Julio López
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La burguesía le teme al "asambleísmo" de los trabajadores
Por reenvio Clarin - Friday, May. 20, 2005 at 4:18 PM

Esta es la editorial de hoy del Clarín.

Ricardo Roa
EDITOR GENERAL ADJUNTO DE CLARIN
rroa@clarin.com

Salarios, internas y política

El deterioro salarial no alcanza a explicar la multiplicación de los conflictos gremiales. Hay internas sindicales y motivaciones políticas detrás de ellos, que crecen al ritmo de una economía que se normaliza y en la que la puja distributiva es natural.

El país ha salido virtualmente del default. La economía sigue creciendo a tasas muy altas y el Estado, acumulando superávit. Se recuperó visiblemente el empleo y se recompuso también la rentabilidad de las empresas, aunque en magnitudes diferentes.

Pero los salarios cayeron un 12% promedio desde 2001. La peor suerte la corrieron los estatales, que están un 26% abajo, como los que trabajan en negro y representan a casi la mitad de la población laboral. En cambio, los sueldos en blanco del sector privado recuperaron su poder de compra. Sin embargo, la torta crece y hay una percepción en todos de que se puede reclamar y sacar una mejor porción.

El Gobierno veía con buenos ojos estas demandas: movilizaban el mercado interno. Pero la amenaza de la inflación cambió todo. Inició una cruzada contra la suba de precios y dejó de incentivar la de salarios. La CGT se mostró comprensiva, al punto de aceptar la postergación del Consejo del Salario. Pero la CTA, rota su alianza con Kirchner, que no le concede la personería, lleva hoy a sus estatales a la calle.

**Otra cosa cambió: hay conflictos por fuera de los sindicatos. Otros estallan dentro, pero sin acatar a la conducción. Así, emerge un gremialismo asambleísta y difícil de conducir. El sindicato surgió precisamente para derrotar la asamblea, para darle disciplina a la protesta. No hay disciplina en el asambleísmo.**

Cuando una economía se normaliza es inevitable que aparezcan los reclamos. El default deja salarialmente ganadores y perdedores. Los petroleros ganan como nunca. Otros gremios se han rezagado. Pero la inflación afecta a todos porque castiga a todos. En su mayoría, el sindicalismo lo sabe. Sabe —por peronista— que cuando se desata la carrera, los sueldos van por la escalera y los precios por el ascensor.

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Ni parlamentos ni sindicatos: ¡consejos obreros!
Por socialismo o barbarie - Friday, May. 20, 2005 at 4:47 PM

Para luchar contra el capital hay que luchar también contra el sindicato.

Anton Pannekoek

I - [La organización y sus primeras formas]



La organización es el principio fundamental de la lucha de la clase obrera por su emancipación. De ello se deriva que, desde el punto de vista del movimento práctico, el problema más importante es el de las formas que debe asumir tal organización. Estas formas están naturalmente determinadas tanto por las condiciones sociales como por los objectivos de la lucha. Lejos de ser un resultado de los caprichos de la teoría, sólo pueden ser creadas por la clase obrera que actua espontáneamente en función de sus propias necesidades inmediatas.

Los obreros crearon los sindicatos en la época en que el capitalismo iniciava su expansión. El obrero aislado se veia reducido a la impotencia: por ello tenía que unirse con sus compañeros si quería luchar y discutir con el capitalista la duración de la jornada laboral y el precio de su propia fuerza-trabajo. En el seno del modo de producción capitalista, patronos y obreros tienen intereses antagónicos: su lucha de clase tiene por objeto la repartición del producto social globall. Normalmente, los obreros reciben el valor de su propia fuerza-trabajo, es decir, la suma necesaria para mantener su capacidad de trabajo. La parte restante de la producción constituye la plusvalia, la parte que va a la clase capitalista. Para acrecentar sus propios beneficios, los capitalistas tratan de rebajar los salarios y de aumentar la duración de la jornada laboral. Por ello, en la época en que los obreros eran incapaces de defenderse, los salarios descendían por debajo del mínimo vital, los jornadas laborales se hacían más largas y la salud física y nerviosa del trabajador se deterioraba hasta tal punto que ponía en peligro el propio futuro de la sociedad. La formación de los sindicatos y la promulgación de leyes que regulasen las condiciones de trabajo -fruto de una dura lucha de la clase obrera por las condiciones de su propia existencia- eran indispensables para que es restableciesen las condiciones de trabajo normales en el interior del sistema capitalista. La propia clase explotadora acabaría admitiendo que los sindicatos son necesarios para canalizar las revueltas obreras e impedir los riesgos de una explosión imprevista y brutal.

Se produjo así el desarrollo de organízaciones políticas, cuyas formas -es cierto- variaban a menudo de un país a otro en función de las situaciones políticas locales. En América, donde toda una población de labradores, artesanos y comerciantes, ignorantes de la sumisión feudal, podía expandirse libremente explotando los recursos naturales de un continente cuyas posibilidades parecían infinitas, los obreros no tenían la sensación de formar una clase aparte. Como todos los demás, estaban imbuidos del espíritu pequeñoburgués de la lucha individual y colectiva por el bienestar personal, y podían esperar, por lo menos en cierta medida, que sus aspiraciones se verían satisfechas. Con escasas excepciones, sobre todo entre grupos de emigrantes recientes, nunca se sintió la necesidad de un partido de clase distinto.

