideas de Marx, Engels y Lenin atraen -por razones a determinar, quiza porque sean una herejia del cristianismo- a las personas que son propensas a entregar su autodeterminacion y libertad.

otra vez subraye, en este caso para resaltar que no me refiero a todos los marxistas.

Decis

es al marxismo al que situás en posición de sujeto del "argumento" crítico. El marxismo tendría -según vos- 1) una estructura que sólo podría dar lugar al sectarismo o 2) el marxismo como tal y por sí, por razones que aún estarían "a determinar", atraería a elementos sectarios (es decir, la responsabilidad recaería sobre el marxismo y no sobre los sectarios, que no elegirían al marxismo por sus propias razones).
donde yo puse "propende al encapsulamiento sectario" vos lees "solo podria dar lugar al sectarismo". No es lo mismo, mi idea es que uno puede usar esa descripcion del mundo como combustible de una secta (o innumerables en eterna disputa entre ellas) pero esa es solo una posibilidad, la redaccion de mi texto deja abierta la posibilidad de que ese no sea siempre el destino de quien coincide con Marx.

En cambio en tu version de lo que quise decir "el marxismo sólo podría dar lugar al sectarismo". No dije eso, no se deduce de mi texto. Es decir no pienso que las ideas de Marx sean un hacedor de sectarios aunque vos me lo hagas decir para luego rebatirme. Cuando lees mi tono me haces decir lo que no es, cuando lees mis palabras idem....

El tono general de tu intervención, como dije, ...
otra vez el tono!!!, si, si, te falta leer el color, el sabor y la temperatura de lo que escribi para poder criticar mas cosas que no dije.
En la actitud ciruelesca de exigir que te “lean bien” ....
un rasgo “sectario” que delata en vos misma aquello de lo que demasiado fácilmente acusás a los demás: la evitación de cualquier desvío respecto de la univocidad de una lectura presuntamente “ortodoxa”.
El pedido de que leas bien es equivalente a decirte que leiste mal. Que tiene de sectario exigirte que te limites a la verdad a lo que dije y no a lo que me haces decir no lo alcanzo a ver.

Lo que dije es univoco si, no escribo de manera ambigua ni uso el tono para transmitir ideas. Asi que quien te escribe solo se hace cargo de lo que escribe que creo es es muy directo y claro

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Celina...
Por uno de la tribuna - Wednesday, Mar. 16, 2005 at 8:52 PM

...impecable.

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Demasiada lata
Por ^--^ - Wednesday, Mar. 16, 2005 at 10:02 PM

