Julio López
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La cuestion campesina
Por Stalin - Saturday, Oct. 08, 2005 at 3:30 PM

La disputa interimperialista por el control del mundo generó en 1914 la Primera Guerra Mundial. Durante la misma, el Partido Comunista (bolchevique) de Rusia dirigido por Lenin condujo la insurrección armada de los obreros, campesinos y soldados en octubre de 1917, que llevó al triunfo de la revolución socialista en Rusia. Desde entonces, bajo la dirección de Lenin hubo 7 años de construcción del socialismo en medio de la guerra contra la reacción, experiencia inédita hasta entonces. A su muerte (enero de 1924), Stalin defendió la dictadura del proletariado y desarrolló sus enseñanzas. En un plazo histórico asombrosamente breve, en la URSS se creó una potente industria moderna y se pasó de la mísera producción agrícola individual con arados de madera a cooperativas (koljoces) y haciendas estatales (sovjoses) que reunían cada una el trabajo de cientos de campesinos dotados de maquinaria y técnica moderna. Terminaron con el analfabetismo que era del 75% y los hijos de los obreros y de los campesinos accedieron a la enseñanza politécnica y universitaria

Una de las cuestiones claves para el triunfo de la insurrección y el avance de la revolución en Rusia fue la resolución correcta del problema campesino. A este tema se refiere la carta de José Visarionovich Stalin que aquí reproducimos brevemente extractada, publicada el 15 de abril de 1927 en el número 7-8 de la revista Bolshevik. Los subrayados en los textos de Lenin que tienen asterisco corresponden a Stalin.




José Stalin
Acerca de las tres consignas fundamentales del Partido sobre la cuestión campesina
Respuesta a Yan-ski
(extractada)



He recibido a su debido tiempo, naturalmente, la carta de usted. Le contesto con cierto retraso y le pido, por ello, que me disculpe.
1) Lenin dice que “la cuestión más importante de toda revolución es la cuestión del Poder estatal” (t. XXI, pág. 142). ¿En manos de qué clase o de qué clases está concentrado el Poder? ¿Qué clase o qué clases deben ser derrocadas y qué clase o qué clases deben tomar el Poder? En esto reside “la cuestión más importante de toda revolución”.
Las consignas estratégicas fundamentales del Partido, vigentes a todo lo largo de tal o cual etapa de la revolución, no podrían llamarse consignas fundamentales si no se apoyasen plena e íntegramente en esta tesis cardinal de Lenin.
Las consignas fundamentales sólo pueden ser acertadas si se basan en el análisis marxista de las fuerzas de clase; si trazan un esquema acertado de la disposición de las fuerzas revolucionarias en el frente de la lucha de clases; si facilitan la tarea de conducir a las masas al frente de la lucha por el triunfo de la revolución, al frente de la lucha por la toma del Poder por la nueva clase; si facilitan al Partido la tarea de crear el amplio y potente ejército político, formado por las grandes masas populares, necesario para cumplir esta tarea.
Durante una u otra etapa de la revolución pueden darse derrotas y repliegues, reveses y ciertos errores tácticos; pero esto no significa todavía que la consigna estratégica fundamental sea equivocada. Así, por ejemplo, la consigna fundamental de la primer etapa de nuestra revolución –”con todo el campesinado, contra el zar y los terratenientes, neutralizando a la burguesía, por el triunfo de la revolución democrático-burguesa”– era absolutamente acertada, pese a la derrota de la revolución de 1905.
Así, pues, no debe confundirse la cuestión de la consigna fundamental del Partido con la cuestión de las victorias o los reveses de la revolución en tal o cual fase de su desarrollo.
Puede ocurrir que, en el transcurso de la revolución, la consigna fundamental del Partido haya conducido ya al derrocamiento del Poder de las viejas clases o de la vieja clase y, sin embargo, no se hayan realizado todavía una serie de reivindicaciones esenciales de la revolución, derivadas de esta consigna, o que su realización se extienda a lo largo de todo un periodo de tiempo, o que, para realizarlas, sea necesaria una nueva revolución; pero esto no significa todavía que la consigna fundamental sea equivocada. Así, por ejemplo, la revolución de febrero de 1917 derribó al zarismo y a los terratenientes, pero no llegó a poner en práctica la confiscación de las tierras de los terratenientes, etc.; pero esto no significa todavía que nuestra consigna fundamental de la primera etapa de la revolución fuese equivocada.