En Europa, por otro lado, los obreros se vieron arrastrados en la lucha de la burguesía ascendente contra el orden feudal. Pronto tendrían que crear partidos de clase y, tras aliarse con una fracción de las clases medias, combatir por la obtención de derechos políticos y sindicales, libertad de expresión y de reunión, sufragio universal e instituciones democráticas. Para su propaganda, un partido político necesita unos principios generales: para rivalizar con los demás, necesita una teoría que contenga ideas precisas y definidas sobre el futuro. La clase obrera, en la que ya habían germinado los ideales comunistas, descubrió su propia teoría en la obra de Marx y Engels que exponía de qué modo la evolución social haría pasar al mundo del capitalismo al socialismo por medio de la lucha de clases. Esta teoría figura en los programas de la mayor porte de los partidos socialdemócratas europeos, en Inglaterra, el partido laborista, creado por los sindicatos, profesaba opiniones análogas, aunque más vagas: una especie de comunidad socialista era -a sus ojos- el objetivo final de la lucha de clases.

Los programas y la propaganda de todos estos partidos presentaban la revolución proletaria como el resultado final de la lucha de clases; la victoria de los obreros sobre sus opresores significaría, además, la creación de un sistema de producción comunista o socialista. Sin embargo, mientras durase el capitalismo, la lucha práctica no tenía que trascender el marco de las necesidades inmediatas y de la defensa del nivel de vida. En un régimen democrático, el Parlamento era el lugar en el que se enfrentaban como en un campo cerrado los intereses de las diferentes clases sociales: capitalistas grandes y pequeños, terratenientes, campesinos, artesanos, comerciantes, industriales, obreros, todos tienen intereses específicos, que sus respectivos diputados defienden en el Parlamento, todos participan en la lucha por el poder y por su parte del producto social. Los obreros, por consiguiente, deben tomar posiciones, y la misión de los partidos socialistas consiste en luchar en el plano político de modo que sean satisfechos sus intereses inmediatos. Estos partidos obtienen de éste modo los sufragios datos obreros y ven acrecentada su influencia.



II - [El devenir del viejo movimiento obrero]



El desarrollo del capitalismo ha cambiado todo esto. Las pequeñas oficinas han sido sustituidas por las grandes fábricas y las gigantescas empresas en las que trabajan miles o decenas de miles de personas. El crecimiento del capitalismo y de la clase obrera ha tenido como consecuencia el crecimiento de sus respectivas organizaciones. Los sindicatos, que en su origen eran grupos locales, se han transformado en grandes confederaciones nacionales, con centenares de miles de miembros. Deben recoger sumas considerables para sostener huelgas gigantescas, y sumas todavía más enormes para alimentar los fondos de socorro mútuo. Se ha desarrollado toda una burocracia dirigente, un estado mayor pletórico de administradores, de presidentes, de secretarios generales, de directores de periódicos. Encargados de negociar con los patronos, estos hombres se han convertido en especialistas habituados a contemporizar y a ponerse del lado de los "hechos". En definitiva, ellos lo deciden todo, desde el empleo de los fondos el contenido de la prensa; frente a estos nuevos patronos, los afiliados de la base han perdido prácticamente toda su autoridad. Esta metamorfosis de las organizaciones obreras en instrumentos de poder sobre sus propios miembros no carece de antecedentes históricos: siempre que una organización ha crecido desmesuradamente, ha escapado el control de las masas.

Idéntico fenómeno se ha producido en las organizaciones políticas, que se han transformado de los pequeños grupos de propagandistas que eran en un principio, en grandes partidos políticos. Sus verdaderos dirigentes son los diputados del Parlamento, cuya función es, en efecto, la de conducir la lucha real por el cauce de los organismos representativos, en los que ellos hacen carrera. Son ellos quienes redactan los editoriales, dirigen la propaganda, formen a los cuadros de rango inferior, ejercen una influencia preponderante sobre la política del partido, tienen derecho de voto, colaboran en la propaganda, pagan las cuotas y mandan sus delegados a los congresos del partido, pero ésto no son más que poderes formales, ilusorios. Por sus características, la organización se asemeja a la de los demás partidos, que no son sino grupos de políticos profesionales que tratan de cosechar sufragios por medio de slogans y de ocupar una parcela del poder. Cuando un partido socialista dispone de un elevado número de diputados, se alía con otros partidos contra las formaciones políticas más reaccionarias, para formar una mayoría parlamentaria. Desde este momento, no solamente aparece una multitud de alcaldes o concejales socialistas, sino que algunos de ellos llegan incluso a ministros u ocupan los más altos cargos del Estado. Una vez instalados en etos lugares, son naturalmente incapaces de actuar en calidad de representantes de la clase obrera, de gobernar en favor de los trabajadores contra los capitalistas. El verdadero poder político y la propia mayoría parlamentaria siguen en manos de las clases explotadoras. Los ministros socialistas deben inclinarse ante los intereses de la sociedad global, es decir, ante los intereses del Capital. Probablemente, les veremos proponer medidas capaces de satisfacer las reivindicaciones inmediatas de los obreros y presionar a los demás partidos para que las hagan adoptar. De ese modo se convierten en intermediarios -alcahuetes- y cuando, tras sus chalaneos, logran conseguir pequeñas reformas, se dedican a convencer a los obreros de que se trata de reformas importantísimas. Como instrumento de estos líderes, el Partido socialista acaba limitándose a la tarea de defender estas reformas y convencer a los obreros de que las acepten, dejando de estimularles a combatir por sus propios intereses, adormeciéndoles y apartándoles la lucha de clases.