Por lo que leo, a pesar de tu previa denegación, vos misma admitís que tu texto tiene un “tono general” (aunque no compartas mi apreciación acerca de él) e igualmente admitís que dicho “tono” asume como propia la metáfora tarcusiana que asimila marxistas y cristianos. Ya se ha señalado aquí hasta que punto, si se toma la metáfora tal como la propone Tarcus (con quien te declarás ampliamente de acuerdo) esa metáfora involucra no sólo a los marxistas que vos elusivamente llamás más “comunes” o “ubicuos” (¿?) sino que no existe manera de excluir de la metáfora a las organizaciones de las que formaron parte las propias figuras que vos pretendés diferenciar de sus “adoradores”: Marx, Engels y Lenin. Eso en cuanto al “tono”.
Es verdad que la existencia de un item (2) en ambos de tus escritos me llevó a alguna confusión, no obstante, en tu segunda versión, hay que señalar que cambiaste de lugar al sujeto: Primero habías asignado la “propensión” a las ideas de Marx, Engels y Lenin, y en tu resumen ulterior, quizás asumiendo que en su formulación anterior sí comportaba un “ataque” al marxismo, atribuiste la “propensión a los seguidores de dichas ideas”. Es curioso que alguien que se pretende tan cuidadoso de la literalidad de sus propios textos (como si fueran la Biblia ¡a propósito de sectas y religiosos!) a la vez induzca a(du)lteraciones para hacer pasar como que dijo lo que no dijo y que no dijo lo que dijo.
Es bastante pavote pretender contradecir mi argumento basándote en mi reemplazo de “propender” por “dar lugar a” (o, en extenso: “sólo poder dar lugar a”), ya que vos estas postulando esa propensión como una de dos posibles alternativas explicativas: si puede funcionar como explicación, deberá ser una propensión muy fuerte o marcada. De lo contrario es una conjetura vaga y nada puede explicar (como era tu hipótesis original). Como quiera que sea, una “propensión” es algo más que una mera “posibilidad”, tal como terminás reformulándo el término y escapando por la tangente. Al modo de los “dogmáticos” y “ortodoxos” que pretendés criticar, me adjudicás haber “corrompido” la letra de tu Texto, pero en realidad mi lectura no lo modificó ni de lejos tanto como la tuya (tu corrección). Pero eso tampoco es importante, lo importante -que me llevó a caracterizarlo como un cuestionamiento al marxismo- es que en el primer texto tuyo, al que yo dirigí mi comentario, el sujeto de la “propensión” al sectarismo -me permito nuevamente resumir- serían, todavía, las ideas de Marx, Engels y Lenin. Vos no atribuías la “propensión” a los adoradores, sino a las ideas de Marx, Engels y Lenin, lo que manifestaba un cuestionamiento no a los adoradores, sino a dichas ideas. En ese sentido, te he leído “literalmente” allí donde vos misma no parecés capaz de hacerlo. De ningún modo pretendo yo saber mejor que vos lo que pensás, en realidad no me interesa. Si lo que pensás es algo diferente de lo que escribiste... tampoco me interesa. Pero el hecho es que lo escribiste así. ¿Será necesario que lo vuelva a explicar en chino? Si así fuera lo lamentaría, porque yo no sé chino.
No estará de más insistir en que vos leíste la palabra “ataque” donde yo escribí “cuestionamiento”, como ya había sido antes señalado tu inversión en el orden de los “aborrecimientos”.
La verdad es que estas “exégesis” -que sólo practiqué a causa de tus denegaciones- me aburren mortalmente y, además, responden al tipo de lógica de las guerras de textos y citas que, hasta Tarcus lo sabe, caracterizan a quienes “aprendieron” la política en la escuela “sectaria” del stalinismo.
En fin, si eso te divierte -parece que sí- podés seguir dando la lata. Yo ya dije lo que tenía que decir y no me interesa andar rindiéndole cuentas a ningún “dignatario” ciruela por cada cosa que digo o pienso. De hecho, Tarcus en ningún momento lo hace. Y vos tampoco.

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Pruebas
Por Paula - Wednesday, Mar. 16, 2005 at 10:46 PM

No hace falta mucha teorización para probar el punto de Celina.
Basta darle un vistazo a un montón de furibundas polémicas de Indymedia.
La mayoría vería a Bush con mejores ojos que a la secta de al lado.(de la que no se puede entender en que difieren)

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¿En qué difieren las sectas?
Por Mozart - Wednesday, Mar. 16, 2005 at 11:42 PM

Difieren en el tono, Paula, en el tono...

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(!!!!!)
Por Celina Arisgarat - Thursday, Mar. 17, 2005 at 3:58 AM

"Por lo que leo, a pesar de tu previa denegación, vos misma admitís que tu texto tiene un “tono general” "
Como dije en mi ultima nota a mi texto le podes encontrar ademas de tono; color, sabor y temperatura; se me ocurre ahora que tambien tiene textura (no te parece muy aspero?).

Todo eso le podes encontrar a mi texto. Y podria decir que si tuvieras inclinaciones misticas quiza le podrias ver como un oraculo y afirmar que soy una de las Sibilas. Pero bueno, son cosas tuyas.
"...los marxistas que vos elusivamente llamás más “comunes” o “ubicuos” (¿?) "
Ubicuos = que estan en todas partes. Son los mas comunes y creo que en gran parte el desprestigio de las ideas de Marx se lo debemos a ellos.
"...no existe manera de excluir de la metáfora a las organizaciones de las que formaron parte las propias figuras que vos pretendés diferenciar de sus “adoradores”: Marx, Engels y Lenin. Eso en cuanto al “tono”."
Creo que hay muchas mas personas que esas tres que son marxistas y no son sectarios (aunque Bicho aclaro que a Lenin hay que dejarlo a un costado en eso). Se puede diferenciar al sectario del no sectario en la metafora de Tarcus. Da una serie de criterios para eso.
"... en tu segunda versión, hay que señalar que cambiaste de lugar al sujeto: Primero habías asignado la “propensión” a las ideas de Marx, Engels y Lenin, y en tu resumen ulterior, quizás asumiendo que en su formulación anterior sí comportaba un “ataque” al marxismo, atribuiste la “propensión a los seguidores de dichas ideas”. "
PARA VER SI NOS REFERIMOS A LO MISMO:

PRIMERA VERSION: "1) porque las ideas de Marx, Engels y Lenin tienen una estucutra que propende fuertemente al encapsulamiento sectario"

SEGUNDA VERSION: "...mi idea es que uno puede usar esa descripcion del mundo como combustible de una secta (o innumerables en eterna disputa entre ellas) pero esa es solo una posibilidad, la redaccion de mi texto deja abierta la posibilidad de que ese no sea siempre el destino de quien coincide con Marx."

