La crisis se profundiza en Lìbano
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Thursday, Mar. 10, 2005 at 6:08 PM
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LA CRISIS EN EL LÍBANO SE PROFUNDIZA
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Autor : Yossi
Schwartz Fecha : ( 08-Marzo-2005 ) Categoria : Oriente Medio
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uatro
meses después de su formación y dos semanas después del asesinato
del anterior primer ministro Rafiq al-Hariri, el gobierno pro-sirio
de Omar Karami ha dimitido. La oposición de derecha ha conseguido
acabar con el gobierno de Karami y se ha centrado en la retirada de
las tropas sirias de Líbano.
La oposición
anti-Damasco inició una campaña contra el gobierno pidiendo su
dimisión y amenazando con no detener su movilización en las calles
de Beirut hasta que no saliera del país el último soldado sirio.
La dimisión del gobierno favorece los planes
estadounidenses en Oriente Medio. Bajo el disfraz de las consignas
de George Bush: “libertad” y “democracia”, hay que entenderlo como
parte del plan para aumentar las presiones sobre Siria. Y los
gobernantes de Israel están contentos porque eso los ayuda a lanzar
amenazas semiabiertas de una intervención militar. Con estas
consignas hipócritas, EEUU está llevando a cabo una nueva iniciativa
con el objetivo de intensificar el control estratégico sobre muchas
de las naciones musulmanas de Oriente Medio e incluso más allá.
Inmediatamente después de la dimisión de Karami, el
portavoz de la Casa Blanca, Scott McCllelan, anunció lo siguiente:
“La dimisión del gobierno de Karami representa una oportunidad para
el pueblo libanés de tener un nuevo gobierno que sea verdaderamente
representativo de la diversidad de su país”.
Israel
anunció que le gustaría forjar una nueva paz con Líbano pero sin
Siria. George W. Bush ahora dice que quiere ayudar a la restauración
de la soberanía libanesa y exige la retirada de las tropas sirias.
Sin embargo, durante décadas las tropas sirias han estado en Líbano
con el apoyo tácito de EEUU.
Antes de tratar el papel
de las anteriores administraciones norteamericanas con relación a la
presencia de tropas sirias en Líbano y los objetivos de Bush,
deberíamos tratar algunos aspectos de la historia del imperialismo
en Siria y Líbano, las mismas fuerzas del imperialismo que ahora
están preocupadas por los libaneses.
Una breve
historia
Siria y Líbano son una creación de los
imperialistas europeos que dividieron la Gran Siria para sus propios
intereses. Al final de la Primera Guerra Mundial, en la Conferencia
de Paz de París en 1919, el territorio formado por la Gran Siria
cayó bajo el cuchillo de las distintas potencias imperialistas. El
resultado fue la división de Oriente Medio en estados artificiales.
Los colonialistas franceses se quedaron con el estado
de Líbano en 1920. Después siguió un ataque militar francés contra
Damasco que llevó al derrocamiento de Faisal y su exilio a Iraq.
Las acciones del imperialismo francés en la Gran
Siria fueron seguidas en 1921 por Winston Churchill, que
arbitrariamente creó las fronteras de la mayoría de los países que
hoy forman Oriente Medio. Por supuesto que este caballero británico
no consultó con la población nativa e ignoró sus aspiraciones
políticas.
El mismo año la Liga de las Naciones, “la
cocina de ladrones”, como la llamó Lenin, entregó Palestina en forma
de Mandato a los imperialistas británicos como premio por su
victoria en la guerra. Los “imparciales” británicos rápidamente
separaron Palestina de la Gran Siria.
En 1926,
Francia declaró Líbano como república, pero fue una farsa de
independencia porque Francia mantenía el control de los asuntos
exteriores y militares de Líbano. Los franceses introdujeron una
constitución que reconocía una sola cámara de diputados elegidos de
acuerdo con la representación religiosa sectaria. La fórmula exacta
de determinar el peso real de cada una de las sectas religiosas no
se detallaría hasta el borrador del Pacto Nacional aprobado en 1943.