Por lo que respecta a los obreros, las condiciones de su lucha se han deteriorado. La fuerza de la clase capitalista ha crecido enormemente, paralelamente a sus riquezas. Con otras palabras, la concentración del capital en manos de unos pocos capitanes de las finanzas y de la industria, la misma coalición patronal, ponen a los sindicatos frente a un poder que ahora es mucho más fuerte, a menudo casi inexpugnable. Además, la feroz competencia desatada entre todos los capitalistas del mundo para conquistar los mercados, las fuentes materias primas y el poder mundial, explica que partes cada vez más importantes de plusvalia se destinen a la fabricación armas y a la guerra: la caída de la tasa ganancia obliga a los capitalistas a aumentar la tasa de explotación, es decir, a rebajar el nivel real de los salarios. Los sindicatos topan así con una resistencia mucho grande, más encarnizada, y los viejos métodos se hacen progresivamente impracticables. Cuando negocian con los patronos, los dirigentes sindicales ya no son capaces de arrancarles gran cosa. Y aunque no ignoren la fuerza alcanzada por los capitalistas, están tan poco dispuestos, por su parte, a luchar (desde el momento en que su lucha podría arruinar financieramente a las organizaciones y comprometer su propia existencia) que se ven forzados a aceptar las propuestas patronales. Su actividad principal consiste, por consiguiente, en calmar el descontento de los obreros y en presentar las ofertas de los dadores de trabajo bajo una luz más favorable. Incluso en este sentido los líderes sirven de mediadores entre las clases antagonistas. Si los obreros rechazan estas ofertas y se lanzan a la huelga, los jefes se ven obligados o bien a oponerse a ellos o bien a darles a entender que toleran la lucha, pero con la precisa intención de que termine lo más pronto posible.

Sin embargo, es imposible detener la lucha o reducirla a un mínimo: los antagonismos de clase y la capacidad del capitalismo para reducir el nivel de vida obrero crecen continuamente, y por ello la lucha de clases debe seguir su curso: los trabajadores se ven obligados a luchar. De vez en cuando, espontáneamente, rompen sus cadenas, sin preocuparse de los sindicatos, incluso a despacho de los compromisos y de los convenios firmados en su nombre. Si los líderes sindicales consiguen retomar la dirección del movimiento, se asiste a una extinción gradual de la lucha, como consecuencia de un pacto firmado entre los capitalistas y los jefes obreros. Lo cual no significa que una huelga salvaje prolongada tenga posibilidades de triunfar; es algo demasiado restringido y limitado a los grupos directamente interesados. De un modo puramente indirecto los patronos se ven obligados a mostrarse prudentes por temor a que se repitan este tipo de explosiones. Sin embargo, estas huelgas constituyen la prueba de que la gran batalla entre el Capital y el Trabajo no puede terminar, y que, si las antiguas formas de acción se revelan impracticables, los trabajadores se comprometen a fondo y crean espontáneamente otras nuevas. Su revuelta contra el Capital se convierte, el mismo tiempo, en una revuelta contra las formas de organización tradicionales.



III - [Las formas de organización revolucionarias]



Son muchos los que continúan concibiendo la revolución proletaria bajo el aspecto de las antiguas revoluciones burguesas, es decir, como una serie de fases que se originan unas a partir de otras; primero, la conquista del poder político y la formación de un nuevo gobierno; después la expropiación, por decreto, de la clase capitalista; y finalmente, una reorganización del proceso de producción. Pero, de este modo, el resultado sólo puede ser una especie de capitalismo de Estado. Para que el proletariado pueda convertirse realmente en el patrón de su propio destino, es preciso que cree simultáneamente su propia organización y las formas del nuevo orden económico. Estos dos elementos con inseparables y constituyen el proceso de la revolución social. Cuando la clase obrera consiga organizarse en un cuerpo único capaz de llevar a cabo acciones de masas potentes y unificadas, la hora de la revolución habrá sonado, ya que el capitalismo sólo puede enseñorearse de los individuos desorganizados. Y cuando las masas organizadas se lanzan a la acción revolucionaria, mientras los poderes constituidos están paralizados y empiezan a disgregarse, las funciones de dirección pasan del antiguo gobierno a las organizaciones obreras. Desde este momento, la tarea principal es la de continuar la producción, asegurar este proceso indispensable a la vida social. En la medida en que la lucha de clase revolucionaria del proletariado contra la burguesía y contra sus órganos es inseparable de la confiscación, por parte de los trabajadores, del aparato de producción y de la extensión de dicha confiscación el producto social, la forma de organización que une a la clase en su lucha constituye simultáneamente la forma de organización del nuevo proceso de producción.

En este marco, la forma de organización en sindicato o en partido, originario del periodo del capitalismo ascendente, ya no presenta la menor utilidad. Estas formas han sufrido, en efecto, una metamorfosis, transformándose en instrumentos al servicio de jefes que no pueden ni quieren comprometerse en la botella revolucionaria. la lucha no la llevan a cabo los dirigentes: los líderes obreros aborrecen la revolución proletaria. Así, pues, para llevar a buen fin su batalla, los trabajadores tienen necesidad de nuevas formas de organización con las cuales mantener firmemente en sus manos los principales elementos de fuerza. La pretensión de construir o imaginar formas nuevas sería vana, pues éstas sólo surgen de la lucha efectiva de los propios obreros. Pero basta con fijarse en la práctica para descubrirlas, en estado embrionario, en todos aquellos casos en los que los trabajadores se rebelan contra los viejos poderes.

Durante una huelga general, los obreros toman las decisiones en asambleas generales. Eligen comités de agitación, cuyos miembros son revocables en cada momento. Si el movimiento se propaga a un gran número de empresas, la unidad de acción se realiza por medio de comités ampliados, que reúnen a los delegados de todas las fábricas en huelga. Estos delegados no deciden el margen de la base ni tratan de imponerle a ésta su voluntad. Su papel es el de simples correas, que expresan las opiniones y los deseos de los grupos e los que representan y, viceversa, que transmiten a las asambleas generales, encargadas de discutirlas y tomar las decisiones, las opiniones y los argumentos de los demás grupos. Revocables en todo momento, no pueden desempeñar un papel dirigente. Los obreros deben elegir solos su propio camino, decidir por sí mismos la dirección que debe tomar su acción: el poder de decidir y de actuar, con todos los riesgos y responsabilidades que comporta, es de su exclusiva competencia. Y cuando la huelga acaba, los comités desaparecen.