ATAQUE: Una hipotesis no puede ser nunca una ataque o una critica!. Es solo una pregunta. No toleras una pregunta??. No afirmo nada. Solo planteo dos alternativas.

CAMBIO de SUJETO: en ambas versiones hipotetizo sobre las ideas de M&E&L, es decir me pregunto en el punto 1) si son las ideas en si las que definen un modelo cerrado, compacto e irrefutable. Me pregunto si esas ideas propenden en las mentalidades propensas el sectarismo o el pensamiento unico.
Pero insisto: una pregunta una hipotesis no es un ataque salvo que seas de los que creen que es mejor no hablar de ciertas cosas.
"... lo importante -que me llevó a caracterizarlo como un cuestionamiento al marxismo- es que en el primer texto tuyo, al que yo dirigí mi comentario, el sujeto de la “propensión” al sectarismo -me permito nuevamente resumir- serían, todavía, las ideas de Marx, Engels y Lenin. Vos no atribuías la “propensión” a los adoradores, sino a las ideas de Marx, Engels y Lenin, lo que manifestaba un cuestionamiento no a los adoradores, sino a dichas ideas. "
Cuando vos me haces decir "El marxismo tendría una estructura que sólo podría dar lugar al sectarismo" en vez de propende a estas estableciendo una relacion causa efecto, es decir al omitir la palabra "propender" estas haciendome decir el marxismo siempre da origen (causa) a sectas.

Decis que no adulteraste mi texto con ese cambio y lo intentas demostrar por el absurdo con este razonamiento:
"Es bastante pavote pretender contradecir mi argumento basándote en mi reemplazo de “propender” por “dar lugar a” (o, en extenso: “sólo poder dar lugar a”), ya que vos estas postulando esa propensión como una de dos posibles alternativas explicativas: si puede funcionar como explicación, deberá ser una propensión muy fuerte o marcada. De lo contrario es una conjetura vaga y nada puede explicar (como era tu hipótesis original). Como quiera que sea, una “propensión” es algo más que una mera “posibilidad”, tal como terminás reformulándo el término y escapando por la tangente."
Tu argumento pasa por lo numerico. Antes de seguir te digo que si, si las ideas de MEL propenden el sectarismo tienen que propenderlo en un gran porcentaje de quienes las adoptan para poder decir "propenden". Sigo, no solo se trata de una cuestion numerica, y es por esto que use "propender" y no "causar". Creo que un ejemplo es lo mas facil para explicarme.

Ponele que en una nacion y tiempo dados uno ve una gran correlacion positiva entre las personas que adhieren a las ideas de MEL y el comportamiento sectario.

¿Podemos afirmar en base a lo anterior que las ideas de MEL causan sectarismo?. Creo que la respuesta es NO pues afirmar SI implica afirmar que no existe ninguna otra nacion (o la misma en otro tiempo con otra cultura) en la cual la correlacion entre ser marxista y ser sectario sea nula. Es decir no puede decirse "el marxismo causa sectarismo" con fundamento racional si uno no ha estudiado una gran cantidad de naciones y tiempos. ¿Porque quedaria de esa temeraria afirmacion si se encuentran naciones en las cuales ser marxista no correlaciona con ser sectario?

Es por eso que use propender, porque deja la puerta abierta a otros factores. Segun vos es lo mismo decir "una mojadura por lluvia en invierno propende gripe o resfrio" que "una mojadura por lluvia en invierno sólo puede dar lugar a gripe o resfrio". Como ves no es una cuestion numerica la que hace la diferencia entre propender y causar.
.... "La verdad es que estas “exégesis” -que sólo practiqué a causa de tus denegaciones- me aburren mortalmente y, además, responden al tipo de lógica de las guerras de textos y citas que, hasta Tarcus lo sabe, caracterizan a quienes “aprendieron” la política en la escuela “sectaria” del stalinismo."
no se trata de textos, se trata de mi palabra, de lo que digo y lo que no digo. A mi me molesta que se me malinterprete y se pongan en mi boca cosas con las que no estoy de acuerdo.
"...no me interesa andar rindiéndole cuentas a ningún “dignatario” ciruela por cada cosa que digo o pienso. De hecho, Tarcus en ningún momento lo hace. Y vos tampoco."
yo si me hago cargo de lo que digo, es decir rindo cuentas por lo que digo y me niego a rendirlas por lo que no digo. Es un acto de minima responsabilidad intelectual creo.

