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Unir las fuerzas revolucionarias
Por Socialismo Revolucionario - Sunday, Mar. 13, 2005 at 6:32 PM
www.sr.org.ar

por Pablo Soca y Agustín Valdés

La relevancia que cobra en el presente período la ideología socialista para moldear a la nueva vanguardia exige que los marxistas rompamos con todo sectarismo y apreciemos cabalmente el carácter estratégico de la construcción de un partido revolucionario. Este partido sólo podrá surgir de una fusión entre las fuerzas que hoy reivindican dicha perspectiva y miles de trabajadores, estudiantes, jóvenes y campesinos que comienzan a sumarse al combate contra el capitalismo. Esta es la perspectiva estratégica de la etapa actual. Por nuestra parte, creemos que el primer paso es explorar las vías para avanzar en el reagrupamiento de las fuerzas socialistas y revolucionarias en una organización común.

La concepción evolutiva y lineal, y por ende antidialéctica de otras organizaciones de izquierda, que consideran que el partido revolucionario que llevará a la victoria del proletariado en nuestro país surgirá exclusivamente del crecimiento de su propia organización nos parece una concepción profundamente equivocada. Hoy 2000. Mañana 5000. Y finalmente, en el próximo ascenso, 30.000 para convertirse en una organización obrera de masas. El ejemplo más cabal de esta idea es el Partido Obrero. Lo mismo creía el MAS de los ’80 y principios de los ’90 antes de estallar en infinidad de tendencias sin haber siquiera pasado por acciones históricas de la lucha de clases. Estos compañeros pierden de vista que convertirse en “el” partido no es una cuestión cuantitativa (número de militantes), sino cualitativa, en el sentido de la estructuración y la representación orgánica de una fracción de la clase trabajadora. Tampoco serán de gran ayuda las concepciones de grupos como el PTS que considera a todas las demás corrientes (sin excepción) como “centristas”, es decir como no revolucionarias.

En nuestra próxima revista presentaremos un estudio de lo que creemos son las concepciones de partido en Lenin, que ha sido tergiversado hasta el cansancio y transformado, o en un autoritario implacable como lo ha hecho el estalinismo o en un sectario incurable. En el pensamiento de Lenin, desde el ¿Qué Hacer? en adelante, jamás estuvo presente la idea de la construcción del partido bolchevique por fuera del debate, la lucha política y los acuerdos con las otras tendencias de la socialdemocracia internacional. Lenin conformó su fracción bolchevique para pelear por la dirección del Partido Socialdemócrata Ruso, e incluso dentro de su propia fracción no existía el grado de homogeneidad que existe en los grupos de la izquierda actuales. Ocurre que en la época previa a 1917 no estaba claramente definida la posición de las diversas tendencias con respecto a la revolución en Rusia. Basta el ejemplo de Trotsky, que estuvo en muchas ocasiones con los mencheviques contra los bolcheviques y en Abril de 1917 se unifica con el Partido de Lenin. Este lo calificó luego como “el mejor bolchevique”. El curso de la otra fracción del POSDR, los mencheviques fue opuesto, terminaron del lado de la contrarrevolución mientras habían estado muchos años en un mismo partido con Lenin.

No pretendemos tomar el modelo del partido bolchevique por fuera de las determinaciones históricas e introducirlo a la realidad argentina como una receta. Entre otras diferencias fundamentales hoy no existe un movimiento socialista internacional al interior del cual se pueda procesar la lucha de las distintas tendencias.

Sin embargo la experiencia bolchevique conserva validez en la medida en que, al mismo tiempo que valora la actividad paciente y cotidiana de preparación, muestra un método no evolucionista para la construcción partidaria. En la Argentina, en cambio, se ha extendido una práctica de secta, que consiste de construir pequeños grupos que hacen “como si” fueran partidos. Más allá de las diferencias políticas, estratégicas y tácticas que actualmente existen en la izquierda, ninguna organización puede reivindicarse “el partido” y señalar a todos los demás como “centristas cristalizados”, “democratizantes”, etc.

