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ANTROPÓLOGOS EN EL MUNDO INDIO DE LAS AMÉRICAS
Por Asunción Ontiveros Yulquila - Monday, Jun. 06, 2005 at 3:40 PM
yulquila49@yahoo.com.ar (0388) 425 - 3433 Av. Remedios Escalada Nº 425; Barrio 25 de Mayo; (4612) PALPALA; Jujuy, Argentina

DATOS Y REFLEXIONES

En enero de 2000 el oleoducto Sica Sica – Arica, Bolivia, administrada por la transnacional Enrón - Shell sufre una rotura. “En aquella ocasión, el derrame contaminó con crudo reconstituido casi 200 comunidades aymaras y las dos únicas comunidades de Uro – Muratos que existen a través del río Desaguadero y la laguna Poopó. El consorcio Enrón Shell, como empresa responsable del vertido, actuó de manera propotente en las negociaciones de compensación, desembarcando un ejército de antropólogos que se dedicaron a estudiar, más que solucionar las demandas de los damnificados. Los Uro-Muratos, que vivían en estrecha dependencia de la caza y de la pesca de la laguna contaminada, obtuvieron tras marchar en protesta hasta la ciudad de Oruro, una caja de productos anlatados”, describe Marc Gavaldá, investigador y analista del colectivo “Observador Transnacional” de Barcelona, en su edición del 29 de mayo reciente. Los antropólogos “se dedicaron a estudiar”, es una frase descriptiva que se repite casi cotidianamente cuando se trata la realidad de un pueblo aborigen, sea Ashaninka o Aymara.

La antropología es una ciencia que estudia al “hombre” desde varias perspectivas, social, cultural, física, médica, biológica etc. Su objeto de estudio es el “hombre”, genéricamente. Puede estudiar, desde una perspectiva biológica, al papa nazi Joseph Ratzinger en su medio cultural y social que es el Estado Vaticano. Pero, los antropólogos no lo harán porque Joseph Ratzinger es parte del mundo del sujeto pensante de Europa, es catedrático de teología, alemán y ahora ostenta el mandato de Papa. Los antropólogos de las escuelas o modelos inglesa, alemana y francesa, desde que se oficializa la antropología como ciencia social, desde mediados del siglo XIX gregoriano, siempre prestaron servicios a favor de las empresas transnacionales y de los Estados imperialistas. Los intereses imperialistas de Gran Bretaña y de Francia promovieron la profesión. Los antropólogos recopilaban información y conocimiento de los “exóticos salvajes”, de los objetos de estudio, para consumo de las potencias centrales y de sus compañías: había que preparar el terreno o el camino para exportar la “civilización” e importar las materias primas.

En el mundo de las Américas, los antecesores de los antropólogos actuales eran los misioneros católicos; los dominicos, jesuitas, franciscanos y otros. En la Quebrada de Humahuaca, ubicada en el altiplano de la provincia de Jujuy, Argentina, entre 1580 y 1594, hicieron de “antropólogos” los jesuitas dirigidos por Gaspar Monroy, quien, según la historia oficial de Jujuy “(...) trataba de convivir con los indios y hasta bebió con el cacique (Viltipoco) la chicha, que para los españoles era repugnante, por el sistema antihigiénico de fabricarla”. Gaspar Monroy y sus secuaces, el 19 de abril de 1593, acompañaban a la delegación de los kollas de la Quebrada de Humahuaca que se encontraban en la ciudad española de Charcas, para supuestamente “negociar” con la Audiencia colonial la concesión de la encomienda “omaguaca” a los gobernantes kollas Viltipoco y Tolay. Mientras la delegación de Viltipoco y Tolay “negociaban” en Charcas, ubicado a más de 500 kilometros al Norte de Humahuaca, los invasores españoles capitaneados por Francisco de Argañarás y Murguía “fundaban” la ciudad de Salvador de Velasco (Jujuy). Excelente operación “antropológica” la del “padre” Gaspar Monroy. En mayo de 1594 los gobernantes Viltipoco y Tolay eran secuestrados por los “conquistadores” mientras celebraban la fiesta de la cosecha en la comunidad de Purmamarca.

