Julio López
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Por un reagrupamiento internacional de los socialistas revolucionarios
Por WWW.SR.ORG.AR - Tuesday, Mar. 15, 2005 at 10:40 AM
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Por un reagrupamiento internacional de los socialistas revolucionarios

por Jorge Sanmartino y Juan Pedro de Oliveira

El sentimiento de muchos trabajadores y militantes es de desazón, sobre todo por el triunfo republicano en EEUU. Sin embargo los eventos del próximo período mostrarán una creciente tensión y polarización social, inestabilidad política y un creciente proceso de luchas populares y recomposición política.

El hombre que ha embarcado al país del Norte en una guerra que amenaza socavar las bases de su dominio, ha sido reelecto. En el artículo sobre las elecciones en EEUU que presentamos al lector hay elementos para concluir que la derrota del demócrata multimillonario Kerry a manos del republicano neoconservador Bush, no confirma la hipótesis pedante sobre la supuesta "estupidez" de la sociedad norteamericana, sino la más absoluta identificación del programa demócrata con las medidas más importantes del gobierno conservador, dejando sin opción a una gran parte de la opinión pública norteamericana, que sin embargo sigue oponiéndose a la guerra en un 60%. Lo que ha quedado demostrado es “la estupidez” de la mayoría de la izquierda y el espectro radical, empezando por los líderes del movimiento anti-guerra y anti-globalización que llamaron a abandonar la acción callejera para agitar la papeleta electoral con la inscripción del demócrata Kerry, bajo la consigna engañosa de “cualquiera menos Bush”.

A pesar del triunfo doméstico, la administración norteamericana no las tiene todas para sí. El empantanamiento del ejército y el crecimiento progresivo de la Resistencia en Irak es contundente y mantiene dividida a la opinión pública norteamericana. El asalto a Falluya parece haber sido útil sólo para darle más fuerza a la resistencia en todas las ciudades irakíes, incluso en aquellas del norte kurdo donde parecía que EEUU había logrado pacificar la zona. Como informan la mayoría de los periodistas y comentadores independientes, en Irak estamos presenciando la mayor guerra de guerrillas desde Vietnam contra una ocupación extranjera. La coalición imperialista afronta una situación cada vez más difícil que ya puede considerarse, dado los planes iniciales de la ocupación, un fracaso.

El intento de estabilizar Irak mediante un gobierno títere y elecciones "libres" en un país ocupado ha desatado aún más la ira de la mayoría de la población aumentando las acciones insurgentes. "Dos semanas después de un atentado suicida que mató a 18 soldados y contratistas estadounidenses y a tres guardias de seguridad iraquíes en una base militar de Mosul, el asesinato el martes del gobernador de Bagdad, Alí Haidary, aumentó las dudas de que sea posible proteger de manera adecuada a los altos funcionarios en vísperas de los comicios". (EEUU empantanado con o sin elecciones, Jim Lobe, 6/01/05). Se calcula que la cantidad de soldados norteamericanos asesinados en Irak supera los 1300 y que la cantidad de heridos asciende a 10.000.

La opinión generalizada habla de una escasez endémica de soldados ocupantes, incluso están evaluando aumentar el contingente de soldados mujeres. Estados Unidos tiene desplegados en Irak 150.000 soldados y según lo declarado por el jefe de inteligencia del gobierno interino recientemente, la resistencia cuenta con 40.000 combatientes permanentes y con el apoyo logístico, como espías o como guerrilleros ocasionales de 150.000 o 200.000 personas. Además, la aplastante mayoría de la población iraquí apoya la insurgencia y considera que nada -ni siquiera una "guerra civil" de la que se alerta para atemorizar- sería peor que la ocupación del país por tropas extranjeras. Incluso, el sector que considera necesaria la ocupación actualmente, quiere que las tropas se retiren apenas sea posible. La ‘batalla por los corazones’ ha sido definitivamente perdida y ahora EEUU busca, mediante la participación de la ONU y la ayuda de Europa reencauzar la situación para impedir que comience la cuanta regresiva hacia un nuevo Vietnam.

