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Visita de Alan Woods a Venezuela.
Por EL MILITANTE - Tuesday, Jun. 28, 2005 at 4:51 PM

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Reflexiones sobre mi última visita a Venezuela
Autor : Alan Woods
Fecha : ( 28-Junio-2005 )
Categoria : Venezuela

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an pasado varias semanas desde mi última visita a Venezuela y hasta ahora he sido incapaz de escribir un artículo. Un intensa agenda de trabajo me ha impedido poner en orden las numerosas notas, escritas con mi bárbara caligrafía, que llenan mis varias libretas de notas. Pero a pesar del retraso he decidido publicar mis notas en forma de artículo porque en algunos aspectos pueden dar una idea más clara y concreta de la etapa actual que está atravesando la revolución que un artículo totalmente elaborado. Pido disculpas por cualquier defecto de forma ya que no se pretende hacer un artículo sino más bien enunciar una serie de notas más o menos inconexas.

En la segunda semana de abril se celebró el Tercer Encuentro Internacional de Solidaridad con la Revolución Bolivariana. Se trata de un acontecimiento anual con la intención de conmemorar la derrota del golpe de estado de abril de 2003, cuando las masas se levantaron para enfrentarse a las fuerzas de la contrarrevolución. Era la segunda ocasión en que me invitaban a este encuentro como ya recordarán los lectores regulares de www.marxist.com por mis artículos del año pasado.

Durante esta segunda visita noté un cambio en la situación en comparación con el año anterior. La victoria del referéndum revocatorio en agosto de 2004 supuso un golpe devastador para la contrarrevolución. La correlación de fuerzas de clase era, y sigue siendo, enormemente favorable a la revolución. Como pronosticamos, las masas están presionando y exigiendo que la revolución de un paso decisivo hacia delante.

Un elemento nuevo y decisivo en la ecuación es el surgimiento de la clase obrera como protagonista clave de la revolución. Esto se expresa más claramente en el movimiento por el control obrero (la expresión “cogestión” es algo confusa pero así es como lo entienden los trabajadores venezolanos).

El hecho de que el presidente Chávez haya hablado públicamente a favor del socialismo es una indicación más clara de hacia donde se dirige la revolución bolivariana. La nacionalización de Venepal, y ahora también de CNV, confirma esta dirección. Aquellas personas que nos criticaban por decir que la revolución bolivariana tendría que emprender el camino socialista o fracasaría, han demostrando estar completamente equivocadas.

Entre la base existe un deseo ardiente de impulsar el proceso revolucionario hacia delante, de enfrentarse a las fuerzas de la contrarrevolución y moverse hacia el socialismo. Pero este ambiente no encuentra respuesta en todos los niveles del movimiento bolivariano. Uno tiene la clara impresión de que cuanto más arriba se mira menor es el entusiasmo por la revolución.

Esto no se aplica al presidente que ha dejado claro que está a favor de la revolución dentro de la revolución. Pero en el nivel inmediatamente inferior al presidente, hay elementos que no comparten su radicalismo y están, abiertamente o no, empujando en la dirección contraria. En el acto inaugural del evento el presidente Chávez reiteró una vez más su apoyo al socialismo, yo estaba sentado cerca de los ministros y observe que mientras esas palabras eran recibidas con aplausos de entusiasmo por casi toda la audiencia, más de un ministro no movía las manos. Este pequeño detalle revela notoriamente la verdadera situación.

Un destacado funcionario bolivariano me aseguró que muchas de las instrucciones del presidente eran saboteadas por elementos del aparato del estado que no creen en el proceso revolucionario. La misma persona me dijo: “Hay tres fracciones: los que están a favor del proceso revolucionario, los que quieren parar el proceso revolucionario porque ya han hecho carrera y los que simplemente son corruptos”.

Aunque se pongan las camisetas rojas y se denominen “chavistas” e incluso “marxistas”, son profundamente hostiles al proceso revolucionario y particularmente al movimiento en dirección al socialismo proclamado por el presidente Chávez. Se han infiltrado en el movimiento bajo el disfraz de funcionarios y “asesores”. Una persona me describió este fenómeno muy gráficamente como “parásitos buscando otro huésped”.

