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Bolivia
Por Quilombo Libertario - Saturday, Mar. 12, 2005 at 4:58 PM

Como espada de Damocles, la “Guerra del Gas”, apenas simbolizada por la
llamada “Agenda de Octubre” (nueva ley de hidrocarburos y asamblea
constituyente), pende sobre las cabezas de cualquiera que se quiera
asumir como dirigente de movimientos sociales o como político de la “new
wave”. Aquella “Guerra de las Mil Mesetas” tal, la definición del
compañero J. Perelman, es una de las más bellas insurrecciones de la
historia
contemporánea, no solo porque incluyó sectores indígenas, campesinos,
obreros y clase media, sino porque fue una acción espontánea, que con el
correr de los días y del fragor de la lucha, fue sumando voluntades y
anudando espíritus solidarios hasta crear un punto de fuga en el cerrado
horizonte del neoliberalismo y todas sus variantes: desde la
socialdemócrata de Lula - Kirchner hasta la nacionalista de Chávez.

Y es que la “renuncia política” del actual presidente Mesa (Lunes 7 de
marzo) dividió las aguas con claridad, dejando al desnudo una verdad
antes admitida a medias: los “líderes” sociales son apenas “Corleones”
que utilizan las demandas y protestas legítimas para encumbrar sus
apetitos personales. Del otro lado, un presidente que a través de un
“Acuerdo Nacional”, “resucita” a un sistema de partidos políticos que
había recibido la extremaunción el 17 – 10 – 2003... “Acuerdo” firmado
con el Parlamento fascistoide de Sánchez de Losada, es decir, con los
partidos políticos tradicionales.

En medio de este fascismo de la derecha política y del “Pacto” de los
“capo mafia” que se abrogan la representatividad de los movimientos
sociales, han quedado atrapados los verdaderos luchadores.

Sin embargo, todos en Bolivia saben que quien enciende la temperatura
social, corre el riesgo de llegar a los “fatídicos” 17/10 grados
Fahrenheit con los que comienzan a arder las llamas de las
insurrecciones en Bolivia. Y quién enciende esa temperatura social,
acaba por chamuscarse con ella.

LA LEY DE HIDROCARBUROS: UN POCO DE GAS PARA ENCENDER EL FUEGO
La crisis boliviana es tan inasible como el gas y tan fácil de desactivar
como una empresa pública autogestionada. Herederos de una tradición de
expropiar petroleras transnacionales, Bolivia es el único país que se ha
tirado no una, sino dos expropiaciones, Busch, 1937 y Marcelo Quiroga
Santa Cruz, 1969.

Sin embargo, no es producto de una tradición “futbolera”, ni las
expropiaciones mencionadas ni la actual crisis y su correlativo “estado
de insurrección” no tan latente.

La crisis y la insurrección boliviana viene precedida de situaciones
terminales en Brasil, Argentina, Venezuela y Ecuador, por ejemplo y tiene
como caldo de cultivo la extrema corrupción en las esferas políticas,
empresariales y sindicales y en la brutal profundidad de la miseria, que
arrastra a la más elemental dignidad humana. Desde esta perspectiva, los
bloqueos a ciudades enteras no son sino, la manifestación de una
desesperación de los sectores sociales postergados que recién ahora va
encontrando líneas de ideas sociales más claras pero que todavía deben
complementarse con líneas de acción y protesta social acordes a estas
nuevas ideas: autogestión social, autonomía individual y colectiva,
solidaridad de todas y todos y transparencia de y para todos.
La lucha por una ley de hidrocarburos más beneficiosa para los sectores
sociales, ha quedado reducida a una cuestión legal – impositiva: el
porcentaje de regalías que se debe cobrar a las transnacionales.
Si bien el referéndum vinculante de julio de 2004, determinó que dichas
regalías debían ser del 50%, el propio gobierno, aliado con los partidos
políticos tradicionales derrotados el 17 / 10, pretende bloquear este
punto travistiéndolo de una serie de impuestos. Y LA LUCHA POR LA LEY DE
HIDROCARBUROS DEBE CONTEMPLAR, FUNDAMENTALMENTE, LA VIGENCIA LEGAL DE
LOS DERECHOS INDÍGENAS (sobre todo el derecho a la consulta libre y
oportuna, ya que las riquezas petroleras y los ductos se encuentran en
territorios indígenas) Y LEGALIZAR Y FACILITAR EL CONTROL SOCIAL SOBRE
TODA LA ACTIVIDAD HIDROCARBURÍFERA.

En otras palabras: lo único que debemos esperar de una ley así, es que
abra las compuertas a la fiscalización popular para, luego sí, pasar al
control autogestionario de la actividad. Pero centrar la lucha solo en
una ley de hidrocarburos y en sus aspectos técnico – tributarios, es un
reduccionismo peligroso, ya que un 50% de regalías sin derechos
indígenas y sin vigilancia social, es no entender dónde está el negocio
de las corporaciones.

