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Clarin preocupado: campaña contra la abstención
Por COLECTIVO NUEVO PROYECTO HISTORICO - Friday, Oct. 21, 2005 at 6:09 AM
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En el medio de la miseria, la represión, las burlas de la justicia dependiente, la desnutrición y la corrupción el poder está nervioso. Ante la perspectiva de una abstención anormal, el diario kirchnerista "Clarin" hace campaña para que la gente vaya a votar. Los medios son parte del sistema de dominio del capital. Ladran, Sancho...

Hace un par de años, el escritor José Saramago sorprendió a varios críticos y lectores con su “Ensayo sobre la lucidez”. La ficción se centraba en las elecciones municipales de una ciudad sin nombre en las que se imponía por más del 83% de los sufragios el voto en blanco, lo cual previsiblemente provocaba un verdadero terremoto político. En esta fábula, con cierto aroma a advertencia, el escritor portugués encontraba en el sobre vacío la llamada de atención ideal para que las democracias modernas no sucumbieran ante presiones varias. “Podemos quitar a un gobierno y poner a otro en su lugar, pero no podemos hacer otra cosa. El poder real está en otro lado. Fundamentalmente, en el poder económico, que como todos sabemos no es democrático”, decía Saramago en los días de la presentación del libro. Mientras algunos, como el mismo Premio Nobel de Literatura 1998, encuentran más virtudes que defectos en el voto en blanco, otros no coinciden tanto y lo hacen saber.

La ONG Ciudadanos por el Cambio parece estar en la vereda contraria a la de Saramago porque su gente asegura que las elecciones legislativas del próximo domingo son una “oportunidad única para cambiar el negro y declinante destino de nuestro país”. Está claro que, desde que los ciudadanos parecen haber llegado a su punto límite de disconformidad con la clase política, el “voto bronca” suena como la forma de expresión más viable, pero recomiendan pensar dos veces antes de depositar el sobre vacío. “El voto en blanco no tiene ningún tipo de valor, salvo generar dinero para los partidos políticos y benefician al candidato que salga primero”, dice la ONG Ciudadanos por el Cambio.

En la misma sintonía, hace unos días Mario Cafiero –candidato a senador por el bonaerense MST-Unite en el que confluyen trotskistas y peronistas– aseguró que el voto en blanco no servía porque no dejaba las “bancas en blanco”, y la abstención tampoco impedía que el oficialismo sumara diputados. En este contexto, la pregunta del millón es ¿qué votamos cuando no votamos a nadie? Eleonora Nazar Anchorena, presidenta de Ciudadanos por el Cambio, pone blanco sobre negro cuando dice que “la democracia es votar y siempre es importante que la gente participe. Si decide votar en blanco, debe saber que significa su desaparición como votante, ya no cuenta en los cómputos generales y no tiene representación en el parlamento”.

Ahora bien, parece que en el sistema electoral argentino, el hecho de no votar o votar en blanco (como los protagonistas de la novela de Saramago) no tiene absolutamente ningún valor o incidencia en los resultados de los comicios. “Y, por el contrario, favorece al partido que queríamos derrotar en los comicios al agrandar ficticiamente el porcentaje de aceptación del ganador por parte de la ciudadanía”, dice la ONG. ¿Por qué? Para entenderlo, pocas cosas más útiles que retomar una situación hipotética pensada por Ciudadanos por el Cambio: elecciones en una ciudad con 4 millones de electores, de los cuales 2 millones votan en blanco o no lo hacen. Terminado el escrutinio, se anuncia que el triunfo se lo lleva el Partido Colorado con el 60% de los votos (y no el 30% real si contáramos el voto en blanco del 50%); seguido por el Partido Verde, que logra el 35% (y no el verdadero 14,5%); y, finalmente el resto de las opciones con el 5% (en realidad, el 2,5%)

Entonces, ¿cómo se sale de este círculo vicioso? ¿Cómo se manifiesta la disconformidad? Nazar Anchorena tiene su propia fórmula y explica que si “si no se siente representado por ningún candidato de los grandes partidos, vote por el partido de sus preferencias, aunque no tenga ninguna posibilidad de ganar”. Y agrega con tono gracioso que “algún partido te tiene que gustar algún poquito…” Casi al lado de Saramago, Eduardo Merodio, presidente del Instituto para el Desarrollo de la Democracia Participativa, cree que el voto en blanco es una oportunidad para la profundización de la democracia y lo dice así: “en mi opinión, es una chance para replantear el sistema político de modo tal que sea más representativo y participativo”. Y, como si no quedara clara su posición, agrega que la actitud de entrar al cuarto oscuro y votar en blanco es positiva. “No lo veo como un gesto de debilidad del sistema político sino como una llamada de atención para la clase dirigente”.

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Bien por IDEPA
Por Rodrigo Sanchez Ballon - Saturday, Nov. 04, 2006 at 11:04 PM
rsanch@hotmail.com

Me parece buena la posicion de IDEPA Instituto para el Desarrollo de la Democracia Participativa, y de su presidente Eduardo Merodio, ya que tambien yo comparto que el voto en blanco es un voto valido y que sirve para radicalizar opiniones en esta democracia decisoria de tan poca participacion.

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