En noviembre de 1997, en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, de la Universidad Nacional de Jujuy, se realiza el “Seminario Internacional de Relaciones Sinérgicas entre la Medicina Académica y la Tradicional”. Concurren antropólogos, médicos de la medicina oficial y médicos de la medicina tradicional (aymaras y kollas). Al finalizar el evento, se reúnen en una cafetería el antropólogo Jorge Palma, nacido y formado en la ciudad de La Plata, Argentina, Asunción Ontiveros Yulquila y varios estudiantes de la carrera de Educación para la Salud. Yulquila pregunta al antropólogo sí creía en el “Dios crucificado” de los cristianos y sí aceptada la versión de que el Hanan Inka Atawallpa era el asesino intelectual de su hermano Waskar. Jorge Palma responde que cree en “Dios” y que Atawallpa no sólo era un asesino sino también un impostor como todos los inkas. Yulquila responde: sí usted cree en el “Dios” cristiano quiere decir que está de acuerdo con el discurso de los invasores genocidas. El antropólogo se enfada y grita: ¡¡¡Me cago en la Pacha Mama, me cago en Atawallpa...!!! Los estudiantes comprendimos que el antropólogo arrastraba sobre sus espaldas y sobre todo en su memoria todo de tipo de categorías ajenas y distantes de la historia, identidad y realidad de los pueblos indios.
Jorge Palma estudia las tecnologías de la medicina tradicional de los kollawallas de Bolivia, pero no consume tal medicina, ni intenta hacerlo. Esta manera de actuar de los antropólogos no varía mucho con las maneras que prevalecían en el siglo XIX. Actualmente, hay excepciones por cierto, sobre todo en los que estudian en universidades donde el sujeto pensante ya no es Europa ni los Estados Unidos de Norteamérica. Los que continúan con las viejas prácticas tendrían que leer los mensajes de filósofo francés Jean Paul Sartre, como por ejemplo, la dirigida a sus coterráneos en relación a las colonias: “Europa no ha podido hacerse hombre sino fabricando esclavos y monstruos. Nuestras víctimas nos conocen por sus heridas y por sus cadenas: eso hace irrefutable su testimonio. Basta que nos muestren lo que hemos hecho de ellas para que conozcamos lo que hemos hecho de nosotros mismos. Es el fin, como verán ustedes: Europa hace agua por todas partes. ¿Qué ha sucedido? Simplemente, que éramos los sujetos de la historia y ahora somos lo objetos”.

José Pablo Feinmann, filósofo y periodista argentino parafraseando al mensaje citado de Sartre infiere: “Europa se ha hecho haciendo esclavos y monstruos. Los esclavos y los monstruos se rebelan y en esa rebelión, por medio de ella, se hacen hombres y sujetos de la historia. Europa, la esclavizadora, la del terror de los paracaidistas en Argelia (que instruyeron a nuestros genocidas de 1976), ya no tiene el logos, ya no tiene el fonocentrismo, ya no tiene que decir. El sujeto está en otra territorialidad ontológica: la periferia. Los esclavos y los monstruos de la Europa capitalista: ahora ellos tienen la palabra”. Cuánta realidad, y es una descripción, que tendrían que aprender los antropólogos, sobre todos los “románticos”, que creen que un “indígena”, como ahora gustan llamar, es una pieza para objeto de tesis; y que luego intentan “fosilizar” para que se “mantenga en una relación armónica con la naturaleza”, para que los países potencias tengan imágenes y paraísos donde masturbar sus neuronas en tiempos de ocio. En esta perspectiva actúan, por ejemplo, los antropólogos de la World Wildlife Fund, WWF, cuyo fin es conservar paraísos donde la flora, la fauna y los seres humanos se mantengan “aislados del mundo moderno”. Uno de los principales auspiciantes de la WWF es la familia Real de Gran Bretaña.

El 31 de marzo de 2005, en la ciudad de Lima, la WWF otorgó premios al presidente del Perú Alejandro Celestino Toledo Manrique y a su esposa Eliane Karp, de profesión antropóloga, graduada en la Universidad de Stamford, USA. Toledo recibió la distinción “Regalo por la Tierra” y Karp “Líderes por un Planeta Vivo” . El gobierno del Palacio de Pizarro acepta que los pueblos “indígenas” de la Zona Reservada del Alto Purús, “vivan en aislamiento voluntario” como “seres vivientes” dentro de un sistema llamado Parque Nacional y Reserva Comunal. ¡¡¡Perfecto!!! Son los deseos subjetivos de los miembros y de los sponsor de la WWF. ¿Cuáles serán las perspectivas, los sueños de los Amahuaca, Ashaninka, Cachinahua, o de los Yine? ¿Desearán conocer a los directivos de la WWF y compartir una comida? ¿Desearán conocer al presidente del Perú? ¿Desearan tener un par de lentes para leer y tejer en momentos de ocio, como las lentes que usa cotidianamente el presidente de la Federación de Comunidades Purús? ¿No desearán viajar a USA para conocer la sede del Banco Mundial, o Israel y la China Continental?

