Julio López
está desaparecido
hace 6401 días
versión para imprimir - envía este articulo por e-mail

Evita CAPITANA (nAZI)
Por jUAN cARLOS - Thursday, May. 19, 2005 at 2:35 AM

EVITA, LOS SUIZOS Y LOS NAZIS El 6 de junio de 1947, la primera Dama de Argentina Eva Peron partió fue a un viaje brillante por Europa. La encantadora ex actriz fue agasajada en España, besó el anillo del Papa Pío XII en el Vaticano y se codeó con los ricos y famosos en las montañas de Suiza

Por Georg Hodel revista if, enero / febrero de 1999

El 6 de junio de 1947, la primera Dama de Argentina Eva Peron partió fue a un viaje brillante por Europa.

La encantadora ex actriz fue agasajada en España, besó el anillo del Papa Pío XII en el Vaticano y se codeó con los ricos y famosos en las montañas de Suiza

Eva Peron, conocida como "Evita" por sus seguidores que la adoraban, fue aparentemente a un viaje para reforzar lazos diplomáticos, de negocio y culturales entre Argentina y los líderes importantes de Europa.

Pero había una misión paralela detrás del viaje prominente, una que ha contribuido a un medio siglo de extremismo violento en América Latina

Según registros que ahora surgen de archivos suizos y las investigaciones de cazadores de Nazis, un lado no publicado de la gira mundial de Evita era coordinar la red para ayudar A los Nazis a reubicarse en Argentina

Esta nueva evidencia de los lazos acogedores de Evita con los Nazis prominentes corrobora la sospecha hace mucho sostenida de que ella y su marido, el Gral. Juan Peron, pusieron el trabajo preliminar para un resurgimiento sangriento del fascismo a través de América Latina en los años 1970 a 1980.

Además de manchar la leyenda de Evita la evidencia amenaza con infligir más daño a la imagen de Suiza de neutralidad valerosa. El centro internacional bancario todavía se tambalea por los descubrimientos sobre su colaboración en la guerra con Adolf Hitler y la usura suiza a sus víctimas judías.

Los registros de archivo indican que la ayuda de Suiza a los cómplices de Hitler no se detuvo con el derrumbamiento del Tercer Reich.

Y la vieja conexión Suizo-Argentina-Nazi alcanzan al presente de otro modo. "El super juez" español Baltasar Garzon procura abrir otros registros suizos sobre cuentas bancarias controladas por oficiales militares argentinos que condujeron la llamada " Guerra Sucia " que mató "y desapareció" a decenas de miles de Argentinos entre 1976-83.

Durante la Segunda guerra mundial el Gral. Peron un líder militar populista - no oculto su simpatía por la Italia de Mussolini y la Alemania de Hitler.

Aún cuando el Tercer Reich se desmorono en la primavera de 1945, Peron permaneció pro fascita leal, haciendo disponibles más de 1,000 pasaportes en blanco para colaboradores Nazis que escapan Europa.

Con Europa en el caos y los Aliados cerca de la victoria, decenas de miles de jerarcas Nazis salieron de la vista, intentaron mezclarse con refugiados comunes y comenzaron a conspirar escapes de Europa a Argentina a través de "ratlines" clandestino.

En el final argentino de aquel viaje estaba Rodolfo Freude. Él también era el secretario privado de Juan Peron, uno de los benefactores principales de Evita y el jefe de seguridad interna argentina.

El padre de Freude, Ludwig, jugó otro papel clave. Como director administrativo del Banco Alemán Transatlántico en Buenos Aires, él condujo a la comunidad pro Nazi Alemana en Argentina y actuó como el fideicomisario para cientos de millones de símbolos del Reichs Alemanes que a los ayudantes superiores del Fuehrer enviaron a Argentina cerca del final de la guerra.

Hacia 1946, la primera ola de fascistas derrotados se ubicaba en nuevas casas argentinas. El país también era inundado con rumores de los Nazis agradecidos habían comenzado a reembolsar A Peron financiando su campaña para la presidencia, la que él ganó con su sorprendente esposa a su lado.

En 1947, Peron vivía en el palacio presidencial de Argentina y oía súplicas de miles de otros Nazis desesperados por escapar de Europa. El escenario estaba puesto para uno de los más perturbadores levantamientos de barcos en la historia humana.

Los registros de archivo revelan que Eva Peron dio un paso adelante para servir como emisario personal del Gral Peron a este secreto Nazi. Ya, Evita era una leyenda argentina

Nacida en 1919 como niña ilegítima ella se hizo prostituta para sobrevivir y conseguir papeles protagónicos. Como ella subió en la escala social amante por amante, ella aumentó resentimientos profundos hacia las elites tradicionales.

Como amante de otros oficiales del ejército, ella llamo la atención del hermoso hombre fuerte militar Juan Peron. Después de un amorío público, ellos se casaron en 1945.

Como la segunda esposa de Peron, Evita se formó como " la reina de los pobres, " protectora de aquellos que ella llamó " mis descamisados " - " mis sin camisa. " Ella creó una fundación para ayudar a los pobres a compra artículos desde juguetes hasta casas.

Pero su caridad se extendió, también, a los aliados Nazis de su marido. En junio de 1947, Evita fue a la Europa de posguerra. Un objetivo secreto de su primer gran viaje de ultramar al parecer reunía muchos cabos sueltos de la relocalización Nazi.

La primera parada de Evita en su viaje europeo era España, donde el Generalísimo Francisco Franco - el modelo y el mentor de su marido - la saludó por todo el protocolo solemne de un jefe de estado.

Un fascista que favoreció los poderes de Eje, pero mantuvo la neutralidad oficial en la guerra, Franco había sobrevivido el proveer un asilo para los desposeídos del Tercer Reich. La España de Franco era un importante escondite temprano para los Nazis que se escurrían del asimiento de los Aliados y necesitaban un lugar para quedarse antes seguir a casas más permanentes en América Latina o Medio Oriente.

Mientras en España, Evita según se informa se encontró en secreto con los Nazis que eran parte del séquito de Otto Skorzeny, el líder de comandos Austríacos de choque conocido como Scarface debido a una cicatriz de duelo a través de su mejilla izquierda.

Aunque bajo la detención Aliada en 1947, Skorzeny ya era el líder pretendido de la organización clandestina, Die Spinne o la Araña, que usaba millones de dólares saqueados del Reichsbank para pasar de contrabando A Nazis de Europa a Argentina.

Después de la escapatoria en 1948, Skorzeny establece la legendaria organización ODESSA que dio un toque en otros fondos Nazis ocultos para ayudar a hombres Ex-SS a reconstruir sus vidas - y el movimiento fascista---en Sudamérica.

La siguiente parada de Evita fue igualmente adecuada. La belleza carismática viajó a Roma para una audiencia con el Papa Pío XII, un encuentro Vaticano que duró más que el beso habitual sobre el anillo.

Entonces , el Vaticano actuaba como una estación en un camino crucial repartiendo documentos falsificados para fugitivos fascistas. El Papa Pío él mismo fue considerado simpatizante con el anti-comunismo resistente de los fascistas aunque él había mantenido una discreta distancia pública de Hitler.

Un informe de Ministerio de Asuntos Exteriores sumamente secreto de Mayo de 1947 - un mes antes del viaje de Evita - había llamado al Vaticano " la organización más grande complicada en el movimiento ilegal de emigrantes, incluyendo a muchos Nazis. Jerarcas ex Nazis más tarde públicamente agradecieron al Vaticano por su ayuda vital.

En cuanto a la audiencia Evita-Pío, el anterior Cazador nazi del Ministerio de justicia John Loftus ha imputado que la Primera Dama de las Pampas y Su Santidad discutieron el cuidado y la alimentación de los Nazis fieles en Argentina.

Después de sus vacaciones romanas, Evita esperaba encontrar a la Reina Isabel de Gran Bretaña. Pero el gobierno británico se negó por miedo a que la presencia de la esposa de Peron podría provocar un debate embarazoso sobre las inclinaciones pro nazis de Argentina y el abrigo a Hitler en la pre guerra de la misma familia real. En cambio Evita se desvío a Rapallo, una ciudad cerca de Génova en la Rivera italiana.

Allí, ella fue invitada de Alberto Dodero, dueño de una flota de barcos Argentina conocida por transportar algunas de las cargas más desagradables del mundo.

El 19 de junio de 1947, en medio del viaje de Evita, el primero de los barcos de Dodero, el Santa Fe. Llegado a Buenos Aires y descargo cientos de Nazis en el puerto de su nuevo país.

Durante los pocos años siguientes, los barcos de Dodero llevarían miles de Nazis a Sudamérica incluyendo a algunos de los criminales de guerra de Hitler, más viles como Mengele y Eichmann, según el historiador argentino Jorge Camarasa.

El 4 de agosto de 1947, Evita y su séquito se dirigieron al norte ala majestuosa ciudad de Ginebra un centro de finanzas internacionales. Allí, ella participó de más reuniones con protagonistas del aparato de fuga Nazi.

Un diplomático suizo llamado Jacques Albert Cuttat dio la bienvenida a la antigua cantante romántica. El encuentro fue una reunión de mala muerte, ya que Evita había conocido a Cuttat cuando él trabajó en la Legación suiza en Argentina desde 1938 hasta 1946.

Los documentos Recién liberados del Banco central de Argentina mostraron que durante la guerra, el Banco central suizo y una docena de bancos suizos privados mantenían sospechosas cuentas de oro en Argentina Entre los titulares de cuentas estaba Jacques Albert Cuttat.

Los archivos suizos acusaron A Cuttat de conducir negocios privados no autorizados y de mantener cuestionables contactos de guerra con conocidos Nazis. A pesar de aquellas alegaciones, el gobierno suizo promovió A Cuttat como jefe de protocolo del Servicio extranjero suizo, después de su vuelta de Argentina a Suiza

En aquella capacidad, Cuttat escoltó a Eva Peron a reuniones con funcionarios mayores suizos. El par fue a ver al ministro de Asuntos Exteriores Max Petitpierre y a Philipp Etter, el presidente suizo.

Etter le dio una cálida bienvenida A Evita hasta acompañándola al día siguiente en una visita a la ciudad de Lucerna, " la entrada a los Alpes suizos."

Después de que sus deberes "oficiales" habían terminado, Evita desapareció de la vista publica. Supuestamente, ella se unió a algunos amigos para descansar y distraerse en las montañas de S. Moritz.

Pero los documentos que relatan su viaje suizo revelaron que ella siguió haciendo contactos de negocio que promoverían tanto el comercio argentino como la relocalización de los cómplices de Hitler. Ella fue invitada del " Instituto Suizo-Argentino " en una recepción privada en el Hotel " Baur au Lac " en Zurich, la capital bancaria del sector de habla alemana de Suiza.

Allí, el Profesor William Dunkel, presidente del Instituto, dirigió una audiencia de más de 200 banqueros suizos y hombres de negocio - más Eva Peron - sobre las maravillosas oportunidades para florecer en Argentina.

Documentos de archivo suizos Recientemente liberados explicaron que había detrás del entusiasmo. El embajador de Peron en Suiza, Benito Llambi, había emprendido una misión secreta para crear una especie de servicio de emigración para coordinar la fuga de los Nazis, en particular aquellos con habilidades científicas.

Llambi Ya había conducido conversaciones secretas con Henry Guisan junior, un agente suizo cuyos clientes incluyeron a un ingeniero alemán que había trabajado para el equipo de misiles de Wernher von Braun. Guisan ofrecio a Llambi los cianotipos los cohetes alemanes "V2" y "V3".

