Julio López
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3º Parte: EleCCiones y AbsTención, El insTinto de Clase del PreCariado y El TraBajo Negado
Por Colectivo Nuevo Proyecto Histórico - Friday, Oct. 21, 2005 at 7:31 PM
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► El desempleo y su compañero de ruta, el trabajo precario (atípico, intermitente, flexible, marginal) están inscritos en la dinámica actual del posfordismo. Muchas veces la precisión de un concepto nos permite un nuevo enfoque en términos de acción política y social. Desocupados, no: trabajadores negados por el capital.

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Elecciones y Abstención:

El instinto de Clase del Precariado

y  El Trabajo Negado

 

 

PROKLA 6

PROblema de la Lucha de KLAses

(Primicia para Indymedia)

(Tercera Parte)

 

 

Coordenadas y rumbos:

 

1) ¿RIFLES Y BAYONETAS POR URNAS?: LA PARADOJA DEL SUFRAGIO DEL CAPITAL

 

2) EL AÑO QUE VIVIMOS EN PELIGRO: ELECCIONES EN SANTIAGO DEL ESTERO, CATAMARCA Y CORRIENTES: ¿CONTINUIDAD SILENCIOSA DEL QSVT?

 

3) LÓGICA DE LA ACCIÓN COLECTIVA: EL INSTINTO DE CLASE

 

4) LA INVENCIÓN DE LA DESOCUPACIÓN: EL TRABAJO NEGADO POR EL CAPITAL, TORTURA Y HUMILLORES

 

5) PEQUEÑA HISTORIA DEL DERECHO AL TRABAJO

 

6) PLUSTRABAJO Y TRABAJO NECESARIO: EL JEROGLÍFICO DEL CAPITAL

 

 

 

“Las Elecciones son esas cosas por la cual cierran los bares los domingos”

(Barny, Los Simpsons, 1ª temporada)

 

“A los conservadores les digo: ¿Cómo pudieron dejar de entender que el sufragio universal es el instrumento

para terminar todos los conflictos pacíficamente y para resolver todas las crisis?

¿Como pudieron dejar de entender que si el sufragio universal funciona en plenitud de su soberanía

la REVOLUCIÓN ya no es posible porque ya no puede intentarse?”

(M. Gambetta, político republicano francés, 1877)

 

“El carácter de las elecciones no depende de sus denominaciones

sino de sus fundamentos económicos,

de los vínculos económicos entre los miembros del electorado”

(K. Marx, 1865)

 

“Los esclavos asalariados modernos viven tan agobiados por la penuria y la miseria,

 que ‘no están para democracia burguesa’, ‘no están para política’”

(Lenin, 1918)

 

“La miseria engendra sufrimiento, también engendra crimen.

Si termina en el hospital, también conduce a la prisión.

Hace esclavos; hace a la mayoría de los ladrones, los asesinos, las prostitutas”

(Louis Blanc, 1850)

 

 

6) PLUSTRABAJO Y TRABAJO NECESARIO: EL JEROGLÍFICO DEL CAPITAL:

 

Disparadores:

 

Es ley del capital la tendencia a crear la mayor cantidad posible de plustrabajo, y reducir el trabajo necesario al mínimo. Recordemos que el trabajo necesario es esa parte de la jornada en la que el obrero trabaja para cubrir los bienes necesarios para su subsistencia. Asimismo, es una tendencia del capital la de aumentar la población trabajadora, así, como la de colocar permanentemente a una parte de la misma como “sobrepoblación”: población que es inútil hasta que el capital pueda valorizarla, o no. Si consideramos que el valor no es más que trabajo objetivado y el “plusvalor” (valorización del capital) es el excedente por encima del trabajo necesario, el proceso es simple; decía Marx: 1) prolongar la jornada laboral hasta los límites de la posibilidad natural (plusvalía absoluta); 2) disminuir cada vez más la parte necesaria de la jornada (y, por lo tanto, acrecentar desmesuradamente el desarrollo de las fuerzas productivas), Es decir: en la condición de apropiación de plustrabajo ajeno está implícito que a la población necesaria indispensable para la producción capitalista, le corresponde, una población excedente que no trabaja. Una población que “Excede” las proporciones entre trabajo vivo y muerto, que el comando del capital decide en la producción, en la economía, y que el estado sanciona. La población sólo es necesaria en la medida en que resulta condición para que se valorice el capital. El capitalista se saca de encima los costos de reproducción de la clase obrera excedente y “pauperiza” en su beneficio a la población restante. La fórmula es simple: al desarrollo de plustrabajo, le corresponde, una población excedente, desocupada, negada. Paradójicamente como la condición del capital es que el trabajador produzca cada vez más plustrabajo, se libera más y más trabajo necesario, con lo cual aumenta la amenaza del pauperismo. No es sino en el modo de producción capitalista donde la pobreza se presenta como resultado del trabajo mismo, del desarrollo de la fuerza productiva del trabajo. El desempleo y su compañero de ruta, el trabajo precario (atípico, intermitente, flexible, marginal) están inscritos en la dinámica actual del posfordismo. Muchas veces la precisión de un concepto nos permite un nuevo enfoque en términos de acción política y social. Desocupados, no: trabajadores negados por el capital.    

