Visita de Alan Woods a Venezuela.
Por EL MILITANTE -
Tuesday, Jun. 28, 2005 at 4:51 PM
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Reflexiones sobre mi última visita a
Venezuela |
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Autor : Alan Woods Fecha :
( 28-Junio-2005 ) Categoria : Venezuela
|
an
pasado varias semanas desde mi última visita a Venezuela y hasta
ahora he sido incapaz de escribir un artículo. Un intensa agenda de
trabajo me ha impedido poner en orden las numerosas notas, escritas
con mi bárbara caligrafía, que llenan mis varias libretas de notas.
Pero a pesar del retraso he decidido publicar mis notas en forma de
artículo porque en algunos aspectos pueden dar una idea más clara y
concreta de la etapa actual que está atravesando la revolución que
un artículo totalmente elaborado. Pido disculpas por cualquier
defecto de forma ya que no se pretende hacer un artículo sino más
bien enunciar una serie de notas más o menos inconexas.
En la segunda semana de abril se celebró el Tercer
Encuentro Internacional de Solidaridad con la Revolución
Bolivariana. Se trata de un acontecimiento anual con la intención de
conmemorar la derrota del golpe de estado de abril de 2003, cuando
las masas se levantaron para enfrentarse a las fuerzas de la
contrarrevolución. Era la segunda ocasión en que me invitaban a este
encuentro como ya recordarán los lectores regulares de
www.marxist.com por mis artículos del año pasado.
Durante esta segunda visita noté un cambio en la
situación en comparación con el año anterior. La victoria del
referéndum revocatorio en agosto de 2004 supuso un golpe devastador
para la contrarrevolución. La correlación de fuerzas de clase era, y
sigue siendo, enormemente favorable a la revolución. Como
pronosticamos, las masas están presionando y exigiendo que la
revolución de un paso decisivo hacia delante.
Un
elemento nuevo y decisivo en la ecuación es el surgimiento de la
clase obrera como protagonista clave de la revolución. Esto se
expresa más claramente en el movimiento por el control obrero (la
expresión “cogestión” es algo confusa pero así es como lo entienden
los trabajadores venezolanos).
El hecho de que el
presidente Chávez haya hablado públicamente a favor del socialismo
es una indicación más clara de hacia donde se dirige la revolución
bolivariana. La nacionalización de Venepal, y ahora también de CNV,
confirma esta dirección. Aquellas personas que nos criticaban por
decir que la revolución bolivariana tendría que emprender el camino
socialista o fracasaría, han demostrando estar completamente
equivocadas.
Entre la base existe un deseo ardiente
de impulsar el proceso revolucionario hacia delante, de enfrentarse
a las fuerzas de la contrarrevolución y moverse hacia el socialismo.
Pero este ambiente no encuentra respuesta en todos los niveles del
movimiento bolivariano. Uno tiene la clara impresión de que cuanto
más arriba se mira menor es el entusiasmo por la revolución.
Esto no se aplica al presidente que ha dejado claro
que está a favor de la revolución dentro de la revolución. Pero en
el nivel inmediatamente inferior al presidente, hay elementos que no
comparten su radicalismo y están, abiertamente o no, empujando en la
dirección contraria. En el acto inaugural del evento el presidente
Chávez reiteró una vez más su apoyo al socialismo, yo estaba sentado
cerca de los ministros y observe que mientras esas palabras eran
recibidas con aplausos de entusiasmo por casi toda la audiencia, más
de un ministro no movía las manos. Este pequeño detalle revela
notoriamente la verdadera situación.
Un destacado
funcionario bolivariano me aseguró que muchas de las instrucciones
del presidente eran saboteadas por elementos del aparato del estado
que no creen en el proceso revolucionario. La misma persona me dijo:
“Hay tres fracciones: los que están a favor del proceso
revolucionario, los que quieren parar el proceso revolucionario
porque ya han hecho carrera y los que simplemente son corruptos”.
Aunque se pongan las camisetas rojas y se denominen
“chavistas” e incluso “marxistas”, son profundamente hostiles al
proceso revolucionario y particularmente al movimiento en dirección
al socialismo proclamado por el presidente Chávez. Se han infiltrado
en el movimiento bajo el disfraz de funcionarios y “asesores”. Una
persona me describió este fenómeno muy gráficamente como “parásitos
buscando otro huésped”.
