Julio López
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MoVimienTos SociaLes y La “AnTi Cumbre de Las Américas”.
Por Colectivo NPH: especial para Prensa De Frente - Wednesday, Oct. 26, 2005 at 4:33 AM
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George Bush gestiona el estado de la nación militarmente más poderosa. Inversamente proporcional a su endebles fiscal y comercial. La guerra es un signo de debilidad del capitalismo, no de su fortaleza. Su economía es mortalmente dependiente de los flujos de plusvalor del trabajo vivo que navega en las transacciones financieras como trabajo muerto. Este es la razón profana de la IV Cumbre de la Américas en Mar del Plata: avanzar con el Área de Libre Comercio -de plusvalor- de las Américas (ALCA).

Colectivo Nuevo Proyecto Histórico

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MOVIMIENTOS Sociales:

LA CONTRACARA

Del  Trabajo negado

 

“Por más que la infamia sella la memoria no conseguirá borrar las experiencias, que muchísimos y muchísimas de nosotros y nosotras, hijos e hijas, o simplemente crecidos y crecidas en los barrios o pueblos de la clase obrera hemos vivido. No impedirá la fidelidad a un destino, la venganza por la explotación sufrida por nuestros padres y madres, el gozo de la libertad conquistada y de la liberación material cercana. Nuestra esperanza no será jamás nostalgia, sino ir mal allá. Esperanza… Organización”.

 

                                                                                HECHOS CONTRA el DECORO.

 

 

Trabajo y gobernabilidad democrática. Cara y seca. La subjetividad laboral mediada por la gerencia estatal del comando privado de los capitalistas.

 

La precariedad es ley. Y el empleo registrado una especie en extinción.

El desempleo asalariado del trabajo, es responsabilidad del empleo capitalista del trabajo asalariado restante.

 

En Argentina, Kirchner gobierna con un decreto cada cinco días. En lo que va del 2005 el Congreso Nacional sólo se reunió para sesionar en diez oportunidades. Al trabajo flexibilizado le corresponde un capital móvil y un estado poco delegativo.

 

George Bush gestiona el estado de la nación militarmente más poderosa. Inversamente proporcional a su endebles fiscal y comercial. La guerra es un signo de debilidad del capitalismo, no de su fortaleza.

Su economía es mortalmente dependiente de los flujos de plusvalor del trabajo vivo que navega en las transacciones financieras como trabajo muerto. Este es la razón profana de la IV Cumbre de la Américas en Mar del Plata: avanzar con el Área de Libre Comercio -de plusvalor- de las Américas (ALCA).

 

No casualmente, la consigna de buena parte del movimiento piquetero, apela al trabajo, la dignidad y el cambio social. Trabajo y dignidad suena parecido a “trabajo digno”. Suena parecido, pero no es lo mismo.

 

La amplia mayoría de la joven composición proletaria, no han sido jamás poseídos bajo un empleo registrado y con contrato por tiempo indefinido. Hay 320.000 jóvenes de 15 a 19 años que no trabajan, no buscan trabajo ni estudian. Cuatro de cada 10 desempleados tiene menos de 24 años. En total, suman 718.000 los jóvenes y adolescentes desocupados, sobre 1,8 millón de personas sin trabajo. A su vez, la tasa de desempleo juvenil alcanza al 26,3%, más que duplicando el promedio general, y entre las mujeres asciende al 29,5%.

 

Militares, radicales y peronistas, destrozaron a la vieja, organizada y compacta clase obrera. Ayer sus padres asalariados fueron explotados y masacrados, su clase descompuesta, su cultura insumisa reprimida. Hoy, los jóvenes, son sus hijos y nietos del trabajo negado por el capital.

 

Nunca en el capitalismo existió el trabajo digno. Una democracia que transforma en ley el robo del trabajo ajeno es un sistema social indigno y repugnante. 

 

Entendemos por trabajadores desocupados, a los productores desasalariados, negados por el capital. Pero que en realidad están muy ocupados en resistir la desaparición por hambre y enfermedad del genocidio Capital-Parlamentario que los ha condenado. Fábricas recuperadas por sus obreros; movimientos campesinos que se autoabastecen; pueblos originarios; piqueteros con sus bloqueras, herrerías y panaderías; los 100.000 cartoneros sólo en la Provincia de Buenos Aires, son la última frontera de la sobrevida antes de la desaparición carcelaria, el suicidio, y el asesinato estatal, de aquellos que le estorban a los capitalistas y sus gobiernos.

 

El despotismo del capital no termina en la fábrica. Toda la sociedad se vuelve una factoría. Una empresa social. Trabajadores estatales y privados, formales y precarios, en la industria y en los servicios a la industria, en el campo y la ciudad, en el arte y la palabra, en el cirujeo y la prostitución, la venta ambulante y el delito, la expoliación salarial, el desempleo y el autoempleo; todas ellas, son las singularidades en la que resulta fragmentada la multitud por el capital, para aumentar, así, sus utilidades y dominio político.

 

La nueva composición técnica del trabajo va encontrando sus nuevas formas organizativas: el asambleismo de base sindical y su alianza multisectorial con el resto de su clase. La igualación salarial, es una buena manera de romper con la segmentación salarial, como estrategia de dominio del capital para enfrentar a los trabajadores unos con otros. El combate por más salario es una lucha contra el beneficio capitalista. En eso radica su potencialidad antisistémica.

