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Au,mentan las familias con hambre en GBA y Capital Federal
Por COLECTIVO NUEVO PROYECTO HISTORICO - Monday, Jul. 18, 2005 at 8:43 AM
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Asistencialismo peronista o "progre" ibarrista, da igual: la nueva "ley de pobres" no escrita del "Capital-Parlamentarismo" significa mantener atados al clientelismo más miserable y humillante a millones de argentinos.

Es algo así como apagar el fuego con más fuego. Una acción que quiere atacar al problema pero no lo elimina, sino que lo mantiene siempre vivo. Las autoridades del gobierno y los voluntarios de entidades civiles saben que la ecuación "hambre más asistencialismo" sólo produce un resultado: hambre. Más hambre. Si no se agrega una salida, un camino que tienda a la educación, el problema no sólo nunca se acaba: se multiplica.

En la Argentina de hoy, todavía devastada por la crisis, no sólo es necesario apagar el fuego. También es preciso extinguir las brasas.

Las políticas alimentarias arrasan con el 80 por ciento de los 1000 millones de pesos que tiene como presupuesto el Ministerio de Desarrollo Social bonaerense. En el mismo sentido, los planes de alimentación se llevan más de un tercio de los 262 millones de pesos del presupuesto de la Secretaría de Desarrollo Social porteña.

En los últimos cinco años, la cantidad de beneficiarios y los valores destinados a dar de comer crecieron sostenidamente. El gobierno bonaerense pasó de destinar 340 millones de pesos a erogar 370 millones, en un año, para sólo uno de sus programas alimentarios, el Más Vida, que alcanza a 1.200.000 personas de 51 distritos.

En total, alimentar a más de 1.500.000 personas -además de los 2.200.000 de niños que comen en las escuelas- le insume a la provincia 800 millones de pesos. Hace un par de años destinaba 30% menos de presupuesto para 1.000.000 de personas.

En la Ciudad pasa algo similar: de las 2000 familias a las que ayudaba antes de 2001, con entrega directa de alimentos, luego de siete meses se pasó a 50.000, y en 2003 se llegó a 105.000. Hoy son 80.000 las familias que reciben alimentos. Para ser claros: de los casi 119 millones de presupuesto que tenía en 2001, este año pasó a tener 262 millones de pesos para atender las necesidades de 253.000 personas. Y, paradójicamente, nunca alcanza.

Vale recordar que la canasta básica para una familia tipo ronda los 800 pesos y que más del 40 % de los argentinos sobrevive en hogares que están por debajo de la línea de pobreza. Las causas son conocidas. La crsisi inducida por el hambre de la plusvalía, el golpe palaciego de la UCR-PJ contra De la Rúa arrojó a la miseria a más de la mitad de nuestros compatriotas.

Hoy los funcionarios buscan alternativas que salgan del mero asistencialismo. "No renegamos de asistir porque el Estado debe abastecer a un chico al que su familia no le da de comer. El derecho a la alimentación es básico. Pero a poco de caminar uno se da cuenta de que no es bastante ni suficiente", advirtió la doctora Marisa Graham, subsecretaria de Coordinación Operativa de la provincia.

"Tenemos que responder en el momento de la necesidad, pero tenemos que buscar políticas sociales que den herramientas para que la gente alcance la autonomía en la búsqueda de recursos", aseguró el subsecretario de Gestión Social y Comunitaria del gobierno porteño, Sergio Beros.

Ni más ni menos que lo que reza el antiquísimo proverbio oriental. Dar pescado. Y, a la vez, enseñar a pescar.

El gobierno porteño piensa lanzar, en enero próximo, una etapa superadora del actual Vale Ciudad, que invierte 47 millones de pesos en asistir a 35.000 familias. Será el programa Ciudadanía Social Porteña, que prevé la transferencia de dinero a una cuenta bancaria -unos 350 pesos por grupo- para que todas las familias tengan un ingreso que asegure una alimentación adecuada.

