Julio López
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Con fiesta y baile, levantan los zapatistas la alerta roja
Por La Jornada / México - Sunday, Jul. 17, 2005 at 12:03 AM

La JBG Camino del futuro abre sus instalaciones. Concejos municipales también reinician actividades.

HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO

La Garrucha, Chis. 15 de julio. Con fiesta y baile levantaron la alerta roja las comunidades de la selva tzeltal. La junta de buen gobierno (JBG) Camino del futuro abrió hoy sus instalaciones, y los cuatro concejos municipales atienden nuevamente en sus oficinas. La música ha durado el día entero. De hecho, la celebración empezó desde ayer jueves.

Y realmente "despertó" la comunidad, cabecera del municipio rebelde Francisco Gómez, al concluir varias semanas de retraimiento de la población y cierre del caracol Resistencia hacia un nuevo amanecer. A la altura del poblado, la carretera de terracería luce llena de gente y vehículos, al igual que los alrededores del centro de gobierno autónomo.

Un mar de toldos de náilon (plástico), rudimentarias tiendas de campaña, rodea la explanada central, convertida hoy en pista de baile. Allí se hospedan los visitantes. El ánimo es muy festivo. Las muchachas resplandecen, así que los muchachos no pueden sino sacarlas a bailar. Hacía mucho que este enviado no veía tantos niños sueltos en una celebración zapatista. Los hombres saludan y sonríen.

Participan en la celebración al menos un millar de indígenas, procedentes de las distintas regiones que componen este caracol en los municipios San Manuel, Francisco Villa, Francisco Gómez y Ricardo Flores Magón. Al parecer, en los cuatro caracoles restantes hay fiestas parecidas. Esta noche se espera aquí un mensaje de la junta zapatista.

La "comisión de vigilancia del buen gobierno" recibe en su local a La Jornada y da la autorización para hablar con la JBG. A pocos metros, un mural ocupa la fachada de madera de una segunda casa de esta comisión: un gran ojo tiene a sus lados el sol y la luna, y de una milpa verde brotan dos manos que arrojan amarillos granos de maíz. Al centro, sobre la puerta, se lee: "Para todos todo".

Realizado por indígenas y un colectivo de la sociedad civil que sólo firma como ¡Error! Marcador no definido, el mural revela un concepto de la "vigilancia" bastante original.

En su oportunidad, la JBG, con la reserva que le es habitual, dice al enviado que la fiesta que transcurre en el caracol es por ahora "todo lo que tienen que decir los zapatistas de por acá".

Por la tarde, de manera muy selvática y propiciatoria, se deja venir un fuerte aguacero, que pone a prueba la eficacia de los "techitos" de náilon e interrumpe un rato las cumbias y los corridos electrificados. Se teme que se vaya la luz (cosa que sucede casi a diario), pero me cuentan que ni aun así se suspendió el baile anoche, y duró hasta tarde. La música vuelve en cuanto amaina, y un poco después todos bailan.

Una piedra en el camino

Un niño pequeño agitaba un trapo naranja en el comienzo de una curva pronunciada de la carretera que atraviesa Huixtán. Muy pequeño, como de seis años. Solito. Los vehículos disminuían la velocidad. Metros adelante, la madre del niño, con la cola de caballo atada sobre la cabeza, como alto copete, con la mitad izquierda de su cuerpo cuidaba a su hijo y le hacía señales. Con la otra mitad de sí vigilaba el extremo opuesto de la carretera, una recta. Al mismo tiempo, mirando de frente, conversaba con su marido, tal vez le daba indicaciones.

El hombre, un campesino tzeltal de apariencia muy pobre, blandía con fuerza un marro que se estrellaba contra una roca suficientemente grande como para bloquear todo un carril de la carretera San Cristóbal de las Casas-Ocosingo. El deslave ocurrió en los bordes de su solar, y él comprendió que representaba un serio peligro para los automovilistas.

La tarea de destazar la inmensa roca se antoja titánica, quizá imposible. Los trozos que arranca el marro son pequeños y mezquinos. Este Sísifo decidió que no empujará la piedra. No podría él solo. A diferencia del personaje mítico, su proyecto es romper la roca, barrerla luego, y se acabó.

Este ínfimo y frágil núcleo familiar se rifaba el pellejo para cuidarnos a los demás. Nadie les ordenó que lo hicieran. Nadie les va a pagar.

El incidente ilustra muy bien la manera en que los indígenas enfrentan los problemas que son suyos y también de los demás. Allí donde no importa su adscripción religiosa ni los contenidos políticos de su pensamiento para entender lo que es de todos y asumir la responsabilidad que toca.