Guisan mismo emigró a Argentina donde él estableció varias firmas que se especializaron en la consecución de material de guerra.

Su ex-esposa más tarde dijo a los investigadores, " tenía que atender a los socios de mi marido anterior a los que preferiría no dar la mano. Cuando empezaban a hablar de negocios tenía que dejar el cuarto. Sólo recuerdo que millones estaban en juego."

Los archivos de inteligencia del Departamento de Policía de Berna muestran que la oficina de emigración secreta Nazi estaba localizada en Marktgasse 49 en el centro Berna, la capital suiza. La operación era dirigida por tres Argentinos- Carlos Fuldner, Herbert Helfferich y el Doctor Georg Weiss. Un informe de la policía los describió como " Nazis 110 por ciento.

El líder del equipo, Carlos Fuldner, era hijo de inmigrantes alemanes a Argentina quien había vuelto a Alemania para estudiar. En 1931, Fuldner se unió a la SS y más tarde fue reclutado en la inteligencia alemana extranjera.

En el final de la guerra, Fuldner escapó a Madrid con un avión cargado de arte robado, según un informe del Ministerio de Asuntos Exteriores estadounidense. Entonces se mudó a Berna donde él se hizo pasar por a un representante de la Autoridad de Transporte aéreo Civil Argentino. Fuldner estaba en el lugar para asistir a la primera ola de emigrados Nazis.

Uno de los primeros Nazis en llegar a Buenos Aires vía "ratlines" fue Erich Priebke, un oficial SS acusado de una ejecución en masa de civiles italianos. Otro fue el líder croata Ustashi ante Pavefic. Ellos fueron seguidos por el comandante de campo de concentración Joseph Schwamberger y el sádico doctor de Auschwitz, Joseph Mengele.

Más tarde, el 14 de junio de 1951, el barco de emigrante, " Giovanna C, " llevó al arquitecto del Holocausto Adolf Eichmann a Argentina donde él se hizo pasar por un técnico bajo un nombre falso. Fuldner encontró para Eichmann un trabajo en Mercedes Benz.

(Los agentes de inteligencia Israelí capturaron a Eichmann en Mayo de 1960 y lo hicieron desaparecer hacía Israel para ser procesado por asesinato masivo. Él fue condenado, sentenciado a muerte y ahorcado en 1962.)

Aunque el papel exacto de Evita en la organización de los "ratlines" Nazis permanece un poco borrosos, su viaje europeo conectó los puntos de los protagonistas en la red de fuga. Ella también ayudó a

Limpiar el camino para arreglos más formales en la colaboración Suizo-Argentina-Nazi.

Hay evidencia adicional contenida en la correspondencia diplomática de la posguerra entre Suiza y Argentina. Los documentos revelan que el jefe de la Policía Federal suiza, Heinrich Rothmund, y el anterior oficial de inteligencia suizo Paul Schaufelberger participaron en las actividades del servicio Argentino de emigración ilegal en Berna.

Por ejemplo, un telegrama urgente de Berna a la Legación suiza en Roma decía: " el Departamento (suizo) De policía quiere enviar a 16 refugiados a Argentina con el barco de emigración que deja Génova el 26 de marzo [1948]. Punto. Todos ellos llevan carnets de identidad suizos y tienen el visado de vuelta. Stor. "

Además de simpatías políticas, el gobierno de Peron vio un provecho económico en el contrabando de científicos alemanes para trabajar en fábricas argentinas y plantas de armamentos.

El primer avión de motor de combate introducido en Sudamérica - el "Pulque" fue construido en Argentina por el diseñador de aviones alemán Kurt Tank de la firma, Focke-Wulf. Sus ingenieros y pilotos de pruebas llegaron vía el servicio de emigración ilegal en Berna.

Pero otros científicos Nazis que alcanzaron las orillas protegidas de Argentina eran simplemente sádicos. Un médico, El Doctor Carl Vaernet, había conducido experimentos quirúrgicos sobre homosexuales en el campo de concentración Buchenwald. Vaernet castraba a los hombres y luego insertaba glándulas sexuales metálicas que infligían muertes atormentadoras a algunos sus pacientes.

Para los suizos, los motivos para sus acogedoras relaciones nazis argentinas eran políticos y financieros, tanto durante como después de la guerra.

Ignacio Klich, el portavoz de una nueva comisión independiente que investigaba la colaboración nazi argentina, dijo que él cree que el negocio de tiempo de guerra entre Alemania nazi y Argentina fue manejado rutinariamente por fiduciarios suizos.

Aquella sospecha ha sido confirmada por archivos suizos liberados al Senado estadounidense así como por papeles de la Oficina suiza de Compensación y la correspondencia entre el Ministerio de Asuntos Exteriores suizo y la legación suiza en Buenos Aires.

Un objetivo de la investigación de la comisión es Johann Wehrli, un banquero privado de Zurich. Durante la segunda Guerra Mundial, uno de los hijos de Wehrfi abrió una sucursal en Buenos Aires que, sospechan los investigadores, fue usada para canalizar el capital Nazi en Argentina.

El dinero según se dice, incluía botín de los judíos y otras víctimas Nazis. (Más tarde, el gigantesco Unión Bank de Suiza absorbió el banco de Wehrli.)

Los Defensores suizos discuten que la diminuta Suiza tenía poca opción, sino trabajar con los poderosos gobiernos fascistas sobre sus fronteras durante la guerra. Pero la ayuda de la posguerra parece más difícil de justificar, cuando el motivo más obvio era el dinero.

Según un informe secreto escrito por un comandante de ejército estadounidense en 1948, el gobierno suizo sacó un fuerte beneficio proporcionando A los alemanes los documentos falsos necesarios para escapar a Argentina. La nota una página citaba a un informador confidencial con contactos en los gobiernos suizo y holandés como diciendo, " el gobierno suizo estaba no sólo deseoso de deshacerse de ciudadanos alemanes, legal o ilegalmente dentro de sus fronteras, sino además que ellos sacaron un beneficio considerable en deshacerse de ellos. "

El informador dijo que los ciudadanos Alemanes pagaron a funcionarios suizos tanto como 200,000 francos suizos por documentos de residencia temporal necesarios para abordar vuelos de Suiza. (La suma equivalía a S50,000 en aquel momento.)

Además, aquella nota y otros documentos sugieren que las Líneas aéreas Reales holandesas KLM podían haber llevado ilegalmente a Nazis sospechosos a la seguridad en Argentina, mientras que Swissair actuó como un agente de reserva.

De vuelta en Argentina, las críticas muy favorables para el viaje europeo de Evita cimentaron su reputación como superestrella.

Esto también le trajo inmensa riqueza prodigada a ella por Nazis agradecidos. Su marido fue reelegido presidente en 1951, por cuyo tiempo grandes números de Nazis estaban firmemente instalados en el aparato militar industrial de Argentina.

Evita Peron murió de cáncer en 1953, provocando desesperación entre sus seguidores. Los militares temerosos la enterraron en secreto en un lugar secreto para impedir que su tumba se convirtiera en un lugar nacional santo.

Mientras tanto, una caza febril comenzó para su fortuna personal. El hermano de Evita y guardián de su imagen, Juan Duarte, viajó a Suiza en búsqueda de su capital oculto.

Después de su vuelta a Argentina, Duarte fue encontrado muerto en su apartamento. A pesar del control de su marido de la policía - o tal vez debido a ello - las autoridades nunca establecieron si Duarte fue asesinado o se había suicidado.

En 1955, Juan Peron fue derrocado y escapo al exilio en España donde él vivió como un invitado de Franco. Peron al parecer tuvo acceso sobre algunas de las cuentas secretas suizas de Evita porque él sostuvo un modo lujoso de vivir.

El dinero también puede haber lubricado el breve regreso de Peron al Poder en 1973. Peron murió en 1974, dejando atrás el misterio de la fortuna Nazi de Evita. En 1976, el ejército derrocó al vicepresidente de Peron, su última esposa, Isabel.

Paradójicamente, el culto de Evita todavía prosperó. La idolatría cegó a sus seguidores a las consecuencias de su flirt con los Nazis.

Aquellos fascistas envejecidos lograron mucho mas de lo que los estrategas de ODESA habían esperado. Los Nazis en Argentina mantuvieron la

antorcha de Hitler, encendida, obtubieron nuevos convertidos en los militares de la región y pasaron a la ciencia avanzada de tortura y operativos "de brigada de muerte ".

Cientos de estudiantes Peronistas de izquierda y sindicalistas estaban entre las víctimas de la junta neofascista argentina que lanzó la Guerra Sucia en 1976.

Cuando la junta comenzó su " guerra sin fronteras " contra la izquierda en otras partes de América Latina, usó A Nazis como soldados de tropas de asalto. Entre ellos estaba Klaus Barbie, el Carnicero de Lyon de la Gestapo quien se había instalado en Bolivia con la ayuda de la red de "ratline".

En 1980, Barbie ayudó a organizar un golpe de estado brutal contra el gobierno democráticamente elegido en Bolivia. Las cabecillas de la droga y una coalición internacional de neofascistas financiaron el golpe de estado.

El papel de Soporte principal fue jugado por la Liga Mundial Anti-comunista, conducida por el fascista de la primera guerra mundial el criminal de guerra Ryoichi Sasakawa de Japón y el Reverendo Sun Myung Moon.

Barbie buscó ayuda de la inteligencia argentina. Uno de los primeros oficiales argentinos en llegar, el Teniente Alfred Mario Mingolla, más tarde describió el papel de Barbie al periodista alemán Kai Hermann.

" Antes de nuestra salida, recibimos un expediente sobre [Barbie], " dijo Mingolla. " Allí decía que él era de gran empleo para la Argentina porque él jugó un papel importante en toda América Latina en la lucha contra el comunismo. "

Justo como en los buenos viejos días, el Carnicero de Lyon trabajó con una generación mas joven de neofascista italianos. Barbie comenzó una logia secreta llamada "Thule", donde él sermoneó a sus seguidores debajo de esvásticas a la luz de las velas.

El 17 de julio de 1980, Barbie, sus oficiales neofascistas y derechistas del ejército boliviano expulsaron al gobierno de centro izquierda. El equipo de Barbie persiguió y mató a funcionarios del gobierno y líderes del trabajo, mientras los especialistas argentinos volaron a demostrar las últimas técnicas de tortura.

Como el golpe de estado dio a los cabecillas de la droga boliviana el reinado libre del país, la operación se conoció como el Golpe de Cocaína. Con la ayuda de Barbie y sus neofascistas, Bolivia se hizo una fuente protegida de cocaína para el surgiente cártel de Medellín.

Dos años más tarde, Barbie fue capturado y extraditado a Francia donde murió en la prisión.

La mayor parte de los otros viejos Nazis están muertos, también. Pero el extremismo violento que los Peron trasplantaron en Sudamérica en los años 1940 todavía atormenta la región.

En los años 1980, los militares argentinos ampliaron sus operaciones a América Central donde colaboraron con la CIA de Ronald Reagan en la organización de fuerzas paramilitares, como los contras nicaragüenses y las " brigadas de muerte " hondureñas.

Hasta hoy, como dictadores de la derecha en América Latina son llamados para rendir cuentas sobre atrocidades pasadas, las nuevas democracias deben moverse cautelosamente y mantener la cautela sobre los derechistas en los militares potentes de la región.

