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BUENOS AIRES: Comunidades indígenas de Almirante Brown reclaman a la comuna
Por Fuente: Info Región - Wednesday, Oct. 12, 2005 at 6:43 PM

Son comunidades aborígenes que están asentadas en la zona desde hace más de medio siglo. Sólo en Brown hay 500 personas descendientes de Tobas y Tupi guaraníes. El grupo más grande está en San José. Defienden sus costumbres a contramano del tiempo y aseguran que, aunque dejaron de usar sus vestimentas tradicionales, continúan presentándose como representantes de pueblos originarios. Piden a las autoridades municipales que sus necesidades se integren a la sociedad.

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FOTO: Las comunidades aborígenes más importantes están en San José

A simple vista Martín Galarza es un albañil que acaba de llegar de su trabajo, un hombre que araña los 65 y muestra las marcas del paso del tiempo impregnadas en la piel y rasgos norteños en sus facciones. El hombre pide unos minutos y antes de presentarse se cambia de vestimenta. De repente su presencia comienza a hacerse notar dentro del grupo de gente que lo rodea. Para todos Martín es Cuimbaé toro y su nombre remite un mundo olvidado, a una esencia del país que el común de la sociedad sólo recuerda cada 12 de octubre, pero que existe. El grupo que acompaña a Martín es una comunidad Tupi guaraní que desde hace 32 años se asentó en Glew y él es su cacique. Como ellos, en la región viven decenas de aborígenes que luchan por seguir manteniendo su cultura, su costumbre. Sólo en Almirante Brown hay 500 aborígenes; el grupo más importante se concentra en San José donde desde mediados del siglo pasado existe una comunidad Toba actualmente integrada por 450 personas.
Descendientes de pueblos originarios de la Argentina, estos vecinos respetan la tradición de sus raíces y para esto presentarán una carta abierta a las autoridades comunales para lograr difundir sus necesidades de comunidad en la sociedad.
“Ahora estamos insertados en la sociedad, pero cuando llegamos fue difícil, no nos aceptaban como pares. Nos discriminaban mucho”, cuenta Martín quien durante la nota ejercerá también su don de mando, convirtiéndose en el portavoz de los Tupi guaraní aunque con pequeñas intervenciones de sus compañeros.
Para Lidia Gómez o Coriaduqué, que en Toba significa amante del trabajo, el 12 de octubre es un duelo “porque es el genocidio más grande que existió”. “Los caraí (así denominan al hombre blanco) lo festejan pero nosotros no, para nosotros es un fecha que significa una masacre”, resalta Lidia que es la presidenta de la comunidad Toba de San José. Según la mujer, el desafío que tienen en la actualidad es conservar su propio idioma –qom- a través de los más chicos. En el grupo, hablar en Toba es una obligación y los encargados de mantenerlo son los ancianos, “porque ellos no quieren que se extinga”, afirman.
Los hijos de estos vecinos nativos asisten como todos a la escuela, pero más allá de eso, reciben una doble educación donde les enseñan la lengua, las costumbres y las leyendas ancestrales. “Nosotros queremos una escuela reconocida, eso le reclamamos al Estado, desde que dialogamos con el Municipio parece que se están abriendo algunas puertas. Hay esperanzas”, explica Lidia.
En cuanto a la religión, los tobas más viejos mantienen sus danzas y rituales para hacer curaciones y pedir bienestar, pero actualmente los más jóvenes “no parecen interesarse en eso”, resumen. Según explican, cada vez se hacen menos ceremonias, incluso cada vez más gente se inclina por otras religiones como el catolicismo, el evangelismo o los pentecostales. “Muchos no mantenemos las creencias religiosas del nuestro pueblo, pero las conocemos perfectamente”, confiesa la jefa de la comunidad.
Jaime González Quereimba, que en guaraní significa guerrero, recuerda cuando el resto de los Tupi guaraní vivía en el Chaco- salteño. “Es una zona boscosa, de selva, muy diferente a la ciudad”, describe.
El hombre, que hoy tiene 45 años y al igual que el resto de los miembros de su grupo trabaja en la construcción, llegó a Glew cuando tenía 12 años y recuerda que entonces "fue muy duro" adaptarse al desarraigo. “En mi pueblo vivía cazando y pescando, y acá me tuve que adaptar a las reglas de la civilización, otras costumbres”, asegura Jaime.
Los tupi guaraní viven básicamente de la agricultura, esencialmente del cultivo de maíz, mandioca, batata y zapallo. Geográficamente su asiento original es en el bosque chaqueño, una geografía de tierras en las que abunda el agua y la vegetación, que, según afirman, no son productivas para el hombre blanco.
El Dios de esta cultura es Tumpá y el demoño se llama Añá. Tumpá es un espíritu bueno al que le rezan todos los días. “Mi madre iba hacia el monte y le oraba a Tumpá sobre una piedra grande”, comenta Martín quien como jefe de la comunidad tiene la misión de que las costumbres de su raza se propaguen entre sus pares. Las principales plegarias a Tupá son por el bienestar para la comunidad y de la región chaco-salteña y por la salud de todos. “Cuando tenemos un buen año celebramos una fiesta que se denomina areteguazu. Es una fiesta grande”, cuenta Jaime. En su religión, “Aña –sostienen- es el que pone palos en la rueda de los Tupiguaraní”.
Como en toda democracia, los miembros de la comunidad son los responsables de la elección del cacique (emborubichá). El cacicazgo desde la implementación de la ley 23.302 de políticas indígenas, tiene una duración de dos años. “En los orígenes de la comunidad el honor de ser cacique era hereditario”, resalta el jefe Martín.
El cacique tiene que tener la capacidad de dirigir al grupo y estar al tanto de las necesidades de sus “hermanos”. “A mí me eligieron por ser el miembro más viejo de la sociedad, por conocer las costumbres y porque enseño la lengua”, asegura Martín.
Hoy después de décadas de vivir en la región, tanto la comunidad Toba como la de los Tupi guaraní consideran que están "más integrados". "La relación con el resto de la sociedad es normal. Ya nos adaptamos, nos vestimos como todos, pero nos damos a conocer como tobas”, comenta Oscar mientras el resto de sus pares Tobas asiente su afirmación.

