MÀS SOBRE LA JUSTICIA DE CLASE
Por EL MILITANTE -
Thursday, May. 19, 2005 at 7:38 AM
EL MILITANTE - Versíon
para imprimir | |
CAROLINA GOROSITO NO ES MARIA JULIA
ALSOGARAY |
|
Autor : Daniel
Gamboa Fecha : ( 18-Mayo-2005 ) Categoria : Argentina
|
AS
GARANTIAS QUE PONEN FRENO A LOS EMBATES DEL ESTADO ANTE LA LIBERTAD
INDIVIDUAL ASUMEN EN EL CAPITALISMO UN CONTENIDO DE CLASE
Carolina Gorosito, es un nombre supuesto con el que
pretendemos englobar a los casi 120 niños (en la acepción que adopta
la Convención Internacional para designar a aquellos que no han
llegado a la mayoría de edad) que en la provincia de Santa Fe,
durante esta fría noche de mayo intentarán conciliar el sueño
durmiendo sobre mugrosos colchones, peleando contra la sarna y los
parásitos en mazmorras propias del siglo XVII.
Carolina Gorosito y los restantes jóvenes se
encuentran en esos sitios bajo la “tutela” de Jueces de Menores que
según la legislación que permanece vigente desde la Dictadura
Militar pueden “DISPONER” de ellos para su adecuado resguardo, ante
la posibilidad de que se encuentren en situación de abandono
material o moral y esa situación se puede prolongar incluso hasta
llegar a los 21 años.
Carolina Gorosito, fue a dar
con sus huesos dentro de ese sistema porque un Juez, estimó que
haber intentado llevarse una prenda de ropa de un supermercado sin
pagarla suponía un indicio de abandono y consideró que privarla de
libertad, colocándola en una comisaría sería el mejor camino para su
reinserción social.
Con ello Carolina, se coloca en
términos procesales en idéntica condición que Maria Julia Alsogaray
ya que ambas se encuentras sometidas a proceso, sin condena firme.
Aunque está claro que la polifuncionaria no tuvo necesidad de
intentar trasponer una línea de censores de un supermercado para
lucir sus pieles con desparpajo.
En la expresión de
los fundamentos del temperamento adoptado por los jueces que
concedieron la excarcelación de Marìa Julia otorgándole la libertad
provisional se sostiene que “La presunción de inocencia de que
goza Alsogaray hasta el dictado de una sentencia condenatoria firme
que ponga fin a este proceso tiene como una de sus consecuencias
fundamentales la exigencia del reconocimiento al derecho a
permanecer en libertad durante todo el trámite de la causa…”
La pregunta que se impone es la siguiente ¿por qué
una niña no puede permanecer en libertad durante todo el trámite de
la causa? ¿por qué incluso no puede hacer uso de una acción judicial
para lograr su excarcelación en los términos en los que sí lo puede
hacer la funcionaria? ¿Quién protege a las Carolinas Gorosito?
Todo esto no hace sino revelar como funciona el
sistema de control social bajo una organización jurídica que es
reflejo del modo de producción capitalista, y en ese sentido pone de
manifiesto el carácter de clase de la normativa vigente y
consecuentemente la de los aparatos judiciales colocados para su
aplicación.
Las pautas garantistas declaradas por
nuestras normas no resultan de la aplicación e interpretación
igualitaria sino que sólo toman cuerpo en tanto y en cuanto el
sujeto que las reclame se ubique próximo a los sectores del Capital
o le resultan funcionales. El quebrantamiento del principio de
igualdad ante la ley, la violación de las pautas de convenciones
internacionales sobre la materia, y el menosprecio por la vida
humana son simples demostraciones del agotamiento histórico del
sistema tutelar del menor y de cómo el mismo es reflejo
superestructural de la crisis del capitalismo generada a partir de
su imposibilidad de resolver contradicciones objetivas que el mismo
modo de producción genera como lo son el hambre, el desempleo, el
desarraigo, la disolución social y lo que genéricamente se define
como marginalidad.
Sin duda, un mundo sin niños
institucionalizados, ni Carolinas buscando su medio de vida en el
apoderamiento de una prenda de vestir en un supermercado, remite
necesariamente a la abolición del modo de producción capitalista y
del Estado Burgués que le sirve de sustento. Las aberrantes
desigualdades sociales y jurídicas que comentamos sólo pueden ceder
ante una instancia políticamente superadora de este orden decadente
de cosas, a través de la Democracia Obrera.
Esto
exige como imperativo la construcción de una organización política
enraizada en la base de los sindicatos y otras organizaciones
populares, que se plantee como objetivo la efectiva emancipación
social. La posibilidad de una vida que merezca ser vivida está
indisolublemente ligada a la instauración del Poder Obrero y la
transición hacia una sociedad sin clases.
| |
argentina.elmilitante.org