Julio López
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VieJo y NueVo SinDicaLismo
Por Colectivo Nuevo Proyecto Histórico - Thursday, Jun. 02, 2005 at 6:32 AM
correo@colectivonph.com.ar

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El método asambleario y la acción directa se va abriendo camino contra la verticalidad del gobierno de partidos y los viejos sindicatos. En los barrios y los cortes de ruta, en escuelas y hospitales, las universidades y los muelles. En las Asambleas de Quito y los Cabildos Abiertos del Alto en Bolivia. En Caleta Olivia y en el Conurbano Bonaerense de  Argentina. Entre los blancos y negros, los indígenas y mestizos. En el estado y la actividad privada, los servicios y la industria. Con el obrero okupa y el vendedor ambulante, los artistas y las putas. En el campo y la ciudad, en astilleros y el transporte. Entre la juventud y los adultos, los desocupados y los ocupados. Entre los viejos y los chicos, los sexos y los géneros. Sean estudiantes y analfabetos, precarios y registrados. Donde nace la asamblea muere un poco el patrón y el estado. Cuando las asambleas decidan sobre el destino social de la vida se habrá terminado con el capitalismo.

 

 

 

Colectivo Nuevo Proyecto Histórico

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La Soberanía Asamblearia:

Registrados y precarios, estatales y privados, okupas y sin salario.

(Primicia para Indymedia)

 

 

"Pero se ha de recordar,
pa hacer bien el trabajo,
que el fuego, pa calentar
debe ir siempre por abajo."

Martín Fierro.

 

“La ley nos burla y el Estado
oprime y sangra al productor, 
Nos da derechos irrisorios, 

no hay deberes del señor”.

Estrofa de La internacional.

Dedicada a la Comuna de París, 1871.

 

“Estados Unidos tiene centros de detención clandestinos como tuvo la Argentina”.

Reed Brody, Human Rights Watch, 28/4/05.

 

“El poder come miedo (…) El miedo distrae y desvía la atención

 (…) en realidad, el poder se mira al espejo y nos asusta contando lo que vio.

 Peligro, peligro, grita el peligroso”.

Eduardo Galeano, 11/4/05.

 

 

 

Señales y Rumbos:

1.- UN VIAJE DE IDA PARA LA MULTITUD. DESTINO FINAL: PRECARIADO Y PRISIÓN.

 

2.- ESTUDIANTES: DE CASA A LA ESCUELA, Y DE LA ESCUELA A LA ASAMBLEA Y EL PIQUETE.

 

3.- MONEY, MONEY AL CALOR DE KIRCHNER.

 

4.- VIEJO Y NUEVO SINDICALISMO.

 

5.- LA AUTONOMÍA SE EXPANDE CONTRA LAS JERARQUÍAS, EL CAPITAL Y EL ESTADO. 

 

 

 

 

A la memoria de Mariana Márquez, madre de Liz, asesinada en Cromañón.

 A Gabriel Roser del MUP preso político de Kirchner.

 A las presas y presos de la Legislatura capital-parlamentaria.

 A los que luchan y a los muertos que lucharon.

 A los rebeldes procesados por la justicia mercantil.

 A todas y todos los que construyen en el mundo entero el cambio social anticapitalista.

 

 

 

 

4.- VIEJO Y NUEVO SINDICALISMO:

 

"Existe un grupo que va perfilando una disconformidad llevados por un liderazgo interno que, como no tiene pertenencia real a ninguna estructura sindical, no tiene tampoco ni la formación sindical ni los objetivos del conjunto. (…) Provocan situaciones donde nadie se siente representado por nadie. No se puede llevar adelante ninguna protesta que no sea encauzada en los términos de la ley, que es lo que nos impone la vida democrática. En el Hospital Garrahan hay un sector minoritario y absolutamente radicalizado de los trabajadores que utiliza una situación real de los trabajadores con otros fines que no son solamente el reclamo salarial”.

Susana Rueda, integrante de la troica que conduce la oficialista CGT, 27/4/05.

 

“Otra cosa cambió: hay conflictos por fuera de los sindicatos. Otros estallan dentro, pero sin acatar a la conducción. Así, emerge un gremialismo asambleísta y difícil de conducir. El sindicato surgió precisamente para derrotar la asamblea, para darle disciplina a la protesta”.

Ricardo Roa, Editor General Adjunto del Diario Clarín, 20-5-05.

 

“Nuestros queridos compañeros de partidos políticos que no nos entienden (...) No queremos que estén encima nuestro (...) Que nos entiendan, queremos un renacer de la clase trabajadora, para eso queremos que nos liberen las manos.”
Jorge, del Cuerpo de Delegados de Subterráneos. Acto en Plaza Lorea, 1/5/05. 

 

“Hay que sacarse eso de la cabeza de que otro va a hacer las cosas por uno. Si uno no pelea no pasa nada. (…) Lo que pasa es que no existe una oposición, hasta que no salgamos del peronismo y el radicalismo, y no nos demos cuenta que hay que entrar en un cambio de una buena vez, cambiar desde la base absolutamente todo, algo nuevo”.
Gustavo y Marcela de la Junta Interna del Hospital Alvarez. Reportaje de Cimientos, 25/5/2005.

 

“Este sindicato no acepta el funcionamiento por representación: No nombraremos ninguna comisión directiva para que nos den la personería gremial. (…) Funcionamos en asamblea. Tenemos secretarías y secretarios, pero la dirección política del sindicato es el plenario mensual, donde todos los afiliados motoqueros, todo pibe que sea trabajador, mensajero, delibery, repartidor, caminante, viene y decide en los temarios y vota; esa es la dirección política del sindicato. No tenemos ningún tipo de rentado que venga a jetonear y a mandarle a la clase trabajadora, somos todos trabajadores y nos autodefendemos.”

Luciano, Sindicato Independiente de Mensajeros  y Cadetes (SiMeCa).   Nota: ¿Nuevas luchas, nuevos sindicatos?

Revista proyectos 19/20,  junio/julio 2005.

 

 

 

El idioma cuartelero de de la CeGeTista Susana Rueda es el típico alegato del burócrata peronista de la década del ´70. Por esos años, se empezaba acusando de infiltrados en el “movimiento nacional justicialista” a los delegadas clasistas, y se los terminaba incinerando vivos en los hornos de la UOM de Lorenzo Miguel. Si como dice Rueda, los trabajadores del Garrahan son tan manipulados por sus referentes, sería bueno, que vaya a la asamblea y pida la palabra para denunciar a la comisión interna. Eso sí, que no se asombre si termina expulsada a puro insulto como el presidente Bolaños en Nicaragua. Otro presidente títere del imperio que quiso hacerse el guapo, saliendo al ruedo de la lucha callejera de los universitarios en Managua y cobró para el campeonato. No le vendría nada mal a Susana Rueda ir a una asamblea de autoconvocados y darse un baño de realidad. Que vaya, y después le cuente a Majul y Graña, a Bonelli y Feinmann, a Polimeni y Andino, a Wainfeld y a Víctor Hugo Morales; que piensan los trabajadores que se autoorganizan a distancia de los nuevos ricos del sindicalismo empresario argentino.

 

A  la burocracia se le está escapando la tortuga. En los hospitales Alvarez, Ramos Mejía y Gutiérrez, los trabajadores autoorganizados actúan en disidencia con la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) y el Sindicato Unico de Trabajadores y Empleados del Gobierno de Buenos Aires (SUTEGBA). La forma asamblearia, como embrión de poder popular, no se expande constituyendo organizaciones verticales, sino, creando campos de composición de fuerzas horizontales que vinculen multisectorialmente a otras asambleas en lucha, sean o no, hospitalarias. Al obrero social no le corresponde como forma organizativa el sindicato representativo, autoritario y burocrático del obrero de planta fabril fordista; sino, la asamblea de base. Una forma de organización cuyas  demandas económicas al estado y sus objetivos políticos de emancipación social, son indistinguibles, unos de otros. De la asamblea hospitalaria a la huelga metropolitana, del paro hospitalario a la asamblea barrial.

 

El general intellect no entiende a la herramienta sindical separada de la herramienta política. La vieja estrategia de: para la lucha económica el sindicato y el partido para el combate político ha terminado. La nueva clase obrera en movimiento no tolera especialistas de ningún tipo: sean sindicalistas como casta, o sean los cuadros partidarios con aspiraciones de funcionarios estatales que, al arribar al gobierno, cualquiera fuese su forma, terminan como una Nueva Clase dominante clausurando el poder de aquellos a los que le deben sus puestos: los trabajadores autoorganizados.

 

La dualidad de poderes: entre los organismos extraestatales y el estado obrero, siempre terminó mal para la vía comunal, soviética, consejista, o asamblearia. Siendo aprovechado su arrasamiento por un socialismo de los burócratas del capitalismo de estado.

 

Sin dudas que los trabajadores se tienen que organizar más allá del reclamo salarial, mejores condiciones de trabajo y obtener la jornada laboral más corta que puedan. Pero esta complejización de demandas y objetivos le compete a la propia autoconciencia de las clases populares. Cada asamblea, en sí misma, es potencialmente un preludio comunal de la república anticapitalista. Como cada partido, en sí mismo, es un potencial estado.

 

Por supuesto que en las nuevas formas autoorganizativas hay compañeros y compañeras que pertenecen, o pertenecieron, a la izquierda partidaria en todas sus variantes. Pero lo más destacado en la autonomía en curso, no sólo en Argentina sino en el mundo entero, es que la amplísima mayoría de sus actores posee una desafiliación absoluta, y un sabio cinismo, contra las antiguas formas de organización sindical y partidaria que terminan como mecanismos de dominación sobre los sujetos autoconvocados. Una de las expresiones mas acabadas de esta práctica de contrapoder político territorial, social y económico al mismo tiempo, es la Coordinadora del Alto Valle. Donde confluyen desde el MTD a otras expresiones gremiales y partidarias. Una articulación de la práctica fabril de la empresa sin patrón, ex -Zanón, con la propia comunidad. De hecho, un auténtico contrapoder. Otro ejemplo ilustrativo de esta novel manera de organizarse que tiene la multitud, resulta, la Asamblea Interhospitalaria y Multisectorial que funciona en el Garrahan.

