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postura electoral
Por partido comunista revolucionario - Thursday, Apr. 14, 2005 at 4:39 AM

El pcr,fijo su postura electoral

Publicado el: 13/04/2005
Informe del Comité Central del Partido Comunista Revolucionario sobre la situación polìtica nacional

La lucha popular y las elecciones



Las próximas elecciones de octubre van tiñendo la política nacional. El gobierno y los partidos del sistema ya han colocado a las mismas en el centro de sus preocupaciones. El Partido debe tener una posición concreta frente a las elecciones que nos permita participar, activamente, en el debate político que inevitablemente van a generar en las masas obreras y populares y en sus organizaciones políticas y sociales.


1 - Las luchas del 2001

Nuestro Partido definió con justeza, a comienzos del 2001, sobre la base de las enseñanzas leninistas, que en el país se había configurado una situación revolucionaria objetiva.
Esa situación era alimentada por una crisis económica profunda que estalló en 1998. La crisis se produjo cuando el país vivía un período de auge del movimiento de masas (iniciado a partir del Santiagueñazo de diciembre de 1993) que provocó puebladas históricas como las de Cutral-Có; Tartagal-Mosconi; Libertador y los Jujeñazos que, desde 1990 a 1998, voltearon a cuatro gobernadores; cortes de ruta que conmovieron al país, como los de febrero y mayo del 2001 en la Matanza, entre otros; dos históricas Marchas Federales; toma de edificios públicos; cortes de ruta reiterados como los de Güemes, en Salta; 7 paros nacionales –varios de ellos activos– y grandes luchas campesinas, estudiantiles, populares, democráticas, de defensa del patrimonio nacional; masivos Encuentros Nacionales de Mujeres. Luchas que están reflejadas en las Resoluciones y el Balance de nuestro 10° Congreso.
El movimiento obrero, con sus tres afluentes (ocupados, desocupados y jubilados) fue el principal protagonista de esos combates. En marzo de 1996, nuestro Partido planteó el camino del Argentinazo como el necesario para terminar con la situación de entrega nacional y hambre que se vivía. Lo hicimos en la perspectiva de buscar formas de transición o de acercamiento a la revolución (Resolución sobre la situación internacional y nacional, 10° Congreso, pág. 31).
En la medida en que la situación política se agudizó fuimos concientes, como dijimos públicamente, que no era posible -o era muy difícil- el triunfo inmediato de una opción revolucionaria a través de una pueblada, dada la situación de la clase obrera ocupada, jaqueada por una enorme masa de desocupados, un gigantesco ejército de reserva a disposición de los patrones, y por la dirección de sus organizaciones sindicales; la división de las fuerzas populares; y la debilidad relativa de nuestro Partido. Pero afirmamos que esa pueblada abriría, con seguridad, una forma de acercamiento a la revolución. La caracterización de la situación política y el camino de acumulación que trazó nuestro Partido para enfrentarla, se demostraron correctos cuando se produjo el Argentinazo, una pueblada que, por primera vez en nuestra historia, volteó un gobierno nacional.


2 - El Argentinazo

El movimiento de desocupados se transformó en ese período en el detonante de todo el combate social y político (Resoluciones, pág. 22 en adelante) y empalmó con la movilización combativa, de una magnitud desconocida hasta entonces (cortes de ruta, cacerolazos, escraches a bancos, paralización de remates, etc.) de la pequeña burguesía y la burguesía urbana y rural. Se multiplicaron las empresas quebradas recuperadas por sus trabajadores y puestas en producción, proceso que, dirigido por la CCC y nuestro Partido, había comenzado en el ingenio La Esperanza, en Jujuy. Surgieron organizaciones combativas del campesinado medio y rico, creció el Movimiento de Mujeres en Lucha, y surgieron los “cacerolazos” masivos de protesta.
La magnitud del “voto bronca” en las elecciones de octubre del 2001 (Resoluciones, pág. 25) dejó al gobierno en el aire. Hubo fuerzas reformistas (en especial algunas trotskistas, que vuelven a decirlo hoy) que plantearon que el “voto bronca” demostraba, no la avanzada conciencia de las masas sino su atraso político. Por eso el Argentinazo las tomó por sorpresa: “Con el caballo desensillado”, dijo alguno.
Como en todo proceso de auge prolongado que se desarrolla en espiral, hubo momentos de ascenso y otros de estancamiento o de reflujo parcial. En todo ese período confrontaron dos líneas en el movimiento obrero y popular: la revolucionaria y la reformista (electoralista o sindicalista).
Desde 1994 se discutió si se había abierto un período de auge, como afirmaba nuestro Partido, o si estábamos en un período de mera “resistencia”, condicionado por el reflujo internacional de luchas posterior al colapso de la URSS.
Previo a octubre del 2001, el debate ya giraba sobre si se había creado una situación revolucionaria objetiva o si debíamos prepararnos para una dura represión del movimiento de lucha. Situación en la cual, en el mejor de los casos, podíamos aspirar a ganar alguna banca legislativa. Ese fue el debate con Castells.
El gobierno de la Alianza, acorralado por las contradicciones generadas por su política de sometimiento al FMI y al imperialismo, políticas que agravaron la crisis económica y social, decretó rebajas de sueldos a los trabajadores públicos y días después de aprobar una ley de “intangibilidad de los depósitos bancarios”que garantizaba la protección oficial de los mismos, los expropió mediante el llamado “corralito”. La declaración del Estado de Sitio el 19 de diciembre del 2001 fue la gota que rebalsó el vaso.
El Argentinazo “hizo emerger la situación revolucionaria objetiva que se venía incubando en la Argentina” y produjo un inmenso remezón político. Este tuvo sus límites en las debilidades de la pueblada del 19 y el 20 de Diciembre, límites que señaló nuestro Comité Central (Resoluciones, pág. 34).


