LOS HIJOS DE DESAPARECIDOS, DE LA ADOLESCENCIA A LA ADULTEZ Diez años de
H.I.J.O.S.
En abril de 1995 la sociedad argentina estaba conmocionada por las
declaraciones de Scilingo, Balza reconocía la participación institucional del
Ejército en torturas y desapariciones y Carlos Menem se preparaba para su
reelección. Mientras tanto, los hijos de desaparecidos empezaban a organizarse.
Con el escrache, H.I.J.O.S. revolucionó la protesta contra la impunidad: “Más
que importar que del otro lado estuviera el milico, importaba que de este lado
estábamos nosotros”.
Por Victoria Ginzberg
Muchos sobrepasaron la edad que tenían sus padres cuando fueron
secuestrados, formaron sus propias familias, tuvieron hijos y redefinieron varias
veces su vínculo con sus “viejos” y con su ausencia. En ese camino revolucionaron
la protesta contra la impunidad a través de los escraches. “Nacimos como una
continuidad de la lucha de las Madres, las Abuelas, los Familiares y los Ex
Detenidos, pero en estos diez años hemos hecho, humildemente, nuestro aporte.
Somos partícipes de la historia argentina. Además del escrache como herramienta,
nosotros sumamos la reivindicación de la lucha de los desaparecidos. Esto lo
dicen las Madres, que a partir de nosotros, ellos están siempre presentes, como
personas y como militantes”, asegura Carlos Pisoni, 27 años, estudiante de
Ciencias de la
Comunicación e integrante de H.I.J.O.S. (Hijos por la Identidad y la Justicia
contra el Olvido y el Silencio). En abril de 1995 la sociedad argentina todavía
estaba conmocionada por las declaraciones del ex marino Adolfo Scilingo,
conocidas un mes antes, y el entonces jefe del Ejército, Martín Balza, reconocía
por primera vez la participación institucional del Ejército en torturas,
asesinatos, secuestros y desapariciones. En abril de 1995, Víctor Choque, un
obrero de la construcción de 30 años, pasaba a la historia como el primer muerto
durante protestas sociales desde la vuelta de la democracia, y Carlos Menem se
preparaba para su reelección. Mientras tanto, los hijos de desaparecidos
empezaban a organizarse. Aquellos adolescentes que se abrieron paso en la marcha
de los veinte años del golpe mostrándose como un colectivo cuyo simple caminar
debajo de una bandera hacía llorar a más
de un cuarentón –que veía en ellos a los hijos de sus compañeros, pero a la vez
se veía a sí mismo con sus compañeros– hoy son adultos y llevan diez años
agrupados. Quienes iban a convertirse en “fundadores” de H.I.J.O.S. se
conocieron en La Plata, en dos homenajes a los desaparecidos de las facultades de
Arquitectura y Humanidades que se hicieron entre fines del ’94 y principios del
’95. La condición universitaria de esa ciudad hizo que allí se encontraran chicos
que vivían en distintos puntos del país. Se citaron a mediados de abril, para
Semana Santa, en un campamento en Córdoba. Allí surgió el nombre: H.I.J.O.S.
(Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio) y la idea
de seguir juntos. En la ciudad de Buenos Aires, los Hijos hicieron su reunión
fundacional en la sede de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones
Políticas. Escribieron una carta
pública que salió el 30 de abril en Página/12, junto con un reportaje. “Hemos
crecido. Hoy estamos juntos no sólo para preguntar sino también para hablar y
exigir. Esta sociedad es hija del silencio y del terror, se pretende tender un
manto de olvido sobre la historia de nuestro país. Nosotros no somos partícipes
de este muro de silencio: queremos derrumbarlo. Necesitamos saber la verdad de
nuestra historia para poder reconstruir nuestra identidad. Pero no es una
necesidad solamente nuestra. El país debe asumir su propia historia”, decía el
mensaje con el que se dieron a conocer. Los llamaron del programa de Chiche
Gelblung y allí fueron. Toda una experiencia que trataron de no repetir, pero que
sirvió para convocar a sus pares. “Un día prendí la tele y me encontré con la
novedad. Los vi hablando desde un lugar muy primitivo, el mensaje era: ‘Somos
hijos que no tenemos padres, nos
juntamos, vengan’. Anoté el teléfono y fui”, cuenta Paula Maroni, 28 años,
socióloga. Respondió de inmediato, casi como un reflejo, porque no le cabía
ninguna duda de que tenía que estar ahí: “Hasta los 18 años me sentía un bicho
raro, tenía una historia particular que no podía compartir con nadie, no era tan
fácil que te entendieran. Hasta esemomento yo sentía que los 30 mil desaparecidos
habían tenido una sola hija, que era yo. Me sentía sola”. Para Agustín
Cetrángolo la decisión de sumarse a H.I.J.O.S. no fue tan inmediata. Se acercó a
la organización en julio de 2003, poco antes de la anulación de las leyes de
Punto Final y Obediencia Debida. “Siempre supe mi historia y conocía la
agrupación, pero nunca se me ocurrió militar en algo. Diciembre de 2001 marcó un
poco un cambio y después, cuando se murió mi abuelo, me quedé sin identificación
masculina, me enrosqué y empujado un
poco por mi hermana vine a H.I.J.O.S.”. Martín Chamorro tiene 31 años y es un
flamante desocupado. Llegó a H.I.J.O.S. por una antigua novia. Sus padres no
están desaparecidos, aunque sí fueron militantes en los ’70. Es uno de los
miembros de H.I.J.O.S. que da cuenta del hecho de que la agrupación es de
“población abierta”, es decir que alberga a jóvenes que comparten sus
concepciones políticas pero que no necesariamente perdieron a sus padres.
Definirse de esta forma les llevó un mes de discusiones en asambleas. “Pero no
hacerlo hubiese sido contradictorio con el discurso de que la dictadura nos
afectó a todos”, señala Paula. “Todos somos hijos de la misma historia”, agrega
Martín.
Padres e hijos:
La relación de cada Hijo con su padre y su madre es
personal, pero los diez años de militancia le permitió al conjunto elaborar y
analizar varias veces el compromiso de quienes
eran jóvenes en los ’70, tenían hijos o no y se jugaban la vida. Paula explica
que la primera etapa fue “de una idealización inmensa”. “Teníamos una relato
familiar básico: ‘Tu viejo era bueno y lo mataron los malos. Era tan bueno y tan
especial que lo mataron’. Luego lo fuimos complejizando, analizando
políticamente”. –¿Cómo ven la militancia de los ’70 hoy? –Como el hombre y sus
circunstancias –señala Emiliano Quinteros y el resto asiente–. Podemos tener una
visión crítica pero también ver de dónde venían: de un contexto con el partido
militar alternando en el poder y con gobiernos democráticos débiles y
deslegitimados. No se puede analizar la historia sacando un pedazo. –También pasa
que militando entendés qué es la militancia. Yo me imaginaba a mi viejo militando
como algo súper serio. Y te das cuenta que tiene que ver con la alegría. Ahí
entendés a tus viejos, entendés
que tiene que ver con estar vivo, con sentirte parte de algo –completa Paula. El
recorrido realizado por HIJOS les permitió no bajarse de la reivindicación del
camino elegido por sus padres en el contexto histórico de los años ’70, pero a la
vez elaborar sus propias práctica: se definen como “horizontales” y toman
decisiones por consenso, lo que a veces puede dilatar una definición pero que
implica una postura clara en la forma de construir política. La irrupción en el
mundo de los hijos de H.I.J.O.S. fue otra variable que obligó a redefinir los
vínculos. “La película te cambia, a nivel personal y a nivel político –dice
Paula, madre de Mateo, de ocho meses–. Antes yo pensaba ‘qué suerte que me quedó
mi mamá’. Recién criando a mi hijo, que tiene un padre muy presente, me doy
cuenta la importancia de tener un padre. El otro día, en una reunión con la gente
del centro clandestino El
Atlético, empecé a mirar a los varones y me puse a pensar que cualquiera podía
ser mi viejo y fue la primera vez en mucho tiempo que sentí la necesidad de tener
un papá y que me abrazara, de sentirme contenida en brazos de un hombre grandote.