Otro ejemplo: la Revolución de Octubre derrocó a la burguesía y entregó el Poder al proletariado, pero no condujo inmediatamente: a) a llevar hasta el final la revolución burguesa, hablando en términos generales, b) ni, en particular, al aislamiento de los kulaks en el campo, sino que extendió la realización de esta tarea a lo largo de cierto periodo de tiempo; pero esto no significa todavía que nuestra consigna fundamental de la segunda etapa de la revolución –”con los campesinos pobres, contra el capitalismo en la ciudad y en el campo, neutralizando a los campesinos medios, por el Poder del proletariado”– fuese equivocada.
Así, pues, no debe confundirse la cuestión de la consigna fundamental del Partido con la cuestión de los plazos y de las formas para la realización de tales o cuales reivindicaciones derivadas de dicha consigna.
Por eso, las consignas estratégicas de nuestro Partido no deben enjuiciarse ni desde el punto de vista de los éxitos o fracasos episódicos del movimiento revolucionario en tal o cual periodo ni, mucho menos, desde el punto de vista de los plazos o formas de realización de tales o cuales reivindicaciones derivadas de esas consignas. Las consignas estratégicas del Partido sólo pueden enjuiciarse desde el punto de vista del análisis marxista de las fuerzas de clase y de la disposición acertada de las fuerzas de la revolución en el frente de la lucha por el triunfo de la revolución, por la concentración del Poder en manos de la nueva clase.
Su error consiste en que usted elude o no comprende este importantísimo problema metodológico.
2) Dice usted en su carta:
“¿Es acertada la afirmación de que sólo hasta Octubre marchamos aliados con todo el campesinado? No, no es acertada. La consigna de ‘alianza con todo el campesinado’ fue una consigna válida antes de Octubre, durante Octubre y en el primer periodo después de Octubre, porque todo el campesinado tenía interés en que se llevara la revolución burguesa hasta el final”.
Así, pues, de esta cita se deduce que la consigna estratégica del Partido en la primera etapa de la revolución (de 1905 a febrero de 1917), cuando se trataba de derribar el Poder del zar y de los terratenientes y de instaurar la dictadura del proletariado y de los campesinos no se diferenciaba de la consigna estratégica de la segunda etapa de la revolución (de febrero a octubre de 1917), en la que se trataba de derribar el Poder de la burguesía y de instaurar la dictadura del proletariado.
Niega usted, por consiguiente, la diferencia fundamental entre la revolución democrático-burguesa y la revolución socialista proletaria. Incurre usted en este error porque no quiere, a lo que se ve, comprender la sencilla verdad de que el tema fundamental de toda consigna estratégica reside en la cuestión del Poder en una etapa dada de la revolución, en la cuestión de a qué clase se derriba y a manos de qué clase pasa el Poder. No creo que sea necesario demostrar que está usted absolutamente equivocado en estos problemas.
Dice usted que, durante Octubre y en el primer período después de Octubre, aplicábamos la consigna de “alianza con todo el campesinado”, porque todo el campesinado tenía interés en que se llevara la revolución burguesa hasta el final. Pero ¿quién le ha dicho a usted que la insurrección de Octubre y la Revolución de Octubre se limitaron a llevar hasta el final la revolución burguesa o se planteaban tal cosa como objetivo fundamental? ¿De dónde ha sacado usted esto? ¿Acaso el derrocamiento del Poder de la burguesía y la instauración de la dictadura del proletariado pueden encajarse dentro del marco de la revolución burguesa? ¿Acaso la conquista de la dictadura del proletariado no es algo que se sale del marco de la revolución burguesa?
¿Cómo puede afirmarse que los kulaks (ellos también son campesinos) podían apoyar el derrocamiento de la burguesía y el paso del Poder al proletariado?
¿Cómo puede negarse que el decreto de nacionalización de la tierra, de abolición de la propiedad privada sobre la tierra, de prohibición de la compraventa de la tierra, etc., a pesar de que no se pueda calificar de decreto socialista, se aplicó en nuestro país luchando contra los kulaks, y no en alianza con ellos?
¿Cómo puede afirmarse que los kulaks (ellos también son campesinos) podían apoyar los decretos del Poder Soviético expropiando las fábricas, ferrocarriles, bancos, etc., o la consigna del proletariado sobre la transformación de la guerra imperialista en guerra civil?