En el discurso inaugural ya mencionado, el presidente Chávez hizo una autocrítica honesta. Dijo que su primer intento de encontrar una “tercera vía” entre el capitalismo y el socialismo era una “farsa”. Añadió que la única alternativa al capitalismo es el socialismo. Esto ha tenido un gran efecto galvanizando a la base y aumentando el interés en las ideas socialistas y marxistas. Los compañeros de la CMR editaron 20.000 panfletos de “¿Cómo construir el socialismo del siglo XXI?” para la reunión y fueron muy bien recibidos.

En cada reunión vi que las ideas del socialismo y el marxismo eran rápidamente aceptadas por los trabajadores y los jóvenes de Venezuela si se expresaban con claridad. En la reunión del 11 y 12 de abril hablé en dos grandes actos en la Universidad Bolivariana de Caracas organizados por la Corriente Marxista Revolucionaria con el apoyo oficial de la universidad bolivariana (UBV). Las reuniones fueron anunciadas con 300 carteles y 8.000 panfletos. En la segunda reunión, que trataba sobre el socialismo, habló también el compañero William Izarra, que ahora es viceministro de Asuntos Exteriores responsable para Oriente Medio y Asia y que está en la izquierda del movimiento bolivariano. En la reunión estaban presentes algunos trabajadores de la fábrica ocupada de CNV que ya habían estado el día anterior y se encontraban muy entusiasmados.

El gran interés en las ideas del socialismo y el marxismo se ilustra en el siguiente detalle: en el transcurso de las dos semanas fui entrevistado en unas cuantas ocasiones por la televisión, por ejemplo en el Canal Ocho y en Vive TV, los dos canales estatales de televisión. También fui entrevistado en dos programas de televisión en Barquisimeto que son vistos por todos los estados vecinos (Falcón, Portuguesa, Guárico y Yaracuy). Además fui entrevistado durante una hora en Telesur, el nuevo canal de televisión creado a iniciativa de Chávez para emitir en todos los países de América Latina. También fui entrevistado por distintos periodistas de otros países latinoamericanos.

Mantuve muchas reuniones formales e informales con trabajadores y activistas, como 25 compañeros de Caracas, Vargas y Miranda. Un joven trabajador de una fábrica en Petare (un barrio de clase obrera al este de Caracas) llegó con un grupo de compañeros de la fábrica donde están formando el sindicato. Los compañeros de El Algodonal, un hospital con más de 2.000 trabajadores, situado en uno de los barrios más pobres de Caracas (Antimano, un feudo del chavismo), envió sus disculpas pero se comprometió a apoyar en el futuro las reuniones y actividades. También tuve varias discusiones con Adan Chávez, William Izarra, Orlando Chirinos, el ministro de exteriores Alí Rodríguez y otros dirigentes del movimiento sindical y bolivariano. Pero quizás la intervención más importante fue el debate sobre el control obrero en Carabobo.

El debate sobre el control obrero

El formato de la reunión este año fue diferente al del año pasado. Este año los delegados se distribuían en diferentes regiones del país para participar en distintos talleres sobre una variedad de temas. Elegí ir a Carabobo, donde el tema era la “cogestión” (la autogestión de los trabajadores). Al principio, la idea era celebrar el acto en la fábrica de Venepal, pero algunos problemas en las instalaciones hicieron que se trasladara el acto a la capital del estado, Valencia.

Los principales dirigentes del sindicato de izquierda, UNT, hablaron en los debates y sus oradores reflejaban el ambiente general revolucionario y militante de la base. Además esto se manifestó en la magnífica manifestación del 1º de Mayo, donde la UNT habló abiertamente de luchar por el socialismo y cuestiones similares. Otra oradora fue la ministra de trabajo, una mujer joven que está muy a la izquierda y es una firme defensora del control obrero y la nacionalización. La siguiente nota no está tomada por una grabadora sino que son una serie de instantáneas impresionistas. Fui incapaz de tomar notas detalladas, principalmente porque estuve participando en todo tipo de discusiones y entrevistas fuera de la reunión. Sin embargo, espero que estas notas incompletas transmitan algo de las discusiones y el ambiente de los trabajadores presentes.

