PROPUESTA SINDICAL PARA EL DEBATE
Por EL MILITANTE -
Friday, Apr. 01, 2005 at 1:13 PM
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Organizar una Corriente Sindical
clasista y democrática en la CGT y la CTA |
Una propuesta para
el debate |
Autor : El Militante Fecha
: ( 31-Marzo-2005 ) Categoria : Movimiento obrero
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malestar profundo de millones de trabajadores por los bajos
salarios, las largas jornadas de trabajo y la carestía de la vida,
sofocado durante años por la crisis y el miedo al desempleo, está
saliendo a la luz con una fuerza incontenible.
Tras
la prolongada crisis de 1998-2002, los capitalistas pudieron
recomponer sus ganancias sobre la base de la reducción o
congelamiento de los salarios, el alargamiento de la jornada de
trabajo y el aumento de los precios de sus mercaderías. Así, los
salarios nominales se redujeron un 15% en promedio sólo en los
últimos 3 años, mientras que "según cifras oficiales" los alimentos
básicos aumentaron en el mismo período un 90%, y el vestido y el
calzado un 95%. El trabajo "en negro" escaló hasta el 48% de los
asalariados, y la jornada laboral se alargó a las 9 horas en
promedio.
Mientras que la línea de la pobreza quedó
cuantificada en un ingreso por debajo de los $760, el ingreso
promedio de los trabajadores argentinos está en los $650. El 42,8%
de la población activa (6,4 millones de personas) viven con ingresos
por debajo del nivel de la indigencia ($335) y el 60% de los
trabajadores tiene ingresos inferiores a la canasta de la pobreza.
Al calor de la recuperación coyuntural de la economía
y del aumento exorbitante de las ganancias empresariales, los
trabajadores empiezan a salir a la lucha para exigir su parte, como
lo demuestra que el número de huelgas durante el 2004 haya sido
doble que en el 2003, tendencia que continúa profundizándose en el
2005.
Esta "bomba social" es lo que está detrás de
las actuales preocupaciones de los empresarios y del gobierno.
Por qué organizar una Corriente Sindical
En el último año hubo toda una serie de luchas
que demuestran el inicio de un nuevo ambiente dentro del movimiento
obrero. Por primera vez en años, son los trabajadores quienes están
tomando la iniciativa y son los capitalistas los que aparecen a la
defensiva, demostrándose la favorable correlación de fuerzas que
existe para avanzar en la conquista de mejoras laborales.
Además, en conflictos como telefónicos, Subte,
aceiteros y otros se han recuperado instancias democráticas de lucha
mediante asambleas de base, en abierto desafío a la burocracia
sindical.
La inmensa mayoría de las demandas que
están motorizando esta lucha reivindicativa son los aumentos
salariales, obteniéndose avances en esta materia de forma
generalizada por primera vez en muchos años.
Las
luchas de los trabajadores estatales y docentes (que han alcanzado
una extensión geográfica, una duración y una combatividad no vista
en años), de los telefónicos, ferroviarios, camioneros, recolectores
de residuos, bancarios, trabajadores de la salud y tantos otros, así
lo demuestran, unificando a los trabajadores por empresa y por
sector en todo el país.
Y la realidad es que todas
estas luchas reivindicativas están siendo canalizadas a través de
los sindicatos, comisiones internas y cuerpos de delegados, lo cual
da un desmentido rotundo a todas aquellas teorías "modernas" que
hablaban de la decadencia de los sindicatos y el surgimiento de
"nuevas estructuras" debido a los supuestos cambios operados dentro
de la clase obrera como consecuencia de la renovación tecnológica y
del aumento del desempleo.
Esto no es difícil de
comprender. El trabajador es por naturaleza de carácter práctico. No
puede improvisar sobre la marcha nuevas estructuras y organizaciones
de la nada. Se ve obligado a utilizar y, llegado el caso, a
transformar los instrumentos y herramientas que tiene a mano. Por
esa razón no puede prescindir de los sindicatos, a pesar de la
degeneración burocrática actual de la mayoría de sus dirigentes.
La necesidad empuja a la lucha. La reacción opuesta
por el aparato sindical conservador y burocrático da lugar, tarde o
temprano, al surgimiento de nuevos líderes naturales y a movimientos
de oposición que mañana estarán en las mejores condiciones para
barrer a la vieja burocracia sindical, en cada cuerpo de delegado y
en cada sindicato. En estas condiciones, una Corriente Sindical de
oposición clasista, democrática y antiburocrática podría y de- bería
encontrar rápidamente un eco poderosísimo en las bases de los
sindicatos y las empresas.
