Consecuencias de los atentados de Londres.
Por EL MILITANTE -
Tuesday, Jul. 12, 2005 at 10:26 PM
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Las consecuencias de los atentados en
Londres |
“La vida sigue”
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Autor : Alan Woods Fecha :
( 12-Julio-2005 ) Categoria : Internacional
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egún
las informaciones de hoy, al menos cincuenta personas han perdido la
vida en los atentados de ayer. Las bombas en Madrid el año pasado
mataron a 191 personas y las del 11 de septiembre fueron 2.752.
Contrariamente a la creencia popular, las tácticas de los
terroristas son fortuitas y oportunistas. Las grandes diferencias en
las cifras de bajas se explican por el azar. El gran número de bajas
en Nueva York fue provocado por el colapso de las estructuras de las
Torres Gemelas. El número de víctimas en Madrid habría sido mucho
mayor pero una bomba no explotó. The Economist describe hoy los
atentados de Londres como “un despliegue de brutalidad sin sentido”.
En realidad fue un despliegue de brutalidad. Pero difícilmente sin
sentido. The Economist nos dice: “Debería haber dos pensamientos.
Uno es la sorpresa de que esto no haya ocurrido más temprano. El
otro es que estos ataques no deberían, y no lo harán, marcar ninguna
diferencia en la vida y el trabajo de los londinenses”. Este es
un tema recurrente en los medios de comunicación de hoy. Se puede
resumir en tres palabras: “La vida sigue”. En realidad esta es la
reacción de muchos londinenses. Entre los londinenses había una
actitud casi fatalista ante los acontecimientos de ayer. Los
habitantes de la capital son personas muy resistentes. Lo
demostraron en la Segunda Guerra Mundial cuando resistieron las
bombas de Hitler con una determinación sombría y estoica. Es parte
del carácter de la población: una especie de terquedad obstinada y
una negativa a caer fácilmente prensa del pánico. En la radio de
esta mañana, la mayoría de los comentaristas seguían la siguiente
línea: “Bien, tienes que continuar ¿o no?”, “No podemos dejarles
pensar que nos han golpeado”. O simplemente, “cabrones”. Existe una
admirable cualidad en la solidez británica, esta negativa a ser
zarandeado o intimidado en los peores momentos de crisis. La
reacción de los londinenses de continuar con su vida normal no es
sólo la forma de adaptarse a una tremenda tragedia. También es una
especie de desafío tranquilo que expresa el espíritu rebelde de una
forma inusual. Este espíritu indomable de la población normal es
algo que Tony Blair y el establishment intentan explotar. En una
declaración televisada desde Downing Street la noche pasada, Blair
dijo lo siguiente: “Es a través del terrorismo que las personas que
han cometido estos actos terribles expresan sus valores y es el
momento de demostrar los nuestros. Pienso que todos sabemos lo que
ellos están intentando hacer. Están intentando utilizar la matanza
de personas inocentes para acobardarnos, para atemorizarnos y hacer
cosas que ellos quieren que hagamos, intentando detenernos para que
no continuemos con nuestra vida normal, como estamos dispuestos a
hacerlo no deberían y no van a tener éxito. Cuando intentan
intimidarnos, no nos intimidarán. Cuando buscan cambiar nuestro país
o nuestra forma de vida con estos métodos, no lo cambiarán”.