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Correccion parrafo
Por Celina Arisgarat - Thursday, Mar. 17, 2005 at 4:04 AM

donde dice

¿Podemos afirmar en base a lo anterior que las ideas de MEL causan sectarismo?. Creo que la respuesta es NO pues afirmar SI implica afirmar que no existe ninguna otra nacion (o la misma en otro tiempo con otra cultura) en la cual la correlacion entre ser marxista y ser sectario sea nula. Es decir no puede decirse "el marxismo causa sectarismo" con fundamento racional si uno no ha estudiado una gran cantidad de naciones y tiempos. ¿Porque quedaria de esa temeraria afirmacion si se encuentran naciones en las cuales ser marxista no correlaciona con ser sectario?

debe decir ¿Podemos afirmar en base a lo anterior que las ideas de MEL causan sectarismo?. Creo que la respuesta es NO pues afirmar SI con fundamento empirico implica afirmar que no existe ninguna otra nacion (o la misma en otro tiempo con otra cultura) en la cual la correlacion entre ser marxista y ser sectario sea nula.
Es decir no puede decirse "el marxismo causa sectarismo" con fundamento racional si uno no ha estudiado una gran cantidad de naciones y tiempos. ¿Porque que quedaria de esa temeraria afirmacion si se encuentran naciones en las cuales ser marxista no correlaciona con ser sectario?

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que ganas de discutir pelotudeces
Por F. - Thursday, Mar. 17, 2005 at 5:34 AM

Más allá de las boludeces de Tarcus y sus adláteres, voy a coincidir con Mario el Alemán (alguna vez tenía que suceder, todo llega...) cuando fuera de cierto exabrupto reclama menos pelotudeo intelectual. La respuesta de alguien que firma como 0: o algo así es de una ignorancia suprema, ya que lo que el menciona como un inconcebible existe y existió en diversos lugares del mundo, Marx escribía como un filósofo, y como tal era denso y pesado, pero sus seguidores pronto debieron bajar el tono y se estudiaron diversas formas de llegar más fácil a la gente "común", que de última era la que ponía el pecho a las balas. Así hay versiones simplificadas, historietas, películas (por ejemplo Gleyzer aprovecha en "Me matan si no trabajo y si trabajo me matan" para hacer un dibujo animado explicando la plusvalía. Esta película el PRT la exhibía principalmente en fábricas y villas) y autores posteriores con un lenguaje muy llano que les permite decir lo mismo que con un lenguaje rebuscado, sólo que se les entiende. De hecho, sólo los mejores o al menos los más convencidos teóricos marxistas escriben en forma clara, directa y que no admite dobles interpretaciones. Por lo general cuando uno ve esos pesadísimos tratados de estudiante de filosofía (o lo que sea) se da cuenta que más que nada intenta esconder lo que dice.

No es para nada casualidad que personas de expresión simple como Tosco, Guevara, Santucho o Cooke hayan sido perseguidos (y excepto este último que murió de enfermedad y el caso deTosco que murió de enfermedad pero debido a la clandestinidad forzosa) y asesinados porque eran peligrosos para la burguesía, mientras que los que escriben en "difícil" y sus adláteres (Nahuel Moreno, Nadra, Codovilla, Zamora, Altamira, Castillo y un largo etcétera) la han pasado y pasan bastante pero bastante bien y todos sus dichos "dependen del cristal de quien los mire"

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machistas y homofobicos
Por Flo - Thursday, Mar. 17, 2005 at 2:56 PM

Que la autoproclamada izquierda es machista y homofobica, ademas de estar atravesada de capitalismo y de estado es algo que salta a la vista con solo leer este post:


Militares, PO con iguales métodos
Por Gabriela - Thursday, Mar. 17, 2005 at 10:45 AM