Los fantasmas de los Nazis de Evita nunca están lejos.

agrega un comentario


Muy Bueno!
Por Franco - Thursday, May. 19, 2005 at 2:07 PM

Buenisimo el informe

agrega un comentario


muy bueno pero...
Por Mario - Thursday, May. 19, 2005 at 2:35 PM


un poco prejuicioso el q escribio esto...

onda q va mucho a la iglesia el autor...



"Nacida en 1919 como niña ilegítima ella se hizo prostituta para sobrevivir y conseguir papeles protagónicos. Como ella subió en la escala social amante por amante, ella aumentó resentimientos profundos hacia las elites tradicionales. "


no hacia falta q garchara con la 'aristocracia' para q le agarrara bronca a la oligarquia...

es mas factible, humano y CERO PREJUICIOS el pensar q le molestaba la falta de justicia social, el injusto reparto de riqueza (tanto para tan pocos, nada para muchos), la esclavitud q imperaba en los trabajos en aquellos tiempos (sintoniza el canal volver y mira peliculas como 'quebracho', 'las aguas bajan turbias', 'la patagonia rebelde'), entre otras injusticias...






mas prejuicios

"Como amante de otros oficiales del ejército, ella llamo la atención del hermoso hombre fuerte militar Juan Peron"


o sea, si no hubiese sido una trola (parece q t caen mal las mujeres q gozan del sexo) el cretino de peron ¿nunca se hubiera fijado en ella?

aparte, me parece q mas q prejuicios lo tuyo es envidia de -sin ningun animo homofobico- gay q odia a las mujeres (hay gays q no las odian, aclaro para q no se vaya el tema principal) porq referirse a peron como 'hermoso hombre fuerte militar'.... bueh, q queres q t diga.... ¡¡¡¡ SE T CAEN LAS PLUMAS !!!!



por supuesto q esto no invalida la calidad del informe, q me parece muy completo

agrega un comentario


Y
Por UNSA - Monday, Mar. 27, 2006 at 2:43 PM

SIGUE Y SERA SIENDO
NO SOLO LA CAPITANA
SINO LA GUIA ESPIRITUAL DE LA NACION
Y EL GOBIERNO DE PERON FUE LO MEJOR QUE LE PUEDO PASAR A NUESTRO PAIS
DIGAN LO QUE DIGAN

SALVE ARGENTINA

agrega un comentario


lo unico que puedo decir
Por NOLL - Monday, Apr. 03, 2006 at 5:52 AM

es gracias a el gob. de Perón y al pueblo Argentino por ayudarnos en un momento de la historia que se nos perseguia.
Sentimos a Argentina nuestro segundo hogar.
SALUDOS

agrega un comentario


Resumen
Por Gustavo G - Sunday, Feb. 11, 2007 at 10:56 PM
topolino_ar - -

Los comentarios a esta nota son detalles sin importancia. Para mí lo importante es:
Mengele el médico nazi que hizo experimentos horribles con judíos y otros esclavos de los campos de concentración y esterminio nazis fue cobijado, protegido con gusto por el gobierno de Perón y Evita.
Bueno no sólo Mengele, también Eichmann y otros genocidas...

agrega un comentario


Cuanta propaganda del imperio y encima vieja
Por Ramón - Monday, Feb. 12, 2007 at 1:16 PM

Puf, hay centenares y centenares de nazis que hicieron o no experimentos cobijados por los gobiernos de Estados Unidos, Gran Bretaña y la Unión Soviética y a nadie se le ocurre decirles nazis a Truman, a los laboristas ingleses o a Stalin. Hay nazis que entraron a Sudamérica gracias a los servicios de inteligencia norteamericanos que les blanquearon los papeles.

Menos propaganda del imperio y más inteligencia para entender primero y recién después juzgar los hechos.

agrega un comentario


basta de chamuyo
Por el angel exterminador - Tuesday, Feb. 13, 2007 at 7:02 AM

Lo que es una historia vieja es la de la pobrecita que fue la guia espiritual y como era tan buena renuncio a la vicepresidencia y le dio el voto a las mujeres y toda esa sarta de pelotudeces.
Esta moderna Magdalena-como la describio genialmente Milciades Peña- le dio el voto a las mujeres por la sencilla razon que las mujeres eran inmensa mayoria en el padron y el general necesitaba esos votos para ganar.
Quiero reinvindicar a las verdaderas mujeres que dieron su vida por la liberacion de la humanidad toda.

Rosa Luxemburgo
Clara Zetkin
Louise Michel
Virginia Bolten
Las hermanas Trujillo
Cecilia Magni

y a las luchadoras del ETA,del PRT-ERP,de las FARC y tantas otras que no dudaron ni un minuto en tomar las armas para enfrentar al opresor.

Eva Peron fue,es y sera una agente del sistema que no tuvo ningun problema en abrazarse con Franco y toda la escoria dictadorial que ronda por ahi

agrega un comentario


al angelito tarado
Por evitO leer pelotudeces - Tuesday, Feb. 13, 2007 at 10:18 AM

es notable que no hayas mencionado ni una mina argentina. ¿ETA FARC? SON UNOS ASESINOS

agrega un comentario


Los que critican a Evita son burgueses oligarcas y estan en contra del pueblo.
Por Norber - Tuesday, Feb. 13, 2007 at 12:42 PM

Lavense la boca hijos de remil puta antes de hablar de la capitana. Son los típicos comentarios de la izquierda oligarquica argentina. A diferencia de ustedes Evita vivio por y para el pueblo.

agrega un comentario


hp
Por cubano - Saturday, Jan. 12, 2008 at 12:59 PM

para mi solo fue una hija de puta, ella , su marido y todos los que propiciaron la acojida de todos los naziz en argentina y otros paises de sudamerica

agrega un comentario


Las tres A
Por Juancito - Saturday, Jan. 12, 2008 at 1:45 PM


CAPITULO XII
"EL CONTRAATAQUE DE PERON"
de POR AMOR AL ODIO
de CARLOS MANUEL ACUÑA
-Buenos Aires 2003-





"La periodista María Seoane sostiene que inmediatamente después del golpe contra
Salvador Allende, el propio Gelbard instruyó al Canciller Vignes para que se pro-
tejiera a los asilados en nuestra embajada en Santiago. Le dijo que él mismo se ocupa-
ría de remitirles medicinas y alimentos.
Más aún, la periodista asegura que el ministro de Economía le pidió reservadamente al embajador argentino que si las nuevas autoridades chilenas no autorizaban la salida de algunos exilados, los llevara clandestinamente a un avión para que viajaran a Buenos Aires. Caso contrario, Gelbard lo haría personalmente." -[1]



Durante los últimos días de septiembre y desde los comienzos de octubre, se produciría una serie de acontecimientos que tendrían gran influencia en la situación interna y marcarían desde sus primeros pasos, a la nueva y corta presidencia de Juan Domingo Perón. El asesinato de Rucci lo había impactado profundamente y puede decirse que hubo un antes y un después de este suceso. Perón quedó realmente afectado y su expresión al conocer la noticia en el sentido de que le habían cortado las piernas, fue concisa y expresiva, pues además del impacto emocional, la desaparición del líder sindical le alteraba el indispensable manejo de la política en general y del sector que nuevamente se había convertido en el pilar del peronismo. La extendida estructura de la CGT, con su capacidad de movilización y su condición de mayoritaria para frenar un eventual crecimiento de la izquierda en ese campo y la habilidad del asesinado secretario general para manejar los hilos internos, eran algunos de los factores que estaban en juego.



Con su particular visión sobre la violencia y la política, para los montoneros el asesinato debía servir para sacar de la escena a una pieza importante que los incomodaba, pero también para amedrentar a Perón y tratar de someterlo progresivamente a las presiones que producían. Fue algo así como decirle que los hechos debían someterse al ritmo que ellos elegían, que no se los podía soslayar y que la meta que se habían impuesto, que incluía la transformación doctrinaria del peronismo, no sólo no sería abandonada, sino que había que entenderla como la única posible, como el camino obligado hacia el futuro.


Realmente nunca llegaron a conocer a Perón. Los montoneros estaban convencidos de que habían adquirido la fuerza suficiente para disputarle espacios de poder y que por consiguiente se avecinaba una nueva etapa en la lucha por afirmarse, expandirse y difundir cada vez con mayor intensidad sus conceptos ideológicos y su capacidad de iniciativa para controlar al peronismo, primero y al resto de los componentes políticos después. Todavía no hablaban directamente de marxismo pero insistían en la necesidad de construir el reiterado socialismo nacional, con ideas cada vez más claras y transmisoras de una visión netamente colectivista de la sociedad y de un supra estado dirigista. Jamás pudieron entenderse con los gremialistas y aborrecían la lealtad que éstos demostraban hacia El General. Lo veían como un fenómeno extraordinario e inexplicable. ¿Cómo era posible que los obreros argentinos rehusaran la lucha de clases y por el contrario respaldaran una alianza social que rehuía la confrontación dialéctica?



ESTABAN SEGUROS DE QUE REEMPLAZARIAN “AL VIEJO”


Sumidos en estos interrogantes para los que no encontraban respuestas aceptables tal como dijimos, para los jóvenes revolucionarios Perón ya era el viejo, el hombre dueño de un gran poder político y popular, pero que algún día que intuían cercano moriría y habría que reemplazar sin perder el manejo de las masas, un vocablo caro para sus concepciones estratégicas que repetían hasta el cansancio en sus documentos y declaraciones.

Debían prepararse lo mejor posible para el reemplazo, avanzar con estructuras propias en todos los campos y quedar en condiciones de absorber a los peronistas y, de esa manera, imponerse en ese cambiante escenario de la política argentina. Sabían que el encontronazo no les resultaría nada fácil, que la oposición con la que chocaban en el seno mismo del gobierno al que decían apoyar, era creciente y firme y entendían que si no hablaban con las armas en la mano perderían una pulseada que consideraban definitiva.

Matar a Rucci sin asumir transitoriamente la responsabilidad pública por el hecho, era para ellos una forma sutil del combate, una demostración de la capacidad que eran capaces de desarrollar pero, sobre todo, de la voluntad inclaudicable que ejercían. “Este Movimiento es nuestro – escribían en El Descamisado – y en él nos vamos a quedar. Nos empujan de adentro y nos llaman de afuera, pero vamos a pelear desde adentro”. Cuando hacían esta afirmación, ya estaba en marcha el Operativo Dorrego, pensado desde que Cámpora asumió la presidencia y especialmente respaldado por el gobernador Bidegain y el agente secreto más importante que tenía la Unión Soviética en la Argentina: José Ber Gelbard -[2].


UN ESCENARIO CONTRADICTORIO


Este no era el único dato que alimentaba la confusión que aumentó durante esos días. Mientras por un lado se organizaba un operativo que debía relacionar oficialmente a elementos militares con Montoneros para trabajar juntos en la ayuda a la población afectada por las inundaciones en la provincia de Buenos Aires, por el otro y por orden del propio Perón, el gobierno disponía la clausura del diario El Mundo.

Este había cerrado sus puertas por razones económicas durante la presidencia de Onganía, pero, comprado por Santucho había reaparecido gracias a los recursos provenientes de los innumerables secuestros que realizaba el ERP. Disfrazado de una hoja de interés general, no podía disimular su inclinación y cumplía con el objetivo propagandístico para el que había sido pensado.

Gelbard aparecía como el ministro más importante del gabinete y aseguró su continuidad después de que el 5 de octubre – el mismo día en que oficialmente se puso en marcha el Operativo Dorrego – Perón lo confirmara en el cargo junto con el resto de los ministros, que también había renunciado para facilitarle la gestión que iniciaría el 12 de octubre.