En fines de 1984, en Bogotá, Colombia, se celebraron consultas y acuerdos de relaciones laborales entre la Compañía inglesa Goldcrets & King y los representantes de las comunidades Waunanas del Chocó, cuyo territorio limita con la República de Panamá. Más de 300 personas entre niños recién nacidos, mujeres embarazadas, jóvenes, adultos y ancianos debían ser protagonistas en la filmación de la película “La Misión”, que se realizaría en el jurisdicción de Santa Marta y de Cartagena “de Indias”. En las negociaciones participaron antropólogos consultores y dirigentes de los respectivos sindicatos de los trabajadores de Colombia. Se acordaron relaciones ensalzadas de paternalismo: los “indígenas” waunanas desayunaban sancocho de pollo o de pescado, tomaban té, dormían en hamacas, almorzaban sopa de cangrejos, bebían cerveza de vez en cuando y tenían que vivir aislados de los ingleses para que no se contaminaran de la “civilización”. Los ingleses residían en hoteles, desayunaban café, leche, huevos fritos, jugo de naranja, galletas, salchichas. De lunes a viernes, los desayunos, almuerzos y meriendas se realizaban en un campamento ubicado cerca del escenario de la filmación. Solo un tabique de cartón separaba durante las comidas a ingleses (obreros, técnicos, productores actores y el director) y waunanas (actores extras que hacían de guararníes en la película).

Las diferencias entre los dos mundos “ingleses” y “waunanas” eran evidentes y racistas, como por ejemplo, por el olor de las comidas y la variedad y peso específico de las mismas. Los waunanas no son estúpidos, son tan sujetos pensantes como lo es Robert De Niro. Organizaron y ejecutaron una huelga para que los productores universalicen las comidas: waunanas e ingleses debían comer las mismas comidas, beber los mismos líquidos, hacer uso los mismos sanitarios. ¡¡¡Éxito de los sujetos pensantes!!! ¿En qué habían fallado los antropólogos y los sindicatos, los productores ingleses? Consideraron a los waunanas simplemente como objetos de la historia y del presente. Cuando concluye la filmación en Colombia, los waunanas retornaron en un vuelo charter desde Santa Marta hasta el Chocó; con el dinero producto del trabajo de actores extras, los varones adquirieron rifles y balas para mejorar las relaciones con su mundo de la caza y de la pesca. Adquirieron balas y una relación de dependencia con los fabricantes y los comerciantes dirán muchos. Pero así es la historia, donde hay cambios hay historia. Los waunanas son sujetos de la historia. ¿Quién dice que sólo los antropólogos son sujetos de la historia?

E junio de 1989, arriba a la ciudad de Ginebra un joven dirigente xavante del Brasil; residía en una comunidad administrada ideológica y políticamente por una orden de misioneros católicos oriundos de Alemania. En Ginebra, la Organización Internacional de Trabajo estaba sancionando la reforma del viejo Convenio 107, hoy Convenio 169. El xavante fue acompañado en su viaje transoceánico por una pareja de antropólogos europeos que trabajaban en Río de Janeiro. En Ginebra lo dejan a cargo de la delegación diplomática del Consejo Indio de Sud América, CISA. Bastó siete días de estadía en Ginebra para que el joven xavante hablara sobre la discriminación, el racismo que imperaba en su comunidad, en las relaciones con los misioneros alemanes, y sobre sus perspectivas. “Los misioneros alemanes no quieren que los xavantes nos bañemos en la ducha que tienen ellos, siempre nos dicen que debemos bañarnos en el río para no perder nuestra cultura; ellos durante la noche escriben con una computadora y se comunican con Alemania, usan perfumes y alimentan con buenas comidas, ¿por qué pasa eso? Yo quiero tener una computadora; los xavantes somos fuertes, inteligentes; aquí me doy cuenta que somos iguales que ustedes, quiero estudiar y progresar para defender a mi pueblo”.