 

Los que combaten por su dignidad no esperan las elecciones, ni ganar los sindicatos para revelarse. Entre ellos, la patronal y el estado, no existe nada más, que su autoorganización. Si los empresarios y el gobierno quieren negociar, de ahora en más, lo debe hacer con los cuerpos de delegados y comisiones internas. Formas mandatadas de poder, originadas, en las asambleas de trabajadores donde late la vida insumisa. Las conciliaciones obligatorias para evitar y desviar conflictos resultan inaplicables donde la lucha no queda en manos de los jerarcas sindicales que enfrían y traicionan la antagonía de clase. Al mismo tiempo, esta aristocracia gremial representa, cada vez más, a menos empleados. La independencia económica de los autoconvocados contra los viejos sindicatos y sus dirigentes, es un comportamiento autoorganizado de la multitud como clase hacedora. Directamente proporcional a su autonomía política con respecto a los partidos y el estado.

 

El miércoles 28 de abril en el estadio Obras, quedaba de manifiesto públicamente que entiendo el peronismo por transversalidad. Era revelador observar a Cristina de Kirchner rodeada de Cavallieri y Moyano, Lingieri y Viviani. Como en los viejos y buenos tiempos menemistas, la fosilizada y gorda burocracia, tuvo su esperada recompensa de volver a mostrarse en público respaldando a otro presidente peronista. Cavallieri lo decía sin ningún pudor: “¡Yo soy peronista de la Capital y Cristina es mi candidata!”. (sic). Luego de ese trago amargo y conteniendo el vómito, acobachado en la quinta fila, Edgardo de Petri de la CTA tragaba saliva y aplaudía el discurso de Cristina, junto al funcionario de la Nueva Clase y ex piquetero de Barrios de Pie, Jorge Cevallos.

 

Apenas asumió Kirchner, buscando ganar más respaldo social que el famélico 22 por ciento que lo había votado, coqueteó con la CTA. Mientras tanto, la que alguna vez quiso ser una central de nuevo tipo, una vez más, volvía a confiar en el penúltimo proyecto centroizquierdista. Ahora sostendría el modelo peronista y transversal, como hasta el 2001 lo había hecho con su otra esperanza: el proyecto radical frepasista. Y de igual forma, otra vez, un nuevo gobierno le impedía la personería gremial a la CTA. Con el agravante que ahora el que le niega la llave para jugar en las grandes ligas sindicales es un presidente que se dice: “Hijo y nieto de las madres y abuelas de Plaza de Mayo”. A la CTA se le volvió a frustrar el sueño de ser una organización de tercer grado. Haciendo valer el peso de sus 1.3 millones de afiliados en todo el país.

 

Pero la suerte que es grela lo volvió a dejar de a pie a Víctor De Gennaro. Sus 200.000 afiliados de ATE no le son suficientes para ser parte de la Nueva Clase sindical con todos los honores y prerrogativas del caso.

 

Pero Víctor, que no es tonto ni perezoso, va a vender dura la derrota. Fue demoledor el golpe que recibió al no poder integrar el olimpo de los dioses paganos que gerencian el precio de los trabajadores que representa. Entonces, demostrándole a K que los gordos y el PJ siguen siendo tan impresentables como hace cuatro años, la CTA, y sobre todo ATE, le quiere hacer vivir al gobierno el rigor del paro estatal, y así obligar al gobierno a negociar las migajas del pastel del poder.

 

En tanto, el abogado Luis Caro, candidato del golpista Aldo Rico y hombre de la Pastoral Social; en tandem con el gobierno como desde hace cuatro años desde el diálogo argentino, (donde la curia salvó a las instituciones del capitalismo y a ella como parte inherente de la matrix de dominación capital-parlamentaria) ahora, para evitar el anticapitalismo en las empresas recuperadas que la están pasando mal siendo cooperativas capitalistas, tironea con Eduardo Murúa, para ver quien se queda con el botín de la fábrica recuperada IMPA.

 

Ambos son peronistas y burócratas. Al ser desalojado Murúa se acordó, de que la suya, es una empresa “autónoma”. Pidió el respaldo de los movimientos sociales pero fueron pocos los que se acercaron. ¿Por qué? Murúa es un gerente, con sueldo de gerente, que ha hecho del IMPA su propio curro. Algo así como lo hace Naomi Klein cuando manda a sus amigos yanquis a prestarle plata a los obreros okupas y, al mismo tiempo, predica sobre autonomía y antikapitalismo. Todo esto aderezado con la impostura de que los obreros creen su propia marca. Tirando por la borda el manifiesto reformista de hace pocos años atrás: NO LOGO. Que indudablemente, resistió menos el paso del tiempo que el viejo manifiesto de 1848 de Marx y Engels. Toda una paradoja, ya que el espíritu del manifiesto decimonónico, resultó más vigente, que la biblia posmoderna que venía a enterrarlo.

 

El IMPA versión Murúa, fue la nena mimada del progresismo y el autonomismo light de ATTAC y Le Monde, del Ibarrismo pre reelección y el kirchnerismo de los primeros meses, del PRD de Bonasso y de la empresa periodística La Vaca.

 

Bonasso lanzó su candidatura desde el IMPA. Ibarra la cobijó como la empresa “celeste y blanca” para enfrentarla a Brukman “la roja”, antes de que arribara Caro, “el nuncio laico” de la Pastoral Social.

 

El legislador Diego Kravetz que llegó al parlamento porteño como abogado de las empresas recuperadas y en particular del IMPA, mientras el Dr. Luis Caro desembarcaba con promesas del gobierno nacional; renunciaba a defenderla, pero no a la traición. En pleno auge de la toma del IMPA por Caro y su gente; Kravetz: político y legislador, peronista y kirchnerista e integrante de la Nueva Clase; haciendo honor a sus atributos, demostró una vez más, que los compromisos asumidos por gente como él no valen nada. Sus palabras son mentiras o simulaciones, para obtener o perdurar en el poder, a costa del pellejo de los obreros que lo sentaron en una banca en su carrera al estrellato capital-parlamentario. Por decir los menos, todo un accionar ¡Verdaderamente repugnante!

 

Por su puesto que en IMPA hay disputas, miserias económicas y de las otras, aquellas más permanentes en la especie humana: las ansias de poder de unos hombres sobre otros, la gerencia que se autonomiza de los obreros, y el narcisismo de las pequeñas diferencias que refuerza la vanidad sobre el resto de las empresas okupas, por ser el IMPA, el primer establecimiento recuperado por sus empleados. Por lo visto, ser obrero okupa, de por sí, no transforma a las personas en hombres nuevos de moral guevarista. En el IMPA antes del desembarco de Luis Caro ya había autoritarismo, pedidos mendicantes al poder ejecutivo, idas y venidas de Eduardo Murúa que buscaba seducir a toda la fauna “progre” para que no le suelte la mano.

 

Pero ya se sabe, el progre es un animal político polifacético: de saco y corbata como Ibarra y con camisa y campera como Murúa; de verba jurídica como Juanjo Alvarez o dichos populares como Aníbal Fernández.  Con bolsita verde y naranja para que los cartoneros separen los desechos de los consumidores y se perpetúen en esta profesión posfordista; y no con el trabajo “digno” con el que tanto amagan para terminar con la afrenta social de que miles de argentinos tengan que revolver la basura para comer. Con lágrimas fingidas por la miseria, mientras desalojan inquilinatos con familias que viven en la miseria. Con clases magistrales de progresismo televisivo y una tuerta aplicación del código penal que sólo enfila la represión para el lado de los pobres. Con apelaciones al estado de bienestar y con guiños represivos para las ricos para mostrarle que se está limpiando la ciudad de sucios, feos y malos. Con retórica cooperativista y con veneno a lo Borgia para sacarse de encima al competidor en la futura interna gremial, piquetera y partidaria.  

 

Mientras Cristina de Kirchner recorre el largo camino de la transversalidad a la transmutabilidad de lo peor de la política, y el progresismo y el nacionalismo popular sale para la foto; la nueva clase obrera, sigue su marcha autónoma.

 

2 de Junio de 2005.

 

Colectivo Nuevo Proyecto Histórico.

 

 

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muy bueno...
Por un anarco - Thursday, Jun. 02, 2005 at 6:53 PM

NPH, como siempre, muy bueno... esta es la verdadera estrategia emancipadora de la clase trabajadora, la unión sindical asamblearia, como lo son los MTD's (sindicatos de desocupados, como lo eran las secciones de parados de la FORA), los movimientos campesinos autónomos, los centros de estudiantes horizontales, y, desde luego, los sindicatos de los trabajadores ocupados... la clase trabajadora no necesita partidos ni conducciones polìticas, solo organizarse

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donde está la propuesta
Por todo el poder a los soviets - Sunday, Jun. 05, 2005 at 2:52 PM

Todo muy lindo pero, ¿dónde está la propuesta superadora? Porque para combatir al viejo sindicalismo la respuesta no es un nuevo sindicalismo.

Las formas de organización asamblearias, los métodos de acción directa, la ruptura con la lógica reformista partido/sindicato, son todos procesos, si se quiere, "naturales". Surgen de la progresiva y necesaria radicalización de la lucha de clases debido a la situación económica y política mundial y nacional. Cuando los trabajadores son movidos a reclamar empiezan con los métodos más reformistas, pues son conscientes del terrible poder del Estado. Sólo van pasando a los más radicales cuando se dan cuenta que los anteriores no sirven, y ante la alternativa a morirse de hambre pierden el miedo a la represión, se dan cuenta que sólo tienen para perder sus cadenas. Es así como la existencia social determina la conciencia.

Me parece que el artículo del NPH se queda en felicitar a los trabajadores por organizarse asambleariamente y no reconocer una dirección partidaria. Pero es necesario que los trabajadores vayan más allá, y si bien la misma lucha de clases los hará sacar conclusiones más avanzadas, no estaría de más que los comunistas con nuestra visión teórica aportemos a que ese proceso se acelere.

Todo nuevo sindicalismo, por más radicalizado e independiente que sea se terminará convirtiendo en otro viejo sindicalismo. Por la naturaleza corporativa y reformista del sindicalismo, que pertenece a un periodo ya extinto hace más de 100 años: el ascenso del capitalismo. Hoy el capitalismo está en decadencia y hay que romper definitivamente con esas viejas formas de organización, y aunque los trabajadores remplacen la comisión directa por la asamblea, la organización por gremio sigue siendo un dique material y espiritual que conspira no sólo contra la unidad de los trabajadores.

No basta sólo abogar por la expansión de la forma asamblearia. Para que "las asambleas decidan sobre el destino social de la vida" los trabajadores deben tener claro cosas bastante simples: la colectivización de los medios de producción, la abolición de la policía, el ejército, el parlamento, el ejecutivo, el Estado entero.