Los gremialistas
combativos y de izquierda deberían avanzar, por lo tanto, en la
constitución de esta Corriente Sindical para llevar este debate al
seno de la clase trabajadora, aumentando sus puntos de apoyo en los
sindicatos y empresas para estar en las mejores condiciones de
presentarse co-mo una alternativa frente a las actuales direcciones
burocráticas de los sindicatos. Esta Corriente Sindical debería
plantearse como primer objetivo agitar en las empresas contra
cualquier pacto social entre la patronal y los sindicatos que limite
y frene las luchas obreras, además de exigir a los dirigentes de la
CGT y la CTA un plan de lucha nacional por los reclamos salariales y
el empleo digno.
Una Corriente Sindical debe tener
como fin aglutinar en un frente único a todos los activistas
sindicales combativos y luchadores para desarrollar esta tarea,
compartiendo experiencias y extendiendo su influencia.
La presentación de listas opositoras en las
elecciones de gremios como Gráficos, docentes, Alimentación, SUBTE,
Astilleros Río Santiago, ferroviarios, frigoríficos, etc donde la
izquierda se ha presentado unida junto a otros activistas obteniendo
victorias en unos casos y modestos éxitos en otros, nos señala el
camino. Pero no se debe circunscribir la actividad de una Corriente
Sindical al mero armado de una lista opositora semanas antes de las
elecciones gremiales. Siguiendo el ejemplo del SUBTE, debemos
organizar una plataforma permanente que agite en las empresas, que
edite volantes regularmente, que organice luchas allá donde tenga
posiciones dirigentes.
Que esta Corriente Sindical
sea capaz de aprovechar esta situación dependerá de su capacidad
para practicar una audaz política de "frente único" con todos los
luchadores y gremialistas honestos para emerger como un polo de
referencia en las luchas de los trabajadores.
Corriente Sindical, Corriente "Político-Sindical" o
"Mesa de Coordinación"
La posición de El Militante ya
fue expresada. Creemos que lo más conveniente es la formación de una
Corriente Sindical en la CGT y la CTA y en cada gremio particular.
Otros compañeros consideran conveniente formar una "Mesa de
Coordinación". Sin embargo, este organismo no supondría ningún
avance cualitativo sobre lo que ya tenemos porque, al margen de
comunicados públicos de prensa, circunscribiría su agitación a los
lugares donde ya se encuentran los activistas obreros combativos y
los incipientes movimiento de oposición, pero no articula mecanismos
para su extensión y desarrollo. En vez de ir a la clase, que es lo
que implica la formación de una Corriente Sindical abierta a la
participación de cualquier trabajador o grupo de trabajadores en
cada empresa y sindicato, con una "Mesa de Coordinación" tipo ANT o
similar formada por los actuales referentes del activismo obrero
antiburocrático, lo que se dice a la clase es que venga a nosotros.
Otros compañeros van más allá y hablan de la
necesidad de una Corriente Político-Sindical de carácter socialista.
De esta manera, estos compañeros pretenden avanzar en la idea de
formar una especie de partido-sindicato.
Nosotros
creemos que es un error pretender que un sindicato o corriente
sindical suplante las tareas de un partido que se proponga el
objetivo de luchar por el socialismo.
Los sindicatos
agrupan a obreros de diferentes ideologías y concepciones políticas,
o a trabajadores indiferentes políticamente. Algunos tienen una
conciencia socialista, otros no. Algunos tienen claros los límites
de la lucha sindical y otros mantienen ilusiones en el sistema y en
que el capitalismo puede más o menos dar satisfacción a sus
necesidades particulares. Por eso, a diferencia de lo que piensan
los anarquistas el sindicato no puede dirigir la lucha por la
revolución social. Además, exigir como requisito para formar parte
de una Corriente Sindical la aceptación del programa socialista nos
parece un grave error porque nos crearía una barrera y un obstáculo
para atraer a miles de genuinos luchadores obreros que actualmente
no se consideran socialistas o que solamente podrían ser ganados
para esa perspectiva en base a su experiencia, participando hombro
con hombro con activistas obreros socialistas en una corriente
sindical democrática, clasista y antiburocrática amplia.
La tarea de crear una herramienta política de masas y
socialista entre los trabajadores argentinos es muy importante y
debemos abordarla. Pero la mejor manera de atraer a miles de
activistas obreros para las ideas del socialismo sería formando una
Corriente Sindical clasista y de masas donde cualquier tendencia
socialista debería tener el derecho de agitar por su programa y de
ganar democráticamente para sus posiciones a la mayoría de la
Corriente Sindical en primera instancia, y posteriormente a los
sindicatos.