Es por eso que planteamos que todas las corrientes que reivindicamos la estrategia de la revolución obrera y socialista, debemos abrir el debate sobre las bases políticas y programáticas que nos pueden permitir avanzar hacia una organización común con libertad de tendencias a su interior. Las bases para dicha unidad tienen que partir de acuerdos fundamentales, como son una delimitación categórica con relación a todas las variantes de la centroizquierda y la izquierda reformista, el rechazo a toda política de colaboración de clases, la denuncia del régimen democrático burgués, el internacionalismo militante y la lucha por la revolución socialista y la dictadura del proletariado. Esto plantea un debate con corrientes como el MST que se reivindica trotskista pero mantiene una alianza con el PC argentino, impulsor del espacio centroizquierdista de Rosario.

La constitución de este partido sería un paso importante para acrecentar la influencia de los revolucionarios sobre capas enteras de la población, abriría las puertas de la militancia política a nuevos jóvenes y trabajadores y sería un polo de referencia para la vanguardia que podría contrarrestar las influencias del reformismo y del populismo. El pre requisito de esta política es la apreciación (no la subestimación ni la exacerbación) de las diferencias actuales medidas en relación a las amplias masas. No concebimos un partido monolítico, homogéneo y sin tendencias, éstas existen y sería ingenuo negarlas. Hay tradiciones y experiencias distintas que no pueden ser aplastadas una por otra, sino que deben medirse con relación al único patrón valedero: las amplias masas y los acontecimientos decisivos. Por eso una organización común debería garantizar la más amplia democracia interna para discutir las diferencias y una acción coherente y centralizada en la lucha de clases, es decir debe adoptar un genuino centralismo democrático.

No creemos que la sumatoria de las corrientes hoy existentes constituya de por sí un partido, pues éste depende de condiciones específicas de la lucha de clases y de la maduración de un sector importante de la clase trabajadora, pero sería un paso decisivo hacia él pues aceleraría la educación política de amplios sectores avanzados.

En el mismo sentido, en el plano internacional, impulsamos una Conferencia mundial abierta de los marxistas revolucionarios. Y logramos dar un paso adelante al ponernos de acuerdo con el MAS de Argentina para hacer juntos esta propuesta.

El reagrupamiento de las fuerzas socialistas revolucionarias, sobre las bases antes descriptas, puede jugar un rol fundamental en los futuros acontecimientos de la lucha de clases en nuestro país. La izquierda socialista debe disputar la dirección de amplias masas obreras y populares y acrecentar su influencia para lograr resolver favorablemente la tarea decisiva el período: constituir la dirección revolucionaria que necesita las masas para pelear por la conquista del poder político y culminar triunfalmente las tareas planteadas por el Argentinazo.

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CÓMO DESARROLLAMOS UN FRENTE DE IZQUIERDA Y DE LUCHADORES
Por PO 890 - Sunday, Mar. 13, 2005 at 6:52 PM

CÓMO DESARROLLAMOS UN FRENTE DE IZQUIERDA Y DE LUCHADORES
EL PLANTEO DE UNA ELECCIÓN INTERNA

Jorge Altamira


Las posibilidades políticas que podía ofrecer un frente de izquierda al viejo estilo se agotaron hace bastante tiempo, de hecho a partir de la primera disolución de Izquierda Unida, en 1991. Dos años antes, en 1989, IU había protagonizado una fuerte movilización, en sus elecciones internas, y un enorme acto público en conmemoración del 1º de Mayo. Si no hubiera caído víctima de sus propias contradicciones en aquel momento, podría admitirse, a nivel de conjetura, que habría seguido un rumbo parecido al de las diferentes experiencias centroizquierdistas de América Latina, que como todo el mundo sabe han concluido como instrumentos más o menos progresistas del imperialismo. Es de este modo, al menos, como festeja esas experiencias el columnista gusano de La Nación , el argentino-maiamiense Andrés Openheimmer. Por este motivo, de lo que se trata ahora es de plantear un desarrollo de mayor alcance que el que puede ofrecer una coalición electoral de partidos de izquierda armada por arriba. Los partidos de izquierda, en Argentina, de un modo general, son minoritarios y se encuentran en algunos casos internamente escindidos o, en otro caso conocido, está aliado a los laderos del kirchnerismo en el llamado Encuentro de Rosario (varios miembros de este Encuentro participaron del festejo del canje de deuda con Kirchner y Lavagna en la Casa Rosada). Este empantanamiento se acentúa como consecuencia del fracaso de la alianza de IU y el PS, a partir de la intención de este último de procurar un acuerdo electoral con la UCR –que seguramente tampoco tendrá éxito–. En resumen, una coalición de la izquierda, que fuera el resultado de un reparto de candidaturas, no tendría capacidad para irrumpir en el escenario político-electoral de octubre próximo con proyección o como alternativa.