3 - El contraataque de las clases dirigentes

En un proceso las clases dirigentes absorbieron el golpe del Argentinazo e iniciaron un gran operativo de repliegue.
El gobierno de Duhalde

Duhalde calificó al suyo como “un gobierno de emergencia”, destinado a navegar en medio de la tempestad causada por una de las crisis económicas más grandes del siglo XX, y la más grande rebelión popular en 50 años. “Yo actué como un bombero”, dijo en varias ocasiones. El principal instrumento fue la devaluación. Aprovechó la situación creada por la existencia de una gigantesca masa de desocupados y la ayuda de los jerarcas sindicales para producir una brutal disminución salarial, disminución que a más de tres años de producida aún no ha sido recuperada, elevando en forma impresionante la explotación de los asalariados (y consiguientemente las ganancias capitalistas) y, por otro lado, licuó las deudas de centenares de miles de deudores, principalmente de productores agrarios; facilitó las exportaciones que estaban trabadas por el 1 a 1; estimuló inicialmente la sustitución de importaciones y, con ello, la reactivación de una parte de la industria. El congelamiento de las tarifas durante un período, en especial de las eléctricas, también benefició la reactivación industrial. Si bien muchos ahorristas perdieron dinero con la forma de pago que se le autorizó a los bancos, la inversión de esos ahorros en “ladrillos”, como se dice habitualmente, les permitió luego hacer grandes ganancias por el aumento de los precios de los inmuebles. Con esto, en un proceso, Duhalde (y luego Kirchner) desmontaron la protesta de los deudores, especialmente la de los productores agropecuarios amenazados de remate y la de los ahorristas expropiados por el “corralito”. El presupuesto estatal se benefició con el no pago durante más de tres años de una parte de los intereses y vencimientos de capital de la deuda externa, debidos al default que conquistó el Argentinazo, y por las retenciones a las exportaciones, favorecidas éstas por una coyuntura internacional extremadamente buena para el país debido a los precios de los productos de exportación agropecuarios y minerales (en especial el petróleo) y las bajas tasas internacionales de interés.
El gobierno de Duhalde, con la ayuda de la Iglesia y de las Naciones Unidas, entregó 1.300.000 planes Jefes y Jefas de Hogar (el total de subsidios a los desocupados redondeó los 2 millones) para calmar la protesta social. Ayudó a abastecer a miles de comedores populares. Presionados por la rebeldía popular, la trataron de condicionar para evitar los cortes de calles y rutas e impedir las marchas con autodefensa y, finalmente, intentaron darle un escarmiento con la represión en el Puente Pueyrredón, con el saldo de dos piqueteros asesinados (Kostequi y Santillán) lo que generó un gran movimiento de protesta, que los obligó a apresurar el uso de la zanahoria electoral para apagar el incendio del auge revolucionario. Duhalde y las clases dominantes lograron meter la trampa electoral.
El triunfo de los yanquis al ocupar Irak fortaleció la propaganda sobre la invencibilidad del imperialismo, e influyó en las elecciones del 2003, en las que hubo una mayor afluencia electoral. El temor a la guerra civil, en grandes sectores, también jugó en esta dirección.


El gobierno de Kirchner

El triunfo de Kirchner mantuvo en lo fundamental la continuidad con la política de Duhalde. Pero introdujo elementos nuevos, en especial una fuerte demagogia sobre temas como derechos humanos, aparente enfrentamiento a las presiones externas, acercamiento a los movimientos de desocupados y combativos, entre otros, que crearon expectativas en las masas populares.
Su gobierno debería ser, en opinión del grupo hegemónico en el bloque de clases dominantes (agroexportadores, petroleros, mineros siderúrgicos y banqueros, entre otros) un gobierno de transición. Por eso carece, como le critican muchos, de un “plan a largo plazo”. Este no es su objetivo. Esto vendrá, en todo caso, piensan los grupos dominantes, después del 2007.
Kirchner se benefició, hasta ahora, con los factores económicos que hemos reseñado. La economía se reactivó. Se recuperó, casi, el nivel que tenía en 1998, en el pico previo a la crisis. La actividad industrial creció un 10,7% en el 2004, según el Estimador Mensual Industrial. La actividad de la Construcción un 19,9%, alcanzando los valores de 1999. El Producto Bruto Interno creció un 18% en dos años (2003 y 2004). Así como la crisis económica de 1998 estuvo relacionada con la crisis mundial que comenzó en 1997 con la llamada “crisis del sudeste asiático”, Kirchner tomó el gobierno cuando la economía yanqui se recuperó, ayudada por el “pulmón” chino. Kirchner pudo entonces inflar las velas de la economía nacional con viento a favor. El éxito de la sojización en el campo, que traerá graves consecuencias para el futuro del país, también tiene que ver con esa reactivación, por el alto precio que tuvo la soja en los mercados internacionales en las tres últimas cosechas (éxito que beneficia sobre todo al imperialismo por la venta de insumos, produce dólares para pagar la deuda externa y ha permitido aumentar la renta de los terratenientes).

Apoyado en esa situación económica, Kirchner se propuso sacar al país del default y hacer de la Argentina “un país serio” en el seno del capitalismo mundial “globalizado”. Se propuso sacar al movimiento de desocupados y de protesta de la calle, para lo cual empujó una campaña de desprestigio del movimiento piquetero y de cooptación y división de sus organizaciones. Utilizó para esto un intenso trabajo de los organismos estatales de inteligencia y el apoyo o el sometimiento de los principales medios de información. Desde 1983, nunca un gobierno controló los medios de información como lo ha logrado hacer Kirchner, quien, desde ya, cuenta además con el apoyo del holding Clarín.