Inmediatamente después de los atentados de Londres, George Bush
proclamó que la vida continua. Dijo que continuaría la reunión de
los líderes del G8 en Gleneagles continuaría, añadiendo que él
estaba orgulloso de la determinación de la población para
enfrentarse al terrorismo. ¿De qué personas estaba orgulloso el
señor Bush? No de la población de Londres que en realidad se estaba
enfrentando a las bombas y la carnicería, sino de un puñado de
políticos enclaustrados a salvo en un confortable hotel en la
Escocia rural. Ellos estaban decididos a continuar con su negocio
habitual de especuladores, repartiéndose los recursos naturales del
mundo y asegurándolos para los grandes monopolios estadounidenses y
europeos. “Es una guerra contra el terrorismo para todos nosotros”,
añadió. “No cederemos ante estas personas, no cederemos ante los
terroristas”. Tony Blair también insistió en que la cumbre del
G8 continuaría. “Es importante [...] que aquellos implicados en el
terrorismo se den cuenta de que nuestra determinación para defender
nuestros valores y nuestra forma de vida es mucho mayor que su
determinación a provocar muerte y destrucción de personas inocentes
en un deseo de imponer el extremismo en el mundo. Quienquiera que lo
haya hecho, nuestra determinación es que nunca conseguirán destruir
lo que apreciamos en este país y otras naciones civilizadas de todo
el mundo”. A esto Robert Fisk, ese periodista honesto y sincero,
respondió: “Ayer Blair nos dijo que ‘ellos nunca conseguirán
destruir lo que apreciamos’. Ellos no están intentando destruir lo
que ‘apreciamos’. Ellos están intentando conseguir que la opinión
pública obligue a Blair a retirarse de Iraq, de su alianza con EEUU
y de su adhesión a la política de Bush en Oriente Medio. Los
españoles pagaron el precio de su apoyo a Bush ¾ y la retirada posterior de
España de Iraq demostró que los atentados de Madrid habían
conseguido sus objetivos ¾
mientras que los australianos tenían que sufrir en Bali...”
La vida sigue en Gleneagles
El
ministro de exteriores, Jack Straw, dijo que los atentados de
Londres no perjudicarían la oportunidad de los líderes de llegar a
un acuerdo en la cumbre del G8. Después de viajar a Londres durante
unas horas ¾ el tiempo
suficiente para derramar unas cuantas lágrimas ante las cámaras de
televisión ¾ Tony Blair
regresó rápidamente a su avión y regresó a Gleneagles. Straw dijo
que los ataques habían creado un frente unido en la cumbre. “Vamos a
llegar a un acuerdo sobre todos los temas clave de África, el cambio
climático y otras muchas cuestiones”, esto es lo que dijo en una
entrevista con la BBC. “Sin embargo, lo que ha insistido es en
que los desacuerdos que algunas veces se producen en la sala, por
supuesto están, entre los líderes y los países son ínfimos
comparados con lo que une a todos los líderes mundiales que están
reunidos aquí en Gleneagles”. ¿Este nuevo acuerdo es en interés de
los pueblos del mundo? ¿Qué se ha conseguido con este destacado
acuerdo humanitario? Veamos. Las naciones del G8 están de
acuerdo en condonar la deuda a 18 países. Es decir, están de acuerdo
en perdonar las deudas a los que saben que nunca la pagarán. Esto no
es lo que piden los países africanos. Ellos piden que se alivie la
deuda para toda África. Esto se negó y millones continuarán
languideciendo en la pobreza, mientras que los prestamistas
continuarán recogiendo el botín: la vida sigue. Los miembros de
la UE se han comprometido en llegar a un objetivo de ayuda colectiva
del 0,56 por ciento del PIB para el 2010, y un 0,7 por ciento para
el 2015. Estas cifras apenas son suficiente para arreglar las llamas
de Zambeze, pero en cualquier caso no hay garantía de que sea