Violencia y amenazas en el Joaquin V Gonzalez

Soy alumna del Instituto Superior del Profesorado Joaquin V. Gonzalez, estoy cursando desde 1999 y sistematicamente todos los años los representantes del Centro de Estudiantes solo se ocupan de el "kiosquito" es decir, el centro de fotocopiado. Este año, en medio de una asamblea para discutir tal tema, los representantes estudiantiles de Quebracho y PL en medio de esta eterna discusion agredieron a otro estudiante (todos peleando por el botín), ademas permitieron el acceso de personas ajenas al intituto que ocultaron palos en los baños para tal agresión. Los sucesos ocurrieron en una de las aulas del instituto, el personal de maestranza intervino estos personajes huyeron. El consejero fue internado, los "respresentantes" del centro fueron llevados detenidos. En una reunión de Consejo directivo se decidio suspender las actividades del centro de fotocopiado. Mientras el resto de los representantes estudiantiles, como: Alejandro Falcón Consejero estudiantil El Yunque – U.J.S./PO procedio a pegar esta carta:

A los compañeros/as del Joaquín

En la sesión ordinaria de consejo directivo del 12 de marzo se trató, dentro del informe del rectorado, los sucesos ocurridos el día 09/03 entre estudiantes de la lista 29 que pasaron de acusaciones cruzadas a agresiones físicas. Después de un largo debate e impulsados por la rectora, los consejeros docentes allí presentes propusieron tres mociones a considerar; que si bien no expongo textualmente más o menos decían así:
1-Consultar al organismo de legales, para considerar la aplicación de sanciones para los estudiantes involucrados en los hechos del 09/03.
2-Suspender las actividades de la fotocopiadora del centro de estudiantes.
3-Repudiar los hechos de violencia ocurridos dentro de la institución el día 09/03.

Los tres puntos fueron aprobados por mayoría simple.
Los consejeros de “El Yunque” manifestamos nuestro repudio a los hechos de violencia física ocurridos el 09/03, pero dejamos en claro que no somos partidarios de la aplicación de sanciones para ninguna de las partes involucradas. También nos pronunciamos en contra de la intromisión por parte del Rectorado o Consejo Directivo en el Centro de Estudiantes o en alguna de sus secretarías y que defendemos en forma incondicional su independencia como única herramienta de organización gremial de los estudiantes.
Hablando en criollo compañeros, resulta de todo esto que Celia y Patricia quieren ponerse los pantalones, pero los estudiantes tenemos en el centro las herramientas necesarias para desnudarlas y llevar a cabo un trabajo de penetración política de cara a toda la comunidad educativa del Joaquín.


Alejandro Falcón Consejero estudiantil


El Yunque – U.J.S./PO


El último parrafo, "hablando en criollo" es una reaccion totalmente violenta, machista, imperdonable en una persona que dice representar estudiantes, ¿en que se diferencia de los milicos? Lo que quiero que quede claro es que el problema es que cómo puede ser que aun se mantengan métodos totalmente ligados y usados por los militares, que un consejero amenaze a otros representantes por pensar distinto, eso enseñaran en las aulas. Si no te gusta como pienso de mando un patota (por que fue eso lo que sucedio en la reunion del centro de estudiantes) o te digo "en criollo" que te van a violar. ¿Qué es esto? ¿a quien pueden rrepresentar? ¿cómo puede ser que como estudiantes permitamos que estas "personas" sean nuestros representantes? ¿Cómo sociedad ´no debemos hacer algo? ¿qué futuro les espera a nuestros hijos con estos futuros docentes? ¿es que nada se aprendio? CREO QUE ES HORA DE DECIR BASTA A ESTA VIOLENCIA, A QUE DE UNA VEZ POR TODAS LOS ESTUDIANTES NOS DEJEMOS DE LAVARNOS LAS MANOS Y EXIGIR UN VERDADERO CENTRO DE ESTUDIANTES, QUE NOS REPRESENTE

Gabriela

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Se puede
Por un obrero que lee Marx (y no es estudiante) - Thursday, Mar. 17, 2005 at 3:16 PM

De todas maneras F. aunque se entienda el punto, yo soy un trabajador y entiendo a Marx, y a los que escriben "oscuramente". No así a los Tarcus, Celinas e irracionales Lalos que pululan por acá. Todavía no explicaron porqué hay que matar o empujar a una izquierda que "ya está, ya fue" muerta.

En fin.

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obrero y sectario?
Por Lalo - Thursday, Mar. 17, 2005 at 3:27 PM


Nadie trata de matar a ninguna izquierda muerta, se trata de revivir a una moribunda que no es lo mismo.