El cúmulo de negocios y operaciones económicas que se habían puesto en marcha con pleno conocimiento del viejo líder y la activa intervención de los dirigentes de la Confederación General Económica (CGE) y de las flamantes Corporación de Empresas Nacionales (CEN) y la Corporación de la Pequeña y Mediana Industria, explica una contradicción donde los intereses se colocaban por encima de las ideologías. El mismo Gelbard había estampado su firma en dos decretos que mostraban la nueva tónica que se impondría: uno de ellos prohibía la entrada al país de toda clase de literatura que “atentara contra los principios consolidados por la Constitución Nacional” [3] y por el otro, se reincorporaba a personal de las Fuerzas Armadas, de Seguridad y de las policías[4]. Aunque no lo expresara, esta decisión era una consecuencia directa del asesinato de Rucci y del acelerado ritmo que habían adquirido los actos de terrorismo.


Como si sucediera en un mundo aparte, manejado desde la cúspide del estado por la gran discrecionalidad que ejercían Gelbard y su equipo, habían nacido y crecerían otras empresas y operaciones financieras de envergadura, subsidios especiales, porcentajes diferenciados de impuestos para determinados productos y más adelante, otro de notable significación: la importación de aluminio. La mezcla del poder del estado con intereses privados fue una constante señal indicativa del carril por donde circulaba la capacidad de decisión y quién dominaba el campo de los negocios.


Gelbard se pintaba solo para este cometido. Para ese entonces había acumulado una notable experiencia sobre cómo se manejaban los grandes intereses por encima de las fronteras y las ideologías y también una gran fortuna personal. Sobre todo, había sido el constructor del gran imperio económico y empresario del Partido Comunista Argentino (PCA)[5] que le dio un lugar privilegiado dentro del llamado Directorio, una organización ultrasecreta que controlaba la toma de decisiones respecto de los temas más trascendentales que hacían a la agrupación[6].“Confiable para los servicios secretos israelíes (Mossad), para el Departamento de Estado norteamericano y para el Kremlin; un amigo de Fidel Castro y de Salvador Allende; un protegido de los Kennedy y un opositor de Henry Kissinger y Richard Nixon; un aliado de Menem, de Balbín, de López Rega y de Montoneros ”[7] ,

Gelbard también tuvo una relación directa con David Graiver, el famoso “financista” cuya gestión culminó en una escandalosa estafa. Según el periodista Isidoro Gilbert[8], el influyente ministro de Economía “tenía por Perón un afecto auténtico” lo que no implicaba que el PCA respaldara a su gobierno a pesar de la notable importancia que tuvo para determinados y específicos rubros que preocupaban a la URSS.


Todo este entramado se mantuvo siempre entre sombras y fue realmente notable el nivel que alcanzaron las contradicciones de esa época tan confusa, donde un hombre de tanta gravitación y marcada ideología política como Gelbard, pertenecía a un gobierno empeñado en combatir a los guerrilleros que decían luchar contra el imperialismo norteamericano, el único que reconocían y denunciaban.


UNA “ORDEN RESERVADA”: EL CONTRATAQUE DE PERÓN


Perón todavía no era presidente de la república pero actuaba como tal. Horas antes de que una bomba destrozara parte de la imprenta y del depósito del diario La Capital, de Mar del Plata, el 1° de octubre - a seis días del asesinato de Rucci - y con su presencia, se realizó una reunión presidida formalmente por Lastiri, los ministros del Interior, Benito Llambí y de Bienestar Social, López Rega, el senador nacional y secretario general del PJ, José Humberto Martiarena y los gobernadores y vicegobernadores que, por las dudas, llegaron con los textos de sus renuncias en los bolsillos y respiraron con alivio cuando apreciaron que la cosa no era contra ellos.


Su concurrencia – sin excluir a los cinco que estaban enrolados en la Tendencia Revolucionaria - obedecía a la obligación que adquirirían para implementar en todo el territorio nacional el funcionamiento de una estructura especial, encargada de defender al gobierno e impedir por la fuerza cualquier acción en su contra[9].
Durante las deliberaciones Perón hizo un análisis general pero bastante pormenorizado de la situación y fundamentalmente señaló que “el asesinato del secretario general de la CGT no es sino la culminación de una descomposición política, que los hechos han venido acumulando a lo largo de una enconada lucha, que influyó a algunos sectores de nuestra juventud, quizá en momentos justificada, pero que hoy amenaza con tomar caminos que divergen totalmente de los intereses esenciales de la república”[10].


El destacado periodista Sergio Cerón publicó poco después en el diario La Opinión el resultado de una entrevista que mantuvo con un legislador provincial que para acompañar a su gobernador, participó de este encuentro. Según la fuente, Perón le reiteró a los gobernadores que “tendrán la más amplia libertad de elección de sus colaboradores…y que la aptitud es la primera condición para justificar un nombramiento en áreas de responsabilidad técnica e, incluso, política”, pero - agregaba la nota - “una sola excepción debe tenerse en cuenta: la de los militantes de la ultraizquierda que llegan al peronismo en función del copamiento”.
Para precisar cual era el objetivo perseguido, se leyó un amplio informe sobre la situación, la evolución que podrían sufrir los acontecimientos y las pertinentes conclusiones.


El texto había sido elaborado a partir de instrucciones específicas impartidas por JDP quien, una vez más, calificaba de “alevoso” el “asesinato del compañero José Ignacio Rucci” y aludía con un lenguaje directo y descarnado a los siguientes aspectos salientes de lo que ocurría: “la campaña de desprestigio a los dirigentes del Movimiento, la infiltración de grupos marxistas, las amenazas, atentados y agresiones destinadas a crear un clima de miedo” y “el asesinato de dirigentes peronistas”, factores que “en este estado de guerra que se nos impone, no pueden ser eludidos y nos obliga no solamente a asumir nuestra defensa, sino también a atacar al enemigo en todos los frentes y con la mayor decisión. Por lo que las directivas consistirán en: la movilización de todos los elementos humanos; información para hacer saber a todos los peronistas la posición que se toma con relación a los grupos marxistas y la necesidad de participar en la lucha activa contra nuestros enemigos y en la Inteligencia, ya que se creará un sistema de inteligencia en todos los distritos que estará vinculado con el Organismo Central que se creará”.


En otra parte de “Las instrucciones”[11] se insistía en que “el estado de guerra así planteado, se dirige en el fondo contra el país, ya que si bien aparenta afectar a nuestro Movimiento, tiende a impedir la constitución y actuación del gobierno que presidirá el general Perón por decisión mayoritaria del pueblo argentino” y para evitar dudas reiteraba que “en ello va la vida del Movimiento y sus posibilidades de futuro, además de que en ello va la vida de sus dirigentes. El Movimiento Nacional Justicialista entra en estado de movilización de todos sus elementos humanos y materiales, para afrontar esta guerra. Quien rehuya su colaboración para la lucha, queda separado del Movimiento…con todas sus consecuencias”.


NACE LA TRIPLE A


Más adelante, el texto insistía en la necesidad de proceder a una “reafirmación doctrinaria… esclareciendo las diferencias fundamentales con el marxismo”, motivo por el cual “los grupos o sectores que en cada lugar actúan invocando adhesión al peronismo y al general Perón, deberán definirse públicamente en esta situación de guerra contra los grupos marxistas y deberán participar activamente en las acciones que se planifiquen para llevar adelante esta lucha”.

Tras invocar la consolidación de la unidad del Movimiento, se establecía que “las orientaciones y directivas que emanen del general Perón en el orden partidario o en función de gobierno, serán acatadas, difundidas y sostenidas, sin vacilaciones ni discusiones de ninguna clase, y ello como auténtica expresión de la verticalidad que aceptamos los peronistas”.


El documento adquirió la forma de una “orden reservada” para librar en todo el país “la guerra contra los grupos marxistas”, cualquiera que fueran sus nominaciones y en particular, se establecía que “todo grupo que se titulase peronista debía definirse públicamente contra el marxismo y participar de modo activo en la lucha”, expresión que tenía un destinatario demasiado obvio para tener que nombrarlo, pese a lo cual todavía revelaba una cierta reticencia por definir expresamente a los montoneros como otros de los representantes de la ideología que se repudiaba.

No obstante, la extensa “orden reservada” acotaba que “no se admitirá comentario, estribillo, publicación o cualquier otro medio de difusión que afecte a cualquiera de nuestros dirigentes” y para mayor abundamiento, se agregaba que “en las manifestaciones o actos públicos los peronistas impedirán por todos los medios disponibles que las fracciones vinculadas al marxismo tomen participación”, orden que se complementaba con la de “impedir la difusión de propaganda marxista por todos los medios”.


Aunque no hubo ninguna mención explícita, el texto era claro en el sentido de que el nuevo organismo centralizado de inteligencia cumpliría el papel más destacado en el nuevo escenario que se dejaba abierto: había nacido la Triple A.


La inmediata firma de los dos decretos que mencionamos más arriba ofrecía una notable coherencia en este terreno y mientras esto ocurría Montoneros preparaba un golpe de efecto que tendría una importancia sólo evaluada por quienes conocían los entretelones de la subversión: el mismo día en que Perón asumía la tercera presidencia, anunció a tambor batiente la alianza que bajo su nombre, más atractivo, concretaba con las marxistas Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) En los hechos, hacía rato que operaban juntos, que eran una misma cosa, pero la publicidad formal de esa realidad era toda una definición, una ratificación que incluía otro mensaje: Montoneros no retrocedería y por lo contrario, daba un paso hacia adelante en la Guerra Revolucionaria.



QUERÍAN “PELEAR DESDE ADENTRO”

Durante esa primera quincena de octubre del vertiginoso año 1973 se ajustarían los detalles de lo que originariamente se llamó Alianza Antiimperialista Argentina (AAA) pero que sobre la marcha del proceso de reclutamiento y el cometido de sus primeras acciones, se comenzó a conocer por la que sería su denominación definitiva: Alianza Anticomunista Argentina.

Tuvo un sello categórico: entre los hechos iniciales que fueron emblemáticos, el 9 de ese mes una poderosa bomba estalló en el estudio jurídico que el diputado nacional Rodolfo Ortega Peña tenía con su socio, el abogado Eduardo Luis Duhalde. Al mes siguiente, otro artefacto conectado al embrague estalló en el piso del automóvil del senador nacional por la provincia del Chubut, el radical Hipólito Solari Yrigoyen, quien estaba vinculado al ERP y no fue ajeno a la fuga de terroristas del penal de Rawson.


Poco antes, el 6 de octubre, con lo puesto, el gobernador Bidegain debió dejar su domicilio en La Plata para que, con resultado negativo, fuera revisado palmo a palmo por la brigada antiexplosivos a raíz de una falsa denuncia telefónica[12]. Aunque no había relación con esto último, a partir de ese momento las represalias antisubversivas comenzarían a manifestarse con un ritmo feroz.


Cualquiera fuera su título o militancia política, cualquiera que representara o estuviera relacionado con las organizaciones terroristas, podía ser una víctima de la Triple A. Con el correr de los días y cuando Perón ya era presidente de la república, los enfrentamientos y la nómina de los muertos crecería día a día e incluso la AAA daría a conocer comunicados con su sello, haciéndose responsable de los innumerables hechos en los que intervendría.