La inestabilidad no es sólo política. La devaluación del dólar contiene todas las contradicciones inherentes al tipo característico de dominio norteamericano ejercido como deudor mundial. La idea de que la devaluación del dólar, que ronda el 17%, implica un "reequilibrio saludable", como sostiene la propia Reserva Federal, no contempla el peligro que a la vez esto engendra. Porque el hecho de que esta devaluación signifique un impulso exportador para los EEUU y una disminución del déficit de la cuenta corriente omite que nadie asegura que sea imposible una corrida hacia el euro o el yen y como consecuencia una nueva ronda de devaluaciones competitivas en el sudeste asiático. El mecanismo financiero sin embargo no sería más que la expresión visible de una tendencia de largo plazo de fatiga en la demanda de consumo doméstica en EEUU, sobreinversión y sobreproducción.

La disputa por el señoreaje del dólar frente al euro, la posibilidad que nadie descarta de nuevas devaluaciones e incluso del estallido de una nueva crisis financiera tiene como telón de fondo una disputa renovada, aunque controlada, entre las distintas potencias, sobre todo entre EEUU y Europa.

Esto no significa que los países centrales no tengan resguardos. La mayor integración del capitalismo mundial hace que las distintas economías que están más integradas y son más dependientes alcancen acuerdos monetarios y financieros preventivos. En los hechos esa es la razón por la que las economías del sudeste asiático siguen sosteniendo el déficit americano, que beneficia a esa zona merced a las importaciones norteamericanas Son dos tendencias contradictorias pero que operan simultáneamente. Dependerá de otros factores políticos y sociales que la balanza se incline hacia uno u otro costado.

Recomposición social y política en América Latina

Nuestro continente se encuentra a la expectativa. Algunos procesos de masas han sido canalizados por los nuevos gobiernos de la centroizquierda continental, como en Argentina, o llevados a procesos electorales de recambio, como es el caso de Brasil y últimamente Uruguay. Otros permanecen inestables, donde la burguesía posee menos capacidad de absorción y en donde las masas siguen intermitentemente ocupando la escena política, como es el caso de Bolivia. En algunos, por último, donde los gobiernos continuistas han perseverado en su alineamiento, las masas permanecen al acecho, previendo quizá enfrentamientos de masas agudos, como en Perú. Venezuela le ha dado un golpe duro a la reacción golpista, mientras que México se prepara para un posible recambio electoral.

Más allá de las diferencias entre unos y otros países, Latinoamérica ha sido el punto más elevado de la lucha de clases internacional. En ella se expresaron una variada gama de métodos y programas de lucha. Han sido protagonistas de ellas los campesinos bolivianos y ecuatorianos, los trabajadores de la función pública en los más variados países, los nuevos sectores de la clase trabajadora, como la que se concentra en El Alto de La Paz, los movimientos de desocupados en Argentina, las masas pobres de Venezuela y las clases medias asalariadas pauperizadas. Pero lo más característico del proceso es el hecho de que una nueva generación de activistas, luchadores sociales y trabajadores mantienen una militancia creciente, sostenida por la simpatía de grandes sectores de masas. Sus ideas son mucha veces confusas, ingenuas e incluso no desbordan el horizonte limitado impuesto por la clase dominante. Pero es el síntoma inconfundible de algo nuevo, de que hemos superado el ‘grado cero’ de la subjetividad por la que hemos atravesado en los años ’90. Esa situación, acompañada de derrotas y confusión ideológica, ha quedado atrás. Estamos en presencia de una recomposición de la lucha de clases, expresada en el terreno social, ideológico y político. Esto no significa un ascenso sin contradicciones de las ideas del socialismo revolucionario. La crisis del proyecto socialista -que hunde sus raíces en la catástrofe impuesta por los regímenes estalinistas en los países del este a los que las masas asociaban con el genuino socialismo- no se resuelve de la noche a la mañana. Las implicancias políticas e ideológicas que dejó el despotismo estaliniano, junto a las derrotas materiales de la clase trabajadora en los últimos 30 años no se superan por arte de magia incluso si las luchas ofrecen nuevas oportunidades. No es casualidad que los primeros ensayos populares de masas como el Octubre boliviano o el Argentinazo del 2001 hayan carecido desde el comienzo de una alternativa obrera y socialista de peso. No es casualidad entonces que muchas veces se impongan ideologías reformistas que no tienen como norte más que tibias medidas redistributivas, a la que se le da el nombre de ‘anti-neoliberalismo’. Existen también toda una serie de ideas anticapitalistas que se hacen eco en la juventud, como el autonomismo y el neo-anarquismo. Más allá de todos sus límites -sobre todo el de coincidir con el reformismo en su rechazo del único método que puede asegurar una anticapitalismo eficaz, la revolución socialista-, el auge de éstas tendencias está mostrando un reverdecer de la izquierda y un nuevo espíritu de época. El internacionalismo ha sido puesto a debate nuevamente luego de más de 30 años de esclerosis por el movimiento anti-globalización, en el que conviven las más diversas tendencias ideológicas.