Mecanismos largamente probados en Europa y otras regiones (cooperativas de producción, microemprendimientos, políticas de premios y castigos sobre la base de apoyarse en fuerzas reformistas sensibles a las dádivas, el soborno y el chantaje, etc.) comenzaron a ser utilizados masivamente. Se propone, en un proceso, reprivatizar a la mayoría de las empresas recuperadas. Como se vio en las elecciones de la alimentación y ahora de la carne, sostiene y se apoya en los jerarcas sindicales, con el objetivo de mantener comprimidos los salarios, muchos de los cuales han sido firmados “a la baja” por esos jerarcas luego de la llamada “ley Banelco”, y mantener la legislación laboral flexibilizadora y de superexplotación que se impuso desde 1991. Plantea que “el que lucha pierde” y, en cambio, el que apoya al gobierno, “chupa las medias” y ruega, gana. Mantuvo los procesos a más de 4 mil luchadores sociales y políticos que enfrentaron la política del llamado neoliberalismo e, inevitablemente, ha debido ir avanzando en medidas de tipo represivo. Ha empujado medidas que permitieron el retorno de la existencia de presos políticos. Fue bajo su mandato que la policía jujeña asesinó a los jóvenes Cuellar e Ibáñez, crímenes que no repudió ni ha hecho nada para castigar. Presionado por el gobierno de Bush, Kirchner empujó la aprobación en el Congreso de dos convenios internacionales “para la represión del terrorismo”, que van a traer graves consecuencias para la subsistencia de las libertades democráticas en el país. So pretexto de luchar contra el “terrorismo”, al que no se define en esos convenios, se sancionan una serie de hechos, considerados acciones terroristas, lo que facilitará a la corrupta justicia actual, acentuar la represión al movimiento obrero y popular.
Todo esto lo ha hecho acompañado de un política demagógica, “versera”, de doble faz. “No escuchen lo que digo, vean lo que hago” le dijo a los empresarios al comienzo de su mandato. Su ideología es “neodesarrollista”: intenta, como Frondizi en su momento, el crecimiento de las fuerzas productivas favoreciendo al latifundio terrateniente, a la burguesía intermediaria y a los monopolios imperialistas que controlan gran parte de la producción nacional y la dependencia al imperialismo.
Todo esto ha hecho más enmarañada y compleja la situación política.
Sin que exista un apoyo entusiasta a su gestión se mantienen en grandes sectores populares, y en sectores burgueses, expectativas en Kirchner, basadas en mucha demagogia y en pocos hechos.
A esto contribuye que corrientes de origen montonero, y otras como Patria Libre y el PC (Congreso Extraordinario) lo pintan como “un revolucionario que hace lo que puede” y acumula fuerzas, agazapado, para el día en que pueda golpear al imperialismo y abrir una etapa revolucionaria.
El apoyo de Chávez y de Fidel Castro a Kirchner estimula esas expectativas. Ese apoyo es debido a que Kirchner responde a intereses de burguesía intermediaria de monopolios y países que compiten con los yanquis. Ese apoyo de Fidel y de Chávez se debe también a que Kirchner ha hecho públicos grandes proyectos de alianza económica con la República Popular China y, diplomáticamente, pese a su buena relación con el gobierno de Bush, a su apoyo a Mesa en Bolivia, y a sus oscilaciones (como en el caso de la médica Hilda Molina) no se ha sumado a los ataques a Venezuela ni a Cuba, ha apoyado a Tabaré Vázquez en Uruguay y a Lula, pese a las grandes contradicciones que crean para nuestra producción los proyectos hegemonistas de Brasil en América del Sur.


4 - El periodo de auge de la lucha de masas sigue abierto y su desenlace esta pendiente

