Julio López
está desaparecido
hace 6428 días
versión para imprimir - envía este articulo por e-mail

CHE GUEVARA : un merecido homenaje
Por Alberto Funes - Saturday, Oct. 22, 2005 at 2:54 PM

Merecido y justo homenaje al combatiente


: El Che Guevara,
11/7/2005
Alvaro Vargas Llosa
The New Republic



El Che Guevara, quien hizo tanto (¿o tan poco?) por destruir al capitalismo, es en la actualidad la quintaesencia de una marca capitalista. Su semblante adorna jarros de café, caperuzas, encendedores, llaveros, billeteras, gorras de béisbol, tocados, bandadas, musculosas, camisetas deportivas, carteras finas, jeans de denim, té de hierbas, y por supuesto esas omnipresentes remeras con la fotografía, tomada por Alberto Korda, del galán socialista luciendo su boina durante los primeros años de la revolución, en el instante en que el Che de casualidad se introdujo en el visor del fotógrafo—y en la imagen que, treinta y ocho años después de su muerte, constituye aún el logotipo del revolucionario (¿o del capitalista?) “chic”. Sean O''Hagan sostuvo en The Observer que existe incluso un jabón en polvo con el eslogan "El Che lava más blanco."

Los productos del Che son comercializados por grandes corporaciones y por pequeñas empresas, tales como la Burlington Coat Factory, la cual difundió un comercial televisivo presentando a un joven en pantalones de fajina luciendo una remera del Che, o la Flamingo''s Boutique en Union City, Nueva Jersey, cuyo propietario respondió a la furia de los exiliados cubanos locales con este argumento devastador: "Yo vendo lo que la gente desea comprar." Los revolucionarios también se unieron a este frenesí de productos—desde "The Che Store", que vende provisiones, hasta el sitio que atiende "todas sus necesidades revolucionarias" en Internet, y el escritor italiano Gianni Minà, quien le vendió a Robert Redford los derechos cinematográficos del diario del Che sobre su juvenil viaje alrededor de América del Sur en el año 1952 a cambio de poder acceder al rodaje del film Diarios de Motocicleta y de que Minà pudiese producir su propio documental. Para no mencionar a Alberto Granado, quien acompañó al Che en su viaje de juventud y ahora asesora documentalistas, y que se quejaba hace poco en Madrid, según el diario El País, ante un Rioja y un magret de pato, de que el embargo estadounidense contra Cuba le dificulta el cobro de las regalías. Para llevar a la ironía más lejos: el edificio en el cual nació Guevara en la ciudad de Rosario, Argentina, un espléndido inmueble de comienzos del siglo veinte sito en la esquina de las calles Urquiza y Entre Ríos, se encontraba hasta hace poco ocupado por la administradora de fondos de jubilaciones y pensiones privada Máxima AFJP, una hija de la privatización de la seguridad social argentina en la década de 1990.

La metamorfosis del Che Guevara en una marca capitalista no es nueva, pero la marca viene experimentando un renacimiento—un renacimiento especialmente destacable, dado que el mismo tiene lugar años después del colapso político e ideológico de todo lo que Guevara representaba. Esta suerte inesperada se debe sustancialmente a Diarios de Motocicleta, la película producida por Robert Redford y dirigida por Walter Salles. (Es una de las tres películas más importantes sobre el Che ya realizadas o actualmente en rodaje en los últimos dos años; las otras dos han sido dirigidas por Josh Evans y Steven Soderbergh.) Hermosamente rodada en paisajes que claramente han eludido los efectos erosivos de la polución capitalista, el film exhibe al joven en un viaje de auto-descubrimiento a medida que su conciencia social en ciernes tropieza con la explotación social y económica, lo que va preparando el terreno para la reinvención del hombre a quien Sartre llamara alguna vez el ser humano más completo de nuestra era.

Pero para ser más preciso, el actual renacimiento del Che se inició en 1997, en el trigésimo aniversario de su muerte, cuando cinco biografías abrumaron las librerías y sus restos fueron descubiertos cerca de una pista de aterrizaje en el aeropuerto de Vallegrande, en Bolivia, después de que un general boliviano retirado, en una revelación espectacularmente oportuna, indicara la ubicación exacta. El aniversario volvió a centrar la atención en la famosa fotografía de Freddy Alborta del cadáver del Che tendido sobre una mesa, escorzado, muerto y romántico, luciendo como Cristo en un cuadro de Mantegna.

Es usual que los seguidores de un culto no conozcan la verdadera historia de su héroe. (Muchos rastafaris renunciarían a Haile Selassie si tuviesen alguna idea de quien fue en realidad.) No sorprende que los seguidores contemporáneos de Guevara, sus nuevos admiradores post-comunistas, también se engañen a sí mismos al aferrarse a un mito—excepto los jóvenes argentinos que corean una expresión de rima perfecta: "Tengo una remera del Che y no sé por qué."

Considérese a algunos de los individuos que recientemente han blandido o invocado el retrato de Guevara como un emblema de justicia y rebelión contra el abuso de poder. En el Líbano, unos manifestantes que protestaban en contra de Siria ante la tumba del ex primer ministro Rafiq Hariri portaban la imagen del Che. Thierry Henry, un jugador de fútbol francés que juega para el Arsenal, en Inglaterra, se apareció en una importante velada de gala organizada por la FIFA, el organismo del fútbol mundial, vistiendo una remera roja y negra del Che. En una reciente reseña publicada en The New York Times sobre Land of the Dead de George A. Romero, Manohla Dargis destacaba que "el mayor impacto aquí puede ser el de la transformación de un zombi negro en un virtuoso líder revolucionario," y agregó: "Creo que el Che en verdad vive, después de todo."

El héroe del fútbol Maradona ostentó el emblemático tatuaje del Che en su brazo derecho durante un viaje en el que se reunió con Hugo Chávez en Venezuela. En Stavropol, al sur de Rusia, unos manifestantes que reclamaban los pagos en efectivo de los beneficios del bienestar social tomaron la plaza central con banderas del Che. En San Francisco, City Lights Books, el legendario hogar de la literatura beat, invita a los visitantes a una sección dedicada a América Latina en la cual la mitad de los estantes se encuentra ocupada por libros del Che. José Luis Montoya, un oficial de policía mexicano que combate el crimen relacionado con las drogas en Mexicali luce una vincha del Che porque ella lo hace sentirse más fuerte. En el campo de refugiados de Dheisheh, en la margen occidental del río Jordán, los afiches del Che adornan un muro que le rinde tributo a la Intifada. Una revista dominical dedicada a la vida social en Sydney, Australia, enumera a los tres invitados ideales en una cena: Alvar Aalto, Richard Branson, y el Che Guevara. Leung Kwok-hung, el rebelde elegido a la junta legislativa de Hong Kong, desafía a Beijing al vestir una remera del Che. En Brasil, Frei Betto, consejero del Presidente Lula da Silva y encargado del programa de alto perfil "Hambre Cero," afirma que "deberíamos prestarle menos atención a Trotsky y mucha más al Che Guevara." Y lo más estupendo de todo, en la ceremonia de este año de los Premios de la Academia, Carlos Santana y Antonio Banderas interpretaron la canción principal del film Diarios de Motocicleta: Santana se presentó luciendo una remera del Che y un crucifijo. Las manifestaciones del nuevo culto del Che están por todas partes. Una vez más el mito está apasionando a individuos cuyas causas en su mayor parte representan exactamente lo opuesto de lo que era Guevara.

Ningún hombre carece de algunas cualidades atenuantes. En el caso del Che Guevara, esas cualidades pueden ayudarnos a medir el abismo que separa a la realidad del mito. Su honestidad (quiero decir: honestidad parcial) significa que dejó testimonio escrito de sus crueldades, incluido lo muy malo, aunque no lo peor. Su coraje—que Castro describió como "su manera, en los momentos difíciles y peligrosos, de hacer las cosas más difíciles y peligrosas"—significa que no vivió para asumir la plena responsabilidad por el infierno de Cuba. El mito puede decir tanto acerca de una época como la verdad. Y es así que gracias a los propios testimonios que el Che brinda de sus pensamientos y de sus actos, y gracias también a su prematura desaparición, podemos saber exactamente cuan engañados están muchos de nuestros contemporáneos respecto de muchas cosas.

