Julio López
está desaparecido
hace 6401 días
versión para imprimir - envía este articulo por e-mail

Colombia: Clases sociales y partidos politicos
Por Carlos Rodriguez - Sunday, Jul. 10, 2005 at 6:15 PM
rodriguez23@hotmail.com 3456789 carrera 7 n. 35-42

Brilllante analisis de los partidos politicos en Colombia y los intereses de clase que defienden y representan.

Las clases sociales y los partidos

Enseña el materialismo histórico que "las clases están generalmente, en la mayoría de los casos, por lo menos en los países civilizados modernos, dirigidas por partidos políticos; que los partidos políticos están dirigidos, por regla general, por grupos más o menos estables de las personas más autorizadas, influyentes, expertas, elegidas para los cargos más responsables y que se llaman jefes", que "ninguna clase en la historia alcanzó el poder sin destacar sus jefes políticos y sus representantes avanzados, capaces de organizar el movimiento y dirigirlo". Leyes históricas que parecen desdibujadas por la apariencia de la situación actual del país.

La sociedad colombiana donde el capitalismo es el modo de producir sus bienes materiales, mediante la explotación capitalista del trabajo asalariado, no puede más que dividirse en las clases distintivas o fundamentales de ese modo de producción: la burguesía, propietaria del capital y cuya fuente de ingreso es la ganancia; los terratenientes capitalistas, propietarios de tierras y cuya fuente de ingreso es la renta del suelo; y los proletarios, la clase de los obreros modernos, propietarios de simple fuerza de trabajo y cuya fuente de ingreso es el salario. Y a excepción del lumpen proletariado (mendigos, prostitutas, ladrones, sicarios, drogadictos, etc.) completamente desclasado y por fuera de la sociedad, existen otros sectores sociales de paso o transición entre dos clases, que finalmente son asimilados por una de las clases fundamentales. Tal es el caso de la pequeña burguesía conformada por pequeños industriales, pequeños comerciantes, artesanos y campesinos; de los altos funcionarios públicos y privados, que sirven a la burguesía y disfrutan de sus privilegios; los empleados profesionales, técnicos y administrativos, quienes siendo asalariados en lo económico, en lo ideológico no quieren saber de su cercanía al proletariado; los intelectuales, consagrados profesionalmente a devengar su sustento del trabajo con el intelecto, trabajan hoy en masa para la burguesía, pero proceden de diversas clases, y muchos serán susceptibles de comprometerse con la causa del proletariado, cuando su movimiento tome auge.

De tales sectores intermedios o transitorios en la sociedad colombiana, el más notable por su particular ubicación económica es la pequeña burguesía o burguesía pequeña que en el concepto estricto de las clases no es una clase propiamente dicha, pues tiene un carácter económico dual (propietaria y trabajadora al mismo tiempo), lo cual la condena a vivir escindiéndose entre un pequeño sector que se enriquece y se transforma en burguesía explotadora, y la gran masa víctima de una ruina sin fin, constantemente lanzada a engrosar las filas del proletariado. No puede por tanto, tener ideología y programa propios; tiene que o tomarlos prestados de la burguesía, o acoger los del proletariado. Es una clase oscilante, inestable, vacilante, reaccionaria o revolucionaria, por lo cual políticamente cuenta como si fuera una clase, pues está obligada a aliarse o a la burguesía o al proletariado, las dos clases fundamentales hacia las cuales tiende a simplificarse la lucha de clases en la Colombia capitalista. Como aún es desfavorable al proletariado la correlación de lucha de clases, la pequeña burguesía tercia ahora con la burguesía, y utiliza su vecindad con el proletariado para irradiar una perniciosa influencia, derivada del interés material de salvarse como propietaria; le infunde ideas que oscurecen las líneas divisorias entre clases y niegan su lucha; lo contamina del embotamiento de intereses de clase que caracteriza su propia existencia; lo seduce a defender el presente capitalista y a oponerse a la abolición de los dos extremos del sistema: el capital y el trabajo asalariado; en su defecto lo convida a buscar la atenuación de tal antagonismo, conciliándolos mediante la institucionalidad democrática burguesa. Esta malsana influencia la trasmite a través de sus partidos oportunistas y socialdemócratas.