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En Oventic, más de mil indígenas participaron en la celebración
Por La Jornada / México - Sunday, Jul. 17, 2005 at 12:04 AM

Sólo Radio Insurgente no reanudó sus transmisiones

ELIO HENRIQUEZ CORRESPONSAL

Oventic, Chis., 15 de julio. Después de tres semanas de alerta roja general, las actividades volvieron hoy a la normalidad en el caracol ubicado en esta comunidad, donde más de mil indígenas se concentraron para participar en torneos deportivos y en la fiesta organizada por el comienzo de la nueva etapa en la lucha del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).

Desde temprano, los letreros que decían "alerta roja general" fueron retirados de la entrada al caracol, de las tiendas, de las cooperativas de artesanías, de las oficinas de la junta de buen gobierno (JBG) y de los municipios autónomos. Poco a poco, cientos de indígenas -hombres, mujeres y niños- y algunos mestizos de la sociedad civil fueron llegando para participar en las actividades organizadas por las autoridades civiles zapatistas. "Estamos contentos, alegres, porque se abrió el caracol, y la fiesta es para que la gente baile", afirmó uno de los dirigentes rebeldes, quienes desde esta mañana recibían a cualquiera que solicitaba información.

Desde antes de llegar al caracol Corazón céntrico de los zapatistas delante del mundo, se notaba el movimiento, pues decenas de vehículos, camionetas y camiones de redilas, principalmente, estaban estacionados a lo largo de la carretera que pasa frente a las instalaciones zapatistas. El letrero de "alerta roja general", que el 20 de junio fue colocado frente al caracol, fue sustituido por el de "Conductores, manejen despacio. Entrada, no estacionarse". La puerta de acceso fue abierta y la gente pudo pasar sin ningún trámite. Esta tarde había más de mil personas y seguían llegando. El silencio de tres semanas se había transformado en mucho ruido y movimiento.

Habitantes de municipios y comunidades vecinas, que durante todo el día estuvieron pasando en vehículos de transporte público o privado, miraban con expectación el movimiento de personas en el caracol, que atiende a la región de los Altos de Chiapas.

También desde muy temprano, un conjunto musical se instaló hasta el fondo, en el escenario donde se realizan los actos políticos, culturales y deportivos. Varios equipos de basquetbol participaron en el torneo.

Los integrantes de la JBG reiniciaron sus labores, suspendidas -por primera vez en dos años- desde el 20 de junio hasta ayer, por la alerta roja general.

En la oficina de recepción, dos mujeres y un hombre encapuchados recibían a periodistas, integrantes de organizaciones no gubernamentales, estudiantes y demás personas interesadas en tener mayor información sobre las actividades zapatistas. "Estamos haciendo lo que dice el comunicado (del EZLN), porque la palabra se cumple", afirmó el varón.

Las puertas de las oficinas de los municipios autónomos de San Andrés Sacam'chen de los Pobres y de Magdalena de la Paz, que están a un lado de la JBG, también fueron abiertas, aunque los más buscados eran los del comité de recepción, donde en ciertos momentos había que esperar hasta una hora para ser recibido.

Desde la entrada hasta el fondo del caracol, varios indígenas colocaron puestos de venta de fruta y otros alimentos, y de pasamontañas para quienes olvidaron llevarlo, que desde 1994 es uno de los principales símbolos del zapatismo. La que al parecer no reinició labores hoy fue Radio Insurgente, la voz de los sin voz, cuya señal era captada en esta zona hasta el 20 de junio, cuando se decretó la alerta roja. Cuando menos hasta las 14 horas no fue posible sintonizarla.

En la cabecera de San Andrés, donde se efecturaron los diálogos entre el gobierno federal y el EZLN, y donde el 16 de febrero de 1996 se firmaron los únicos acuerdos (sobre derechos y cultura indígenas, que no se han cumplido), las oficinas de la presidencia autónoma comenzaron desde esta mañana a atender a la población de manera normal.

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Festejan toda la noche el fin de la alerta roja
Por La Jornada / México - Sunday, Jul. 17, 2005 at 5:58 PM

Festejan toda la noc...
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La comunidad zapatista La Garrucha celebró hasta las primeras horas de este sábado la reapertura de su caracol. Imagen de archivo FOTO La Jornada

Los zapatistas adelantan que como parte de la nueva fase de lucha llevarán su mensaje a otros grupos en condiciones vulnerables

Anuncian que ahora las bases vigilarán el trabajo de las JBG

HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO

La Garrucha, Chis., 16 de julio. Anoche, en el caracol Resistencia hacia un nuevo amanecer, sólo había dos maneras de interrumpir el baile: otro aguacero, o la enérgica aparición de la junta de buen gobierno (JBG) Camino del futuro para dirigir "unas sencillas y breves palabras" a las bases de apoyo del EZLN y a la sociedad civil. ''El motivo de nuestra fiesta es por el fin de la alerta roja, porque habíamos cerrado nuestras oficinas para prevenir cualquier intento del gobierno por atacar a nuestros hermanos mientras hacíamos nuestra consulta".