Existe un solo ejemplo de una clase obrera industrial moderna que haya desempeñado la función de fuerza motriz de una revolución política: es el ejemplo de las revoluciones rusas de 1905 y 1917. En cada fábrica, los obreros eligieron a sus delegados, la asamblea general de los cuales constituía el "soviet" central, consejo en el que se discutía la situación y se tomaban las decisiones. Allí se encontraban las opiniones procedentes de las diferentes fábricas y allí se clarificaban las divergencias y es formulaban las decisiones. Pero los consejos, a pesar de tener una influencia directiva sobre la educación revolucionaria que se iba realizando por medio de la acción, no eran de hecho organismos de mando. Sucedía a veces que todos los miembros de un consejo eran arrestados, y nuevos delegados los sustituian; otras veces, cuando la huelga dejaba paralizadas a las autoridades, los consejos ejercían todos los poderes a escala local, y los delegados de las profesiones liberales se unían a ellos, en representeción de sus respectivos sectores de actividad.

Esta organización consejista desapareció tras la revolución. Los centros proletarios eran simples islotes de la gran industria perdidos en el océano de una sociedad agrícola en la que el desarrollo capitalista todavía no se habia iniciado. La misión de sentar las bases del capitalismo quedó en manos del partido comunista. Fue éste quien se hizo cargo del poder político mientras los soviets quedaban reducidos el rango de órganos sin importancia con poderes puramente nominales.

Las viejas formas de organización, los sindicatos y los partidos políticos, y la nueva forma de los consejos (soviets) pertenecen a fases diversas de la evolución social y tienen funciones totalmente distintas. Las primeras tenían por objetivo el reforzamiento de la situación de la clase obrera en el interior del sistema capitalista, y están ligadas al periodo de su expansión. El objectivo de la segunda es, en cambio, el de crear un poder obrero, abolir el capitalismo y la división de la sociedad en clases; y está ligada al periodo de decadencia del capitalismo. En el seno de un sistema ascendente y próspero, la organización de los consejos es inviable, desde el momento que los obreros se preocupen únicamente de mejorar sus propias condiciones de existencia, cosa que hace posible la acción sindical y política. En un capitalismo en decadencia, presa de la crisis, este último tipo de acción resulta vano, y aferrarse al mismo no puede sino frenar el desarrollo de la lucha y de la actividad autónoma de las masas. En épocas de tensión y de revuelta crecientes, cuando los movimientos huelguísticos es expanden por países enteros y hacen tambalear las bases del poder capitalista, o cuando después de una guerra o de una catástrofe política la autoridad del gobierno se delega y las masas pasan a la acción, las viejas formas de organización ceden su puesto a las nuevas formas de autoactividad de las masas.



Por la acción directa.



En este punto surge una cuestión de excepcional importancia: ¿cómo es posible deducir la existencia o el florecer de una voluntad de lucha en el seno de la clase obrera? Para contestar, hemosde alejarnos, ante todo, del ámbito de las disputas entre los partidos políticos -concebidas sobre todo para burlarse de las masas-y dirigirnos hacia el interés económico, que es el lugar hacia el que las masas dirigen intuitivamente su áspera lucha destinada a defender su nivel de vida. En este sentido se hace evidente que con el paso de la pequeña a la gran empresa, los sindicatos dejaron de ser instrumentos de lucha proletaria. En nuestra época, se están transformando paulatinamente en organismos de los que el capital monopolista se sirve para dictar alternativas a la clase obrera.

Cuando los trabajadores empiezan a darse cuenta de que los sindicatos son incapaces de dirigir su lucha contra el capital, le tarea más inmediata es la de descubrir y aplicar nuevas formas de lucha- la huelga salvaje. Este es, en efecto,. el medio para librarse de las tutelas ejercidas por los viejos líderes y por las viejas organizaciones, el medio que permite tomar las iniciativas necesarias, juzgar el momento y las formas de la acción, fijar todas las decisiones útiles; en este nuevo marco, los obreros deben encargarse ellos mismos de hacer propaganda, de extender el movimiento y de dirigir la acción. Las huelgas salvajes constituyen explosiones espontáneas, la manifestación auténtica de la lucha de clase contra el capitalismo. Hasta hoy, seguramente, no se han dado apenas objetivos más generales: pero esto no impide que expresen de un modo concreto el nacimiento de una nueva mentalidad en las masas rebeldes: la acción autónoma, ya no dirigida por los jefes: el espíritu de independencia, y ya no de sumisión: la voluntad de lucha activa, y ya no la aceptación pasiva de órdenes caídas del cielo; la solidaridad y la unidad indestructible con los compañeros, y ya no el deber impuesto por la afifiación política y sindical. Esta unidad en la acción, en la huelga, corresponde, por supuesto, a la unidad en el trabajo productivo de cada día: lo que lleva a los trabajadores a reaccionar de este modo, como un solo hombre, es la actividad colectiva, el interés común frente a un patrón capitalista común. Todas las posturas individuales, todas las fuerzas de carácter y de pensamiento, exaltadas y tensas al extremo, se unen, por medio de las discusiones y de las decisiones, en un objetivo común.

