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DEFENSA CIVIL, TAREA DE TODOS
Por José Luis Castillejos - Sunday, Oct. 30, 2005 at 3:29 AM
jlcastillejos@yahoo.com

Lima, Perú.- La muerte de un hombre de 65 años, a manos de hordas delincuenciales, para despojarlo de su despensa, como colofón del desastre natural que aún afecta a Chiapas, debe dejar una lección contundente: No se puede descuidar la cultura de la prevención de emergencias y, en paralelo, se debe garantizar la seguridad ciudadana.

DEFENSA CIVIL, TAREA DE TODOS


POR JOSÉ LUIS CASTILLEJOS AMBROCIO


Lima, Perú.- La muerte de un hombre de 65 años, a manos de hordas delincuenciales, para despojarlo de su despensa, como colofón del desastre natural que aún afecta a Chiapas, debe dejar una lección contundente: No se puede descuidar la cultura de la prevención de emergencias y, en paralelo, se debe garantizar la seguridad ciudadana.

Vergüenza y horror. Así se puede resumir el salvaje hecho perpetrado contra una humilde persona de la colonia San Agustín quien, al pretender defenderse del poco aprovisionamiento logrado en
Tapachula, fue ejecutado, muriendo de forma instantánea.

Es allí cuando la dimensión humana no logra eslabonar la necesidad y el salvajismo, ni mucho menos aceptar que por descuido oficial, por falta de vigilancia los ciudadanos queden merced al
hampa, a vulgares delincuentuchos que se aprovechan de la emergencia y la necesidad.

En todos los ámbitos, la sociedad, debe trabajar unida. Atender todos los frentes: salud, sanidad ambiental, aprovisionamiento de alimentos, alertas ante las desgracias y, simultáneamente,
reparación de zonas afectadas.

Es obligación del Estado sensibilizar a la población para que de manera eficaz participe en dar su respuesta a las emergencias y desastres. La emergencia por deslizamientos, alud de agua, lodo,
piedra, temblores, terremotos, debe estar siempre presente para evitar lo que, lamentablemente, ya aconteció con un saldo de víctimas aún indefinido y millonarias pérdidas.

Stan, el huracán ocasionó victimas fatales heridos, desaparecidos, viviendas destruidas y todas las dolorosas secuelas características de una tragedia. Ello debe ser motivo más que suficiente para que todos los ciudadanos tomemos conciencia de la importancia que tiene la cultura de la prevención.

Las comunidades bajo amenaza, con el respaldo de Juntas de Defensa Civil, deben capacitarse para identificar los factores de riesgo, tomar oportunamente las medidas que reduzcan su vulnerabilidad, operar observatorios y sistemas de alarma temprana, elaborando y comprometiéndose con los planes locales y familiares de autoprotección para emergencias.

La Defensa Civil es una responsabilidad de todos y se debe contar con una capacidad operativa de voluntarios, que deben trabajar en forma permanente para entrar en operación en caso de un
desastre y mitigar, de esa forma, el impacto y la angustia de los afectados y propiciar el regreso a la normalidad lo más pronto posible.

E 21 de septiembre de 1999, la isla de Taiwan fue sacudida por uno de los terremotos más poderosos y devastadores en su historia. Con una duración de cuatro minutos, el seísmo arrebató más de dos mil vidas, causó cerca de ocho mil heridos y dejó a 400 mil sin hogar. Su fuerza de 7,8 en la escala Richter derribó montañas, movió lagos, y aplastó casas, edificios y puentes.

Los científicos lo registraron con el nombre de terremoto de Chichi, pero la mayoría de la gente lo recuerda simplemente como "el 921". Los residentes del área central de Taiwan, y en particular,
aquellos en el distrito montañoso de Nantou, fueron las víctimas principales de este terrible siniestro.

A cinco años de la tragedia, al mirar retrospectivamente hacia el pasado, muchos recuerdan con satisfacción cómo han logrado reconstruir las piezas de sus vidas y su tierra. Según un funcionario, parte de la razón por la cual los esfuerzos de reconstrucción han sido tan acertados, ha sido porque los que los dirigían tenían a la ecotecnología en mente durante su labor de
planificación.

