MAL MOVIMIENTO
Por Radio Difusión Cipolletti - Tuesday, Apr. 26, 2005 at 11:07 AM
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COMO EL MOVIMIENTO POPULAR NEUQUINO, DE JORGE SOBISCH, TRATA A SUS SIMPATIZANTES

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MAL MOVIMIENTO


En el primer amanecer del capitalismo, o tal vez mucho antes, el concepto de “administrador” en una sociedad fue cambiado a través de costumbres consentidas, al término de “gobernantes”; empíricamente las sociedades que se iban organizando fueron incorporando nuevas fronteras en el ejercicio de administrar los bienes en común hasta llegar a los actuales representantes que actúan tan alejados de la realidad de un pueblo que no le es subalterno, sino elector. Aunque estos mismos desconozcan el origen u objetivo fundacional del “gobierno” que están eligiendo.
Oscarcito es uno de ellos, afiliado histórico del Movimiento en Neuquén; supo hacer campaña por el candidato de turno, participó activamente en más de una gesta comunitaria; colaboró permanentemente en la confección de cientos de planes de infraestructura barrial (esos que nunca se llevan a cabo) y decenas de acciones más en lo que siempre creyó que era el fin de la “administración del bien común”.
Oscar hoy sufre, a temprana edad, de un terrible mal. Enfermedad que no le permite utilizar más las manos, apenas puede manipulear una herramienta. No posee obra social, ni seguro laboral. No accedió a ningún plan social, y se hace atender en la sala periférica del barrio, saliendo adelante gracias al esfuerzo de los que allí trabajan.
Arregla, con tozudez, lo que venga, realiza soldaduras, hace todo lo que esta dentro de los claros límites de la honestidad para sobrevivir.
Existiendo la posibilidad de acceder a una pensión por invalidez. Oscarcito, que tiene muy pocos aportes previsionales realizados, hoy ha cumplido con todos los requisitos para acceder a esos pocos pesos que el estado otorga a quienes, “estando en la lona” e incapacitados, tal vez les alcance para comer una o dos semanas al mes y nada más (con mucha imaginación).
Cuando ya creía que todo iba viento en popa, le recomendaron “tocar” (sin aclararle que parte de su humanidad) a algún diputado o concejal del partido, sino “la cosa no sale”.
Es muy difícil que la comprensión de Oscar le tienda un puente entre la distancia que media entre aquellos que militaban “junto” a él y hoy pasan indiferentes por la puerta de su casa en ofensivas 4x4; ostentando pomposos sellos e ineficaces puestos, los mismos que se hacen los distraídos cuando lo cruzan por la calle o se les pregunta como han hecho para progresar tan rápidamente, desviando siempre la respuesta hacia alguna oportuna herencia u ocultas dotes para los negocios, dotes que no se habían manifestado mientras pertenecían al vulgo; y estaban ausentes de la mágica alquimia que produce la política.
Oscarcito continúa con su mal a cuestas y sus necesidades multiplicándose… Seguramente el día de la próxima votación, el movimiento (infaltable con los compañeros en tan oportunas fechas) le pondrá un auto a su disposición para llevarlo hasta la urna que le corresponda. Sin embargo esta vez, por lo menos, ante los ojos de Oscar y quienes le conocemos, no podrán disimular la podrida madera de la que están hechos.

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