En el curso de la huelga salvaje, se delinean ya los rasgos de una nueva orientación práctica de la clase obrera, de una nueva táctica: el método de la acción directa. Estas luchas constituyen la única rebelión que cuenta frente a las potencias degradantes y regresivas del capital internacional, del capital-patrón del mundo. Cierto, a pequeña escala, tales movimientos están casi irremediablemente destinados a terminar bruscamente en un fracaso total, son simplemente signos premonitorios. Para convertirse en movimientos eficaces, se requiere una condición: la conquista progresiva de las masas. Efectivamente, sólo el miedo de ver estas huelgas extenderse al infinito puede inducir el capitalista a pactar. Si la explotación deviene cada vez más intolerable -lo cual es indudable- la resistencia no dejará de renacer y afectará a masas cada vez mayores. Cuando esta resistencia asuma una amplitud tal que produzca graves perturbaciones en el orden social, cuando los trabajadores ataquen al Capital en su propia esencia, es decir, en la posesión de las empresas, deberán entonces afrontar el poder del Estado y sus inmensos medios. La huelga asumirá entonces un carácter necesariamente político; los comités de agitación, encarnación de las comunidades de clase, asumirán funciones sociales de otra magnitud, comenzando a revestir la forma de consejos obreros. A partir de este momento, despuntará en el horizonte la. revolución social, el hundimiento del capitalismo.



Consejos o Estado.



El socialismo que nos ha transmitido el siglo XIX no era más que la creencia en una misión social atribuida a los jefes socialistas y a los politicastros profesionales: transformar el capitalismo en un sistema económico puesto bajo la dirección del Estado, exento de toda forma de explotación y que diese a todo el mundo la posibilidad de vivir en la abundancia. El inicio y el fin de la lucha de clases era que el único medio que tenían los obreros de conquistar la libertad consistia en llevar a estos socialistas al gobierno.

¿Por qué ésto no se verificó? Porque el insignificante gesto que se hacia durante el breve peso por una cabina electoral no tenía apenas relación con una lucha de clase real. Porque los politicastros socialistas querían luchar por sí solos contra el inmenso poder de la clase capitalista, mientras las masas trabajadores, reducidas al rango de espectadores pasivos, contaban con este puñado de hombres para transformar el mundo. ¿Cómo era posible que, así las cosas, los politicastros no se hubiesen abandonado a la rutina, siempre dispuestos a justificarla, a sus ojos, por haber remediado, con medidas legislativas, los abusos más escandalosos? Hoy es evidente que el socialismo, en el sentido de gestión estatal y planificada de la economía, corresponde al socialismo de Estado, y que el socialismo en el sentido de emancipación de los trabajadores, exige un cambio total de orientación. La nueva orientación del socialismo consiste en la autogestión de la producción, en la autogestión de la lucha de clase por medio de los consejos obreros.

Las transformaciones económicas producen sólo poco a poco cambios de mentalidad. Educados a creer en el socialismo, los obreros se hallan completamente desconcertados al ver que éste conduce ahora a resultados totalmente opuestos, a un empeoramiento de la esclavitud. Es realmente duro llegar a comprender que el socialismo y el comunismo se han convertido en sinónimos de doctrinas de sujección. La nueva orientación no puede afirmarse de la noche a la mañana, requiere tiempo: es posible que sólo la nueva generación sea capaz de darse cuenta de su necesidad en toda su amplitud.

Al terminar la primera guerra mundial, la revolución internacional parecía inminente; la clase obrera se alzaba con la gran esperanza de ver sus viejos sueños transformados en realidad. Pero eran suefios de libertad parcial, y por ello no podían realizarse.

Actualmente, es decir, después de la segunda guerra mundial, sólo la esclavitud y el exterminio parecen inminentes; los días de esperanza están lejanos, pero emerge confusamente una tarea, que es el gran objetivo a cumplir, la auténtica libertad.

Más poderoso que nunca, el capitalismo se afirma como patrón del mundo. Más poderosa que nunca, la clase obrera debe afirmarse en su propia lucha para dominar el mundo. El capitalismo ha descubierto formas de represión más poderosas que nunca. La clase obrera debe descubrir y servirse de formas de lucha más poderosas que nunca.

Hace un siglo, cuando los obreros constituian una pequeña clase de individuos pisoteados y reducidos a la impotencia resonaba la consigna: "¡Proletarios de todos los países, uníos! No tenéis otra cosa que perder que vuestras cadenas, y tenéis todo un mundo a vuestro alcance". Desde entonces los obreros se han convertido en la clase más numerosa de la sociedad: se han unido, pero de un modo todavía imperfecto. Solamente han formado grupos, grandes o pequeños, pero no han logrado todavía su unidad como clase. Se han unido de una forma superficial, externa, pero no en esencia, en profundidad. Y, sin embargo, siguen sin tener otra cosa que perder que sus cadenas; y lo que, por otra parte, pudiesen perder, tampoco lo perderían precisamente luchando, sino sometiéndose temerosamente. El mundo que está a su alcance empieza a ser vagamente entrevisto. En otro tiempo, los trabajadores no podían representarse claramente ningún objetivo capaz de unirles, y por ello sus organizaciones acabaron convirtiéndose en instrumentos del b capitalismo. Hoy, el objetivo se delinea más claramente; frente a un dominio reforzado por medio de una economía planificada bajo la autoridad del Estado, se encuentra lo que Marx llamaba la asociación de los productores libres e iguales. Es preciso unir, a la llamada a la unidad, una indicación sobre el objetivo: ¡Tomad las fábricas y las máquinasl ¡Imponed vuestro poder sobre el aparato productivo! ¡Organizad la producción por medio de consejos obreros!

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jajaj, la Burguesía le tiene miedo a los pequeñísimoburgueses trosquistas de la facu?
Por El Oligarca - Friday, May. 20, 2005 at 5:13 PM
movimiento_stalin_vive@hotmail.com

jajjajajaja, no tienen algo mas ridiculo que decir no? realemnte para el humor son insuperables, lacra inmunda clasemediera....vayan a organizar una asamblea de vendedores de velas a Palermo Soho o a San Telmo, trozcos inútiless!!!!!