Guevara puede haberse enamorado de su propia muerte, pero estaba mucho más enamorado de la muerte ajena. En abril de 1967, hablando por experiencia, resumió su idea homicida de la justicia en su "Mensaje a la Tricontinental": “El odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar”. Sus primeros escritos se encuentran también sazonados con esta violencia retórica e ideológica. A pesar de que su ex novia Chichina Ferreyra duda de que la versión original de los diarios de su viaje en motocicleta contenga la observación de "siento que mis orificios nasales se dilatan al saborear el amargo olor de la pólvora y de la sangre del enemigo," Guevara compartió con Granado en esa temprana edad esta exclamación: "¿Revolución sin disparar un tiro? Estás loco." En otras ocasiones el joven bohemio parecía incapaz de distinguir entre la frivolidad de la muerte como un espectáculo y la tragedia de las victimas de una revolución. En una carta a su madre en 1954, escrita en Guatemala, donde fue testigo del derrocamiento del gobierno revolucionario de Jacobo Arbenz, escribió: “Aquí estuvo muy divertido con tiros, bombardeos, discursos y otros matices que cortaron la monotonía en que vivía”.

La disposición de Guevara cuando viajaba con Castro desde México a Cuba a bordo del Granma es capturada en una frase de una carta a su esposa que redactó el 28 de enero de 1957, no mucho después de desembarcar, publicada en su libro Ernesto: Una Biografía del Che Guevara en Sierra Maestra: “Estoy en la manigua cubana, vivo y sediento de sangre”. Esta mentalidad había sido reforzada por su convicción de que Arbenz había perdido el poder debido a que había fallado en ejecutar a sus potenciales enemigos. En una carta anterior a su ex novia Tita Infante había observado que “Si se hubieran producido esos fusilamientos, el gobierno hubiera conservado la posibilidad de devolver los golpes”. No sorprende que durante la lucha armada contra Batista, y luego tras el ingreso triunfal en La Habana, Guevara asesinara o supervisara las ejecuciones en juicios sumarios de muchísimas personas—enemigos probados, meros sospechados y aquellos que se encontraban en el lugar equivocado en el momento equivocado.

En enero de 1957, tal como lo indica su diario desde la Sierra Maestra, Guevara le disparó a Eutimio Guerra porque sospechaba que aquel se encontraba pasando información: “Acabé con el problema dándole un tiro con una pistola del calibre 32 en la sien derecha, con orificio de salida en el temporal derecho...sus pertenencias pasaron a mi poder”. Más tarde mató a tiros a Aristidio, un campesino que expresó el deseo de irse cuando los rebeldes siguieran su camino. Mientras se preguntaba si esta victima en particular "era en verdad lo suficientemente culpable como para merecer la muerte," no vaciló en ordenar la muerte de Echevarría, el hermano de uno de sus camaradas, en razón de crímenes no especificados: "Tenía que pagar el precio." En otros momentos simularía ejecuciones sin llevarlas a cabo, como un método de tortura psicológica.

Luis Guardia y Pedro Corzo, dos investigadores que se encuentran trabajando en Florida en un documental sobre Guevara, han obtenido el testimonio de Jaime Costa Vázquez, un ex comandante del ejército revolucionario conocido como "El Catalán," quien sostiene que muchas de las ejecuciones atribuidas a Ramiro Valdés (futuro ministro del interior de Cuba) fueron responsabilidad directa de Guevara, debido a que Valdés se encontraba bajo sus ordenes en las montañas. “Ante la duda, mátalo” fueron las instrucciones del Che. En vísperas de la victoria, según Costa, el Che ordenó la ejecución de un par de docenas de personas en Santa Clara, en Cuba central, hacia donde había marchado su columna como parte de un asalto final contra la isla. Algunos de ellos fueron muertos en un hotel, como ha escrito Marcelo Fernándes-Zayas, otro ex revolucionario que después se convertiría en periodista (agregando que entre los ejecutados había campesinos conocidos como casquitos que se habían unido al ejército simplemente para escapar del desempleo).

Pero la "fría máquina de matar" no dio muestra de todo su rigor hasta que, inmediatamente después del colapso del régimen de Batista, Castro lo pusiera a cargo de la prisión de La Cabaña. (Castro tenía un buen ojo clínico para escoger a la persona perfecta para proteger a la revolución contra la infección.) San Carlos de La Cabaña es una fortaleza de piedra que fue utilizada para defender a La Habana contra los piratas ingleses en el siglo dieciocho; más tarde se convirtió en un cuartel militar. De una manera que evoca al escalofriante Lavrenti Beria, Guevara presidió durante la primera mitad de 1959 uno de los periodos más oscuros de la revolución. José Vilasuso, abogado y profesor en la Universidad Interamericana de Bayamón en Puerto Rico, quien pertenecía al grupo encargado del proceso judicial sumario en La Cabaña, me dijo recientemente que

“El Che dirigió la Comisión Depuradora. El proceso se regía por la ley de la sierra: tribunal militar de hecho y no jurídico, y el Che nos recomendaba guiarnos por la convicción. Esto es: “Sabemos que todos son unos asesinos, luego proceder radicalmente es lo revolucionario”. Miguel Duque Estrada era mi jefe inmediato. Mi función era de instructor. Es decir legalizar profesionalmente la causa y pasarla al ministerio fiscal, sin juicio propio alguno. Se fusilaba de lunes a viernes. Las ejecuciones se llevaban a cabo de madrugada, poco después de dictar sentencia y declarar sin lugar (de oficio) la apelación. La noche más siniestra que recuerdo se ejecutaron siete hombres”.
Javier Arzuaga, el capellán vasco que les brindaba consuelo a aquellos condenados a morir y que presenció personalmente docenas de ejecuciones, habló conmigo recientemente desde su casa en Puerto Rico. Ex sacerdote católico de setenta y cinco años de edad, quien se describe como "más cercano a Leonardo Boff y a la Teología de la Liberación que al ex cardenal Cardinal Ratzinger," Arzuaga recuerda que

“La cárcel de La Cabaña se mantuvo llena a rebosar. Sobre 800 hombres hacinados en un espacio pensado para no más de 300: militares batistianos o miembros de algunos de los cuerpos de la policía, algunos “chivatos”, periodistas, empresarios o comerciantes. El juez no tenía por qué ser hombre de leyes; sí, en cambio, pertenecer al ejército rebelde, al igual que los compañeros que ocupaban con él la mesa del tribunal. Casi todas las vistas de apelación estuvieron presididas por el Che Guevara. No recuerdo ningún caso cuya sentencia fuera revocada en esas vistas. Todos los días yo visitaba la “galera de la muerte”, donde permanecían los prisioneros desde que eran sentenciados a muerte. Corrió la voz de que yo hipnotizaba a los condenados antes de salir para el paredón y que por eso se daban tan fáciles las cosas, sin escenas desagradables, y el Che Guevara dio orden de que nadie fuera conducido al paredón sin que yo estuviera presente. Yo asistí a 55 fusilamientos hasta el mes de mayo, cuando me fui. Eso no quiere decir que no se siguiera fusilando. Herman Marks era un americano, se decía que era prófugo de la justicia. Lo llamábamos “el carnicero” porque gozaba gritando “pelotón, atención, preparen, apunten, fuego”. Conversé varias veces con el Che con el fin de interceder por determinadas personas. Recuerdo muy bien el caso de Ariel Lima que era menor de edad, pero fue inflexible. Lo mismo puedo decir de Fidel Castro, a quien acudí también en dos ocasiones con igual propósito. Sufrí un trauma. A finales de mayo me sentía mal y se me recomendó abandonar la parroquia de Casa Blanca, dentro de cuyos límites se encontraba La Cabaña y que yo había atendido en los últimos tres años. Me fui a México para un tratamiento. Cuando nos despedíamos, el Che Guevara me dijo que nos habíamos llevado bien, tratando los dos de sacar el otro de su campo para atraerlo al de uno. “Hemos fracasado los dos. Cuando nos quitemos las caretas que hemos llevado puestas, seremos enemigos frente a frente”.
¿Cuánta gente fue asesinada en La Cabaña? Pedro Corzo ofrece una cifra de unos doscientos, similar a la proporcionada por Armando Lago, un profesor de economía retirado que ha compilado una lista de 179 nombres como parte de un estudio de ocho años sobre las ejecuciones en Cuba. Vilasuso me dijo que cuatrocientas personas fueron ejecutadas entre el mes de enero y fines de junio de 1959 (fecha en el que el Che dejó de estar a cargo de La Cabaña). Los cables secretos enviados por la Embajada de los Estados Unidos en La Habana al Departamento de Estado en Washington hablan de "más de 500." Según Jorge Castañeda, uno de los biógrafos de Guevara, un católico vasco simpatizante de la revolución, el fallecido Padre Iñaki de Aspiazú, hablaba de setecientas victimas. Félix Rodríguez, un agente de la CIA quien fue parte del equipo a cargo de la captura de Guevara en Bolivia, me dijo que él encaró al Che después de su captura respecto de "las dos mil y pico" ejecuciones por las que fue responsable durante su vida. "Dijo que todos eran agentes de la CIA y no se refirió a la cifra," recuerda Rodríguez. Las cifras más altas pueden incluir ejecuciones que tuvieron lugar en los meses posteriores a la fecha en que el Che dejó de estar a cargo de la prisión.