En el discurso inaugural ya
mencionado, el presidente Chávez hizo una autocrítica honesta. Dijo
que su primer intento de encontrar una “tercera vía” entre el
capitalismo y el socialismo era una “farsa”. Añadió que la única
alternativa al capitalismo es el socialismo. Esto ha tenido un gran
efecto galvanizando a la base y aumentando el interés en las ideas
socialistas y marxistas. Los compañeros de la CMR editaron 20.000
panfletos de “¿Cómo construir el socialismo del siglo XXI?” para la
reunión y fueron muy bien recibidos.
En cada reunión
vi que las ideas del socialismo y el marxismo eran rápidamente
aceptadas por los trabajadores y los jóvenes de Venezuela si se
expresaban con claridad. En la reunión del 11 y 12 de abril hablé en
dos grandes actos en la Universidad Bolivariana de Caracas
organizados por la Corriente Marxista Revolucionaria con el apoyo
oficial de la universidad bolivariana (UBV). Las reuniones fueron
anunciadas con 300 carteles y 8.000 panfletos. En la segunda
reunión, que trataba sobre el socialismo, habló también el compañero
William Izarra, que ahora es viceministro de Asuntos Exteriores
responsable para Oriente Medio y Asia y que está en la izquierda del
movimiento bolivariano. En la reunión estaban presentes algunos
trabajadores de la fábrica ocupada de CNV que ya habían estado el
día anterior y se encontraban muy entusiasmados.
El
gran interés en las ideas del socialismo y el marxismo se ilustra en
el siguiente detalle: en el transcurso de las dos semanas fui
entrevistado en unas cuantas ocasiones por la televisión, por
ejemplo en el Canal Ocho y en Vive TV, los dos canales estatales de
televisión. También fui entrevistado en dos programas de televisión
en Barquisimeto que son vistos por todos los estados vecinos
(Falcón, Portuguesa, Guárico y Yaracuy). Además fui entrevistado
durante una hora en Telesur, el nuevo canal de televisión creado a
iniciativa de Chávez para emitir en todos los países de América
Latina. También fui entrevistado por distintos periodistas de otros
países latinoamericanos.
Mantuve muchas reuniones
formales e informales con trabajadores y activistas, como 25
compañeros de Caracas, Vargas y Miranda. Un joven trabajador de una
fábrica en Petare (un barrio de clase obrera al este de Caracas)
llegó con un grupo de compañeros de la fábrica donde están formando
el sindicato. Los compañeros de El Algodonal, un hospital con más de
2.000 trabajadores, situado en uno de los barrios más pobres de
Caracas (Antimano, un feudo del chavismo), envió sus disculpas pero
se comprometió a apoyar en el futuro las reuniones y actividades.
También tuve varias discusiones con Adan Chávez, William Izarra,
Orlando Chirinos, el ministro de exteriores Alí Rodríguez y otros
dirigentes del movimiento sindical y bolivariano. Pero quizás la
intervención más importante fue el debate sobre el control obrero en
Carabobo.
El debate sobre el control obrero
El formato de la reunión este año fue diferente
al del año pasado. Este año los delegados se distribuían en
diferentes regiones del país para participar en distintos talleres
sobre una variedad de temas. Elegí ir a Carabobo, donde el tema era
la “cogestión” (la autogestión de los trabajadores). Al principio,
la idea era celebrar el acto en la fábrica de Venepal, pero algunos
problemas en las instalaciones hicieron que se trasladara el acto a
la capital del estado, Valencia.
Los principales
dirigentes del sindicato de izquierda, UNT, hablaron en los debates
y sus oradores reflejaban el ambiente general revolucionario y
militante de la base. Además esto se manifestó en la magnífica
manifestación del 1º de Mayo, donde la UNT habló abiertamente de
luchar por el socialismo y cuestiones similares. Otra oradora fue la
ministra de trabajo, una mujer joven que está muy a la izquierda y
es una firme defensora del control obrero y la nacionalización. La
siguiente nota no está tomada por una grabadora sino que son una
serie de instantáneas impresionistas. Fui incapaz de tomar notas
detalladas, principalmente porque estuve participando en todo tipo
de discusiones y entrevistas fuera de la reunión. Sin embargo,
espero que estas notas incompletas transmitan algo de las
discusiones y el ambiente de los trabajadores presentes.
