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Francia arde : un analisis
Por Hugues LAGRANGE - Diario Liberation - Monday, Nov. 07, 2005 at 1:19 AM

SUBURBIOS EN FUEGO Los lugares donde se producen los minimotines son unos sectores abandonados de la colectividad.

La extensión de los motines partidos de los suburbos parisinos demuestra elocuentemente el hecho de que faltaba sólo una chispa para que estalle un fuego y se intensifica un incendio en las ciudades de la región parisina. ¿ Qué es lo que alimenta este fuego más allá de acontecimientos que le dieron origen?

Los enfrentamientos y los incendios de coches y la delincuencia son dos cosas distintas. El episodio actual recuerda los minimotines urbanos que puntuaron los veinticinco últimos años, las del principio de los años 80 y de los años 90. No hay nada más reductor que de asimilar estas acciones colectivas que ponen frente a frente a los jóvenes de los barrios pobres nacidos de la inmigración con las fuerzas de la orden, que tienen evidentemente una dimensión protestadora, con la delincuencia ordinaria, aunque golfos auténticos no fallan la ocasión de insertarse en la brecha. Los momentos fuertes del uno y del otro no coinciden. Observamos también, entre los signos inquietantes, la progresión considerable de las infracciones de ultrajes y rebelión contra los policías y el hecho que éstos personalizan el conflicto llevándose cada vez más frecuentemente parte civil en los juicios. Como si tenían una cuenta personal con los autores presuntos. Paralelamente, los abusos de la fuerza por la policía conocieron una subida importante que una política pública atenta a los relaciones de los jóvenes y de las instituciones debería considerar prioritariamente. Esto no es el objeto de la atención del ministro del Interior.

Entre 1997 y 2001, los jovenes de menos de 25 años, con poco o sin diplomas, no aprovecharon del mejoramiento del empleo, su tasa de desempleo que había quedado cerca de los 35 al 40 %, lo que favoreció la conservación de la delincuencia a un alto nivel y suscitó la sorpresa de Lionel jospin (ex primer ministro socialista). Si, desde 2002, la desocupacion de los menos cualificados ligeramente se redujo, el de los jóvenes de los barrios que habían ido hasta el final del secundario y más allá se acentuó al contrario, haciéndoles a las principales víctimas de la discriminación sobre el mercado del empleo, particularmente en el departamento parisino de Seine-saint-denis. Paralelamente, la supresión de los empleos-jóvenes (puestos publicos reservados para los jovenes creados por los socialistas y suprimidos por la derecha) y su restablecimiento bajo otras denominaciones envían señales contradictoria y desmovilizadoras a estos jóvenes. Los que habían sacado provecho de empleos ayudados para acceder a empleos en el sector mercante pueden pensar que esto no será posible más de ahora en adelante. Pero, todos los problemas no vienen del gobierno, traducen el déficit de capacidad de una sociedad enfrentada a mudanzas rápidas (caída de los empleos obreros, progresión de los empleos de servicio, elevación de la exigencia de escolarización larga) a tranquilizar trayectos y a abrir el primer acceso al empleo. Dificultad acentuada en Francia.

Los minimotines llaman también una mirada sobre el contexto local. Hoy es obvio que los lugares donde se producen los episodios de enfrentamiento de los jóvenes de los barrios con la policía son unos barrios que conocen desde dos o tres décadas un alto nivel de desocupacion para los menos diplomados. En Seine-saint-denis, el número de desocupados ascendió de 81 000 en junio de 2002 hasta 94 000 en marzo de 2005; en el curso del mismo período, el número de beneficiarios del RMI (subsidio de desempleo del estado cuyo monton es bajo) progresó de 38 000 a 48 000. La lista de las ciudades en las cuales la tasa de desempleo es la más elevada (más de 15 %) comprende Aulnay, Clichy, Montfermeil, Dugny, Le Tremblay, precisamente ciudades donde los coches quemaron esas ultimas noches.

Es sobre el mantillo de frustraciones y de dificultades que hay que situar el alcance de las declaraciones despreciativas del ministro del Interior con respecto a los jóvenes de estos barrios. Cuando un ministro en ejercicio habla deliberadamente de "chusma", de "volver dentro", de "limpiar en Kärcher" los barrios, usa términos que recuerdan a los de la policía militar brasileña o que hacen pensar en la "limpieza étnica" más que en la prevención. Desde entonces, cual valor conceder a las intenciones del mismo ministro que habla de discriminación positiva, reclama el voto para los extranjeros en las elecciones locales y se lamenta sobre "los niños de obreros inmigrados quiénes no tienen trabajo", "que tienen un sentimiento de exclusión" o evoca "el trabajo notable de las asociaciones"? No comprendemos, o más bien podemos comprender sólo una cosa : Los dichos obligados no son una mezcla de firmeza y de empatia, sino la expresión de un lenguaje doble, de una duplicidad que pretende al mismo tiempo satisfacer un electorado tentado por el populismo y anudar una alianza con las familias nacidas de la inmigración.

Los motines que se producen en las ciudades de los suburbios de Paris revelan un divorcio profundo, un movimiento de segregación de las poblaciones nacidas de la inmigración africana. En efecto, en los barrios de hábitat social, no son los servicios públicos que desertaron, contrariamente a lo que se dice, la defección vino de las capas de la poblacion que tenian cualificaciones y trabajo estable (personal intermediario, obreros franceses primero, y luego estas mismas categorías nacidas de la inmigración) dejando en estos barrios únicamente las capas menos cualificados, los empleados precarios y los desocupados. Los barrios de las ciudades se hicieron unos lugares privados de carácter mixto social. Las familias que podrían permitir a sus niños de tener un provenir gracias a la escuela, etc., desaparecieron. Desde entonces, la acción de las asociaciones comunitarias (particularmente musulmanas) es una de las solas mediaciones sociales efectivas. El ethnicisation de estos barrios es primero la consecuencia de nuestra defección colectiva, animando por una política populista y no el efecto de una ghetohisacion identitario.

Sin una política pública que se dirige a los jóvenes y a sus familias en el reconocimiento y el respeto de su identidad, no colmaremos una fractura que hoy es tan cultural y política como social.

Hugues LAGRANGE
Diario Liberation, 04/11/05

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