El huracàn Dennis y su paso por Cuba.
Por EL MILITANTE -
Thursday, Jul. 14, 2005 at 2:02 PM
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El huracán Dennis y su paso por Cuba
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“Y seguir
cantando...” |
Autor : Celia Hart Fecha :
( 14-Julio-2005 ) Categoria : Cuba
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Cantando
al Sol como las cigarras, Después de un año bajo la lluvia
Igual que sobrevivientes Que vuelven de la
guerra” María Elena Walsh
Eso es: Para
seguir cantando. La revolución cubana es sobreviviente de muchas
cosas. Más valdría que sabios y filósofos antes de elaborar sus
teorías y enarbolar complicadas soluciones a la ecuación del mundo,
preguntasen a los sobrevivientes, cómo fue la batalla, qué banderas
desplegaban las huestes y bajo que principios y con cuál táctica
logramos sobrevivir...Del socialismo real, del Imperialismo...de
tantas cosas hemos sido sobrevivientes, que a veces ni cuenta nos
damos. Más hoy por supuesto, tan sólo quisiera expresarles mis
leves impresiones de otra pequeña supervivencia que va haciéndose
cotidiana. Cada verano nos corresponde sobrevivir a nuevos
huracanes, los cuales vienen a poner a prueba nuestra capacidad de
combate. Dennis, según dicen los científicos fue una anormalidad
meteorológica. En dos siglos ningún huracán de esa violencia
atacaría a Cuba y ninguno a las provincias orientales, por donde el
caballero tocó el aldabón. Es más, en doscientos años tan sólo
cuatro huracanes hubieron de formarse en esta zona del mundo.
Los pueblos del Caribe, deberíamos llenarnos de valor y
presentar reclamación legal por los atentados que le hacen a la
atmósfera los países ricos. Ellos roban el azul del cielo
arrebatándonos a todos la capa de ozono que se diseñó para cuidarnos
de los dañinos rayos UV, además de lanzar miles de millones de
contaminantes todos los años cuyo efecto directo es el del
calentamiento global. Ellos están por encima de Dios por supuesto, y
frente a las ganancias empresariales, el equilibrio de la Tierra es
puro romanticismo. Ya no se trata de ver en cuántos años tienen
esos asesinos planeados matar a la Tierra.; se trata de que hoy:
concretamente cada verano, se sueltan por los mares del Caribe, como
Frankesteins de aire y agua estos monstruos para desbastar nuestras
precarias tierras. Por supuesto los débiles somos los que
pagamos con nuestras vidas y nuestros recursos los perfumes,
aerosoles y adicción energética de todos los irresponsables, los
cuales han decidido ganar dinero a costa, precisamente de
derrocharlo. La temporada ciclónica recién empieza y ya los
cubanos y demás caribeños sólo tenemos que pensar en cómo
protegernos. Ya no podemos pensar en paz en vacaciones estivales, ni
en disfrutar nuestras playas. Debemos protegernos y proteger
nuestros contados recursos contra la guerra ciclónica. La carrera
del dinero también se ha convertido en terrorismo: Tentar así las
fuerzas de la naturaleza, agregarle un grado centígrado más a
nuestras cálidas aguas es un pecado que deberíamos hacerles pagar.
No nos quejamos de los huracanes que nos correspondan como justo
tributo al habitar estos hermosos parajes, pero estos nuevos
demonios del verano están diseñados a última instancia por el
perverso capitalismo moderno, que nos roba el alma de nuestros niños
con tanto juguete chino de plástico, que contamina la atmósfera
precisamente con esos plásticos, y además liquidan nuestro sistema
nervioso central con las más infecciosas estupideces de propaganda
con tal de comprar el dichoso juguete de plástico. Además ahora,
en virtud de los contaminantes como varios derivados del carbono
proveniente de la sed de hidrocarburos, han sido capaces de fabricar
huracanes más movidos y feroces, tan sólo por querer calentar más
nuestro planeta, violando las leyes humanas y divinas. Cuba es
una de las víctimas, no ya del bloqueo, no ya del terrorismo de
estado y de las calumnias.....es víctima anual de los ciclones
tropicales formados prematuramente por los ímpetus devoradores de el
enajenante sistema social que nos domina. Formándose en el
Caribe Oriental y después de haber arrasado con la pequeña Jamaica,
la cuarta tormenta tropical de la jovencita temporada guiñó un ojo,
y decidió nadar presurosa para atacar al verde caimán desplegado
horizontalmente frente al Golfo de México. Algo de perverso traía
Dennis. Al ser tan estrecha la isla de Cuba, bien podría haber
atravesado y en unas cuantas horas salirse del territorio nacional.