implantado alguna vez. El presidente Bush propuso doblar la ayuda de
EEUU para África durante los próximos cinco años hasta los 8.600
millones de dólares, pero todo el mundo sabe que la nación más rica
del planeta también es la más tacaña con la ayuda externa y que cada
céntimo de ayuda está vinculado a sus propios intereses, como es
unir la ayuda al comercio y la inversión estadounidense. Incluso
si esta ayuda llegara (que es dudoso), sería anulada por el comercio
injusto, las subvenciones agrícolas, las cuotas, etc., Los llamados
países en vías de desarrollo del G5 que incluyen a Brasil, China,
India, México y Sudáfrica, han pedido que los aranceles,
subvenciones y otras barreras sean eliminadas como parte de los
esfuerzos para erradicar la pobreza. Bush ha dicho es poco probable
una reforma significativa del comercio a menos que las Europa
reforme su Política Agraria Común. Así que no hay ningún acuerdo
para eliminar las barreras comerciales que oprimen a los países
pobres en África y otras partes. No se ha hecho ningún progreso
en el cambio climático, el otro objetivo cacareado de la cumbre del
G8. ¿A qué acuerdo han llegado? Porque EEUU ha dicho que no reducirá
las emisiones sino que “buscará tecnologías limpias”. Bush ha dicho
que bajo ninguna circunstancia firmará el acuerdo de Kioto. Ya que
no se espera ninguna propuesta importante y no hay dinero para
desarrollar tecnologías limpias, las palabras de Bush sobre esta
tecnología son papel mojado. El director de Amigos del Planeta,
Tony Juniper, culpó a la administración Bush, insistiendo “en que se
ha hecho una vez más lo mejor para descarrillar la acción
internacional para afrontar el cambio climático”. El presidente
francés Jacques Chirac, que está en una posición debilitada y por
tanto ansioso por agradar, dijo el jueves que “hemos observado un
cambio en la posición estadounidense”. “El acuerdo al que hemos
llegado es un acuerdo importante, incluso aunque no haya llegado
hasta donde queríamos”. El reverendo Tony Blair dijo “Amén”.
Contrariamente a las pretensiones de Blair de que la cumbre del
G8 es una reunión de filántropos humanitarios para resolver los
problemas de los pobres, es más una versión moderna del Congreso de
Berlín, donde los representantes piratas de las grandes potencias se
reunían para saquear África en sus propios intereses. Aquí también
la vida sigue.
La ley del valor en funcionamiento
Todo el mundo nos dice que nuestra forma de vida
está amenazada por los terroristas y que es importante continuar con
la vida normal. Los hoteleros de Londres pusieron una especial
atención a este consejo. De la noche a la mañana doblaron los
precios de una habitación de hotel. Esto iba estrictamente de
acuerdo con las leyes de la economía de libre mercado que, como todo
el mundo sabe, forma el cimiento sólido de nuestra forma de vida
occidental que ahora está seriamente amenazada. Hay otra razón
por la que Londres es un objetivo potencial para un ataque. Como
señala The Economist, es percibida como el centro del capitalismo
mundial, el cuartel general de los usureros que saquean y explotan
todo el planeta y se embolsan las ganancias. Es la avaricia rapaz de
los bancos y los monopolios que dirigen la política exterior y
militar de los gobiernos, que les empuja a invadir Iraq para poner
sus manos en su petróleo, y para justificar esta invasión con una
catarata de mentiras y engaños. No es que Bush y Blair decidan todo.
Más bien que ellos son los portavoces de las grandes empresas en
Gran Bretaña y EEUU. La única diferencia que otros líderes es que
ellos expresan la dependencia de los gobiernos de los intereses de
los bancos y grandes monopolios de una manera particularmente cruda.