Antes lo sentía, pero ahora lo dimensiono. Yo tenía once meses cuando se llevaron
a mi papá y cuando lo secuestraron yo estaba presente. Siempre pensé que a los
once meses eras un bebé muy chiquito, que no entendías nada, pero viendo a mi
hijo me doy cuenta que tuve que entender más de esa situación de lo que siempre
creí. Pude dimensionar que lo que me pasó a mí también fue muy fuerte, al
presenciar esa escena. Veo a mi hijo muy grande y, a la vez, a mi viejo –que
tenía 21 años, y yo lo veía como muy grande– muy chiquito.” Emiliano es el padre
de Mateo y su nacimiento también le revolucionó la cabeza: “La familia de mi
viejo, que está
desaparecido, tiene una historia de militancia. Mi abuelo era de la resistencia
peronista y mi viejo vio cómo se lo llevaban y cómo le daban biava en una huelga
ferroviaria al grito de ‘negro de mierda, tenés que ir a laburar’. Uno se da
cuenta de que siempre le engrosaron la tropa a todas las peleas que hubo en la
historia del país. Con Mateo sé que la última gota de sangre que se derramó es la
de mi viejo. Eso no significa abandonar la pelea o esconder la cabeza en tu casa,
pero mi familia fue tropa siempre y yo no quiero que mi hijo sea tropa de nadie,
ni yo tampoco. A partir del nacimiento de mi hijo valoré más la vida. Quiero que
mi hijo sea como quiera ser, pero si puedo intervenir en algo, que sea para que
no se derrame ni una gota más de sangre sobre esta tierra. Se terminó”.
Consenso
social:
La idea del “escrache” estuvo presente desde el principio. Los Hijos
tenían claro que no se bancaban que los asesinos de sus padres estuvieran en
libertad y que el objetivo era conseguir justicia. En 1995 parecía una ilusión.
“Desde siempre el escrache estuvo marcado por la idea de conseguir consenso
social para lograr una condena legal. Al inicio hicimos algunas solicitadas en
Página diciéndole a la gente que les mandara saludos, dándole las direcciones. La
idea de ir a las casas de los represores estuvo presente desde el primer momento,
pero nos llevó dos años poder hacerlo. No tanto por la logística, sino por estar
en la casa del tipo. Había gente que decía que no podía pasar por la Avenida del
Libertador, para la que toda la avenida estaba vedada (por la presencia de la
ESMA) y que no se imaginaba poder estar frente a la casa de un represor, con el
hombre adentro. Cuando lo hicimos nos dimos cuenta de que estaba buenísimo, era
muy catártico”, narra
Raquel Robles, integrante de H.I.J.O.S. desde el primerísimo día. “Más que
importar que del otro lado estuviera el milico, importaba que de este lado
estábamos nosotros. No hubo borrón y cuenta nueva. No era catarsis de llanto, era
de alegría. No crean que nos mataron, estamos vivos, están las Madres, los Hijos,
estamos todos”, señala Emiliano. El primer escrache hecho y derecho fue al médico
Jorge Magnacco, que en 1997 trabajaba en el Sanatorio Mitre. Los Hijos
recorrieron durante un mes el trayecto que iba de la clínica al domicilio del
obstetra, que había participado de varios partos clandestinos en la ESMA. Fue el
primer logro concreto y palpable: al hombre lo sacaron del hospital. A Magnacco
le siguieron Antonio del Cerro (Colores), Albano Harguindeguy, Fernando Enrique
Peyón, Leopoldo Fortunato Galtieri, Santiago Omar Riveros y varias decenas más.
