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La alternativa sigue siendo el frente ùnico de la izquierda.
Por EL MILITANTE - Monday, Jul. 11, 2005 at 9:17 PM

Con un programa socialista y para no caer en el juego de las peleas entre Kirchner y Duhalde.

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Crisis del peronismo
Se consumó la ruptura entre Kirchner y Duhalde
Autor : Aníbal Montoya
Fecha : ( 11-Julio-2005 )
Categoria : Argentina

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a ruptura del pacto Kirchner-Duhalde y la presentación de dos listas peronistas enfrentadas en la provincia de Buenos Aires para las elecciones legislativas de octubre sitúa en un punto extremo la lucha por el control de las estructuras del PJ bonaerense y a nivel nacional.

Como hemos explicado reiteradamente desde El Militante, la disputa entre Kirchner y Duhalde no tienen un carácter trivial ni episódico sino que obedece a diferencias profundas en cuanto a táctica y estrategia política. Kirchner, que es un político burgués inteligente y cuya política satisface los intereses fundamentales de los capitalistas, es consciente de que necesita “limpiar” el PJ, profundizando la vertiente demagógica y populista de su discurso para atraer a las masas a su alrededor, ofreciendo algunas concesiones más o menos cosméticas aun al precio de confrontar eventualmente con algunos sectores de la burguesía a quienes intenta hacer entender que más vale sacrificar algunas migajas antes que arriesgarse a profundizar los antagonismos sociales que sacuden la sociedad argentina. Claro que Kirchner se puede permitir esta política, por ahora, en la medida que se mantenga el actual crecimiento económico, lo que le permite diluir parcialmente ante la opinión pública su política general a favor de los intereses empresariales.

Pero esta estrategia lo lleva a enfrentar a Duhalde por el control del PJ al aparato duhaldista en la provincia de Buenos Aires, la estructura peronista más fuerte en todo el país. El aparato duhaldista y los caudillos locales que lo sustentan no están dispuestos a sacrificar ninguno de sus privilegios ni ceder sus puestos a la camada de “transversales” que se arremolina alrededor de Kirchner. Los sectores decisivos de la burguesía argentina preferirían mantener el actual “statu quo” a favor de Duhalde como una manera de contener y controlar “por derecha” las pretensiones de Kirchner. No terminan de fiarse de su demagogia “populista” y tienen miedo de que éste se muestre incapaz mañana de contener a las masas.

En nuestro último artículo en El Militante nº 14, si bien no descartábamos la presentación de dos listas enfrentadas, planteábamos que lo más probable era un acuerdo final entre Kirchner y Duhalde en el que este último aceptaría estar en minoría. Teníamos presente el miedo de ambos (miedo compartido por los estrategas de la burguesía como se puede leer en diversos artículos publicados estos días en Clarín y La Nación) a la inestabilidad política del país que conllevaría una eventual ruptura del peronismo como consecuencia de la presentación de dos listas enfrentadas.

De hecho, hasta el último momento se barajó la posibilidad de un acuerdo. Según Clarín (30 de junio) Duhalde propuso meter sólo a 9 partidarios suyos de los 35 candidatos bonaerenses para la Cámara de Diputados de la Nación, una vez que se había alcanzado un principio de acuerdo en las listas de candidatos para las legislaturas provincial y del Senado. Pero la determinación de Kirchner de no aceptar más de 4 candidatos duhaldistas en las listas del Congreso nacional precipitó la ruptura.

Parece claro que Kirchner quiere jugarse el todo por el todo para disputar el control del PJ bonaerense a Duhalde, lo que le daría el control decisivo del partido en todo el territorio nacional, permitiéndole disponer de una mayoría suficiente de legisladores en las cámaras de diputados y senadores, frente a la situación actual donde gran parte de los decretos y leyes deben pasar antes por el filtro duhaldista en dichas cámaras legislativas.

De esta manera, la crisis del peronismo se sitúa a un nivel superior. En lo que a perspectivas se refiere, lo que parece claro es que Kirchner no plantea escindir el PJ y crear una fuerza política enfrentada, porque eso crearía un escenario muy peligroso que él no quiere transitar debido a las expectativas que podría despertar este hecho entre amplios sectores populares que lo interpretarían como una ruptura fundamental con el pasado e intentarían empujarlo a Kirchner más allá de sus deseos. Kirchner tiene muy claros sus intereses de clase burgueses y no tiene ningún interés en convertirse en una suerte de Chávez argentino enfrentado al imperialismo y a la oligarquía local. Más bien pretende desalojar a los duhaldistas del control de la estructuras del PJ bonaerense y aparecer como el único jefe del peronismo.

Hasta ahora siempre se detuvo en el momento decisivo cada vez que su disputa con Duhalde amenazaba con alcanzar el punto crítico de la ruptura. Pero la situación cambió. Kirchner, que todavía goza de un apoyo sólido en las encuestas, se siente fuerte y capaz de propiciar una derrota humillante a los duhaldistas en las elecciones de octubre en la provincia de Buenos Aires. Duhalde lo sabe, por eso días después de anunciada la ruptura y la candidatura de Chiche Duhalde como candidata a senadora para enfrentar a Cristina Kirchner, buscó intentar poner paños fríos. Pero el kirchnerismo, que ya se garantizó el apoyo del PJ porteño y de gran parte del peronismo del interior, optó por mantener el desafío al duhaldismo en su propio territorio.

