Julio López
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Bosques de papel: el error de Uruguay
Por pol - Wednesday, Aug. 03, 2005 at 3:49 AM

El país vecino (Uruguay) violó tratados internacionales cuando, de manera inconsulta, permitió la instalación de las plantas, que van a usar las aguas del río Uruguay, un recurso natural compartido por ambos países

El país vecino (Uruguay) violó tratados internacionales cuando, de manera inconsulta, permitió la instalación de las plantas, que van a usar las aguas del río Uruguay, un recurso natural compartido por ambos países

Omar Lafluf Hebeich está sentado detrás de un enorme mate de calabaza. Con su brazo izquierdo, abraza el termo metálico de dos litros, en un gesto que hace recordar a los niños cuando se encaprichan con un peluche. Desde hace 20 días, es intendente del departamento uruguayo de Río Negro, donde está ubicada Fray Bentos, una ciudad de 23 mil habitantes a la que miles de argentinos acostumbran ignorar cada verano cuando cruzan el puente internacional San Martín y hunden el acelerador para llegar lo antes posible a las playas de Punta del Este.

Todo es apabullantemente tranquilo aquí. La Municipalidad comienza a atender al público a las 12.30, pero en esta templada mañana de julio, Lafluf Hebeich tiene la deferencia de recibir a la prensa argentina cuando ni siquiera las verdulerías fraybentinas abrieron sus puertas. Sus afirmaciones son un balde de agua fría para los argentinos que piensan que, también del lado uruguayo, la gente se opone a la inminente instalación de dos imponentes fábricas de celulosa junto al río Uruguay. “Ésta es la inversión extranjera más grande en la historia de nuestro país. Son 1.800 millones de dólares y nosotros tenemos una posición muy firme en defensa de los emprendimientos. Aunque en Argentina se los discuta, para nosotros ya están, son un hecho, y sólo falta arreglar para que los efectos ambientales sean los menores posibles”.

Eso dice Lafluf Hebeich, que nos hace traer un café con su secretaria mientras él inclina el peluche y se sirve otro mate.

Camiones en marcha

Al cruzar hacia Uruguay, a la derecha del puente internacional se ve una treintena de camiones que emparejan los terrenos donde se instalará la finlandesa Botnia, un gigante de la industria papelera mundial que planea levantar allí su planta de celulosa, y un puerto desde el cual trasladar su producción a Europa, donde tendrá lugar el proceso final de fabricación del papel. A la izquierda del puente, aparece el puerto M’Bopicuá, levantado hace pocos años por la Empresa Nacional de Celulosa de España (Ence), que además tiene previsto construir allí mismo otra planta de pulpa de papel.

Juntas, Botnia y Ence darán nacimiento en Fray Bentos a uno de los complejos de fabricación de celulosa más grandes del mundo, con una producción anual conjunta de un millón y medio de toneladas. Esto significará un salto de casi el dos por ciento para el producto interno bruto (PIB) de Uruguay.

Solamente Botnia ya tiene contratados a unos 200 empleados, espera llegar a 700 en dos meses y a 4.500 cuando la construcción de la planta esté en su mejor momento. Luego, a partir de 2008, cuando entre en producción, dará empleo directo a sólo 300 hombres e indirecto a otros 1.500. Son los empleos lo que más seduce en el lado uruguayo, aunque no está claro si esos 300 empleos definitivos de Botnia van a ser o no para una mayoría de técnicos llegados de otras ciudades y países.

Luego del cierre del frigorífico Anglo, hace ya varias décadas, en Fray Bentos el principal empleador es el municipio, con un millar de agentes: uno de cada 52 habitantes del departamento es empleado municipal. “Acá cobro seis mil uruguayos por mes (750 pesos argentinos). En M’Bopicuá pagan 14 mil (1.750 pesos)”, nos explica una empleada, también esperanzada con el arribo de las celulosas. “No es que estemos mal. Acá todos comemos bien y tenemos nuestra casa. Lo que no tenemos todos es auto, como sí tienen los argentinos, ni hay empleo para los jóvenes. Esperemos que las cosas vayan mejor ahora”.