Lo cual nos trae de regreso a Carlos Santana y a su elegante indumentaria del Che. En una carta abierta publicada en El Nuevo Herald el 31 de marzo de este año, el gran músico de jazz Paquito D''Rivera reprochó a Santana su vestuario en la ceremonia de los Premios Oscar, y agregó: “Uno de esos cubanos fue mi primo Bebo, preso allí precisamente por ser cristiano. El me cuenta siempre con amargura cómo escuchaba desde su celda en la madrugada los fusilamientos sin juicio de mucho que morían gritando “¡Viva Cristo Rey!”.

El ansia de poder del Che tenía otras maneras de expresarse además del asesinato. La contradicción entre su pasión por viajar—una especie de protesta contra las limitaciones del estado-nación—y su impulso por convertirse en un estado esclavizante en relación a otras personas es patético. Al escribir acerca de Pedro Valdivia, el conquistador de Chile, Guevara reflexionaba: "Pertenecía a esa clase especial de hombres a los que la especie produce de vez en cuando, en quienes un anhelo por el poder ilimitado es tan extremo que cualquier sufrimiento para lograrlo parece natural." Podría haber estado describiéndose así mismo. En cada etapa de su vida adulta, sus megalomanía se manifestaba en el impulso depredador por apoderarse de las vidas y de la propiedad de otras personas, y de abolir su libre voluntad.

En 1958, después de tomar la ciudad de Sancti Spiritus, Guevara intento sin éxito imponer una especie de sharia, regulando las relaciones entre los hombres y las mujeres, el uso del alcohol, y el juego informal—un puritanismo que no caracterizaba precisamente su propia forma de vida. Les ordenó también a sus hombres que asaltaran bancos, una decisión que justificó en una carta a Enrique Oltuski, un subordinado, en noviembre de ese año: "Las masas que luchan están de acuerdo con asaltar a los bancos porque ninguno de ellos tiene un centavo en los mismos." Esta idea de la revolución como una licencia para reasignar la propiedad según le conviniese condujo al puritano marxista a apoderarse de la mansión de un emigrante tras el triunfo de la revolución.

El impulso de desposeer a los demás de su propiedad y de reclamar la propiedad del territorio de otros fue central a la política opresiva de Guevara. En sus memorias, el líder egipcio Gamal Abdel Nasser cuenta que Guevara le preguntó cuántas personas habían abandonado su país debido a la reforma agraria. Cuando Nasser replicó que ninguna, el Che contestó enojado que la manera de medir la profundidad del cambio es a través del número de individuos "que sienten que no hay lugar para ellos en la nueva sociedad." Este instinto depredador alcanzó un apoteosis en 1965, cuando empezó a hablar, como Dios, acerca del "Hombre Nuevo" que él y su revolución crearían.

La obsesión del Che con el control colectivista lo llevó a colaborar en la formación del aparato de seguridad que fue establecido para subyugar a seis millones y medio de cubanos. A comienzos de 1959, una serie de reuniones secretas tuvo lugar en Tarará, cerca de La Habana, en la mansión a la cual el Che temporalmente se retiró para recuperarse de una enfermedad. Allí fue donde los líderes principales, incluido Castro, diseñaron al estado policíaco cubano. Ramiro Valdés, subordinado del Che durante la guerra de guerrillas, fue puesto al mando del G-2, un cuerpo inspirado en la Cheka. Angel Ciutah, un veterano de la Guerra Civil española enviado por los soviéticos que había estado muy cerca de Ramón Mercader, el asesino de Trotsky, y que más tarde entablaría amistad con el Che, desempeñó un papel fundamental en la organización del sistema, junto con Luis Alberto Lavandeira, quien había servido al jefe en La Cabaña. El propio Guevara se hizo cargo del G-6, el grupo al que se le encomendó el adoctrinamiento ideológico de las fuerzas armadas. La invasión respaldada por los EE.UU. de Bahía de Cochinos en abril de 1961 se convirtió en la ocasión perfecta para consolidar al nuevo estado policíaco, con el acorralamiento de decenas de miles de cubanos y una nueva serie de ejecuciones. Como el mismo Guevara le expresó al embajador soviético Sergei Kudriavtsev, los contrarrevolucionarios nunca "volverían a levantar su cabeza."

"Contrarrevolucionario" es el término que se le aplicaba a cualquiera que se apartara del dogma. Era el equivalente comunista de "hereje." Los campos de concentración eran una forma en la cual el poder dogmático era empleado para suprimir el disenso. La historia le atribuye al general español Valeriano Weyler, el capitán general de Cuba a finales del siglo diecinueve, haber empleado por vez primera a la palabra "concentración" para describir la política de cercar a las masas de potenciales opositores—en su caso a los simpatizantes del movimiento independentista cubano—con alambre de púas y empalizadas. Qué irónico (y apropiado) que los revolucionarios de Cuba más de medio siglo después continuasen con esta tradición local. Al principio, la revolución movilizó a voluntarios para construir escuelas y para trabajar en los puertos, plantaciones, y fábricas—todas ellas exquisitas oportunidades fotográficas para el Che el estibador, el Che el cortador de caña, el Che el fabricante de telas. No pasó mucho tiempo antes de que el trabajo voluntario se volviese un poco menos voluntario: el primer campamento de trabajos forzados, Guanahacabibes, fue establecido en Cuba occidental hacia el final de 1960. Así es como el Che explicaba la función desempeñada por este método de confinamiento: “A Guanahacabibes se manda a la gente que no debe ir a la cárcel , la gente que ha cometido faltas a la moral revolucionaria de mayor o menor grado...es trabajo duro, no trabajo bestial”.

Este campamento fue el precursor del confinamiento sistemático, a partir de 1965 en la provincia de Camagüey, de disidentes, homosexuales, victimas del SIDA, católicos, Testigos de Jehová, sacerdotes afro-cubanos, y otras escorias por el estilo, bajo la bandera de las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP). Hacinados en autobuses y camiones, los "desadaptados" serían transportados a punta de pistola a los campos de concentración organizados sobre la base del modelo de Guanahacabibes. Algunos nunca regresarían; otros serían violados, golpeados, o mutilados; y la mayoría quedarían traumatizados de por vida, como el sobrecogedor documental de Néstor Almendros Conducta Impropia se lo mostrara al mundo un par de décadas atrás.