La línea de Trotski, en ésta y en otras cuestiones, será siempre la de «duro con los obreros y blando con los burgueses». En el VIII Congreso se planteará abiertamente la cuestión del fusilamiento, par parte de Trotski, de muchos comunistas, acusados de infracciones secundarias, o que se oponían a su línea. Como hemos visto, cuando se trataba de los miembros de los viejos destacamentos o de las debilidades de los viejos guerrilleros, Trotski utiliza siempre las expresiones más despectivas e insultantes. Pero cuando se trataba de los oficiales «alcohólicos» o «borrachos» de Tsaritsin, entonces la «brutal agresividad» de Stalin ya no le parece justificada. Más tarde, en la polémica sobre la cuestión sindical, cuando se planteó la necesidad de reforzar la dirección del Partido sobre los sindicatos, no se le ocurrió más recurso que el de «sacudir» a los sindicatos, y establecer una disciplina «militar» para el conjunto de la clase obrera. De cara al campesinado, proclamará la irreversible hostilidad de los campesinos al Poder proletario al mismo tiempo que, en lo económico, propondrá concesiones sin límites al capitalismo nacional y extranjero y se opondrá a la construcción del socialismo. Esta política, de implacable dureza con los «de abajo» y de sonrisas y concesiones a los «de arriba» constituye el eje, la médula del trotskismo. Trotski ha podido hacer pasar este descarado derechismo por «izquierdismo» debido al lenguaje grandilocuente y a las actitudes marciales a través de los cuales este burocratismo despótico ha sido defendido

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Miren como tiemblo Miren como tiemblo....bailaré sobre sus tumbas
Por Miren como tiemblo...bailaré sobre sus tumbas - Friday, May. 20, 2005 at 5:30 PM

Miren como tiemblo Miren como tiemblo....bailaré sobre sus tumbas

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Si, de que trabajadores
Por Gorvachot - Saturday, May. 21, 2005 at 12:14 AM

Ustedes solo parecen aceptar el asambleismo de los obreros pero con las asambleas populares de los barrios no paso lo mismo, la izquierda las hizo mierda, no permitieron todas las voces, todos los matices, solo querian lo que tubiese que ver con el marxismo. y ahora se hacen los democraticos, no como cuando iban a lasa asambleas de vecinos a bajar linea y a hablar de la clase obrera.

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Yo creo que ni siquiera eso
Por Cupa - Saturday, May. 21, 2005 at 1:51 AM
auto_gobierno@yahoo.com.ar

La gente que vos mencionàs en realidad solo querìa asambleas que tuviesen que ver con sus propios partidos, que tuviesen que ver con "las masas" representadas POR ellos, que tuviesen que ver con la auto-proclamada "vanguardia consciente"
Todo muy lejos de la filosofìa Marxista, que enseña justamente lo contrario.
Para ser breve: se cagan olimpicamente en el Marxismo.
Destruyendo la herramienta natural (que son las asambleas) muestran su incapacidad total para conducir o acompañar responsablemente cualquier proceso colectivo.

saluditos autogestionarios

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Herramienta natural????
Por Mario - Saturday, May. 21, 2005 at 2:00 AM

Cupa, no seas Gil. herramienta natural lasasambleas de vecinos de clase media??????
Esas asambleas de 20 vecino que no querian ser llamados entre si ni camaradas ni compañeros, sino simplemente ciudadanos o vecinos proque decian que lo otro era de politicos?????
QUe solo defendian su bolisllo??????
que hablaban bien de Elisa CArrio y de Kirchner??????
que muchos decian que habia que ir con los CGP??????

A eso verdaderamente le llamas vos la herramienta natural????

Vamos Cupa!!

Vos sabes bien proque protestabamos la gente de izquierda en las asambleas. Puteabamos contra todo eso!!!

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ASIMISMO... coincido con Cupa
Por panopticon - Saturday, May. 21, 2005 at 11:26 AM

¿O conocen ustedes otra cosa que sepa remplazar LA ASAMBLEA democraticámente?
O sera más "natural" la importación de "obreros trotskistas" y burócratas rentados por el partido?
Basta de mentirse a si mismos. El barrio es un espacio de diversidad y como tal heterogeneo, plural. No podría ser de otro modo socialmente.
Si quieren asambleas obreras y homogeneas búsquense una fábrica donde poder vivir y votar como proletarios. Alli las asambleas tendrán decididamente un cáracter de clase... hasta que un día los mismos laburantes reunidos en asamblea terminen muy naturalmente echando a patadas a todos los troskos y stalinos aparateros... procedentes de la clase media, obviamente.

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Muy bien
Por Podrido del mismo dicurso - Saturday, May. 21, 2005 at 11:34 AM

Entonces no dicutamos ni ayudemos a que las cosas cambien. Respetemos entonces silenciosamente y medomcraticamente y derechamente la opinion de los vecinos Ibarristas y sigamos con los mimos de siempre, reproducionedo el issitema capitalista.

Para que carajo queres una asamblea????

Si uqeres podes llevarte una vela.

Kirchneristas e Ibrristas, aflojen con su parodia de democracia light.

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Otra cosa
Por Podrido del mismo dicurso 2 - Saturday, May. 21, 2005 at 11:39 AM

Gorvachot, muy burguesito el, dice que la izquierda fue la responsable de que las asambleas se hayan disuelto.

La derecha no querido Gorvachot?

Deja de juntarte con la gente de Ibarra nene.

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Podrida del mismo discurso troskista de cafetin
Por Villur kía - Saturday, May. 21, 2005 at 6:34 PM

que repite los mismos discursos troskistas para troskistas convencidos del troskismo..
Existe un mundo por fuera del "programa de transision", un mundo de primera fuera de la IV, Jajajajay
Otra izquierda es posible.

