EL" FILÀNTROPO"BILL GATES
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Wednesday, Apr. 13, 2005 at 2:56 AM
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Bill Gates ¿Salvador del Mundo? |
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Autor : Maarten
Vanheuverswyn Fecha : ( 07-Abril-2005 ) Categoria :
Internacional
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ill
Gates, presidente de Microsoft, se comprometió recientemente a donar
750 millones de dólares a la Alianza Global para las Vacunas y la
Inmunización. En el Foro Económico Mundial de Davos, Gates, junto a
la estrella del rock Bono y Tony Blair, afirmaron que “2005 debe ser
el punto de inflexión para la pobreza en África”. Con estas palabras
mesiánicas, el hombre más rico del mundo, con una riqueza neta de
46.500 millones de dólares, se intenta presentar como el salvador
del mundo.
Se ha escrito mucho sobre la generosidad
de Bill Gates y su fundación. En general se presenta a Gates como el
mayor benefactor del planeta. The Times escribía lo
siguiente:
“El donativo de hoy sitúa a Bill Gates
en una posición aún más elevada entre los mayores filántropos del
mundo. La Fundación Gates, que tiene un valor de 30.000 millones
de dólares, es ahora la organización de caridad más grande creada
por un solo benefactor o empresa privada... después de un anterior
regalo de su fundador de 3.000 millones de dólares en el pasado mes
de julio, Gates ha dicho que pretende dar el 90 por ciento de su
fortuna, actualmente valorada en aproximadamente 50.000 millones de
dólares. Las causas a las que ha dedicado su riqueza
-desigualdades sanitarias globales, programas educativos,
bibliotecas públicas y proyectos cerca de su ciudad de Seattle- han
cambiado mucho debido a sus contribuciones”. (31/1/2005).
En realidad, la Fundación Gates es la organización de
caridad más rica del mundo. Su ingreso anual supera al de muchos
países pequeños. Debido a esta masiva riqueza, muchas personas sin
duda han recibido ayuda de los donativos de Bill Gates y su
fundación. Sin embargo, sería ingenuo considerar a Bill Gates como
el benefactor de los oprimidos del mundo. Es verdad que durante un
par de años ha dado cantidades significativas de su fortuna personal
a los más pobres del mundo, más que cualquier otro empresario. Sin
embargo, pensamos que eso no supone ninguna diferencia fundamental
real.
En primer lugar tendríamos que preguntarnos:
¿por qué Bill Gates es el hombre más rico del planeta? ¿No existe un
gran contraste entre el ingreso personal de este multimillonario y
las pobres condiciones que sufren miles de millones de personas?
Comenzaremos respondiendo a la primera pregunta.
El monopolio Micrososft
No
tenemos espacio para tratar los detalles exactos del ascenso a la
fama y la riqueza de Bill Gates. Basta con decir que, contrariamente
al mito popular, su historia no es la del ascenso desde los harapos
a la riqueza. El abuelo de Gates era un rico banquero, James Willard
Maxwell, que creó un fondo fiduciario de un millón de dólares para
su nieto. También era hijo de un adinerado fiscal de Seattle y por
esa razón, era un joven de clase media alta, que tenía los fondos
necesarios para fundar en primer lugar Microsoft.
Junto con Paul Allen, Bill Gates fundó Micro-Soft en
1975, más tarde llamada Microsoft Corporation. La empresa despegó
después de comercializar su propia versión Microsoft de Basic, un
lenguaje de programación. A principios de 1976, Gates escribió una
“carta abierta a los aficionados” en la que decía que existía un
mercado comercial para el software de ordenador. En esta época puede
parecer algo obvio, pero es importante observar que el software en
aquel momento apenas se vendía. Como todo el software se basaba en
el software y las ideas de otros, se consideraba imposible ganar el
mercado. Se trataba de desarrollar software para los aficionados que
se pudiera prestar pasar y compartir dentro de la comunidad. El
capitalismo tiene su lógica y la comercialización del software
despegó.