Aunque el tema de los debates oficialmente era la
“participación de los trabajadores” (cogestión), pronto quedó claro
que los presentes quería discutir sobre el control obrero. Este
“taller” en realidad era una especie de miniconferencia de
sindicalistas donde por primera vez los activistas obreros de
Venezuela tenían la oportunidad de reunirse y debatir los problemas
del control obrero. Estaban presentes unos 500 trabajadores,
dirigentes y activistas sindicales. Los trabajadores, vestidos con
camisetas rojas chillonas y gorras de béisbol que forman una especie
de uniforme del movimiento bolivariano, participaron entusiasmados y
con frecuencia hablaban con pasión. El nivel del debate fue muy
elevado, todas las discusiones se centraron en el socialismo, con
continúas citas de Marx, Lenin y particularmente de Trotsky. En
diferentes momentos los discursos y los debates fueron interrumpidos
por cánticos de: “¡Sin cogestión no hay revolución!” y “¡poder para
los trabajadores!”
La gran empresa eléctrica Cadafe
también se está moviendo hacia el control obrero. Lo mismo ocurre
con Alcasa y otras fábricas. Una anécdota servirá para ilustrar la
actitud de los trabajadores. El principal dirigente de los
trabajadores en la fábrica ocupada de CNV (ahora expropiada), Jorge
Paredes, un dirigente obrero joven, enérgico e inteligente, me la
contó. Poco después de que los trabajadores ocuparan la fábrica, un
individuo totalmente desconocido apareció e informó a los
trabajadores de que era el “nuevo director bolivariano”. Los
trabajadores se miraron entre sí completamente perplejos. ¿Quién ha
elegido a este hombre? Nadie. ¿Quién sabe algo de él? Nadie. Así que
le dijeron al nuevo jefe: Bien, ve, siéntate en la esquina y ya te
haremos saber lo que decidamos!
Los oradores incluían
a varios destacados intelectuales de la izquierda procedentes de
diferentes países que han apoyado la revolución bolivariana. Estos
incluían a Isobel Rauber de Cuba y al canadiense Mike Lebowitz. Mike
habló sobre la experiencia yugoslava de autogestión obrera,
señalando los peligros a los que se podría enfrentar el movimiento
en Venezuela, el riesgo de tendencias burocráticas, corrupción y el
peligro de enfrentar a un grupo de trabajadores contra otro. Al
mismo tiempo insistió en el aspecto positivo, la capacidad de los
trabajadores de participar efectivamente en la administración de la
industria, etc.
Otro orador era el veterano marxista
catalán Víctor Ríos, que pronunció un discurso muy interesante,
empezando con la observación de que la conquista más importante del
movimiento cooperativo de Robert Owen era demostrar que los
trabajadores podían dirigir la industria sin capitalistas. Dio
algunas citas reveladoras de Lenin y Trotsky. Esto no fue una
excepción. El activista sindical brasileño Serge Goulart, que está
participando personalmente en una campaña de apoyo a varias
ocupaciones de fábrica en Brasil, comentó que él nunca había
asistido a una reunión sindical donde se citara con tanta frecuencia
a Marx, Lenin y Trotsky.
Hice una intervención en
castellano durante una hora sobre “El socialismo del siglo XXI”,
donde señalé que era imposible hacer media revolución. “¿Cómo se
puede hablar de que la revolución es irreversible cuando tres años
después del golpe los responsables están caminando libres por las
calles? Los mismos viejos burócratas permanecen en sus puestos, los
mismos viejos gobernadores y alcaldes. Sobre todo, ¿cómo podemos
decir que la revolución es irreversible cuando el poder económico de
la oligarquía permanece más o menos intacto? Es necesario acabar el
trabajo. Es necesario expropiar a la oligarquía e introducir una
economía socialista planificada. Esta es la única forma de resolver
los problemas de la población venezolana”.
Este
mensaje fue recibido con entusiasmo por los delegados. Después los
dirigentes de los trabajadores del petróleo me invitaron a hablar en
su comisión sobre el control obrero. El entusiasmo general por las
ideas del marxismo se pudo ver en el hecho de que la librería puesta
por los compañeros de la CMR agotó los libros y panfletos de León
Trotsky. Los compañeros vendieron en total libros y documentos por
un valor de 707.500 bolívares y 50 ejemplares del periódico marxista
El Topo Obrero.