Y su negocio está en falsear los volúmenes de producción y fijar los
precios de venta en boca de pozo. Los mejores precios (diferencia de
costo – beneficio) se obtienen en los paraísos fiscales, donde las
petroleras tienen asentadas legalmente a sus compañías trasportadoras,
que compran los energéticos a precios irrisorios y los venden a precios
internacionales SIN PAGAR UN CENTAVO DE IMPUESTOS, ya que por algo son
“Paraísos Fiscales”, dejando magros saldos en los países productores,
con 50% de regalías o sin 50% de regalías.

A partir de aquí, es indudable que se ha “pifiado” el objetivo de la
lucha por los hidrocarburos: de parte de los “Corleones del
Sindicalismo” viejo y amañado, por puro interés político de cara a las
elecciones presidenciales (Evo Morales) y afanes de figuración personal
(Solares, Quispe, De la Cruz, Loayza); de parte de los empresarios y
políticos (o políticos – empresarios) por intereses monetarios (grandes
coimas parlamentarias, participaciones en el negocio o por ser parte de
la cadena de distribución de hidrocarburos) y de parte de los
movimientos sociales, por defecto de acumulación de experiencia social y
política.

EL ALTO: ENTRE LA EMPRESA PUBLICA AUTOGESTIONADA Y LOS VIEJOS METODOS Es
interesante observar el fenómeno registrado en El Alto, donde una lucha
popular masiva acabó por torcerle el brazo a la francesa Suez Lyonnesse
des Aeux (Aguas del Illimani), una empresa cuestionada en varias
ciudades del mundo como, por ejemplo, Buenos Aires (Aguas Argentinas),
donde el propio gobierno argentino estuvo a punto de expulsarla del
país, por los mismos motivos que en El Alto y como ya le sucediera en
otras 5 ciudades del mundo.

La política de la multinacional francesa es incumplir con las inversiones
en agua potable y alcantarillado para ser expulsados y pleitear en
tribunales comerciales internacionales, donde, gracias a los convenios
firmados por gobiernos de someterse a los arbitrios de la OMC, siembran
terror en los miserables Tesoros Nacionales de los países pobres.
El Alto había logrado que la Suez se fuera sin mucho pataleo; sin
embargo, con un proyecto de empresa pública autogestionada bajo el
brazo, se traba el comienzo de esta experiencia histórica para Bolivia,
en un punto político: exigen la expulsión inmediata de esta corporación
sin auditoria; auditoría en la que se debió participar como “vigilantes
sociales” y que hubiera logrado otra conquista histórica: obligar a las
corporaciones a la transparencia.

Sin embargo, encerrados en esa pequeña demanda política, casi se hecha
por la borda la posibilidad de una experiencia social valiosísima (al
escribir esta nota, El Alto ha aceptado un “cuarto intermedio” en sus
bloqueos a cambio que se mantenga su demanda de empresa pública
autogestionada).

Así, el tema político de la “salida de Aguas del Illimani” logró empañar
que la verdadera lucha eran los objetivos sociales de la nueva empresa
prestataria del servicio de aguas y alcantarillado y, peor aún, logró
empañar los objetivos sociales de 17 / 10 / 03.

PRÁCTICA Y TEORÍA DE LOS BLOQUEOS: CUANDO EL PAN NO ESTA GARANTIZADO P.
Kropotkine, en “La Conquista del Pan” sostenía que durante una huelga
general indefinida, era menester asegurar el pan a las familias de los
huelguistas y a los obreros en general. Esta visión de una ética de la
lucha y protesta social, es un principio que nunca se debe descuidar,
simplemente porque toda lucha social es por la conquista del pan.

No obstante, los bloqueos de carreteras, forma de protesta social
campesina desde los ’60 y que en la actualidad se ha convertido en
monopraxis de protesta política, suele tener en su primera línea de
afectados, la canasta familiar de los sectores más empobrecidos de
pueblos y ciudades, ya que los bloqueos dan cabida a los especuladores
de precios –intermediarios, mayoristas y minoristas- la consecuente alza
indiscriminada de los precios de los productos básicos, siendo que el
80% de la población, no tiene posibilidad alguna de acopiar alimentos
para su subsistencia diaria, mientras duran los bloqueos que se llevan a
cabo a cientos de kilómetros de las áreas pobladas.

Este es uno de los orígenes de la impopularidad que muchas veces rodea
estas medidas de presión política, que suelen ser acatadas por las
bases, antes por “disciplina sindical” (matonaje o “renta militante”)
que por
convicciones o ideas.

Octubre de 2003, logró ser la contracara de esta descripción, ya que la
solidaridad de todo el pueblo, atemperó en algo, estas consecuencias
mencionadas. Pero una cosa es tumbar a un masacrador de vidas humanas
(Sánchez de Losada, ex – presidente renunciado) y otra, una lucha como la
ley de hidrocarburos.