El despegue de Microsoft llegó cuando IBM
decidió entrar en el mercado de ordenadores personales a finales de
los años setenta. IBM necesitaba dos cosas: un sistema operativo y
un lenguaje de programación. La empresa contactó con Bill Gates por
el Basic y al mismo tiempo necesitaba un sistema operativo. Firmaron
un importante contrato en 1980, a pesar de que Gates todavía no
tenía un sistema operativo. Por lo tanto, Microsoft simplemente tuvo
que conseguir una licencia de PC clónico de aquella época. Este
software, que no lo había escrito Microsoft, fue renombrado como
QDOS (Quick and Dirty Operating System). Como Bill Gates y su
empresa apenas necesitaban costos de inversión (esto lo hacían otras
empresas como Digital Research, Seattle Computers e IBM) y no tenían
costos de producción (IBM financiaba la producción), Microsoft fue
capaz de vender su producto por debajo del precio de mercado y poco
a poco fue echando del negocio a sus competidores. Lo único que le
quedaba por hacer es conseguir todos los derechos de QDOS, lo hizo
por sólo 50.000 dólares y le cambió el nombre a MS-DOS. Consiguieron
un producto en el que no habían jugado ningún papel en su innovación
y que era muy rentable. Así son los negocios.
Así es
como Microsoft consiguió sus primeros millones. La empresa acumulaba
cada vez más capital y con sus crecientes recursos a finales de los
ochenta fue acorralando a sus competidores, como Word Perfect y
Lotus 1-2-3. Bill Gates incluso fue capaz de rivalizar con otro
gigante: IBM. Esta empresa se arrepintió de la firma de su contrato
con Bill Gates, que en cierto sentido fue su sentencia de muerte
como monopolista en la industria informática. Los millones de
beneficios en los años noventa se convirtieron en miles de millones
y Microsoft consiguió convertirse en un monopolio. En el punto
álgido del boom de las empresas punto.com, en 1999, se
estimaba que la riqueza de Bill Gates era de 90.000 millones de
dólares (según Forbes). Se convirtió (y aún es) en una de las
empresas más rentables del mundo e inundaba el mercado con sus
productos.
Tácticas depredadoras
A pesar de todas las campañas de marketing,
Microsoft no creció gracias a la “innovación” u ofreciendo el mejor
producto disponible. Para un monopolista es mucho más barato esperar
a que una pequeña empresa cree un producto bueno y después
simplemente comprárselo. Una empresa llamada WebTV llevó Internet a
las pantallas de televisión. Ante el temor de un cambio de mercado
de los ordenadores personales a las televisiones digitales,
Microsoft compró en 1997 WebTV por 425 millones de dólares, de este
modo eliminó un competidor en potencia. Unos meses después Microsoft
vio amenazado los servicios gratuitos de correo electrónico, en
concreto Hotmail, así que lo compraron.
Otra cuestión
fue la famosa “guerra de los navegadores” entre Microsoft y su
entonces competidor Nestcape. Incluso hoy, a pesar de los enormes
problemas de seguridad con el navegador de Microsoft, Internet
Explorer (virus, espías...), muchas personas asumen que Internet
Explorer es Internet, no conociendo otros navegadores alternativos
disponibles para navegar por el World Wide Web. Sin embargo, el
aplastante dominio del Internet Explorer de Microsoft es sólo un
fenómeno reciente. A principios de los años noventa otra empresa,
Nestcape, controlaba el 90 por ciento del mercado y era el navegador
habitual. Microsoft vio en el éxito de Nestcape una amenazada para
su sistema operativo dominante, Windows, y en 1995 lanzó una campaña
agresiva para conseguir el control del mercado de navegadores.
Consiguieron la licencia de Mosaic, otro navegador de la época, y lo
utilizaron como base para Internet Explorer 1.0.