El movimiento obrero y popular no pudo ser derrotado

Pese a todo lo analizado, el movimiento obrero y popular no pudo ser derrotado por las clases dominantes. El proceso que abrió el Argentinazo y las grandes luchas previas y posteriores a él no pudo ser cerrado.
Los piqueteros no pudieron ser “sacados de la calle”, como soñaron Aníbal Fernández y Kirchner. Los cortes de ruta y de calle, pese a todas las prohibiciones y decretos, continúan. Mundialmente se llama a esa modalidad de lucha, lucha “a la argentina”. Las principales organizaciones piqueteras, principalmente la CCC, no pudieron ser cooptadas ni destruidas. Más aún: luego de un momento inicial de confusión y de avance de las organizaciones oficialistas, las organizaciones de desocupados de la CCC han mantenido lo fundamental de sus fuerzas, han crecido la de los mayores (el MIJP), como mostró su último plenario, y las de la juventud clasista.
Actualmente el movimiento de desocupados es uno de los principales destacamentos del movimiento de los trabajadores: hay alrededor de 1.500.000 personas desocupadas y la lucha para que éste sea uno de los principales batallones de combate del movimiento obrero, y no un ejército de reserva utilizado por los capitalistas para aplastar los salarios y maniobrar contra los trabajadores, sindical y políticamente, es una cuestión clave para reagrupar a las fuerzas populares en una dirección revolucionaria. La lucha del movimiento de desocupados por elevar a $ 350 el subsidio a los planes sociales, cuando la línea de pobreza pasa por $ 770,70, es una lucha fundamental para todo el movimiento de los trabajadores, ocupados o no, ya que si se conquista estimulará la lucha de todos los trabajadores por aumento de salarios.
El MIJP realizó en Mar del Plata un plenario con 530 delegados que tuvo carácter nacional, demostrando que ha echado raíces en muchas provincias. Esto es muy importante porque el gobierno trabaja para pasar el PAMI a Salud Pública y provincializarlo. Tenemos que fortalecerlo creando nuevos centros, trabajando para ganar las direcciones de los que existen fuera del movimiento y organizándolos en los sindicatos que dirigimos.
En el último período se ha avanzado en la unidad de las organizaciones de desocupados clasistas y combativos, lo que se expresó en la jornada nacional de lucha del 6 de abril, que movilizó, en más de 90 cortes de ruta en todo el país a más de 70 mil piqueteros. Coordinaron esta lucha las organizaciones de la CCC, MTD Aníbal Verón, Polo Obrero, MTR Cuba, MST (Teresa Vive), MTL, Frente Darío Santillán, FTC (Nacional y Mesa Nacional) y otras.
Las fábricas recuperadas se han multiplicado y pese a todas las maniobras, presiones y represión, se han mantenido en manos de sus trabajadores. Empresas como Renacer, en Ushuaia, Zanón en Neuquen, y Bruckman en la Capital, se han convertido en emblemas de ese movimiento que agrupa a miles de trabajadores y tiene una enorme solidaridad popular.
Al producirse una reactivación económica coyuntural y, últimamente, un pronunciado aumento de la carestía de la vida, el movimiento obrero ocupado pasó a la lucha por aumento de salarios y por recuperar las conquistas perdidas en años de revancha capitalista. Estas luchas, poco a poco, han vuelto a poner en el centro del escenario político a la clase obrera ocupada. Y han vuelto a aparecer, jugando un papel decisivo, los cuerpos de delegados y comisiones internas recuperadas por el clasismo y fuerzas combativas, de las empresas y lugares de trabajo de concentración, los sindicatos recuperados y organizaciones “autoconvocadas” que, como en el pasado, han vuelto a arrinconar y pasar por encima a las direcciones sindicales traidoras o superando a las direcciones conciliadoras.
Entre esas luchas se destacaron: la de los telefónicos y los trabajadores de los subterráneos de Capital; la de los ferroviarios; la de los obreros del Astillero Río Santiago y su recuperado cuerpo de delegados; los aeronáuticos de Lafsa y Aerolíneas Argentinas; el proceso de recuperación sindical que dejó en el aire a Daer en la Alimentación y ahora a Peretti en la Carne; la lucha de los rurales de la fruta en Río Negro, los del limón de Tucumán y los de la finca Cachepunco en Jujuy; la lucha de los mineros del carbón de Río Turbio; la de los petroleros de Chubut, Santa Cruz y Neuquén; han sido de mucha magnitud las luchas de estatales y docentes en Jujuy, Tucumán, Chaco, Santiago del Estero, Neuquen, Río Negro, Córdoba, entre otras. Las luchas de estatales, y ahora de docentes, de Salta y de Santa Fe, han conmovido al país. Este proceso ha ido acompañado del reagrupamiento de las comisiones internas, cuerpos de delegados, empresas recuperadas y sindicatos que intercambió experiencias y debatió, el 2 de abril, en la Facultad de Filosofía y Letras, las tácticas para la lucha por aumento de salarios y la recuperación sindical, la solidaridad con las luchas en curso, en especial con los docentes salteños, la lucha por la libertad de los presos políticos, la conformación de una Comisión de Enlace y la conmemoración unitaria del Primero de Mayo.
La clave para lograr un cambio favorable al pueblo en la situación actual está en el papel que jueguen los trabajadores (ocupados, desocupados y mayores), principalmente los ocupados, en la lucha de masas y, para esto, es fundamental la unidad de las fuerzas clasistas y combativas a través de sus organizaciones sindicales recuperadas, en el camino de un paro nacional activo, por aumento de salarios y las otras reivindicaciones del movimiento obrero y popular. Esto es posible. De allí la importancia del Encuentro de Trabajadores realizado el 2 de abril como un primer paso en ese reagrupamiento de cuerpos de delegados, comisiones internas y sindicatos opositores y la posibilidad de ampliarlo en la preparación del próximo encuentro en el mes de julio.
Con posterioridad al Argentinazo se han multiplicado las luchas de los campesinos pobres, lo que ha vuelto a poner en debate el gran problema de la tierra.
Se ha reanimado, con fuerza en varias provincias (Chaco, Formosa, Misiones, Jujuy, Salta, Santa Fe, Buenos Aires, La Pampa, Río Negro, Neuquen y Chubut) la lucha de los hermanos originarios.
Por primera vez en cuarenta años se hizo un importante Congreso de la Tierra, que puso en debate en el movimiento popular, este tema fundamental para el triunfo de la revolución de liberación nacional y social. Levantó la consigna de luchar por un millón de chacras.