¿Cómo puede afirmarse que lo fundamental en la Revolución de Octubre no fueron estos actos y otros análogos, no fue el derrocamiento de la burguesía y la instauración de la dictadura del proletariado, sino el llevar hasta el final la revolución burguesa?
Es indiscutible que una de las tareas principales de la Revolución de Octubre era llevar a su término la revolución burguesa, que ésta no hubiera podido llevarse hasta el final sin la Revolución de Octubre, de igual modo que la misma Revolución de Octubre no habría podido afianzarse sin haber llevado hasta el final la revolución burguesa, y que, al llevar hasta el final la revolución burguesa, la Revolución de Octubre tenía que ganarse la simpatía de todos los campesinos. Todo esto es indiscutible. Pero ¿acaso, basándose en esto, puede afirmarse que el llevar hasta el final la revolución burguesa no fue un fenómeno derivado de la marcha de la Revolución de Octubre, sino su esencia o su objetivo fundamental? ¿Dónde deja usted, entonces, el objetivo fundamental de la Revolución de Octubre: el derrocamiento del Poder de la burguesía, la instauración de la dictadura del proletariado, la transformación de la guerra imperialista en guerra civil, la expropiación de los capitalistas, etc.?
Y si el tema fundamental de una consigna estratégica es la cuestión cardinal de toda revolución, es decir, la cuestión del paso del Poder de manos de una clase a manos de otra, ¿no es evidente que el problema de que el Poder proletario lleve hasta el final la revolución burguesa no debe confundirse con la cuestión del derrocamiento de la burguesía y de la conquista de este mismo Poder proletario, es decir, con la cuestión que constituye el tema fundamental de la consigna estratégica en la segunda etapa de la revolución?
Una de las mayores conquistas de la dictadura del proletariado consiste en haber llevado hasta el final la revolución burguesa y en haber barrido por completo toda la basura de la edad media. Para el campo, esto tuvo una importancia de primer orden y verdaderamente decisiva. De otra manera, no se habría producido la fusión de las guerras campesinas con la revolución proletaria, cosa de la que hablaba Marx ya en la segunda mitad del siglo pasado1. De otra manera, no se hubiera podido afianzar la propia revolución proletaria.
Y al referirnos a esto, no podemos perder de vista la siguiente circunstancia importante. No se puede llevar hasta el final la revolución burguesa de un solo golpe. En realidad se extendió a lo largo de todo un período, abarcando no sólo una parte del año 1918, como afirma usted en su carta, sino también una parte del año 1919 (región del Volga y de los Urales) y de 1919-1920 (Ucrania). Me refiero a la ofensiva de Kolchak y de Denikin, que puso a todo el campesinado, en su conjunto, ante el peligro de restauración del Poder de los terratenientes y le obligó, como un todo precisamente, a cerrar filas en torno al Poder Soviético, para garantizar que la revolución burguesa fuese llevada hasta el final y asegurarse los frutos de esta revolución. Esta complejidad y variedad de los procesos de la vida real, este “caprichoso” entrelazamiento de las tareas directamente socialistas de la dictadura del proletariado con la tarea de llevar hasta el final la revolución burguesa, hay que tenerlos siempre en cuenta para comprender acertadamente tanto las citas de las obras de Lenin, aducidas por usted, como la mecánica de la realización de las consignas del Partido.
¿Puede afirmarse que este entrelazamiento indica que la consigna del Partido en la segunda etapa de la revolución era errónea y que esta consigna no se distingue de la consigna de la primera etapa de la revolución? No, no puede afirmarse. Por el contrario, este entrelazamiento no hace más que confirmar lo acertado de la consigna del Partido en la segunda etapa de la revolución: con los campesinos pobres, contra la burguesía capitalista de la ciudad y del campo, por el Poder del proletariado, etc. ¿Por qué? Porque para llevar hasta el final la revolución burguesa fue necesario, primero, derribar en Octubre el Poder de la burguesía e instaurar el Poder del proletariado, pues sólo este Poder era capaz de llevar hasta el final la revolución burguesa. Y, para instaurar en Octubre el Poder del proletariado, era necesario preparar y organizar para Octubre el ejército político correspondiente, capaz de derribar a la burguesía, capaz de instaurar el Poder del proletariado. Por cierto huelga demostrar que este ejército político podíamos prepararlo y organizarlo sólo bajo la consigna de la alianza entre el proletariado y los campesinos pobres contra la burguesía y por la dictadura del proletariado.