En 1943, bajo la presión de las masas, los
colonialistas franceses se vieron obligados a permitir la
celebración de elecciones en Siria y Líbano. En Siria llegó al poder
el Bloque Nacional y Shukri al-Quwwatli se convirtió en el primer
presidente del país.
Los términos del Pacto Nacional
se basaban en el censo de 1932. Los términos se elaboraron bajo
supervisión francesa, el presidente de Líbano debía ser cristiano
maronita, el primer ministro musulmán sunnita y el presidente del
parlamento un musulmán chiíta. (El nombre maronita procede Saint
Maro, un ermitaño que murió en el año 435 d. C.) Esta era la fórmula
perfecta para la guerra civil.
Los franceses
continuaron resistiendo la lucha anticolonialista y revolucionaria
de Siria y Líbano. La lucha cada vez se intensificó más y formaba
parte del levantamiento revolucionario mundial que siguió al final
de la Segunda Guerra Mundial. El resultado fue que Damasco sufrió
los bombardeos y ataques de artillería franceses.
En
1958 estalló la primera guerra civil libanesa entre los grupos
cristianos y musulmanes. Los musulmanes estaban animados por el
emergente nacionalismo árabe de izquierda que llevó a una breve y
formal unificación de Siria y Egipto, apoyados por los radicales
pequeño burgueses nasseristas, que querían ver a Líbano formar parte
de esta unificación y también ver al país libre del dominio de los
cristianos. El presidente cristiano Sha’mun pidió la intervención de
EEUU y los marines norteamericanos llegaron a las playas de Beirut
el 15 de julio.
En 1975 comienza la segunda guerra
civil en Líbano. Este conflicto duraría hasta 1989. Elias Sarkis, un
cristiano de clase media, fue elegido presidente en Líbano
sucediendo al presidente Franjiyah. En marzo, el líder de la milicia
cristiana libanesa, Major Saad Hadad, formó el Ejército Libanés del
Sur (ELS), que después forjaría lazos con Israel.
En
julio de 1976 el ejército sirio entró en Líbano e impuso un alto el
fuego. Siria se implico inicialmente para proteger a los cristianos
de la derrota a manos de los musulmanes. Henry Kissinger y el
gobierno israelí convencieron al presidente sirio, Assad, de que si
no entraba en la guerra para reprimir a la OLP y los musulmanes,
entonces haría el trabajo Israel. En agosto del mismo año las
fuerzas Falangistas Cristianas Libanesas, utilizando armas de Israel
y otro equipamiento que todavía llevaban las marcas e insignias
israelíes, masacraron a miles de refugiados palestinos que vivían en
el campo de Tel al-Zataar.
La presencia siria en
Líbano siempre ha sido un mecanismo utilizado para preservar el
capitalismo y su estructura política religiosa. La presencia de las
tropas sirias permitió a Israel hacer lo que deseaba desde hacía
años en el sur de Líbano.
Esto quedó claro en 1978
cuando Israel atacó posiciones de la OLP en el sur de Líbano como
venganza por el asesinato de más de treinta pasajeros en un atentado
contra un autobús provocado por la OLP.
El 15 de
marzo de 1978 Israel ocupaba una amplia franja de diez kilómetros al
norte de su frontera con Líbano. En esa operación murieron
asesinados unos 1.500 civiles libaneses y palestinos. Entonces
retiraron algunas de las fuerzas israelíes pero no antes de entregar
la zona a los milicianos cristianos aliados de Israel. Estos
milicianos se enfrentaron a los palestinos y otros árabes musulmanes
libaneses. La ONU aprobó la Resolución 425 que pedía la retirada
israelí del sur de Líbano. Israel se negó y se quedaría allí hasta
abril de 2000.
El 9 de mayo de 1982, Israel comenzó a
bombardear pueblos y aldeas a lo largo de la costa libanesa. La OLP
disparó ráfagas de artillería y cohetes contra el norte de Israel en
venganza por el ataque. El 3 de junio de 1982 el embajador israelí
en Gran Bretaña fue asesinado. Israel utilizó este asesinato como
pretexto para invadir días más tarde Líbano (Operación Paz para
Galilea). Israel anunció su intención de expulsar a la OLP de Líbano
y crear un “cordón de seguridad” de 25 millas para proteger sus
asentamientos del norte. A mediados de julio más de 100.000 soldados
israelíes invadieron Líbano y cercaron Beirut.