Como
monopolio con mucho dinero en efectivo, tenía dos importantes
ventajas en la guerra de navegadores. Una era simplemente una
cuestión de recursos: Netscape podía tener ya casi el 90 por ciento
de cuota de mercado, pero como era una empresa relativamente pequeña
carecía del apoyo financiero. Otra ventaja significativa era que
Microsoft Windows tenía el monopolio de los sistemas operativos en
el mercado laboral y se utilizó esto para conseguir que Internet
Explorer consiguiera una posición dominante. El truco era incluir
Internet Explorer con cada copia de Windows. De este modo, aunque se
tratara de un navegador tecnológicamente inferior, Microsoft fue
capaz de ampliar su cuota de mercado con astutas tácticas de
marketing y con mucho dinero. Al final, Netscape fue expulsado del
mercado. Internet Explorer se convirtió en el principal navegador y
a pesar de estar plagado de problemas de seguridad, todavía es el
navegador más utilizado debido al dominio de Microsoft. Es tal el
poder del monopolio que una vez ha tomado el control del mercado se
puede permitir no desarrollar más su producto. Eso es lo que ha
ocurrido con Internet Explorer de Microsoft y hasta cierto punto con
su sistema operativo Windows. Se han perdido, literalmente, millones
de dólares y horas de trabajo debido a la necesidad constante de
actualizar, crear parches, eliminar virus y espías. Sólo muy
recientemente, con Mozilla, uno de los sucesores de Nestcape, ha
aparecido algo de competencia a Microsoft y eso le ha obligado a
desarrollar más su navegador.
En otras palabras,
Microsoft sistemáticamente ha dedicado dinero a un producto o
tecnología, en muchos casos comprando a sus competidores, sólo para
acumular capital, generar más beneficios y fortalecer su posición
monopolista. Más que nunca se puede ver como cuando se fracasa en la
creación de un software competitivo y viable, se utilizan los
recursos financieros para comprar empresas y tecnología clave, de
esta forma puede mantener su grillete de hierro sobre la industria.
Han adquirido empresas de animación en 3D, herramientas de
desarrollo de Internet, reconocimiento de voz, seguridad en el pago
por Internet, empresas de servicios de noticias, etc.
Con esto, Microsoft ha ayudado a asegurar que
empresas e incluso gobiernos que podrían haber desarrollado toda una
serie de sistemas y formatos diferentes, incluidos los competidores
de Microsoft, estén atados a su empresa, incluso comprando formatos
como Windows Media Audio para archivos de audio y Microsoft Word
para archivos de texto. Esto se llama “proveedor cerrado”, hace que
personas dependan de un proveedor sin tener la posibilidad de
recurrir a otro sin que eso suponga aumentar significativamente los
costos. Debido al formato cerrado de estos archivos, no existe
información pública y disponible sobre ellos, en la práctica
significa que Windows Media Player o Microsoft Word sólo serán
compatibles con él software que Microsoft quiera y si no tendrás que
gastarte dinero en una licencia para poder escuchar o leer archivos.
Esa también es la razón por la cual Microsoft está orgullosa de
“donar” su software a muchas escuelas, que no tienen recursos para
comprar software, pero esto hace que las futuras generaciones
dependan del monopolio del software. En un próximo artículo
analizaremos el tema del software libre y Linux/GNU.
De este modo, vemos que Bill Gates y sus socios saben
cómo hacer negocios. Saben que un producto tecnológicamente superior
es poco probable que se convierta en el producto ganador. Una y otra
vez su estrategia depredadora ha sido entrar en el mercado con un
producto inferior para poner un pie en él, crear un modelo cerrado,
atar a las personas a su sistema y conseguir cuotas de mercado. Este
el camino a seguir si se quieren conseguir grandes beneficios.
Las grandes empresas y la caridad
Por nuestra parte, no culpamos a Bill Gates
personalmente de su fortuna conseguida a lo largo de años. Después
de todo, el capitalismo es conseguir beneficios en un sistema
económico que recompensa a los jugadores más agresivos. En ese
sentido, Bill Gates no está haciendo nada nuevo. Simplemente está
continuando con las tácticas empresariales de sus predecesores.
Algunos de los hombres más poderosos de la historia norteamericana
actuaron en los negocios exactamente de la misma manera despiadada.