Aunque el tema de los debates oficialmente era la “participación de los trabajadores” (cogestión), pronto quedó claro que los presentes quería discutir sobre el control obrero. Este “taller” en realidad era una especie de miniconferencia de sindicalistas donde por primera vez los activistas obreros de Venezuela tenían la oportunidad de reunirse y debatir los problemas del control obrero. Estaban presentes unos 500 trabajadores, dirigentes y activistas sindicales. Los trabajadores, vestidos con camisetas rojas chillonas y gorras de béisbol que forman una especie de uniforme del movimiento bolivariano, participaron entusiasmados y con frecuencia hablaban con pasión. El nivel del debate fue muy elevado, todas las discusiones se centraron en el socialismo, con continúas citas de Marx, Lenin y particularmente de Trotsky. En diferentes momentos los discursos y los debates fueron interrumpidos por cánticos de: “¡Sin cogestión no hay revolución!” y “¡poder para los trabajadores!”

La gran empresa eléctrica Cadafe también se está moviendo hacia el control obrero. Lo mismo ocurre con Alcasa y otras fábricas. Una anécdota servirá para ilustrar la actitud de los trabajadores. El principal dirigente de los trabajadores en la fábrica ocupada de CNV (ahora expropiada), Jorge Paredes, un dirigente obrero joven, enérgico e inteligente, me la contó. Poco después de que los trabajadores ocuparan la fábrica, un individuo totalmente desconocido apareció e informó a los trabajadores de que era el “nuevo director bolivariano”. Los trabajadores se miraron entre sí completamente perplejos. ¿Quién ha elegido a este hombre? Nadie. ¿Quién sabe algo de él? Nadie. Así que le dijeron al nuevo jefe: Bien, ve, siéntate en la esquina y ya te haremos saber lo que decidamos!

Los oradores incluían a varios destacados intelectuales de la izquierda procedentes de diferentes países que han apoyado la revolución bolivariana. Estos incluían a Isobel Rauber de Cuba y al canadiense Mike Lebowitz. Mike habló sobre la experiencia yugoslava de autogestión obrera, señalando los peligros a los que se podría enfrentar el movimiento en Venezuela, el riesgo de tendencias burocráticas, corrupción y el peligro de enfrentar a un grupo de trabajadores contra otro. Al mismo tiempo insistió en el aspecto positivo, la capacidad de los trabajadores de participar efectivamente en la administración de la industria, etc.

Otro orador era el veterano marxista catalán Víctor Ríos, que pronunció un discurso muy interesante, empezando con la observación de que la conquista más importante del movimiento cooperativo de Robert Owen era demostrar que los trabajadores podían dirigir la industria sin capitalistas. Dio algunas citas reveladoras de Lenin y Trotsky. Esto no fue una excepción. El activista sindical brasileño Serge Goulart, que está participando personalmente en una campaña de apoyo a varias ocupaciones de fábrica en Brasil, comentó que él nunca había asistido a una reunión sindical donde se citara con tanta frecuencia a Marx, Lenin y Trotsky.

Hice una intervención en castellano durante una hora sobre “El socialismo del siglo XXI”, donde señalé que era imposible hacer media revolución. “¿Cómo se puede hablar de que la revolución es irreversible cuando tres años después del golpe los responsables están caminando libres por las calles? Los mismos viejos burócratas permanecen en sus puestos, los mismos viejos gobernadores y alcaldes. Sobre todo, ¿cómo podemos decir que la revolución es irreversible cuando el poder económico de la oligarquía permanece más o menos intacto? Es necesario acabar el trabajo. Es necesario expropiar a la oligarquía e introducir una economía socialista planificada. Esta es la única forma de resolver los problemas de la población venezolana”.

Este mensaje fue recibido con entusiasmo por los delegados. Después los dirigentes de los trabajadores del petróleo me invitaron a hablar en su comisión sobre el control obrero. El entusiasmo general por las ideas del marxismo se pudo ver en el hecho de que la librería puesta por los compañeros de la CMR agotó los libros y panfletos de León Trotsky. Los compañeros vendieron en total libros y documentos por un valor de 707.500 bolívares y 50 ejemplares del periódico marxista El Topo Obrero.