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Lo que hay que hacer es liquidar a los troskistas
Por Mariscal BRESNEV - Saturday, May. 21, 2005 at 7:11 PM
movimiento_stalin_vive@hotmail.com

fíjense la URSS: duró casi un siglo porque supo liquidar a tempo a los troskistas , sino, se hubiese atomizado y disuelto enseguida

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Santos Kirchneristas Batman!!
Por Martin - Sunday, May. 22, 2005 at 3:00 AM

Volvio Villurka, el ultimo Kirchnerista romantico

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Ultimomomento
Por Martin - Sunday, May. 22, 2005 at 3:04 AM

El cegepista Gorvachot y el Kirchnerista Villurca se unen y forman un nuevo partido democratico progresista.

Ya estan listas las fichas de afiliacion.

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Interesante
Por Elecoloco. - Sunday, May. 22, 2005 at 1:45 PM

Lei todos los articulos, peor el anteproyecto, por si solo, no deja lugar a otro tipo de pensamientos. Personalemtne creo que esto es una cortina de humo impresionante. Ya con estar perdiendo tan interesadamente el tiempo en esto, me huele realmente mal.
Ni hablar de la gente que esta metida adentro, no hay uno que no tenga el culo sucio ahi, tanto grupos politicos, comenzando por DDHH del gobierno, Luis Duhalde, el progre que cobraba sobresueldos, las asambleas populares de vecinos que no hacen otra cosa que ir con los punteritos radiclaes del barrio desgarrandose la ropa "por los derechos humanos" y el estado impecable del barrio y la placita ironicamente autodenominada "Che guevara" que es como ver a Mauro Viale avavando al propio comandante, un vómito.
Que raro ue no esta metida tambien ahi la asamblea de bahia blanca y Gaona, que en tranzar con el gobierno fueron pioneros en el barrio.

Realmente todo esto da que pensar, uno nuca sabe si lo hcen de estupidos o de oportunistas. Peor siempre, en definitiva, fue asi el "porgresismo" de la gente de los barrios, siempre se enredo en este tipo de cosas, como dije, o por ignorancia o por ambicion lucrativa, por comodidad o por meras ganas de figurar.

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martincito
Por Florio Pondi - Tuesday, May. 24, 2005 at 11:21 PM

MARTIN, ya gorvachot te conoce.

Si querés imitarlo te espera donde sabés, en la plaza Guevara, sábados a las 17 hs mas o menos. Venite y hacete pasar por él. ;-)

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El cegepismo es anterior
Por Monarca - Wednesday, May. 25, 2005 at 6:02 PM

El cegepismo, como lo llaman es anterior a el de las asambleas populares, si bien se potencio despues de ellas por mero temor a la invacion roja y a que las asambleas adoptaran un carater socialista.

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no conozco ninguna plaza Guevara
Por Martin - Wednesday, May. 25, 2005 at 7:46 PM

si queres , citame en una plaza real, que exista, y voy.

saludos

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Deq qu hablan
Por Juan Salvo - Thursday, May. 26, 2005 at 1:22 AM

Deq ue hablan...?
De la placita Nacha Guevara????
Ponganme al tanto

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hacete el oso mariposo
Por gorvachot - Thursday, May. 26, 2005 at 7:01 PM

martincito, venite cuando quieras. Vos no sabés lo que no te conviene mijito ;-)

Sos tan enfermo que estás todo el día encerrado en tu casa con la pobre de tu vieja. Y cuando salís, solo vas al supermercado King's (a metros de tu casa) y volvés a pelotudear en indymedia.

Es alarmante tu estado de decrepitud cerebral.

Un buen feca con rivotril te sacará (por algunas horas) las ganas de imitar gente cobardemente por internet.



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entoces citame en la Plaza Falcón, que así se llama
Por Martincito - Thursday, May. 26, 2005 at 7:15 PM

citame en la plaza Falcón y voy.

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Ok
Por Gorvachot - Thursday, May. 26, 2005 at 7:36 PM

Martincito no se porque no puedo sacarte de mi cabecita, Pero venite a "la Falcon" que con los pibes te vamos a triturar todos los huesos y vas a saber lo que es la verdadera democracia obrera. Te animas?
O sos cagon?

BOLUDO!!!!!

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...
Por ... - Thursday, May. 26, 2005 at 9:21 PM

ese no es gorvachot

pelamzo!

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Hey!!!
Por Martincito - Thursday, May. 26, 2005 at 9:34 PM

Entonces quien mierda me esta desafiando!!!

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Yo tambien creo lo mismo
Por el ancla - Thursday, May. 26, 2005 at 9:46 PM

Hay un pelotudito copiando a Gorvachot.

Esto dejaria de suceder si Indymedia permitiese la registracion (no obligatoria) del usuario, haciendo inviolable de tal forma el nombre adoptado. Soy consciente que no resolvera todos los problemas. Pero en lo sucesivo se podria "pensar" quitando uno del medio. Y no es poco...
Salud

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Ok, che
Por NO POLICIA - Thursday, May. 26, 2005 at 9:59 PM

Pero no te parece que para eso esta la policia??
No te parece que estas adoptando una medida que es bien tipica de la policia?

Me da miedo como opinas che, pedis registracion en un sitio como este donde hay libertad todo porque a vos decis que te copian. No me parece.

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¡Martincito, estas para el Borda!
Por mar chiquita - Thursday, May. 26, 2005 at 10:04 PM

¿NO SERAS VOS MISMO ( TU DOBLE INCONSCIENTE ) QUE QUERES HACERTE LA PELEA, PARA QUE NO QUEDEN DUDAS DE TU HOMBRIA?.
PARA LOKO !!! ESTAS DESAFIANDO A TU PROPIO ENEMIGO INTERNO, OJO CON PISAR TU SOMBRA. JAJAJAJAJAAAAAA!