Se han mantenido y fortalecido los Encuentros de Mujeres, pese a todas las provocaciones de los sectores reaccionarios y en el caso del último, en Mendoza, las de los servicios de inteligencia del gobierno nacional y el provincial. Ese éxito de los Encuentros es el reflejo de la creciente participación de las mujeres en la lucha social y política, cuya incorporación y papel dirigente ha sido decisiva en todos los frentes de combate obrero y popular que venimos mencionando.
El agravamiento de las dificultades económicas (por la presión impositiva, el aumento de los insumos y la renta de la tierra, la usura, la caída de los precios internacionales, etc.) ha empujado, poco a poco, a que los campesinos medios y una capa importante de los campesinos ricos reinicien el combate, lo que se ha manifestado en nuevos cortes de ruta en varias provincias.
El movimiento estudiantil ha vuelto a protagonizar luchas y grandes movilizaciones que conmovieron a algunas regiones del país. Entre ellas se destacaron las del Comahue, contra la Coneau y la Ley de Enseñanza Superior y por el ingreso irrestricto. Los estudiantes de La Plata lograron la reapertura del Comedor, clausurado por la dictadura en 1976 y el ingreso irrestricto a sus Facultades, lo que ha generado un debate de alcance nacional. Los estudiantes de Rosario, los de Psicología de la Capital y otras universidades, también han salido al combate.
La tragedia de Cromañón marcó un punto de viraje en el movimiento juvenil. Tuvieron gran repercusión las “bicicleteadas” y jornadas de la CCC por becas y subsidios para el estudio, el deporte y la cultura. El movimiento de masas de la juventud puede y debe colocarse a la avanzada de todo el movimiento social. Es posible ganar a decenas de miles de jóvenes para la CCC.
La tragedia de Cromañón no sólo produjo un punto de viraje en el movimiento juvenil. Desnudó la profunda corrupción del sistema y desató la crisis política en el gobierno de la ciudad de Buenos Aires, dejando en el aire, en el aislamiento político, al gobierno de Aníbal Ibarra; gobierno disfrazado hasta ese momento de “progresista”, y golpeó la viga maestra de los planes “transversales” de Kirchner. El repudio popular al plebiscito tramposo llamado por Ibarra demostró su orfandad política. Miles de personas se han movilizado exigiendo la cárcel para él y para todos los responsables políticos de la masacre y denunciando la complicidad del gobierno nacional en el hecho.
Posteriormente, el escándalo del narcotráfico en Ezeiza y el apoyo oficial a la estructura que está atrás del mismo (en especial el control de los aeropuertos por el grupo Eurnekian, grupo estrechamente ligado al kirchnerismo, y el apoyo del gobierno al grupo que maneja la empresa Southern Winds) conmovieron profundamente a la opinión pública. Más aún cuando resulta evidente la protección oficial a los funcionarios implicados en el caso, como es el caso de los jefes de la Secretaría de Transporte y de la Aduana, Ricardo Jaime y Ricardo Echegaray, respectivamente, hombres del riñón del grupo presidencial.
Se ha mantenido –pese a todas las maniobras del gobierno- dentro y fuera de los cuarteles, la unidad de las fuerzas que reivindican la soberanía nacional sobre Malvinas e islas del sur, como se demostró en la jornada del 2 de abril en el Cenotafio (Plaza San Martín en Retiro) y en el acto en la Plaza de Mayo, y en las luchas del movimiento de veteranos y ex combatientes de Malvinas.
Los intelectuales progresistas han librado luchas, de gran resonancia pública, contra la censura.
Han crecido las movilizaciones, declaraciones, e incluso proyectos parlamentarios de amplia resonancia nacional, en defensa de las libertades democráticas, contra la ilegítima y fraudulenta deuda externa y en defensa de la soberanía nacional, la educación (en contra de la Ley Federal de Educación y la de Enseñanza Superior) y la salud popular, exigiendo la retirada de las tropas yanquis de Irak y en solidaridad con la heroica lucha de su pueblo, entre otros.
Las manifestaciones del 8 de Marzo, en conmemoración del Día Internacional de la Mujer en todo el país, y las grandes manifestaciones unitarias del 20 de Diciembre y del 24 de marzo, realizadas a escala nacional, y apoyadas, en el caso de la Capital Federal, por más de 100 organizaciones sociales y políticas que coincidieron en declaraciones programáticas muy avanzadas, rebalsaron la Plaza de Mayo, tuvieron un elevado contenido crítico a la política gubernamental y redujeron a expresiones minoritarias a las manifestaciones de apoyo al gobierno.
Subsisten elementos importantes de la llamada crisis de hegemonía de las clases dominantes, situación que se da –como enseñó el dirigente comunista italiano Gramsci- cuando estas clases gobiernan sin el consenso de los dominados, por la pura fuerza, porque las masas se han alejado de la ideología tradicional, no creen más en aquello en lo que antes creían. Es una crisis porque lo viejo muere y lo nuevo todavía no puede nacer. Es lo que vimos con nitidez luego del Argentinazo. Esta crisis recorrió un largo proceso de incubación en la Argentina, desde 1976 hasta aquí, proceso en el que fueron cayendo muchos “versos”, como se dice comúnmente. La situación no es igual a la de comienzos del 2002 cuando primaba la consigna “que se vayan todos”. Kirchner trata por todos los medios de superar esa crisis. Pero, entre los trabajadores (ocupados, desocupados o jubilados) muy pocos creen ya en la imparcialidad de la justicia, en el respeto a la ley por la policía y los organismos represivos, en la utilidad del voto, etc.
Al comienzo del gobierno de Kirchner, como dijimos, se le dio tiempo y se generó, por las razones que vimos, expectativa. Pero el carácter demagógico y “versero” del gobierno de Kirchner, lentamente, va enfrentando sus palabras con sus hechos, lo que está provocando el alejamiento de las posiciones oficialistas de sectores y dirigentes que hasta hace poco le daban abierto apoyo político.
El empantanamiento del imperialismo yanqui en el Medio Oriente, como resultado de la heroica lucha del pueblo iraquí y la resistencia palestina, ha estimulado y facilitado el crecimiento de un foco de tormenta revolucionaria en América Latina, tormenta que ha provocado grandes puebladas en Perú, Bolivia y otros países, gigantescas luchas de masas como las del campesinado y el pueblo paraguayo, la derrota electoral de fuerzas tradicionales de derecha en Uruguay, importantes luchas contra el rumbo derechista de Lula en Brasil, la derrota de las maniobras y los intentos de golpe de estado yanqui en Venezuela y el fortalecimiento de la política antioligárquica y antiyanqui de Chávez. Cuba continúa resistiendo y enfrentando las provocaciones yanquis. Todo esto crea condiciones favorables para el combate antiimperialista y antioligárquico de nuestro pueblo.