De esta manera, la revista Time parece haber errado en agosto de 1960 cuando describió a la división del trabajo de la revolución con una nota de tapa presentando al Che Guevara como el "cerebro," a Fidel Castro como el "corazón" y a Raúl Castro como el "puño." Pero la percepción revelaba el papel crucial de Guevara en hacer de Cuba un bastión del totalitarismo. El Che era de alguna manera un candidato improbable para la pureza ideológica, dado su espíritu bohemio, pero durante los años de entrenamiento en México y en el periodo resultante de la lucha armada en Cuba emergió como el ideólogo comunista locamente enamorado de la Unión Soviética, en gran medida para molestia de Castro y de otros que eran esencialmente oportunistas dispuestos a utilizar cualquier medio necesario para ganar poder. Cuando los aspirantes a revolucionarios fueron arrestados en México en 1956, Guevara fue el único que admitió que era un comunista y que estaba estudiando ruso. (Habló abiertamente de su relación con Nikolai Leonov de la Embajada Soviética.) Durante la lucha armada en Cuba, forjó una férrea alianza con el Partido Socialista Popular (el partido comunista de la isla) y con Carlos Rafael Rodríguez, un jugador importante en la conversión del régimen de Castro al comunismo.

Esta fanática disposición convirtió al Che en una parte esencial de la "sovietización" de la revolución que se había jactado reiteradamente de su carácter independiente. Muy poco después de que los barbudos llegaran al poder, Guevara participó de negociaciones con Anastas Mikoyan, el vice primer ministro soviético, quien visitó Cuba. Le fue confiada la misión de promover las negociaciones soviético-cubanas durante una visita a Moscú a finales de 1960. (La misma fue parte de un largo viaje en el cual la Corea del Norte de Kim Il Sung fue el país que “más” le impresionó.) El segundo viaje a Rusia de Guevara, en agosto de 1962, fue aún más significativo, en razón de que el mismo selló el acuerdo para convertir a Cuba en una cabeza de playa nuclear soviética. Se reunió con Khrushchev en Yalta para finalizar los detalles sobre una operación que ya se había iniciado y que involucraba la introducción en la isla de cuarenta y dos misiles soviéticos, la mitad de los cuales estaban armados con ojivas nucleares, así como también lanzadores y unos cuarenta y dos mil soldados. Tras presionar a sus aliados soviéticos sobre el peligro de que los Estados Unidos pudiesen descubrir lo que estaba aconteciendo, Guevara obtuvo garantías de que la marina soviética intervendría—en otras palabras, de que Moscú estaba preparada para ir a la guerra.

Según la biografía de Guevara de Philippe Gavi, el revolucionario había alardeado que "su país se encuentra deseoso de arriesgarlo todo en una guerra atómica de inimaginable capacidad destructiva para defender un principio." Apenas después de finalizada la crisis de los misiles cubanos—cuando Khrushchev renegó de la promesa hecha en Yalta y negoció un acuerdo con los Estados Unidos a espaldas de Castro que incluía la remoción de los misiles estadounidenses de Turquía—Guevara dijo a un periódico comunista británico: "Si los cohetes hubiesen permanecido, los hubiésemos utilizado a todos y dirigido contra el mismo corazón de los Estados Unidos, incluida Nueva York, en nuestra defensa contra la agresión." Y un par de años más tarde, en las Naciones Unidas, fue leal a las formas: "Como marxistas hemos sostenido que la coexistencia pacífica entre las naciones no incluye a la coexistencia entre los explotadores y el explotado."

Guevara se distanció de la Unión Soviética en los últimos años de su vida. Lo hizo por las razones equivocadas, culpando a Moscú por ser demasiado blando ideológica y diplomáticamente, y hacer demasiadas concesiones—a diferencia de la China maoísta, a la cual llegó a ver como un refugio de la ortodoxia. En octubre de 1964, un memo escrito por Oleg Daroussenkov, un funcionario soviético cercano a él, cita a Guevara diciendo: "Les pedimos armas a los checoslovacos; y nos rechazaron. Luego se las pedimos a los chinos; dijeron que sí en pocos días, y ni siquiera nos cobraron, declarando que uno no le vende armas a un amigo." En realidad, Guevara se resintió por el hecho de que Moscú le estaba solicitando a otros miembros del bloque comunista, incluida Cuba, algo a cambio de su colosal ayuda y de su apoyo político. Su ataque final contra Moscú llegó en Argelia, en febrero de 1965, en una conferencia internacional en la que acusó a los soviéticos de adoptar la "ley del valor," es decir, el capitalismo. Su ruptura con los soviéticos, en síntesis, no fue un grito en favor de la independencia. Fue un alarido al estilo de Enver Hoxha en aras de la total subordinación de la realidad a la ciega ortodoxia ideológica.

El gran revolucionario tuvo una oportunidad de poner en práctica su visión económica—su idea de la justicia social—como director del Banco Nacional de Cuba y del Departamento de Industria del Instituto Nacional de la Reforma Agraria a fines de 1959, y, desde principios de 1961, como ministro de industria. El periodo en el cual Guevara estuvo a cargo de la mayor parte de la economía cubana atestiguó el cuasi colapso de la producción de azúcar, el fracaso de la industrialización y la introducción del racionamiento—todo esto en el que había sido uno de los cuatros países económicamente más exitosos de América Latina desde antes de la dictadura de Batista.

Su tarea como director del Banco Nacional, durante la cual imprimió billetes que llevaban la firma "Che," ha sido sintetizada por su asistente, Ernesto Betancourt: “Encontré en el Che una ignorancia absoluta de los principios más elementales de la economía”. Los poderes de percepción de Guevara respecto de la economía mundial fueron muy bien expresados en 1961, durante una conferencia hemisférica celebrada en Uruguay, donde predijo una tasa de crecimiento para Cuba del 10 por ciento "sin el menor temor," y, para 1980, un ingreso per capita mayor que el de "los EE.UU. en la actualidad." En verdad, hacia 1997, el trigésimo aniversario de su muerte, los cubanos se encontraban bajo una dieta consistente en una ración de cinco libras de arroz y una libra de frijoles por mes; cuatro onzas de carne dos veces al año; cuatro onzas de pasta de soja por semana; y cuatro huevos por mes.

La reforma agraria le quitó tierra al rico, pero se la dio a los burócratas, no a los campesinos. (El decreto fue redactado en la casa del Che.) En el nombre de la diversificación, el área cultivada fue reducida y la mano de obra disponible distraída hacia otras actividades. El resultado fue que entre 1961 y 1963, la cosecha se redujo a la mitad: apenas unos 3,8 millones de toneladas métricas. ¿Se justificaba este sacrificio por el fomento de la industrialización cubana? Desdichadamente, Cuba carecía de materias primas para la industria pesada, y, como una consecuencia de la redistribución revolucionaria, no contaba con una moneda sólida con la cual adquirirlas—o incluso adquirir los productos básicos. Para 1961, Guevara estaba teniendo que dar explicaciones embarazosas a los trabajadores en la oficina: "Nuestros camaradas técnicos en las compañías han producido una pasta dental... tan buena como la anterior; limpia exactamente lo mismo, a pesar de que después de un tiempo se vuelve una piedra." Para 1963, todas las esperanzas de industrializar a Cuba fueron abandonadas, y la revolución aceptó su rol de proveedora colonial de azúcar al bloque soviético a cambio de petróleo para cubrir sus necesidades y para revenderlo a otros países. Durante las tres décadas siguientes, Cuba sobreviviría en base a un subsidio soviético de más o menos entre $65 mil millones y $100 mil millones.

Habiendo fracasado como héroe de la justicia social, ¿merece Guevara un lugar en los libros de historia como un genio de la guerra de guerrillas? Su mayor logro militar en la lucha contra Batista—la toma de la ciudad de Santa Clara después de emboscar un tren con pesados refuerzos—es seriamente cuestionado. Numerosos testimonios indican que el conductor del tren se rindió de antemano, acaso tras aceptar sobornos. (Gutiérrez Menoyo, quien dirigía un grupo guerrillero diferente en esa área, está entre aquellos que han criticado la historia oficial de Cuba sobre la victoria de Guevara.) Inmediatamente después del triunfo de la revolución, Guevara organizó ejércitos guerrilleros en Nicaragua, la República Dominicana, Panamá, y Haití—todos los cuales fueron aplastados. En 1964, envió al revolucionario argentino Jorge Ricardo Masetti a su muerte al persuadirlo de que montase un ataque contra su país natal desde Bolivia, justo después de que la democracia representativa había sido restablecida en la Argentina.