Venepal

Alexis Hornebo habló en nombre de los trabajadores de Venepal (ahora Invepal), que fue nacionalizada en enero. Explicó el proceso mediante el cual los trabajadores tomaron la fábrica. Los propietarios debían grandes sumas de dinero a los trabajadores. Al principio los trabajadores recurrieron a los tribunales. Pero también decidieron crear un comité para mantener el trabajo en la fábrica. El comité se instaló en las oficinas del sindicato. Se reunía directamente, analizaba las estadísticas y hacía informes diarios.

Con esta información los trabajadores eran capaces de elaborar sus propias estadísticas y obtener una idea muy clara de la verdadera situación de la empresa. Al abrir los libros de cuentas pudieron ver la situación real de las ventas, producción, mantenimiento e incluso el agujero sagrado: los beneficios. Los empresarios ya no podían decir: “No les podemos pagar los salarios”. Armados con las cifras necesarias, los trabajadores pudieron ir al tribunal y demostrar:

“Los empresarios entendieron que habíamos aprendido cuál era la verdadera situación y la prueba fue que habíamos dominado todo el proceso de producción”.

El siguiente paso era previsible. Los empresarios decidieron cerrar la planta. Para impedir esto los trabajadores la ocuparon y la gestionaron durante cuatro meses. Los trabajadores celebraron una reunión masiva y votaron a favor del control obrero. Los resultados fueron buenos. Los trabajadores batieron el récord de productividad y calidad. Pero los propietarios seguían maniobrando detrás de bambalinas y en diciembre de 2004 la fábrica fue declarada en bancarrota. La intención de los propietarios era llevarse los activos de la planta. Los trabajadores, siguiendo una propuesta planteada al principio por la CMR, exigieron que el gobierno nacionalizara la fábrica. Finalmente, en enero de este años, el presidente Chávez firmó el decreto de nacionalización.

Esta fue una gran victoria para los trabajadores y ha sido una señal para muchos otros trabajadores para seguir el mismo ejemplo. También demostró la corrección de la posición defendida desde el principio por los marxistas venezolanos de la CMR que señalaron que el control obrero sólo se podría desarrollar seriamente si se nacionalizaban las plantas ocupadas. Por lo tanto, en enero dimos la bienvenida a la nacionalización de Venepal. Pero al mismo tiempo señalamos la necesidad de un programa claro de control obrero y nacionalización. Si no era así, existía el peligro de que fórmulas confusas y ambiguas llevaran el proceso a un aborto, en forma de cooperativas burguesas y otras cosas por el estilo.

Algunos eran críticos con el discurso pronunciado por el representante de Venepal (ahora Invepal) que parecía implicar que la empresa debía desarrollarse en la línea de una cooperativa burguesa. Uno de los delegados de la gran empresa petrolera PDVSA habló en contra de esto:

“Veo una gran diferencia entre lo que el presidente Chávez dijo ayer y lo que el compañero de Venepal ha dicho. ¿Cuál es la objeción al control obrero? En PDVSA tomamos el control y la gestionamos sin ningún tipo de preparación o formación especial y derrotamos al sabotaje empresarial. Hubo una revolución interna en PDVSA. Uno de los oradores dijo que necesitamos una ley de control obrero de la Asamblea Nacional. Eso es correcto, pero primero debemos ver qué intereses están detrás del bloqueo al control obrero”.

Un viejo trabajador mestizo de Guyana habló sobre el control obrero y los sindicatos: “El control obrero no puede significar la eliminación de los sindicatos. Los sindicatos son las organizaciones fundamentales de la clase obrera en su lucha contra el Capital, ya sea capital privado o capitalismo de estado. No queremos participación obrera ni otras ideas reformistas, sino el control y la gestión obrera. Los trabajadores estamos luchando contra otra clase, la burguesía. Debemos basarnos en nuestras ideas científicas. Con ello quiero decir el materialismo dialéctico. ¡Quiero decir el marxismo compañeros!” (Aplausos y vítores).

“¿De qué estamos hablando aquí? En América Latina hablamos de un cambio fundamental. No sólo hace falta una discusión sobre el control obrero, sino una discusión política, filosófica e ideológica sobre hacia donde vamos. No podemos concebir un control obrero que elimine a los sindicatos. Debemos gestionar no sólo las fábricas, sino la misma sociedad. No queremos la colaboración de clases”.