En las últimas 24 horas hemos recibido una excelente lección del
significado real de nuestros valores occidentales. La ley de la
oferta y la demanda debe aplicarse, incluso en cualquier
circunstancia. Y como un gran número de londinenses se encuentran
desamparados sin transporte después de terminar el trabajo, y como
el número de camas en la capital es limitado, esto se ha reflejado
en el precio de una cama por la noche. Actuando de esta manera, los
nobles hoteleros de Londres estaban defendiendo los principios
básicos del libre mercado. Aquellos desgraciados incapaces de pagar
el precio del mercado, como es habitual, eran libres de dormir bajo
el puente disponible más cercano. La fraternidad del hotelero
es, por supuesto, sólo una pequeña piedra de ese imponente edificio
que es el capitalismo británico. Aprovechan cualquier oportunidad
para conseguir un pequeño beneficio. Beneficios muchos más serios se
hicieron en la Bolsa de Londres, donde las desgracias humanas de
todo tipo ¾ ya sean
guerras, revoluciones, terremotos o hambrunas ¾ siempre son oportunidades
bienvenidas para hacer dinero. Cuando aparecieron las noticias
de los atentados el jueves, el FTSE 100 cayó un 3,5 por ciento en
noventa minutos, su caída más rápida desde el inicio de la guerra de
Iraq. Pero la fraternidad bursátil es resistente y pronto el mercado
se recuperó. La caída se llevó 44.000 millones de libras de las
acciones en Londres. Pero el mercado cerró el jueves con sólo una
caída del 1,4 por ciento, en los 5.518 puntos. El FTSE 100 de
Londres añadió 40,5 puntos, o un 0,9 por ciento, hasta los 5.198,80
puntos. El Cac 40 de París y el Dax de Frankfurt subieron un 1 por
ciento. Las industrias fueron las más afectadas el jueves y se
recuperaron el viernes, las aseguradoras y las aerolíneas se
recuperaron. Cuando llegaron las noticias de los atentados, la libra
bajó frente al euro, el dólar y el franco suizo, los analistas
dijeron que el mercado monetario era probable que siguiera inquieto
hoy por algunos rumores. Pero la libra británica se mantuvo el
viernes, pero aún está en su 19 mes más bajo frente al dólar
estadounidense. El oro cambio poco pero el petróleo ganó. Los
analistas dijeron que el efecto económico de los atentados
probablemente sea limitado y las empresas estarían bien preparadas
para tratar cualquier trastorno. “Desgraciadamente, esperamos que
ocurra”, esto es lo que dijo Andrea Williams, jefe de activos
europeos del Royal London Asset Management: “Realmente no afectará
al crecimiento económico. Esto es algo que tiene el precio de los
mercados” La miseria humana, la muerte y la destrucción pueden
“tener precio en los mercados” como cualquier otra cosa. Los bancos
de la City, incluido Goldman Sachs, JP Morgan Chase y Deutsche Bank
y Merrill Lynch, dijeron que los negocios continuarían como de
costumbre.
“Una amenaza real y presente”
Tony Blair pretende que él está ganando la guerra
al terrorismo y que el mundo es un lugar más seguro gracias a la
invasión de Iraq. La realidad es precisamente lo contrario. La
invasión de Iraq ha creado una enorme oleada de inestabilidad que ha
sumergido todo Oriente Medio y se ha extendido de manera
incontrolable por el resto del mundo. Al Qaeda, que no tenía base en
Iraq antes de la invasión, ahora la tiene y cada día gana nuevos
reclutas como resultado de las barbaridades infligidas por las
fuerzas de la coalición contra la población de este desafortunado
país. Iraq se ha convertido en un peligro latente y muy real para
Gran Bretaña. Esto se pudo ver claramente en los atentados del
jueves en Londres. “Una vez ha ocurrido”, dice The Economist,
“provocó un terrible sentimiento de inevitabilidad”. Sí, ¿pero por
qué era inevitable? Era sólo inevitable porque Tony Blair, ese fiel
sirviente de George W. Bush, empujó al pueblo británico de mala gana
a una guerra en la que no creía y que no quería. La guerra se empezó
basándose en premisas falsas, un hecho que ahora se ha demostrado de
forma irrefutable. En Iraq no había armas de destrucción masiva. El
régimen iraquí, aunque desagradable, no representaba una “amenaza
real y presente” para Gran Bretaña. Los fanáticos reaccionarios
de al Qaeda no procedían de Iraq, sino de Arabia Saudí. Estaban
inspirados en la secta reaccionaria y oscurantista wahabi que
prácticamente gobierna Arabia Saudí. No sólo la ha tolerado sino que
directamente ha sido financiada por la familia gobernante saudí, los
amigos íntimos y socios comerciales de George W. Bush. Después del
11 de septiembre también se les permitió seguir con sus negocios
habituales, mientras Bush y Rumsfeld desinformaban a la opinión
pública mundial y estadounidense señalando con el dedo a Iraq, que
no tenía nada que ver con el ataque a las Torres Gemelas. George
W. Bush todavía habla de los gobernantes saudíes como sus amigos,
demostrando que es el petróleo, y no la sangre, lo que es más denso
que el agua. Si había un candidato para el cambio de régimen ese era
Arabia Saudí. Pero EEUU invadió en su lugar a Iraq. Como al Qaeda no
tenía nada que ver con el régimen secular de Bagdad, al que odiaban,
la invasión de Iraq no les perjudicaba. Todo lo contrario, les
beneficiaba considerablemente.