Particularmente desastrosa fue la expedición al Congo en 1965. Guevara se alió con dos rebeldes—Pierre Mulele en el oeste y Laurent Kabila en el este—contra el desagradable gobierno congoleño, el cual era sostenido por los Estados Unido, por mercenarios sudafricanos y exiliados cubanos. Mulele había tomado posesión de Stanleyville antes de ser repelido. Durante su reinado de terror, tal como lo ha escrito V.S. Naipaul, asesinó a todos aquellos que podían leer y a todos los que vestían una corbata. Respecto del otro aliado de Guevara, Laurent Kabila, se trataba meramente de un perezoso y un corrupto por aquel entonces; pero el mundo descubriría en los años 90 que también él era una máquina de matar. En cualquier caso, Guevara se pasó gran parte de 1965 ayudando a los rebeldes en el este antes de abandonar el país de manera ignominiosa. Poco tiempo después, Mobutu llegó al poder e instaló una tiranía de décadas. (En los países latinoamericanos, de Argentina al Perú, las revoluciones inspiradas en el Che tuvieron el mismo resultado practico de reforzar el militarismo brutal durante muchos años.)

En Bolivia, el Che fue nuevamente derrotado, y por última vez. Malinterpretó la situación local. Una reforma agraria había tenido lugar unos años antes; el gobierno había respetado muchas de las instituciones de las comunidades campesinas; y el ejército era cercano a los Estados Unidos a pesar de su nacionalismo. "Las masas campesinas no nos ayudan en absoluto" fue la melancólica conclusión de Guevara en su diario boliviano. Aún peor, Mario Monje, el líder comunista local, quien no tenía estómago para una guerra de guerrillas tras haber sido humillado en los comicios, condujo a Guevara hacia una ubicación vulnerable en el sudeste del país. Las circunstancias de la captura del Che en la quebrada del Yuro, poco después de reunirse con el intelectual francés Régis Debray y el pintor argentino Ciro Bustos, ambos arrestados cuando abandonaban el campamento, fueron, como gran parte de la expedición boliviana, cosa de aficionados.

Guevara fue ciertamente audaz y corajudo, y rápido para organizar la vida en base a principios militares en los territorios bajo su control, pero no era un General Giap. Su libro La Guerra de Guerrillas enseña que las fuerzas populares pueden vencer a un ejército, que no es necesario aguardar a que se den las condiciones necesarias ya que un foco insurreccional puede provocarlos, y que el combate debe tener lugar principalmente en el campo. (En su receta para la guerra de guerrillas, reserva también para las mujeres el rol de cocineras y enfermeras.) Sin embargo, el ejército de Batista no era un ejército sino un corrupto manojo de matones carente de motivación y sin mucha organización; los focos guerrilleros, con la excepción de Nicaragua, terminaron todos en cenizas para los foquistas, y América Latina se ha vuelto urbana en un 70 por ciento en estas últimas cuatro décadas. Al respecto, también, el Che Guevara fue un cruel alucinado.

En las últimas décadas del siglo diecinueve, Argentina tenía la segunda tasa de crecimiento más grande del mundo. Hacia la década de 1890, el ingreso real de los trabajadores argentinos era superior al de los trabajadores suizos, alemanes, y franceses. Para 1928, ese país ocupaba el duodécimo lugar en el mundo en cuanto a su PBI per capita. Ese logro, que las siguientes generaciones arruinarían, se debió en gran medida a Juan Bautista Alberdi.

Al igual que Guevara, a Alberdi le gustaba viajar: caminó a través de las pampas y de los desiertos de norte a sur a los catorce años de edad, rumbo a Buenos Aires. Como Guevara, Alberdi se oponía a un tirano, Juan Manuel Rosas. Igual que Guevara, Alberdi tuvo la oportunidad de influir sobre un líder revolucionario en el poder—Justo José de Urquiza, quien derrocó a Rosas en 1852. Como Guevara, Alberdi representó al nuevo gobierno en giras mundiales, y murió en el exterior. Pero a diferencia del viejo y nuevo predilecto de la izquierda, Alberdi nunca mató una mosca. Su libro, Bases y puntos de partida para la organización de la República Argentina, fue la base de la Constitución de 1853 que limitó el Estado, abrió el comercio, alentó la inmigración y aseguró los derechos de propiedad, inaugurando de ese modo un periodo de setenta años de asombrosa prosperidad. No se entremetió en los asuntos de otras naciones, oponiéndose a la guerra de su país contra Paraguay. Su semblante no adorna el abdomen de Mike Tyson.

Este trabajo fue originalmente publicado en inglés por la revista The New Republic bajo el titulo de The Killing Machine: Che Guevara, from Communist Firebrand to Capitalist Brand, en sus ediciones del 11 y 18 de julio de 2005. Traducido por Gabriel Gasave


--------------------------------------------------------------------------------
Alvaro Vargas Llosa es Académico Asociado Senior y Director del Centro Para la Prosperidad Global en The Independent Institute. Su libro Liberty for Latin America ha sido publicado por Farrar, Straus & Giroux y, en castellano, por Planeta (Rumbo a la libertad).


--------------------------------------------------------------------------------

agrega un comentario


que homenaje !
Por barbara - Saturday, Oct. 22, 2005 at 8:17 PM

ya lo copie

agrega un comentario


Lo que necesitaba
Por G. M. - Wednesday, Oct. 26, 2005 at 1:32 PM

Tenia muchas ducdas sobre el che ya que era un personaje al que se le representa siempre como alguien "de armas tomar" literalmente. Lo que mas me conmueve es como incluso el pacifismo lo tiene de ícono, siendo el un violento. El articulo me ha aclarado mucho mas el asunto. Excelente

agrega un comentario


wooouu
Por manana - Wednesday, Nov. 09, 2005 at 12:25 PM
marijuli13@hotmail.com

Me parece incrible esa cantidad de situacionesterroríficas, tendré q averiguar mas puntos acerca de el Che y analizar por que es un icono para los pacifistas, estoy en descauredo en muchasss cosas con el Che, lamentablemente.

agrega un comentario


..
Por Federico - Wednesday, Nov. 09, 2005 at 1:22 PM

Independientemente de si fue bueno o malo; lo que este señor no entiende es el poder del "simbolo" para reunir y crear cosas; la imagen del che puede ser comercializada por empresas y capitalistas, pero lo importante es a que remite esa imagen como concepto, como idea, que va mucho mas alla de lo que es; es superadora, de lo "verdaderamente" "real", y puede ser reivindicada incluso contradictoriamente, manteniendo igualmente su caracter revolucionario o rebelde.
Este articulo esta pretendiendo analizar un "simbolo" como la imagen del "Che" sin querer entender el universo simbolico del hombre y las implicancias sociales de los mismos.
No entiende que la "realidad" de las cosas no es ajena a las cuestiones simbolicas, y que estas no responden siempre a lo fueron, sino que estan destinadas a modificarse y crear nuevos significados (tal seria el caso de si fuera verdad el "Che" que presenta); Aun mas importante que esto es lo positivo del simbolo (simbalo) como lugar de encuentro, recomposicion de la fractura (diabolo). Que esta esquivando, por querer hacer esa relacion entre lo que fue y lo que es.
Por eso, no importa quien fue el che si vamos a analizar el fenomeno del consumo y empleo de su imagen, sino que importa lo que el Che evoca en el imaginario colectivo. No hace falta conocer al Che para sentirse identificado con su imagen, no hay contradiccion ni error cuando una persona como maradona se tatua al Che, y no comprende lo basico del Comunismo.

agrega un comentario


Ironia del destino
Por T.Gaëlle - Saturday, Mar. 18, 2006 at 9:36 AM

Homenajes, homenajes, cieto es justo para el Ché y su errante guerrida, victima de la trahicion y el olvido de sus camaradas, y entregado a una muerte anunciada

agrega un comentario


Che, están todos locos???
Por El cartero de Don Carlos - Monday, Mar. 20, 2006 at 8:24 PM

Para informarse sobre quien era "realmente" el Che, leen lo que escribe el hijo de Vargas LLosa???