Es evidente que sin esta consigna estratégica, aplicada desde abril hasta octubre de 1917, no habríamos podido formar ese ejército político, y, por tanto, no habríamos podido triunfar en Octubre, no habríamos derribado el Poder de la burguesía ni, por consiguiente, hubiéramos podido llevar hasta el final la revolución burguesa.
Por eso no debe oponerse la tarea de llevar hasta el final la revolución burguesa a la consigna estratégica de la segunda etapa de la revolución, consigna cuya misión era garantizar la toma del Poder por el proletariado.
No hay más que un medio para evitar todas estas “contradicciones”: reconocer la diferencia fundamental existente entre la consigna estratégica de la primera etapa de la revolución (la revolución democrático-burguesa) y la consigna estratégica de la segunda etapa de la revolución (la revolución proletaria); reconocer que durantc la primera etapa de la revolución marchamos con todo el campesinado por la revolución democrático-burguesa y que durante la segunda etapa de la revolución marchamos con los campesinos pobres contra el Poder del capital y por la revolución proletaria.
Y eso hay que reconocerlo, pues nos obliga a ello el análisis de las fuerzas de clase en la primera y en la segunda etapas de la revolución. De otro modo, no podría explicarse que antes de febrero de 1917 actuásemos bajo la consigna de dictadura democrático-revolucionaria del proletariado y del campesinado, mientras que después de febrero de 1917 sustituimos esta consigna por la de dictadura socialista del proletariado y de los campesinos pobres.
Reconozca usted que con su esquema no puede explicarse esta sustitución de una consigna por otra en marzo-abril de 1917.
Esta diferencia fundamental entre las dos consignas estratégicas del Partido fue señalada por Lenin ya en su folleto Dos tácticas de la socialdemocracia en la revolución democrática. Lenin formulaba así la consigna del Partido durante la preparación de la revolución democrático-burguesa:
“El proletariado debe llevar a término la revolución democrática, atrayéndose a la masa de los campesinos, para aplastar por la fuerza la resistencia de la autocracia y paralizar la inestabilidad de la burguesía” (t. VIII, pág. 96).
En otras palabras: con todo el campesinado contra la autocracia, neutralizando a la burguesía, por la revolución democrática.
Por lo que se refiere a la consigna del Partido en el período de preparación de la revolución socialista, Lenin expone así:
“El proletariado debe llevar a cabo la revolución socialista, atrayéndose a la masa de los elementos semiproletarios de la población, para destrozar por la fuerza la resistencia de la burguesía y paralizar la inestabilidad de los campesinos y de la pequeña burguesía” (tomo VIII, pág.m96).
En otras palabras: con los campesinos pobres y las capas semiproletarias de la población, en general, contra la burguesía, neutralizando a la pequeña burguesía de la ciudad y del campo, por la revolución socialista.
Esto era en 1905.
En abril de 1917, Lenin, definiendo la situación política de aquel entonces como un entrelazamiento de la dictadura democrático-revolucionaria del proletariado y del campesinado con el Poder efectivo de la burguesía, decía:
“La peculiaridad del momento actual en Rusia consiste en el paso de la primera* etapa de la revolución, que ha dado el Poder a la burguesía por carecer el proletariado del grado necesario de conciencia y de organización, a su segunda etapa, que debe poner el Poder en manos del proletariado y de las capas pobres* del campesinado (Tesis de Abril de Lenin, t. XX, pág. 88).
A fines de agosto de 1917, cuando la labor preparatoria de Octubre se desarrollaba a todo vapor, Lenin, en un artículo especial titulado Campesinos y obreros, decía:
“Sólo el proletariado y el campesinado* pueden derribar la monarquía: tal era, en aquel tiempo (es decir, en 1905. J. St.), la definición fundamental de nuestra política de clase. Y esta definición era exacta. Los meses de febrero y marzo de 1917 lo confirmaron una vez más. Sólo el proletariado, dirigiendo a los campesinos pobres* (los semiproletarios, como se dice en nuestro programa), puede poner fin a la guerra con una paz democrática, restañar sus heridas, empezar a dar los pasos ya absolutamente necesarios e inaplazables hacia el socialismo: tal es la definición de nuestra política de clase en los momentos actuales” (t. XXI, pág. 111).