Internacionalismo activo

El desafío para la izquierda revolucionaria es batallar, desde los lugares conquistados, para asegurar el progreso y el renacimiento del marxismo revolucionario. Esto es crucial para ofrecer una alternativa de clase al movimiento anti-globalización y a las masas de trabajadores y campesinos que se ponen en movimiento en Latinoamérica, Europa y otras regiones. Para mostrar una alternativa distinta al callejón sin salida en que la izquierda demócrata y los líderes del movimiento anti-globalización han dejado a los luchadores y a la juventud en EEUU; para dibujar una alternativa socialista y de los trabajadores a la Europa social… imperialista de los dirigentes sindicales y los partidos de la tercera vía; para aportar una salida antiimperialista y anticapitalista al fracaso del nacionalismo burgués en nuestro continente; para forjar una nueva dirección obrera y revolucionaria que muestre el camino de la victoria.

Esto exige también superar el impasse del sectarismo estéril y la auto-satisfacción de pequeño grupo. La situación y las posibilidades sin precedentes exigen audacia y creatividad política. Exigen la más rigurosa intransigencia ideológica y a su vez la más flexible de las tácticas políticas para avanzar en un reagrupamiento socialista revolucionario. Esto ya no constituye una empresa voluntarista, como podríamos haber supuesto unos años atrás.

Porque ya existe un enorme plafón donde iniciar una construcción de la izquierda revolucionaria y entablar los debates ideológicos y las luchas políticas correspondientes con el reformismo, el autonomismo o el neo-anarquismo. Porque hay toda una camada de obreros, estudiantes, artistas e intelectuales, particularmente en sus estratos más jóvenes, donde las ideas del marxismo - incentivados por los procesos reales de la lucha de clases- comienzan a ser permeables y escuchadas con mayor atención. Construir tendencias revolucionarias de vanguardia para poder confluir con los procesos de masas es algo imposible de hacer adaptándose a la socialdemocracia y el social-liberalismo así como tampoco pueden alcanzarse desde la autoproclamación, o la espera pasiva a que las masas golpeen las puertas de las corrientes revolucionarias. Se trata de intervenir en el proceso vivo del debate y la recomposición, para discutir los términos en que debería estructurarse una alternativa anticapitalista.

Desde que nuestra corriente comenzó sus planteos en disidencia al interior del PTS hasta nuestra salida de aquella organización, hemos venido insistiendo en la necesidad de confluir con todas las organizaciones del trotskismo y del socialismo revolucionario en la convocatoria de una Conferencia Mundial Abierta por la reconstrucción de la Cuarta Internacional, o como sostienen algunos compañeros una internacional revolucionaria. En la medida que nuevos contingentes de socialistas revolucionarios que no provengan de las filas trotskistas se propongan construir una genuina internacional revolucionaria, esta tarea desde luego no puede estar restringida por la adscripción a la tradición.

Una especie de gran parlamento internacionalista, obrero y socialista, no para constituir una unidad artificial y diplomática en torno a algún programa de consenso, de aquellos que se hacen trizas a la primera diferencia, sino para someter las múltiples divergencias y puntos de vista políticos y programáticos no sólo a un debate riguroso sino también a la prueba de la lucha de clases. Esto no constituiría ya una ‘nueva internacional’, cuya formación depende por entero de las vicisitudes del desarrollo de la lucha de clases mundial. Pero sería un paso preparatorio en ese sentido, impediría el aislamiento nacional y exigiría de todas las corrientes dar respuestas efectivas y concretas en vez de confundir la construcción de una tendencia propia con ‘la internacional’ (como tiende a creerlo la actual LIT-CI), o de otros cuya tarea internacionalista se reduce a la formación de su propia tendencia (como hace desde hace años el PTS), en vez de bregar por una política amplia, que es la única que puede acercar a miles y miles de jóvenes y trabajadores al trotskismo.

Con los compañeros del MAS de Argentina hemos arribado a un acuerdo para plantear juntos esta propuesta, que se verá plasmada en una declaración común que saldrá en pocos días.