¿Por qué Londres?
¿Por qué eligieron Londres para los atentados?
The Economist responde a la pregunta con una sinceridad admirable:
“Tan pronto como se produjeron las trocidades de Nueva York,
Washington DC y Pennsylvania el 11 de septiembre de 2001, Londres
asumió el riesgo de un ataque. Era tanto por su situación de centro
financiero internacional, un epitome de occidente y sus maneras
capitalistas, y porque Gran Bretaña era desde hacía tiempo un
estrecho aliado de EEUU, enemigo número uno de al Qaeda y sus socios
terroristas. Esa probabilidad sólo aumentó después de la
participación de Gran Bretaña en la invasión de Iraq en 2003 y
después del terrible atentado en Madrid el 11 de marzo de 2004. En
los últimos años cada uno de los policías veteranos británicos, cada
jefe de inteligencia o secretario de interior al que se le ha
preguntado por la probabilidad de un atentado terrorista, la
respuesta ha sido similar: cien por cien”. Es imposible
expresarse con mayor claridad. Londres quedó expuesta a los ataques
terroristas porque Tony Blair [no Gran Bretaña] “desde hacía tiempo
era un estrecho aliado de EEUU”. El presidente de Estados Unidos
sólo tiene que gritar “salta” para que el inquilino del número diez
de Downing Street responta “¿cuánto?” El servilismo con el que Tony
Blair sigue los dictados de Washington es notorio. Se reveló una vez
más en la cumbre de G8, cuando Blair tuvo que buscar excusas para el
arrogante rechazo de Bush tanto del acuerdo de Kioto como de la
petición de Blair de ayuda a África. No hay manera real de
defender Londres, o cualquier otra ciudad, contra ataque de pequeños
pero decididos grupos terroristas. Bali, Estambul, Madrid y
Casablanca los han sufrido. Pero también ha habido múltiples ataques
en Arabia Saudí, Kenia y Marruecos, provocando un número importante
de bajas y caos. Pakistán, Yemen y otros objetivos indonesios
también han sido golpeados. Todos los ataques llevan la misma marca:
múltiples bombas indiscriminadas contra objetivos civiles en zonas
muy pobladas. En ninguno de estos ejemplos los servicios de
seguridad han sido capaces de prever o evitar el ataque. Ahora le ha
tocado a Londres. Los servicios de inteligencia británicos dicen
que han frustrado varios ataques en los últimos años, incluido un
complot para lanzar veneno y otras sustancias en el aeropuerto de
Heathrow. Puede que fuera así, pero también una fuente no oficial
estima que Gran Bretaña puede albergar a unos 1.000 terroristas
islamistas o seguidores estrechos. La imagen tan cuidadosamente
elaborada por Bush y Blair desde el 11 de septiembre de algo llamado
al Qaeda como una conspiración mundial, basada en una organización
centralizada y disciplinada dirigida por Bin Laden desde una cueva
en las zonas tribales del norte de Pakistán, obviamente es falsa. Lo
más probable es que estemos presenciando el trabajo de varios grupos
terroristas fragmentados y descoordinados. Es probable que la
razón por la que ha aguantado tanto al Qaeda (o cualquiera de sus
grupos sustitutos que organizaron el atentado de ayer) es que se
mueve de una forma muy mesurada y cuidadosa. Sus ataques requieren
un largo tiempo de preparación y tienen una naturaleza intermitente.
Organiza un ataque espectacular, como el ataque al World Trade
Centre, después espera hasta que las cosas se calmen antes de
organizar otro ataque espectacular utilizando métodos diferentes
(Madrid y después Londres). También es perfectamente evidente que
los servicios de inteligencia británico y estadounidense no tenían
información sobre este ataque.