Chau, me voy a estudiar las teorías de Darwin en un librito que me prestó un amigo que es testigo de Jehová...

agrega un comentario


otra del che
Por Zoe Valdes - Monday, Mar. 20, 2006 at 8:52 PM

Mis mejores amigos son homosexuales. Mi hermano y mi hermana lo son. Sin embargo, no tendría que empezar este artículo aclarando mi posición sin criticar ciertas posturas frívolas, no posiciones ideológicas de los homosexuales, que no fuera considerado en la actualidad políticamente incorrecto. En las vacaciones del verano pasado, me topé con varios muchachos con camisetas que lucían la famosa imagen del Che, del fotógrafo cubano Korda, aunque se dice que los derechos de autor los cobra la dictadura castrista desde hace mucho rato. Me acerqué a los jóvenes y pude percatarme de que a juzgar por sus conversaciones, por el modo de moverse, en sus almas vibraba La Bayamesa, que es una de las tantas formas poéticas que tenemos los cubanos para describir los amaneramientos femeninos en los hombres.

Vivo en El Marais, bohemio barrio parisino en cuyas casas se han instalado una buena parte de la comunidad homosexual, masculina en su mayoría, con su éxito de boutiques dedicadas al género. Intelectuales burgueses, negociantes judíos, libreros y comerciantes culinarios se asustan ante la invasión de tiendas chinas al por mayor, de traiteurs asiáticos y del mundo nocturno homosexual. Amo mi barrio con su mestizaje y su amalgama de géneros, pero no puedo pasar por alto que en las vidrieras de ropa para mariposas (otro apodo poético para las locas) se exhiben con demasiada frecuencia las camisetas con la imagen del Che. El Che en todos los colores y a precios exorbitantes.

A principios de año organicé una exposición de dibujos eróticos de mi amigo, el pintor cubano Ramón Unzueta, en una de mis librerías preferidas: Les Mots à la Bouche. Meses más tarde firmaba ejemplares de mi novela Lobas de mar traducida al francés en el mismo espacio. Le he tomado mucho cariño al librero, Walter Alluch. Es un hombre alto, atento, servicial y siempre que me aconseja un libro da en el blanco. Fue el caso de La mauvaise vie de Fréderic Mitterrand, alguien a quien admiro desde que hacía aquellos magníficos programas de cine en la televisión francesa. La novela autobiográfica de Fréderic Mitterrand es una joya literaria y humana, y como me ha entrevistado en varias ocasiones hemos podido conversar sobre Cuba. Su punto de vista es muy claro en relación a la dictadura. Me fascina quedarme arrebujada en un rincón de la librería o bajar y descubrir las películas y los álbumes eróticos. Vaya sorpresa que me llevé cuando al puntear con el dedo los lomos de los DVD encontré una película porno, filmada en Cuba, y en cuya portada sonreía un joven cubano, en cuero de la cintura hacia abajo, mostrando sus partes más íntimas -y ¡qué partes!- y cubierto el pecho, no podía ser de otra manera, con una camiseta roja con la figura del guerrillero, delineado en negro. Me dije: "Ahí está, el hombre nuevo".

Hoy me he vuelto a tropezar con una loquita asiática, mano partida a la cintura, remeneo de caderas y tumbe lánguido de párpados; desde luego, camiseta chea, que en Cuba quiere decir, ridícula. No me pude contener. Le pregunté si sabía quién era el Che. Sonrió tímidamente, "no me contestó".

Al llegar a casa llamé a un amigo homosexual. Me comenta que toda esta "euforia maricona" (palabras suyas, él es cubano) con el Che se desprende de la película de Walter Salles. En el mes de mayo de 2004 se acababa de estrenar en el Festival de Cannes la cinta Diarios de motocicleta, cuyo tema es el viaje y descubrimiento personal del continente latinoamericano por dos jóvenes argentinos montados en una vieja motocicleta, Ernesto Guevara, de 23 años, estudiante de Medicina, y Alberto Granado, de 29 años, bioquímico. Mi amigo me explica que un número importante de homosexuales interpretaron que el Che era loca -no de carroza, de motocicleta- porque lo interpretaba Gael García Bernal, quien al mismo tiempo estrenaba personaje de loca en la película de Pedro Almodóvar La mala educación.

El azar concurrente lezamiano resulta delicioso. Con lo que odiaba el argentino a los homosexuales, con lo que los persiguió en Cuba, y ahora resulta que ha pasado de ser el héroe de mayo del 68 a mártir del Orgullo Gay. Curioso. El personaje más homofóbico que ha parido la Historia de las revoluciones es adorado por ese público de consumidores de fanatismos de izquierdas. Lamentable.

Voy a poner un ejemplo publicado en el diario El Nuevo Herald digital el 28 de diciembre de 1997: Cómo asesinaba el Che. Su autor es Pierre San Martin:

"Eran los últimos días del año 1959; en aquella celda oscura y fría 16 presos dormían en el suelo y los otros 16 restantes estábamos parados para que ellos pudieran acostarse, pero nadie pensaba en esto, nuestro único pensamiento era que estábamos vivos y eso era lo importante; vivíamos hora a hora, minuto a minuto, segundo a segundo sin saber que depararía el siguiente.

Fue como una hora antes del cambio de turno cuando el crujiente sonido de la puerta de hierro se abrió, al mismo tiempo que lanzaban a una persona más al ya aglomerado calabozo. De momento, con la oscuridad, no pudimos percatarnos que apenas era un muchachito de 12 ó 14 años a lo sumo, nuestro nuevo compañero de encierro.

"¿Y tú que hiciste?, preguntamos casi al unísono".

Con la cara ensangrentada y amoratada nos miró fijamente, respondiendo: "Por defender a mi padre para que no lo mataran, no pude evitarlo, lo asesinaron los muy hijos de perra."

Todos nos miramos como tal vez buscando la respuesta de consuelo para el muchacho, pero no la teníamos. Eran demasiados nuestros propios problemas. Habían pasado dos o tres días en que no se fusilaba y cada día teníamos más esperanzas en que todo aquello acabara.

Los fusilamientos son inmisericordes, te quitan la vida cuando más necesitas de ella para ti y para los tuyos, sin contar con tus protestas o anhelos de vida.

Nuestra alegría no duró mucho más cuando la puerta se abrió. Llamaron a 10, entre ellos al muchacho que había llegado último; nos habíamos equivocado, pues a los que llamaban nunca más los volvíamos a ver.

¿Cómo era posible quitarle la vida a un niño de esta forma; sería que estábamos equivocados y nos iban a soltar? Cerca del paredón donde se fusilaba, con las manos en la cintura, caminaba de un lado al otro el abominable Che Guevara.

Dio la orden de traer al muchacho primero y lo mandó a arrodillarse delante del paredón. Todos gritamos que no hiciera ese crimen, y nos ofrecimos en su lugar.

El muchacho desobedeció la orden, con una valentía sin nombre le respondió al infame personaje: "Si me has de matar, tendrás que hacerlo como se mata a los hombres, de pie, y no como a los cobardes, de rodillas".

Caminando por detrás del muchacho, le respondió el Che: "Veo que vos sos un pibe valiente"...

Desenfundando su pistola le dio un tiro en la nuca que casi le cercenó el cuello.

Todos gritamos: asesinos, cobardes, miserables y tantas otras cosas más.