La ecotecnología es el uso de las tecnologías que no dañan el medio ambiente, ya que son eficientes, limpias y se adaptan a las condiciones locales. Es un paradigma que no fue empleado en Taiwan sino hasta hace poco.

Esa palabra rara de 13 letras representa el desarrollo sostenible e implica minimizar los daños al medio ambiente, aumentar las medidas de seguridad y conservar la biodiversidad. La idea
detrás de la ecotecnología o ingeniería ecológica se remonta a 1938 en Alemania, cuando se sugirió que las fortificaciones que se hacían en los ríos fueran hechas de tal manera que se asemejaran a la naturaleza.

Tapachula (Chiapas, México) y los poblados cercanos a los ríos requieren de esa ecotecnología, de esa fortificación de las riberas de los ríos mediante la siembra de árboles que frenen los deslaves y que impidan alud de piedra y lodo por el aflojamiento de la tierra.

Los elementos principales en un derrumbe son el suelo, las rocas, el agua y la pendiente, pero si se cuenta con un muro natural, es decir con árboles que contengan el impacto, el daño
obviamente será menor y se reducirá que a lo largo del recorrido del agua se generen grandes aluviones.

Lamentablemente en México y Centroamérica no hay una política adecuada de prevención que, primero, aleje a los ciudadanos de las márgenes de los ríos y, segundo, que se lleve a cabo una limpieza de los cauces donde, irresponsablemente, y en el caso de muchos tapachultecos, que me ha tocado constatar, arrojan basuras, plásticos, colchones y cuanta cosa se les ocurra al Coatán, logrando de esa forma su taponamiento.

Si se persiste en la cultura del “valemadrismo”, del “no pasa nada” o de hacer cosas sin importar las consecuencias, nuevamente se tendrán que pagar facturas a la naturaleza pero con más pérdidas de vidas humanas, de bienes materiales, de sembríos y la zozobra siempre estará presente en cada temporada de lluvia.

Ha pasado ya una semana desde que se iniciara la tragedia y las calles aledañas al río Coatán lucen sucias, nauseabundas y, según me reportan, personas de manera irresponsable arrojan basura sobre el lodo en la misma tercera poniente, cerca de la Mazateca donde el lodo permanece por todas partes.

“Defensa Civil, tarea de todos” debiera ser el slogan del gobierno municipal, estatal y Federal y de los propios medios de comunicación social que deben llamar a la conciencia a los
ciudadanos para tomar en cuenta a la ecología.

Todavía no se sabe cuánto costará reconstruir la costa chiapaneca, ni Centroamérica u otros estados del sureste mexicano. Hay que desarrollar en forma permanente acciones y actividades de
prevención y respuesta ante la ocurrencia de emergencias, desastres o catástrofes de origen natural. Pero esto, reitero, debe ser permanente y no sólo en épocas de temporales.

Es más barato prevenir que lamentar y de esta experiencia, fatal en algunos casos, debe quedar la lección de que todo es en beneficio de la comunidad. todos estamos expuestos a vivir situaciones de
emergencia provocadas por un desastre natural o de cualquier otro origen. Si cada uno de nosotros es capaz de protegerse a sí mismo, facilitará el trabajo de los servicios de Defensa Civil.

Es obligación del gobierno, en todas sus instancias, mantener informadas a las autoridades de defensa civil, difundir señal de alarma con antelación suficiente ante la proximidad de un desastre y al mismo tiempo establecer y mantener comunicaciones rápidas y seguras que permitan el enlace con la provincia, comunas vecinas, entre las autoridades municipales.

Ello, sin embargo, no ocurre todavía y la información es apenas parcial, no hay una contabilidad inmediata, y el aseguramiento del orden público todavía es un reclamo de la sociedad tapachulteca.

Sobre advertencia no hay engaño!

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