Pero no, enrumbándose al Noroeste, tenía el caballero Dennis la
intención expresa de hacer turismo por todo el Sur. Como si
perfilase nuestros contornos, decidió visitar casi todas las zonas
de mi país. Atravesó la esquinita de la provincia Granma, como
si quisiera recordar la historia del rudimentario yate, que decidió
hace casi medio Siglo nuestro destino. Las imágenes de los pueblos
aledaños son dantescas. Todavía no se sabe bien a cuánta furia
alcanzaban los vientos, pues los instrumentos “caza huracanes”
dispuestos en ese sitio fueron barridos, después de que su aguja
llegara al máximo de cerca de 230 Km. por hora. A la sazón, ya
se habían evacuado a todos los pobladores de la zona, de tal suerte
que la cantidad de vidas que estamos lamentando aún son sólo diez
compatriotas. Salió de Cabo Cruz y se dispuso Dennis a visitar la
Perla del Sur. Cienfuegos, tangenciando el vientre de Cuba y
penetrando con igual y renovada furia el mismísimo centro del país.
Toda Cuba vibraba y estaba en pie de lucha. Los puestos de mando
del la Defensa Civil conocían cada detalle que Fidel preguntaba, vía
telefónica. Qué cuantos evacuados, qué cuántos desaparecidos, que el
hotel aquel que quedaba en las cercanías cuánto sufrió. Fidel conoce
los pueblitos y las instalaciones de Cuba como si se tratara de un
pequeño barrio. Dos de las legendarias mesas redondas, con Fidel
exhortándonos a la esperanza, e incluso haciéndonos reír en medio de
la noche y el susto constituyeron, para los que contábamos con
batería para los receptores de radio el mejor consuelo... No sólo
Fidel. José Rubiera, el bellísimo especialista y director del
departamento de Pronósticos del Instituto de Meteorología, cuya
pericia y olfato son ya proverbiales, nos acompañó también, el cual
de tanto trabajar con las depresiones tropicales, parece otorgarles
cerebro y alma a estos sistemas. Y Randy Alonso, por supuesto, que
con astucia trataba de moderar un inédito panel de expertos en todo
tema afín, entre los que se hallaban Fidel y Rubiera. Ellos fueron
de alguna manera protagonistas de estas tardes de desconsuelo, donde
con rabia volvíamos a ponerle precinta a los cristales. Muchos ya la
teníamos puestas desde el ciclón anterior y más nos valdría que esas
crucetas en los grandes vidrios se conviertan en nueva arquitectura,
pues a saber cuando de nuevo el consumismo frenético de los ricos
nos diseñan otro huracán. Los que pudimos escuchar por la radio
este aletear de cigarras para sobrevivir, y con algún rayito de
esperanza pudimos soñar con que esa furia no nos desplomara la
ciudad de La Habana, pudimos apreciar la cultura de cada uno de los
compañeros que en cada Municipio de la isla tomaba a su cargo la
dirección de la supervivencia. Conocían donde se evacuarían las
personas necesitadas, cuánto de harina para elaborar el pan a mano,
cuanto de leche para los niños, con cuánto combustible contaban las
ambulancias en caso necesario , en fin...cuantas gallinas o vacas
podrían salvarse. ¡Y más le valía a estos compañeros saberse al
dedillo estos datos! Pues el Comandante de la guerra anticiclónica
no perdonaba un solo desvarío. Cada conversación terminaba con un
“Venceremos” o “Hasta la Victoria Siempre”. Los que hemos conocido
alcaldes y políticos de otros países, nos quedamos atónitos frente a
la mezcla de cultura, valor y compromiso de estos dirigentes.