El caso de las celulosas explotó en los titulares de los medios de Argentina recién en el último mes. El principal cuestionamiento desde esta costa es que el país vecino violó tratados internacionales cuando, de manera inconsulta, permitió la instalación de las plantas, que van a usar las aguas del río Uruguay, un recurso natural compartido por ambos países. El temor a la contaminación que provocarán las fábricas llevó a que Argentina, a través de su embajador en Washington, José Bordón, pidiera al Banco Mundial que no otorgue los créditos que ambas empresas recibirán para construir las instalaciones. El presidente uruguayo Tabaré Vázquez salió a ratificar el proyecto y su ministro de Industria, Jorge Lepra, propuso que su país le dé “una patada en los tobillos” a la Argentina, “como cuando jugamos un partido de fútbol en el barrio”.

Tierra de eucaliptos

Los gritos y los argumentos del reclamo por el impacto ambiental todavía no han permitido adentrarse en la discusión por otro cambio que traerá aparejada la probable instalación de las celulosas, y que tiene que ver con el impacto socioambiental que producirá el crecimiento de las plantaciones de eucaliptos, el árbol cuya pulpa utilizarán las nuevas plantas, si finalmente se instalan.

En Uruguay, y se supone que también en la mesopotamia Argentina, ya se están plantando especies de eucaliptos genéticamente modificados para ser empleados por las plantas papeleras. Las modificaciones genéticas apuntan a proteger los árboles de plagas y hacerlos resistentes a pesticidas, pero principalmente a disminuir en la madera la cantidad de lignina, su componente duro, que la industria descarta, para aumentar su nivel de celulosa, la pulpa que es blanqueada y luego usada para fabricar el papel.

Este tipo de biotecnología forestal, según informes de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), se está experimentando con 140 especies de árboles en todo el mundo y uno de los principales objetos de atención es el eucalipto, principal alimento de las papeleras, cuya producción mundial se basa en un 90 por ciento en la madera.

Uno de los principales sembradores de eucaliptos de Uruguay es la Compañía Forestal Oriental, cuyo dueño es, desde hace dos años, justamente la empresa Botnia. También tiene acciones allí la Royal Dutch/Shell, una de las principales investigadoras de un nuevo tipo de eucalipto cuya lignina es más fácil de remover, lo que abarata el proceso de las plantas de celulosa. La española Ence, a su vez, ya sería dueña de 50 mil hectáreas de eucaliptos, que salen de su puerto de M’Bopicuá.

En Uruguay y la Argentina, los eucaliptos alcanzan el tamaño de cosecha en sólo siete años, mientras que el mismo proceso puede llevar hasta 40 años en los países nórdicos. El clima, el tipo de suelo, la disponibilidad de agua, el terreno plano que facilita la mecanización de los trabajos y gobiernos sedientos de inversiones extranjeras hicieron de esta zona del mundo un lugar ideal para las fábricas.

Delia Villalba, política de Fray Bentos, es una de las principales opositoras a las papeleras. Aunque del mismo partido que el presidente Tabaré Vázquez, afirma que éste mintió sobre las papeleras y, en el living de su casa, cuenta que lloró cuando lo vio desdecirse de afirmaciones previas. “La aparición de las plantas de celulosa es sólo el capítulo final de un proceso que lleva mucho tiempo, apañado por los últimos gobiernos uruguayos”, dice. “La forestación con eucaliptos manejados genéticamente comenzó en Uruguay en la década de 1990. En 1987, mi país aprobó una ley forestal para promover las plantaciones de eucaliptos con créditos blandos financiados por el Banco Mundial. En 1994, vinieron a sondear Fray Bentos con Transpapel, una papelera que decía que se quería instalar en la zona. En el ’96 vinieron con el proyecto del puerto M’Bopicuá para exportar astillas de eucalipto, sin decir que querían hacer una planta, pero ahora se hace evidente que ya tenían todo planeado hace muchos años”.