Una trabajadora de una gran empresa eléctrica, Cadafe, fue la siguiente en hablar: “En nuestra fábrica por primera vez tenemos voz y voto, participación real y somos los verdaderos protagonistas. Y quiero dejar claro que nuestro sector tiene sindicatos”. Un trabajador de PDVSA fue el siguiente: “Los trabajadores de PDVSA están luchando por un cambio, pero hay muchos en la dirección que dicen que la empresa es demasiado complicada para que nosotros la dirijamos. Bien, ¡en ese caso aprenderemos lo que sea necesario! Proponemos la creación de una universidad obrera para formar a los trabajadores”.

Los trabajadores se oponen a la burocracia

Desde que el presidente Chávez comenzó a hablar sobre el socialismo, todo el mundo de repente está interesado en ello, buscando libros y panfletos, ansiosos por encontrar algo sobre el socialismo. Pero también hay serios problemas. El problema principal es la burocracia, la corrupción y el arribismo. El ala de derecha del movimiento intenta diluir el mensaje socialista y desviar el movimiento hacia canales más “seguros” (es decir, capitalistas). Pero los trabajadores son cada vez más conscientes de esto y son profundamente críticos. Los siguientes extractos son de discursos hechos por activistas obreros en el debate de Carabobo:

“Todos sabemos que hay personas en el partido y en el movimiento que llevan camisetas rojas y gorras de béisbol rojas pero que no están a favor del presidente y que están en contra del control obrero. ¡Compañeros! La revolución y el control obrero no se llevan en las camisetas sino en el corazón de cada uno de nosotros. Estas personas son caballos de Troya y están poniendo en peligro la revolución. Queremos ver todas las fábricas y centros de trabajo bajo el control obrero. Espero que el año próximo Venezuela sea gobernada por personas que crean en el proceso revolucionario”.

“Hay contrarrevolucionarios dentro del movimiento revolucionario y estas personas están acusando a los verdaderos revolucionarios de ser contrarrevolucionarios”.

“Los trabajadores somos la columna vertebral de la revolución, pero las autoridades están estorbándonos e incluso reprimiéndonos. Exigimos que la Asamblea Nacional cumpla el papel que debería jugar en esta revolución. Exigimos que la Asamblea Nacional apruebe una ley sobre el control obrero. Muchos sectores nos están bloqueando, pero los trabajadores somos los únicos que podemos transformar la sociedad”.

Un viejo trabajador subió a hablar: “Hermanos y hermanas de clase. Me gustaría clarificaros la diferencia entre el control obrero y la participación de los trabajadores. En Lara hay una fábrica donde se supone hay control obrero, pero los trabajadores no tienen nada que decir. En Guyana, la clase obrera está eligiendo a la dirección de la empresa. Eso es lo que yo entiendo por control obrero y no participación. La clase obrera no sólo debe elegir a la dirección de la empresa, sino también de la sociedad y el estado”.

En la comisión de los trabajadores petroleros hubo un acalorado debate sobre el control obrero. Los trabajadores presentes estaban enfáticamente a favor de llevar adelante el proceso revolucionario y en particular la introducción del control obrero en la empresa petrolera estatal, PDVSA. Me pidieron que diera mis opiniones y dije lo siguiente:

“Aquí no estamos hablando de participación de los trabajadores sino del control obrero. Sin embargo, el control obrero es una etapa transicional que debe llevar a la nacionalización de la empresa, si no es así, será un simple episodio efímero. Incluso esto realmente no es suficiente. Apoyamos la nacionalización de empresas individuales, pero no puede haber islas de socialismo en un mar de capitalismo. Necesitamos una economía socialista planificada basada en la nacionalización de la tierra, los bancos y las grandes empresas.

¿Qué pasos concretos habría que dar? Redactaréis una resolución sobre el control obrero en esta comisión. ¿Después qué? Deberíais llevar la resolución al taller, convocar reuniones en cada sección de la planta, organizar una debate con contribuciones a favor y en contra, después someterlo a votación. Os garantizo que no sólo conseguiréis la mayoría, sino que los trabajadores que votaron en contra estarán de acuerdo en llevar a la práctica la resolución, una vez que sea aceptaba como mayoritaria.