Estos objetivos irán surgiendo en la conciencia de los trabajadores mediante la radicalización de la lucha de clases, pero cuanto más antes empiecen a proponerse, mejor.

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erratas
Por todo el poder a los soviets - Sunday, Jun. 05, 2005 at 2:56 PM
cica_web@yahoo.com

en vez de:

"la organización por gremio sigue siendo un dique material y espiritual que conspira no sólo contra la unidad de los trabajadores. "

va esto:

"organización por gremio sigue siendo un dique material y espiritual que conspira contra la unidad de los trabajadores como clase. "

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ta bueno
Por lastima... - Sunday, Jun. 05, 2005 at 3:37 PM

lastima que la cagan con los colores que suben en el codigo html de la pagina.

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para "Anarco"
Por Leonardo Mir - Sunday, Jun. 05, 2005 at 5:04 PM

Luego de manifestar tu acuerdo con el texto de NPH concluís diciendo que "los trabajadores no necesitan partidos ni conducciones políticas, solo organizarse".
Bueno, esa propuesta con la que manifestás estar de acuerdo es precisamente la propuesta de una parte organizada de los trabajadores, es decir de un partido. También es tu opinión como individuo aislado. Lo que no está claro es porqué estás de acuerdo con el texto de ese partido (NPH) pero en contra de su existencia como tal, siendo que esa propuesta se gestó dentro de ese partido.

Es necesario superar estas posturas nihilistas, apologéticas de la anti-organización, pero que, contradictoriamente, promueven la organización (denominándola <autoorganización>). La crítica hacia el accionar de los partidos, hacia la forma partido no se sostiene en cuanto meditamos un poco en el asunto. Es un caso similar a la crítica hacia la TV o hacia el mal empleo de cualquier otra forma. En realidad ni siquiera se trata de un mal empleo (de la TV o de la forma que fuera) sino de un empleo interesado, lo que es preciso criticar. Las propuestas de los diferentes partidos, sus bases teóricas, son las que deben ponerse en cuestión, no en cambio, la autoorganización de una parte que lucha por la autoorganización de la clase. Nunca la autoorganización de la clase podrá abarcar al cien por ciento de la clase. En todas partes hay individuos que se ponen a la vanguardia y otros que quedan en la retaguardia; hay quienes tiran para un lado y quienes para otro. Las organizaciones en partes, en partidos, es un proceso natural al cual pretender oponerse es absolutamente irracional.

Y no se piense que NPH no es un partido por que esa palabra no figure en su nombre o que la Liga Comunista no lo sea. El hecho de que ese término no figure en la denominación de la Liga, refleja los límites actuales de esta formación, no que no se sea un partido o que no se aspire a conducir a las masas proletarias. Desde el punto de vista lógico y de la semántica, la clasificación de partido es enteramente apropiada tanto para la Liga Comunista como para NPH como para cualquier otra parte organizada. Y lo que debe someterse a crítica son sus bases y fundamentos, sus propuestas y su accionar, no el mero agrupamiento que no es más que la consecuencia lógica de la acción de la clase explotadora. La formación de las organizaciones de la clase explotada -y los partidos son un tipo de organización- es un hecho tan natural e inevitable como la reacción inmunológica de un organismo ante los ataques del exterior. Bregar contra la organización en partidos solo sirve para la desorganización y debilitamiento de la clase.
 

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La base teórica de "Todo el Poder a los soviets" sigue siendo el Prog. de Transi
Por Leonardo Mir - Sunday, Jun. 05, 2005 at 6:09 PM
leonardomir@msn.com

El compañero Todo el Poder a los soviets (para abreviar, a partir de aquí ToPo) sostiene que el artículo de NPH es incompleto y esta incompletud se debe a que NPH se queda en lo reivindicativo y sindicalista, dado que para ToPo,

[] la naturaleza corporativa y reformista del sindicalismo, [] pertenece a un periodo ya extinto hace más de 100 años: el ascenso del capitalismo. Hoy el capitalismo está en decadencia y hay que romper definitivamente con esas viejas formas de organización, y aunque los trabajadores remplacen la comisión directa por la asamblea, la organización por gremio sigue siendo un dique material y espiritual que conspira no sólo contra la unidad de los trabajadores.
No basta sólo abogar por la expansión de la forma asamblearia. Para que "las asambleas decidan sobre el destino social de la vida" los trabajadores deben tener claro cosas bastante simples: la colectivización de los medios de producción, la abolición de la policía, el ejército, el parlamento, el ejecutivo, el Estado entero.

Hay en estos dos párrafos varias ideas con las que no estoy de acuerdo y que forman parte del acervo del compañero ToPo.

1. Que el capitalismo hoy está en decadencia y por ese motivo las reivindicaciones mínimas son inadecuadas para esta etapa de la existencia del capitalismo.

2. Que la organización gremial es un dique material y espiritual que hay que superar.

3. Que los trabajadores deben "tener claro cosas bastante simples: la colectivización de los medios de producción, la abolición de la policía, el ejército, el parlamento, el ejecutivo, el Estado entero.

1. En sus Premisas Teóricas y Políticas De La Liga Comunista, en el apartado tercero 3. Las crisis y las contradicciones del capitalismo se explica que,

[] la teoría y la experiencia histórica demuestran que, si los explotados no logran encontrar la salida de la revolución proletaria, el capitalismo termina por imponer las condiciones adecuadas para reiniciar la acumulación. Pensar en que exista un colapso automático del capitalismo, un derrumbe "objetivo", es reproducir una vieja tesis burguesa (de Ricardo) que induce a la pasividad y a una conciencia fatalista del acontecer histórico. Sólo la acción revolucionaria, consciente, de la clase obrera, podrá alumbrar el surgimiento de una nueva sociedad. Si la clase obrera no logra esta salida revolucionaria, el reinicio del ciclo productivo compromete más fuerzas productivas, profundiza las relaciones mercantiles y capitalistas, agudiza la centralización de los capitales, exacerba la competencia y profundiza la extensión planetaria de los capitales. [] *A través de un proceso de liquidación de fuerzas productivas, generación de nuevos ejércitos proletarios, extensión a nuevas zonas del planeta, innovaciones tecnológicas y fundamentalmente ofensiva en todos los terrenos sobre el trabajo, el capital ha logrado sobrevivir y recomponer su acumulación.

y en 11. Sobre el programa de transición del trotskismo,

La LC hace un balance crítico del Programa de Transición de Trotski, los supuestos teóricos que lo sustentan y las orientaciones prácticas que se desprenden del mismo. 

En primer lugar, entendemos que el Programa de Transición de Trotski parte de una premisa falsa. Esta premisa es el estancamiento del capitalismo a partir de la Primera Guerra Mundial y durante todo el siglo XX, su incapacidad de desarrollar las fuerzas productivas. A partir de esta premisa, se augura la incapacidad de la burguesía para sobreponerse a las crisis, y por ende el agotamiento de la democracia y la fuerza de la ideología burguesa. La burguesía sería incapaz, entonces, de conceder las demandas democráticas y económicas más elementales, por lo que toda reivindicación elemental plantearía más o menos inmediatamente la cuestión del socialismo. Como consecuencia de esta situación, las masas se encontrarían en un impulso constante e inevitable hacia la lucha, tendiendo en su movilización a superar todos los obstáculos al socialismo. 

Sin embargo, el capitalismo durante el último siglo y a nivel mundial ha demostrado su capacidad para desarrollar las fuerzas productivas y sobreponerse a sucesivas crisis. Indicadores de este desarrollo son la enorme acumulación de riqueza, el crecimiento mundial del proletariado, la extensión de la lógica del capital a nuevas ramas y territorios: es decir, el capitalismo ha seguido desarrollando las fuerzas productivas como premisas sociales y materiales para la revolución socialista

En síntesis, ToPo fundamenta su posición en aquella misma incomprensión de la realidad que comparte con el trotsquismo elevada a teoría en el Programa de Transición y sostenida contra viento y marea a lo largo de décadas por la mayoría de la vanguardia política.

2. En el apartado cuarto de las Premisas Teóricas (ya citadas), en  4. La teoría de la plusvalía y la contradicción capital-trabajo, se sostiene que,

Cada vez más se confirma entonces la vieja tesis del marxismo, que dice que los males fundamentales de la clase trabajadora no se solucionan con meros cambios de gobiernos, de personajes, de "modelos" capitalistas. A largo plazo se impone la tendencia a acentuar la extracción de plusvalor, la desvalorización del trabajo para la valorización del capital.

Por eso, es necesario luchar por las reivindicaciones elementales - sindicales y democráticas - sin albergar la más mínima ilusión en este sistema. Aun cuando se logren ciertas mejoras salariales - y con la crisis esto es cada vez más difícil - no hay que olvidar por un instante que la clase obrera sigue siendo explotada, y que su objetivo debe ser  acabar con la propiedad privada del capital como paso previo en la construcción del socialismo.

También es innegable la capacidad de maniobra desarrollada por  la burguesía durante el último siglo, sobre todo mediante la concesión de reformas democráticas y económicas – como sucedió en la mayoría de los países capitalistas durante la postguerra – y mediante su capacidad de influir ideológicamente sobre las masas. 

Es precisamente la fuerza y vitalidad de esta influencia ideológica la que niega en los hechos que las masas se encuentren predispuestas de forma más o menos inmediata y constante a la ofensiva revolucionaria, y la que pone en primer plano la necesidad de la propaganda y de la lucha teórica. Ambas aparecen relegadas en el Programa de Transición, donde las tareas revolucionarias quedan reducidas a la agitación de consignas transicionales entre las masas para conducirlas en acciones concretas. 

Se subestiman así los obstáculos reales que la ideología burguesa representa en la conciencia de las masas y la única explicación que surge para intentar comprender los fracasos es atribuyéndolos a direcciones burocráticas y traidoras que obstaculizan el ascenso de las masas. No se hace visible ni se problematiza la convicción que las masas pueden efectivamente tener en la democracia burguesa ni la conexión orgánica que existe entre esa convicción y los dirigentes que la masa se da, ni mucho menos, la necesidad de la lucha teórica como condición indispensable para hacer entrar en crisis esa forma de conciencia.

Finalmente, al considerar que el movimiento de masas se encuentra constante e inevitablemente a la ofensiva, se deja de lado la posibilidad de una situación defensiva – como la que el proletariado vive en la actualidad – y la forma de enfrentarla. Ante la supuesta imposibilidad de la burguesía de conceder reformas mínimas, se intenta movilizar a las masas con medidas transicionales hacia la ofensiva por la toma del poder. De esta manera sólo se logra profundizar el desarme del movimiento. Se lo intenta armar con un programa de medidas de transición al socialismo, que en condiciones no revolucionarias sólo puede ser aplicado por el estado burgués.