Se volteó hacia las ventanas de donde salían los gritos y vació el peine de la pistola. No sé cuántos mató o hirió. De esta horrible pesadilla, de la cual nunca logramos despertar, pudimos darnos cuenta después, en la clínica del estudiante del hospital Calixto García, adonde nos habían llevado heridos. Por cuánto tiempo, no lo sabríamos, pero una cosa sí estaba clara: nuestra única baraja era la de escapar, única esperanza de superviviencia".

Cito en toda su integridad el testimonio con la esperanza de que la comunidad homosexual, con quien me identifico y de quien soy solidaria, entienda que llevar la imagen del Che como moda, constituye un insulto para muchas de sus víctimas, entre las que se encontraron grandes escritores homosexuales cubanos: Virgilio Piñeira y Reinaldo Arenas. Sin contar los niños que han crecido traumatizados con el famoso lema como tarea vital: "Seremos como el Che". O sea guerrilleros y terroristas.

agrega un comentario


ACA TENES UN HOMENAJE (CON INFO VERIDICA) AL CHE
Por DIABLUCHA - Tuesday, Mar. 21, 2006 at 8:44 AM

Los secretos del Che que aún guarda la Argentina


Por primera vez se revela su prontuario policial, que contiene un doble par de huellas digitales, así como el nombre de uno de sus más secretos perseguidores. También, se dan a conocer informes diplomáticos que aclaran los misterios que rodearon su identificación, ya muerto.


Los caminos del Che son infinitos", dijo una vez Julio Cortázar: intuía que la saga de uno de los mayores mitos del siglo XX sería contada una y otra vez hasta en los detalles más secretos. A treinta y siete años de su muerte, aún existen registros inéditos del Estado argentino sobre la historia de quien nació en Rosario, un 14 de junio de 1924, como Ernesto Guevara Lynch de la Serna, y se hizo cubano y fue el Che luego de participar en la revolución que encabezó Fidel Castro contra la dictadura de Fulgencio Batista en 1959.

Los documentos y testimonios aún inéditos sobre la relación del Estado argentino con el Che, a los que Clarín accedió, muestran el vín* tormentoso que los unió en plena Guerra Fría, cuando EE.UU. y la URSS peleaban por su influencia en América latina: Guevara fue un hombre admirado pero también un enemigo. Los registros se refieren en general al período donde el Che es considerado una amenaza para el régimen dictatorial del general Juan Carlos Onganía, entre 1966 y 1967. En ese período, el canciller era Nicanor Costa Méndez. El embajador en EE.UU., Alvaro Alsogaray, y el jefe del Ejército, su hermano Julio; el general Hugo Miatello (Batallón 601); el general Marcelo Levingston (SIDE); el jefe de la Central de Inteligencia Nacional, que tenía vinculaciones con la CIA, el entonces mayor Alberto Alfredo Valín. De esa lista de jefes máximos, sólo dos quedan con vida: Alvaro Alsogaray y Levingston, pero ninguno quiere recordar. Sin embargo, Levingston y Costa Méndez hablaron con quien esto escribe en setiembre de 1987. Admitieron lo siguiente: "Supimos cuando el Che había llegado al Sur en setiembre de 1966. Y supimos que había llegado a Bolivia el mismo día que lo hizo, en noviembre de 1966, por una comunicación del jefe de la estación de la CIA, John Tilton". Sobre los movimientos ordenados para espiar su llegada o paso a territorio argentino fue encomendada la Gendarmería, entonces bajo el mando operacional del Ejército. Así lo cuenta, entre otros, el comandante mayor (RE) Oscar Francisco Toyo, entonces jefe del Escuadrón de Gendarmería de Orán (ver "Sabíamos...").



El misterio de las huellas

El prontuario policial argentino 3.524.272 del Che, que consta de apenas 18 fojas, confirmará esas palabras. Allí se consigna que fue iniciado el 29 de octubre de 1947. Que está ahora celosamente guardado en la caja de hierro 336, y que allí queda un registro de sus datos filiatorios, así como el número de su matrícula en la Facultad de Medicina: 159.541; su ficha de empadronamiento militar 6.460.503, ocurrido en Córdoba en julio de 1946. También, su solicitud de certificado de buena conducta, el 27 de mayo de 1953, para viajar a Venezuela, Guatemala, Panamá y Colombia, que concluye con un "no registra" antecedentes. Pero el núcleo duro de las historias que cuenta el prontuario son: 1) la relativa al espionaje sobre los movimientos del Che, tal como lo señaló Costa Méndez y lo confirman los documentos diplomáticos y testimonios que acá se reproducen; 2) la historia de las huellas digitales. En setiembre de 1966 —en el momento en que la CIA informa de la llegada del Che a Sudamérica, presuntamente a Brasil—, el entonces mayor Alberto Alfredo Valín, jefe de la Central de Inteligencia, de la que dependía Coordinación Federal (la policía política), remite a la sección prontuarios de la Policía Federal el prontuario del Che con una curiosa aclaración: "Se hace constar que no existen en el prontuario fichas dactiloscópicas del nombrado ni se halla consignada su individual dactiloscópica". La situación es "muy urgente", se señala en el documento. En verdad, la urgencia de Valín se refiere a la necesidad de remitir a Bolivia las huellas digitales verdaderas del Che por un pedido de la CIA que ya había detectado su presencia en la zona. Valín no era ni fue cualquier militar. Su historia está ligada a la lucha anticomunista más fiera. Será clave, en los 70, como jefe de las unidades que persiguieron a las cúpulas guerrilleras del ERP y Montoneros. Será el jefe máximo del tenebroso Batallón de Inteligencia 601 del Ejército entre 1974 y 1977, desde donde infiltró al ERP en el ataque a Monte Chingolo. Y jefe de la inteligencia militar de la dictadura entre 1978 y 1979. Y el militar criollo en quien la CIA más confiaba —según datos del investigador Ariel Armony— para comandar a los asesores argentinos de los contras nicaragüenses a partir de 1980 en Honduras y El Salvador. Fue el hombre que persiguió tempranamente los pasos del Che desde la Argentina. Valín era cordobés. Se retiró del Ejército en enero de 1982 y murió en enero de 1995. Su legajo personal, solicitado por Clarín a Ejército, está hoy en el juzgado federal que lleva la causa "Scagliusi", vinculada a Montoneros.

Por lo tanto, cuando Valín comprobó en setiembre de 1966 la ausencia de las huellas en el prontuario del Che, habría tramitado su envio vía la inteligencia militar desde Córdoba de la llamada "ficha militar dactiloscópica" como "reproducción fotográfica" (ver facsímiles). Así, se hace constar que se agregó al prontuario esa ficha el 15 de noviembre de 1966, en el momento en que el Che entró a Bolivia, según dejó escrito en su diario. Pero en el prontuario del Che hay otro par de huellas dactilares. Esas, tomadas por la Dirección de Investigaciones de la Policía Federal, se cree corresponden a las manos cortadas del Che después de su asesinato en La Higuera por los rangers bolivianos y la CIA el 9 de octubre de 1967. En ese momento, el Ejército y la Marina tenían agregados militares en La Paz: el coronel Saúl García Tuñón, que aún vive pero no está "en condiciones de hablar", y el capitán de navío Carlos Mayer, que murió en 1999. Los médicos bolivianos del Hospital Señor de Malta, en Vallegrande, Moisés Abrahan Baptista y José Martínez Caso certificaron la muerte de Guevara por nueve balazos el mismo 9 de octubre a la tarde e hicieron un protocolo de autopsia. Pero nunca se extendió una partida de defunción. Esa certificación no alcanzó para disipar las dudas sobre si el Che estaba verdaderamente muerto. Roberto Guevara llegó a Bolivia a intentar verificar la muerte de su hermano: nunca vio el cadáver. La urgencia de hacerlo desaparecer impuso la decisión en el alto mando boliviano y la CIA —según consta en los documentos desclasificados por los Estados Unidos durante la presidencia de Lyndon B. Johnson y su secretario de Estado, Walt Rostow— de cortarle las manos para su posterior identificación. El papel de los argentinos en este proceso explica las segundas huellas digitales del prontuario que acá se revelan. Un acta secreta, fechada en La Paz el sábado 14 de octubre de 1967 a las 16 horas, da cuenta de lo siguiente: en el cuartel general de Miraflores, el comandante en jefe de las fuerzas armadas bolivianas, general Alfredo Ovando Candia, además de otros asistentes, recibió a la delegación argentina que venía a identificar las manos del Che. Esa delegación estaba compuesta por el agregado naval Mayer, el secretario de la Embajada argentina Jorge Cremona y el cónsul a cargo del Consulado en La Paz, Miguel Angel Stoppello, un correntino que había estudiado en el Colegio Militar, que fue uno de los correos diplomáticos humanos que llevó a Washington personalmente los informes sobre el movimiento de argentinos que apoyaban al Che en Tarija, en junio de 1967. Tanto Stoppello como Cremona murieron. Pero junto a ellos estaban los oficiales de la Policía Federal Esteban Relzhauser —perito scopométrico—, Nicolás Pellicari y Juan Carlos Delgado como peritos dactiloscópicos que aún viven. Ellos vieron las manos cortadas del Che en formol. Ni sus actuales jefes policiales los convencieron, aún, de salir del silencio empecinado de su retiro. Pero se sabe que a Relzhauser le tocó confirmar la autenticidad del diario del Che, cuadernos hechos en Alemania, con pie de imprenta "Harteilug A.N.". Estos policías certificaron que la escritura y las manos de ese hombre, ligado a la Argentina por la vida y en su muerte, y cuyo cadáver se haría desaparecer por 30 años, pertenecían a Ernesto Guevara, alias Che.