Luchar contra el sectarismo
La autoridad de la burocracia sindical es la más
baja en toda su historia. La burocracia de la CGT, con Moyano a la
cabeza, es consciente de que ya no se puede permitir traicionar
abiertamente las luchas o aparecer del lado de la patronal de manera
tan descarada como en el pasado, porque saben que los trabajadores
pasarían por encima de sus cabezas, debilitando aún más su
influencia en la base y fortaleciéndose las modestas pero
significativas posiciones con que empiezan a contar los sectores
clasistas y de izquierda dentro de los sindicatos. Esto explica el
discurso más ofensivo de Moyano exigiendo un aumento del salario
mínimo a $760, criticando las declaraciones del ministro Lavagna
contra los aumentos salariales y saliendo públicamente a defender
los recientes conflictos de recolectores de residuos, telefónicos y,
en mucha menor medida, el del Subte.
Obviamente, la
intención de los burócratas es intentar ponerse a la cabeza del
movimiento cuando ya no puedan evitarlo para limitar su alcance,
desviarlo de sus objetivos y, eventualmente, traicionarlo.
Sin embargo, las intenciones subyacentes de la
burocracia sindical no siempre aparecen tan claras a los ojos de la
mayoría de los trabajadores. La experiencia demuestra que la
burocracia, o sectores de ella, no sólo es capaz de convocar luchas
sino que, eventualmente, pueda recuperar también una cierta
autoridad sobre los trabajadores cuando muestra una actitud más
combativa. Negar esto sería infantilismo ultraizquierdista, pero no
realismo revolucionario. El consignismo estéril y las denuncias
ultimatistas y estridentes contra los dirigentes resultan
contraproducentes, particularmente cuando éstos llaman a la lucha,
porque no toman en consideración el estado de ánimo de los
trabajadores, su nivel de conciencia y el grado de autoridad de los
dirigentes sobre los trabajadores.
Por eso es la
obligación de una Corriente Sindical de oposición el acelerar las
experiencias de los trabajadores a través de una cuidadosa
aplicación de la táctica del frente único con las direcciones
sindicales en todas las medidas de fuerza que éstas se vean
obligadas a declarar. En cada lucha, debemos ser los mejores y más
decididos luchadores, mientras que propagandizamos audazmente en la
base nuestras propuestas: reclamos que conecten con la experiencia
de los trabajadores, la máxima extensión de la lucha, convocatoria
de asambleas de base que voten el pliego de reclamos y decidan cada
paso a dar en la lucha, organización de comités de huelga, fondos de
huelga, etc., a la vez que emplazamos a la burocracia a que lleve a
la práctica estas medidas y desnudamos la insuficiencia de sus
reclamos y tácticas de lucha.
Allá donde los
activistas combativos tengamos posiciones dirigentes estaremos en
las mejores condiciones para demostrar, no en palabras sino en los
hechos, la corrección de nuestras ideas y tácticas de lucha. De esta
manera ganaríamos la confianza de un número creciente de
trabajadores en el seno de las empresas y sindicatos, tanto si
estamos en mayoría como si estamos en minoría.
En
casi todos los luchadores obreros hay unanimidad a la hora de
señalar la experiencia de los trabajadores del Subte como el modelo
a seguir. Estamos plenamente de acuerdo con eso. Es indudable que el
papel jugado por el Cuerpo de Delegados del Subte fue esencial en la
dirección y victoria en la lucha por la extensión de la jornada de 6
hs a todos los trabajadores sin excepción (maquinistas, talleres,
boleteros, personal de limpieza, etc) y por el aumento salarial (uno
de los mayores obtenidos por un sector de la clase obrera argentina
en décadas).
Pero estos compañeros no cayeron del
cielo. Para llegar a dicha posición dirigente debieron ganar
pacientemente la confianza de sus compañeros. Y conquistaron tal
posición dirigente gracias a sus posiciones combativas y tras la
experiencia de los trabajadores con los viejos dirigentes
burocratizados. De esta manera, fueron los propios trabajadores
quienes se encargaron de expulsar a estos últimos de las posiciones
sindicales que ostentaban y de colocar una nueva conducción más
combativa y democrática en las estructuras sindicales mismas. Es
decir, la nueva conducción debió librar una dura batalla durante
algunos años hasta conseguir recuperar la comisión interna de la UTA
(el sindicato) y el Cuerpo de Delegados para una política clasista y
combativa.
Contra el escisionismo en los
sindicatos
Por otro lado, debemos oponernos a la
política escisionista dentro de los sindicatos, tanto en la CGT como
en la CTA. Normalmente la idea de escindir los sindicatos es
planteada por aque-llos compañeros que se dejan llevar por la
impaciencia o por las provocaciones de la burocracia sindical.
Cualquier intento de separar a los obreros más
avanzados de aquéllos más atrasados constituye un gravísimo error.
La idea de formar nuevos sindicatos "puros", "sin burocracia", al
margen de las organizaciones tradicionales de masas ya existentes,
no resuelve la tarea de ganar a la mayoría de los trabajadores para
nuestras ideas, la evita. En las condiciones actuales una escisión
de la CGT o la CTA por parte de los elementos más avanzados no sería
seguida por la mayoría de la militancia de los sindicatos. Pero las
direcciones burocráticas verían ese hecho con gran regocijo, al
desembarazarse de los elementos más conscientes y luchadores dentro
del sindicato. Con lo que así se consigue lo contrario de lo que se
perseguía. La burocracia mantendría aún más férreamente su control
sobre el conjunto de la militancia.