El mismo proceso se debería repetir a nivel de planta. Deberíais elegir delegados y celebrar una conferencia a nivel local, invitando a otros centros de trabajo para que envíen delegados, después convocar conferencias a nivel regional, a nivel estatal y así sucesivamente, culminando con un Congreso Nacional Obrero que pueda votar la propuesta del control obrero y la nacionalización”.

Esta idea fue rápidamente aceptada por la mayoría de los trabajadores presentes. Pero no todo el mundo comparte el entusiasmo de la base con el control obrero y el socialismo. Hay una capa de personas burócratas, arribistas, estalinistas y socialdemócratas que están luchando con todos los medios para detener y descarrilar el proceso revolucionario. En esta comisión había un espécimen de éstos. Garantizó a todo el mundo sus credenciales “marxistas” y “comunistas”, después procedió a echar cubos de agua fría sobre el movimiento por el control obrero. Los trabajadores de Venezuela, nos afirmó, son “atrasados”, “corruptos” e incluso “corrompidos”. ¿Cómo podrían entonces moverse hacia el socialismo?

Este individuo fue puesto en su lugar de manera firme por el camarada Ricardo Galíndez, editor de El Topo Obrero y veterano activista del movimiento obrero revolucionario de Venezuela, quien le preguntó: “¿De qué clase obrera estás hablando? ¿De qué país estás hablando? Ciertamente no estás hablando de la clase obrera venezolana”. El compañero Galíndez después procedió a enumerar, uno por uno, los movimientos revolucionarios de la clase obrera y de las masas venezolanas, comenzando con el heroico caracazo en febrero de 1989, pasando por la victoria electoral arrolladora de Chávez, la derrota del golpe de abril de 2002, la derrota de la huelga patronal contrarrevolucionaria, el triunfo en el referéndum y ahora el movimiento por el control obrero...

El desprecio por las habilidades creativas de la clase obrera es la marca fundamental del estalinismo y los burócratas de todo tipo. Estas damas y caballeros intelectuales “inteligentes” que se imaginan superiores a las masas y se ven como la “vanguardia”, cuando en realidad están a un nivel inferior que la mayoría de los sectores más atrasados e ignorantes políticamente de los trabajadores y campesinos. Juegan el papel de obstáculo en el camino de las masas y la revolución, extienden el veneno del escepticismo y el pesimismo ante todo el que los escuche. No importa cuales sean sus razones subjetivas, ellos juegan un papel muy negativo en el movimiento. Con “amigos” como estos ¡para qué necesita enemigos la revolución venezolana!

Afortunadamente, el buen sentido común y los sanos instintos revolucionarios de las masas hacen que a toda esta basura normalmente le hagan el mismo caso que el que oye llover. Una trabajadora después de la comisión dijo que el papel de estos discursos “inteligentes” era sólo el de desmovilizar a los trabajadores. Eso es absolutamente correcto. Pero los trabajadores que no estuvieron dispuestos a ser desmovilizados por las armas y los palos de la contrarrevolución de abril de 2002, es poco probable que se dejen desmovilizar por la sofistería de los “asesores” reformistas, no importa las letras que haya después de su nombre.

Otras reuniones

Además de las discusiones en Carabobo, también asistí a otras reuniones importantes. Una de las más interesantes fue la reunión celebrada en la fábrica ocupada de CNV (Construcción Nacional de Válvulas). Está situada en el Municipio Carrizal, en los Altos Mirandinos, muy cerca de Los Teques, capital del Estado Miranda, y a unos treinta kilómetros de Caracas. Está en lo alto de una colina, con una vista espectacular sobre un exuberante valle verde. Sería un buen lugar para construir un hotel turístico. Pero los trabajadores de CNV no están de vacaciones. Están librando una lucha por la supervivencia de la planta, que significa la supervivencia de ellos y sus familias.