Complicaciones para el futuro del gobierno

Simultáneamente hay factores que influencian negativamente en la situación económica. La estructura dependiente del país y la subsistencia del latifundio terrateniente, inmenso y en poder, crecientemente, de grandes grupos extranjeros, como el de Benetton, dueño de más de 900 mil hectáreas, contrarresta los efectos positivos obtenidos por el comercio exterior, ya que éstos benefician, casi exclusivamente, a los grandes monopolios y a los terratenientes latifundistas. Gotea poco para abajo.
El default de parte de la deuda externa evitó durante más de tres años un gran drenaje de fondos al exterior. Esta situación cambiará con el canje, festejado con bombos y platillos por el gobierno. La disminución de la deuda externa, luego del canje, aparece como importante. Pero al comparar los montos totales, debido al endeudamiento que hubo en estos años de gobierno de Duhalde y de Kirchner, se comprueba que es de solo un 7,3% (Estudios de coyuntura, Investigaciones Económicas “Horacio Ciafardini”, marzo de 2005) con lo que el país queda endeudado, con una deuda de origen ilegal y fraudulento, por varias generaciones, y aunque las tasas de interés son más bajas que las anteriores, los vencimiento de capital son de una grave magnitud en el corto y mediano plazo. Solo en lo que resta del año vencen 13.020 millones de dólares (el superávit primario, ahorrado a costa del hambre y la miseria del pueblo, solo alcanzará a 4.500 millones de dólares). Y en el 2006 la deuda a pagar será de 14 mil millones. Si el canje en definitiva se concreta, entre el 2005 y el 2009 vencerán 65.923 millones de dólares. Esto empuja al gobierno, que hasta ahora pagó al FMI más de lo que estaba obligado, a negociar nuevos préstamos, lo que aprovecharán tanto el Fondo como las grandes potencias, en especial los yanquis, para ajustarnos el yugo con el que nos someten.
Subsisten los factores de la crisis energética, producto de la privatización de YPF y la entrega de nuestros hidrocarburos a los monopolios extranjeros.
Ha aparecido el riesgo de inflación. “El viento a favor que le permitió (al gobierno) emitir moneda para estimular el consumo y sostener el dólar alto, terminó” (La Nación, 6/4/4). Allí donde la demanda interna se sumó a la externa, saltaron los precios (caso del aceite de maíz) y se desató el proceso inflacionario. La llamada “canasta básica” creció un 3% en marzo, con lo que se necesita ganar más de $ 772,71 para no ser pobre y más $ 354,45 para no ser indigente. Con los últimos aumentos de precio, más de 700 mil personas han caído por debajo del nivel de pobreza. La carestía de la vida está en el trasfondo de muchos de los actuales problemas económicos y sociales. El aumento real de la canasta alimentaria da una proyección del 35% a fin de año. Con lo cual muchos de los supuestos aumentos (caso de docentes y estatales) son en realidad rebajas salariales. Este problema le quita el sueño al gobierno y a las clases dominantes por su potencialidad explosiva. Hasta ahora los remedios intentados por el gobierno para parar la inflación han fracasado, o han sido solo mediáticos, como en el caso de los combustibles (caso Shell y ESSO). Se orientan a achatar aún más los salarios, como planteó Lavagna, como si el aumento de los salarios tuviese que ver con la magnitud de la producción y no con el porcentaje de las ganancias de los capitalistas. De allí la importancia del apoyo a las propuestas y movilizaciones de las Amas de Casa del País y a que todo el Partido y las organizaciones sociales tomen la lucha contra la carestía de la vida.
Desde el punto de vista social, la situación sigue siendo grave: la desocupación (sin contar los planes sociales) es del 16,2%. A fines del 2004 había 1.299.000 desocupados totales (urbanos) y 1.536.000 parciales (que sólo trabajan 35 horas semanales o menos). El 48,9% de los asalariados trabaja en negro y, de estos, el 80% gana menos de $ 400 mensuales, sobreexplotados y sin obra social y jubilación. Más del 60% de los niños vive bajo la línea de pobreza. Los salarios reales, en el 2005, están entre un 17% (en el caso de los fabriles) y un 28% (en el caso de estatales y en negro) debajo de los de fines del 2001.
Ante este panorama ha crecido la presión del gobierno yanqui sobre la Argentina. Como señaló Clarín “hay un nuevo marco diplomático” entre los EE.UU. y la Argentina. Se reunieron en Washington, Scioli y el vicepresidente de los EE.UU., Cheney. Visitó el país, de paso, Donald Rumsfeld, ministro de Defensa de los EE.UU. Inmediatamente G. W. Bush habló 20 minutos por teléfono con Kirchner y el canciller, Rafael Bielsa, se entrevistó con Condoleeza Rice, secretaria de Estado. En todas esas conversaciones los yanquis presionaron al gobierno argentino para que apoye al presidente Mesa en Bolivia (objetivo común del gobierno yanqui y de los monopolios amigos de Kirchner: PanAmerican y Repsol, por lo que no le costó mucho a Bush convencerlo a Kirchner). Los yanquis quieren que, si es necesario, Brasil y Argentina envíen tropas a Bolivia, como ya hicieron en Haití. Pero la preocupación principal es “contener” a Venezuela, cuya política antiimperialista enfrenta a los EE.UU. en América del Sur. Rápida y servilmente, Pampuro manifestó su “preocupación” por la compra de armas de Venezuela a Rusia, España y Brasil. Los yanquis presionan también para condenar a Cuba en las Naciones Unidas y para que la Argentina afloje los lazos con China. Sin mencionar otros objetivos de los EE.UU. como la compra de radares que puede fabricar aquí el Invap, etc.
Casi simultáneamente el juez yanqui Thomás Griesa se sentó encima de los 7.000 millones de dólares en bonos acumulados en el Bank of New York para el canje de la deuda externa, y paralizó el canje anunciado por el gobierno.
En consecuencia se ha agravado la crisis estructural y se ha agudizado la lucha interimperialista e intermonopolista en el país.