 

Es ley del capital crear tiempo disponible, plustrabajo y sólo puede hacerlo al poner en movimiento “trabajo necesario”, es decir: intercambiarse con el obrero (muchos, no uno). Tienen la tendencia a crear la mayor cantidad posible de trabajo, y reducir el trabajo necesario al mínimo. Recordemos que el trabajo necesario es esa parte de la jornada en la que el obrero trabaja para cubrir los bienes necesarios para su subsistencia (indirectamente), es necesario para el trabajador para vivir y reproducirse; y necesario al capital para la reproducción de la fuerza de trabajo. Asimismo es “Tendenz” del capital la de aumentar la población trabajadora, así como la de colocar permanentemente a una parte de la misma como “sobrepoblación” (“Surplusbevölkerung”): población que es inútil hasta que el capital pueda valorizarla o no. Es también otra tendencia del capital la de volver superfluo (relativamente, ¡ojo!) el trabajo humano, la de empujarlo como trabajo humano hasta límites desmesurados. Si consideramos que el valor no es más que trabajo objetivado y el “plusvalor” (valorización del capital) es el excedente por encima del trabajo necesario. El trabajo es siempre el supuesto del capital y el plustrabajo sólo existe en relación con el trabajo necesario: sólo en medida en que éste existe. Para poner plustrabajo el capital debe poner trabajo necesario continuamente, tiene que acrecentarlo para poder aumentar el excedente de la jornada; pero asimismo debe eliminar aquel trabajo en cuanto necesario, para ponerlo como plustrabajo. Desde el punto de vista de un simple día de trabajo, el proceso es simple, decía Marx: “1) prolongar la jornada laboral hasta los límites de la posibilidad natural (plusvalía absoluta); 2) disminuir cada vez más la parte necesaria de la jornada (y, por lo tanto, acrecentar desmesuradamente el desarrollo de las fuerzas productivas)”. En determinada etapa del desarrollo del capital sólo puede salvar el límite natural constituido por el día de trabajo vivo de un obrero poniendo otro obrero. Es decir: el capital promueve el aumento de la población trabajadora y el proceso mismo por el cual se reduce el trabajo necesario. Como decían los clásicos: “La producción de los obreros mismos se vuelve más barata, en la medida en que el tiempo de trabajo necesario se reduce”. Por eso el propio aumento de la población trabajadora constituye el medio fundamental para la reducción de la parte necesaria para el capital (poniéndola como reserva). No sólo crea sobrante, incluso para Marx el capital crea “minus-trabajo”, ociosidad relativa y permanente, formas de trabajo no-productivo. Es decir: en la condición de apropiación de plustrabajo ajeno (esencia del capitalismo) está implícito que a la población necesaria (=la población que representa en un momento histórico dado el trabajo necesario, indispensable para la producción capitalista) corresponde una población excedente que no trabaja. “Excede” las proporciones entre trabajo vivo y muerto que el comando del capital decide en la producción, en la economía, y que el estado sanciona. Esto deriva simplemente de la naturaleza del capital. La población sólo es necesaria en la medida en que es condición para que se valorice el capital. La relación entre trabajo necesario y plustrabajo cambia bruscamente por la propia ley del valor: parte del trabajo necesario (el que reproduce la capacidad de trabajo) es superfluo, esta capacidad es utilizada como “excedente” de la población trabajadora necesaria para el capital. Como el desarrollo de la fuerza productiva consiste en aumentar (como vimos en Argentina en la década del ’90) la proporción de plustrabajo frente al necesario, debe reducirse necesaria y continuamente la proporción de trabajo necesario. El poner como superfluo trabajadores es consecuencia necesaria del crecimiento del plustrabajo en proporción al necesario. Parcialmente el capitalista se saca de encima los costos de reproducción de la clase obrera excedente y “pauperiza” en su beneficio a la población restante. Por eso, decía Marx, que en el concepto de trabajador libre está ya implícito que el mismo es “pauper”, un pobre virtual. Con arreglo a sus condiciones económicas es mera capacidad viva de trabajo, sólo puede vivir en la medida en que entra en el intercambio forzoso con el capital. Tal intercambio está ligado a condiciones que para el trabajador son fortuitas, casuales, indiferentes a su ser orgánico y existencial. Por lo tanto, virtualmente, es en todo momento un “pauper” (pobre). La fórmula es simple: al desarrollo de plustrabajo corresponde el de población excedente, desocupados. Paradójicamente como la condición del capital es que el trabajador produzca cada vez más plustrabajo, se libera más y más trabajo necesario, con lo cual aumenta la amenaza del pauperismo. No es sino en el modo de producción capitalista donde la pobreza se presenta como resultado del trabajo mismo, del desarrollo de la fuerza productiva del trabajo. La invención de trabajadores excedentes, de poblaciones inútiles, de verdadero “intocables”, outcasts del posfordismo, sin utilidad económica, hombres privados de su propiedad y que sólo tienen para intercambiar su capacidad para trabajar, es propia de la época del capital. Como decía el filósofo romano Libanio: “la esclavitud no es nada semejante a la miseria del pobre; el esclavo duerme en paz, nutrido por los cuidados de su amo, mientras que el hombre libre y pobre vela durante la noche para ganarse la vida, sometido a la miseria que lo extenúa de hambre”. El desempleo y su compañero de ruta, el trabajo precario (atípico, intermitente, flexible, marginal) están inscritos en la dinámica actual del posfordismo. Muchas veces la precisión de un concepto nos permite un nuevo enfoque en términos de acción política y social. Desocupados, no: trabajadores negados por el capital.    

21 de octubre de 2005.

 

Colectivo Nuevo Proyecto Histórico (NPH)

 

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