Desde mi hogar; sin luz, ni agua, ni combustible doméstico
alguno para cocinar, me parecía un juego de niños tanta sapiencia,
pero a decir verdad uno terminaba contagiándose con el entusiasmo y
pensando que éramos afortunados y que mis paisanos del sur de las
provincias orientales tuvieron que vérselas con olas mayores de seis
metros, con veloces vientos e intensas lluvias. Que muchos habrían
perdido sus casas o sus techos y que aun así confiaban en que los
nuevos techos serían repuestos, y además esta vez como señalara
Fidel “Los nuevos techos con sujetadores metálicos son al parecer
los mejores, pues parece ser que tendremos de ahora en delante de
vivir contando con estas visitas indeseadas” Lo que no nos
estamos perdonando son las víctimas. Casi todo por accidente o
irresponsabilidad personal. Pero aún así. Igual que reducimos año
por año el número de niños muertos al nacer, dado que el Cielo nos
quiere condenar, por perdonar la opulencia de los ricos, a solventar
anualmente un ciclón tropical; nos tendremos que poner como meta que
ni un solo cubano o visitante se nos vaya de las manos. En menos de
dos días fueron evacuados más de un millón quinientas mil personas.
La mayoría en casa de vecinos y familiares que en los momentos
difíciles solemos expandirnos el corazón. Fidel le llamó
sarcásticamente a Dennis ciclón mercenario, por haber penetrado
cerca de Playa Girón con las pretensiones clarísimas de llegar a la
capital. Pero al igual que los mercenarios en unas horas fue
reducido a polvo. Esta vez las veteranas montañas del Escambray y la
verde llanura de Habana- Matanzas fueron nuestras representantes y
mejores soldados. Con altivez inmejorable redujeron a Dennis a un
miserable huracán de baja categoría. Las montañas y las llanuras
cubanas habrán gritado sordamente, pensando en nuestra frágil ciudad
“No pasaras”. Cuando estas cosas ocurren las personas, las montañas,
los ríos, los colores, las aves y los peces de mi país vibran en la
misma cuerda. Es un misterio. Y una vez más no pasó la furia del
huracán por la ciudad. Ya maltrecho y malhumorado salió
estrepitosamente por el norte, al Oeste de la capital cubana.
¡Todavía acusan a mi gobierno de violar los derechos humanos!
Claro, por supuesto. Se me olvida que esos...esa sociedad que además
de los horrores de la guerra construye con su hedonismo ciclones a
destiempo, es la que define en este mundo los conceptos. Debimos
dejar morir a centenas, sino a miles de compatriotas bajo las
fuerzas de Dennis, en virtud de que ninguna autoridad debe tener la
responsabilidad de la protección de la población, que eso es
cuestión de las familias solamente, que el que tenga dinero se
salve, y el resto....pues que tome rumbo al cielo, que constituye al
parecer el único derecho que les conceden los poderosos a los
pobres. Que en el sistema de los tres poderes no se contempla que un
Presidente se ocupe tan sólo del porvenir de sus compatriotas y que
la Televisión hubo de ser inventada para lanzar imágenes de marcas
de autos y papel higiénico. Ya no me interesan las definiciones.
Han perdido derecho a ponerle orden al lenguaje político: Este
terrorismo lento contra el planeta Tierra es del mismo calibre, sino
peor, que el pestilente terrorismo que azotó recientemente a
Londres, con el solo pretexto, sin embargo de darle más cordel a
estos miserables con corbata que creen ser los dueños del mundo.
Pero acá estamos los cubanos reponiendo los daños, como las
cigarras, sufriendo de cortes de luz prolongados por haberse dañado
parte del sistema energético. Eso sí con la confianza de que entre
ciclón y ciclón podremos seguir acusando al enemigo de tanta
miseria, y entre acusación y acusación un pasito más adelante en los
caminos de la revolución, que es la única salida coherente que tiene
el mundo si es que todavía contempla la posibilidad de salvarse.
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