La práctica empezó a ser
utilizada por otros movimientos sociales. Los represores comenzaron a
inquietarse por esos chicos que les interrumpían la paz de los años de impunidad,
que avisaban o recordaban a sus vecinos que el apacible señor mayor que iba todas
las mañana a comprar el pan tenía las manos manchadas de sangre, de tanta, que el
paso de los años no podía aplacar el reclamo de justicia. Las banderas, los
carteles y la bulla que irrumpían en los barrios porteños no sólo hablaban de
situaciones personales sino también de la institucionalidad. Ponían en evidencia
que si estos hombres estaban en libertad y estos jóvenes estaban frente a sus
casas era porque en Argentina no había justicia. El ruido comenzó a molestar no
sólo a los militares. Así, llegaron las provocaciones y la represión. Algunos
medios buscaron asociar a H.I.J.O.S. con la violencia. “Los organismos de
derechos humanos dieron una lección
respecto a la venganza e H.I.J.O.S. la potenció. Muchas veces nos encontramos en
escraches sin policías. En etapas de investigación nos llegamos a cruzar con los
milicos. En un escrache de fines de 2001 –revela Emiliano– viene un pibe a
decirme que estaba Galtieri. Estaba lavando el auto a media cuadra. Tenía el
torso desnudo, con toda la vulnerabilidad de un viejito. Uno sabía que lo puede,
pero pensé que el escrache tenía que terminar en paz. Lo terminé metiendo en la
casa, que era de un pariente y huyó como una rata. ¿Si lo pensé? Claro que lo
pensé, pero si yo le pegaba, le pegaban todos y lo íbamos a reventar. Y
privilegiamos otras cosas”. Carlos señala que el escrache cambió. “Antes,
pensábamos en si iba un canal de televisión, ahora nos importa más el trabajo
territorial. Uno de los beneficios que tenemos es que podemos hacer que se
articulen otras agrupaciones en un barrio. Lo
que genera el escrache es preguntarse qué pasó y qué es lo que pasa hoy. Nos
dimos cuenta que cuando más molestan, es cuando los hacemos a los cómplices o
cuando nos metemos con el poder económico, como los que hicimos al cardenal Juan
Carlos Aramburu o al ex ministro de Economía Roberto Alemann.”
Ser H.I.J.O.S.
hoy:
Como en todo el país, el 19 y 20 de diciembre de 2001 dejó su marca en
H.I.J.O.S. Ellos definen esta crisis como la primera pelea generacional en la que
pusieron el cuerpo y como la demostración de que ellos mismos podían perder la
vida o ser gravemente heridos por la policía. Algunos de sus integrantes
sintieron que tenían necesidades que sobrepasaban lo que les podía dar un
organismo de derechos humanos y marcharon para militar en diversos movimientos
sociales o agrupaciones políticas. Los que se quedaron aseguran que después de
esa experiencia comenzó un
período de asentamiento y discusión de ideas. “La maduración pasa por trabajar
la organicidad y las definiciones políticas. Paramos la pelota, ya no
estallamos”, asegura Emiliano. El kirchnerismo y su política de derechos humanos
les impuso un desafío, como a todos las agrupaciones del sector. Carlos explica
que dentro de la organización hay acuerdo en que este gobierno consiguió avances
que tienen que ver con dos viejos reclamos de los organismos de derechos humanos:
la entrega de la ESMA y la anulación de las leyes de Punto Final y Obediencia
Debida. “Pero –agrega– como organismo de derechos humanos seguimos exigiendo que
no se sigan violando esos derechos. Particularmente creo que el hambre no se
termina de un día para el otro, pero mientras haya hambre vamos a seguir
denunciándolo, con este gobierno o con el que sea. Nuestro objetivo principal
siempre fue que los responsables del
asesinato de nuestros viejos vayan en cana, ahora vamos por muchas cosas
más.” Para los represores siempre fueron una amenaza. Tal vez los veían como
Hamlets impulsados a la venganza por el espectro de sus padres, a los que ellos
habían asesinados. “Puede que tenga que ver con el rol que tiene la figura del
hijo en la religión, del hijo vengando al padre o tomando su bandera, pero los
militares siempre nos demonizaron”, asegura Emiliano. Pero estos Hijos no
buscaban más muerte, buscaban Justicia, y tenían en sus maestros a las Madres,
las Abuelas, los Familiares, los sobrevivientes de los centros clandestinos. Tal
vez su mayor logro haya sido poder organizarse. Como dice Martín, “el plan de los
militares tuvo que ver con romper los lazos sociales y a pesar de eso los hijos
se juntaron. Ellos lo pensaron para que esto no sucediera, pero sucedió igual”.