Respecto a este tema de los partidos, hoy por hoy, las clases que luchan en Colombia, pasan por un momento en el cual los partidos políticos que deberían dirigirlas, o están en crisis, o son de otra clase o simplemente no existen como tales. Los partidos tradicionales hace tiempo dejaron de representar específicamente y por separado las clases reaccionarias: el liberal a la burguesía y el conservador a los terratenientes; pues la ascensión del capitalismo en la agricultura por la vía yunker, hizo de muchos burgueses propietarios territoriales y transformó a los terratenientes en capitalistas, dejando como simples vestigios a los viejos terratenientes feudales. Pero sobre todo, hicieron crisis como partidos de las clases dominantes que se presentan y pretenden ser los representantes de todo el pueblo; la violencia de los años 50 fue la cumbre de ese engaño y a la vez el comienzo de su rotundo desprestigio, acelerado por la gran alianza en el frente nacional de 1958 a 1974. A partir de entonces las clases reaccionarias han optado por actuar en la farsa electoral con suprapartidos y movimientos suprapartidistas alternos, camino por el cual le dieron factura democrática al régimen reaccionario de Uribe Vélez.

Y no es que las clases dominantes ya no necesiten partidos para gobernar, sino que sus intereses son tan reaccionarios y tan contrarios al interés de toda la sociedad, que ya ningún partido se hace cargo legítimo de ellos, pero todos sus partidos y partiditos, tradicionales y del tercer milenio, son representantes comunes y de conjunto del vano intento por salvar el dominio de las clases explotadoras, por alargarle la vida a un sistema agonizante que agobia y exprime a la sociedad viva y trabajadora.

El capitalismo no tiene futuro en Colombia, pues es parte y expresión concreta en un país oprimido del moribundo capitalismo imperialista, en el cual ha cesado la necesidad histórica de una burguesía nacionalista o reformista; todos los capitalistas colombianos, burgueses y terratenientes, en su afán de sobrevivir se han entregado de patas y manos al monstruo imperialista, y han encomendado su salvación a ese gigante... ¡con pies de barro!. Ya no hay justificación histórica para que prospere un partido jacobino burgués como en la gran revolución francesa; todo lo más que pueden aparecer son partidos políticos tan reaccionarios como los rancios partidos tradicionales, representando intereses de sectores de capitalistas cuyo gran poder económico los conmina a tomar el timón del poder político estatal. Esa es la razón de ser del régimen de Uribe Vélez, personaje de oscura reputación, pero de brillante representatividad para el sector específico de capitalistas que devengan sus ganancias, intereses y rentas de la rama de la producción y comercio de sustancias sicotrópicas; cuyo poder económico lo sostienen al mando del Estado reaccionario de dictadura burguesa, en contradicción con los demás sectores que luchan frenéticamente por las prebendas y privilegios del usufructo directo del poder del Estado. El régimen de terror, superexplotación, hambre y miseria que encabeza Uribe, enriquece a las clases dominantes y al imperialismo, por eso lo respaldan; empobrece al resto de la sociedad, agudizando todas las contradicciones de clase, facilitando que vuelva a prosperar el (para ellos) "gran peligro" de la revolución, por eso lo repudian. Un régimen que ha atizado las contradicciones internas de las clases dominantes; que ha profundizado la crisis de los partidos reaccionarios, acrecentando su desprestigio como partidos gobernantes; que en vez de cuajar el respaldo político unánime de los reaccionarios en un gran partido burgués, ha propiciado la formación de una esclerosada gama de partiditos uribistas... es un régimen débil, que favorece el avance de la lucha revolucionaria y socialista del proletariado.