AHORA BUENO, POSTA, INCLUSO ME DA QUE LA COSA NO ES CON VOS.
ALGUIEN MUY AL PEDO SE LA ESTA AGARRANDO CON GORVACHOT
PARA HACERLO CALENTAR. Y NO SE SI HACE BIEN EN NO CONTESTAR.

LOS COPIADORES MERECEN EL DESPRECIO DE TODO INDYMEDIA.

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No te hagas el libertario, "no policia"
Por el que no mastica vidrio - Thursday, May. 26, 2005 at 10:28 PM

Al hablar de registracion me refiero a la inscripcion ANONIMA Y VOLUNTARIA de un sobrenombre (real o imaginario) QUE NO PUEDA SER VIOLADO por imitadores malintencionados. Con lo cual seguiras siendo anonimo y pudiendo usar todos los apodos que quieras.
¿O se puede ser libre sin respetar a los demas, sin respetar la unicidad de quien sea?
¿O sera que a vos te convienen las cosas asi, para poder agraviar clonando al que no te guste?.

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Exijo un debate urgente sobre Clonación y sus alcances morales y políticos en Indy.
Por NO POLICIA - Thursday, May. 26, 2005 at 11:16 PM
nopoliciasnicensoresenindy@hotmail.com

Bueno, ahora en serio. La discusión me parece de los mas boluda andar con registros es lo mismo que andar sin los mismos, además solo seria para los que están interesados en inventarse personajes con sobrenombres que, claro, solo conocen sus amigos y nadie mas. Si yo me pongo “cacho” y alguien también firma como cacho, entonces me pongo pepe, y así, de ultima es un sobrenombre y nada mas.., que sirve como paso burocrático del sitio para luego poder expresarnos libremente de la manera que nosotros querramos.
Yo creo que si alguien se pone igual que yo, cosa que no se porque hay que prohibir, a mi pensamiento no le hace del todo daño ni nada, salvo que si, mis amigos que se divierten con migo inventando personajes con sobrenombres de fantasía se van a confundir. En ultima instancia son nombres, un caso un poco mas complejo es que falceen comunicados de organizaciones o partidos.., en ese caso indy tambien da la posibilidad de desmentirlos por parte de las organizaciones.

Yo se que algunos servicios o boludones al dope joden a veces, pero bueno, uno debe preguntarse si no es uno también el que jode a los demás que no tienen ganas de leerlo. No hay que ser tan soberbio y dejar que todos digan lo quieran y se llamen como quieren. Lo mismo para los que piden que se editen los comentarios, se censure a la gente por pensar diferente o por hacer criticas contrarias a nuestros intereses o a nuestra agrupación, partido, o lo que sea.

Esto es indymedia, esto no es A.T.C. y ya estamos mas que podridos de los que vienen pidiendo documentos, registracion de nombres, censura, o que levanten comentarios que no les favorecen.

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...
Por ... - Thursday, May. 26, 2005 at 11:40 PM

lo que se registran son casillas de mail entonces, las cuales si son irreptibles (no como cacho, aunque cacho hay uno solo!), se comprueba que esa casilla sea de la persona que registra enviando un mail de activación, si no querés no te registrás y tolis, no te fuerza nadie a registrarte ni nadie decide quien es el verdadero, sólo te dice que el mail es de la persona que lo registro

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Hay Gorva....
Por NO POLICIA - Friday, May. 27, 2005 at 12:11 PM

Tu comparación con lo que seria una dirección de mail y to posterior deducción son erradas. Que tiene que ver esto con una dirección de mail?

Dos direcciones iguales de mail no puede haber así como no puede haber dos domicilios iguales, pues sino un mail con esa dire no sabría donde llegar o llegarían mails que no me corresponden a mi casilla privada. Que tiene que ver con esto que es un foro para escribir mensajes que son leídos por todos?

Tu ejemplo es muy errado y tendencioso.

PD: Deja de mandar mensajes en apoyo a vos mismo.

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"no policia" = Milonga Fridman
Por sabandija - Friday, May. 27, 2005 at 12:25 PM

Milonga Fridman = Bardo = Policia

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Estas en ROJO
Por Gorvachot - Friday, May. 27, 2005 at 7:20 PM

Salut querido Martincito. Ya sabes que estas en rojo y tenes una gran deuda social. Como que no dejes de molestar a nuestro grupo con tus comentarios injustificados te vas a comer una patoteada ya que no escarmientaste con nada. Todos sabemos de que estas encerradito en tu habitacion, transpirando ymolestando a los que luchan por otra sociedad. Bien que fracasaste con tu parodia de democracia obrera sin clase media de por medio, hoy por hoy la clase media, como que sigas jodiendolos te va a pegar una patada en el culo. estas avisado. Cuidate.

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Yo creo que
Por Tarambanana - Friday, May. 27, 2005 at 7:40 PM

Yo cro que la burguesía le importa tres carajos y se caga de risa de todos los que son ajenos a su condición, ni hablar del "asambleísmo" de los trabajadores.
Disculpen la ausencia de tecnicismos pero creo que igual se entiende.

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ojalá la burguesía fuera así de estúpida
Por todo el poder a los soviets - Friday, May. 27, 2005 at 8:34 PM

los trabajadores ya estaríamos gobernando.

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Yo no dije que era estúpida
Por Tarambanana - Friday, May. 27, 2005 at 8:40 PM

Dije que le importa tres carajos los demás y el "asambleísmo" de los trabajadores.
Uy...perdón claro, al decir esto estoy fuera de la "lógica" de la lucha de clases, y eso le puede joder a alguien. Y bueno, los que así lo crean, jodanse.
Mientras la burguesía sigue saqueando y los trabajadores (los menos)"asambleando".

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