 

Los desempleados del capital no precisan volver a ser incluidos por el capital, por medio del salario, para terminar con su pobreza. Por el contrario, necesitan unirse con los asalariados, para juntos, emanciparse de la condena de ambos. En un caso, el trabajo negado, en el otro, el hacer tarifado por un salario.

 

Para liberarse, la clase de la multitud precisa colapsar, la  transformación del dinero en salario, el excedente de su hacer no retribuido en plustrabajo, el plusvalor en ganancia, el beneficio en capital, el capital en poder social, y el poder en estado.

 

El PBI Argentino creció igual que el chino en los últimos tres años. Pero en el conurbano bonaerense volvió a subir la pobreza. Atacando al 45,1 por ciento de la población. La peor situación se da en Resistencia, con 60,3 %; seguido por Jujuy-Palpalá con 58,2 %; y en Posadas-Misiones con el 56,8 %. El poder adquisitivo del salario, resulta en promedio, un 25 por ciento menor que en año 2001, y la precarización aumentó un 500 por ciento desde aquel año. Recordemos que la línea de indigencia ronda los 400 pesos, la de la pobreza los 800 $, y la canasta total de bienes y servicios los 1.700 $. La jubilación mínima está en 390 $, los planes sociales en 150 $, y el 65 % de los asalariados privados registrados gana menos que el costo de una canasta básica familiar de alimentos y servicios. En los empleos no registrados, que son la mitad de la fuerza viva del hacer, se gana en promedio, la mitad de los puestos en blanco. La distribución de la riqueza es la peor de todas las épocas. Hay 11 millones de personas que viven con 123 $ mensuales. Dos millones de niñas y niños trabajan, y el 58,5% de los chicos que tienen entre 5 y 13 años viven en hogares pobres.

 

Argentina tiene una población de 37 millones de habitantes. Cuatro millones de personas con problemas de empleo, pero en cambio, hay 17 millones de pobres. Esto explica que se viva en la miseria si no se cobra un salario, pero también demuestra, que más de la mitad de los asalariados se paupericen trabajando.

 

Sea en los enclaves de los países más ricos, y en los barrios prósperos de la periferia, el cordón policial y militar contra la “peste” humana que deambula en el éxodo, no conoce más límites que la resistencia de la multitud. En Londres se fusila por portación de cara a un brasileño y si hace falta se asesinan africanos a quemarropa como en la frontera entre España y Marruecos.

 

El desempleo no es producto del automatismo del mercado. Es una decisión del capital hecha clase. Es una estrategia para enflaquecer y fracturar a los empleados. El trabajo asalariado, no dado, negado; es un arma del capital contrapuesta a las revoluciones pasadas, y los intentos fallidos rebeldes de los trabajadores asalariados.

 

Si el capital para incrementar su tasa de ganancia tiene que mantener en la pobreza a medio planeta pagándoles dos dólares diarios, no le tiembla el pulso y ejecuta su cometido. La consigna es clara: hacer descender el tiempo socialmente necesario de la reproducción de la fuerza de trabajo a escala global, y así aumentar socialmente el plusvalor que produce la multitud.

 

Los reformismos del siglo XXI ni siquiera tienen esa estatura claudicante. Decirse progresista o conservador hoy no significa nada.  Lula y Kirchner, Toledo y Vázquez, Palacio y Rodríguez; son la contracara del neoliberalismo de la década pasada. América Latina es la región más desigual del planeta con la peor distribución de la riqueza. El 10 por ciento más rico percibe el 40 % del ingreso nacional, y el 40 % más pobre sólo el 10 %. Hay 222 millones de latinoamericanos en condiciones de pobreza, lo que equivale al 43 por ciento de la población. Dos de cada cinco niños viven en la extrema pobreza. 

 

En los últimos 20 años hay muerto más personas por causas evitables que en todas las guerras del siglo XX. Dos terceras partes del globo pasan hambre y por día se asesina por inanición a 35.000 personas. En la Argentina, desde 1991 al 2003, el sistema capitalista masacró por hambre y enfermedad a medio millón de personas. Pero donde hay guerra como modo de sobrevida desesperado del capital, existe la oportunidad histórica de la revolución del trabajo que termine con él.

 

Bloquear las iniciativas del imperio capitalista, y sus áreas de libre comercio de hambruna de plusvalor humano a gran escala: sea con el ALCA y la Unión Europea, el Nafta y el Mercosur, China y la India, Rusia y Japón; y resistir sus embates contra la baratura salarial y la represión de los excluidos del salario; autoorganizarse; insurreccionarse contra los gobiernos sirvientes de los poderosos; son pasos previos: necesarios, inevitables, pero insuficientes para emanciparnos del capital, el hambre, la sobreexplotación y el hiper desempleo. Sin la organización autónoma del conjunto de la multitud, sin una antagonía consciente al capital como relación social, los movimientos sociales no pueden vencer.

 

Haciendo realidad, de esta forma, y resignificando para los tiempos que corren esa bella consigna de: trabajo [sin salario], dignidad [antipatronal], y cambio social [autónomo].

 

4 de octubre de 2005.

 

 

 

Especial de NPH para Prensa De Frente y su sitio: “Anti Cumbre de las Américas”.Anti Cumbre de las Américas

Los movimientos sociales en Argentina

(este texto es parte de un artículo más extenso que puede leerse en forma completa en la sección Biblioteca de Prensa De Frente)

 

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Pregunta
Por Buska - Saturday, Nov. 11, 2006 at 10:43 AM

Me gustaría ver alguna opinión sobre eso de la biorenta que se comenta en internacionales, en la web
http://argentina.indymedia.org/news/2006/11/460855.php

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