La
invasión de Líbano llevaba mucho tiempo planeada por Israel como una
forma de neutralizar la oposición de Siria y la OLP, los planes de
Israel eran anexionarse los Altos del Golán, “Samaria y Judea”,
también planeaba controlar los derechos del agua del río Litani, su
esperanza era conseguir que en Líbano hubiera un gobierno cristiano
amigo de Israel. Estos planes israelíes se remontan a los años
cincuenta.
La política de EEUU y Siria
Aunque EEUU comenzó en los años setenta a
reconocer los intereses sirios en Líbano, la cooperación abierta de
EEUU con el régimen de Assad comenzó durante la administración de
Bush padre.
En 1988 el gobierno militar encabezado
por el general Michel Aoun, comandante del Ejército Libanés, intentó
imponer su propio presidente. Damasco se negó a reconocer el
gobierno de Aoun y estableció un régimen rival en Beirut oeste.
La administración Bush se negó a reconocer a los dos
regímenes. En 1989 el gobierno de Aoun intentó expulsar a las
fuerzas sirias de Líbano. Entonces, EEUU intentó desacreditarle a él
y su régimen. El congreso incluso habló de que la crisis empeoraría
si se retiraban las tropas sirias.
La lucha para
intentar resolver la crisis de supervivencia del parlamento libanés
llevó a la reunión de Ta’if, ciudad de Arabia Saudí. Las discusiones
se rompieron por la cuestión de la ocupación siria. Siria prometió
una redistribución parcial de sus fuerzas en dos años y discutir la
futura retirada de todas las fuerzas sirias. Todos entendieron que
se trataba de una promesa vacía. En septiembre de 1982 hicieron una
promesa similar, cuando Siria firmó la Declaración de Fez que la
obligada a “comenzar las negociaciones” con el gobierno libanés con
relación “al fin de la misión” de las fuerzas sirias en Líbano.
EEUU convenció a Líbano para que firmara el acuerdo,
dijo que Siria seguiría el “espíritu” de las decisiones alcanzadas.
El acuerdo fue aplaudido por EEUU como un primer paso hacia un
“Líbano soberano, unificado e independiente, libre de todas las
fuerzas extranjeras”.
En noviembre de 1989 el libanés
Rene Mouawad fue elegido presidente de Líbano. Dos semanas después
fue asesinado. Aoun quería seguir en el poder frente a la oposición
de Siria y su negativa a irse provocó manifestaciones de masas en su
apoyo. La administración Bush condenó los actos de Aoun y cerró la
embajada estadounidense en Beirut. EEUU comenzó una campaña contra
el primer ministro que llevó al Consejo de Seguridad de la ONU a
publicar una declaración pidiendo el cumplimiento del acuerdo de
Ta’if.
En febrero de 1990 la milicia LF, bajo el
control de Siria, comenzó un ataque contra posiciones del Ejército
Libanés en Beirut oriental, por supuesto con el apoyo tácito de la
CIA. La lucha debilitó a Aoun y abrió el camino para una invasión
siria.
Después de la invasión de Kuwait por parte de
Iraq en agosto de 1990, Siria participó en la coalición encabezada
por EEUU. A cambio recibió apoyo estadounidenses para sus planes de
completar la conquista de Líbano.
En octubre de 1990,
Siria atacó Beirut oriental y rodeó las zonas controladas por el
gobierno de Aoun. La capital pronto cayó en manos sirias y Aoun
finalmente huyó a Francia. Poco después de la invasión, Bush se
reunió con el presidente sirio, Hafez Assad.
La
administración Clinton
Durante la administración
Clinton, los funcionaros estadounidenses constantemente se negaron a
criticar el control sirio de Líbano. En realidad, el Departamento de
Estado incluso se negó a reconocer que la negativa siria a un
repliegue limitado de sus fuerzas al Valle Beqaa era una violación
del acuerdo.