Sólo la planta de Botnia consumirá 3,5 millones de metros cúbicos de madera pulpable cada año. Junto con la planta de Ence, superarían los cinco millones. La celulosa resultante se exportará al hemisferio norte, donde el consumo per cápita de papel multiplica muchas veces el de un habitante latinoamericano. “Van a hacer falta numerosas plantaciones de eucalipto”, dice Lafluf Hebeich, el intendente fraybentino. “Nuestro departamento tiene 98 mil hectáreas ya plantadas y puede llegar a las 205 mil, pero estas plantas van a necesitar madera también desde la orilla argentina”.

Las plantaciones de eucaliptos son rechazadas por las organizaciones ambientalistas en países como Chile, Brasil y Sudáfrica, que las llaman “desiertos verdes”. Héctor Rubio, uno de los dirigentes de la Asamblea Ciudadana Ambiental de Gualeguaychú, señala que las leyes argentinas, al igual que las uruguayas, “favorecieron el monocultivo industrial de eucaliptos. Estos árboles consumen increíbles cantidades de agua, no admiten poblaciones de aves ni de insectos y sus plagas generalmente son combatidas con tóxicos prohibidos. Los eucaliptos son una especie exótica, para la cual nuestro ambiente no está preparado y que, además, emplea aún menos mano de obra que la ganadería. Ahora tememos que nuestro territorio, que fue siempre ganadero, pase a ser tierra para las nuevas forestales”.

El cambio de perfil económico que podrían traer aparejado los futuros “bosques de papel” para alimentar las fábricas de celulosa también afectaría a otras actividades, como la industria mielera. “La sola instalación de estas dos plantas implica que no podamos exportar más miel a la Comunidad Europea, porque serán consideradas un centro contaminante”, dice Juan Veronesi, de la Cooperativa Apícola Gualeguaychú, que agrupa a 50 productores. “Además, las abejas no resistirán los plaguicidas usados en las plantaciones de eucaliptos. Y si los resisten, el riesgo será la contaminación de la miel”.

Para los próximos 50 años, se estima que se duplicará la demanda mundial de celulosa. Las dos plantas que se quieren instalar frente a la costa argentina se sumarán al necesario incremento de la producción. Claro que todavía no está claro si los beneficios serán mayores que los costos y, mucho menos, a quiénes irán esos beneficios.

La Voz del Interior, Argentina, 31-7-05

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Es por la guita
Por Fernando - Wednesday, Aug. 17, 2005 at 7:48 AM

Gaviola: “Para la producción de celulosa hay normas ambientales vigentes, el tema está en que se controle para que se cumplan”



Rafael Gaviola, presidente de la Asociación de Fabricantes de Celulosa y Papel se refirió a la situación actual que enfrentan las empresas del sector y opinó en forma personal sobre el conflicto con Uruguay por las inversiones de las dos plantas de celulosa. Gaviola lamentó que estos capitales no vengan a la Argentina, “pero justamente la inseguridad jurídica y las retenciones a las exportaciones son dos de los principales factores que nos hacen menos atractivos al momento de decidir la instalación de un nuevo proyecto de esta envergadura”.



Por Patricia Escobar






BUENOS AIRES (AGOSTO 2005) En la Asociación de Fabricantes de Celulosa y Papel de Argentina (AFCP) se registran 37 industrias celulósicas papeleras, pero en orden de importancia se destacan dos como las más grandes del país, Alto Paraná SA y Papel Misionero SA (ambas instaladas en Misiones); después le siguen Papel Prensa SA (en la zona del Delta, en el Parque Industrial San Pedro); Celulosa Argentina SA (Santa Fe); y Massuh SA (Buenos Aires), entre otras empresas.