Los compañeros de la CMR de Los Teques han estado interviniendo en la fábrica prácticamente desde el principio de la ocupación, visitando cada día la planta, apoyando la ocupación y discutiendo con los trabajadores. Se han ganado una gran autoridad. Como resultado de esto, un compañero de la CMR fue invitado a asistir a la ceremonia donde Hugo Chávez firmó la orden de expropiación de CNV. En la reunión, en nombre de la CMR, Jorge Paredes se presentó ante el presidente con un ejemplar del libro de Trotsky, “La revolución traicionada”, y le informó del trabajo de la campaña Manos Fuera de Venezuela. En una reunión celebrada en la Universidad Central (UCV) el jueves 28 de abril, donde estaban presentes trabajadores de Venepal y CNV, ambos grupos de trabajadores agradecieron públicamente a los compañeros de la CMR su apoyo.

Cuando entras por las puertas que llevan a la fábrica, eres recibido con una gran pancarta anunciando la ocupación. La puerta está vigilada por piquetes. Un poco más allá hay una tienda de campaña y fuera de ella una gran mesa con platos, tazas y ollas. Esta es la cocina y la cantina improvisada por los trabajadores para apoyar la ocupación. Me invitaron a comer en esta cantina al aire libre antes de la reunión. La comida era excelente y la compañía aún mejor.

La reunión en la CNV se celebró dentro de la fábrica ocupada, con la presencia de 50 trabajadores. Estuvo presidida por Jorge Paredes y yo era el único orador. Una vez más, los trabajadores dieron una respuesta entusiasta a las ideas del socialismo. Es difícil resumir en palabras la intensa atmósfera de esta reunión. Se podían ver las caras de los trabajadores, hombres y mujeres, jóvenes y viejos, una intensa concentración en todo lo que se decía. Esperaban cada palabra como si su futuro dependiera de ella. Y en realidad es así.

Todavía puedo ver las caras: la cara honrada, clara e inteligente de la clase obrera. Pero es imposible resumir lo que vi en esas caras. Hay que vivirlo para ver lo bueno de la revolución. Es bueno para barrer la suciedad acumulada durante décadas de inercia, para poner de pie a la clase obrera, para sacarla del pantano. Hombres y mujeres se levantan hasta alcanzar su verdadera altura y comenzar a pensar y actuar como individuos libres, no como esclavos. ¡Qué contraste con la máscara de sonrisa falsa del cínico y burócrata profesional, cuyo único objetivo en la vida es destruir las ilusiones y esperanzas de la joven generación y arrastrarla a la fétida ciénaga del estancamiento mental y espiritual en el que esta miserable criatura hace tiempo que está hundida!.

La reunión en Vargas fue también interesante. Se trata de una ciudad situada en la costa atlántica, a la misma distancia de Caracas y de Los Teques. Tiene una larga tradición revolucionaria. El elegante edificio colonial español donde se celebró la reunión fue en sus primeros tiempos el escenario de reuniones entre los famosos revolucionarios que organizaron la resistencia contra España. Ahora todo estaba lleno de activistas bolivarianos, los verdaderos descendientes de aquellos viejos luchadores.

Hablé junto a la compañera Celia Hart de Cuba en una buena reunión de activistas, conocidos anteriormente como el Colectivo Vargas Revolución, con aproximadamente 2.000 activistas, y que consiguió el 10 por ciento de los votos en las elecciones regionales. Más tarde se unieron al Movimiento Democracia Directa, un partido de izquierda creado por William Izarra y que mantiene muy buenas relaciones con la CMR. Estaban entusiasmados con la reunión, asistieron unas 40 personas, la mayoría dirigentes y candidatos a las elecciones.

En Vargas discutimos los problemas fundamentales de la revolución. Las mismas cuestiones surgían una y otra vez. Una joven llamada Laura se quejó amargamente de los elementos burocráticos corruptos: “El problema es que los verdaderos revolucionarios están siendo aplastados y anulados por los de siempre”. Discutimos la necesidad de medidas antiburocráticas, como el derecho de revocación, la limitación de los salarios de todos los funcionarios, la inspección de gastos, etc., Estas medidas fueron muy bien recibidas por los activistas.

La pregunta que surgió fue la siguiente: ¿Qué es exactamente el “socialismo del siglo XXI”? ¿Es necesario inventar un modelo totalmente nuevo y original? Yo respondí que realmente no había necesidad de reinventar la rueda. No hay un mérito particular en inventar nuevas ideas. La rueda es un invento muy antiguo. ¿Deberíamos inventar una alternativa en aras de la originalidad? ¿Quizá deberíamos crear una rueda cuadrada o triangular? La idea, aceptada por la mayoría, que se señaló fue que aunque hubiera que adaptarlas y desarrollarlas a las condiciones específicas de América Latina, las ideas del marxismo siguen siendo totalmente válidas y relevantes.