Hombres como J. P. Morgan, John D. Rockefeller, Cornelius
Venderbilt, Andrew Carnegie fueron todos monopolistas. Ahora son
figuras históricas respetadas cuyas familias se encuentran entre las
más ricas del mundo. Lo interesante es que todos eran industriales
muy ricos, cada uno de ellos acabó con sus competidores y donaron
parte de sus fortunas a todo tipo de obras de caridad. ¿No existe
aquí una contradicción?
Consideremos el caso de J. D.
Rockefeller. En el transcurso de los años, su Rockefeller &
Company comenzó a tener cada vez más beneficios. Paso a paso,
Standard Oil (su nuevo nombre) consiguió el control de la producción
petrolera en EEUU y se convirtió en el primer gran trust
estadounidense. Si Rockefeller se sintió culpable por su acumulación
de capital es algo que aquí no nos importa. La realidad es que con
el cambio de siglo se convirtió en uno de los hombres más odiados de
EEUU. Probablemente eso es lo que llevó a cambiar su imagen,
Rockefeller ahora es presentado como un empresario filantrópico que
comenzó dando millones a la caridad. Como Bill Gates se puede
permitir dar grandes sumas de dinero. Tampoco es coincidencia que se
viera implicado varias veces en juicios anti-trust. Un siglo después
de Rockefeller, Bill Gates se puede permitir dar donativos récord
porque a lo largo de años también a conseguido beneficios
record.
Cuidado sanitario y caridad
Dejando a un lado los posibles motivos de donar
cantidades significativas de su fortuna personal, deberíamos
preguntarnos por qué precisamente multimillonarios como Bill Gates
se dedican en primer lugar a proporcionar vacunas básicas para
África. Hay algo seriamente equivocado cuando las vacunas y otros
cuidados sanitarios básicos recaen sobre los hombres de
“empresarios” que se han enriquecido siguiendo la lógica
capitalista, primero los beneficios, ¡con todos los medios a su
disposición! La ironía es que mientras millones de personas en el
llamado Tercer Mundo están agonizando de hambre y por enfermedades
fácilmente curables, las empresas farmacéuticas en la zona consiguen
miles de millones de beneficios mientras apenas invierten en
investigar las medicinas que tan desesperadamente se necesitan. Como
Microsoft, las empresas farmacéuticas se rigen por el beneficio.
Simplemente no están interesadas en desarrollar tratamientos para
curar enfermedades porque los pobres no tienen el poder adquisitivo
para comprar las medidas necesarias. Por esa razón, los programas de
investigación de las gigantescas farmacéuticas están dedicados
principalmente a productos destinados a tratar problemas típicamente
“occidentales” como la calvicie, la obesidad y la impotencia.
Como ocurre en la industria del software y en la
industria en general, durante años se ha ido produciendo un proceso
de concentración. Una gigantesca farmacéutica se ha fusionado con
otra, sólo para acumular más capital en manos de unos pocos
individuos. Varias fusiones han creado enormes empresas como Pfizer
Inc., con un PIB anual mayor que el de muchos países del “Tercer
Mundo”. Las alternativas genéricas más baratas de las medicinas
caras son continuamente bloqueadas por un violento lobby
farmacéutico al que no le importa la salud de las personas cuando no
pueden conseguir beneficios. Además hay que añadir los corruptos
regímenes del mundo ex – colonial que comen en las manos de sus
maestros imperialistas occidentales, está claro que los donativos de
Bill Gates para las “buenas causas” son simplemente un parche para
un sistema que no puede proporcionar cuidado sanitario universal y
que condena a millones de personas a la muerte desde el mismo
momento de su nacimiento.