Venepal
Alexis
Hornebo habló en nombre de los trabajadores de Venepal (ahora
Invepal), que fue nacionalizada en enero. Explicó el proceso
mediante el cual los trabajadores tomaron la fábrica. Los
propietarios debían grandes sumas de dinero a los trabajadores. Al
principio los trabajadores recurrieron a los tribunales. Pero
también decidieron crear un comité para mantener el trabajo en la
fábrica. El comité se instaló en las oficinas del sindicato. Se
reunía directamente, analizaba las estadísticas y hacía informes
diarios.
Con esta información los trabajadores eran
capaces de elaborar sus propias estadísticas y obtener una idea muy
clara de la verdadera situación de la empresa. Al abrir los libros
de cuentas pudieron ver la situación real de las ventas, producción,
mantenimiento e incluso el agujero sagrado: los beneficios. Los
empresarios ya no podían decir: “No les podemos pagar los salarios”.
Armados con las cifras necesarias, los trabajadores pudieron ir al
tribunal y demostrar:
“Los empresarios entendieron
que habíamos aprendido cuál era la verdadera situación y la prueba
fue que habíamos dominado todo el proceso de producción”.
El siguiente paso era previsible. Los empresarios
decidieron cerrar la planta. Para impedir esto los trabajadores la
ocuparon y la gestionaron durante cuatro meses. Los trabajadores
celebraron una reunión masiva y votaron a favor del control obrero.
Los resultados fueron buenos. Los trabajadores batieron el récord de
productividad y calidad. Pero los propietarios seguían maniobrando
detrás de bambalinas y en diciembre de 2004 la fábrica fue declarada
en bancarrota. La intención de los propietarios era llevarse los
activos de la planta. Los trabajadores, siguiendo una propuesta
planteada al principio por la CMR, exigieron que el gobierno
nacionalizara la fábrica. Finalmente, en enero de este años, el
presidente Chávez firmó el decreto de nacionalización.
Esta fue una gran victoria para los trabajadores y ha
sido una señal para muchos otros trabajadores para seguir el mismo
ejemplo. También demostró la corrección de la posición defendida
desde el principio por los marxistas venezolanos de la CMR que
señalaron que el control obrero sólo se podría desarrollar
seriamente si se nacionalizaban las plantas ocupadas. Por lo tanto,
en enero dimos la bienvenida a la nacionalización de Venepal. Pero
al mismo tiempo señalamos la necesidad de un programa claro de
control obrero y nacionalización. Si no era así, existía el peligro
de que fórmulas confusas y ambiguas llevaran el proceso a un aborto,
en forma de cooperativas burguesas y otras cosas por el estilo.
Algunos eran críticos con el discurso pronunciado por
el representante de Venepal (ahora Invepal) que parecía implicar que
la empresa debía desarrollarse en la línea de una cooperativa
burguesa. Uno de los delegados de la gran empresa petrolera PDVSA
habló en contra de esto:
“Veo una gran diferencia
entre lo que el presidente Chávez dijo ayer y lo que el compañero de
Venepal ha dicho. ¿Cuál es la objeción al control obrero? En PDVSA
tomamos el control y la gestionamos sin ningún tipo de preparación o
formación especial y derrotamos al sabotaje empresarial. Hubo una
revolución interna en PDVSA. Uno de los oradores dijo que
necesitamos una ley de control obrero de la Asamblea Nacional. Eso
es correcto, pero primero debemos ver qué intereses están detrás del
bloqueo al control obrero”.
Un viejo trabajador
mestizo de Guyana habló sobre el control obrero y los sindicatos:
“El control obrero no puede significar la eliminación de los
sindicatos. Los sindicatos son las organizaciones fundamentales de
la clase obrera en su lucha contra el Capital, ya sea capital
privado o capitalismo de estado. No queremos participación obrera ni
otras ideas reformistas, sino el control y la gestión obrera. Los
trabajadores estamos luchando contra otra clase, la burguesía.
Debemos basarnos en nuestras ideas científicas. Con ello quiero
decir el materialismo dialéctico. ¡Quiero decir el marxismo
compañeros!” (Aplausos y vítores).
“¿De qué estamos
hablando aquí? En América Latina hablamos de un cambio fundamental.
No sólo hace falta una discusión sobre el control obrero, sino una
discusión política, filosófica e ideológica sobre hacia donde vamos.
No podemos concebir un control obrero que elimine a los sindicatos.