El compañero ToPo compartirá probablemente el primer párrafo pero -hasta ahora- se opone al segundo, y quizás esté parcialmente de acuerdo con el cuarto en cuanto a la necesidad de la propaganda y de la lucha teórica, espero que también sea capaz de entrever la necesidad de la lucha reivindicativa.

3. Que los trabajadores deban entender cuestiones como "la colectivización de los medios de producción, la abolición de la policía, el ejército, el parlamento, el ejecutivo, el Estado entero", es ciertamente deseable. Lo que no es realista es pensar que esas sean "cosas bastante simples". Aquí hay un salto en el pensamiento de ToPo, un salto que está fundado más en los deseos que en un análisis materialista.

[] la Liga Comunista ve la necesidad de retomar la tradición socialista de la división entre programa de mínima, que defienda las reivindicaciones más elementales de los obreros (salario, condiciones de trabajo) y de máxima, por la toma del poder, la destrucción del capitalismo y la construcción del socialismo.

De lo que se trata es de abandonar la concepción trotsquista del Programa de Transición y encaminarse políticamente con el materialismo histórico y dialéctico como guía teórica de la práctica comunista y revolucionaria. 



 

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En síntesis
Por Leonardo Mir - Sunday, Jun. 05, 2005 at 7:30 PM

En realidad ToPo enlaza las ideas del siguiente modo:

1. Que la organización gremial es un dique material y espiritual que hay que superar. (CIERTO)

2. Que los trabajadores deben "tener claro cosas bastante simples: la colectivización de los medios de producción, la abolición de la policía, el ejército, el parlamento, el ejecutivo, el Estado entero. (ES CIERTO QUE DEBEN SUPERAR EL PLANO REIVINDICATIVO Y ELEVARSE AL POLÍTICO, PERO ESA ES UNA CONDICIÓN QUE SE ALCANZARÁ EN EL DESARROLLO DE TODO UN PROCESO QUE COMIENZA POR LO REIVINDICATIVO)

3. Que el capitalismo hoy está en decadencia y por ese motivo las reivindicaciones mínimas son inadecuadas para esta etapa de la existencia del capitalismo. (FALSO)

 

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EL TRABAJO REVOLUCIONARIO EN LA ACTUAL ETAPA
Por Leonardo Mir - Sunday, Jun. 05, 2005 at 10:36 PM

2. Programa mínimo y programa máximo

 

 

 

La Liga Comunista reivindica la vieja división que se hacía en el movimiento socialista revolucionario entre el programa mínimo y el programa máximo. El programa mínimo está conformado por aquellas demandas que en principio no exigen, para su logro, el triunfo de la revolución socialista. La lucha por los salarios, por mejores condiciones laborales, por un seguro de desempleo, por la libertad de los presos políticos o la defensa de libertades burguesas elementales, son ejemplos de este tipo de consignas. Los marxistas luchamos con todas nuestras fuerzas, junto al conjunto del movimiento de masas, por todas las reivindicaciones elementales; en absoluto despreciamos las consignas elementales, ni dejamos este terreno en manos de los reformistas. En este sentido, lo único que nos diferencia es que no depositamos la menor ilusión en el sistema y somos conscientes que en tanto no derrotemos al sistema de la propiedad privada del capital, todo avance será precario y episódico. 

 

El programa máximo, por el contrario, está conformado por las medidas que adoptará la clase obrera cuando llegue al poder - programa de transición al socialismo- y expresa también los objetivos últimos de la revolución socialista, tales como la abolición de la propiedad privada capitalista, la administración de los productores de los medios de producción o la supresión de la división entre el trabajo manual e intelectual. La explicación paciente del programa máximo forma parte de la actividad de propaganda y de la educación de las masas acerca de las perspectivas más generales de la lucha de los explotados.

 

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me gustó "ToPo"
Por todo el poder a los soviets AKA ToPo - Sunday, Jun. 05, 2005 at 10:36 PM

Sobre la decadencia del capitalismo y la división entre programa mínimo y programa máximo

Si el capitalismo no estuviera en decadencia entonces las luchas salariales no serían enfrentadas de manera tan enérgica por el poder burgués (políticos, policía, sindicatos, medios de información). Podrían arrancársele al gobierno medidas para reducir el desempleo e incluso la reducción de la jornada laboral. Si el capitalismo no estuviera en decadencia no habría ni movimiento piquetero ni el sindicalismo "asambleario" o de base, pues no harían falta métodos radicales para conseguir reivindicaciones. El 19 y 20 de diciembre ni siquiera hubiera ocurrido.

Como yo lo veo, decir ante todo esto que el capitalismo no está en decadencia (por lo tanto, se encuentra en expansión) es algo muy fuera de la realidad. Me parece que como Trotsky dijo en 1938 que el capitalismo se estaba hundiendo y el boom de posguerra lo demostró equivocado, ustedes tiran para el otro lado y dicen "el capitalismo siempre es capaz de regenerarse" (lo cual implica la negación de la realidad y un abandono de la teoría marxista, como explicaré más adelante). Entonces vuelven a la división caduca entre programa mínimo y programa máximo (comprensible sólo para la época de la II Internacional donde el capitalismo estaba en ascenso y la clase obrera sólo podía ser reformista).

A todo lo que no acepte esa división lo interpretás como troskismo, como programa de transición. No es mi caso. Hablar de medidas de transición es en cierto modo reconocer que sigue habiendo división entre lo de mínimo y lo de máxima. Entonces lo transicional sería un puente entre ambos polos. Pero lo que yo pienso es que esa división entre programa mínimo y programa máximo que hacés vos y que en cierta medida también hace el troskismo es una división que sólo está en sus cabezas. Ahora explico por qué.


Los límites objetivos del capitalismo y la capacidad de maniobra de la burguesía

Ustedes dicen: "A través de un proceso de liquidación de fuerzas productivas, generación de nuevos ejércitos proletarios, extensión a nuevas zonas del planeta, innovaciones tecnológicas y fundamentalmente ofensiva en todos los terrenos sobre el trabajo, el capital ha logrado sobrevivir y recomponer su acumulación."

Pero no dicen que si la burguesía pudo hacer esto es justamente porque el capital como relación social no estaba totalmente extendido sobre el planeta a mediados del siglo XX. Todavía había muchos campesinos sin proletarizar, muchas naciones no eran capitalistas sino semi-feudales. Hoy eso es totalmente distinto, ya prácticamente no existen grandes mercados no capitalistas. La exportación de capitales ha realizado el trabajo de acumulación y proletarización incompleto en los países atrasados. El capital financiero ha penetrado en todos los poros de la sociedad. La transición de los capitalismos de Estado ruso y euro-oriental hacia la economía de mercado se encuentra prácticamente completa. La transición actual del capitalismo de Estado chino hacia una economía de mercado puede darle algo de aire al capitalismo, pero de manera muy limitada. La realidad económica mundial se acerca cada vez más al capitalismo "puro" de El Capital de Marx, del cual extrajo sus leyes.

De manera que los límites del capitalismo SON objetivos, y si la burguesía se quiere hacer la boluda ante esto la lucha de clases la despierta a sopapos.

La burguesía es la clase dominante más inteligente y despiadada de todos los tiempos, pero ella sola no puede evitar el curso de la historia, a lo sumo puede retardarlo.

Muchas maneras de retardar lo inevitable son medidas extra-económicas. La invasión y "reconstrucción" de países periféricos ofrece un camino para realizar la plusvalía del sector militar-industrial, pero los costos políticos y humanos son cada vez más difíciles de asumir. El ALCA, que sólo puede resultar en la desaparición de lo que queda de las burguesías latinoamericanas, la arruinación de sus clases medias, y una peor explotación del proletariado, es sólo una manera de huír para adelante. Los gobiernos progres, cuya misión es detener el avance de la lucha de clases ilusionando al proletariado con utopías reformistas, tienen cada vez menos changüí. El "nac&pop" Lucio Gutierrez se las tuvo que tomar en helicóptero dos años después de asumir con toda la pompa de ser "el nuevo Chávez". A Mesa ya lo quieren rajar en Bolivia. ¿Quién dice si el "Fraude Amplio" en Uruguay y Lula en Brasil terminan sus mandatos? ¿Cuánto tiempo más va el pueblo venezolano a aguantarle a Chávez el histeriqueo con el socialismo y al mismo tiempo el pago al FMI?

{Paréntesis teórico: La lucha reivindicativa del proletariado es la lucha por el reparto de la plusvalía. En condiciones de ascenso del capitalismo, la burguesía es obligada por la lucha de clase proletaria a buscar el aumento de la plusvalía por otros medios: automatizando e informatizando los procesos industriales, mejorando las técnicas de administración, mediante la investigación científica, etc. Esto hace que aumente la composición orgánica del capital (capital constante/capital variable). Pero a medida que la C.O.C. aumenta, se necesitan porciones cada vez más grandes de plusvalía para que el capital siga siendo rentable, y así comenzar otro ciclo de acumulación. Cuando la plusvalía no aumenta en proporción a la C.O.C. la tasa de ganancia tiende a cero. Y si encima los asalariados luchan por aumento y los desocupados luchan por empleo o subsidios la caída de la tasa de ganancia se acelera.}

Por eso, a pesar de las medidas extra-económicas de la burguesía, la lucha por el reparto de la plusvalía entre capital y trabajo se hace una con la lucha por la abolición del capital (lo sepa o no el proletariado). La lucha por mejorar las condiciones de vida dentro del capitalismo se termina identificando con la lucha contra el capitalismo. La expresión de ésto en el plano político es lo que te decía al principio: la burguesía se ve obligada a combatir encarnizadamente las luchas de los trabajadores y éstos a su vez se ven obligados a pasar de métodos reformistas a métodos radicales, abandonando las direcciones que no estén a la altura de las circunstancias y creando nuevas herramientas. La lucha de clases se radicaliza y ésto se expresa en la auto-organización "nihilista" (asamblearia).

De manera que hoy la división entre programa mínimo y programa máximo se convierte en algo a trasmano de la lucha de clases real, que sólo puede contribuír a su atraso.