Alternativa de poder

La propuesta efectuada desde estas páginas a favor de un frente de los partidos de izquierda y los movimientos de lucha apunta a superar esos límites. El planteo frentista debe insertarse en una propuesta de desarrollo popular y de una alternativa de poder, no al revés. La efectivización de una elección interna serviría para una movilización política y una discusión programática; para la convocatoria de asambleas y mesas redondas; desarrollaría en un escenario abierto y popular un debate programático de la izquierda, es decir que se construiría con los métodos propios de una alternativa política. Los límites y contradicciones insalvables del viejo planteo frenteizquierdista (que no sale del marco democratizante), que convive con el faccionalismo, explicarían que en un distrito tan crítico, políticamente, como la Ciudad de Buenos Aires, haya surgido (y aún continúe parcialmente en pie) una candidatura como la de Luis Zamora, que ha puesto el acento en la desmovilización y desorganización popular y que se ha dado el extraño ‘lujo’ de soportar la completa disolución de sus bloques parlamentarios improvisados. La lucha política es siempre una lucha de poder, por lo tanto el frente debería ser una construcción de poder, no meramente un cálculo parlamentario.

La salida del pantano

La propuesta de un frente capaz de intervenir como una alternativa de conjunto debe ser insertada en una caracterización del cuadro político. En este sentido, el empantanamiento político de la izquierda refleja un empantanamiento general de los partidos políticos en todo el país. El gobierno del Estado se asienta en una neutralización de los partidos políticos que se anulan recíprocamente. El peronismo podrá decir que es el partido gobernante, pero atraviesa una crisis colosal en sus principales distritos, al punto que la gobernabilidad no aparece amenazada solamente porque los negocios capitalistas todavía se encuentran en ascenso; Lavagna tiene más poder que el PJ bonaerense y porteño juntos. El progresismo ha quedado reducido al PS de Santa Fe, la nueva meca de los ilusos políticos, después del derrumbe del ibarrismo. La UCR gana, camuflada, en provincias menores y continúa dividiéndose en todo el país. La derecha es un fenómeno mediático y porteño, que se encuentra dividida en varias fracciones y el mismo radio de acción tiene el ARI. Los partidos patronales, en general, han perdido su carácter nacional y se han transformado en federaciones de distrito. La persistencia de este cuadro político acentuaría la tendencia abstencionista electoral. La política capitalista procura superar ese derrumbe por medio de personas o caudillos con apoyo económico y mediático; el abstencionismo se puede transformar, en este caso, en votaciones plebiscitarias. En otro tipo de condiciones, Carrió, Bullrich o López Murphy no existirían. La izquierda que participa de las luchas populares (aunque no lo haga con un programa socialista), no supera este cuadro de empantanamiento de la política patronal. En definitiva, se trata de la expresión de un equilibrio inestable de fuerzas después del Argentinazo, en el marco de una reestructuración capitalista. La vía más dinámica con la que cuentan la clase capitalista y el régimen político para salir de esta situación está representada, en principio, por lo que haga Kirchner. Si Kirchner fracasara, por motivos económicos o por un gran ascenso de luchas, ingresaríamos a una nueva etapa de crisis del régimen.