Pese a ello, los montoneros no se daban por aludidos; en sus pronunciamientos públicos mantenían su apoyo a la persona de Perón y reiteraban que estaban dispuestos a pelear desde adentro. Perón creía que la Triple A sería suficiente para librar la batalla. También a él, curiosamente, parecía escapársele la profundidad del proceso subversivo y en el caso de los montoneros la perseverancia por mantenerse dentro del peronismo signaría el panorama de los próximos meses. Visión estratégica que con el correr de los años se mostró acertada, permitiéndoles participar encumbradamente en todos los gobiernos justicialistas, de Menem en adelante.



PRIMERAS CONSECUENCIAS INTERNAS DE LA “ORDEN”


Ya esa primera quincena de octubre registraría las derivaciones internas de la “orden secreta” impartida por Perón para enfrentar a las guerrillas. Como no podía ser de otra manera, los gobernadores enrolados en la izquierda no protestaron durante las deliberaciones del 1° de octubre, pero se pusieron rápidamente en guardia pues no les resultaba difícil percibir que se iniciaba la etapa de la reacción a los avances del sector revolucionario.


Se había producido una de las primeras señales anticipadas: fue la renuncia preventiva de Rodolfo Puiggrós al rectorado de la UBA, el 1° de octubre, que le fue inmediatamente aceptada. En su carácter de agente de inteligencia soviético, el ex dirigente del PCA estaba muy bien informado del nuevo giro que tomarían los acontecimientos y no deseaba pelear por la supervivencia en un puesto de tanta importancia para la guerra cultural. Puiggrós consideraba que la batalla estaba perdida de antemano y más valía el intento de imponer un sucesor que pudiera pasar más o menos inadvertido en los movidos tiempos que se avecinaban.


Otra demostración del giro que se daba fue la denuncia que formuló el 4 de octubre Salvador Licciardi, delegado normalizador de la CGT de Salta. Durante una conferencia de prensa realizada en la Capital Federal[13] con el respaldo de los dirigentes de los gremios adheridos a dicha regional, hizo saber que “grupos guerrilleros están creando campos de adiestramiento de activistas” en esa provincia. Sin pelos en la lengua señalaron que el principal responsable era el dirigente clasista Armando Jaime “y lateralmente el gobernador Miguel Ragone junto con otros funcionarios”. Los denunciantes agregaron que el acto realizado en la provincia el 24 de septiembre para celebrar el triunfo electoral de Perón “fue copado por los guerrilleros de Jaime” y explicaron que un hecho similar ocurrió con motivo de los homenajes a Rucci, donde se notó la ausencia del gobernador Ragone. “En cambio, agregaron, los guerrilleros y clasistas de Jaime festejaron impunemente la desaparición del compañero Rucci”.


Enseguida la denuncia subió de tono, pues señalaron que el ejecutivo provincial a través de la Intendencia, de la Dirección de Trabajo y de la secretaría de Promoción de la Comunidad, entregaban dinero, medios de movilidad y armas a los terroristas.

Mientras se conocía que en la Capital Federal era desarmada una bomba de trotyl en un local del Partido Comunista y que otra destrozó en Santiago del Estero el automóvil del ministro de Gobierno, Adam Pedrini, en Córdoba renunció el interventor en la Universidad Nacional de esa provincia, junto con todos los decanos. A su vez, el gobernador Obregón Cano denunció que los últimos actos de violencia e intimidación “son obra de pequeños grupos al servicio de la dependencia y contra el proyecto de liberación y pacificación que el pueblo votó el 23 de septiembre”. Por su parte, el vicegobernador Atilio López declaraba en un discurso que “el pueblo votó por la consigna de liberación, sepultando para siempre toda propuesta encubierta o no de dependencia” y a continuación condenó “el asesinato de Rucci, de Grinberg, el tiroteo a la CGT, las bombas a legisladores y el atentado al secretario de FOETRA Córdoba, Francisco Gallardo”.

Añadió que quienes quieran agredir al pueblo o a su gobierno, “tendrán la respuesta de la ley y el profundo desprecio que merecen ‘los traidores y renegados’.” El lenguaje que se utilizaba era cada vez más pesado.
Simultáneamente comenzaron a producirse movimientos internos en las distintas gobernaciones. En Santiago del Estero, Carlos Arturo Juárez daba señales de identificación con el poder central y lo mismo hizo Elías Adre, en San Luis; en Santa Fe, Carlos Sylvestre Begnis se esforzaba por tranquilizar cualquier sospecha, pese a su enfrentamiento con el vicegobernador Eduardo Cuello, quien respondía a las ultraortodoxas 62 Organizaciones Gremiales; en Salta, el 8 el vicegobernador Olivio Ríos remitió directamente a Perón el texto de su renuncia en medio de los rumores que aseguraban el próximo alejamiento de Ragone, jaqueado por los ortodoxos; y en la conflictiva Mendoza se esperaban cambios profundos en el elenco ministerial y en aquellos otros funcionarios que “no fueran fieles a la doctrina justicialista”[14]. Habían comenzado las primeras manifestaciones de los grandes cimbronazos con que Perón iniciaba su gestión presidencial.



MIENTRAS, LA “TRIPLE A” SE ORGANIZABA

Ese fue el signo del mes de octubre, uno de los más tensos y movidos del nuevo período que se ponía en marcha. Lo hacía en medio de una innegable expectativa acentuada por el traspaso presidencial y por el crecimiento de la actividad guerrillera todavía no afectada por la irrupción de la AAA, que apenas daba sus primeros pasos mientras ajustaba su organización.


En tal sentido, el reclutamiento de sus integrantes se puso en marcha a partir de un heterogéneo listado de personas cuyas condiciones se evaluaban en el ministerio de Bienestar Social y en algunas dependencias oficiales ubicadas en el centro capitalino.

La tarea era por demás discreta por cuanto el desempeño de la organización sería, en los hechos, absolutamente ilegal, al menos en lo que se referiría a las acciones violentas. El personal reclutado no fue mucho – sí superaba el centenar – y quedó finalmente integrado por ex militares y ex policías que en su momento habían sido dados de baja. Por lo general, tenían antecedentes que les otorgaban un perfil bien ajustado a las acciones que se emprenderían. Asimismo, para atender la planificación de las operaciones se buscaron a ex funcionarios de inteligencia, también alejados de la administración de sus correspondientes estructuras.

La mayor parte de estas personas estaba compuesta por militantes de grupos extremistas, además de lo que podía calificarse como lúmpenes diversos cuya principal característica consistía en que eran hombres de acción, capaces de recibir cualquier tipo de órdenes, sin pestañear, impartidas por quienes en esos momentos constituían el poder político. Los gastos pertinentes provenían de fondos reservados y no fueron pocos los casos en que quienes participaron de las acciones se beneficiaron con el botín que pudo obtener. López Rega fue el inspirador indiscutido de esta faceta de la guerra que se vivió durante esos años y ejerció la más estrecha supervisión de los planes y su ejecución en el terreno.


El 1° de ese mes – octubre - en la zona llamada La Cañada, de la capital cordobesa, tres terroristas asesinaron a balazos al agente de policía José María Cuello con el objeto de quitarle el arma reglamentaria. El mismo día, también en la ciudad de Córdoba, el militante Justicialista Ramón Fajardo quedó herido de gravedad de un disparo en el abdomen y el 3, en la misma sala de redacción fue asesinado José Colombo, secretario del diario El Norte, de la ciudad bonaerense de San Nicolás de los Arroyos.

No se le conocía militancia alguna, aunque aparentemente hizo caso omiso a los mensajes que le hicieron llegar en el sentido de desprenderse de algunas amistades de izquierda, lo que habría sido confirmado por la posterior descripción del hecho que hizo la revista Estrella Roja, del ERP. Al día siguiente, en Haedo, provincia de Buenos Aires, dos guerrilleros le tendieron una emboscada al jefe de Bienestar de la Policía Federal, comisario inspector Rubén H. Contini, cuando intentaba subir a su automóvil y mediante fuego cruzado lo hirieron de muerte.

También el 4 de octubre, en la ciudad de Tucumán fue atacado otro policía, Casimiro Reyes Mansilla, a quien le dispararon desde un automóvil. Recién moriría el 10, pero antes reveló que había reconocido entre sus agresores a Víctor René Ponce, quien había quedado en libertad gracias al indulto y posterior amnistía de mayo de ese año, durante la presidencia de Héctor J. Cámpora. Igualmente, el 4 se registrarían otros trágicos sucesos.

En Córdoba, una organización de derecha no identificada asesinó al asambleísta de la UOCRA, Juan Avila, delegado de la CGT local. Otro gremialista caería ese día. Se trataba del ya mencionado Francisco Gallardo, quien pertenecía a la FOETRA; en Tucumán resultaron heridos de gravedad un policía y su joven mujer durante un intento de asesinato contra Eduardo Posse Cuello, diputado del FREJULI; en la Capital Federal fue ametrallado un local donde presidía una reunión el guerrillero de la JP, Dante Gullo, y hechos similares tuvieron lugar contra locales que pertenecían a la Juventud Trabajadora Peronista (JTP) ubicados en la ciudad de La Plata, Morón, Almirante Brown, Tres de Febrero y Parque de los Patricios, en tanto en Córdoba se produjo un intenso tiroteo que dejó nueve heridos de gravedad entre grupos rivales.


Los enfrentamientos crecían día a día y dibujaban un estado de cosas cada vez más incontrolable. El 5, cuando ya estaba en marcha el Operativo Dorrego, intentaron asesinar en Resistencia, Chaco, al dirigente peronista Víctor Sánchez, quien pertenecía a la corriente dirigida por Alberto Brito Lima, ya ubicado en una posición ortodoxa y en Córdoba se arrojaron bombas contra el domicilio del presidente del senado provincial, Norberto E. Tejada.


Ninguno de los grupos activistas, cualquiera fuera su ubicación política, se llamaba a descanso. El 8 de octubre, cuando faltaban sólo cuatro días para que Perón asumiera la presidencia de la república, fueron incendiados varios vagones del Ferrocarril General Belgrano; en la zona de Retiro, el Hotel Sheraton sufrió un atentado con un misil casero, cuya finalidad era atacar una empresa de origen norteamericano e incidir simultáneamente sobre el público turista; el delegado gremial José Arca fue secuestrado y lo mismo sucedió, en La Plata, con el industrial Mario Carminati, en tanto proliferaban los enfrentamientos entre sectores sindicales: en la sede de la Unión Tranviarios Automotor (UTA) quedaron heridos y contusos y en otros lugares los tiroteos culminaron con la muerte de Julio Carlos Julián y gravemente heridos Rodolfo M. Rodríguez y Angel J. Aurie.


El 9 estalló una bomba en las oficinas de los directores e ideólogos de la revista Militancia, los abogados Duhalde y Ortega Peña, hecho citado más atrás. Como también referimos anteriormente, fuera de esta cronología al día siguiente el ERP asaltó el depósito de medicamentos que en Valentín Alsina, provincia de Buenos Aires, poseían los laboratorios Bagó S.A. y el 11 fueron dos los sucesos más importantes: el asesinato del dirigente villero Nemesio L. Aquino y del agente de policía Nicolás Valenzuela.

El 12, Perón y María Estela Martínez – Isabelita –asumieron respectivamente la presidencia y vicepresidencia de la Nación en dos ceremonias realizadas, en ese orden, en el Congreso de la Nación donde prestaron juramento ante la Asamblea Legislativa y luego en la casa de gobierno. Afuera, una multitud acompañó la ceremonia que sólo fue empañada por más de trescientos intoxicados con café y jugo de naranja que estaban contaminados. Nadie dejó de sospechar que una mano montonera estuvo detrás del episodio.