Rafael Gaviola, presidente de la asociación, admitió que si bien la industria atraviesa en los dos últimos años un buen momento, alcanzando cifras récord en exportación en el último año, no se puede hablar aún de un escenario propicio para alentar a nuevas inversiones. “La fuerte presión tributaria, en especial a través de las retenciones a las exportaciones, hace que los nuevos capitales se instalen en Uruguay o Brasil. La celulosa y el papel es un sector que requiere de inversión de capitales intensivos para una actividad de muy largo plazo, por lo que es fundamental contar con políticas de Estado permanentes”, remarcó en la entrevista con ArgentinaForestal.com.

Asimismo, agregó que la industria está saliendo de la crisis que enfrentó en el 2001, pero estos dos últimos años positivos, generados a partir de la salida de la paridad cambiaria, debieran ser acompañados por una serie de medidas -también de largo plazo- que den tranquilidad a los empresarios para continuar con el desarrollo y crecimiento del sector. “Al proceso devaluatorio le falta la certeza de poder planificar a futuro, y esto se debe a la inestabilidad que genera en las inversiones de esta naturaleza, la falta de cumplimiento con los incentivos previstos en la Ley 25.080 de Inversiones para Bosques Cultivados, y las retenciones a las exportaciones, lo cual nos pone en desventaja en comparación con otros países, fundamentalmente de regiones como Brasil y Uruguay”.

Gaviola lamentó que estos capitales no vengan a la Argentina, “pero justamente la inseguridad jurídica y las retenciones a las exportaciones son dos de los principales factores que nos hacen menos atractivos al momento de decidir la instalación de un nuevo proyecto de esta envergadura”.

Sin embargo, manifestó su satisfacción por el esfuerzo que realizaron en este último año algunas de las empresas argentinas. “Están reinvirtiendo en sus plantas, en capacidad y tecnología, readecuando técnicamente sus fábricas. La calidad de los productos de Argentina se compara a nivel internacional, y esto lo demuestra el cliente más grande que tenemos para la exportación, que es Estados Unidos, teniendo en cuenta que es un mercado que tiene que vender de acuerdo a los estándares internacionales. También se vende a Austria y varios países europeos. En el país alcanzamos una producción anual de 900 mil toneladas de pasta de árboles de pino, en promedio. El año 2004 ha sido récord en producción y en exportaciones de celulosa y papel, alcanzado el millón y medio de toneladas”, destacó el empresario.

También remarcó la importancia de inversiones como la de Alto Paraná SA, que en su planta de Puerto Esperanza (Misiones) realizó una fuerte inversión para diversificar su producción celulósica, agregándole la línea de fluff (pasta para pañales), “lo cual es sumamente beneficioso para el país, porque esto antes se importaba casi en un ciento por ciento”.

Con respecto al cumplimiento de las exigencias ambientales que recaen sobre esta actividad, Gaviola consideró que “además de cumplir con las normas vigentes, hay una demanda creciente y con razón. No sólo en el orden nacional, sino también a nivel internacional. Los empresarios están conscientes de ello, y se preparan para actualizar su tecnología y avanzar en mejoras permanentes”, dijo. “Las inversiones que demanda la adecuación al cuidado del ambiente son enormes, y los recursos siempre son limitados, pero lentamente lo están haciendo. Creo que el justo equilibrio entre aumentar la capacidad productiva y cuidar el ambiente hay que buscarlo, y todas las empresas están en eso”, afirmó.

“Hay normas ambientales vigentes, el tema es que se controle para que se cumplan”

Rafael Gaviola prefirió dar su visión personal sobre el conflicto que se generó en Entre Ríos por la instalación de dos plantas de celulosa en Uruguay, dado que consideró por precaución no generalizar en un tema que calificó de “confuso”, donde se mezclan “intereses políticos, económicos, sociales y ambientales de ambas márgenes”.