Debemos gestionar no sólo las fábricas, sino la misma sociedad. No
queremos la colaboración de clases”.
Una trabajadora
de una gran empresa eléctrica, Cadafe, fue la siguiente en hablar:
“En nuestra fábrica por primera vez tenemos voz y voto,
participación real y somos los verdaderos protagonistas. Y quiero
dejar claro que nuestro sector tiene sindicatos”. Un trabajador de
PDVSA fue el siguiente: “Los trabajadores de PDVSA están luchando
por un cambio, pero hay muchos en la dirección que dicen que la
empresa es demasiado complicada para que nosotros la dirijamos.
Bien, ¡en ese caso aprenderemos lo que sea necesario! Proponemos la
creación de una universidad obrera para formar a los trabajadores”.
Los trabajadores se oponen a la burocracia
Desde que el presidente Chávez comenzó a hablar
sobre el socialismo, todo el mundo de repente está interesado en
ello, buscando libros y panfletos, ansiosos por encontrar algo sobre
el socialismo. Pero también hay serios problemas. El problema
principal es la burocracia, la corrupción y el arribismo. El ala de
derecha del movimiento intenta diluir el mensaje socialista y
desviar el movimiento hacia canales más “seguros” (es decir,
capitalistas). Pero los trabajadores son cada vez más conscientes de
esto y son profundamente críticos. Los siguientes extractos son de
discursos hechos por activistas obreros en el debate de Carabobo:
“Todos sabemos que hay personas en el partido y en el
movimiento que llevan camisetas rojas y gorras de béisbol rojas pero
que no están a favor del presidente y que están en contra del
control obrero. ¡Compañeros! La revolución y el control obrero no se
llevan en las camisetas sino en el corazón de cada uno de nosotros.
Estas personas son caballos de Troya y están poniendo en peligro la
revolución. Queremos ver todas las fábricas y centros de trabajo
bajo el control obrero. Espero que el año próximo Venezuela sea
gobernada por personas que crean en el proceso revolucionario”.
“Hay contrarrevolucionarios dentro del movimiento
revolucionario y estas personas están acusando a los verdaderos
revolucionarios de ser contrarrevolucionarios”.
“Los
trabajadores somos la columna vertebral de la revolución, pero las
autoridades están estorbándonos e incluso reprimiéndonos. Exigimos
que la Asamblea Nacional cumpla el papel que debería jugar en esta
revolución. Exigimos que la Asamblea Nacional apruebe una ley sobre
el control obrero. Muchos sectores nos están bloqueando, pero los
trabajadores somos los únicos que podemos transformar la sociedad”.
Un viejo trabajador subió a hablar: “Hermanos y
hermanas de clase. Me gustaría clarificaros la diferencia entre el
control obrero y la participación de los trabajadores. En Lara hay
una fábrica donde se supone hay control obrero, pero los
trabajadores no tienen nada que decir. En Guyana, la clase obrera
está eligiendo a la dirección de la empresa. Eso es lo que yo
entiendo por control obrero y no participación. La clase obrera no
sólo debe elegir a la dirección de la empresa, sino también de la
sociedad y el estado”.
En la comisión de los
trabajadores petroleros hubo un acalorado debate sobre el control
obrero. Los trabajadores presentes estaban enfáticamente a favor de
llevar adelante el proceso revolucionario y en particular la
introducción del control obrero en la empresa petrolera estatal,
PDVSA. Me pidieron que diera mis opiniones y dije lo siguiente:
“Aquí no estamos hablando de participación de los
trabajadores sino del control obrero. Sin embargo, el control obrero
es una etapa transicional que debe llevar a la nacionalización de la
empresa, si no es así, será un simple episodio efímero. Incluso esto
realmente no es suficiente. Apoyamos la nacionalización de empresas
individuales, pero no puede haber islas de socialismo en un mar de
capitalismo. Necesitamos una economía socialista planificada basada
en la nacionalización de la tierra, los bancos y las grandes
empresas.
¿Qué pasos concretos habría que dar?
Redactaréis una resolución sobre el control obrero en esta comisión.
¿Después qué? Deberíais llevar la resolución al taller, convocar
reuniones en cada sección de la planta, organizar una debate con
contribuciones a favor y en contra, después someterlo a votación. Os
garantizo que no sólo conseguiréis la mayoría, sino que los
trabajadores que votaron en contra estarán de acuerdo en llevar a la
práctica la resolución, una vez que sea aceptaba como mayoritaria.