Nacionalismo y socialismo

La propuesta de una frente de partidos de izquierda y movimientos de lucha, con elecciones internas, asambleas, debates y luchas comunes plantea una superación del inmovilismo o empantanamiento político de la izquierda y es una vía para polarizar frente a la experiencia de reagrupamiento patronal más importante, el kirchnerismo, que es a la vez el gobierno del país. Polarizar con el kirchnerismo significa oponer a la demagogia del nacionalismo burgués (que no vacila en defender a Repsol contra la nación boliviana) la política socialista de la clase obrera en lucha. La Ciudad de Buenos Aires, como consecuencia de la crisis del ibarrismo y del intento del kirchnerismo de llenar este vacío, es un terreno excepcional para desenvolver la posibilidad de una polarización política por medio de un frente de conjunto. Si el planteo avanzara en la Ciudad se lo podría aplicar en otros distritos o, de no ser posible, organizar en ellos frentes políticos que se inscribirían en la perspectiva del de la Ciudad.

Liberar la dinámica popular

¿Cuál es el resorte que viabilizaría esta propuesta, o sea, que permitiría ponerla en práctica y que podría superar las limitaciones y contradicciones descriptas? Ese resorte es el hecho de que para la inmensa mayoría de los militantes de izquierda y sociales, y también para una buena parte de las organizaciones, el inmovilismo político de la izquierda y su ausencia como alternativa política resultan insoportables. En un cuadro de crisis y luchas constantes, que la recuperación económica ha acentuado, la marginación de la izquierda se encuentra, de un lado, en contradicción flagrante con la situación objetiva en su conjunto y, del otro, con las aspiraciones mínimas de cualquier luchador.

Por esta razón es que el planteo de las elecciones internas frentistas ha conquistado apoyo con rapidez y ha sensibilizado a las direcciones políticas de la izquierda. Es necesario pasar ahora a las discusiones políticas formales y, por sobre todo (porque esta es la clave de las claves), a la deliberación política abierta y popular.

A las tareas

El Partido Obrero debe ofrecer sus locales para discutir, en asambleas abiertas, las posibilidades de una alternativa obrera y socialista, las proposiciones para organizar el frente y las elecciones, la modalidad de la participación de las organizaciones y movimientos de lucha, porque todos los problemas tienen una salida a partir de la convicción en el planteo de conjunto.

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jajajaja
Por Oscar Wilde - Sunday, Mar. 13, 2005 at 7:06 PM

"Cuanto más conservadoras son las ideas, más revolucionarios los discursos."
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Oscar Wilde

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Hagamos un gran frente de la izquierda y los luchadores!!
Por AS 394 // MST - Sunday, Mar. 13, 2005 at 8:34 PM


Alternativa Socialista Nº 394 - 9/03/05
Publicación del Movimiento Socialista de los Trabajadores en Izquierda Unida
as@mst.org.ar


Cansados de las frustraciones con los viejos políticos del PJ, la UCR y la centroizquierda, que solo interpretan papeles distintos en la obra que escriben los ricos y el FMI, cada vez son más los que buscan algo nuevo. Pero la actual división de la izquierda impide que se materialice. Entre los luchadores, en las calles, barrios y lugares de trabajo la necesidad de la unidad es un reclamo cotidiano. Frente a las próximas elecciones, desde distintos sectores empiezan a surgir propuestas. Por eso desde el MST, que ha sido capaz de mantener un frente unitario como IU, saludamos que se abra un debate sobre la necesidad de construir un mayor polo unitario y llamamos a poner los máximos esfuerzos en dar pasos en ese sentido.

Aprovechar la oportunidad

Desde el año 2001 las distintas expresiones de izquierda han logrado instalarse como una fuerza real en las luchas populares y los movimientos sociales. La unidad en el terreno electoral entre estos luchadores que han roto con los viejos políticos y las distintas vertientes de la izquierda sería un paso importante para poner en pie una alternativa nacional frente a los viejos partidos. Se podría conformar un fuerte polo que comience a ser una referencia para nuevos sectores y que a su vez facilite una mayor confluencia. Al tiempo que potenciaría las luchas y el proceso de surgimiento de nuevos dirigentes que se ha iniciado. En la medida que siga la dispersión se debilitará esta posibilidad. Desde el punto de vista electoral se perdió una oportunidad cuando Luis Zamora se negó a impulsar una política unitaria. Por eso creemos que es fundamental avanzar en este debate y en dar pasos concretos de unidad.
La constitución del Interbloque de Izquierda en la Ciudad de Bs. As. en el que confluyen distintos sectores y también los pasos que dan decenas de luchadores que rompen con lo viejo, muestran palmariamente que la oportunidad está planteada.