OPINION Una nueva forma de animarse
Por Mario Wainfeld
Víctimas, como sus padres, del terrorismo de Estado los jóvenes de
H.I.J.O.S. comenzaron a militar en el epílogo de su adolescencia. Cualquiera que
la haya transitado sabe que no es esa una etapa en la que se idolatra a los
padres, precisamente. Los (entonces) pibes que formaban la agrupación se hicieron
cargo de un relato que proclamaba que sus padres eran casi dioses, un modo de ver
las cosas que suele acontecer en (y concluir con) la infancia. El respeto por el
compromiso, por la rebeldía, por el sacrificio devino (derivación dialéctica de
la discusión pública, de la necesaria reivindicación, de la lucha por la verdad y
la Justicia) en una síntesis quizá demasiado pesada para sobrellevar. “Lo que se
hizo fue irrepetible, inmejorable, insuperable” es un mensaje confortante
para los que compartieron la gesta, pero también un techo inalcanzable, una
carga difícil de sobrellevar para los que llegaron luego. A lo largo de su
militancia, que coincide con su tránsito a la madurez, los integrantes de
H.I.J.O.S. reelaboraron su lectura de la historia y recompusieron su biografía.
Conocieron más de la saga personal de sus viejos y, tamizada por su propia
vivencia militante, comprendieron más la de los ‘70. Pudieron criticar alguno de
sus ángulos (el militarismo, la falta de horizontalidad) sin desmerecerla. La
reconstrucción de su propia identidad personal y política (que se fue urdiendo
con su maduración biológica y social) los va llevando a conclusiones más ricas,
más constructivas, más complejas y por ende más aptas para construir su propia
praxis. En Operación Masacre, Rodolfo Walsh cuenta: “encuentro un hombre que se
anima. Temblando y sudando porque él
tampoco es un héroe de película sino simplemente un hombre que se anima y eso es
más que un héroe de película”. Las mujeres y los hombres que militaron en los
‘70, en muchos casos ofrendando sus vidas, se animaron (vaya si lo hicieron) pero
no eran héroes de película. Los militantes de H.I.J.O.S. lo han internalizado, y
ese es un buen legado. Un mandato que cada uno puede cumplir con sus códigos, a
su manera. Mucho le debe la democracia argentina a los organismos de derechos
humanos, incluido H.I.J.O.S. El escrache redondea, en términos discursivos y
temporales, la procura de verdad y Justicia. Si no hay Justicia, otra generación
sale a la calle con su estilo, con su tono de época, con su música, sus modos de
poner el cuerpo. Las víctimas de la dictadura (los deudos lo son) supieron
procesar su dolor (algo personal, individual, en ese sentido intransferible) en
un aporte a la
sociedad. El dolor congela en el pasado. El discurso de las víctimas, empero, se
politiza, interpela a otros, exige compromiso presente para construir el futuro.
“Lo que yo sufro es intransmisible. Lo que me pasó a mí, te puede pasar a vos, si
no hay cambios” le dicen, en surtidos formatos, gentes de distintas edades. La
prédica de los militantes de derechos humanos ha prendido mucho en los últimos
diez años y es todo un dato que sean las Abuelas y los H.I.J.O.S. los que han
dado más en esa tecla. Con un nivel de elaboración inusual en la mayoría de las
fuerzas políticas actuales, las mujeres y hombres de H.I.J.O.S. llevan algo así
como un tercio de su vida militando. Construyeron una identidad, propia,
generacional como también fue la lucha de sus padres. Los que fueron pibes, en la
mayoría de los casos, han alcanzado o superado la última edad de sus viejos.