Las manifestaciones de la enfermedad son bastante evidentes como para preguntarse "porque quieren..." salvo que el sectarismo te parezca sano y provechoso, en ese caso es obvio que no puedas entender porque pensamos como pensamos.

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Olvide preguntarte
Por Lalo - Thursday, Mar. 17, 2005 at 3:33 PM


Obrero lector de Marx, porque decis que soy irracional?.

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Respuesta
Por :D - Thursday, Mar. 17, 2005 at 3:47 PM

Te dice irracional porque lo sos.
A vos te parece evidente que organizaciones cuya implantación entre los pobres y los trabajadores viene creciendo, están no moribundas sino directamente muertas.
A algunos nos parece evidente que ustedes no se toman el trabajo de demostrar nada de lo que sostienen y que, por caso, vos sos irracional.
De acuerdo a tus propios criterios, no veo que tengas razones para quejarte.

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!
Por Lalo - Thursday, Mar. 17, 2005 at 5:51 PM



"Te dice irracional porque lo sos."

y porque pensas que lo soy?.

"A vos te parece evidente que organizaciones cuya implantación entre los pobres y los trabajadores viene creciendo, están no moribundas sino directamente muertas."

A mi no me parece evidente nada pero creo que esta claro que dije que no esta muerta sino moribunda.

"A algunos nos parece evidente que ustedes no se toman el trabajo de demostrar nada de lo que sostienen y que, por caso, vos sos irracional."

supongo que tu "demostracion" de que soy irracional sera del tipo "es evidente" porque lo que has escrito es una coleccion de aserciones sueltas sin ningun atisbo de justificacion que no sea la apelacion a tu clarividencia que lo hace todo evidente.

"... no veo que tengas razones para quejarte."

Quejarme?, de que?. No me quejo como se quejan los adoradores de ideas que se rasgan las vestiduras y se ponen iracundos cuando se las critican. Si en lugar de despotricar argumentaran... esa podria ser una queja si.

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servicio a la comunidad
Por F. - Thursday, Mar. 17, 2005 at 6:27 PM

a ver...

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..
Por test - Thursday, Mar. 17, 2005 at 6:28 PM

test</B></B>

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mierda carajo
Por Mirtha - Thursday, Mar. 17, 2005 at 6:29 PM

test

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.
Por . - Thursday, Mar. 17, 2005 at 6:30 PM

viva tarcus y K!

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y Lavagna!
Por Cabezón D. - Thursday, Mar. 17, 2005 at 6:32 PM

y la mandanga!

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y...
Por Chabán - Thursday, Mar. 17, 2005 at 6:33 PM

Ibarra y Juanjo Alvarez!

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La agonía se está asomando
Por El Mutante - Friday, Mar. 18, 2005 at 4:52 PM

En ninguno de los comentarios, el marxismo iracundamente cerrado pudo refutar la descripción de Tarcus sobre las sectas.

Se limitaron a descalificar el texto principal porque provenie de un tipo que equivocadamente, le brinda un apoyo crítico a K. Mas allá de que las actitudes sectarias de los partidos las haya descripto impecablemente.

También utilizaron como recurso de defensa/ataque, supuestos datos cuantitativos de las tendencias anti-partidistas para ¨contraponerlos¨ con los de la izquierda partidista.

Este método de desprestigio fue siempre una muletilla de diversos sectores de la derecha y de otros, pretendiendo alejar del pensamiento de la gente la posibilidad de concreción de las ideas de izquierda. Pero ahora los verticalistas se pusieron este traje.

Hay algunos que son sectarios hasta en la forma de escribir, ya que lo hacen lo más enroscadamente denso posible, sin separación entre párrafos, algo que no invita a la lectura, y haciendo caso omiso al buen consejo (el último) de Mario el Alemán.

Este foro le ha rendido un pequeño homenaje a su título

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Por eso uso parrafos y HTML
Por Celina Arisgarat - Friday, Mar. 18, 2005 at 5:39 PM

. . 120% de acuerdo con los textos ilegibles. Yo hago un gran esfuerzo por escribir claro, el ezfuerzo llega hasta formatear el texto con html.

Creo que esta gente ni lee lo que escriben, de hacerlo le pondrian un poco mas de pila.

O sera que sus ideas son tan claras como los textos en que las vuelcan???.

