CARTA AL GOBERNADOR DE CHUBUT
Por RIOSLIBRES - Thursday, Mar. 10, 2005 at 10:25 PM
elpuente99@yahoo.com

Existen vastas razones para asegurar que la construcción de grandes represas hidroeléctricas no es sinónimo de desarrollo, sino que equivale a devastación ambiental, a una política energética cortoplacista, y a una falta de reconocimiento a la importancia de proteger la biodiversidad para el desarrollo sustentable de las comunidades locales, la garantía de su derecho a la salud, la alimentación y la soberanía alimentaria, y sus derechos económicos, sociales y culturales, incluido el derecho por preexistencia al territorio de los pueblos originarios.

14/03/2005
Ciudad de Buenos Aires


Sr. Gobernador de la Provincia de Chubut:


Existen vastas razones para asegurar que la construcción de grandes represas hidroeléctricas no es sinónimo de desarrollo, sino que equivale a devastación ambiental, a una política energética cortoplacista, y a una falta de reconocimiento a la importancia de proteger la biodiversidad para el desarrollo sustentable de las comunidades locales, la garantía de su derecho a la salud, la alimentación y la soberanía alimentaria, y sus derechos económicos, sociales y culturales, incluido el derecho por preexistencia al territorio de los pueblos originarios.

Las cuestiones que se plantean en torno a las represas son las mismas que se plantean en torno a cómo se evalúa la contribución que un proyecto hace al desarrollo. Todos los problemas están vinculados con el impacto que tendrá la represa sobre el curso del río; con los derechos del acceso al agua y los recursos del río; con el desarraigo de los asentamientos existentes, la afectación de la cultura y los medios de subsistencia de las comunidades locales, y reducción o degrade los recursos ambientales y también con la cuestión de si la represa representa la mejor inversión económica de fondos y recursos públicos.

El proyecto de aprovechamiento hidroeléctrico de la cuenca del Río Corcovado conocido por el nombre de uno de sus seis cierres, “La Elena” encarna la amenaza de reproducción de las efectos ambientales, sociales y económicos del complejo Futaleufú donde:

1. No hubo ningún indicio de reducción de la pobreza en la región, ni de aumento de puestos de trabajo. Por el contrario, la comunidad de Chaco Chico, hoy rebautizada Aldea Escolar tras haber sido desplazada, ha disminuido considerablemente su calidad de vida, sus pobladores de han visto incapacitados de producir sus propios alimentos por el hacinamiento en el nuevo territorio y el costo de vida se ha incrementado para ellos al punto de acrecentar fuertemente el nivel de pobreza.

2. Como consecuencia de la proximidad de las torres de alta tensión necesarias para transportar el caudal energético de las grandes represas la comunidad ha sufrido un alarmante deterioro en la salud, entre lo que se cuenta el constante sangrado de nariz de los más pequeños, la aparición sistemática de casos de leucemia y cáncer, y una tasa de suicidios mucho más alta que el promedio. Cabe mencionar que en los países desarrollados casos como éste impulsaron legislaciones que prohíben la construcción de líneas de alta tensión en las cercanías a áreas habitadas. En nuestro caso, los epidemiólogos sólo encontraron un problema de ¿psicosis colectiva?

Las consecuencias del complejo hidroeléctrico La Elena, en la misma línea de impactos mencionados en las conclusiones de la Comisión Mundial de Represas , no representará una inversión en energía renovable y los impactos sociales y ambientales, al igual que en Futaleufú, dejarán a la vista que la previsión de consecuencias y los esfuerzos por mitigar las ramificaciones han sido insatisfactorias en la totalidad de los casos, y que la falta de equidad en la distribución de los beneficios ha puesto en tela de juicio el valor de muchas represas a la hora de satisfacer las necesidades de agua y energía para el desarrollo.

La construcción de represas, instalación de yacimientos mineros, privatización del agua y la expropiación de tierras es sólo una cara en el ámbito rural de las políticas neoliberales que, como las leyes de flexibilización laboral, en la ciudades atentan contra los derechos al trabajo, a la salud y a la alimentación; y son las mismas que ya han visto sus consecuencias en los violentos conflictos que resisten los campesinos en Santiago del Estero frente al avance de la frontera agropecuaria, las violaciones a los derechos humanos percibidas por la Comunidad Avá Guaraní en su lucha contra la Seabord Corporation en Salta, y los conflictos por la propiedad de la tierra de familias mapuche frente a la compra masiva de territorio por parte de la firma Bennetton en Chubut.

Las organizaciones que se manifiestan a través de la presente rechazamos categóricamente una política de desarrollo energético que, como en este caso, responda a la necesidad de expansión de capitales extranjeros por sobre las necesidades del desarrollo local; que no respete el derecho a la tierra de las comunidades indígenas y campesinas forzándolas a desplazarse y perdiendo elementos de la cultura y la naturaleza; que no tome como un valor elemental la protección de la biodiversidad, capital fundamental para lograr un desarrollo sustentable y sostenible; y por sobre todo, que pase por alto la voluntad de los pobladores locales, de las organizaciones y de la sociedad en su conjunto. Nuestro NO A LA REPRESA es rotundo. Por el AGUA, por la TIERRA y por LA VIDA.

agrega un comentario