Prometen tener un registro único de beneficiarios y un sistema que evitará la superposición de entregas. Y, sobre todo, la intermediación. Como contrapartida se exigirán salud y educación: "Los titulares deberán comprometerse a un seguimiento nutricional y a la asistencia escolar de todos los menores de 18 años", adelantó Beros.

Si bien la transferencia de dinero no pone fin a la desigualdad y a la exclusión, las autoridades porteñas confían en la efectividad de este programa. Claro que debe acompañarse de una capacitación para aprender cómo gastar esos fondos.

Ir saliendo

"Me parece que estamos en condiciones de ir saliendo? Por eso empezamos a trabajar otras cuestiones que son tan vitales como el desarrollo infantil: los proyectos productivos, los programas para adolescentes, las líneas de fortalecimiento familiar y comunitario que permitan una salida", coincidió Graham.

Los gobiernos tuvieron que correr para apagar el incendio. "Las áreas de desarrollo social vieron incrementado su presupuesto para intentar reconstruir los procesos de la economía social", destacó Beros.

Pero ¿qué hacer con los comedores? Es sabido que los especialistas recomiendan dejar atrás los comedores para pasar a otras formas de asistencia. No hay nada como comer en casa.

"Sostenemos a muchos comedores comunitarios o de ONG con subsidios o alimentos, pero la tendencia no es a favorecer los comedores sino volver a la comensalidad en familia, como principio del derecho alimentario", explicó Graham.

"Los análisis de encuestas alimentarias en niños de diferentes provincias y niveles socioeconómicos demuestran que es mayor el déficit en nutrientes como calcio, hierro, vitamina A, C y cinc en relación con el aporte de energía y proteínas en la alimentación. El perfil nutricional de los programas alimentarios de distribución de alimentos o comedores comunitarios por el contrario suele privilegiar o maximizar la densidad calórica", explica una de las publicaciones del Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil (Cesni). Como salida, señala la puesta en marcha de programas de transferencia destinados a las familias, entre otros ítem.

En la provincia, a los 1.200.000 beneficiarios del Plan Más Vida (que reparte canastas de alimentos por un monto de 35 pesos por mes por persona y tiene un presupuesto de 370 millones) se suman las 100.000 personas de 22 distritos que pertenecen al Servicio Alimentario Familiar, con una partida de 25 millones, además de los 2.200.000 chicos bonaerenses que reciben desayuno o merienda completa, de los cuales 600.000 alumnos, de tres a diez años, almuerzan, programa que se lleva otros 250 millones.

Graham estimó que se destinan 1,10 pesos por día por cada chico que asiste al comedor, mientras que se erogan 80 centavos por día por cada chico que desayuna.

En la ciudad, 35.000 familias recibirán a fin de año el Vale Ciudad (por valor de 140 pesos); otras 80.000 familias tienen una asistencia directa con cajas de comida, y el gobierno porteño asiste a 360 comedores comunitarios en dos sentidos: con la provisión de alimentos frescos y con subsidios para la mejora de las condiciones edilicias.

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Mmmm
Por Garabombo - Monday, Jul. 18, 2005 at 5:36 PM

Chicos de NPH: la verdad es que uno lee con atención sus textos y son muy buenos, discutibles y reflexivos. Vale.
Pero acá, con el reenvío de este texto -espero que sea reenvío-, me parece que le chingaron, con respeto lo digo. Ya no se trata de exigir "más educación", sino de proporcionarnos OTRA.
Un abrazo.
Salud y comunismo.
Garabombo

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Tu 9%. Mi 40% ( ? )
Por ablita - Thursday, Jul. 28, 2005 at 4:30 PM
oscargalian5@hotmail.com 02945-450067 9200 esquel

Querido Osqui: Algunos artículos señalan datos interesantes. Sólo que, como decía el general: "NO HAY PEOR CIEGO QUE EL QUE NO QUIERE VER, NI PEOR SORDO QUE EL QUE NO QUIERE OIR". Yo agrego, con conocimiento, nada más fácil que tergiversar las estadísticas como las del Chubut, con ese 9 %, ja, ja, ja.
Un abracito. Ablita

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