¿Quién es el
responsable?
Después de la invasión de
Afganistán, el mando central de al Qaeda se ocultó y se retiró. El
número de arrestos y asesinatos de personas que dicen ser oficiales
de al Qaeda en Pakistán, Arabia Saudí y otras zonas de Oriente Medio
debe haber afectado severamente a la infraestructura del grupo. Se
piensa que algunos de los combatientes entrenados por al Qaeda se
han dispersado, quizás reagrupado en otras zonas de combate, como
Arabia Saudí, pero no se sabe si todavía tiene una dirección central
capaz de dirigir acciones a gran escala. Pero las brutales acciones
del imperialismo británico y estadounidense, particularmente con la
invasión de Iraq, donde al Qaeda antes no tenía nada, han creado un
vasto ejército de reclutas y simpatizantes, y no sólo en Pakistán y
Oriente Medio. La mayoría de la opinión pública británica y
estadounidense cree que la guerra de Iraq fue una mala idea. Esa es
una buena base para desarrollar y fortalecer el movimiento contra la
guerra. Pero cada vez que los terroristas asesinan a inocentes en
Gran Bretaña y EEUU, proporcionan argumentos frescos a Bush y Blair
y debilitan el movimiento contra la guerra. Los terroristas dan a la
derecha todos los argumentos necesarios para fortalecer el estado y
armarlo con nueva legislación represiva, como la introducción del
carné de identidad en Gran Bretaña, los arrestos sin juicio, etc.,
Como reacción inmediata a los atentados de ayer se espera que
los ministros aprueben medidas como arrestar y detener a sospechosos
acusados de asociación con el terrorismo. El gobierno británico
intentará argumentar que son necesarios poderes aún más draconianos
para combatir la amenaza terrorista. Ya en el mes de febrero el
secretario de interior, Charles Clarke, dijo en el parlamento que
estaba considerando introducir el delito de “estar relacionado en la
preparación o instigación de actos de terrorismo”. Un borrador
redactado en el Discurso de la Reina en mayo hablaba de planes para
crear delitos para llevar a más sospechosos de terrorismo ante los
tribunales y se esperaba que llevara a condenas para aquellos
acusados de actos preparatorios de terrorismo. Otro paso es el
fortalecimiento de los poderes del estado y el aumento de la
vigilancia de la población, como la propuesta de introducir el carné
de identidad. Aunque los carnés de identidad no evitaron los
atentados de Madrid, Charles Clarke insistirá en que los carnés son
una medida necesaria para combatir el terrorismo. Como resultado del
atentado de ayer, los defensores de los derechos civiles tendrán más
dificultad para oponerse a medidas como la introducción del carné de
identidad. Peter Carter QC, presidente del comité de derechos
humanos Bar, dijo que temía que el gobierno adoptara poderes de
emergencia que provocaran más resentimiento entre las comunidades
musulmanas pero que no hicieran de Gran Bretaña un lugar más seguro
para vivir. Finalmente, no debemos olvidar, que la vida sigue
también en Iraq, donde la insurgencia continúa sin ser vencida.