El mismo proceso se debería repetir a nivel de
planta. Deberíais elegir delegados y celebrar una conferencia a
nivel local, invitando a otros centros de trabajo para que envíen
delegados, después convocar conferencias a nivel regional, a nivel
estatal y así sucesivamente, culminando con un Congreso Nacional
Obrero que pueda votar la propuesta del control obrero y la
nacionalización”.
Esta idea fue rápidamente aceptada
por la mayoría de los trabajadores presentes. Pero no todo el mundo
comparte el entusiasmo de la base con el control obrero y el
socialismo. Hay una capa de personas burócratas, arribistas,
estalinistas y socialdemócratas que están luchando con todos los
medios para detener y descarrilar el proceso revolucionario. En esta
comisión había un espécimen de éstos. Garantizó a todo el mundo sus
credenciales “marxistas” y “comunistas”, después procedió a echar
cubos de agua fría sobre el movimiento por el control obrero. Los
trabajadores de Venezuela, nos afirmó, son “atrasados”, “corruptos”
e incluso “corrompidos”. ¿Cómo podrían entonces moverse hacia el
socialismo?
Este individuo fue puesto en su lugar de
manera firme por el camarada Ricardo Galíndez, editor de El Topo
Obrero y veterano activista del movimiento obrero revolucionario de
Venezuela, quien le preguntó: “¿De qué clase obrera estás hablando?
¿De qué país estás hablando? Ciertamente no estás hablando de la
clase obrera venezolana”. El compañero Galíndez después procedió a
enumerar, uno por uno, los movimientos revolucionarios de la clase
obrera y de las masas venezolanas, comenzando con el heroico
caracazo en febrero de 1989, pasando por la victoria electoral
arrolladora de Chávez, la derrota del golpe de abril de 2002, la
derrota de la huelga patronal contrarrevolucionaria, el triunfo en
el referéndum y ahora el movimiento por el control obrero...
El desprecio por las habilidades creativas de la
clase obrera es la marca fundamental del estalinismo y los
burócratas de todo tipo. Estas damas y caballeros intelectuales
“inteligentes” que se imaginan superiores a las masas y se ven como
la “vanguardia”, cuando en realidad están a un nivel inferior que la
mayoría de los sectores más atrasados e ignorantes políticamente de
los trabajadores y campesinos. Juegan el papel de obstáculo en el
camino de las masas y la revolución, extienden el veneno del
escepticismo y el pesimismo ante todo el que los escuche. No importa
cuales sean sus razones subjetivas, ellos juegan un papel muy
negativo en el movimiento. Con “amigos” como estos ¡para qué
necesita enemigos la revolución venezolana!
Afortunadamente, el buen sentido común y los sanos
instintos revolucionarios de las masas hacen que a toda esta basura
normalmente le hagan el mismo caso que el que oye llover. Una
trabajadora después de la comisión dijo que el papel de estos
discursos “inteligentes” era sólo el de desmovilizar a los
trabajadores. Eso es absolutamente correcto. Pero los trabajadores
que no estuvieron dispuestos a ser desmovilizados por las armas y
los palos de la contrarrevolución de abril de 2002, es poco probable
que se dejen desmovilizar por la sofistería de los “asesores”
reformistas, no importa las letras que haya después de su nombre.
Otras reuniones
Además de las
discusiones en Carabobo, también asistí a otras reuniones
importantes. Una de las más interesantes fue la reunión celebrada en
la fábrica ocupada de CNV (Construcción Nacional de Válvulas). Está
situada en el Municipio Carrizal, en los Altos Mirandinos, muy cerca
de Los Teques, capital del Estado Miranda, y a unos treinta
kilómetros de Caracas. Está en lo alto de una colina, con una vista
espectacular sobre un exuberante valle verde. Sería un buen lugar
para construir un hotel turístico. Pero los trabajadores de CNV no
están de vacaciones. Están librando una lucha por la supervivencia
de la planta, que significa la supervivencia de ellos y sus
familias.