Tienen mucho (y nuevo)
por decir. Quienes seguimos vivos, y nos estremecemos al ver ciertos parecidos
entre ellos y los que ya no están, haríamos muy bien en escucharlos con
atención.
que te pasa bobo
Por emiliano quinteros -
Tuesday, Apr. 19, 2005 at 3:33 AM
que mierda le pasa a este boludito hijo de mitre que se hace llamar al tipico estilo sarmientino "socialismo o barbarie", mierda que no te paso un carajo en la vida. te la hago cortita, soy peronista y tengo muertos en este continente desde que llegaron los españoles, eso si mis muertos siempre estuvieron del lado de la barbarie (segun sarmiento y los "iluminados" como vos) . tenes que tener un poquito mas de respeto, mas alla de que no te guste lo que dije. vos me conoces, viste mi foto en pagina 12 y sabes que milito en HIJOS (venezuela 821, cap fed) si te parece que tenes algo para decirme, veni al local de hijos y decimelo pero no te escondas detras de un seudonimo que encima es tipicamente oligarquico. me pudri de los que como vos, estan queriendo correr a todo el mundo por izquierda, si sos tan revolucionario, vivi como tal y no te la pases escribiendo en paginas web. si sos tan revolucionario, veni decime las cosas que tengas para decir en mi cara y mostrame de que estas hecho. ya sabes emiliano quinteros, de hijos.
leé bien, emiliano
Por socialismo o barbarie -
Tuesday, Apr. 19, 2005 at 3:48 AM
Saltaste con todo esas boludeces macartistas y no viste que mi insulto iba para Página/12 y su teoría de los dos demonios, no para los Hijos.
Página/12 intenta establecer una diferencia entre los militantes de los 70 y sus hijos diciendo que "los Hijos no buscan más muerte sino Justicia". O sea, que los militantes de los 70 buscaban muerte. ¿A vos te parece que eso es así? A mí me parece que lucharon por una sociedad justa (y no "más" justa como dicen muchos).
¿No es un lema de los Hijos reivindicar la lucha revolucionaria de sus viejos? ¿Te parece que Página/12 la reivindica, diciendo que los militantes de los 70 buscaban muerte?
Pensalo y pensá como reaccionaste lleno de prejuicios contra alguien que sí está de tu parte. No como Página/12 y todos esos progres de mierda que se cagan en las luchas populares.
Diferencias
Por Rud -
Tuesday, Apr. 19, 2005 at 7:12 AM
"Ni una gota de sangre más" Veo ese lema en H.I.J.O.S., eso significa que encaran la cosa desde la óptica de los Derechos Humanos. Desde esa óptica, la víctima puede ser un ángel, un demonio, o un tipo que pasaba, NO IMPORTA. El tema es que fue un crimen de lesa humanidad torturarlo y matarlo, y el que lo hizo es un asesino. Si entramos en la onda de que era justificado lo que hicieron, y si fue bueno matar a Vandor pero fue malo o bueno matar a Rucci, etc, etc , ya entrás en que los crímenes de los milicos no son más un hecho objetivo, sinó subjetivo, y que se corre el riesgo de adoptar una postura simétrica a la de los que defienden sus crímenes. Prar traerlo al día de hoy: Si un policía picanea a un preso, no importa si el preso es inocente, un violador o un asesino serial, el crímen es el mismo. Repudiar las violaciones de los DDHH de la dictadura no equivale a reivindicar la lucha armada de los 70. Parate en cualquier esquina y consultale a la gente si apoya esa lucha armada, y te vas a encontrar con una abrumadora mayoría que la rechaza; preguntales si repudia las violaciones de DDHH de la dictadura, y te vas a encontrar que la absoluta mayoría lo hace. No es una contradicción, los DDHH no tienen dueño.