“AYER ÉRAMOS “LOS MUCHACHOS”, HOY .......…”


En el país comenzaba a crecer un gran desorden. Se alimentaba con las versiones más insólitas que influían sobre una población jaqueada por el temor que provocaba el ritmo de los atentados y que no se acostumbraba a las noticias sobre las muertes violentas. Estas se habían convertido en una costumbre inaceptada y sólo para ese entonces la opinión pública sopesaba cuán profunda era la realidad que se le imponía. Pero lo hacía en forma de interrogantes: ¿Por qué había jóvenes que se rebelaban contra el orden constituido…? ¿No alcanzaban los votos para que se encarrilara la crisis? ¿No funcionaba, acaso, el régimen constitucional y democrático que había devuelto el poder a Perón?. En verdad eran pocos los que entendían los alcances de la Guerra Fría que determinaba el conflicto y la forma en que se lo había construido.


Mientras maduraba la crisis interna que carcomía a los justicialistas, los montoneros trataban de obtener un rédito político de esa dualidad que se dirimía a los tiros. Mantenían la ficción del respaldo a la figura del viejo líder pero no disimulaban la aversión que les producía Isabelita, el entorno sindical y especialmente la persona de José López Rega, los principales y más evidentes enemigos del proyecto de reemplazarlo al Viejo, a Perón, después de su muerte.


Sin embargo y a pesar del esfuerzo por mantenerse dentro del peronismo, mientras recordaban con añoranza la excelencia de los vínculos personales y políticos que habían mantenido en Madrid, enfrentaron la cruda realidad del rechazo de quien los había empujado a la acción. Durante un lapso de cuatro meses los montoneros trataron de navegar entre dos aguas, no mostrarse despechados e insistir en su estrategia de mantenerse dentro del PJ, aún cuando todos los indicadores anticipaban que fracasarían.


De todos modos, el desánimo los ganaría poco a poco hasta que más adelante, en otro editorial de El Descamisado la JP de la Tendencia ya se quejaría amargamente: “Antes éramos ‘los muchachos’ y éramos saludados por el jefe del movimiento con emoción por nuestra lucha; se honraban nuestros muertos y ahora, por ser como Perón dijo que tenían que ser los peronistas, por advertir que la lucha aún no ha terminado, que no tenemos todo el poder, que hay que trabajar para conseguirlo, que hay que organizarse y no ceder, por eso ahora nos señalan que hay otros partidos “socialistas” adonde podemos ir si queremos”. Y enseguida los montoneros se preguntarían con una mezcla de sorna y tristeza: “¿Por qué no nos dijeron antes, cuando peleábamos, que nos pasáramos a otros partidos?”.


Con ironía, Perón les había dicho poco antes que existían “cinco partidos de izquierda” y había agregado: “vayan a uno de ellos”[15] y el tono utilizado los indignó.




POR UN ANDARIVEL AMBIGUO Y DIFÍCIL

Pese a todo no hubo expulsiones y las relaciones transitaban por este andarivel ambiguo, por declaraciones que producían los dos sectores que luego eran interpretadas por la opinión pública como señales de una futura ruptura que nunca se concretaba. La demora era a su vez analizada por los observadores que querían entender lo que sucedía y sobre todo, lo que podría suceder. Pero el correr de los días sin definiciones de fondo demostraba que existía una suerte de statu quo, un equilibrio inestable y que Perón no las tenía todas consigo pese al enorme peso político que poseía. Las guerrillas constituían una realidad imposible de superar.


El cuadro de situación tendía a complicarse. Fue, sin dudarlo, una de las etapas de mayores confusiones y contradicciones de esa época en que Perón reasumía el pleno control de la vida política e institucional. Enfrentaba un escenario difícil que, además, también mostraba un cuadro regional por demás complejo. En Chile el gobierno de Salvador Allende había sido derrocado el 11 de septiembre, el país estaba quebrado económicamente y aún no era clara la situación . Existían rumores que hablaban de una posible reacción del extremismo y aunque todo indicaba que el pronunciamiento que encabezaba el general Augusto Pinochet se afianzaba con firmeza, muchos exilados buscaron refugio en la provincia de Mendoza donde Martínez Baca los respaldaba abiertamente.


En el Uruguay los tupamaros se mantenían activos y en el Perú, no obstante el derrumbe económico el gobierno socialista del general Velazco Alvarado adoptaba un perfil cada vez más duro y progresista. El terrorismo ejercido por Sendero Luminoso, ubicado en una posición maoista y con consecuentes conexiones con el comunismo chino[16], continuaba con sus operaciones rurales y urbanas, parecía indestructible y daba por tierra con el objetivo de los militares peruanos izquierdistas de reemplazarlo[17].

Perón apreciaba que con el poder férreamente asido en sus manos, las fintas con los montoneros terminarían por debilitarlos, les restaría solvencia a sus planteos ideológicos y lograría producir algunas quebraduras que lo favorecerían y dejarían bajo su mando a un sector de la izquierda partidaria que en el futuro podría dominar fácilmente, como siempre lo había hecho.

Sin embargo todavía no estaba en fuerza para revertir la situación. Martínez Baca avanzaba en su proyección hacia la izquierda; Ragone en Salta y Cepernic en Santa Cruz hacían lo mismo; en Buenos Aires, Bidegain seguía abiertamente conectado con la guerrilla y en Córdoba, tanto el gobernador Obregón Cano como el vicegobernador Atilio López, aliados a la Tendencia Revolucionaria eran los más activos en producir definiciones favorables al terrorismo. Todos coordinaban con los ocho diputados nacionales enrolados en esa corriente y operaban con los legisladores provinciales que les eran adictos. La situación estaba controlada pero inestable y no era fácil predecir siquiera lo que sucedería al día siguiente. Pero a pesar del vértigo de la política y el estado de ansiedad en que se desenvolvía la población, Perón era el referente por excelencia y se esperaba con expectativa sus próximas jugadas; mantenía el control del aparato del Justicialismo, sabía que la lucha interna era despiadada y hacía necesario una mano muy hábil para manejar los hilos de una situación que podía desbordarse al primer descuido.


Tal vez la mejor síntesis sobre el manejo interno del oficialismo, la dio el diputado nacional Jorge Manuel Camus quien declaró en San Juan que “la decantación doctrinaria es previa a la institucionalización del Justicialismo”[18]. El legislador estuvo moderado, pues desde el Consejo Superior Provisorio de la agrupación se instruyó a todos los organismos partidarios para que concretaran una inmediata “depuración del PJ”. Esta derivación del “documento reservado” suprimía de un día para otro a todas “las entidades y agrupaciones que funcionan en el ámbito partidario”, las que “no podrán continuar con sus actividades, a menos que exista un reconocimiento previo y expreso de ese organismo del peronismo”[19]. De un plumazo se suprimieron las Unidades Básicas Femeninas y se exigió drásticamente que las mixtas debían remitir sus antecedentes antes de reabrir sus puertas. Se trataba de cirugía mayor, de retomar el control absoluto del PJ, alejar de sus filas y eliminar a todos aquellos progresistas que avanzaban con su entrismo para capturar los niveles dirigentes o crear líneas internas cuya única finalidad era disputar por el poder partidario. Concretamente, quedaba inaugurada otra faceta de la lucha interna que también apuntaba a los sellos del aparato de superficie de los montoneros. De esa manera, se concretaba otra evidencia del traslado al orden nacional de los problemas internos que enfrentaban a los justicialistas entre sí.



EL “OPERATIVO DORREGO”



Como si esto fuera poco, desde el 5 de octubre el “Operativo Dorrego” ya estaba en marcha con la finalidad aparente de establecer buenas relaciones entre aquéllos y el Ejército. Gelbard derivó fondos para permitir el despliegue y entregar atuendos y comestibles de primera calidad para los novecientos jóvenes que fueron convocados para trabajar con cuatro mil militares sobre terrenos inundados de la provincia de Buenos Aires. La excusa consistía en abrir zanjas, reforzar defensas y reparar viviendas afectadas en determinadas zonas populares de las poblaciones del interior provincial; pero en los hechos se había iniciado una maniobra que, entre otras cosas, apuntaba a fortalecer la situación política del gobernador Bidegain y del sector al que éste pertenecía. También significaba la apertura de un vínculo con los jóvenes revolucionarios, asunto que entrañaba un gran contenido ideológico que despertó desde sus inicios prevenciones y resistencias, además de expresar una notable audacia por parte de quien concibió la idea.


Al respecto resultan interesantes algunos conceptos vertidos por el periodista Alejandro Mónaco quien en La Opinión[20] aseguró que “los militares llegaron a la conclusión de que solamente existen tres organizaciones de la juventud que representan auténticamente a corrientes de opinión y tienen posibilidad de movilizarla: la Juventud Peronista, la Juventud Radical y la Juventud Comunista (Federación Juvenil Comunista)”. De paso y mientras trataba de colocar en la escena a las organizaciones marxistas, el diario de Timerman elogiaba la posibilidad de alcanzar una convivencia, pues “durante la jornada de trabajo, cada uno hará su parte – oficiales y jóvenes – pero terminada la misma, estará el campamento, los clásicos fogones”. El matutino, siempre interesado en ponderar al “Operativo”, agregaba enseguida que la JP de Dante Gullo había elaborado “una cartilla de pautas para las futuras relaciones entre sus miembros y los oficiales”.


Por su lado, el diario La Razón, que en ese entonces tenía una fluida relación con la conducción del Ejército, tituló “Operación Codo a Codo” para anunciar el 5 de octubre la inauguración del proyecto con un curioso discurso del gobernador Bidegain, quien hizo notables esfuerzos para decir lo que quería, ocultar lo que no deseaba y no quedar en evidencia con contradicciones lingüísticas e ideológicas.

Al referirse a las recientes directivas a los gobernadores – la “orden reservada” – manifestó que “en el país no sólo están las tendencias ideológicas que polarizan su ingenio a favor de los intereses nacionales, sino que existen otras cuyo designio no es concordante con éstos últimos objetivos. De allí – prosiguió – que las posibilidades nacionales se encuentren comprometidas en un juego de pinzas que quiere destruir lo que coherentemente el pueblo ha dispuesto que se ejecute. …A la infiltración de izquierda – agregaba el vespertino – la denominó “marxista” y a la de derecha, “capitalista”.



EL CONTROVERTIDO CORONEL CESIO


El comandante general, general Carcagno, había brindado su visto bueno dejando la organización en manos de quien era uno de los principales impulsores de la iniciativa, el secretario general, coronel Juan Jaime Cesio[21], un hombre controvertido cuya carrera concluiría con la prohibición del uso del uniforme[22].
Cesio era de ideas progresistas y mantenía contactos con figuras de esa orientación y pese al cargo importante que desempeñaba dentro de la estructura de mando del Ejército, no disimulaba sus inclinaciones que en realidad no eran tomadas muy en serio. Muy pagado de sí mismo, estaba seguro de que poseía grandes dotes intelectuales y una especial capacidad para el ejercicio de las relaciones públicas. Sus primeras vinculaciones con elementos guerrilleros las inició en oportunidad de la fuga de la cárcel de Rawson, un suceso que, como se recordará, complicó a otro militar, en este caso retirado, Luis César Perlinger, quien finalmente fue detenido[23]. Desde su puesto de jefe de inteligencia del V Cuerpo de Ejército, con jurisdicción en esa zona, Cesio debió intervenir obligadamente y por la forma en que lo hizo despertó suspicacias que, a pesar de las derivaciones que provocó el grave y prolongado incidente, no pasaron de eso[24].

