Dìa de la madre trabajadora
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Tuesday, May. 10, 2005 at 11:13 PM
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DÍA DE LA MADRE TRABAJADORA |
8 de mayo
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Autor : Charo Quispe - Perú
Militante (http://peru.elmilitante.org) Fecha : ( 10-Mayo-2005 )
Categoria : Perú
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todas las culturas del mundo hay un alto significado representado en
la figura maternal de la tierra, las lagunas, la luna, etc. Sin
embargo fue durante el siglo XVII (reinado de los Wessex) en
Inglaterra que comenzó la celebración de un día llamado "servir de
domingo" o "Domingo de Servir a la Madre" en el cual se honraba a
las madres de Inglaterra, hasta los criados tenían permiso (y el día
pagado) para ir a visitar a sus madres. De la misma manera el
Presidente Woodrow Wilson (1914), proclama el día de la madre, en
suelo Norteamericano, como una celebración actualizada del reinado
de los Wessex. Posteriormente esta celebración ha sido llevada al
resto de los países para convertirse en sinónimo de negocio y de
lucro.
EL SENTIMIENTO DE CLASE
En toda revolución o proceso revolucionario, el
papel de la madre trabajadora, ha jugado un rol protagónico y
heroico.
En la historia de las luchas de nuestro
pueblo, la participación de la madre obrera, campesina, indígena ha
sido, y sigue siendo, la parte complementaria de toda la gran
lección de heroicidad y valentía que nos han legado nuestros padres.
En la parte más alta de honores a nuestros héroes populares, siguen
flameando gloriosamente los nombres de Micaela Bastidas, Tomasa Titu
Cusi, María Parado de Bellido entre muchas otras más. Todas, mujeres
y madres combatientes de nuestro pueblo que lucharon al lado de sus
compañeros e hijos en situaciones muchas veces adversas y
arriesgadas. Todas lucharon consecuente, firme y decididamente por
su pueblo. De la misma manera podríamos nombrar a muchas mujeres y
madres heroicas y valientes de todos nuestros pueblos hermanos del
mundo.
Existe en la literatura rusa una obra de
Máximo Gorky titulada La madre novela que fue escrita cuando
Gorky se encontraba exiliado en Estados Unidos (1907), la cual se
convirtió en una influyente obra propagandística acerca del espíritu
revolucionario de una anciana campesina. En la novela, Pavel el
hijo, se implica con los revolucionarios comunistas mientras que
ella, la madre, no quiere saber nada y se mantiene alejada de todo
principio revolucionario. Los diferentes hechos irán transformando
lentamente la conciencia política de la madre. Será la encarcelación
de su hijo y la visión de la represión el determinante para que la
madre evolucione de una manera “ideológica-sentimental” hacia las
premisas revolucionarias democráticas de su hijo. En la versión
cinematográfica de esta obra, la situación más impactante para el
espectador confiere en la manifestación revolucionaria cuando la
madre recoge la bandera caída y con lágrimas en los ojos continúa
marchando hacia delante.
Muchas madres, al igual que
en la novela de Gorky, hoy han optado resueltamente ser parte de las
luchas de su pueblo. Como en el pasado, aquellas madres trabajadoras
que ofrecieron ejemplos de sacrificio y estoicidad, en la actualidad
las podemos encontrar en las luchas de nuestros pueblos como en
Palestina, Irak, Argelia, México, Venezuela, Ecuador, Bolivia,
Brasil, Argentina, Perú, etc. Todas sin excepción levantan las
banderas caídas y marchan hacia adelante junto a su pueblo.
LA MUJER TRABAJADORA
Carlos
Marx escribió en unas de sus obras cumbres que: “Por eso, el
trabajo de las mujeres y los niños fue la primera palabra de la
aplicación capitalista de la maquinaria. Este poderoso sustituto de
trabajo y de obreros se transformó inmediatamente en un medio para
aumentar el número de asalariados, colocando a todos los miembros de
la familia obrera, sin distinción de sexo ni edad, bajo el dominio
inmediato del capital. El trabajo forzado al servicio del
capitalista usurpó no sólo el lugar de los juegos infantiles, sino
también el trabajo libre dentro de la esfera doméstica, dentro de
los límites morales, para la propia familia” (C. Marx, El
Capital. Madrid, Akal Editor, 1976, Vol I, Tomo II, pág. 110).
El capitalismo termina destruyendo la familia, esa
unidad biológica indispensable en la sociedad burguesa. Como el
salario del hombre, sostén de la familia, resultaba insuficiente
para cubrir las necesidades de la misma, la mujer se ve obligada a
su vez a buscar trabajo remunerado. Año por año, día tras día, fue
creciendo el número de mujeres pertenecientes a la clase trabajadora
que abandonaban sus casas para ir a nutrir las filas de las
fábricas, para trabajar como obreras, a veces como lavanderas o como
criadas.
Hoy en día, desde las primeras horas de la
mañana, la mujer trabajadora corre apresurada para llegar a su
trabajo; por la noche vuelve precipitadamente a casa para preparar
los alimentos y hacer los quehaceres domésticos indispensables. A la
mañana siguiente, después de breves horas de sueño, comienza otra
vez para la mujer su pesada carga. No puede, pues, sorprendernos,
por tanto, el hecho de que, debido a estas condiciones de vida, se
deshagan los lazos familiares y la familia se disuelva cada día más.
Poco a poco va desapareciendo todo aquello que convertía a la
familia en un todo sólido, todo aquello que constituía sus seguros
cimientos, la familia es cada vez menos necesaria a sus propios
miembros y al Estado. Las viejas formas familiares se convierten en
un obstáculo.
LA NUEVA SOCIEDAD Y EL ROL DE LA
MUJER
La familia patriarcal fue en otros tiempos
considerada también como la única forma posible de familia,
presidida por un padre-amo (reflejo de la sociedad de clases), cuya
voluntad era ley para todos los demás miembros de la familia.
La mujer, en una nueva sociedad, en una Sociedad
socialista, no dependerá de su marido, sino de sus propios esfuerzos
que le proporcionarán el sustento. Se acabará con la incertidumbre
sobre la suerte que puedan correr los hijos. El matrimonio se
transformará (en la sociedad socialista) en la unión sublime de dos
almas que se aman, que se profesen fe mutua; una unión de este tipo
promete a toda trabajadora, a todo trabajador, la más completa
felicidad, el máximo de satisfacción que les puede caber a criaturas
conscientes de sí mismas y de la vida que les rodea.
En nombre de la igualdad, de la libertad y del amor,
todas las mujeres trabajadoras y todos los hombres trabajadores,
entreguémonos al trabajo de construir una sociedad humana
socialista, para asegurar que cada persona tenga la felicidad a la
cual tiene derecho. Construir el socialismo significa construir una
gran familia universal de trabajadores, en la cual, hombres y
mujeres, serán ante todo compañeros. Estas serán las relaciones
entre hombres y mujeres en la nueva sociedad. Estas nuevas
relaciones asegurarán a la humanidad todos los goces del llamado
amor libre, ennoblecido por una verdadera igualdad social entre
compañeros, goces que son desconocidos en la sociedad comercial del
régimen capitalista.
En éste día de homenaje a la
madre, doy un saludo especial a las Madres de nuestros pueblos, a
las Madres trabajadoras que con conciencia de clase proletaria
vienen forjando los cimientos y las bases de nuestra libertad, de
una nueva vida, de una nueva sociedad.
¡Viva la
madre trabajadora! ¡Vivan los pobres del mundo!
¡Por una sociedad sin explotados ni explotadores!
¡Por el triunfo de la Revolución Socialista Mundial!
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