Los compañeros de la CMR de Los Teques han
estado interviniendo en la fábrica prácticamente desde el principio
de la ocupación, visitando cada día la planta, apoyando la ocupación
y discutiendo con los trabajadores. Se han ganado una gran
autoridad. Como resultado de esto, un compañero de la CMR fue
invitado a asistir a la ceremonia donde Hugo Chávez firmó la orden
de expropiación de CNV. En la reunión, en nombre de la CMR, Jorge
Paredes se presentó ante el presidente con un ejemplar del libro de
Trotsky, “La revolución traicionada”, y le informó del trabajo de la
campaña Manos Fuera de Venezuela. En una reunión celebrada en la
Universidad Central (UCV) el jueves 28 de abril, donde estaban
presentes trabajadores de Venepal y CNV, ambos grupos de
trabajadores agradecieron públicamente a los compañeros de la CMR su
apoyo.
Cuando entras por las puertas que llevan a la
fábrica, eres recibido con una gran pancarta anunciando la
ocupación. La puerta está vigilada por piquetes. Un poco más allá
hay una tienda de campaña y fuera de ella una gran mesa con platos,
tazas y ollas. Esta es la cocina y la cantina improvisada por los
trabajadores para apoyar la ocupación. Me invitaron a comer en esta
cantina al aire libre antes de la reunión. La comida era excelente y
la compañía aún mejor.
La reunión en la CNV se
celebró dentro de la fábrica ocupada, con la presencia de 50
trabajadores. Estuvo presidida por Jorge Paredes y yo era el único
orador. Una vez más, los trabajadores dieron una respuesta
entusiasta a las ideas del socialismo. Es difícil resumir en
palabras la intensa atmósfera de esta reunión. Se podían ver las
caras de los trabajadores, hombres y mujeres, jóvenes y viejos, una
intensa concentración en todo lo que se decía. Esperaban cada
palabra como si su futuro dependiera de ella. Y en realidad es así.
Todavía puedo ver las caras: la cara honrada, clara e
inteligente de la clase obrera. Pero es imposible resumir lo que vi
en esas caras. Hay que vivirlo para ver lo bueno de la revolución.
Es bueno para barrer la suciedad acumulada durante décadas de
inercia, para poner de pie a la clase obrera, para sacarla del
pantano. Hombres y mujeres se levantan hasta alcanzar su verdadera
altura y comenzar a pensar y actuar como individuos libres, no como
esclavos. ¡Qué contraste con la máscara de sonrisa falsa del cínico
y burócrata profesional, cuyo único objetivo en la vida es destruir
las ilusiones y esperanzas de la joven generación y arrastrarla a la
fétida ciénaga del estancamiento mental y espiritual en el que esta
miserable criatura hace tiempo que está hundida!.
La
reunión en Vargas fue también interesante. Se trata de una ciudad
situada en la costa atlántica, a la misma distancia de Caracas y de
Los Teques. Tiene una larga tradición revolucionaria. El elegante
edificio colonial español donde se celebró la reunión fue en sus
primeros tiempos el escenario de reuniones entre los famosos
revolucionarios que organizaron la resistencia contra España. Ahora
todo estaba lleno de activistas bolivarianos, los verdaderos
descendientes de aquellos viejos luchadores.
Hablé
junto a la compañera Celia Hart de Cuba en una buena reunión de
activistas, conocidos anteriormente como el Colectivo Vargas
Revolución, con aproximadamente 2.000 activistas, y que consiguió el
10 por ciento de los votos en las elecciones regionales. Más tarde
se unieron al Movimiento Democracia Directa, un partido de izquierda
creado por William Izarra y que mantiene muy buenas relaciones con
la CMR. Estaban entusiasmados con la reunión, asistieron unas 40
personas, la mayoría dirigentes y candidatos a las elecciones.
En Vargas discutimos los problemas fundamentales de
la revolución. Las mismas cuestiones surgían una y otra vez. Una
joven llamada Laura se quejó amargamente de los elementos
burocráticos corruptos: “El problema es que los verdaderos
revolucionarios están siendo aplastados y anulados por los de
siempre”. Discutimos la necesidad de medidas antiburocráticas, como
el derecho de revocación, la limitación de los salarios de todos los
funcionarios, la inspección de gastos, etc., Estas medidas fueron
muy bien recibidas por los activistas.
La pregunta
que surgió fue la siguiente: ¿Qué es exactamente el “socialismo del
siglo XXI”? ¿Es necesario inventar un modelo totalmente nuevo y
original? Yo respondí que realmente no había necesidad de reinventar
la rueda. No hay un mérito particular en inventar nuevas ideas. La
rueda es un invento muy antiguo. ¿Deberíamos inventar una
alternativa en aras de la originalidad? ¿Quizá deberíamos crear una
rueda cuadrada o triangular? La idea, aceptada por la mayoría, que
se señaló fue que aunque hubiera que adaptarlas y desarrollarlas a
las condiciones específicas de América Latina, las ideas del
marxismo siguen siendo totalmente válidas y relevantes.