En su opinión, consideró que “en el caso de la firma Botnia, ya tiene presentado un estudio de impacto ambiental que fue aprobado por el gobierno uruguayo; por lo tanto, si se instala una planta y se hace un estudio de impacto ambiental que cumple con normas internacionales que miden este aspecto, no tenemos por qué rechazarla”, dijo.

En ese contexto, aclaró que “esto no quiere decir que no existan casos de empresas que se despreocupan del tema. Eso es otra cosa. Sin dudas, una planta de la magnitud de la de Botnia provoca un impacto ambiental; el tema está en que se controle y se diga cómo se lo va a controlar. Y además, que lo que diga esta empresa sea controlable”, dijo. “Argentina tiene sobre el río Paraná, tres plantas industriales que producen pasta celulósica, y las mismas son muy cuidadosas del medio ambiente. Por supuesto que su presencia tiene un impacto ambiental, pero es controlable”, aseguró Gaviola.

Por otra parte, el empresario recordó que en Entre Ríos existió hace unos años atrás un proyecto de inversión que después fue postergado, “en aquel momento no hubo resistencia. El proyecto no avanzó por otros factores ajenos a los que hoy se están debatiendo. Pero de todas maneras, yo me pregunto qué hubiese pasado si esas plantas que se construirán en Uruguay se hubiesen instalado del lado argentino. ¿Habríamos tenido la misma reacción? No sé. Nadie discute que las plantas de producción de celulosa tienen que ajustarse a las prácticas y normas ambientales internacionales, pero si las mismas se cumplen, no se puede protesta livianamente”.

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celulosa fray bentos
Por Sir Sinei - Monday, Sep. 12, 2005 at 11:20 PM
genexus21@hotmail.com 0034618611306 musitu 9

Soy un ciudadano de Fray Bentos radicado en españa hace años soy licenciado en derecho internacional y trabajo para varias empresas en barcelona y madrid.
Primero que nada creo que el comentario que haceissobre mi ciudad sobre las horas en que abren las verdulerias es bien tipico de la bajeza argentina a la que estais acostumbrados las personas civilizadas cuando hablan de un conflicto hablan del conflicto pero no insultan de manera bulgar el terreno de batalla.
Pero haciendo mas incapie en algo que me parece increible es que vosotros argentinos os procupeis por lo que sucede en el barco de al lado cuando el vuestro propio se esta undiendo creo que debeis mirar mas en casa que la paja en el ojo ajeno , argentina uno de los paises mas corruptos se asusta ahora y se burla de un pais como uruguay solo porque estas empresas no se instalaron del lado de argentina , si fuera asi estarian callados y contentos.
espero que no demanden nada contra empresas como telefonica la cual se trae los euros por cada palabra que hablais los argentinos al telefono gracias por ser como son pero primero miren en casa y luego mejoren terminen con la corrupcion y dejen a los FRAYBENTINOS EN PAZ .
UN ABRAZO MUY CORDIAL Y QUE LE DEN POR CULO

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Lo invito a reflexionar
Por Kameron - Friday, Jan. 20, 2006 at 10:50 PM

Señor de Fray Bentos, usted no puede olvidar el conflicto económico que está tras el conflicto ambiental por las papeleras.
Una de las empresas perjudicadas por la instalación de las papeleras se llama Papel Prensa, situada en San Pedro, como dice el informe de arriba. Papel Prensa pertenece un 66% al Grupo Clarín y un 33% al Diario La Nación, por lo que es muy fácil saber que estos multimedios, los más importantes de Argentina, se alzarán en contra de la instalación de las papeleras. Por supuesto, todos los medios gráficos y audiovisuales de estos grupos guardan estricto silencio sobre esta razón. Y pese a que yo soy argentino, me parece hipócrita que mencionen la contaminación del río Uruguay cuando la propia Papel Prensa me contamina el Paraná y para peor a pocos kilómetros de Buenos Aires.
De todas maneras, no menosprecie a la Argentina, no todo el mundo aquí es corrupto. Además, aquí hay un serio conflicto de intereses que habrá que negociar diplomáticamente. Y yo creo que al final las papeleras uruguayas terminarán funcionando, lo que no sé, cuál será su costo.