Tracé un paralelismo con las ideas de Simón Bolívar y dije: “Bolívar tomó sus ideas originalmente de la gran Revolución Francesa de 1789-1893. Pero él aplicó estas ideas de manera creativa a las condiciones de América Latina. Los marxistas debemos hacer lo mismo. La Revolución Bolivariana tiene sus propias peculiaridades, sus características específicas, su propio carácter y personalidad. Pero los revolucionarios venezolanos aprenderán de la revolución bolchevique en Rusia, igual que sus antepasados aprendieron de los jacobinos franceses, no de manera mecánica, sino creativamente”.

En Barquisimeto hablé en dos reuniones concurridas, una con aproximadamente cien trabajadores y otra con ciento cincuenta en el Politécnico. Como en Vargas, surgieron las cuestiones fundamentales. Como acababa de morir el Papa quizá era inevitable la cuestión de la religión y cuál debería ser la actitud del marxismo. Respondí en las siguientes líneas: “Me parece que hay dos iglesias católicas en Venezuela. Por un lado está la iglesia de millones de pobres y oprimidos, buscando esperanza y justicia. Por otro lado, está la iglesia de la jerarquía que apoya a los ricos y poderosos. Los marxistas nos oponemos a esta última, pero a la primera le tendemos la mano amistosa y la ofrecemos luchar juntos contra la injusticia, la opresión y por un mundo mejor”.

En todas estas reuniones encontré a personas muy abiertas a las ideas del marxismo. En realidad, había sed de ideas y teoría, un ardiente deseo de comprender. Para esto también es buena la revolución.

Abandoné Caracas con la clara impresión de que la revolución está avanzando, aunque con la resistencia cada vez más decidida de los representantes del viejo orden. Aunque estos últimos han sufrido algunas derrotas duras, todavía forman una barrera sólida para un nuevo avance. Después de haber sido derrotados en un ataque frontal, ahora tienen que recurrir a la “guerra de guerrillas” contra la revolución, a la que intentan descarrillar, socavar y destruir desde dentro.

El problema de la burocracia, la corrupción y el arribismo es el centro de la ecuación. Estas son las herramientas utilizadas por la contrarrevolución para detener la revolución en su camino. La oligarquía y el imperialismo están intentando encontrar puntos de apoyo dentro del movimiento bolivariano, luchan por introducir un caballo de Troya en sus filas para poder acabar con sus defensas. La lucha por el poder en Venezuela se decidirá en la lucha de tendencias opuestas dentro del movimiento bolivariano que, en última instancia, reflejan la lucha de oposición y de intereses de clase incompatibles entre sí.

La victoria de la contrarrevolución no es la conclusión predeterminada, pero tampoco se puede dar por garantizada la victoria final de las fuerzas revolucionarias. Debemos ser optimistas. La conciencia de las masas, particularmente de la vanguardia proletaria, está creciendo a pasos agigantados. Los trabajadores están discutiendo sobre socialismo, luchando por el control obrero y oponiéndose a los intentos de los burócratas y arribistas de secuestrar la revolución. Millones de trabajadores están pasando por la escuela de la revolución. Están sacando conclusiones muy avanzadas a partir de sus experiencias. Están preparándose para tomar en sus manos el poder, no sólo en las fábricas, sino también tomar en sus manos la sociedad.

En todas estas batallas los marxistas están hombro con hombro con la revolución, contra las conspiraciones de la oligarquía y el imperialismo. También estamos junto con los trabajadores y campesinos en su lucha contra los empresarios y terratenientes por el control obrero y el socialismo. Estamos con los verdaderos revolucionarios contra los reformistas, los burócratas y la quinta columna de la oligarquía. La experiencia enseñará a las masas que sólo las ideas del socialismo científico, del marxismo, pueden proporcionarles las armas para llevar esta lucha a una conclusión victoriosa.

Londres, 10 de junio de 2005

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