El programa de transición también es inadecuado, ya que en vez de proponer medidas anticapitalistas (impulsando "el movimiento real que anula y supera el estado de cosas actual") propone medidas reformistas (nacionalización de la banca y el comercio exterior, control obrero, asamblea constituyente, etc.) que de última pueden ser concedidas por una burguesía desesperada que quiere evitar la revolución (ver Bolivia).


Sobre la organización gremial

Bueno, esto no necesito argumentarlo mucho, ya que los mismos trabajadores en lucha lo están demostrando en Salta, en el Garraham, en el Subte. Los sindicatos tradicionales (que son parte del Estado) o encabezan las luchas para desactivarlas o son frontalmente hostiles a éstas. Estos sindicatos son objetivamente un dique que hay que superar, y pensar en su "recuperación" es tan iluso como pensar en la "recuperación" del parlamento. Ya lo expresé en otro tópico: http://argentina.indymedia.org/news/2005/05/293771.php

La única manera de saber si una propuesta organizativa y/o estratégica es correcta es mediante la práctica del proletariado. Es lo más avanzando de la clase lo que le está diciendo que no a la organización en los sindicatos tradicionales. Únicamente los doctrinarios son los que -siguiendo de a pie puntillas "El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo" y sin salir de la lógica que impone el binomio partido/sindicato- siguen hablando de recuperar a los sindicatos.


Sobre la conciencia de los trabajadores y su desarrollo

¿Cuánta economía, filosofía, sociología, experiencia política y conocimientos científicos necesitan los trabajadores para saber que es posible manejar las empresas sin patrones, que el papel de la policía es cagarlos a palos, que las elecciones sirven para cambiar a unos verdugos por otros, y que la justicia burguesa encierra a ladrones de gallinas pero a les garantiza impunidad a los poderosos? Poco y nada. De la misma experiencia se pueden sacar conclusiones de esto. Si al "hombre de calle" le decís que la democracia es un engaño para hacernos creer que todos somos libres e iguales no se horroriza para nada, sino que te retruca "sí, ¿y?".

La única ventaja de los marxistas es que disponemos de un marco teórico para analizar la realidad y explicar todos estos fenómenos desde una perspectiva de clase.

No se trata de que los trabajadores no sepan o no puedan comprender que sólo mediante un gobierno de trabajadores se puede terminar con la miseria, la injusticia y toda la mierda actual. Lo que pasa es que la gran mayoría todavía piensa que es posible vivir bajo el capitalismo y que eso de la revolución y el gobierno obrero es para quilombo. Los trabajadores saben por experiencia que enfrentar al Estado no es joda y sólo estarán dispuestos a luchar por la revolución cuando vean que no les queda otra.

Los obreros no se vuelven revolucionarios cuando son ideológicamente homogéneos, se vuelven revolucionarios cuando la lucha por sus necesidades materiales (en la revolución rusa: el pan para los obreros, la paz para los soldados, la tierra para los campesinos) se convierte en la lucha contra el régimen social que no puede asegurarlas. En ese momento un obrero nacionalista y católico puede estar en la práctica a la izquierda del más rojo y ateo de los marxistas.

Tu evaluación errónea (aunque no es sólo tuya) de cómo evoluciona la conciencia de clase es lo que explica el abandono del marxismo bastante grueso en el apartado "3. Las crisis y las contradicciones del capitalismo", donde ustedes invalidan la teoría del derrumbe -o sea, la teoría del valor- y dicen que la acepción de esta sólo contribuye a la pasividad y a una visión fatalista/exitista.

Como ustedes renuncian al concepto de necesidad e inevitabilidad del comunismo (estigmatizándolo con la palabra automático o mecánico) terminan sobrevalorando la capacidad de maniobra de la burguesía y, por lo tanto, también terminan evaluando de una manera idealista el papel de la voluntad y la conciencia en la historia. Lo que subestiman o abandonan por un lado lo sobreestiman por el otro. Lo que echan por la puerta, se les mete por la ventana.

Con el afán de no ser fatalistas, renuncian al concepto de necesidad y sobreestiman el papel la voluntad y la conciencia. Así terminan en el idealismo. Para ustedes no es el ser social el que determina a la conciencia, sino la conciencia la que determina al ser social.

Este fetichismo de la conciencia y la voluntad conduce al fetichismo del partido y los dirigentes. En definitiva, conduce a la versión burguesa de la historia: la de los "grandes hombres". Como identifican la conciencia de clase con el conocimiento científico y la adhesión al socialismo, concluyen que la conciencia revolucionaria debe ser llevada a los obreros desde afuera.

Esto es resultado del idealismo: sin partido revolucionario no hay revolución victoriosa, el proletariado necesita un partido que lo dirija, que sea el guardián de la conciencia de clase y de la voluntad revolucionaria, que se encargue de educar a los obreros en el comunismo, pues "lo espontáneo es [sólo] la forma embrionaria de lo consciente" y la clase obrera por sí misma "sólo llega a conciencia sindicalista" (a pesar de que decenas de experiencias auto-organizativas de democracia obrera digan lo contrario).


La Liga Comunista, como vos bien resaltaste, tiene la virtud de que valoriza más que las demás corrientes la lucha teórica y la propaganda. El único problema que tienen es que todavía son leninistas.

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El sindicalismo y las luchas del proletariado
Por Leonardo Mir - Sunday, Jun. 05, 2005 at 11:06 PM

4. Sindicatos y organismos de masas

 

 

 

Los comunistas no nos apartamos de los organismos de masas. Si bien los sindicatos en su inmensa mayoría hoy son "cascarones vacíos", aparatos dominados por la burocracia, en la medida en que los trabajadores los tomen todavía como puntos de referencia y centros de organización - aunque sea a un nivel mínimo -, nos vemos obligados a dar la lucha en ellos.

 

Esta posición no implica embellecer a los sindicatos ni caracterizar a la burocracia sindical como "parte de la clase obrera", como se ha hecho tradicionalmente en muchos sectores. Los dirigentes sindicales burocráticos, que viven de las prebendas del capitalismo (esto es, de la plusvalía), que incluso se han convertido en empresarios, son enemigos de clase, enquistados en el seno del movimiento obrero. En este respecto es que las políticas de "exigencias", para "desenmascarar a los traidores", han devenido obsoletas e improductivas. La crítica a la burocracia que hacemos los marxistas revolucionarios es frontal, y apunta en lo esencial a demostrar su carácter burgués o su política pequeño burguesa (en el caso de las fracciones "izquierdistas", como la CTA).

 

Sin embargo, es necesario insistir que en tanto la clase obrera no genere organismos superadores - ya sea barriendo a la burocracia o creando otros sindicatos- la tarea de los comunistas es acompañar, desde su seno, las experiencias de las masas. Algo similar debe decirse con respecto a otros organismos de masas, como centros de estudiantes, asociaciones barriales, etc.

 

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La necesidad de la forma partido, la conciencia y las luchas reivindicativas
Por Leonardo Mir - Sunday, Jun. 05, 2005 at 11:09 PM

 

PREMISAS TEÓRICAS Y POLÍTICAS DE LA LIGA COMUNISTA

12. La necesidad del partido de vanguardia

   

El carácter eminentemente político de la lucha planteada exige que la vanguardia del proletariado alcance un nivel de conciencia y organización que se concrete en la construcción de una herramienta superior: el partido revolucionario.

 

La necesidad del partido surge del hecho que la conciencia de la clase obrera no es homogénea, a que en su seno se distinguen del conjunto los elementos de vanguardia, los activistas y luchadores con mayor conciencia. La evolución política de la clase obrera, por lo tanto, no es homogénea. El partido revolucionario es la organización que agrupa a los miembros más activos y conscientes de la clase obrera, junto a aquellas personas provenientes de otras capas sociales, que adhieran al programa del comunismo y cumplan las tareas de la actividad revolucionaria. La Liga Comunista lucha por la construcción de este partido, favoreciendo en este camino la confluencia con todo sector que coincida en los puntos de vista fundamentales del marxismo revolucionario.

 

La conciencia socialista de clase no es un producto "natural" del desarrollo de la conciencia corporativa de la clase obrera, sea que ésta se exprese bajo una forma sindical o bajo la forma de movimientos sociales autónomos de reivindicaciones democráticas. Tampoco es el producto espontáneo derivado de la práctica cotidiana del movimiento obrero, o de sus luchas económicas. Como lo demuestra la teoría marxista del fetichismo de la mercancía y del capital, la conciencia socialista de la explotación y del carácter irreconciliable del antagonismo entre el capital y el trabajo no surge naturalmente de la experiencia de ser explotado. Para ello hace falta fundir la práctica sindical espontánea del movimiento con la crítica revolucionaria. Solo el partido, sustentado en la teoría científica de la explotación y de la lucha de clases, puede llevar a cabo esta tarea, combatiendo a las corrientes oportunistas, reformistas, pequeño burguesas, que influencian el movimiento obrero y popular. Su objetivo fundamental es generar en todas las circunstancias y por todos los medios, el avance y desarrollo de la conciencia del proletariado con relación a sus intereses históricos generales como clase, en el sentido de la transformación de clase en sí en para sí. Para ello el partido deberá combinar las diversas formas de lucha, la sindical-económica, la política y la teórica. Es precisamente la articulación de estas diversas facetas en una totalidad la que puede impedir que la práctica sindical o política cotidiana del partido degenere en una militancia reformista, desvinculada de las perspectivas y del programa socialista. La trágica experiencia de las innumerables organizaciones de izquierda que minusvaloraron el aspecto de la lucha teórica, y el rol de la teoría marxista, degenerando en el oportunismo sindical, electoral o reformista, confirma acabadamente lo acertado de la afirmación leninista de que "sin teoría revolucionaria no hay revolucíón". Todo lo que sea rebajar el elemento consciente, el rol de la teoría en la determinación de las tácticas y políticas prácticas, ayuda al oportunismo y mantener el atraso político de la clase trabajadora. El carácter no espontáneo de la constitución del proletariado en clase políticamente autónoma, obliga a asumir la disputa teórica por la conducción de este movimiento en cada uno de los enfrentamientos que se libren, cualquiera sean las circunstancias territoriales e históricas en que se desarrolle la lucha.

 

Por eso se trata en lo esencial de centralizar políticamente las luchas obreras, elevándolas desde las reivindicaciones sindicales, o burguesas reformistas (ejemplo, exigir el mero cambio del gobierno o del ministro) hacia la lucha contra el sistema capitalista y su Estado.