A principios de la década de 1970, un grupo de antropólogos “latinoamericanos” y europeos celebraron reuniones en la Isla de Barbados, para reflexionar sobre sus acciones. Los resultados fueron más que interesantes porque la mayoría reconoce que los pueblos indios son pueblos en estado de colonización externa e interna (Bolivia, Perú, o Argentina) e externa (Belice, Guyanas) . Los encuentros de antropólogos, Barbados I (1971)y Barbados II (1977), sirvieron para marcar las diferencias entre los “proyanquis y proimperialistas” y los “proliberación nacional”; por ejemplo, el antropólogo paraguayo Miguel Chase Sardi era repudiado por sus relaciones financieras de 3 millones de dólares “para indios” con la fundación Interamerican Foundation, cuyos fondos provenían del Congreso de USA. Los indios que formaban parte del “Proyecto Marandu”, conducido por el antropólogo Chase Sardi eran tratados como objetos de “laboratorio”. A fines de 1977, el “Proyecto Marandu” poseía en su sede de la ciudad de Asunción, fotocopiadoras último modelo made in USA, un centro de documentación e información respetable, y unos “indios” que sólo eran funcionales para firmar y para actos de presencia protocolar. El indio era un ícono, una muestra, para conquistar la benevolencia de las fundaciones y de los visitantes. En el Paraguay, el presidente era el dictador vitalicio Alfredo Stroessner, un “cruzado inquisitorial” contra el “trapo rojo y el comunismo”; Miguel Chase Sardi fue su víctima, muy a pesar de su antropología y de la benevolencia del Congreso de Washington.

La “Guerra Fría”, entre el capitalismo y el socialismo, era militar, intelectual, ideológico y filosófico; también se libraba la misma en el mundo de la antropología. Los antropólogos que adherían al socialismo y a las teorías de Carlos Marx, los indios se ubicaban en el “periodo primitivo” de la tabla tabla evolutiva del materialismo histórico; para los que se adherían a la escuela de Chicago y a otras de USA, los indios eran “libres” como el “mercado capitalista” y lo que lo diferenciaban de un “grupo” a otro era su “etnicidad”, es decir sus culturas específicas y homogéneas. Para los socialistas el problema del indio era su “primitivismo” y la opresión; para los capitalistas, era la “contaminación” de su cultura con la ideología “latinamericana”. El antropólogo de USA Richard Chase Smith es el paradigma de la teoría de la “etnicidad” culturalista; describir y manipular a los objetos de estudio, a los “grupos étnicos”; el fin último era y continúa siendo: evitar que el socialismo o comunismo penetre en los “grupos étnicos”. En el periodo gubernamental del régimen sandinista en Nicaragua, Chase Smith, actuaba como asesor de los “libertadores” miskitos; parapetado en la “ONG” Oxfam América aceitaba con dólares (salidos de la venta de armas a los ayatolas de Irán) a los miskitos alzados en armas contra el “totalitarismo” de Nicaragua.

En el interior del Consejo Indio de Sud América, CISA, hubo entre 1980 y 1984 dos antropólogos, uno era el chanka Salvador Palomino Flores y el otro el mapuche Rosamel Millamán. El primero era ideológicamente “indianista”, es decir era conciente que los pueblos indios luchan contra el colonialismo interno y externo; estaba seguro que el indio tiene espacio como sujeto pensante e histórico en la liberación del Perú tawantinsuyano. El segundo era marxista ortodoxo; pensaba que los pueblos indios deben pasar hambre para agudizar las contradicciones entre explotados y explotadores, única manera de generar la rebelión y la revolución. A fines de la década de 1990, Palomino Flores estaba residiendo en Dinamarca; Millamán residía en la ciudad de Nueva York, gozando de las virtudes de capitalismo en su máxima expresión. No es malo que los indios tengan presencia en países tan importantes como Dinamarca y los Estados Unidos de Norteamérica; es un derecho poder estar presente en diversas parte del mundo, porque los pueblos indios son pueblos, con capacidad para dirigir los destinos de un país diverso, de un Estado, de tener embajadas, de exportar, de importar; en caso contrario no serían pueblos.