Tracé un paralelismo con las ideas de Simón Bolívar y
dije: “Bolívar tomó sus ideas originalmente de la gran Revolución
Francesa de 1789-1893. Pero él aplicó estas ideas de manera creativa
a las condiciones de América Latina. Los marxistas debemos hacer lo
mismo. La Revolución Bolivariana tiene sus propias peculiaridades,
sus características específicas, su propio carácter y personalidad.
Pero los revolucionarios venezolanos aprenderán de la revolución
bolchevique en Rusia, igual que sus antepasados aprendieron de los
jacobinos franceses, no de manera mecánica, sino creativamente”.
En Barquisimeto hablé en dos reuniones concurridas,
una con aproximadamente cien trabajadores y otra con ciento
cincuenta en el Politécnico. Como en Vargas, surgieron las
cuestiones fundamentales. Como acababa de morir el Papa quizá era
inevitable la cuestión de la religión y cuál debería ser la actitud
del marxismo. Respondí en las siguientes líneas: “Me parece que hay
dos iglesias católicas en Venezuela. Por un lado está la iglesia de
millones de pobres y oprimidos, buscando esperanza y justicia. Por
otro lado, está la iglesia de la jerarquía que apoya a los ricos y
poderosos. Los marxistas nos oponemos a esta última, pero a la
primera le tendemos la mano amistosa y la ofrecemos luchar juntos
contra la injusticia, la opresión y por un mundo mejor”.
En todas estas reuniones encontré a personas muy
abiertas a las ideas del marxismo. En realidad, había sed de ideas y
teoría, un ardiente deseo de comprender. Para esto también es buena
la revolución.
Abandoné Caracas con la clara
impresión de que la revolución está avanzando, aunque con la
resistencia cada vez más decidida de los representantes del viejo
orden. Aunque estos últimos han sufrido algunas derrotas duras,
todavía forman una barrera sólida para un nuevo avance. Después de
haber sido derrotados en un ataque frontal, ahora tienen que
recurrir a la “guerra de guerrillas” contra la revolución, a la que
intentan descarrillar, socavar y destruir desde dentro.
El problema de la burocracia, la corrupción y el
arribismo es el centro de la ecuación. Estas son las herramientas
utilizadas por la contrarrevolución para detener la revolución en su
camino. La oligarquía y el imperialismo están intentando encontrar
puntos de apoyo dentro del movimiento bolivariano, luchan por
introducir un caballo de Troya en sus filas para poder acabar con
sus defensas. La lucha por el poder en Venezuela se decidirá en la
lucha de tendencias opuestas dentro del movimiento bolivariano que,
en última instancia, reflejan la lucha de oposición y de intereses
de clase incompatibles entre sí.
La victoria de la
contrarrevolución no es la conclusión predeterminada, pero tampoco
se puede dar por garantizada la victoria final de las fuerzas
revolucionarias. Debemos ser optimistas. La conciencia de las masas,
particularmente de la vanguardia proletaria, está creciendo a pasos
agigantados. Los trabajadores están discutiendo sobre socialismo,
luchando por el control obrero y oponiéndose a los intentos de los
burócratas y arribistas de secuestrar la revolución. Millones de
trabajadores están pasando por la escuela de la revolución. Están
sacando conclusiones muy avanzadas a partir de sus experiencias.
Están preparándose para tomar en sus manos el poder, no sólo en las
fábricas, sino también tomar en sus manos la sociedad.
En todas estas batallas los marxistas están hombro
con hombro con la revolución, contra las conspiraciones de la
oligarquía y el imperialismo. También estamos junto con los
trabajadores y campesinos en su lucha contra los empresarios y
terratenientes por el control obrero y el socialismo. Estamos con
los verdaderos revolucionarios contra los reformistas, los
burócratas y la quinta columna de la oligarquía. La experiencia
enseñará a las masas que sólo las ideas del socialismo científico,
del marxismo, pueden proporcionarles las armas para llevar esta
lucha a una conclusión victoriosa.
Londres, 10 de
junio de 2005
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