Hacia la medianoche, "la compañera Carla'' tomó el micrófono de los músicos para hablar en nombre de la JBG, y se refirió al resultado de la consulta, donde los pueblos zapatistas decidieron "formar una coalición de organizaciones nacional e internacional".

A partir de hoy, agregó, "en los caracoles las bases de apoyo vigilarán para que el gobierno autónomo cumpla. En 12 años hemos avanzado en nuestra organización. Hemos madurado. También hemos dialogado con el gobierno. Por eso alcanzamos los acuerdos de San Andrés".

Ante un millar de indígenas, un poco iluminados por focos dispersos, la junta zapatista dijo que, pese a los esfuerzos de los pueblos, ''los patrones y los poderosos mataron el diálogo''. Carla, madre de familia y ahora gobernante zapatista, señaló que, como producto de la consulta y los cambios de su organización, los zapatistas llevarán su palabra a distintas partes de ahora en adelante.

''Saldremos a platicar con todos los sectores desprotegidos y explotados. Con ellos vamos exigir el cumplimiento de los 13 puntos que dieron origen a nuestra lucha.''

Advirtió: ''No nos importan las consecuencias de lo que pase por nuestras nuevas acciones. Juntos tendremos la fuerza''.

Enseguida tomó la palabra ''el compañero Gustavo'' y repitió el mensaje en tzeltal, en términos más floridos y detallados, haciendo referencia a la traición de los tres poderes de la Unión y los partidos políticos, y al recorrido que efectuarán próximamente los zapatistas por los diferentes estados de la República.

Otro miembro de la JBG, de muy buen humor, con esa ironía tan tzeltal, dijo para terminar el brevísimo acto político: ''Ahora que ya están enterados por qué es la fiesta, vamos a celebrar hasta que el cuerpo aguante, que yo creo que es hasta el amanecer''.

Tal cual. Las cumbias duraron la noche entera, lo mismo que parejas que las bailaran, y cuando ya aclaraba, casi sin solución de continuidad, se echaron a andar los motores de los primeros camiones. Y del baile a la redila, sin dormir, centenares de indígenas cogieron los caminos de la selva.

Imperceptiblemente, como por arte de magia, se levantaron los ''techos'' del improvisado campamento, y al salir el sol ya sólo quedaban algunas estacas en el lodo y los últimos grupos de familias y jóvenes que acudieron a la reapertura de su caracol, esperando la salida de sus carros.

Simultáneamente, empiezan a llegar los grupos de sociedad civil interesados en los proyectos de los municipios autónomos, y los primeros campamentistas. Uno de ellos comentó anoche, cuando la fiesta llevaba muchas horas y aún no tenía para cuándo acabar: ''No me quiero imaginar una fiesta de este tipo, con música y alegría, y además que todos estuvieran bebiendo alcohol. Sería completamente distinta''.

Para empezar, nadie hubiera llegado vivo a la aurora. Y estos zapatistas se amanecieron todos, listos para retornar a sus comunidades en las demás cañadas de aquí a Montes Azules, algunas a más de siete horas de viaje. Unos en carro, otros caminando montaña.

Cuando Carla mencionaba en su discurso la posibilidad de ser atacados, y reiteraba lo dicho en los comunicados recientes de CCRI-CG del EZLN, acerca de los riesgos que significa esta nueva etapa de la lucha zapatista, no decía palabras sólo por decirlas. De acuerdo con una abrumadora cantidad de testimonios directos que ha recogido La Jornada en días recientes, todo indica que se cierne sobre diversas regiones indígenas del Chiapas rebelde un nuevo fantasma de contrainsurgencia paramilitar (directamente vinculado a la estructura del PRI), que en algunas partes de las cañadas y la zona norte ya amenaza de manera explícita a las comunidades rebeldes.

Resulta notable que festejen hoy sus estructuras de gobierno, con evidente alegría, comunidades indígenas que, tras muchos años de luchar, ven que la lucha todavía sigue. ''Y falta un chingo'', expresó anoche un indígena que comentaba el tema. Para colmo, lo decía riendo.

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Crean rebeldes estructura para evaluar a las juntas
Por La Jornada / México - Sunday, Jul. 17, 2005 at 6:00 PM

Comités sancionarán labores de los gobiernos autónomos

HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO

Morelia, Chis., 16 de julio. Aquí no hubo fiesta. Es decir, baile y cumbias. ''Ayer se reabrió este caracol. Empezamos a trabajar desde las primeras horas de la mañana. Durante el tiempo de la alerta habíamos trabajado de manera clandestina. La experiencia fue difícil, pero ya sabemos que estamos en una etapa difícil de nuestra lucha. Y fue bonito porque tuvimos que trabajar bajo otro techo, sin estas paredes. Fue un trabajo de resistencia. Y cuando menos en nuestra región no tuvimos problemas graves''.