Una conferencia o congreso mundial de estas características podría constituirse en un punto de referencia socialista y revolucionario para decenas de miles de trabajadores y jóvenes que buscan una salida a la debacle del sistema capitalista. Se trata de hacer popular entre las masas que despiertan el planteo de poner en pie una gran internacional, un estado mayor de la revolución socialista. Un congreso de este tipo requiere desde luego una delimitación básica de las políticas frentepopulistas y de los gobiernos de la centroizquierda, de la colaboración de clases y del ministerialismo. Repudiamos el desbarranque de Democracia Socialista (integrante del Secretariado Unificado) en Brasil y cualquier complicidad con dicha corriente, que ha regresado a la nefasta tradición de la participación con ministros y funcionarios en gobiernos burgueses, como el de Miguel Rosetto en el gabinete de Lula. Un congreso internacionalista mundial debe estar estructurado sobre la base de una reivindicación clara de la dictadura del proletariado, es decir del autogobierno democrático de los trabajadores sobre las ruinas del estado burgués. Para nosotros dicha dictadura debe estar basada en los organismos de autodeterminación de las masas defendiendo el pluripartidismo de todos los que defiendan la revolución, en la independencia de los sindicatos y en la participación de las masas en la administración de todos los asuntos del estado. Esto no significa, desde luego, que podamos decidir nosotros quienes están o no de acuerdo con dicha consigna. El PO de Argentina ha invitado a todas las organizaciones revolucionarias a constituir una internacional común sobre la base de cuatro puntos, entre los que se destaca la dictadura proletaria. Hemos coincidido con dicho planteo. Pero a renglón seguido, impugna a las mismas organizaciones que invita: “En el arco iris de las tendencias que se reclaman trotskistas existe una variada gama de posiciones sobre el estado, pero todas han abandonado la reivindicación de la dictadura del proletariado” (Tesis programáticas para la IV Internacional, Jorge Altamira, 8 abril 2004, subrayado nuestro). Si todas las tendencias quedan afuera, sólo podrían integrarse algunos grupos y corrientes nacionales o fracciones de aquellas tendencias internacionales. Aunque el PO pretenda haber superado la práctica escicionista del morenismo y sus descendientes, no representa sino una variante del mismo tipo.

Nosotros provenimos de una corriente, el PTS, que exigía por anticipado como condición para cualquier convergencia cuartista no sólo un programa común sino una posición similar en las más variadas situaciones de la lucha de clases. Es decir no exigía poner en pie una internacional, ni siquiera una organización previa, sino asimilar a tal o cual grupo a su propia fracción. En sus concepciones un llamado o planteo unitario no significaba más que una maniobra para apurar una escisión en las otras corrientes. El resultado, en general, no consistía más que en la ruptura de sus propias filas. Este método no es exclusividad, por supuesto, del PTS. Rechazamos el método de secta, que confunde (y no sólo en el plano internacional sino también en el nacional) el partido revolucionario de la clase trabajadora, -que necesariamente incluirá tendencias, agrupamientos y fracciones-, con su propia fracción, sus métodos, sus tradiciones y sus códigos.

En definitiva, nuestro planteo parte de reconocer la dispersión y heterogeneidad de las más diversas fuerzas que se reclaman socialistas revolucionarias. Poseemos nuestra propia opinión sobre las políticas y los programas de muchas de ellas. Sin embargo nos parece inconducente el método de pretender resolver todas las divergencias existentes como condición previa para una conferencia mundial. Ellas deben procesarse al interior de un reagrupamiento. Este nos parece el método más correcto para dar pasos reales en el camino del internacionalismo proletario.

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coincido
Por miltante del MST - Tuesday, Mar. 15, 2005 at 3:10 PM

Seria bueno abrir una discusion sobre el tema.
me parece muy bueno el llamamiento.
saludos

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Yo tambien coincido
Por Evo Morales - Tuesday, Mar. 15, 2005 at 4:32 PM

Muy bien camaradas de SR, coincido plenamente con su postura. Espero poder participar de un acontecimiento del tal magnitud.

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Yo tambien coincido
Por Evo Morales - Tuesday, Mar. 15, 2005 at 4:32 PM

Muy bien camaradas de SR, coincido plenamente con su postura. Espero poder participar de un acontecimiento del tal magnitud.

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