La acumulación de
capital
No hace falta decir que no culpamos
personalmente a Bill Gates de toda la miseria del mundo, como
tampoco vemos a esta o esa empresa farmacéutica o incluso a George
W. Bush como los Grandes Satán que atormentan al mundo. Puede que
Bill Gates alivie algo de miseria en casos concretos en África (en
realidad es sólo un gesto paliativo). Lo importante es que no
importa cuanto dinero dones a la caridad porque los problemas
fundamentales nunca se resolverán sobre la base del actual sistema
económico, un sistema basado en la producción para el beneficio y no
para la necesidad. Gates es sólo un elemento en este capitalismo
global, como ya lo describieron Marx y Engels en El Manifiesto
Comunista hace más de ciento cincuenta años. Obviamente la cara del
capitalismo ha cambiado, como describió Lenin en su obra El
imperialismo, fase superior del capitalismo. Sin embargo, las
leyes fundamentales que gobiernan el sistema de beneficio siguen
siendo válidas y siguen en vigencia, así que no se pueden separar
los miles de millones de beneficios conseguidos por las empresas de
las espantosas condiciones de vida que sufre la mayoría de la
población sobre este planeta. Los dos polos contrarios están
intrínsicamente interrelacionados. La acumulación de cantidades
nunca vistas de riqueza va acompañada por la espantosa pobreza que
sufren miles de millones de personas.
Al principio
del siglo XXI, vivimos más que nunca en una época de capitalismo
monopolista. El llamado libre comercio no ha existido realmente en
los últimos cien años. A pesar de todas las habladurías sobre el
libre comercio y la liberalización, en la política mundial siempre
ha existido una lucha feroz por los mercados entre las principales
naciones capitalistas (un proceso llamado imperialismo), y se aplica
igualmente a las empresas como a sus competidores. Marx y Engels
explicaron en El Capital que bajo el capitalismo la libre
competencia siempre lleva a la concentración de la producción, y que
a su vez, en determinada etapa de su desarrollo, lleva al monopolio.
Contrariamente a las primeras formas de capitalismo, el capitalismo
de los últimos cien años siempre ha tenido una tendencia a sofocar
la libre competencia. A eso es lo que hacía referencia Lenin cuando
decía:
“Ahora el monopolio es un hecho. Los
economistas escriben montañas de libros en los cuales describen
manifestaciones aisladas del monopolio y siguen declarando a coro
que ‘el marxismo ha sido refutado’. Pero los hechos son testarudos,
como dice un refrán inglés, nos guste o no hay que tenerlos en
cuenta. Los hechos demuestran que las diferencias entre los diversos
países capitalistas, por ejemplo, en lo que se refiere al
proteccionismo o al librecambio, condicionan únicamente diferencias
no esenciales en la forma de los monopolios o en el momento de su
aparición, pero que el engendramiento del monopolio por la
concentración de la producción es una ley general y fundamental de
la fase actual de desarrollo del capitalismo”. (Lenin. El
imperialismo, fase superior del capitalismo).
Se
podría decir con cierta razón que Microsoft no es un verdadero
monopolio porque por ejemplo en el frente del sistema operativo
tienen cierta competencia procedente de Apple Macintosh. Es cierto,
pero los monopolios casi nunca tienen una posición monopolista
absoluta. Se calcula que Apple y los distintos sistemas
operativos de Linux tienen en total una cuota de mercado del 3 por
ciento. Eso aún deja más del 90 por ciento del mercado en manos de
Microsoft. Lo que importa es el dominio general y el comportamiento
sobre el mercado. Microsoft ha utilizado agresivamente su cuota de
mercado para entrar en nuevos mercados como la tecnología de
Internet y los vieo juegos, ha integrado su navegador de Internet en
su sistema operativo y ha firmado acuerdos con fabricantes de
hardware para incluir los productos de Microsoft y no los de sus
competidores. Una vez más, aquí no hay nada nuevo. Como decía Lenin:
“Por ejemplo: en Estados Unidos, un tal Owens inventó
una máquina que produjo una revolución en la fabricación de
botellas. El cartel alemán de fabricantes de botellas compró la
patente a Owens y la guardó bajo llave, retrasando su aplicación.