La pequeña burguesía por su parte, tampoco logra organizar su gran partido reformista, por la misma razón económica de fondo, de un sistema que no aguanta reformas. En virtud de su dualidad de clase los programas de sus múltiples y pequeños partidos, más que programas son pliegos lastimeros de respetuosas solicitudes a la burguesía, que para obtener el espaldarazo de los capitalistas, se han erigido en defensores acérrimos de las instituciones democráticas y de los intereses de la burguesía colombiana. En su vano intento por impedir que la lucha de clases avance por el camino de la lucha revolucionaria que la conduzca hacia la supresión de los antagonismo de clase, mediante la destrucción del Estado burgués y la expropiación de los expropiadores capitalistas, se han apelmazado en un acuerdo de partidos y organizaciones, al que denominan Gran Coalición Democrática, decididos a limar la aspereza de la dictadura burguesa ejercida por el régimen de Uribe, para garantizar que prevalezca el Estado burgués de derecho y que siga perenne el sistema de explotación asalariada pero sin imperialistas norteamericanos. Su programa es una banalidad desde el punto de vista del desarrollo económico de la sociedad; pero muy peligroso para el proletariado desde el punto de vista de la lucha política de las clases, porque lo conduce a perder el rumbo, a alargar su cadena y su condena a la explotación asalariada. Contra tal amenaza, debe combatir ferozmente el movimiento revolucionario, porque los partidos de la pequeña burguesía al abanderarse de una causa que ya no pueden defender los desprestigiados y caducos partidos de la burguesía y los terratenientes, lo único que hacen es darle oxígeno al moribundo capitalismo y atravesarse como vacas muertas en el camino de la revolución.

El proletariado no escapa a la crisis de los partidos; y si bien aún no cuenta con su partido político de vanguardia, el movimiento marxista leninista maoísta puja por construirlo. La clase obrera en su lucha espontánea actual, se debate entre seguir siendo dirigida por los partidos de la pequeña burguesía que secularmente la han traicionado y entregado en bandeja al interés explotador de los capitalistas, u organizarse como clase consciente, que significa organizarse en un partido político, independiente por su ideología, objetivos, política y organización. Un partido que iluminado por una teoría de vanguardia asuma como misión llevar la conciencia socialista al movimiento obrero, organizar su lucha de clase y dirigirla hacia su meta y objetivo final, el socialismo y el comunismo; que cuente con un profundo arraigo en las masas proletarias como firme punto de apoyo para movilizar a las masas en general, y tenga ideas claras con respecto a que sólo la propia lucha de la clase obrera la puede emancipar; que organice, dirija y concentre todas las manifestaciones de su lucha de clase hacia la destrucción del Estado burgués y la instauración del nuevo Estado de dictadura del proletariado; que luche intransigentemente contra todo tipo de oportunismo, defendiendo el porvenir del movimiento obrero en la lucha actual por conquistar reivindicaciones inmediatas en la huelga política de masas, y representando los intereses del proletariado en su conjunto para hacerlos valer como intereses del proletariado mundial, independientemente de su nacionalidad.

Sólo un partido así, es la única garantía para el triunfo del movimiento obrero en Colombia, siendo en consecuencia, su construcción, la tarea central actual de los comunistas revolucionarios.

Mientras que las demás clases andan a la topa tolondra, el proletariado sí puede avanzar de acuerdo a las leyes del materialismo histórico, que le enseñan la imprescindible necesidad de organizarse como partido para poder triunfar. Y sí que puede avanzar por ese camino pues hoy en día en la sociedad colombiana capitalista, el proletariado es la clase más joven, más revolucionaria por su situación frente a los medios de producción, y con mayor provenir por ser la clase del socialismo; por lo cual -como dijera Marx- “Una clase en que se concentran los intereses revolucionarios de la sociedad encuentra inmediatamente en su propia situación, tan pronto como se levanta, el contenido y el material para su actuación revolucionaria: abatir enemigos, tomar las medidas que dictan las necesidades de la lucha. Las consecuencias de sus propios hechos la empujan hacia adelante. No abre ninguna investigación teórica sobre su propia misión”.

Comité Ejecutivo

Unión Obrera Comunista (mlm)

agrega un comentario