"Repudiar las violaciones de los DDHH de la dictadura no equivale a reivindicar la lucha armada de los 70"
Claro que no, el ejemplo vivo de eso es Página/12 y muchos progres hipócritas que dicen "si, los milicos se zarparon pero la izquierda ponía bombas".
El problema no es que Página/12 y "la gente común" (muchos de los cuales putean a los piqueteros y piden que los repriman) no reivindiquen a la guerrilla urbana como estrategia revolucionaria. El problema es que no reivindican la lucha de los 70 como una lucha por la Justicia.
Página/K lo dice: "los Hijos no luchan por más muerte, sino por Justicia". O sea, ¿los militantes de los 70, usaran los métodos que usaran, no luchaban por Justicia?
Detrás de esa postura que condena las violaciones de los DDHH Página/12 esconde la teoría de los dos demonios, que básicamente dice violencia del de arriba=violencia del de abajo.
Mi saludo para los Hijos, estén o no organizados, sean de la ideología que sean.
Mi desprecio para todos los cultores de la teoría de los dos demonios.
esta vez me saco el sombrero ante SoB, tarde o temprano tenía que llegar, especialmente por la frase
" Página/K lo dice: "los Hijos no luchan por más muerte, sino por Justicia". O sea, ¿los militantes de los 70, usaran los métodos que usaran, no luchaban por Justicia?"
100% de acuerdo, a mí la nota del Boletín Oficial también me desprendió un hedorcillo a dos demonios, por suerte están las palabras y la lucha de los compañeros de H.I.J.O.S. para meterle el diario en el orto a esas lacras, por mucho que Wainfeld y compañía intenten meter sus ideas "dosdemonísticas"
Y pongo las manos en el fuego por que el padre de Emiliano Quinteros luchaba por justicia
Al diablo con la teoría de los dos demonios, nosotros somos Los Buenos, y los otros son Los Malos que hay que exterminar!!!!!!!
Memorias del entonces teniente TATARIN.
día 1 era una fría mañana en las afueras de Budapest. Corría el año 1956. Recién había llegado directo desde nuestros cuarteles en la estepa rusa. Una revolución reaccionaria fascista financiada por la CIA había derrocado al legítimo gobierno comunista de Hungría. La afrenta reaccionaria era tan grande que hasta el pusilánime progresista de KRUSCHOV decidió mandar media docena de divisiones mecanizadas y blindadas para acabar con este complot burgués. La Justicia Socialista haría tronar el escarmiento. Supe que el General BRESNEV fué reelevado de su cargo por proponer a KRUSCHOV la idea de lanzar un ataque atómico sobre la ciudad rebelde. Ese maldito enano judío cosmopolita de kruschov...ya las va a pagar.......
día 2 Estamos rodeando la ciudad esperando la orden de avanzar. Los rebeldes húngaros han masacrado muchos soldados soviéticos. Estos genocidas pronto sentirán el rigor de la Justicia Socialista.
día 3 Hoy he recibido una noticia que me destruyó. Los malditos reaccionarios genocidas derribaron la estatua de STALIN en el centro de Budapest!. Lloré amargamente en silencio toda la mañana, es la primera vez que lloro desde que nací. Ni siquiera derramé una lágrima cuando, de niño, los fascistas destriparon a mi hermano delante de mis ojos en las ruinas de Stalingrado. Juro que las van a pagar.
día 4 Ante el calibre de los crímenes que los revoltosos burgueses están cometiendo en la ciudad, el dubitativo kruschov al fin se ve obligado a dar la orden de entrar en la ciudad. La prensa canalla yanqui habla de 'represión'. Imbéciles. Estamos luchando por la justicia. El combate inicial fué durísimo, el bombardeo previo logró desmoralizar a los reaccionarios, por lo que en un asalto a fondo, logramos hacernos con el control de varios barrios de la periferia. Hemos sufrido bajas, pero mi bayoneta ya probó la sangre de los malditos. Y quiere más. Pero la resistencia es grande. Es por ello que el alto mando decide la utilización de los flamantes tanques T-55, junto con los viejos T-34/85 , veteranos de la Gran Guerra Patriotica. 6 divisiones de tanques arrasan con los restos de la resistencia . Su patético nacionalismo pequeñoburgués no es rival para el Acero Soviético.