5 - Sigue abierto el periodo de auge de masas

Por todo esto, si bien no estamos en un momento de pico máximo del auge de la lucha de masas, como en diciembre del 2001, cuando se había configurado una situación revolucionaria objetiva, el período de auge del movimiento obrero y popular sigue abierto, con momentos de avance, de retroceso y de amesetamiento, con el zigzag característico de los procesos sociales, que nunca son lineales y que en el caso argentino abarcan períodos prolongados. Por eso hemos dicho que las brasas del Argentinazo siguen encendidas y que, con la vista puesta en nuestro objetivo revolucionario, en nuestro objetivo estratégico, trabajaremos para que la lucha obrera y popular convierta esa brasas en llamas que nos permitan alcanzar un desenlace favorable de este período de auge. Y esto es posible porque continúa abierto el desenlace de la situación que emergió en diciembre del 2001.


6 - Las proximas elecciones

Con ese marco marchamos a las elecciones de octubre.

A lo anteriormente reseñado se debe agregar el duro enfrentamiento entre Kirchner y Duhalde por ver quién hegemoniza el frente de centro izquierda que, en el 2007, enfrentará al frente de centroderecha que, con el apoyo de un sector de las clases dominantes, organizan Menem, Sobisch, Rodríguez Saa, Macri, Patti y posiblemente López Murphy. Este enfrentamiento y el de Kirchner con Duhalde, ponen en juego la gobernabilidad de muchas provincias (entre ellas la de la Provincia de Buenos Aires) e incluso del país. Los planes “transversales” de Kirchner han sufrido un duro golpe con el colapso de Ibarra en la Capital Federal y las derrotas electorales en Santiago del Estero y Catamarca, en donde el repudio a la farsa electoral fue elevadísimo. En las dos, la farsa electoral bordeó el absurdo: en Santiago, Kirchner apoyó a Figueroa, un personaje de la dictadura y del menemismo y en Catamarca debió apoyar bajo cuerda a la UCR para que no ganase el dirigente peronista Barrionuevo. Todos personajes de “la vieja política” que tanto irrita a Solá. Fue elevadísima la abstención y el voto en blanco y nulo (casi el 50% del padrón en Catamarca). Kirchner espera derrotar a Duhalde en la Provincia de Buenos Aires, u obligarlo a aceptar a Cristina Kirchner como cabeza de la lista del PJ, con lo que las elecciones de octubre serían un plebiscito a su favor y lo proyectarían para ganar las elecciones del 2007. A estos menesteres dedica el gobierno lo principal de su tiempo.
La lucha entre esos dos frentes, el de centro derecha y el de centro-izquierda para el 2007, teñirá todo el proceso electoral, antes y después de octubre. Frentes como el que han organizado el Credicoop y el PC en Rosario, con muchos aliados, y la fuerza de Lilita Carrió, que está cruzada con el kirchnerismo, se inflarán y se desinflarán en los medios de comunicación, de acuerdo con las exigencias de ese combate principal, donde se agrupan las fuerzas que mueven las principales potencias imperialistas, la burguesía intermediaria y los terratenientes en disputa por la hegemonía en el bloque dominante.
Como planteó nuestro 10° Congreso sigue planteada la posibilidad de varios escenarios de desemboque de este proceso.
Nosotros, junto a Mario Cafiero, el Socialismo Auténtico, la Democracia Cristiana, Brunatti, Alicia Castro, entre otros, hemos organizado el frente de Coincidencia Popular, que se propone, centralmente, empujar el combate contra la deuda externa ilegítima y fraudulenta y el apoyo a las luchas populares. Este frente ha jugado un gran papel en el reagrupamiento de varias decenas de diputados y senadores que han enfrentado en el Congreso Nacional los proyectos entreguistas del gobierno. También mantenemos actualmente buenas relaciones de frente único con fuerzas como las del MTD Aníbal Verón (que dirige Juan Cruz Daffunchio), el Partido Intransigente (cuya corriente sindical integra la CCC) y con distintos sectores peronistas y radicales. Con el ARI, Izquierda Unida, MST, PC, PTS, PO, FOS, MAS, PL, PRL, hemos confluido en varias iniciativas, en el último período. La mayoría de estas fuerzas van a participar con candidatos en las próximas elecciones. Algunas porque sólo se proponen objetivos reformistas y rechazan un camino revolucionario. Otras porque no ven e incluso niegan la existencia de un auge de luchas. Otras porque consideran a las elecciones como un camino necesario para la acumulación política o la propaganda de sus posiciones. Consideramos que no es el camino correcto pero no confundimos, ni confundiremos, a estas fuerzas, con aquellas que sostienen al sistema actual, y seguiremos manteniendo una política de frente único con ellas aunque ahora nos separe la posición electoral.
En este sistema y con este Estado, en las condiciones de país dependiente del imperialismo de la Argentina, país disputado por varias potencias imperialistas, en donde los medios de difusión que llegan a las grandes masas están totalmente controlados por estas fuerzas, las elecciones son manejadas por las clases dominantes. Estas invitan al pueblo a que den en las urnas el combate principal por sus reivindicaciones mediatas e inmediatas, pero esa es, como se ha dicho, una avenida artillada y atrincherada por esas clases, en la que se empieza a sufrir el fuego enemigo, totalmente superior, apenas se la comienza a transitar. Por la vía electoral el pueblo jamás podrá tomar el poder. Esta es una de la razones principales de la existencia de nuestro Partido. Lo prueba la dolorosa experiencia de la “vía pacífica” con Salvador Allende en Chile; la de Joao Goulart, en Brasil; y la nuestra con Frondizi, en 1958, cuando el PC creyó que por la vía electoral “el pueblo había entrado en la Casa Rosada” y se abría una perspectiva revolucionaria; y con Cámpora primero y con Perón, después, en 1973, cuando muchos creyeron que por la vía electoral “se ahorraría sangre” y se conquistaría el poder. Esto no significa que sea una cuestión de principios, para nosotros, no participar en las elecciones del régimen. En determinadas condiciones la participación con candidatos o el voto positivo en un proceso electoral puede ser conveniente, puesto que, en momentos, sobre todo de reflujo de luchas, las elecciones pueden ayudar a llegar a las masas o, en otras situaciones, abrir un proceso (como sucedió en España en 1936 y puede suceder ahora en Venezuela) que desemboque en un enfrentamiento revolucionario y facilite plantearse el objetivo de la conquista del poder, la que nunca se logrará por un camino pacífico.
Ahora aún estamos en un momento de auge de la lucha de masas. El Argentinazo no fue una anécdota. Dejó huellas profundas en grandes masas. Flota el espíritu del Argentinazo y su consigna “que se vayan todos”, como se acaba de ver en Santiago del Estero, en Catamarca y en las marchas por Cromañón. Se multiplican las multisectoriales, coordinadoras, foros y otras formas de unidad popular que son importantísimas para reagrupar a las fuerzas populares antiimperialistas y antiterratenientes. Es posible que el movimiento obrero, ocupado, desocupado y de mayores, se coloque en el centro de este reagrupamiento popular.
El voto positivo, en estos momentos, nos alejaría del sector más avanzado del movimiento obrero y popular y, cuando estamos trabajando con éxito en todos los frentes de lucha por reagrupar a las fuerzas clasistas y combativas, patrióticas y populares, crearía condiciones de enfrentamiento y división con éstas. Las elecciones serán utilizadas por el gobierno y las clases dominantes para dividir y fragmentar al movimiento obrero y popular.
Son muy grandes las fuerzas populares, como se ha visto en las recientes elecciones en Santiago del Estero y Catamarca, en donde han llegado a ser la principal fuerza electoral, que consideran, con razón, que elecciones como las que se harán en octubre a escala nacional, en las que volverán a competir en un primer lugar los capitostes de la llamada “vieja política” que se repudió en el Argentinazo, no servirán para resolver ninguno de los problemas acuciantes del pueblo (bajos salarios, hambre, desocupación, entrega, carestía, represión al movimiento popular) y que, por el contrario, los agravarán. Esto sin perjuicio de que puedan existir algunos candidatos honestos y combativos. Y por eso esas masas han optado, y pueden volver a optar, por el voto bronca que, de ser importante, ayudará a empujar al movimiento revolucionario hacia delante. Pero esto exige una activa campaña por ese voto bronca.
Por esta situación concreta entendemos que el Partido debe llamar a no votar, votar en blanco o anular el voto en las elecciones de octubre, y realizar una activa campaña con este objetivo, combatiendo las tendencias economicistas y sindicalistas, popularizando nuestra propuesta política y programática y los 10 puntos que proponemos como salida para la actual situación económica y para la crisis social.
Partido Comunista Revolucionario - Comité Central - 10 de abril de 2005