Con voluntad política se puede avanzar en mas unidad

Tanto el PO como otros sectores de izquierda han hecho públicas distintas propuestas. Saludamos que se haya abierto este debate. Izquierda Unida demuestra que la unidad es posible y desde el MST hemos llamado en forma permanente a ampliar esa unidad.
Desde luego no se trata de cualquier unidad. Creemos equivocado el camino que ha iniciado el Partido Comunista integrándose en el llamado “Encuentro de Rosario” donde participa por ejemplo el radicalismo. Estas experiencias de centroizquierda ya fracasaron. Lo verdaderamente nuevo, alternativo, el programa que nunca se aplicó, es el que levantan las distintas expresiones de izquierda.
¿Qué es lo fundamental para que podamos avanzar en la unidad de la izquierda y los luchadores?. Creemos que la voluntad política que pongamos las distintas expresiones de izquierda para avanzar en construir un acuerdo, es un primer paso necesario. Pese a las diferencias que mantenemos, la experiencia de IU muestra que si hay voluntad política se puede lograr unidad mas allá de las mismas.
La definición programática no debería ser la dificultad principal. No creemos que debamos articular un acuerdo solo alrededor de Asamblea Constituyente como propone el PO, consigna alrededor de la cual tenemos diferencias en su aplicación. Existen bases para lograr puntos comunes para elaborar un programa de ruptura con el modelo. Una de ellas es el programa de IU. También está la propuesta con la que distintos sectores de la izquierda hemos convocado, por ejemplo, a la marcha del último 20 de diciembre, entre otras. Tampoco creemos, que un acuerdo deba circunscribirse solo a la Capital como plantean los compañeros del PO, ya que la necesidad es la de conformar una alternativa nacional.
El debate programático es lo primero que debemos encarar. Y no empezar- como plantea el PO- por la definición de candidaturas ni con qué mecanismos se eligen los candidatos. Si hay voluntad política podemos debatir distintos mecanismos de integración de un frente.
Las internas abiertas que propone el PO son uno de ellos. Nosotros tenemos una propuesta distinta que significa un parámetro objetivo y refleja una participación mucho más masiva de la población que vota a la izquierda, como es el resultado de las ultimas elecciones.
Pero puede haber otros como la realización de asambleas. Si hay voluntad política, hay una diversidad de mecanismos para lograr que las listas se integren con los mejores candidatos que cada uno pueda aportar y que todos los sectores estén representados. Por ejemplo en IU garantizamos mecanismos que sostuvieron la unidad como la rotación de cargos o compartir mandatos. El reciente traspaso de la banca de nuestra compañera Vilma Ripoll, lo demuestra cabalmente.

Nuestra propuesta

Desde el MST en Izquierda Unida llamamos a poner manos a la obra. Llamamos a toda la izquierda a sentar las bases de un acuerdo para dar batalla en las próximas elecciones legislativas. A los compañeros del Interbloque de Izquierda de Capital y a los luchadores independientes. A los compañeros de las asambleas, a los nuevos dirigentes obreros, a los compañeros de las empresas recuperadas, a las personalidades independientes y a todos aquellos que rompen con lo viejo. A construir un amplio polo unitario en la Capital, la pcia de Buenos Aires y en todo el país. Iniciando en primer lugar el debate programático y todas las acciones comunes necesarias que nos lleven a alcanzar la formación de un gran frente de izquierda y los luchadores, con una integración que contemple la diversidad de expresiones. Que sea el inicio de la construcción de una verdadera alternativa política al PJ y todos los viejos partidos que ya gobernaron y hundieron al país.