Fue el verdadero inspirador del “Operativo Dorrego” cuya planificación venía de arrastre, es decir, desde el 25 de mayo de ese año de 1973, cuando comenzaron a imaginarse todas las variables posibles para desarrollar un proceso de penetración en los diversos estamentos del estado. A pesar de los actos terroristas que se produjeron desde esa fecha hasta el asesinato de Rucci - y del grado de impresión que produjo en Perón, a quien por primera y última vez se lo vio llorar en público durante el entierro - el proyecto evolucionó hasta su puesta en marcha el 5 de octubre cuando ya estaba decidido el contraataque a los extremistas. En los hechos, fue una verdadera contradicción que únicamente pudo darse al amparo de la confusión que existía, la notable presión política de Gelbard para llevarlo adelante y el hábil trabajo de Cesio para terminar de convencerlo al propio Carcagno. Como el jefe del Ejército jamás dio la orden de suspenderlo y por el contrario, asentía con el proyecto, éste progresó administrativamente hasta poner sobre el terreno el combustible, alimentos, carpas, camiones y el personal que intervendría.

En determinados medios oficiales se argumentaba como justificativo que el “Operativo Manuel Dorrego para la Reconstrucción Nacional” serviría para poner paños fríos a las crecientes tensiones y hechos de violencia, por lo que una pacífica y conjunta operatoria entre militares y guerrilleros podría actuar como un bálsamo que aflojara las desconfianzas mutuas.

En realidad, lo que se buscaba consistía en que a partir de vínculos personales que pudieran surgir durante las tareas en común, los jóvenes guerrilleros trabaran relación con militares con la idea de continuar un vínculo que permitiría influir sobre ellos. Si eso se lograba, con el correr del tiempo se podría montar otro escenario y hasta contar con simpatías para lograr un mayor espacio político.
En varios lugares donde se levantaron los vivaques del Ejército, los responsables de los distintos grupos montoneros se presentaron a los oficiales a quienes les solicitaban compartir las instalaciones de campaña y “realizar charlas sobre temas de actualidad nacional y regional”[25], pero en todos los casos recibieron una respuesta negativa en razón de que las normas y reglamentos militares impedían el tratamiento de todos esos temas de instrucción, que solamente estaban a cargo de los maestros y de los oficiales y suboficiales instructores.

En alguna oportunidad las autoridades militares invitaron a los integrantes de la JP a participar de una misa a la que éstos no concurrieron, a la inversa de los pobladores y representantes de las fuerzas vivas, que sí lo hicieron, al mismo tiempo que reconocían los esfuerzos realizados por el personal militar en la tarea de reparación de alcantarillas y caminos, restablecimiento de líneas telefónicas y eléctricas y el pintado y reparación de escuelas y salas de primeros auxilios.



LLEGA A PERON UN DOCUMENTO SECRETO



El apoyo periodístico del diario La Opinión fue constante y aportaba detalles que no siempre eran recogidos por otros medios. En su edición del 7 de octubre daba cuenta del arribo de elementos pertenecientes a la Regional III de la JP y consignaba las declaraciones de su jefe, Miguel Angel Mosse. El territorio provincial seleccionado para el “Operativo Dorrego” fue dividido en cuatro zonas. La primera comprendía a los partidos de Bragado, 9 de Julio, 25 de Mayo y Saladillo. La segunda zona abarcaba a los partidos de Pehuajó, Carlos Casares, Bolívar y General Alvear. La tercera estaba formada por los partidos de Junín, General Viamonte, Lincoln y General Pinto y finalmente, la cuarta correspondía a Carlos Tejedor y Trenque Lauquen. Las fuerzas militares dependían de la 10° Brigada de Infantería y de la 1° Brigada de Caballería.


Mientras los trabajos se desarrollaban y nacían los primeros conflictos provocados por el comportamiento de los jóvenes revolucionarios, la conducción de la JP produjo un documento cuya parte substancial sostenía que “sabemos que en las filas del Ejército se expresan las mismas contradicciones que se manifiestan en el seno de la sociedad argentina, es decir los que anhelan la liberación y los que se identifican con la dependencia”.
El texto agregaba: “Pero sabemos también que un Proyecto de Liberación necesita contar con nuevos sectores sociales y políticos para romper la estrategia de aislamiento de la clase trabajadora que ha intentado imponer desde siempre el imperialismo”.


Se buscaba un evidente efecto político en medio de esos días convulsionados. Perón acababa de asumir la presidencia[26] y cuando ya había retomado la plena capacidad de iniciativa, Carcagno lo invitaba a participar del acto de clausura. Sin embargo un sexto sentido hacía que demorara la respuesta pese a lo cual ya se habían adoptado las previsiones del caso. La propaganda desplegada por la JP intentaba por un lado alabar al Ejército pero por el otro demostraba una actitud distante que crecía a medida que transcurrían los días. Mientras el general Carcagno declaraba en la ciudad correntina de Monte Caseros que “el resultado es altamente satisfactorio” y que abrigaba la esperanza de que en el futuro “también se logre el apoyo de otros elementos representativos del quehacer nacional”, las versiones sobre la eventual presencia de Perón en la ciudad de 25 de Mayo donde se clausuraría el 23 de ese mes de octubre el “Operativo Dorrego”[27], fueron utilizadas dándoles el sentido de una señal de apoyo a la JP.


Surgieron rumores y contrarrumores y en el seno del Ejército se ahondaron las inquietudes hasta que un coronel que había tenido un marcado protagonismo político durante la presidencia del general Onganía, redactó un memorándum de solamente una hoja pero que contenía diez puntos que analizaban de manera contundente lo que sucedía. La información que aportaba sobre el intento extremista de manipular política y operativamente el desarrollo del Operativo, resultó reveladora. El efecto fue inmediato: desde la Casa Rosada el propio Perón dio una contraorden y suspendió el viaje.



SE ROMPE EL MONOPOLIO DE LA ACCIÓN TERRORISTA



Al manipuleo político del “Operativo Dorrego” se sumaban nuevos actos terroristas y uno de ellos marcó una escalada en la búsqueda de efectos. Dos días después de que Perón asumiera la presidencia, el 14, fue asesinado en Rosario el bioquímico Constantino Razzetti, vicepresidente del Banco Municipal de esa ciudad y militante de la Resistencia Peronista. Al día siguiente tuvo lugar un violento enfrentamiento entre facciones rivales en la ciudad de Formosa y el 17 un grupo terrorista ametralló en Córdoba la casa del dirigente de la UOM, Eduardo Palumbo; el 18 se registró un atentado contra el secretario general del FOECYT, Carlos Fernández, pero el suceso más resonante ocurrió durante la mañana del 20: un avión Boeing 737 de Aerolíneas Argentinas que se dirigía a Santa Fe y Salta, con cuarenta y tres pasajeros y seis tripulantes, fue secuestrado en pleno vuelo y desviado a la boliviana ciudad de Yacuiba.


El episodio se prolongó durante más de cuarenta horas, mientras la máquina permanecía estacionada en medio de la pista de tierra del aeródromo de esa calurosa ciudad. Dentro del avión la temperatura ascendía a cuarenta y siete grados centígrados y los captores se negaron a permitir el descenso de los pasajeros más afectados – entre ellos dos niños – mientras amenazaban con tomar represalias ante cualquier intento de recuperación por parte de las tropas bolivianas que inmediatamente rodearon al Boeing. El presidente de Bolivia, general Hugo Banzer conversó personalmente con Perón y aceptó el pedido de no negociar ni aceptar las condiciones que pretendían los terroristas, cuatro integrantes de la banda uruguaya Tupamaros [28].


El suceso tuvo una gran repercusión y mantuvo en vilo a la opinión pública. Ante la firme negativa de las autoridades que también se negaron a proporcionar una aeronave que les permitiera llegar a Cuba, poco a poco los rehenes fueron puestos en libertad y sólo quedaron a bordo el capitán de Fragata (R) Ernesto M. Campos y Carlos Alvarez, – ambos eran diputados nacionales por el FREJULI – el científico francés Jean Lorenzo y el piloto y copiloto Antonio Guelli y Jorge Fornes respectivamente. Poco después, estos también descendieron junto con los uruguayos, a quienes se les prometió la entrega de salvoconductos para salir del país y viajar a La Habana.


El 20, el agente de la policía de Rosario, Rafael Rivero, fue herido de gravedad con un balazo en el abdomen y el 22, a las 6,30 de la mañana, una bomba de alto poder estalló en la casa de gobierno de Mendoza, que produjo un herido; poco después el ERP secuestró al gerente general de la empresa aérea suiza Swissair, Kurt Schmidt, quien a la semana fue dejado en libertad después de pagar un rescate de casi cuatro millones de dólares.


También el 22 se reunió en la Capital Federal la conducción nacional de la Juventud Universitaria Peronista (JUP) para reclamar al gobierno el mantenimiento de la política que había inaugurado Puiggrós, que éste fuera mantenido en su cargo o que, en su defecto, se lo designara en la UBA a Ernesto Villanueva, quien horas después se entrevistó con Lima, a la sazón secretario general de la presidencia. Previamente, en las facultades de todo el país la organización perteneciente a la Tendencia Revolucionaria declaró el estado de alerta general e inició movilizaciones para demostrar que no estaba dispuesta a abandonar el importante baluarte político que había conquistado con Cámpora.


La guerrilla imponía su sello a una situación, que entre otros conceptos fue interpretada de la siguiente manera por el periodista Mariano Grondona[29]: “El terrorismo, en efecto, circula por cuatro canales. Consiste, a veces, en el asalto a cuarteles o edificios públicos: el caso más importante de esta clase desde que el peronismo es poder se dio el 6 de septiembre en el copamiento del Comando de Sanidad del Ejército. Otras veces el terrorismo deriva en el secuestro de personas; el gobierno peronista atravesó esta prueba, especialmente con el rapto del apoderado del diario Clarín, al que siguieron las solicitadas exigidas por los raptores, el 11 de septiembre. Hay una tercera vía: el homicidio, que culminó el 26 de septiembre con Rucci. Y la cuarta vía, el secuestro de aeronaves, se ha dado ahora. En un mes y medio, así, el nuevo gobierno se vio sometido a todas las variaciones principales de la acción subversiva”.


En realidad, el terrorismo era múltiple y transitaba por más de cuatro canales. La Triple A culminaba su organización y formaba parte activa del contraataque que día a día tomaba más cuerpo y era más contundente. El eufemismo que la calificaba “una organización de extrema derecha” como fórmula a favor de su anonimato, daría paso poco después, a responsabilizar las acciones que cometía con su propio nombre. En los hechos, lo que sucedía es que se había roto el monopolio de las iniciativas: las guerrillas dejaban de ser las únicas que asesinaban.





“¿CONTINUARÁN ATACANDO A LAS FUERZAS ARMADAS? ”




Para ese entonces, los rumores sobre las intimidades del “Operativo Dorrego” comenzaron a circular por los distintos medios. Se hablaba de desmanes cometidos por los integrantes de la JP que abandonaban de noche los campamentos que tenían asignados, e irrumpían en las poblaciones cercanas a solicitar agresivamente dinero. Hubo casos de violaciones cuyas denuncias no prosperaron para evitar el bochorno de las víctimas y el diario 9 de julio, de la ciudad homónima, denunció el asalto a mano armada de un importante comercio de productos agrícolas y recordaba el robo a una joyería, ocurrido el mismo día en que se inauguró el “Operativo”. Para los dos casos, se preguntaba las razones que determinaron la parálisis de las investigaciones.