dia 5 Todo ha terminado. Sobre las ruinas aún humeantes de Budapest se puede sentir el olor de la Justicia Socialista, impregnada de pólvora y humo. Los gloriosos Destructores traen a la rastra al presidente traidor IMRE NAGY, otro judío cosmopolita, como no podía ser de otra manera. Ya llegó el Tribunal Popular de la NKVD que habrá de juzgar al desdichado. El juicio duró 20 minutos. El Tribunal Popular encontró culpable a NAGY y sus colaboradores de traición por: abandonar el Partido Comunista Amenazar la integridad del Pacto de Varsovia con intentos fraccionarios. Fueron ejecutados al atardecer. Muchos veteranos guerrilleros de Mendoza recordarían este juicio popular cuando ajusticiaron al milico oli-fascista-liberal Aramburu en argentina. El jefe del ejército húngaro, MALETER, está 'desaparecido' . La ultima vez que se lo vió estaba partiendo para entrevistarse con BRESNEV, para negociar la rendición. Pobre tonto, no sabía que BRESNEV no negocia con contrarrevolucionarios......
donde perdieron la vida gloriosamente construyendo el socialismo a sangre y fuego. La justicia socialista fue administrada por el sable mongol de Tatarin y la nunca bien ponderada TOKAREV del Infernal BRESNEV. Alli peleamos. Alli morimos. Allí nos desangramos por la sociedad sin clases.
Y donde estabas tu, ENFIESTANTE? estabas durmiendo, a las 3 de la tarde en tu casa, luego de una noche de debate político en el café de la esquina, mientras los veteranos de BRESNEV afilaban sus bayonetas con las uñas de los reaccionarios fanaticos afganos.
No te ocultes mas. Ya lo sabes. El dia que llegue la justicia socialista, no escaparas al sumarísimo tribunal de la TOKAREV, por parásito y por pusilánime!
me parece que discutiste con algun otro....yo ya hace muchos años que pasé por ahí.....el enfiestante sigue en el subsuelo?
ahhh, claro, ciudad universitaria, lo que pasa que el ENFIESTANTE todavía está dando materias del CBC a los 30 años.....ponele un poco de garra, menos fiesta, menos charla de asamblea y más estudio, que el 2005 es tu año, Brutus.......y no te hagas amigo de los jovenzuelos consumistas pequeñoburgueses que aprueban.....son el enemigo, pero si podés, pediles que te expliquen....
mi ultima esperanza? de que 'nos' va a salvar Duhalde? de las ingentes masas obreras conducidas por el PO y el PTS (2.000 estudiantes y 15 empleados públicos)
jajajajajajajajajajaajajajajajajaaaaaaaaaa
las cosas que hay que oir......en el 95 estaba en la secundaria, que carajo me importaba Menem......lo que pasa es que a vos se te vinieron los años encima, jovatón.....ya votabas cuando subió Alfonsín? jajajajaja, jovatex
El departamento de informaciones especiales del Honorable Senado Romano te tiene ubicado, tras años de observarte siguiendo el frondoso historial delictivo que te averguenza. La pàgina 24, pàrrafo 4°, te atribuye la condiciòn de "un pedòfilo cuarentòn sin ningùn escrùpulo expulsado de los servicios por acoso a menores y agentes del mismo sexo en cumplimiento de sus funciones". Espero el informe final del venerable Cayus para informar publicamente a la opiniòn Romana.
HIJOS del odio
Por Burgues de clase media acomodada -
Wednesday, Apr. 20, 2005 at 1:10 PM
lo unico que saben hacer los "hijos" es ir a pegarle a viejitos como elena cruz, sentir una melancolia y reivindicacion por la violencia guerrillera ejercida por sus parientes, y romper las bolas, sinceramente deberían dedicarse a otra cosa y dejar de robar haciendose las victimas