Tanto civiles como miembros de las fuerzas de coalición están
muriendo asesinados. Lo que ocurrió en Londres ayer ocurre en Bagdad
y otras ciudades iraquíes cada día. Las horribles imágenes de
edificios bombardeados, casas y vidas rotas, muertes, mutilaciones y
locura, son el pan diario para toda la población. ¿A alguien le
puede asombrar que Iraq se haya convertido en el principal campo de
reclutamiento para terroristas y suicidas? ¿A alguien le puede
extrañar que muchos jóvenes iraquíes clamen venganza por los
horrores infligidos a su país? Algunos analistas occidentales dicen
que Iraq se está convirtiendo en un campo de entrenamiento e
inspiración para una nueva generación de yihadistas globales. Eso
significa que Iraq, que antes de la invasión no representaba una
amenaza para Gran Bretaña y EEUU, ahora se haya convertido en “una
amenaza real y presente”. Y el principal sargento recluta del
terrorismo no es bin Laden. Son George W. Bush y Tony Blair. A este
ultimo le gustaría ser recordado como el hombre que consiguió los
Juegos Olímpicos para Londres. En su lugar será recordado como el
hombre que llevó los atentados suicidas a Londres. A George Bush
le gusta decir que sus fuerzas están en Iraq y eso significa que los
enemigos de occidente están siendo combatidos allí y no en casa. Los
ataques de Londres demuestran que estas palabras no tienen ningún
sentido. “Si vosotros bombardeáis nuestras ciudades”, dijo bin Laden
en una de sus últimas grabaciones, “nosotros os bombardearemos”. ¿No
está perfectamente claro? Las imágenes de muerte, destrucción y
caos en Iraq que aparecen diariamente en las pantallas de televisión
occidentales provocan repulsión en un sector cada vez más grande de
la opinión pública. Muchas personas se preguntan por qué sus
gobiernos están apoyando una ocupación que está provocando tal daño
y sufrimiento. Algunos de los jóvenes musulmanes impresionados por
esto buscan formas más directas de expresar su oposición.
Trágicamente, algunos de ellos caen en los brazos de los fanáticos y
fundamentalistas convirtiéndose en potenciales terroristas suicidas.
Una página web islamista publicaba una declaración sobre el
atentado de Londres que decía lo siguiente: “Regocíjate nación
islámica. Regocíjate mundo árabe. Ha llegado el momento de la
venganza contra el gobierno cruzado sionista de Gran Bretaña en
respuesta de las masacres cometidas por los británicos en Iraq y
Afganistán. Heroicos mujaidines llevaron a cabo los benditos
ataques en Londres, ahora Gran Bretaña está ardiendo por el terror y
el temor, de norte a sur, de este a oeste. Advertimos repetidamente
al gobierno y población británica. Hemos cumplido nuestra promesa y
realizado un ataque militar en Gran Bretaña después de grandes
esfuerzos de los heroicos mujaidines durante un largo período de
tiempo para garantizar el éxito”. La declaración advierte
también a los gobiernos danés e italiano que: “recibirán el mismo
castigo si no retiran sus tropas de Iraq y Afganistán”. Las
implicaciones son claras. La epidemia de terrorismo continuará
extendiéndose incontroladamente, es una expresión terrible del
callejón sin salida del sistema capitalista a escala global. En
Iraq hay todavía 8.500 soldados británicos, junto con 150.000
estadounidenses. Si la intención de los terroristas era forzar su
retirada, no lo conseguirán. En realidad, el efecto a corto plazo de
los atentados podría ser fortalecer la decisión de Blair de mantener
las tropas británicas en Iraq y aumentar el apoyo popular a esta
medida. Dirá que “ceder ante los terroristas” hará a Gran Bretaña
más vulnerable a los ataques, que “debemos terminar el trabajo” y
otras cosas por el estilo. De este modo, los representantes del
imperialismo han entrado en una especie de danza grotesca de muerte
con los terroristas, donde un acto de barbarie lleva a otro, donde
ninguna de las dos partes consigue una ventaja decisiva. El mundo
entra en una espiral descendente violenta de acción y reacción.
Los marxistas siempre nos hemos opuesto al terrorismo
individual, no por razones sentimentales, sino porque es inútil y
contraproducente. A pesar del temor que engendra, el terrorismo es
realmente una expresión de la debilidad y no de la fuerza. Nunca
puede infligir una derrota decisiva al imperialismo y en realidad le
es útil. Tarde o temprano, los imperialistas tendrán que retirarse
de Iraq. Pero cuando lo hagan, no será el resultado de las bombas en
el metro de Londres, o del atentado contra el World Trade Center de
Nueva York, sino debido a la insurgencia del pueblo iraquí y al
movimiento contra la guerra en Gran Bretaña, EEUU y el resto del
mundo.
Londres 8 de julio de 2005
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