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ay que lindo que soy
Por viva Tarcus, que la izquierda "desaparez - Friday, Mar. 18, 2005 at 5:43 PM

Por obra y gracia del espiritu santo, cuando yo digo algo no necesito demostrarlo. Sobre todo si es contra la izquierda.

Si yo digo cosas contra la izquierda y no convenzo a nadie mas que a los ya convencidos, es porque la izquierda es mala, sectaria, vertical y burocratica.

Asi se hace politica!!!!

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mmmm
Por Flo - Friday, Mar. 18, 2005 at 6:21 PM

A ver, muchachito...No estas un poco sobrecargado de positivismo...? La verdad es una sola para vos..? Te parece que la teoria revolucionaria (y cuanto tenga que ver con ella, en este caso el caracter de secta de la izquierda) es algo que pueda demostrarse como se demuestra un kilo de plomo..? No te parece que la verdad es objetiva en su subjetividad..? Vos pensas que demostras algo repitiendo como lorito el prensa obrera..? Vos pensas seguramente que para llegar a un lugar existe un solo camino. Y no. Creo (yo creo) que existen multiples caminos, multiples verdades, diversidad.

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Uy dio!
Por :-( - Friday, Mar. 18, 2005 at 9:19 PM

A ver, ché! Alguien que le "demuestre" un kilo de plomo a Flo!
Realmente lamentables tantas recetitas sin digerir, Flo. No tenés el menor asomo de sentido crítico, leíste un par de libros, probablemente ni siquiera enteros, y te la das de no sé qué.
Ni siquiera merecés que te den debate. Pero no problem total tampoco te va a importar... ¡si las ideas de la política y la ciencia social no se pueden demostrar como un kilo de plomo! ¿no? Nunca se me habría ocurrido mejor coartada para el capricho (ni más tonta, por cierto).
Ahora, digo yo, ¿tu sentido crítico es tan pero tan poco que se sentís capaz de acusar a otros de hacer lo que vos hacés todo el tiempo: repetir como un lorito formulitas y frases hechas, y encima vagas y pavotas?
Por favor...

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un poco de epistemologia nunca esta demas
Por Lalo - Saturday, Mar. 19, 2005 at 3:07 PM


Alguien escribe que Tarcus no demuestra. Creo que la palabras "demostrar" o "probar" son del ambito matematico. En el resto de la ciencia no se "prueban" ni se "demuestra" nada.

Por otra parte tampoco se le puede exixir a Tarcus mas de lo que pone porque Tarcus se limita a una cosa: DESCRIBIR.

Es una descripcion, ves lo mismo que el? OK. No ves lo mismo? OK tambien.

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Crítica a Tarcus
Por Fabián - Saturday, Mar. 19, 2005 at 3:39 PM

La de Tarcus es una analogía nada más. Me parece que en algunas cosas le pega y en otras no, sólo que quiere seguir con la imagen para completar todo el panorama, pero su argumentación se pone débil en muchas partes.

Coincido con algunos (con los que me encuentro en total desacuerdo en cuestiones políticas) en que el de Tarcus es un ataque bastante agresivo y además bastante al pedo. Aún cuando fuera verdad todo, difícil que con eso convencieran a alguien que tiene "fe" en una teoría.

Descubrir que la tierra se mueve alrededor del sol por leyes regulares que se pueden conocer no hizo que todo el mundo dejara de creer en Dios, aún cuando la Biblia (lectura compartida por los judíos, los cristianos y aún los musulmanes) dice que Dios paró el sol y la luna durante todo un día y eso fue lo que se enseño siempre en religión (y uno se pregunta qué sucedió que no se nombran las mareas gigantescas y los vientos huracanados). Muchos sí dejaron de creer, pero muchos no y se agarraron de pedacitos sueltos para mantener la fe funcionando.

Creo que la parte más fuerte del ataque de Tarcus es:

1. Esa conversión a la creencia en un saber verdadero.
2. La esperanza mesiánica.
3. El tema del traidor y el desviacionista.

y lo más débil es
4. lo de la disolución del yo en el todo grupal.
5. Lo de los rituales y las ceremonias.
6. Lo del culto al líder.

Me parece que la analogía no cierra demasiado. Y en son de criticar, me parece que es un robo a un texto de divulgue anti-secta aplicado demasiado liberalmente a los troskistas.