Naturalmente, bajo el capitalismo, el monopolio no puede nunca
eliminar del mercado mundial de un modo completo y por un período
muy prolongado la competencia (en esto consiste, dicho sea de paso,
una de las causas de lo absurdo de la teoría del
ultra-imperialismo). Desde luego, la posibilidad de disminuir los
gastos de producción y de aumentar los beneficios por medio de la
introducción de mejoras técnicas obra en favor de las
modificaciones. Pero la tendencia al estancamiento y a la
descomposición inherente al monopolio, sigue obrando a su vez, y en
ciertas ramas de la industria, en ciertos países, por períodos
determinados llega a imponerse”. (Ibíd.,).
El
futuro de la tecnología informática
Algunas
personas ven una solución al monopolio de Microsoft dividiéndole en
empresas más pequeñas, con la idea de mantener el monopolio y así
puede ser controlado por otros competidores. Por supuesto esto es lo
que quieren los actuales competidores, la fuerza motriz de las
empresas es buscar beneficios. Empresas como Apple se comportaría de
la misma forma, si no de una forma más despiadada si se encontrasen
en esta posición tan poderosa. Además, en el contexto de un sistema
económico global e interrelacionado, dividir una empresa para
preservar un pedazo de mercado para los competidores de Microsoft
sólo sería un intento de dar marcha atrás al reloj, una medida
reaccionaria. Como comentario hay que decir que John D. Rockefeller
se enriqueció aún más después de que el gobierno dividiera su
empresa Standard Oil en 1911.
Más importante aún, es
una realidad que a pesar del dominio de Microsoft sobre algunos
mercados, su dominio ha llevado de facto a la
estandarización. Por sí misma, la estandarización es algo muy
positivo. Cuando se compra un nuevo ordenador tiene sentido poder
tener todo el software disponible necesario sin costos adicionales.
En ese sentido, acumular software en el sistema operativo es un
proceso positivo. El problema es que se trata de una empresa privada
la que decide qué software introducir, es decir, el suyo propio.
Como hemos visto, este software normalmente tiene una calidad
inferior comparado con otro software hecho por otras empresas o con
el software libre, de este modo, se crea el famoso proveedor
cerrado, la personas se hacen dependientes de los productos de una
empresa particular.
Vemos como el control de una
tecnología vital para millones de personas y para una parte
significativa de la economía mundial, depende actualmente de un
puñado de personas. Que las decisiones críticas, que afectan a
productos esenciales para el funcionamiento de oficinas, escuelas y
hospitales, las tomen individuos privados no tiene ninguna
explicación en absoluto. No hace falta tener demasiada imaginación
para ver lo que se podría hacer con los extraordinarios dividendos
que reciben los accionistas de Microsoft.
La
situación actual en el mundo de la tecnología deja claro que uno no
se puede oponer a Microsoft de una manera abstracta. Lo que hace
falta es una oposición que vaya más allá de la superficie del
problema. Microsoft, en realidad, también ha hecho un software útil
a lo largo de años (aunque fuese el resultado de comprar software ya
existente) y tiene en nómina programadores muy capacitados. Todos
estos recursos no están puestos al servicio del bien público. Las
personas pagan una licencia muy costosa de su software pero
realmente no lo poseen. Para eliminar el actual freno que existe en
el desarrollo tecnológico, el código fuente de Microsoft y otras
empresas privadas de Software debería ser de dominio público, de
esta manera, todo el software podría ser distribuido gratuitamente
para al beneficio de toda la humanidad. ¿Por qué no debería
aplicarse la consigna de “nacionalización bajo control obrero” a
Microsoft y todas las demás grandes empresas de software?
Lo que hace falta es transferir toda la tecnología
informática disponible a una forma de propiedad social, vinculada
con un gobierno socialista mundial democrático que ponga todos los
recursos y tecnología disponible al servicio de la humanidad. Eso, a
su vez, requiere la transformación socialista de la sociedad que
elimine el sistema de beneficio y establezca un sistema mundial
controlado democráticamente donde la producción se base en las
necesidades de la humanidad.
17 de marzo de 2005
Traducción de Bill
Gates, saviour of the world?
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