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Carta abierta de las comunidades aborígenes a la Comuna
Por Fuente: Info Región - Wednesday, Oct. 12, 2005 at 7:00 PM

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FOTO: Las comunidades aborigenes presentaron una carta abierta pidiendo un espacio para su cultura

La siguiente es la carta abierta de la Mesa de organización de comunidades de pueblos originarios de Almirante Brown que integran las comunidades Toba, Mocovi, Tupiguaraní.

Nuestras comunidades, continuando el camino de la recuperación de sus organizaciones ancestrales reivindicamos el derecho a nuestra identidad y a la autoafirmación.
Como comunidades de pueblos originarios existentes en el partido de Almirante Brown tenemos principios fundamentales de convivencia pacífica y social con nuestro entorno, siendo nuestro sistema de vida comunitario, fraterno, solidario y participativo, sin discriminaciones de ninguna clase, donde niños, los ancianos y los discapacitados son los privilegiados.
Nuestra sociedad es, por lo tanto, democrática, de plena participación, con autoridades sabias, que orientan un desarrollo comunal despojado del individualismo y codicia material, frutos del egoísmo.
Nuestro tesoro cultural, contiene creencias, costumbres, conocimientos, valores basados en la consecuencia del lenguaje, pensamiento y sentimiento.
Los pueblos originarios existentes en Almirante Brown para preservar, fortalecer y perpetuar nuestra identidad, necesitamos existir como pueblos, sea en la zona rural o en la urbana, con territorio, lengua, vivienda, salud y cultura que nos dignifican como seres humanos.
Negar estos derechos preexistentes es atentar con nuestra identidad y es mantener una sutil y controlada política etnocida.
Objetivos:
-Defensa y desarrollo de nuestras comunidades.
-Promover el estudio, la enseñanza y práctica de la lengua.
-Captar becas estudiantiles.
-Promover nuestro patrimonio cultural que abarca educación bilingüe.
-Tener participación protagónica y activa debiendo el municipio prever los medios necesarios para garantizar la continuidad de nuestro proceso de organización.
-Cumplir y hacer cumplir el artículo 75 inciso 17 de la Constitución Nacional y la ley 23.302 de políticas indígenas y apoyo a las comunidades y su complementaria, la 24.071, el convenio 169/89 de OIT y el decreto provincial N ° 1859.

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