Estamos a mitad del año gregoriano cristiano 2005, calendario que utilizan la mayoría de los países del mundo occidental de las Américas. Los indios de Canadá y de USA dirían “hemisferio occidental”. Desde 1977 hasta principios de la década de 1980, representantes de los pueblos o naciones indias de las Américas instalan en las Naciones Unidas el debate sobre los derechos de los naciones indias. El propósito de las naciones indias era ingresar en el proceso de la liberación nacional de lo pueblos, es decir, ingresar en un proceso de descolonización dentro de los propios países miembros de las Naciones Unidas, basado en el marco de referencia que prescribe la Carta Internacional de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Nunca se intentó expresar el deseo de que el nivel de la reivindicación de los Derechos e Intereses de los pueblos indios de las Américas se reduzca al nivel de debate “sobre las relaciones entre los pueblos indígenas con la naturaleza”. Tampoco era el propósito de que organismos como el Banco Mundial se inmiscuyan y regulen, no solamente los derechos e intereses de los pueblos, sino también las ideas y las acciones cotidianas, como ser: creer en la Pacha Mama, la educación, la administración de la materia fecal, el control y la distribución del agua.

¿Qué está pasando? ¿Qué respuesta tienen los antropólogos? El derrumbe del Muro de Berlín (1989) y la disolución de la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS (1991), significa el retorno de las ideas liberales clásicas, mejor pulidas y con el apelativo de neoliberalismo. Francis Fukuyama puso la idea del “final de la historia”, todo es “capitalista”, todos están “informados”; todos “son cristianos”, había llegado el “juicio final” de “San Agustín”. Para Margaret Tatcher, Ronald Reagan, Karol Wojtyla, Carlos Saúl Menem, Alberto Fujimori, o Jaime Paz Zamora, “el capitalismo había llegado a su máxima expresión”: el mercado sin ideologías, sin barreras territoriales, sin normas reguladores era el paradigma. Las obras de Carlos Marx ya no asustan, menos el ícono del Che Guevara, todo forma parte de las transacciones en el “libre” mercado de la oferta y de la demanda. Los “grupos étnicos”, los pueblos “indígenas” ya no persiguen proyectos de liberación, sino objetivos de maximización de los beneficios en el mercado. “Soy más indígena” es la oferta; la demanda es “quiero un indígena puro”. Ante la falta de una oferta genuina que haga feliz a la demanda, intervienen los antropólogos “buscadores de indígenas”; se internan en las junglas del Continente africano, en la áreas marginales de los países asiáticos, en la China comunista de la “economía de mercado”, en la Vietnam “aperturista”, en la Tailandia de “Rambo”, en los lugares no “descubiertos” de la Cuenca Amazónica; “indígenas descubiertos” son “propiedad intelectual” de los antropólogos. Los más creativos imaginaron al “alienígena” para el mercado de la ficción.

¿Dónde mostrarlos a los “indígenas descubiertos”? En la medios gráficos y páginas web de las ONG regenteadas por antropólogos buscadores de “indígenas”; en National Geographic, “Asuntos Indígenas” y Mundo “Indígena” del Grupo Internacional de Trabajo sobre Asuntos Indígenas, cuya sigla en Inglés es IWGIA; en los foros de la “Cuestión Indígena” de las Naciones Unidas, sedes de Ginebra y Nueva York. La avalancha de “indígenas” descubiertos por los antropólogos, en los sitios más recónditos del Planeta Tierra, y que arriban anualmente a la sede de la ONU, en Ginebra, Suiza, dislocaron todos los objetivos de liberación de los pueblos indios o aborígenes de las Américas. En el foros de las Naciones Unidas ya nadie tiene una idea estable sobre la forma y el contenido de los pueblos “indígenas”. De la mano de un antropólogo o de un misionero católico, adventista o anglicano arriban anualmente a Ginebra los “indígenas descubiertos”; son de la China, Sudáfrica, Nigeria, Rusia, Tailandia, Vietnam, Laos, Camboya; también hacen sus apariciones “indígenas evangélicos” e “indígenas católicos”, digitados por misioneros y “padres” cuyas casas matrices funcionan en USA y en las potencias europeas.