 

Es claro que en períodos de ascenso revolucionario, la afluencia de militancia al partido será mayor que en períodos de retroceso. Pero la construcción del partido no puede posponerse a los tiempos de ascenso. La construcción del partido es una tarea permanente, que no depende de etapas determinadas o de la agudización circunstancial de la lucha de clases. Es necesario trabajar pacientemente en el agrupamiento de los cuadros revolucionarios, en su preparación, en la profundización teórica y elaboración tácticas. En este sentido la Liga Comunista se diferencia de las corrientes que postergan la tarea de construcción del partido a un futuro indefinido, en el cual supuestamente "se darán las condiciones" para el agrupamiento de cuadros revolucionarios. En primer lugar porque cuando ese proceso de ascenso que dé las condiciones llegue, ya habrá pasado hace mucho el momento de construcción y consolidación de la organización. En segundo lugar, porque la tarea de delimitación programática y teórica es una necesidad constante. Es habitual encontrar en muchos pequeños grupos de izquierda la idea de que, en momentos de dispersión y fragmentación política de la clase obrera, es necesario primero “acumular fuerzas”, ir sumando adhesión y consenso hacia las ideas de izquierda, aún cuando sea de forma vaga y general, sin tener en cuenta las delimitaciones ni las definiciones teóricas para no “espantar a la gente”. Según esta posición, sólo a medida que se vaya ganando consenso, fuerza y militancia, el propio movimiento va ir planteando la necesidad de ir tomando posición teóricas claras. Pero esta posición olvida u omite que todo el movimiento obrero está atravesado por corrientes políticas que reflejan posiciones de la clase enemiga. Y que por ello es necesaria la lucha implacable y constante contra esas posiciones. Relegar esta lucha es otra de las formas que asume el espontaneísmo, dejando librado al movimiento a la subordinación ideológica por la burguesía.

 

La relación del partido con el conjunto de la clase obrera no es de simple "fusión" con ella, ni tampoco de "externalidad". No es externa en el sentido que el partido es parte de la clase obrera; hasta cierto punto el partido se fusiona con la clase obrera. Su política no puede ser sectaria ni arrogante, sino que deberá apoyar todas las acciones, propias o no, que eleven la conciencia de clase, impulsando al  mismo tiempo la organización independiente y autónoma del proletariado, con el fin de derrocar a la burguesía y conducir a los proletarios a la toma del poder. El partido no va a la clase obrera con "recetas" sacadas del "gabinete de estudio"; por el contrario, es consciente de que las formas de lucha y las reivindicaciones surgen del propio movimiento de masas. El partido debe respetar las formas “naturales” de organización que son fruto de la práctica concreta y participar de ellas no en función de convertirlas en sus apéndices, sino para potenciarlas en forma tal que sus miembros hagan una experiencia superadora. Como se comprueba históricamente, son los organismos naturales de las masas, creados en relación con sus necesidades, los que las masas visualizan en primera instancia en el desarrollo de la lucha. Son ellos los que pueden transformarse, luego de un proceso de avances y retrocesos, y con la participación del partido, en organismo de doble poder. Es sobre la base de todo esto que Lenin decía que la teoría del partido "adquiere su forma definitiva sólo en estrecha vinculación con la actividad práctica de un movimiento verdaderamente de masas y revolucionario".

 

Pero por otra parte el partido es hasta cierto punto "externo" a la clase obrera y se distingue como vanguardia, ya que presenta las perspectivas más generales del movimiento y defiende siempre las posiciones del internacionalismo socialista, frente a los prejuicios nacionalistas y las ideologías estatistas y reformistas de las propias masas. [ En ambos sentidos la Liga Comunista es crítica de la trayectoria y modos de actuar de la izquierda en Argentina. Por un lado, porque mantiene una actitud sectaria, dirigiéndose a la clase con "bajada de líneas" tácticas y dogmáticas, incluso en lo que atañe a las formas más elementales de lucha y a las reivindicaciones. Por otra parte, y paralelamente, porque claudica y hace seguidismo a los programas del nacionalismo burgués].

 

En síntesis, en la concepción de la Liga Comunista el partido no reemplaza a las masas sino que incide sobre ellas para dirigirlas con una política audaz enlazando los problemas más inmediatos con las necesidades estratégicas de la toma del poder, combatiendo tanto el sectarismo dogmático como el oportunismo frente a las corrientes populistas, nacionalistas o burocráticas.

 

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perdón
Por todo el poder a los soviets - Monday, Jun. 06, 2005 at 12:46 AM

ésta es la respuesta que me vas a dar o posteaste estos textos antes de leer mi respuesta?

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Ya va, ya va...
Por Leo - Monday, Jun. 06, 2005 at 6:14 PM

Esa es parte de la respuesta...
Todavía no tuve tiempo de responderte.

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Respuesta a Topo
Por Leonardo Mir - Monday, Jun. 06, 2005 at 10:03 PM

La decadencia o no del capitalismo, la teoría del derrumbe y la organización del proletariado, y otras cuestiones.

 

    Vos intentás demostrar la supuesta decadencia del capitalismo por la vía negativa, o sea, partiendo del supuesto de que el capitalismo en su fase ascendente no enfrentaba con energía los reclamos de los trabajadores. Hay dos falsedades en tu demostración. Primero, la burguesía siempre enfrentó enérgicamente a los trabajadores, y segundo, no es cierto que hoy la burguesía sea más dura que antes. En definitiva, el parámetro de la dureza de la burguesía para enfrentar a los trabajadores no demuestra ni deja de demostrar la decadencia o no del capitalismo. Cuando la burguesía -en todo caso- fue más blanda, fue cuando temió perder su poder y la revolución rusa aún resultaba un faro de atracción para las masas populares y de peligro para los capitalistas, entonces se apeló a la política de las concesiones ante el temor a perderlo todo. Antes de eso existen sobrados ejemplos de la dureza de la respuesta burguesa toda vez que el proletariado luchó por mejorar sus condiciones de vida o intentó sublevarse.

    Lo que no puede negarse es que el capitalismo de hoy no es igual al de dos siglos atrás, ni tampoco puede dejarse de percibir que la burguesía a desarrollado intensamente su capacidad de dominio. La idea que debe ponerse en cuestión es esta: ¿el capitalismo está al borde del colapso?, ¿se derrumbará él solo por motivos objetivos, intrínsecos a sus leyes de funcionamiento?, la teoría del derrumbe, ¿señala una tendencia o, acaso, es más que eso?, es necesario organizarse solo para acortar los dolores del parto (como se desprende de tu posición objetivista), o, en cambio, (como sostenemos, entre otros compañeros, desde la Liga Comunista) es necesario que el proletariado se organice so pena de continuar arrastrando por los siglos de los siglos las cadenas de la explotación.

    Tu suposición de que,

 si el capitalismo no estuviera en decadencia, entonces las luchas salariales no serían enfrentadas de manera tan enérgica por el poder burgués (políticos, policía, sindicatos, medios de información), y que podrían arrancársele al gobierno medidas para reducir el desempleo e incluso la reducción de la jornada laboral, y si el capitalismo no estuviera en decadencia no habría ni movimiento piquetero ni el sindicalismo "asambleario" o de base, pues no harían falta métodos radicales para conseguir reivindicaciones,

no tiene asidero alguno. La reducción de la jornada la obtuvieron los compañeros del subte y van por ella algunos sectores de estatales. Pero lo que cuenta en verdad, es que las reivindicaciones se pueden obtener en períodos alcistas de la economía, y eso es precisamente lo que está sucediendo.

    El capitalismo además, también se encuentra en expansión. Lógicamente, cuando hablamos de período alcista, se debe entender que hablamos en términos de coyuntura, y cuando hablamos de que está en expansión hablamos de un período más extenso que una coyuntura. Entonces, el capitalismo está en expansión desde hace aproximadamente quince años. Los indicadores económicos señalan eso, China va hacia el capitalismo, la región de la ex URSS, igual. La forma de relación salarial continúa extendiéndose en todo el mundo, y muchos otros datos -que vos mismo señalaste- lo confirman.

 

    Tu suposición de que porque Trotsky dijo en 1938 que el capitalismo se estaba hundiendo y el boom de posguerra lo demostró equivocado, y que entonces ahora nosotros tiramos para el otro lado diciendo que "el capitalismo siempre es capaz de regenerarse" lo cual implicaría -afirmás- una negación de la realidad y un abandono de la teoría marxista, es un razonamiento muy superficial. En efecto, Trotsky teorizó incorrectamente a partir de una situación coyuntural, que las fuerzas productivas habían dejado de crecer, colocando esa cuestión como idea paradigmática de su Programa de Transición, y desprendiendo a partir de allí toda una concepción que se arrastra hasta nuestros días por fuerza de la desidia de unos y el interés de otros. Nosotros no tiramos para el otro lado sino que ponemos de manifiesto lo que la historia demuestra y el materialismo dialéctico enseña, que el capitalismo no se cae solo, que habrá que hacerlo caer.

 

    La distinción entre el programa mínimo y el programa máximo no es más que volver a poner las cosas en su lugar, partiendo del entendimiento de que el proletariado y las masas comienzan sus luchas siempre por las reivindicaciones inmediatas, económicas o reformistas. Y nosotros no solo no despreciamos esas luchas sino que las apoyamos entusiastamente en la medida de nuestras posibilidades. Sabemos perfectamente que esas luchas solas no bastan, pero no nos salteamos ninguna etapa, es más, creemos que los aventurerísmos son ciertamente nocivos para alcanzar los objetivos últimos de la clase obrera.

 

    Volviendo un poco sobre tu visión objetivista del derrumbe, vos decís que,

Muchas maneras de retardar lo inevitable son medidas extra-económicas. La invasión y "reconstrucción" de países periféricos ofrece un camino para realizar la plusvalía del sector militar-industrial, pero los costos políticos y humanos son cada vez más difíciles de asumir.

    Pero no sacás las conclusiones necesarias de lo que decís: ¿para quién son cada vez más difíciles de asumir los costos políticos y humanos? ¿Vos creés que a Bush o a Condolezza les va a temblar el pulso si se ven en la circunstancia y necesidad de desarrollar una tercera guerra mundial? Y luego de esa guerra... otra vez a relanzar el capitalismo con nuevos planes Marshall...

    La burguesía a apelado siempre a lo largo de la historia a las medidas extraeconómicas y lo seguirá haciendo todas las veces que le sea preciso. Por eso es que no se trata solo de acortar los dolores del parto, sino de parir, y para parir primero hay que fecundar, hay que desparramar las ideas revolucionarias entre las masas obreras y trabajadoras, enseñándoles que la revolución no viene sola sino que será obra de ellos mismos, o no será.