Si bien no se puede descartar un acuerdo de última hora entre ambas listas antes del plazo legal del 24 de agosto, lo que sólo se podría dar bajo la forma de una claudicación humillante del duhaldismo, la perspectiva de un compromiso parece más lejana que nunca por las razones antes descriptas.

Ahora Kirchner hará uso de toda su demagogia para meter en la misma bolsa a toda la oposición (Duhalde, López Murphy, Macri, Cavallo, Carrió, radicales) identificándolos como los obstáculos que le impiden hacer avanzar al país, utilizando la clásica fórmula bonapartista de: “Yo o el caos”. Tratará de airear convenientemente los fantasmas del menemismo y de la década de los 90 para arrojárselos a la cara de sus oponentes políticos, pese a que él mismo y todos los dirigentes peronistas de la provincia de Buenos Aires y del interior del país que ahora lo acompañan fueron valedores y copartícipes de los mismos.

Como decíamos en el artículo de El Militante antes citado, la falta de una herramienta política obrera y de masas es lo que le permite a Kirchner aparecer, ante la ausencia de una alternativa a su izquierda que sea vista como viable por los trabajadores, como el único contendiente contra la derecha, y también ganar, sin gran entusiasmo, su apoyo en las encuestas.

Lamentablemente, la incapacidad de los grupos más relevantes de la izquierda para articular un frente único amplio, con un programa socialista, para las próximas elecciones de octubre, arroja agua al molino del kirchnerismo. A pesar de que los plazos se acortan apelamos una vez más a los dirigentes de estos grupos para que reconsideren su actitud dejando de lado mezquinos intereses de aparato, incomprensibles para decenas y cientos de miles de trabajadores y jóvenes que en el último período empezaron a mirar a la izquierda como una alternativa.

Pero la construcción de esa herramienta política es una tarea inaplazable. Si el fracaso de un frente electoral de la izquierda bloquea coyunturalmente esta salida, habrá que abordarla con las fuerzas que estén dispuestas a impulsarla y a empujarla hacia adelante en el nuevo período que se abrirá en el país tras las elecciones de octubre.

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No se explica
Por El Morsa - Tuesday, Jul. 12, 2005 at 8:44 AM

Creo que tratar de explicar la disputa entre Duhalde y Kirchner solamente para ver quien se queda con el control del PJ es un análisis que no nos permite entender lo que se juega en éste ambito. Kirchner intenta hegemonizar el bloque de las clases dominantes, ésto es el sector imperialista que representa Kirchner intenta obtener los mayores beneficios a partir de la política aplicada por el Estado. Así como Menem representaba intereses dsitintos en la disputa con Duhalde (yanquis y rusos) respectivamente. La disputa debe entenderse sobre los principales sectores de las clases dominantes que responden a los distintos imperialismos que se disputan el control de las principales palancas de la economía argentina. Tanto Kirchner como los gobiernos anteriores han centrado su política en base a los intereses de los terratenientes y de los distintos imperialismos.
Después de la crisis abierta con el Argentinazo, Kirchner vino a tratar de abroquelar al bloque dominante y tratar de recomponer la estructura "institucional" del Estado oligárquico imperialista bapulueada en diciembre del 2001. Para eso Duhalde impulsa la trampa electoral del 2003, para apaciguar las aguas que no se aquietaban y que en el Puente Pueyrredon se expresó en la muerte de Kostequi y Santillan, como producto del intento decidido de las clases dominantes de darle un cierre a la situacion abierta en el Argentinazo, sin dudar en usar la represión más abierta si es necesario.
Gran parte de la izquierda y sectores populares entró en el juego del enemigo, que trata de "encauzar" dentro de los "carriles insitucionales" el descontento, y bronca popular.
Si bien Kirchner despertó expectativas en las masas producto de algunas medidas que intentaban recomponer aquel "que se vayan todos" en lo fundamental mantuvo y aplicó las medidas del conjunto de las clases dominantes, salió del default, reinició las negociaciones "serias" con los organismos internacionales, mantuvo las principales palancas de la economía en manos imperialistas, y mejoró la posicion de varios sectores y monopolios imperialistas (Techint, Aluar, Pedevesa), manteniendo salarios de hambre y reduciendo paulatinamente la entrega de planes.
El verso kirchnerista se va acabando, la postergación de los acuerdos con el FMI para despues de la elecciones de octubre, no es más que la postergación de la aplicación de políticas hambreadoras y entreguistas tarifazos, eliminacion de los planes, reprivatizaciones y vuelta a la carga con los ejercicios conjuntos con tropas militares.
Hoy en la disputa Duhalde - Kirchner se juega que sector hegemonizará el bloque de las clases dominantes que obtendrá las mayores beneficios a partir del control directo del Estado. es por eso que Kirchner utiliza fondos del Estado para comprar Intendentes, gobernadores y pueseos en las listas para construir la "transversalidad".
Los sectores populares debemos saber ver estas disputas para entender y aprovecharlas para poder reagrupar y fortalecernos e impulsar una salida a favor del pueblo, destruyendo este Estado reemplazándolo por un estado de nuevo tipo. No es el camino electoral el camino que el pueblo tiene paralograrlo, es el camino de fortalecer la unidad, la lucha, los paros, las huelgas, los cortes de ruta y las puebladas. Impulsando los mecanismos de democracia directa, en las organizaciones de masas.


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