La administración Clinton estaba
motivada por su deseo de convencer a Siria de que diera a Israel
algunas concesiones para garantizar una “paz” imperialista entre los
dos estados. Pero como hemos visto en muchas ocasiones en el pasado,
los imperialistas no son capaces de llevar la paz a la región, ni
aunque de verdad lo quisieran.
La fracasada cumbre
entre Clinton y Assad, y la retirada de las fuerzas israelíes de
Líbano en mayo de 2000, llevaron a EEUU a presionar a Siria para que
se retirara, pero la muerte de Assad en junio del mismo año puso fin
a esto.
Las intenciones de la administración de
George W. Bush no se basaban en un intento de llegar a un acuerdo
entre Israel y Siria, sino en reforzar su control sobre Oriente
Medio. La presión de EEUU, combinada con las advertencias de Israel,
tiene la intención de conseguir la retirada siria de Líbano y así
matar tres pájaros de un tiro. El objetivo real es imponer un
gobierno abiertamente pro-estadounidense en Líbano, derribar al
gobierno sirio para acelerar la privatización de la economía y
acabar con la ayuda siria a la resistencia iraquí. Básicamente, lo
que quiere el imperialismo estadounidense en Siria es un títere
obediente que haga todo lo que él quiera. Incluso la modesta
posición del régimen sirio es demasiado para los imperialistas
norteamericanos.
¿Y ahora qué?
La inestabilidad en Oriente Medio se extiende y
crece según se acumulan las contradicciones entre los intereses de
los imperialistas y sus agentes locales que chocan con los deseos de
las masas. Siria ha sido un factor estabilizador en el orden
imperialista durante años. La retirada de la tropas sirias provocará
más inestabilidad y traerá el peligro de una nueva guerra civil
sectaria en Líbano, así como la amenaza de nuevas guerras locales.
La única forma de impedirlo es con la lucha
revolucionaria de la clase obrera, que unificaría Oriente Medio bajo
un programa socialista, encabezando la transformación socialista de
toda la región.
Desgraciadamente, el Partido
Comunista de Líbano defiende la colaboración de clases con las
fuerzas pro-estadounidenses, en lugar de defender una política de
clase independiente. Este programa sólo puede añadir más
inestabilidad y caos en la región y bloquear cualquier solución
socialista a la crisis.
El Partido Comunista Israelí,
en su semanario Zo Haderch, comenta lo siguiente sobre la
postura del Partido Comunista de Líbano:
“Los
comunistas de Líbano están defendiendo la creación de un gobierno de
salvación nacional que negocie con Siria la retirada de su ejército
de Líbano. El partido defiende la convocatoria de elecciones basadas
en un parlamento no sectario. Líbano está en una crisis que comenzó
con la Resolución 1559 de la ONU que fue aprobada bajo la presión de
EEUU y Francia. La crisis en Líbano está reflejando la nueva
situación política que siguió a la ocupación de Líbano y a las
estrechas relaciones entre EEUU e Israel. EEUU quiere crear nuevos
estados pequeños, basados en la religión, para garantizar su
hegemonía en la región. El desprecio por el acuerdo de Ta’if
contribuye a la inestabilidad. Todas las fuerzas políticas de la
coalición y la oposición en Líbano deben estar unidas en un nuevo
diálogo”.
Los mejores militantes de los partidos
comunistas de Líbano e Israel deben oponerse a esta política de
colaboración de clases si quieren evitar otra nueva guerra civil. El
único camino que puede llevar a una solución es el camino de Lenin y
Trotsky. Es el camino del poder de la clase obrera en toda la región
como parte de la revolución socialista mundial. Este es el camino
que la clase obrera de Venezuela está emprendiendo. En lugar de una
política de colaboración de clase, los militantes obreros deberían
luchar por una política independiente de la clase obrera. Eso
significa adoptar una perspectiva socialista revolucionaria. Como
dijo recientemente Hugo Chávez: “Estoy convencido de que el camino
para un mundo nuevo, mejor y posible no es el capitalismo, el camino
es el socialismo”.
4 de marzo de 2005
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