Guillermo Pacagnini

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Por un mov por un Partido de Trabajadores
Por J Montes - PTS - Monday, Mar. 14, 2005 at 4:55 PM

Iniciemos un movimiento por un gran Partido de Trabajadores
Fecha: 3/3/2005
Autor: José Montes
Fuente: LVO 158

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Nuestra moción de lanzar una campaña nacional por un Partido de Trabajadores basado en sindicatos, comisiones internas y cuerpos de delegados combativos, está dirigida en primer lugar a organizaciones de lucha antiburocráticas como el cuerpo de delegados del subterráneos, los ceramistas de Zanon, los delegados ferroviarios, delegados del Astillero Río Santiago, las seccionales docentes recuperadas a la burocracia sindical. Estas y otras organizaciones combativas se reunirán en un Encuentro el próximo 2 de abril para acordar alguna forma de organización permanente para la lucha. Será una buena oportunidad también para abrir la discusión fraternal sobre qué herramienta necesitamos los trabajadores para impulsar una política propia, de nuestra clase. Si en todas esas organizaciones dirigimos la propuesta a la base de los grandes sindicatos estaríamos iniciando un movimiento por la independencia política de los trabajadores que significaría enfrentar tanto al PJ como a su burocracia sindical adicta. A eso apostamos.
Para ayudar a este debate abierto quiero empezar diciendo que, por el diálogo que hemos abierto con muchos trabajadores, nuestra propuesta es bien recibida por un importante sector de compañeros, pero tiene opiniones contrarias en las otras organizaciones de la izquierda y es necesario debatirlas.

¿Frente amplio?

La primera opinión contraria proviene de los compañeros de Izquierda Unida. Ellos anteponen la idea de un “frente amplio” a una herramienta de independencia de clase.
En un reciente reportaje a la compañera Vilma Ripoll ella dice que “la tarea pendiente de la izquierda argentina desde el 2001 es avanzar en construir una alternativa grande que ayude a que el tipo que quiere romper con los grandes partidos tenga una opción atractiva, sólida. Alguien que toda su vida estuvo en el peronismo y de repente rompe con él, es difícil que se vaya a un grupito chiquito o a una alternativa con poca entidad o trascendencia”1. Y agrega que “un mal que arrastramos” es que, como siempre existió el peronismo, “para sobrevivir a él, la izquierda siempre tuvo que recurrir a recursos sectarios. Porque no era fácil. Ahora es mucho más fácil porque el peronismo se está disgregando, se desintegra”.
En definitiva, según la compañera Ripoll, el sector de la izquierda que no queremos impulsar un “frente amplio” según el modelo que promueve IU, somos sectarios. Esto es falso. Nuestra propuesta apunta a un partido de trabajadores basado en sus propias organizaciones donde la fuerza de más de 8 millones de asalariados y 3 millones de desocupados -que con nuestras familias configuramos la mayoría nacional- tenga peso y voz propia en la vida política del país. En el reportaje Vilma Ripoll también coquetea con la idea de un PT, pero aclara que “por el partido brasileño”. Pretende de esta forma asimilar la propuesta de un Frente Amplio a un Partido de Trabajadores, cuyo modelo es el de Lula, es decir el de la conciliación de clases. De esta forma, en nombre de la amplitud y de combatir un supuesto sectarismo se termina licuando la fuerza de la clase trabajadora y la potencia de su organización independiente.
En consecuencia, la prédica del MST le termina haciendo el juego a quienes como el PC –sus aliados en IU- impulsan el Frente Amplio criollo desde el Encuentro de Rosario con la clase de los banqueros como Carlos Héller, una ínfima minoría. Con esta lógica la compañera Ripoll, actualmente trabajadora de enfermería después que caducó su banca parlamentaria, busca un acuerdo para la lista de diputados de IU para la provincia de Buenos Aires detrás de Jorge Rivas, del PS y ex diputado del ARI de Carrió. A su vez, el mismo Rivas es ferviente impulsor del Encuentro de la nueva alianza de centroizquierda que lo incluye al banquero Heller, a la diputada Stolbizer de la UCR y hasta a los intendentes radicales de Mar del Plata y Necochea. Esto sí que es amplitud.
Por otra parte, este tipo de frente con sectores de la UCR y la vieja Alianza, lejos de ser “atractivo para el que rompe con el peronismo”, como dice Ripoll, está pensado a la medida del votante de la centroizquierda y el radicalismo en crisis, y sobre todo para ocupar el lugar de esos partidos en la convivencia con el PJ dentro del régimen de esta democracia para ricos.
Esto es a su vez una confirmación de la existencia efectiva del peronismo, aunque Ripoll diga lo contrario para justificar la política de IU. No casualmente muchos de los participantes del Encuentro de Rosario mantienen una relación mitad opositoria, mitad oficialista con respecto al gobierno de Kirchner. Es el caso de los “socialistas” que gobiernan la ciudad de Rosario o algunos intendentes radicales.
Por ello, cuando el MST habla de amplitud está queriendo decir, en realidad, un frente de conciliación entre los trabajadores, la clase mayoritaria, con los representantes de los capitalistas, la minoría explotadora, o poner al frente a arribistas profesionales del tipo de Chacho Alvarez, como Rivas.