Finalmente, en noviembre de 1918, echando una mirada retrospectiva al camino recorrido por la revolución, Lenin escribía:
“Sí, nuestra revolución es burguesa mientras marchamos juntamente con el campesinado como un todo. Nosotros teníamos una conciencia clarísima de esto, desde 1905 lo hemos dicho cientos y miles de veces; nunca hemos intentado saltar ni abolir con decretos esta etapa necesaria del proceso histórico... Pero en 1917, desde el mes de abril, mucho antes de la Revolución de Octubre, de la toma* del Poder por nosotros*, dijimos abiertamente y explicamos al pueblo que la revolución no podía detenerse en aquella etapa, pues el país había seguido marchando, el capitalismo había seguido avanzando, la ruina había alcanzado proporciones inauditas, lo cual había de exigir (quiérase o no) que marchásemos adelante hacia el socialismo. Pues no cabía avanzar de otro modo, salvar de otro modo al país, martirizado por la guerra, aliviar de otro modo los sufrimientos de los trabajadores y los explotados. Ha ocurrido tal y como nosotros dijimos. La marcha de la revolución ha confirmado la certeza de nuestro razonamiento. Al principio, con ‘todos’ los campesinos, contra la monarquía, contra los terratenientes, contra el medievalismo (y por ello, la revolución sigue siendo burguesa, democrático-burguesa). Después, con los campesinos pobres, con el semiproletariado, con todos los explotados, contra el capitalismo, comprendidos los ricachos del campo, los kulaks, los especuladores*, y, por ello, la revolución se transforma en revolución socialista” (t. XXIII, págs. 390-391).
Como usted ve, Lenin subrayaba reiteradamente toda la profunda diferencia entre la primera consigna estratégica, la del periodo de preparación de la revolución democrático-burguesa, y la segunda consigna estratégica, la del periodo de preparación de Octubre. La primera consigna era: con todo el campesinado contra la autocracia; la segunda: con los campesinos pobres contra la burguesía.
El hecho de que, para llevar hasta el final la revolución burguesa, hiciese falta todo un período después de Octubre y de que, mientras llevábamos la revolución burguesa hasta el final, no pudiese por menos de simpatizar con nosotros “todo” el campesinado, este hecho no hace cambiar ni en una tilde, como ya he dicho más arriba, la tesis fundamental de que marchamos hacia Octubre y triunfamos en él en unión de los campesinos pobres, de que derribamos el Poder de la burguesía e instauramos la dictadura del proletariado (uno de cuyos objetivos era el de llevar a su término la revolución burguesa) unidos a los campesinos pobres, tropezando con la resistencia de los kulaks (ellos también son campesinos) y las vacilaciones de los campesinos medios.
Creo que está claro.
3) Dice usted también en su carta:
“¿Es cierta la afirmación de que llegamos a Octubre con la consigna de alianza con los pobres del campo y neutralizando a los campesinos medios? No, no es cierta. Por lo expuesto más arriba y por los pasajes citados de Lenin, se ve que esta consigna sólo pudo surgir cuando hubo ‘madurado la división de clases entre los campesinos’ (Lenin), es decir, ‘en el verano y el otoño de 1918’”.
De esta cita se desprende que el Partido marchó por la senda de la neutralización de los campesinos medios no en el período de preparación de Octubre ni durante éste, sino después de Octubre y, principalmente, después de 1918, después del período de los comités de campesinos pobres. Eso es absolutamente falso.

Por el contrario, la política de neutralización de los campesinos medios no comenzó, sino que terminó después del período de los comités de campesinos pobres, después de 1918. La política de neutralización de los campesinos medios fue abolida (y no implantada) en nuestra actuación práctica precisamente después de 1918. Precisamente después de 1918, en marzo de 1919, fue cuando Lenin, en el discurso de apertura del VIII Congreso de nuestro Partido, dijo:
“Los mejores representantes del socialismo de los viejos tiempos –cuando creían aún en la revolución y estaban a su servicio teórica e ideológicamente– hablaban de la neutralización del campesinado, es decir, de hacer del campesino medio una capa social que, si no ayudaba activamente a la revolución del proletariado, por lo menos no la obstaculizase y fuera una capa neutral, que no se pusiera al lado de nuestros enemigos. Este planteamiento teórico abstracto de la tarea es para nosotros completamente claro. Pero no es suficiente*. Hemos entrado en una fase de la edificación socialista* en la que hay que elaborar concretamente y con todo detalle las reglas e indicaciones fundamentales, comprobadas por la experiencia del trabajo en el campo, que deben servirnos de guía para situarnos, en relación con los campesinos medios, sobre el terreno de una sólida alianza” (t. XXIV, pág. 114).