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derecho internacional
Por JuancarlosSarra - Saturday, Jan. 21, 2006 at 11:10 AM
juancasarra@yahoo.com.ar 543414471980 Rosario.RArgentina

Comentario al docto español analfabeto:
Que si no le sirve su diploma para corregir la mala ortografìa, menos le servirà para entender el conflicto internacional que ha generado el contrato suscripto por el gobierno de Batlle.
Que si busca la bajeza en un comentario de costumbres, modere la bajeza de sus conclusiones.
Que si tanta enjundia pone en defender a su pueblo de los pèrfidos argentinos, pues arremánguese y venga a trabajar en el barro, en vez de pontificar desde el Olimpo purìsimo de España.
Joder!

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celulosa
Por Alejandro - Friday, Mar. 10, 2006 at 11:31 AM
ralegon@adinet.com.uy

Sinceramente apesta la forma en que argentina manejo este tema primero atrayendo las inversiones, luego cuando ven que se les escapan el sr. gobernador de entre rios incita piquetes que luego trata de disolver, esta jugando con la gente de su provincia, la cual actúa en buena fe y se asusta de disparates que llegan desde gente que no conoce absolutamente nada del tema de producción de celulosa. Una lastima que todo haya llegado a este punto donde la discusión no es cientifica en absoluto.
Los TECNICOS argentinos, al igual que los uruguayos, capacitados en el tema, coinciden en que no habra contaminación, pero bueno, algunos pocos ignorantes sostienen lo mismo mirando para este lado, cuando en su territorio tienen plantas de celulosa de las que si contaminan y hace decadas que lo vienen haciendo y nada ocurre, donde esta Greenpeace??? tienen para manifestar en el Riachuelo y en el Rio de la Plata y donde estan?? Sinceramente le falta seriedad a todo esto y una discusión en el ambito EXCLUSIVAMENTE AMBIENTAL. Un abrazo.

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dejá de hablar al pedo ale
Por gaia - Friday, Mar. 10, 2006 at 2:38 PM

http://www.greenpeace.org.ar/media/informes/2402.pdf


Mirate ese link, donde hay un informe de greenpeace sobre la planta de celulosa de capitan bermudez


Vos mismo lo dijiste...los que no saben de algo que no hablen....shhh

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A cortar!!!!
Por Antonio - Friday, Mar. 10, 2006 at 3:12 PM
bustismos@gmail.com

Gaia:

OK.

Aprovechando que GreenPeace hizo un estudio que demuestra que la planta de Capitán Bermudez contamina a rolete:

¿¿¿para cuándo un corte de ruta y un bloqueo económico contra esa contaminante localidad???

Fíjense que organizar un corte de ruta burgués tiene sus ventajas:

1) DirecTV de garrón para no perderse el mundial de Alemania 2006

2) Conexión eléctrica y agua potable en un periquete, mientras ciudades argentinas enteras saltan de apagón en apagón y provincias enteras no ven ni una gota de agua (salvo Santa Fé...).

3) Noche + Carpas + Minas facilongas del interior = .....

4) La excusa perfecta para NO LABURAR.

- Dale viejo, es hora de levantarse.
- Dejá, vieja... voy un rato al corte y con eso justifico el faltazo en la municipalidad.

5) La excusa perfecta para NO ESTUDIAR.
- Llamaron de nuevo del colegio, dicen que no fuiste.
- No, mamá, no me hice la rata, es que estuve en el corte...

6) La excusa perfecta para los piratas.
- ¿Dónde carajo estuviste toda la noche?
- Pará... que estuve en... en... en el corte de ruta!!!


Un fraternal saludo, desde la victoria
Antonio
CARCEL A MARCEL CAIRUS.

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