Si bien nadie en Bolivia (ni fascistas, ni corleones ni la prensa) quiere
ver que hasta el “alumno exitoso del modelo” (Chile) está en plena pelea
parlamentaria en pos de aumentar las regalías o los impuestos a las
corporaciones mineras, o que Argentina revisó todos los contratos
petroleros de las transnacionales sin que estas dijeran “ni pío” y
entonces se sataniza a los movimientos sociales, por sus “ideas
inviables” respecto de estos temas; pero también es cierto que hasta los
propios piqueteros en Argentina han visto la necesidad de cambiar sus
métodos de lucha (bloqueos) en aras de solidarizarse con los
trabajadores y una clase media duramente golpeada y empobrecida por la
crisis del 2000 / 2001.

Ha llegado la hora de encontrar metodologías más populares y efectivas,
como, por ejemplo, los “escraches” u otros hostigamientos a estas
corporaciones, centrados en exigencias de “servicios sociales gratuitos”,
de transparencia en sus actos y estados financieros y balances (al fin,
los bolivianos por la ley de capitalización, somos dueños de un
porcentaje de las acciones de las petroleras capitalizadas y debemos
tener acceso a los libros contables, según el Código de Comercio), etc.
Métodos de “Acción Directa”, en otras palabras, que traen mejores
resultados que las “presiones políticas”.

Porque, ¿de qué vale presionar con bloqueos a un Estado débil e inútil
para negociar una ley de hidrocarburos con aquellos monstruos
corporativos? ¿Y para qué tener al estado como mediador entre los
movimientos sociales y las petroleras? Si vamos hacia la autogestión,
pues debemos estar ya en la autogestión; sin el Estado. Como aquel poema
de Borges, “... vació su cantimplora y dijo: / si he de entrar al
desierto / ya estoy en el desierto...”. Entremos ya, entonces, a la
autogestión...

Lo cierto es que los recientes bloqueos, desgastaron innecesariamente a
sus protagonistas y los enfrentaron –mensaje presidencial mediante- a la
clase media, con quienes, después de décadas y desde 17 / 10, se vivía
un “pequeño romance” que dio un gran impulso y respaldo a las luchas
populares.

DE LA ACCIÓN SOCIAL A LA POLÍTICA: EL TORTUOSO CAMINO A LA PRESIDENCIA
SIEMBRA "ERRORES" EN LOS MOVIMIENTOS SOCIALES
Observemos el “Cuadro de Honor” de los actuales “dirigentes sociales” y
veamos quién es cada uno de ellos:
Evo Morales: con buenos aportes económicos del chavismo y el pago por
“protección” que realiza la Repsol –tiene ricos pozos petroleros en
Chapare, bunker del líder cocalero, que no indígena- Evo solo piensa en
la presidencia en 2007.

Cimar Victoria: este dirigente de campesinos colonizadores del oriente,
declaró hace unos meses que no le interesaba el ministerio de asuntos
campesinos, ya que era un ministerio pobre y el manejaba “8 millones de
dólares al año como dirigente campesino” (sic).

Ángel Durán: dirigente de los “Sin Tierra”; posee “solo 500 has. de
tierra” (sic) y está acusado por sus bases de haber vendido tierras
destinadas a ellos.

Jaime Solares: soplón y torturador de la dictadura de García Mesa en los
’80. ¿Algo más?

Felipe Quispe “Mallku”: cadáver político desconocido por casi todas las
comunidades aymaras en tierras altas (occidente del país)

Roberto de la Cruz: expulsado de la Central Obrera de El Alto por
corrupto, obtuvo una concejalía en las últimas elecciones municipales
(12 / 2004).

El paso de la lucha social a la política ha postergado a las bases de los
movimientos sociales y las ha desviado de los objetivos de octubre, con
el solo fin de proyectar a Evo Morales a la presidencia en las
elecciones de 2007. Ayudados por los medios de comunicación, que los han
impuesto como líderes nacionales y hasta de la insurrección de octubre,
estos “corleones” solo apuestan a ser los “patrones” de los movimientos
sociales. Por otra parte, los embates políticos que han desatado “Los
Sopranos” (incluido el reciente “Pacto Social”) de cara a aquel fin
electoralista inconfesable, ha generado, entre otros, una “represión
selectiva” por parte del gobierno y no hacia estos “dirigentes”,
precisamente.


La actual crisis de Bolivia con su carga de xenofobia incluída, es una
crisis en la que todos parecen sentirse a gusto: petroleras, fascistas
parlamentarios, gobierno y “corleones”, que aún no comprenden que 17 / 10
es la temperatura a la que arde Bolivia e incinera toda tentativa de
corrupción, hambre y autoritarismo.

Mientras los movimientos sociales buscan hacer coincidir las fuerzas de
la acción con la de las ideas para aproximarse a un futuro de
autogestión social que espera a la vuelta de cualquier esquina o recodo
del camino. Y allí, toda inocencia será premiada.

¡¡Arriba los de Abajo!!

Quilombo Libertario

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