En la ciudad de 25 de Mayo, donde se clausuraría el “Operativo”, la población estaba indignada por los destrozos cometidos en la sede ferial de la Sociedad Rural; entre otros bienes, quedó virtualmente destrozada una antiquísima e inmensa carreta que había utilizado uno de los pioneros del lugar. Sus maderas fueron utilizadas para encender fogatas, se quebraron postes y maderos y las paredes de las instalaciones quedaron pintarrajeadas con consignas y expresiones subidas de tono.


En la localidad veinticinqueña de Norberto de la Riestra y en otros lugares, los jóvenes revolucionarios – que para identificarse utilizaban solamente los nombres de guerra - insistieron en mantener reuniones para debatir temas de actualidad con el personal militar. Esto fue denegado de manera reiterada, aún cuando las presiones aumentaron hasta tal punto que quien sería un importante dirigente de FAR – Montoneros se presentó como “oficial superior de la organización” a interrogar a quien tenía la responsabilidad militar de los efectivos que allí se desempeñaban, sobre “los motivos por los cuales no se puede desarrollar la reunión solicitada”. Entre las respuestas que recibió del entonces capitán Valiente, una fue formulada en forma de interrogante: “¿su organización continuará con los ataques a las Fuerzas Armadas y al Ejército en particular?”. Asombrado, el guerrillero no supo responder y tras un elocuente silencio, se despidió mientras sonreía y mantenía su negativa a identificarse aduciendo “razones de seguridad”.



UNA GUERRA DE SOLICITADAS


El mismo día de la clausura, 23 de octubre, se desató una guerra de solicitadas. En una de ellas, la Rama Juvenil del Movimiento Nacional Justicialista, identificada con la ortodoxia partidaria, expresó que “asistimos con repugnancia a una nueva traición de los pseudo peronistas”. Calificaba a sus oponentes de “esbirros de los imperialismos” que “nuevamente amenazan con sus armas nuestra profunda vocación de unidad y diálogo fecundo”. De Firmenich y Quieto decía que eran “enanitos”, sobre todo por una expresión del primero que había sostenido en Córdoba el 17 de octubre[30], que “…Perón es presidente, por ahora sólo tiene la banda y el bastón de mando …”. Agregaba que sus oponentes de izquierda debían definirse “… como lo que son, tristes personeros de un imperialismo que negocia con Rockefeller pero lo asesina a Rucci. Es hora ya que se saquen la careta peronista y descubran definitivamente su identificación plena con la Internacional Marxista - Leninista a la que pertenecen”.


El mismo día, las 62 Organizaciones – núcleo principal de la CGT – publicaron otra extensa solicitada concebida en términos similares aunque más analítica, donde se acusaba a “esos individuos (que) han puesto en tela de juicio la jerarquía presidencial de nuestro líder, en un burdo intento de minimizar su acción como Conductor de la Argentinidad…Es un agravio ante el cual no se puede permanecer en silencio…”. En los hechos, se repetían conceptos y palabras de la “Orden Reservada”.

También el 23 de octubre, el gobierno de la provincia de Buenos Aires publicó su propia solicitada en respaldo del “Operativo Dorrego” y daba a conocer la nómina de reparaciones que se habían efectuado, sin distinguir el papel desempeñado por los militares o los elementos de la JP. Con Perón ya en el poder se entrecruzaban públicamente las posiciones enfrentadas; el contenido de la “Orden Reservada” se hacía cada vez más evidente y en el medio de esta confrontación quedaba colocada la jefatura del Ejército, en tanto el tenor de las declaraciones anunciaban una profundización del conflicto.



“NOSOTROS QUEREMOS LA DEMOCRACIA PERONISTA”



Una clara señal de la confluencia que tenían los comunicados y el carácter de incentivo a las tensiones instaladas, lo dio en 25 de Mayo el contenido de un documento distribuido por Juan Carlos Dante Gullo que, entre otras cosas, sostuvo que “la juventud ha puesto su sangre para echar a la dictadura militar”. Agregó que “hoy, cuando todo viene fácil, otros sectores pretenden erigirse en dueños del Movimiento y se arrogan la tarea depuradora”. Enseguida aludió al papel de “las vicegobernaturas (sic) – excepto en Córdoba, todas opuestas a la Tendencia Revolucionaria – desde las que se ha armado una conjura que hoy opera en todo el país para sacar de sus cargos a los gobernadores que han sido elegidos por la voluntad del pueblo” y a continuación sostuvo que “con decretos de un Consejo Provisorio se dice que de ahora en adelante se dirá quién es peronista y quién no…”. Anunció acto seguido que “la JP se opondrá con todas sus posibilidades a este intento de destrucción y desorganización del Movimiento Peronista…Nosotros queremos la democracia peronista para elegir a verdaderos dirigentes. Lo correcto no es cerrar locales ni la afiliación, sin miedo a los infiltrados, pues sólo el concurso de todos los peronistas ahogará todo intento de infiltración…”. Los montoneros recogían el guante y reiteraban que no retrocederían.


Durante el acto de clausura efectuado desde un palco levantado sobre la calle principal, a espaldas de la plaza de la ciudad, se ubicaron junto a los militares los jefes guerrilleros Gullo, Leonardo Bettanin, Guillermo Amarilla, Juan Carlos Añón y Miguel Angel Mosse. Para la media mañana se había difundido la noticia de que Perón no concurriría a la ceremonia y los militantes de la JP – la mayoría había viajado expresamente para participar de la ceremonia - eran contenidos por los organizadores que con intercomunicadores manuales y claras señales de su capacidad de organización, “impartían expresas instrucciones de no gritar consignas partidarias durante el desfile de los efectivos militares, pero simultáneamente ordenaron no aplaudir a las tropas”[31].


Bidegain y Carcagno hablaron para ponderar lo actuado y comenzó a inferirse de sus palabras la intención de repetir “el encuentro entre dos sectores que estaban enfrentados”. Luego comenzó el desfile y los montoneros lo hicieron en distintos grupos que sirvieron para que se identificaran con estandartes que llevaban los nombres de guerrilleros muertos.

Carcagno aludió a “tarea compartida” pero desconocía que su suerte estaba echada. Perón averiguaba quiénes podrían integrar el listado de los futuros ascensos en la fuerza a propuesta de su comandante y en su despacho revisaba la lista de los senadores justicialistas que debían intervenir en la aprobación o el rechazo de los pliegos correspondientes.

Faltaba una semana para noviembre, un mes que marcaría la brusca aceleración del conflicto y un rápido ascenso de la violencia en medio de un verdadero baño de sangre. El contraataque se haría cada vez más firme pero recibiría su respuesta.







(CITAS DEL TEXTO)



[1] Ob. Cit. Página 283. La autora agrega que cuando vino exilado al país el ex jefe del Ejército de Chile, general Carlos Prats, Gelbard le dio trabajo en Juan Cincotta S.A., una empresa controlada por Fate. El ministro se quejaba de la puntillosa contracción al trabajo del militar chileno, lo que le insumía un alto costo pues debía disponer de más de tres turnos de custodios.
[2] Ver Tomo I, Capítulo IX.
[3] Seoane. Ob. Cit. Página 286. Desde la Unión Soviética y Cuba ingresaban toneladas de material escrito para la propaganda. Ver Tomo I, Capítulo III.



[4] El personal de las FF.AA. que se reincorporó fueron oficiales y suboficiales.
[5] Ver Tomo I, Capítulo III y IX.
[6] Entre otros la integraban Ernesto Paenza, Simón Duvchavsky, Marcos Bedzrodnik, Roberto Gold y Samuel Sivak.


[7] Seoane. Del prólogo de El burgués maldito.
[8] El oro de Moscú. Editorial Planeta, páginas 281 y siguientes.
[9] Participaron todos, sin excepción. La noticia fue anticipada por el diario La Razón, en su ejemplar del lunes 1°. El martes lo hizo La Opinión que suministró algunos detalles de importancia sobre la nueva organización. Esta fue provista de un armamento moderno y de gran poder, que se guardaba en el entrepiso del Banco Hipotecario y en los sótanos del ministerio de Bienestar Social; fue descubierto cuando en 1976 asumió elgobierno militar.



[10] Benito Llambí. Ob. Cit., página 334.
[11] Con ese título el diario La Prensa las publicó en su edición del 2 de octubre.
[12] Diario La Opinión del 7 de octubre; página 12.


[13] Edición del 5 de octubre del diario La Opinión. Página 9.
[14] Diario La Opinión. Edición del 9 de octubre.
[15] Roberto García. Ob. Cit.



[16] Ver Tomo 1, Capítulo VI.
[17] Un artículo firmado por Manuel Tagle en el matutino La Prensa del 11 de mayo de 1973, sostenía que “la revolución militar peruana ha entrado ya en la etapa de las definiciones comunizantes irreversibles”, con signos reveladores del “avance del régimen hacia la ‘cubanización’ del país…”.
[18] Diario La Opinión, edición del 16 de octubre, página 12.


[19] Diario La opinión, edición del 19 de octubre, página 12.
[20] Edición del 4 de octubre. Página 8.
[21] Cuando se produjo la fuga del penal de Rawson, era jefe de inteligencia del V° Cuerpo de Ejército – comandado entonces por Carcagno - y ya estaba bajo observación. En 1968 había estado destinado en Francia, donde fue testigo del llamado Mayo Francés que a fines de ese mes estalló en París cuando la ciudad fue ocupada durante varios días por contingentes de estudiantes de izquierda a los que la policía no pudo dominar. Cesio se mostró un entusiasta de ese proceso de alto contenido ideológico, que obligó a De Gaulle a movilizar a las tropas.

[22] Fue durante la presidencia de Alfonsín.
[23] Ver Tomo I, Capítulo XIV.
[24] Ver Tomo I, Capítulo XIV.
[25] Relato del entonces capitán Armando Nobel Valiente.
[26] Lo hizo con amplio respaldo. En nombre de la UCR, Balbín decía que esperaba el éxito del nuevo gobierno y a la ceremonia realizada en el Congreso, asistieron los ex presidentes Frondizi, Guido y Cámpora, el ex vicepresidente Lima y quien fuera candidato por la APF, Manrique. Los dos primeros decretos que firmaría Perón luego de la transmisión del mando, en la Casa de Gobierno, fue la designación de Lima en el importante cargo de la Secretaría General de la Presidencia y el que designaba oficialmente a López Rega como secretario privado, con retención del ministerio de Bienestar Social. Toda una definición.
[27] La Opinión, edición de 20 de octubre, página 9.

[28] Diario La Nación, ejemplar del 21 de octubre.
[29] Diario La Opinión, edición del 24 de octubre, pág

agrega un comentario


Patriota antiperoncho
Por Mazorca - Sunday, Jan. 13, 2008 at 11:08 AM

Evita y peron solo veian la plata, nunca les importo ni los nazis ni los moiyes ni nadie.
A los peronchos hay q prenderlos fuego a todos junto con los gorilas.

Viva el fascismo!
Viva el NS!
Viva Juan Manuel de Rosas!
Viva la Iglesia Catolica!

Por una Argentina sin zurdos degenerados, ni liberales, ni moiyes usureros..


Uno de por ahi..

agrega un comentario


Student
Por Alan Lano - Friday, Feb. 01, 2013 at 5:59 PM
alan.lano86@gmail.com

Good evening, I saw this article, but I do not understand Spanish ? Can you translate this article to English, please ?

agrega un comentario