Habla un miembro de la populosa junta de buen gobierno (JBG) Corazón del arco iris de la esperanza, donde casi la mitad son mujeres, y bien plantadas; arrechas, como dicen los chiapanecos.

''Al reinstalar otra vez nuestros trabajos aquí, en el caracol, vimos que está interesante hacer nuestros cambios. Estamos integrando las nuevas comisiones. La que era de vigilancia se vuelve de información, porque ahora la vigilancia la van a hacer compañeros bases de apoyo del EZLN, pero lo que van a hacer es vigilar que la junta haga bien su trabajo.''

De hecho, al llegar hoy al caracol Torbellino de nuestras palabras, con lo que me encontré primero fue con esta comisión de vigilancia que, en efecto, era gente de las comunidades. Unos 15 hombres y mujeres de diversas edades, mero bases, y los de mayor edad, analfabetos. Una mujer no dejaba de tomar nota cuidadosamente de cuanto se decía. En algún momento se alzó la blusa, sacó la teta izquierda y se la dio a su niño al lado, que se empezaba a poner inquieto. Y ella, sin interrumpir su cuidadosa escritura. Entre ellos, los miembros de la comisión, estrenándose, intercambiaban comentarios animadamente, en legua tzeltal. Las mujeres tojolabales permanecían silenciosas, pero escuchaban con atención el duelo de preguntas, donde el reportero preguntaba, y los indígenas también.

Así que mejor me mandaron a hablar con la junta. Mientras esperaba ser recibido, me senté en un banco a la sombra de la tienda del caracol. En el prado de enfrente, un grupo de mujeres extendía y lavaba grandes lienzos de plástico, asistidas por dos hombres. Un trabajo laborioso que las tenía muertas de risa.

De pronto suspendieron su actividad y caminaron hacia los edificios. Un joven se me aproximó para decir: ''Ya lo va a recibir la junta''. Resulta que esas mujeres eran la junta; la mitad de ellas al menos. Ya quisiera uno ver a un presidente municipal, de esos que ganan 80 mil pesos al mes (sin contar ''extras''), lavando plástico o barriendo la plaza del ayuntamiento.

''Tenemos la función de ver y valorar los trabajos y los proyectos'', prosiguió el hombre de la JBG que hablaba la mayor parte del tiempo. ''Atender el trabajo conjunto. Vamos a retomar el contacto con la sociedad civil. Por demás, nuestras tareas de autonomía siguen igual''.

Explica que durante el periodo de alerta los gobiernos municipales rebeldes siguieron funcionando. ''Sólo se suspendieron los trabajos con los hermanos no zapatistas, pero otra vez los vamos a encontrar y atender. La JBG hace una apertura, porque somos un gobierno que obedece; lo que el pueblo pide y manda".

Hace luego hincapié en la nueva ''vigilancia''. Se rotarán semanalmente dos personas por municipio para estar presentes en el caracol vigilando a la JBG, para luego ir a informar a sus respectivos Marez (Municipios rebeldes autónomos zapatistas). ''No son una guardia. Ellos pueden tomar acciones si es necesario. Son la crítica de nuestro trabajo como gobierno''.

En el camino, un campesino tzeltal, base de apoyo zapatista, describía esta nueva estructura de vigilancia en términos similares. Le pregunté:

-¿Y ya te va a tocar pronto estar en vigilancia?

-No creo. Pueden pasar años. Para la comisión (de vigilancia) van cada vez sólo dos compañeros por municipio, y somos miles.

Una mujer de la JBG agregaría en la entrevista que las comunidades estarán pendientes "para que el gobierno autónomo no abuse y sí sea justo", y recalcó que durante la alerta roja la junta atendió "todos sus pendientes" y vio "a las distintas gentes que la buscaron".

El hombre que hablaba anteriormente prosiguió: "Abrimos las oficinas ayer por la mañana, y hacia la tarde reanudamos las visitas a nuestros compañeros de los municipios".

-¿O sea que aquí no hicieron fiesta para reabrir el caracol?

El indígena, rápido como flecha, replicó: "Para nosotros la fiesta fue este trabajo que hacemos. Ahora necesitamos crear, y los cambios que vienen valen la pena. Por eso nosotros estamos aquí para dar nuestro granito de arena".

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Sintetizando
Por Y andale! - Monday, Jul. 18, 2005 at 3:37 PM

Sintetizando...
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