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NO ES ASI
Por Amancay Asdrubal - Thursday, Apr. 14, 2005 at 6:04 AM

Como dirigente del Partido Comunista Revolucionario ,comunico que en el proximo congreso partidario, seguramente se resolvera por amplia mayoria respaldar en provincia de Bs As a Mario Cafiero y al Frente pluripartidario llamado " Coincidencia Popular,en los comicios de octubre proximo.Un abrazo a todos los compañeros.
Amancay

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VENID HIJOS MIOS
Por Kirchina - Thursday, Apr. 14, 2005 at 6:56 AM

venid sin remordimientos
a los brazos del Gran Timonel

Con la ayuda desinteresada de la gran republica socialista Cihina
nuestro presidente sabra recompensar

He dicho
Firmese
Apruebese

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?????????????
Por RAMÒN - Thursday, Apr. 14, 2005 at 12:11 PM

A VER SI ENTENDI,ESTOS MUCHACHOS LLAMAN AL VOTO BRONCA? DESARRROLLAN TANTO HECHO HISTORICO PARA TERMINAR EN ESA IDEA?
POR FAVOR, HUELE A DOGMATISMO POR TODOS LADOS, SIGAN SIN LLEVAR LUCHADORES OBREROS A LAS BANCAS, NO APRENDIERON NADA.
POR FAVOR FAVOR, TOMENSE EL TRABAJO DE CONSTRUIR EL MAOISMO DEL SIGLO 21, POR QUE VIENEN ATRASADITOS CUMPAS.

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tanta historia
Por enroscado - Thursday, Apr. 14, 2005 at 7:43 PM

tanta historieta para decir que van a bancar a cafiero y chiche en la provincia,aaa y no me quedo calro toda esa perorata de que no vamos a elecciones por que qcq los cambio revolucionarios se hacen con la violencia,..........me imagino que se viene preparando para eso o van a llmar a las tres A. un abrzo maoista.

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PCR VOTA A M.CAFIERO
Por "CHICHE "PERELMAN - Friday, Apr. 15, 2005 at 9:43 AM

El partido Comunista Revolucionario,No votara en Blanco esta vez ,Ni mucho menos Vamos con el "oficialismo".
Hemos resuelto contituir un frente llamado COINCIDENCIA POPULAR que encabeza entre otros:el ing.Mario Cafiero y la diputada Alicia Castro.

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