 

Más adelante, luego de señalar la tendencia a la disminución de la tasa de ganancia, decís que:

Por eso, a pesar de las medidas extra-económicas de la burguesía, la lucha por el reparto de la plusvalía entre capital y trabajo se hace una con la lucha por la abolición del capital (lo sepa o no el proletariado). La lucha por mejorar las condiciones de vida dentro del capitalismo se termina identificando con la lucha contra el capitalismo.

Pero el que las luchas reivindicativas terminen en lucha política no es algo automático. Ni siquiera estoy diciendo que sea imposible que suceda esa elevación. ¡Pero no por ello vamos a abstenernos de pelear por elevar las luchas al plano político esperando que suceda en forma espontánea! Además, eso de que las luchas por el reparto "se hacen una" con la lucha por la abolición del capital es una mera afirmación tuya, indemostrada y peligrosa, que lleva a arrastrarse ante lo espontáneo, a rendirse ante lo objetivo; con el agravante de que esa inacción no va a ser respetada por la burguesía sino que nos van a golpear con todo su poder extra-económico mientras nosotros nos sentamos a ver como el capitalismo se cae... encima nuestro.

 

    Según vos, la lucha de clases se radicaliza. Esa afirmación hecha en el marco de un análisis coyuntural y limitado geográficamente podría demostrarse en algún caso como verdadero. Pero, ¿es eso lo que querés decir? No, yo creo que lo que pretendés estar señalando es algo más que una tendencia coyuntural o episódica y que no te referís a un país o región específica. Lo que vos creés es que,

 la burguesía se ve obligada a combatir encarnizadamente las luchas de los trabajadores y éstos a su vez se ven obligados a pasar de métodos reformistas a métodos radicales, abandonando las direcciones que no estén a la altura de las circunstancias y creando nuevas herramientas. La lucha de clases se radicaliza y ésto se expresa en la auto-organización "nihilista" (asamblearia),

como si eso que señalás fuera el concierto general y mundial de la realidad de la lucha de clases. Como si la lucha de las masas laboriosas avanzara sin dificultades aquí y allá, sin retrocesos, sin que la burguesía pueda oponerse a la fuerza objetiva y espontánea de su ocaso y del devenir revolucionario. Está muy bien que se señalen los aspectos progresivos de la realidad, que se marquen los casos en que los trabajadores logran dar pasos adelante y trabajar en ese mismo sentido, pero tu discurso es francamente existista, y por lo tanto, peligroso, ya que abre el camino al aventurerismo, al espontaneísmo, no educa en las verdaderas dificultades que supone la magnitud del enfrentamiento planteado, no prepara a las masas para asumir las tareas necesarias, es un discurso que parte de lo irreal y que lleva al fracaso.

    Sobre la organización gremial me remito al punto de las Premisas que expuse anteriormente. Solo agregaré acá que de ninguna manera nos rendimos ante las estructuras dadas sino que nos atenemos a la realidad del mundo del trabajo y a la experiencia obrera, impulsando la independencia de clase y la lucha contra la burocracia, pero en la medida que la clase no genere organismos distintos o superiores no somos aventureros ni desconocemos las relaciones de fuerza existentes.

    Sobre la conciencia de los trabajadores y su desarrollo, todo lo que escribiste refleja un punto de vista muy personal, que deja de lado la conciencia real de las masas. Los trabajadores, la masa obrera, contrariamente a lo que vos suponés o deseás, ni se plantea la posibilidad de un gobierno de ellos mismos que acabe con la miseria, la injusticia y toda la mierda actual. Las relaciones burguesas están naturalizadas en sus conciencias. La masa no tiene la conciencia que posee la vanguardia, ni la tuya ni la mía. No se trata de que los trabajadores no puedan comprender, se trata de que la burguesía lucha despiadadamente para que no lo comprendan. Los trabajadores no solo saben -como vos decís- que enfrentar al estado no es joda, sino que además, en su gran mayoría, repudian a los que enfrentan al estado.

    Es cierto que la conciencia, en determinadas circunstancias avaza a grandes trechos. Pero reconocer ese hecho y luego quedarse de brazos cruzados, o peor aún, intentando convencer de que no es preciso organizarse en partidos, que el capitalismo se derrumbará objetivamente, es criminal. Siguiéndote a vos, ¿para qué estudiar?, ¿para qué leer a Marx?, si total
"un obrero nacionalista y católico puede estar en la práctica a la izquierda del más rojo y ateo de los marxistas cuando por obra y gracia del derrumbe objetivo y el movimiento espontáneo los obreros se vuelvan revolucionarios".

 

    Nosotros, no sobrevaloramos la capacidad de maniobra de la burguesía, estudiamos la historia y sacamos nuestras conclusiones de ella. No somos idealistas en cuanto al papel de la conciencia sino terriblemente materialistas, porque sabemos que la conciencia emana de la realidad y que las ideas dominantes son las ideas de la clase dominante. Pero, contrariamente a lo que vos recomendás, no nos doblegamos ni nos sometemos ante lo objetivo. Creemos que el devenir social resulta de una combinación dialéctica de factores objetivos y subjetivos.

    Nosotros, por supuesto, no desdeñamos el conocimiento científico y creemos que el materialismo histórico y dialéctico es la única ciencia social verdadera. El hecho de que por razones históricas el pensamiento científico en el área social haya surgido efectivamente fuera de la clase obrera, es eso, un hecho histórico -el cual puede ser explicado, pero no es lo importante acá-, lo que interesa aquí y ahora es que el verdadero conocimiento científico social existe ya dentro de la clase obrera, no debe ser llevado hacia la clase desde fuera de la clase.


    Efectivamente nosotros creemos que el proletariado necesita un partido que lo dirija, que sea el guardián de la conciencia de clase y de la voluntad revolucionaria, que se encargue de educar a los obreros en el comunismo, pues "lo espontáneo es [sólo] la forma embrionaria de lo consciente" y no hay dios, ni burgués, ni pequeño burgués que haya demostrado hasta ahora lo contrario. La Liga Comunista, tiene la virtud -se agradece el reconocimiento- de que valoriza más que las demás corrientes la lucha teórica y la propaganda. Pero no solo eso. La Liga Comunista posee unas Premisas Teóricas y Políticas que critican sobradamente las teorías en boga en gran parte de la vanguardia. En cuanto a nuestro "leninismo", lo cual vos ves como un problema, es para nosotros una virtud. De todos modos creo que es necesario una aclaración: reivindicar a tal o cual revolucionario o teórico, como es el caso de Lenin o Trotsky, no significa en modo alguno aceptar acríticamente todas y cada una de sus acciones y de sus escritos. Nosotros reivindicamos a Trotsky pese a someter a profunda crítica una parte de su pensamiento y de su acción. He de reconocer que, al menos en lo personal, he encontrado menos cosas criticables en Lenin que en Trotsky, de todos modos yo he adelantado una visión crítica del bolchevismo antes de que vos lo hicieras. Sin embargo parece ser que en tu apresuramiento ya renegás del leninismo de conjunto sin haberte tomado el trabajo de realizar una crítica medulosa del período bolchevique. Nosotros consideramos que de la experiencia bolchevique se deben y se pueden extraer enseñanzas, por eso pensamos que:

deberá tenerse especial cuidado y luchar contra las tendencias - que pueden surgir en medio de las dificultades que impone toda revolución - a sustituir la acción del proletariado por la del partido; la acción del partido por la de su dirección. A procurar que la dirección de las empresas y los lugares de trabajo esté a cargo de comités de trabajadores, técnicos y consumidores, y no sea unipersonal. E impedir la subordinación de los sindicatos al Estado revolucionario. [Premisas Teóricas y Políticas de la Liga Comunista, 9. La democracia obrera] 

 

 

    "Todo lo que sea rebajar el elemento consciente, el rol de la teoría en la determinación de las tácticas y políticas prácticas, ayuda al oportunismo y mantener el atraso político de la clase trabajadora."

 

    "En síntesis, en la concepción de la Liga Comunista el partido no reemplaza a las masas sino que incide sobre ellas para dirigirlas con una política audaz enlazando los problemas más inmediatos con las necesidades estratégicas de la toma del poder, combatiendo tanto el sectarismo dogmático como el oportunismo frente a las corrientes populistas, nacionalistas o burocráticas."

 

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lamentable
Por todo el poder a los soviets - Tuesday, Jun. 07, 2005 at 1:45 AM

En muchas partes de tu texto se nota que es una respuesta apresurada, con demasiada retórica y que se agarra de pocas frases de mi escrito en vez de hacerlo en su totalidad. Por esa misma razón se nota aquí la ausencia de una respuesta seria hacia varios temas que planteé y mucho de lo que decís ya te fue respondido en mi anterior mensaje.

Entonces en vez de realizar la agotadora y frustrante tarea de responder punto por punto (encima teniendo que desmentir, repetir lo que dije antes, etc.) voy a responder lo verdaderamente nuevo en tu mensaje:


"Sobre la organización gremial me remito al punto de las Premisas que expuse anteriormente. Solo agregaré acá que de ninguna manera nos rendimos ante las estructuras dadas sino que nos atenemos a la realidad del mundo del trabajo y a la experiencia obrera, impulsando la independencia de clase y la lucha contra la burocracia, pero en la medida que la clase no genere organismos distintos o superiores no somos aventureros ni desconocemos las relaciones de fuerza existentes."

Con ese criterio, hay que participar en las instituciones estatales, ya que la clase obrera no ha generado todavía organismos de gobierno. Esto es oportunismo puro, está a la derecha de las acciones de la vanguardia obrera actual. ¿Y después me salís con que yo me rindo ante lo objetivo?


¿Cómo hacés para sostener que "China va hacia el capitalismo, la región de la ex URSS, igual" cuando vos, correctamente, caracterizabas a esos países como capitalismo de Estado? ¿Ahora un país capitalista va al capitalismo?