¿Qué ocurre con los antropólogos proindios de Europa? Siguiendo a Gorge Steiner, odiado por el escritor peruano Mario Vargas Llosa, porque afirma que Europa vive en el lujo gracias a la explotación de los países periféricos derivados de sus colonias, ingresaré a Copenhague, Dinamarca, allí donde se encuentra la sede del International Work Group for Indigenous Affairs, IWGIA. Es una ONG fundada en 1968. Desde mediados de la década de 1980 posee Status Consultivo dentro del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas. El principal fundador fue el antropólogos noruego Helge Kleivan (1924 – 1983), quien siendo testigo de la genocida Segunda Guerra Mundial, y además, estudioso de las despóticas relaciones coloniales entre los países europeos y sus dominios imperialistas, desplegó durante la mayor parte de su vida profesional una comprometida acción por la liberación de los pueblos indios de las Américas. Estuvo involucrado por convicción en la reunión de antropólogos de Barbados I (1971), en la reunión de antropólogos e indios de Barbados II (1977), en la fundación del Consejo Mundial de Pueblos “Indígenas”(1975), en la organización del Consejo Indio de Sud América (1980) y en la realización del Cuarto Tribunal Russell (1980). Hasta su muerte en 1983, estaba convencido que los gobiernos y las organizaciones internacionales deben cumplir con las prescripciones de la Carta Internacional de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, así como de los derechos de los pueblos indios de las Américas.

En la etapa post Kleivan, con el transcurrir del tiempo, poco a poco, se fue diluyendo las diferencias entre las escuelas de la “antropología imperialista” y la de la “antropología pro liberación de los pueblos indios de las Américas”. La llamada “globalización” hizo añicos con los ideales de los antropólogos libertarios y de las naciones indias. En la década de 1990, los pasaportes de las naciones indias que poseían, los líderes de los dakotas, crees y otros del Canadá y de USA, tuvieron que pasar a ser datos de la historia. La antropología de Europa, después de la implosión de la URSS, retorna a sus fuentes del siglo XIX, pero más agiornados, antropólogos neoliberales y globalizados, más cercanos a la escuela “étnica” norteamericana. Ahora el “indígena” es otra vez objeto del sujeto pensante europeo norteamericano. Se procesa y se produce intelectualmente el producto “indigenista” en Europa o USA y se distribuye para el consumo en las Américas.

Para cerrar este tema, no hay muchas diferencias entre la mística de un antropólogo y la de un misionero, en relación a los pueblos indios. El antropólogo llega a ser profesional, en la mayoría de los casos, cor los aportes de “su indígena”, su objeto de estudio; los misioneros arriban a territorios indios para supuestamente “salvar almas”, cada “alma conquistada” pasa a formar parte de su “rebaño de ovejas”. Por ejemplo, el 13 de junio de 1987, la Cámara de Representantes de Estado provincial de Misiones, Argentina, sanciona la Ley Provincial del Aborigen; el Poder Ejecutivo la promulga con el N° 2.435/87, que reconocía la existencia del Pueblo Guaraní. Rápidamente el obispo de la ciudad de Posadas, Carmelo J. Giaquinta sentenciaba a través de los medios de comunicación que “La ley había mal concebida y mala parida porque se ha dejado de lado a la Iglesia Católica, que quiérase o no es la religión mayoritaria del pueblo misionero y que se va a comprometer el bien de nuestros indígenas”. A principios de 1990, la Ley que reconocía al Pueblo Guaraní fue derogada por la Cámara de Representantes de Misiones, integrada mayoritariamente por católicos del Partido Justicialista. ¿Cuál fue el móvil principal de la derogación? Los territorios del pueblo Guaraní y sus riquezas. Tanto la antropología como la religión de los misioneros son medios de colonización en el mundo “globalizado”.

Por Asunción Ontiveros Yulquila, periodista kolla e investigador del mundo andino; junio de 2005.

BIBLIOGRAFÍA:
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COLOMBRES, Adolfo: Por la Liberación del Indígena, Ediciones Proyecto Marandú, Asunción, Paraguay, 1975.
FEINMANN, José Pablo: “El verdugo de Narciso”, Suplemento “Radar”, p. 8 y 9, Diario “Página 12”, Buenos Aires, 10 de mayo de 2005.
FERNÁNDEZ, José M.: Del indigenismo al indianismo: ¿Cambio semántico o giro copernicano en la Ideología y política indigenista interamericana? http://www.cepis.osp-oms.org/busapi/e/cultura 2004/fernandez.doc
GAVALDÁ, Marc: Etnocidio y neocolonialismo energético. La herida boliviana. http://www.argentina,indymedia.org/2005/05/29.5588.php
ONTIVEROS YULQUILA, Asunción: Los Pueblos Indios: Vigencia del Exterminio y Racismo en la Argentina, Kokena, Centro Kolla Comunidades, Abra Pampa, Jujuy, Argentina, 1990.
STEINER, George: En el Castillo de Barba Azul. Aproximación a un concepto de Cultura, Gedisa, Barcelona, 1992.

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