En el fondo, la
fortaleza aparente de la burocracia sindical no proviene sólo de la
utilización desvergonzada del aparato para disciplinar a la base,
eliminando los mecanismos de democracia interna del sindicato. Esta
fortaleza de la burocracia también proviene del hecho de que las
nuevas camadas de luchadores recién ahora empiezan a hacerse notar y
a jugar un papel dirigente en algunas luchas y empresas, pero
todavía tienen una influencia muy pequeña en el conjunto del
movimiento sindical y la mayoría de los trabajadores organizados no
los ven aún como una alternativa viable frente a las actuales
direcciones. Por otro lado, es innegable que una parte de los
trabajadores todavía no perdieron completamente sus ilusiones en los
dirigentes, particularmente ahora que empezaron a sacar un discurso
más combativo.
No existen atajos. Que los elementos
más avanzados, opuestos a las políticas de la burocracia sindical,
permanezcan dentro del sindicato resulta vital de cara al próximo
futuro porque, con un trabajo paciente y bajo otras condiciones, es
cuando será posible que puedan emerger dentro del sindicato con la
fuerza suficiente como para que el resto de los trabajadores los
apoyen como una alternativa a la burocracia sindical.
Qué programa
Para ayudar al
éxito y desarrollo de una Corriente Sindical opositora fuerte en el
seno de los sindicatos es fundamental dotarse de un pliego de
reclamos amplio que contenga las demandas fundamentales de los
trabajadores, desde las más pequeñas, hasta las más generales.
Desde nuestro punto de vista, debería contemplar,
al menos, las siguientes:
-Ningún pacto social
UIA-CGT para frenar la lucha por el salario y el empleo digno.
-Salario promedio equivalente a la canasta familiar de
$1.600, con un piso salarial mínimo en el básico de 800 pesos.
-Reparto del trabajo en cada rubro de producción sin afectar el
salario, para así acabar con la desocupación. Por el cumplimiento
efectivo e inmediato de la jornada laboral máxima de 8 hs y su
reducción progresiva a 6 hs. Jornada laboral máxima de 6 hs en
tareas insalubres. -No al empleo precario. Efectivización
inmediata de los trabajadores contratados y "en negro" bajo
convenio. -No a la discriminación de la mujer trabajadora. A
igual trabajo, igual salario. - Introducción de la escala
móvil precios-salarios. Indexación de los salarios con los precios
cada 6 meses. -Subsidio mínimo de $500 a todos los desocupados
mayores de 16 años hasta que encuentren un trabajo, y sin derecho a
prestación. -Jubilación a los 60 años con el 100% del salario.
Jubilación mínima de $500 para jubilados y pensionados. -Por un
plan de obras públicas que atienda las necesidades de vivienda e
infraestructura del pueblo trabajador y así dar trabajo a los
desocupados. -Reestatización sin compensación de todas las
empresas privatizadas, bajo control obrero. -Estatización sin
compensación, y bajo control de los trabajadores, de todas las
empresas que cierren o despidan trabajadores.
-Desconocimiento de la Deuda externa.
-Nacionalización y estatización de la Banca, monopolios,
multinacionales y latifundios bajo el control de los trabajadores y
sin compensación, para así planificar los recursos productivos en
beneficio de la mayoría de la sociedad. -Desprocesamiento y
liberación de todos los luchadores populares encausados o presos.
Además una Corriente Sindical también debería
defender un programa de democracia sindical que contemple, entre
otras, las siguientes medidas:
-Elección y
revocabilidad inmediata de cualquier dirigente o cargo sindical por
las bases. -Que ningún dirigente o cargo sindical perciba un
sueldo superior al salario medio de un obrero calificado.
-Que se abran los libros de contabilidad de cada sindicato a
los afiliados. -Congresos anuales con delegados
democráticamente elegidos por los afiliados en el ámbito
correspondiente (empresa y territorio).
Este
documento, que contiene nuestras propuestas sobre las tareas y
desafíos que enfrentan los activistas obreros combativos y de
izquierda, es un modesto aporte que hacemos al conjunto del
movimiento. Es nuestra intención abrir un diálogo con cualquier
trabajador o joven luchador interesado en abordar las tareas que
tenemos por delante. En ese sentido, estaríamos muy agradecidos si
nos hicieran llegar sus comentarios e impresiones sobre el presente
material.
Para contactarnos:
escribinos almailto:elmilitante_argentina@yahoo.com.ar
http://argentina.elmilitante.org/
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