La palabra que utilizaste para referirte a lo espontáneo ("arrastrarse") es toda una definición. Muestra que vos te creés bastante más arriba del conjunto de la clase que "se arrastra" en lo espontáneo. El hecho de que te muestres ofendido por mi ejemplo del obrero "nacionalista católico" también demuestra tu desconocimiento de una realidad de toda revolución que Lenin y Trotsky captaron en la rusa (aunque sin sacar las conclusiones adecuadas, por supuesto):

"A un liberal que afirmaba a principios de mayo que cuanto más hacia la izquierda se inclinaba el gobierno más hacia la derecha viraba el país -huelga decir que por «país» este liberal entendía las clases poseedoras exclusivamente-, Lenin hubo de replicarle: «Os aseguro, ciudadano, y podéis creerlo, que el país de los obreros y campesinos pobres es mil veces más izquierdista que los Chernov y los Tsereteli, y cien veces más que nosotros. Y si usted vive, ya lo verá.» Lenin entendía que los obreros y los campesinos estaban situados cien veces más a la izquierda que los propios bolcheviques. A primera vista, esto podía parecer, cuando menos, infundado, ya que los obreros y los soldados seguían apoyando a los conciliadores y desconfiaban, en su mayoría, de los bolcheviques. Pero Lenin iba más allá. Los intereses sociales de las masas, su odio y sus esperanzas, pugnaban aún por exteriorizarse. Para ellos, los conciliadores representaban sólo una primera etapa. Las masas estaban incomparablemente más a la izquierda que los Chernov y los Tsereteli, aunque aún no tuviesen conciencia de su radicalismo. Y Lenin tenía también razón cuando decía que las masas eran más izquierdistas que los bolcheviques, pues el partido, en su aplastante mayoría, no se daba aún cuenta de la magnitud de las pasiones revolucionarias que hervían en el seno de las masas y que empezaban a despertarse." - Trotsky, Historia de la Revolución Rusa

Entonces por más que en el programa de ustedes hablen con frases lindas y muy consideradas de no sustituír a las masas, es exactamente lo que pasaría mientras sigan identificando -a la manera leninista- conciencia revolucionaria con conciencia intelectual y a la esponteaneidad como algo negativo a lo que hay que eliminar. Y el hecho de que pongas el grito en el cielo por mi ejemplo del obrero nacionalista católico demuestra que vos no preveés que alguien que no sea marxista pueda estar -en los hechos- a la izquierda de alguien que lo sea.


Por otro lado, es totalmente irrisorio que justo hoy, con lo que pasa en Bolivia, me discutas la tendencia de la lucha de clases a radicalizarse.


Después te tomás la libertad de calumniarme diciendo que yo llamo a quedarse de brazos cruzados. Francamente me parece un recurso stalinista lo tuyo, ya te vas pareciendo a uno que yo sé.

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textos de referencia
Por todo el poder a los soviets - Tuesday, Jun. 07, 2005 at 11:06 PM
cica_web@yahoo.com

Para luchar contra el capital hay que luchar también contra el sindicato.

http://www.geocities.com/comunistasdeconselhos/P_luchar.htm

La inevitabilidad del comunismo.
http://www.geocities.com/comunistasdeconselhos/M_inev.htm

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Respuesta a Topo
Por Leonardo Mir - Wednesday, Jun. 08, 2005 at 1:08 PM

Topo:

 

Para debatir no es necesario insultar ni histeriquear, más bien eso es contrario a la fecundidad del debate. Yo no voy a entrar en esa modalidad y sería bueno que vos no lo hicieras tampoco. Tus afirmaciones acerca de que la mía habría sido "una respuesta apresurada, con demasiada retórica y que se agarraría de algunas pocas frases de tu escrito" es un intento vano de rebajar mis posiciones políticas. El que no las compartas no te habilita para desacreditarme. Cuando yo inserto párrafos de tu autoría (o de quien fuera) es al efecto de ser lo más claro posible, de mostrar las conexiones y, precisamente, para que no se suponga que "me agarro de una o dos frases", o que mal interpreto o que pongo fuera de contexto. Entonces, tus reclamos histericosos no los acepto y te llamo a la reflexión para que no te consolides en un método de discusión que no sirve a un propósito constructivo. Tampoco acepto que tergiverses mis posiciones para sostener las tuyas. Esto viene a cuento de que supuestamente, según vos,  yo caracterizaba como "capitalistas de estado" a los regímenes burocráticos. Mi posición al respecto es que esos no fueron estados obreros, ni estados obreros con algún adjetivo agregado. Por supuesto que eso no fue tampoco capitalismo liso y llano. He manifestado abiertamente y con total honestidad que no pretendo poseer una definición acabada y completa de qué fueron esos estados, en la medida de posibilidades he estudiado y meditado sobre este tema y he escrito unas cuantas cosas que si querés podés releerlas si es que no te acordás bien.

 

Pasando a las posiciones de tu último escrito.

 

Vos pretendés establecer un paralelo entre la posición de atender a la realidad de que -mal que nos pese-, la burocracia sindical existe y tiene poder y se halla enquistada en las estructuras sindicales superiores, y que, pese a ello, creemos que debe impulsarse la lucha sindical por reivindicaciones económicas -y también la lucha antiburocrática-, y  vinculás esta orientación con ¡participar en las instituciones estatales! Es que vos advirtiendo que el estado burgués ha logrado, en efecto, inficionar las superestructuras obreras (burocratizarlas), de ese hecho deducís una conclusión incorrecta: que las superestructuras sindicales son estatales. Deberías comprender que la extensión que efectuás es arbitraria e incorrecta. Absolutizás a partir de una parte, es decir que practicás una sobre generalización.

Impulsar las luchas reivindicativas a través de los organismos existentes no es en modo alguno oportunista. Fijate que nosotros no le decimos a los obreros: "luchen dentro de los sindicatos", o "no saquen los pies del plato". No, les decimos que luchen, advirtiendo que no escuchen llamados como el tuyo de que "si van a luchar, ojo, no lo hagan con los sindicatos porque son burgueses". No, nosotros, estamos a favor de que luchen con los organismos que ellos elijan, y si son, como de continuo sucede, los que tienen más a mano, es decir, las estructuras sindicales, pues bien, adelante. Y les decimos que en ese camino van a tener que sacarse de encima a los burócratas de todo pelaje, les decimos, "no confíen en los dirigentes que transan, en los que no consultan a las bases, en los que ya han mostrado ser entreguistas de las luchas", "cuidado, pero luchen, organícense y luchen". Estamos a favor de que los trabajadores nos autoorganicemos y de que mientras nos sacamos de encima a la burocracia peleemos por aumentos de salario, por el reconocimiento de nuestros dirigentes, por la libertad sindical y por la extensión y profundización de todos nuestros derechos. Y, simultáneamente les decimos, con esto no basta, no basta con la lucha por el salario, no basta con echar a la burocracia, no basta con la lucha salarial y reivindicativa, hay que ir por más, hay que ir por el poder del estado, hay que ir por el socialismo y que hay que ir hacia una sociedad sin clases. Ahora, por supuesto, te imaginarás que todo esto no puede decirse como una ensalada, todo el tiempo y en cualquier circunstancia; obviamente hay que saber dirigirse a las masas y decir las cosas con calma y ordenadamente.

 

En cuanto a lo del obrero católico que se pone a la izquierda de muchos marxistas, negarlo sería de un dogmatismo estéril. Ahora, deberías haberte dado cuenta de que yo no estaba negando esa posibilidad particular y singular, sino que me refiero al hecho general de que es vital no rendirse ante lo espontáneo. El ejemplo del obrero católico que se radicaliza no sirve si lo utilizás para contraponerlo a la politización a la necesidad del estudio de la historia y de la teoría. Eso es lo que quise señalar, tu desdén por lo conciente en pos de tu nueva adopción hacia el objetivismo. (Adopción que nos es materialista sino idealista).

 

La relación entre conciencia y espontaneidad no es tan simple como vos la planteás. El que pongamos en su lugar la importancia del factor conciente y del partido no niega -como vos pretendés- que desconozcamos la existencia de los factores espontáneos. Cuando digo que te arrastras al factor espontáneo, a lo objetivo, es porque ahora has adoptado esta nueva (nueva para vos, vieja como la injusticia) postura espontaneísta, disfrazada de anti-estado, anti-dirigentes, anti-autoridad. (Y cuando digo disfrazada no creo que lo hagas malévolamente -concientemente-, no, creo que lo hacés inconscientemente, infantilmente).


El colmo de tu infantilismo es la forma en que te impresionás con los hechos que están ocurriendo en Bolivia, hechos en los que creés estar viendo la concreción de tu "nuevo" ideal. Por el contrario, Bolivia es un clarísimo ejemplo de cómo los obreros luchan a pesar de la burocracia, pero encontrándose con la losa burocrática no la lograrán superar si no logran elevarse concientemente, y no existiendo un partido revolucionario con inserción en las masas, de lo lograrse cubrir este aspecto, el techo no podrá ser superado y una nueva derrota se avecinará.

 

(No tiempo tiempo para seguir, me tengo que ir a trabajar).

 

Saludos.





 

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Trotskysmo en un solo planeta???
Por todo el poder a los sorets - Wednesday, Jun. 08, 2005 at 1:16 PM

la inevitabilidad del trotkismo interplanetario
http://www.forteantimes.com/articles/176_trots.shtml

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para alcanzar la vida eterna...
Por todo el poder a los sorets - Wednesday, Jun. 08, 2005 at 1:25 PM

la inevitabilidad de ir a misa todos los domingos:

http://www.elvaticano.com/
http://www.catolicos.org/
http//http://www.enciclopediacatolica.com/met.htm

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empecemos por casa
Por todo el poder a los soviets - Wednesday, Jun. 08, 2005 at 1:32 PM

"Histericoso", "infantilismo"... ¿y vos me llamás a usar métodos constructivos de debate?

Y aunque te enoje, en este nuevo mensaje (que vos admitís que escribiste apurado) se ve que no has leído con atención lo que te dije (por eso salís que mi posición a los sindicatos depende exclusivamente de la analogía con el parlamento).

Esto se nota también en lo que vos seguís llamando la relación entre conciencia y espontaneidad. Aquí tendría que ponerme a repetir todo lo que dije antes, sobre que hay distintos tipos de conciencia, no sólo la conciencia intelectual.

Y sí, tu actitud es la de polemizar agarrándote de frases sueltas en vez de leer calmadamente mis opiniones, evaluarlas, y después responder. Pero no creo que lo hagas malévolamente -concientemente-, no, creo que lo hacés inconscientemente, infantilmente.


Lo único que tengo para responder es que realmente pensé que vos calificabas a la URSS como capitalismo de Estado. En todo caso fue una confusión mía.


Te recomiendo que te tomes tu tiempo, y así como yo leí el programa de la Liga Comunista, vos leas los textos de referencia que mandé. Mejor que respondas dentro de un mes pero bien (conociendo mis posiciones y no la caricatura de ellas) en vez de perder el tiempo en un diálogo de sordos.

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