Saludos,
Fabián

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Causa
Por Coy - Saturday, Mar. 19, 2005 at 4:06 PM

Me parece que lo de la agonía tiene que ver con el aburrimiento.
La lectura de estos mensajes me lo acaba de confirmar

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Sopa epistemológica
Por ^--^ - Saturday, Mar. 19, 2005 at 4:33 PM

Tiene razón Lalo: un poco de epistemología nunca está de más. Especialmente a él le hace falta.
Es erróneo, o en todo caso es sólo privativo de una escuela epistemológica bastante en rrtirada, entender que la ciencia hace “descripciones”. Aún mantienièndonos en una concepción neokantiana, la ciencia explica, la ciencia elabora hipótesis explicativas que contrasta con los hechos, por medio del método experimental. A eso, por más que Lalo suponga que no, se lo llama usualmente prueba. La ciencia establece pronósticos. La ciencia permite derivar de sus hipótesis proposiciones falsables. Todo esto es archi-conocido.
Si lo que Lalo quiere decir es que la constrastación de una teoría científica con los hechos no constituye una demostración en el sentido estrictamente de la inferencia lógica, naturalmente tiene razón, ya que la constratación científica cae, desde el punto de vista de la forma, en lo que se llama la falacia de la afirmación del consecuente. Dicho de otro modo, lo que se demuestra es que los hechos son compatibles con la mejor explicación disponible y, en ausencia de otras hipótesis, esa teoría es la que cuenta como científica. Todo esto también es archiconocido.
Dentro de estos parametros, científicos, puede afirmarse que Tarcus naufraga penosamente.
Tiene razón Fabián cuando habla de que Tarcus elabora una analogía. Pero eso ya había sido precisado de antes, al señalar que Tarcus propone una metáfora, ni una explicación, ni una descripción. Es más, aunque tantos sesudos críticos hicieron oídos sordos, se puso en cuestión la pertinencia del método empleado por Tarcus en general.
Creo que la disntinción que hace Fabián entre los aspectos fuertes y los débiles de la crítica de Tarcus es endeble, porque es difícil separar el mesianismo del culto al lider o de los rituales, especielmente basándose en criterios superficiales (superficialmente “descriptivos”, analogías y metáforas) como los que emplea Tarcus. Agregaría que la crítica al presunto mesianismo no puede dejar de ser una crítica a Marx antes que a los marxistas. No voy a entrar a discutirlo, pero creo que lo que procede en relación a la cuestión del mesianismo marxista, presunto o real, es una revalorización de los temas y problemas que con él se asocian. Aparte de eso, encuentro insistenible la tesis que iguala la defensa de una teoría científica con la de un dogma religioso ó, como cree entender Fabián, la conversión de la creencia (¿) en saber verdadero. En general todos estos planteos están hechos a la ligera, son superficiales, confusos y, en general, de incorrectos a falsos (aunque no es éste, desde luego, el lugar idóneo para discutir sobre la cientificidad del marxismo y sus hipótesis).
No deja de ser curioso, añado, que un cientificista como Lalo y una anticientificista como Flo coincidan en amalgamarse en el apoyo a las tesis de Tarcus (que en lo explícito no se inscribe en ninguna de esas dos tendencias) al sólo efecto de atacar a la izquierda.
En cuanto al aburrimiento como causa de la agonía de la izquierda partidista... conozco pocos tipos más aburridos que Tarcus.

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Por ayay - Saturday, Mar. 19, 2005 at 4:46 PM

el incorregible sionista fabián no pudo evitar refiriéndose a la biblia decir que "aún" los musulmanes leen la biblia. Su racismo y su intolerancia se le escapa aunque no tenga nada que ver.

fuera de eso muy bueno su comentario.

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Gargaras de boludez
Por Fabián - Saturday, Mar. 19, 2005 at 9:03 PM

Mi "aún" no fue racista, tiene que ver con que poca gente sabe que a pesar de que el Korán es el libro leído por los musulmanes, ellos reivindican un tronco común con el cristianismo y el judaísmo.

Pero eso poca gente lo sabe, incluso los musulmanes. La biblia fue la base del pensamiento de Mahoma, pero cuestiones políticas que vienen ya del siglo VII d.C. (y que poco tienen que ver con el sionismo) hicieron que se lo olviden, sólo los estudiosos de la ley coránica lo mencionan.

La boludez de "ayay" y fachos como ése me tiene las pelotas llenas. El boludo de ayay no conoce un puto musulmán (y dudo mucho que conozca a un judío), y yo voy a la universidad con ellos (y ellas).

Saludos,
Fabián

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