Como usted ve, se llega a un resultado que es diametralmente opuesto a lo que usted dice en su carta; además, usted invierte la verdadera actuación práctica de nuestro Partido dándole vuelta de pies a cabeza, confundiendo el comienzo de la neutralización con su final.

El campesino medio se lamentaba y vacilaba entre la revolución y la contrarrevolución mientras estábamos derrocando a la burguesía, mientras el Poder de los Soviets no se hubo consolidado; por esta razón era necesario neutralizarlo. Comenzó a pasarse a nuestro lado cuando empezó a convencerse de que la burguesía había sido derrocada “en serio”, de que el Poder de los Soviets se consolidaba, de que se estaba venciendo a los kulaks y el Ejército Rojo empezaba a triunfar en los frentes de la guerra civil. Fue precisamente después de producirse este viraje cuando se hizo posible la tercera consigna estratégica del Partido, lanzada por Lenin en el VIII Congreso: apoyándose en los campesinos pobres y estableciendo una sólida alianza con los campesinos medios, ¡adelante, por la edificación socialista!
¿Cómo ha podido usted olvidar un hecho como éste, conocido de todo el mundo?
De su carta se desprende, asimismo, que la política de neutralización del campesino medio, al pasar a la revolución proletaria y en los primeros días después del triunfo de esta revolución, era equivocada, inadecuada y, por lo tanto inaceptable. Eso es absolutamente falso. La realidad es, precisamente, lo contrario. Mientras se derroca el Poder de la burguesía y antes de que haya sido consolidado aún el Poder del proletariado, es, precisamente, cuando más vacila y se resiste el campesino medio. Durante este período es, precisamente, cuando se necesita la alianza con los campesinos pobres y la neutralización de los campesinos medios.
Persistiendo en su error, afirma usted que la cuestión del campesinado tiene una gran importancia no sólo para nuestro país, sino también para los demás países “que recuerdan, más o menos, la economía de la Rusia de antes de Octubre”. Esto último es, naturalmente, exacto. Pero he aquí lo que dice Lenin en sus tesis sobre la cuestión agraria, en el II Congreso de la Internacional Comunista2, refiriéndose a la política de los partidos proletarios respecto a los campesinos medios durante el período de la toma del Poder por el proletariado. Después de definir a los campesinos pobres o, más exactamente, a las “masas trabajadoras y explotadas del campo” como un grupo aparte, formado por obreros agrícolas, semiproletarios o campesinos parcelarios y pequeños campesinos, y pasando luego a examinar la cuestión de los campesinos medios como un grupo específico en el campo, dice Lenin:
“Por ‘campesinos medios’, en el sentido económico, debe entenderse a los pequeños agricultores que poseen, ya sea a título de propiedad o en arriendo, también pequeñas parcelas de tierra que, en primer lugar, proporcionan bajo el capitalismo, por regla general, no sólo el rendimiento necesario para sostener pobremente a su familia y su hacienda, sino también la posibilidad de obtener cierto excedente, que puede, por lo menos en los años mejores, convertirse en capital; en segundo lugar, permiten recurrir, en muchos casos (por ejemplo: en una hacienda de cada dos o tres), al empleo de mano de obra asalariada... El proletariado revolucionario no puede acometer –por lo menos, en un porvenir inmediato y en los primeros tiempos del período de la dictadura del proletariado– la empresa de atraerse esta capa. Tiene que limitarse a la tarea de neutralizarla, es decir, de hacer que sea neutral en la lucha entre el proletariado y la burguesía”* (t. XXV, págs. 271-272).
Como usted ve, la cuestión de la consigna estratégica de los partidos proletarios para el período de tránsito hacia la revolución socialista y de consolidación del Poder del proletariado, así como la cuestión de la neutralización de los campesinos medios, no es tan sencilla como usted la presenta.


1 Véase C. Marx y F. Engels, Obras Escogidas, t. XXlX, Carta de Marx a Engels del 16 de abril de 1856.
2 Véase V. I. Lenin, Primer esbozo de las tesis sobre el problema agrario (para el II Congreso de la Internacional Comunista), Obras Completas, t. XXXI.

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