agrega un comentario


el Che por los caminos del mundo
Por F Espinoza - Tuesday, Mar. 21, 2006 at 10:15 AM

el Che por los camin...
wall008grande.jpg, image/jpeg, 799x600

y el Che continúa andando por los caminos del mundo (aunque no le haga ni un guiño a la pobre e infeliz zoe...)

agrega un comentario


por lo visto
Por picapica bajada cordon - Tuesday, Mar. 21, 2006 at 1:13 PM

preferia caminos del mundo que no fuera transitados por homosexuales (mal que le pese a E$pinoza), sí, pobres o infelices, ricos o felices,...pero homosexuales , ni ahí!

agrega un comentario


Homenaje al Mariscal BRESNEV
Por Lord Khyron - Thursday, Jun. 08, 2006 at 2:46 PM
movimiento_stalin_vive@hotmail.com

Homenaje al Mariscal...
bresnev01color.jpg, image/jpeg, 492x644

mas conocido como "el infernal" , "el destructor" , "el implacable" y "el justiciero"; el Gran Conductor del MSV

agrega un comentario


gaspar chiappetta (ENER) saliocon juan castro!
Por lorenzo - Thursday, Jun. 15, 2006 at 5:09 PM
lorezo-1974@hotmail.com

GASPAR CHIAPPETTA SALIO CON JUAN CASTRO EL PERIODISTA DE CAOS EN LA CIUDAD!ADEMAS SE LO VINCULO CON (ALE) DEL GRUPO MIRANDA!eNER DARA UNANOTA EN LA REVISTA NOTICIAS CONTANDO TODO-

agrega un comentario


Che Guevara
Por El Investigador - Monday, Jul. 10, 2006 at 12:07 PM

Che Guevara...
che_micky_mouse.gif, image/gif, 275x220

uh, otra vez algo sobre el che. En realidad, lo denunciaron en Bolivia los mismos campesinos, los cuales supuestamente SEGUN las biblias marxistas se alinearían con los zurdos. Pero no fue así. La realidad le ganó a la ideología. Luego, en Cuba, también fue un desastre. Y contribuyó a un gobierno tiránico como el de Fidelito; si son tan democraticos, por qué no tienen elecciones hace mas de 45 años??? Salu2 El Investigador

agrega un comentario


Que barbaro...
Por Mix - Wednesday, Sep. 13, 2006 at 4:14 PM

Hay uno que le dejo este comentario:

..."Ener, que cara de bala que tenes?...

Eso es homofobia¡¡¡¡¡¡¡¡

agrega un comentario


Carta de Bresnev al pasado.
Por Bresnev - Wednesday, Sep. 13, 2006 at 4:51 PM

Mi querido planeta tierra, veteranos, NKVD, mi bresnevlandia, mi querido pueblo socialista:

Los dias, siglos, cuaters y cualquier dimension, pasan en esta lata de sardinas inteligente llamada Socilisium.

La inmortalidad radiactica es inmensamente aburrida. En los pasillos de esta nave me he dedicado a mi maxima aficcion. A matar. Pero aun asi me encuentro aburrido. Como pasatiempo me he dedicado al armado de bombas. Y he avanzado sobre algun que otro armado de destruccion masiva. He sufrido un accidente. Y he volado sin querer el ala este de la Socialisium. Pero sin importancia. Tengo todo el tiempo del mundo para andar haciendo reparaciones.

Los bastardos Sardarkuar se me han adelantado. Parece que conocen la tecnologia del tiempo. Y como saben que viajo inxorablemente a eliminarlos como las sabandijas que son, parece que se han autodestruido para no darme el gusto.
Y que tendrian algun tipo de programa de renacimiento parecido al de Menguerele. Por supuesto que me he adelantado. Y con la inteligencia de la Spocialisium estamos prestos a destruirles el futuro. Asi los encerraremos en el presente. Y no se saldran con la suya.

El " Azteca" ha partido a colonizar un planeta lleno de selvas y aborigenes. Parecido a la tierra en el siglo XVI. Me prometio que volveria con descendencia y con una nueva clase de socialistas para integrar nuestros batallones. Los ultimos reportes es que habria utilizado armas de destruccion y ha llevado a cabo una gran carniceria humanitaria. Lo mejor de nuestras tradiciones. Y que una parte de sus acolicos, incluida a sus desendientes, sean convertido al socialismo. Y en la nueva vanguardia. Calculo que lo tendre pronto en la socialisium con sus nuevos. hombres.

He mandado ha nuestra Cuba, al Camarada Dr Menguerele la inforamcion sifrada acerca del futuro del planeta. Haya en Santa Clara, en nuestro centro de entrenamiento " Che Guevara, bachiller humanistico, control de armas y centro medico Dr Menguerele programa: " Ciborg".
Me he enterado que el Camarada Oligarca es un Ciborg junto con el querido comandante Castro.
Hn tenido mucha suerte. Yo mismo hubiera querido ser ciborg antes de la inmortalidad radiactica.
Se que El Dr Menguerele necesitara una supercomputadora para acceder a los datos transmitida por al socialisium. Y que cumplira una vez dando el genial ejemplo, con su deber.

Hasta la victoria siempre.
Cmada. Bresnev

agrega un comentario


Haile Selassie I
Por Pablo Verdecchia - Wednesday, Mar. 14, 2007 at 5:29 PM
pablonelove@yahoo.com.ar

Con todo respeto para la persona que escribio acerca de Su Majestad Imperial RASTAFAR-I (Haile Selassie I). no entiendo porque dice que muchos Rastafaris se sorprenderian si conocieran quien fue Selassie I. RASTAFARI ES EL NUEVO MESIAS...DIOS, JAH RASTAFARI, REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES,LUZ DEL MUNDO.
ONE LOVE !

agrega un comentario


cuanto "derecho" ignorante hay
Por arcangel2003 - Wednesday, Aug. 27, 2008 at 1:01 AM

hola manga de "derechos" analfabetos, el tema es asi, en CUBA hay elecciones, lo que pasa es que ustedes como son un poco pelot... perdon, fachistas, no saben nada ni quieren saber nada, ni entienden nada de nada, por algo el fascismo y la ignorancia se llevan tan bien de la mano.
Hay elecciones en CUBA
aqui va el link:

http://www.granma.cubaweb.cu/secciones/elecciones2005/index.html

Bueno, lamento haberles quitado el sueño y que hoy tengan una nueva experiencia... la de pensar!

agrega un comentario