¿Sólo una propuesta para las elecciones?

Por otra parte, los compañeros más activistas relacionados con la izquierda lo primero que preguntan es si el llamado a impulsar un movimiento por un Partido de Trabajadores es simplemente una propuesta de ocasión para las elecciones de este año, es decir sólo para las elecciones. Esta “vacuna anti-electoralista” es comprensible, por el peso de tantas frustraciones del pasado en la experiencia con la izquierda y también porque ya los otros partidos de la izquierda están levantando candidaturas o frentes puramente electorales. No sólo es el caso de IU sino también los compañeros del PO que han definido en soledad, y 10 meses antes de las elecciones, la candidatura de Néstor Pitrola o limitan sus llamados de unidad a acuerdos electorales en la Capital sin una clara delimitación de clase, es decir siguiendo el modelo de construcción frenteamplista de IU.
Nuestra propuesta de partido de trabajadores responde a una cuestión estratégica. La “salida” del default tan festejada por la gran patronal conducirá, por el enorme endeudamiento del país, a una nueva crisis como la del 2001. La cuestión es ¿cómo nos encontrará a los trabajadores una nueva crisis de esa magnitud donde es claro que la lucha sindical no es suficiente? Desde hoy hay que preparar esa alternativa, en todas y cada una de las luchas parciales del presente, luchando por la ruptura de los trabajadores con el peronismo y por liberar a los sindicatos de la burocracia sindical peronista.
Y nuestra propuesta es opuesta al modelo que impulsa IU (y copia el PO) porque es para que las propias organizaciones obreras de lucha conformen su propio partido, lo que incluye la más irrestricta libertad de tendencias a su interior. En caso de definir las tácticas electorales, serían los propios trabajadores, en congresos o asambleas, los que elijan a sus candidatos y les darían un programa como mandato, lo que sería una verdadera vacuna contra el arribismo de los que se suben a los hombros de las organizaciones obreras para hacer carrerismo político. Si un movimiento por la independencia obrera se iniciara impulsado por las organizaciones combativas que se reunirán el 2 de abril, se darían las condiciones para difundir masivamente, hacia la base de los sindicatos controlados por la burocracia peronista, la moción de un gran Partido de Trabajadores.

1 Reportaje a Vilma Ripoll en lavaca.org


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estas discusiones tienen sentido
Por chapulin - Monday, Mar. 14, 2005 at 6:23 PM

la verdad q estas discusiones en la izquierda, mas alla de las posiciones q uno tenga, dan gusto....

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veniamos bien...
Por virtiern - Monday, Mar. 14, 2005 at 6:24 PM

Veniamos bien...hasta q llego el PTS. ¿Quièn le puede creer a semejante secta, q pueda tener alguna politica seria contra la atomizacion de la izquierda??

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