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Panorama político: Triunfo electoral de Kirchner "Sin cheques en blanco"
Por Panorama Político - MST "El Socialista&q - Tuesday, Nov. 08, 2005 at 12:01 PM
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Las elecciones del 23 de octubre muestran un triunfo político del gobierno, pero tiene luces y sombras. Kirchner, aunque barrió al duhaldismo en Provincia de Buenos Aires, perdió en distritos importantes como Capital y Santa Fe. El triunfo porteño de Mauricio Macri no significa un salto de la centroderecha. Se confirma la casi desaparición del menemismo y de la UCR. Se estancan Carrió y el ARI. La división de la izquierda contribuyó a su retroceso electoral, aunque logró más de 800 mil votos a nivel nacional. Los resultados expresan que se mantienen las expectativas en el gobierno de Kirchner. Pero las perspectivas están marcadas por el crecimiento de las luchas obreras y populares.

Es indudable que los grandes triunfadores de las elecciones son Kirchner y su gobierno. Pero esto no significa un cambio en la tendencia de la situación política del país. Se ratificaron las equivocadas expectativas que aún tienen en el presidente millones de trabajadores y sectores populares. Amplios sectores de masas respaldaron a sus candidatos, creyendo en su discurso de “la nueva política”.

El resultado fue la contundente derrota del duhaldismo y de Carlos Menem en La Rioja, que ni siquiera ganó en Anillaco. En ese marco Cristina Kirchner ganó por una diferencia de 26 puntos sobre Chiche Duhalde, que no pudo ganar en Lomas de Zamora, su supuesto bastión.

Pero Kirchner no las tuvo todas a favor. Perdió en dos grandes distritos como la Capital Federal, pese a que se jugó con todo por su candidato Bielsa, y en Santa Fe, de vieja tradición peronista.

Kirchner busca salvar al PJ bajo un ropaje de centroizquierda

El resultado electoral está enmarcado en la tendencia que se viene dando desde mayo del 2003 cuando asumió la presidencia Néstor Kirchner. Nosotros decíamos –en el debate interno de entonces, que “la burguesía y el imperialismo logran el éxito de canalizar circunstancialmente el ascenso de masas, por la vía electoral, y obtener un presidente que goce de una popularidad como hace muchos años no tiene ningún político burgués. Por otro lado, es el reflejo indirecto del Argentinazo, en la medida que la burguesía y el imperialismo tienen que hacer la maniobra de instalar un gobierno que tome distorsionadamente las banderas del proceso revolucionario del 19 y 20 para intentar amortiguar, desviar y, si fuera posible, derrotar el ascenso revolucionario para seguir aplicando el plan del imperialismo, el FMI y las multinacionales” (Proyecto de doc. nacional Nº 2 del MST, noviembre de 2003, página 36).

En este marco concluíamos que la crisis del peronismo se amortiguaba, por la política del doble discurso de Kirchner, y que mientras las masas no terminaran de hacer la experiencia con el nuevo gobierno, no habría un nuevo giro a izquierda en el plano electoral, como sí había ocurrido en octubre del 2001 durante el fin del gobierno de De la Rúa, previo al Argentinazo. Esto explica el triunfo político del gobierno y el retroceso electoral de la izquierda.

Kirchner pudo mantener las expectativas basado en una coyuntura económica favorable, con altos precios en exportaciones como la soja y otros productos agropecuarios, ciertas medidas cosméticas contra los militares, cambios en la Corte Suprema y con un doble discurso con críticas al FMI, las privatizadas y los “viejos políticos”. Su objetivo estratégico no es liquidar la “vieja política”, sino salvar al PJ de una debacle como la que sufrió la UCR después del gobierno de Alfonsín. Busca recuperar al electoperonismo bajo el nombre de Frente para la Victoria y un discurso de centroizquierda adecuada a los nuevos tiempos pos Argentinazo. Para ello se terminó aliando a los viejos carcamanes del PJ como Solá en Buenos Aires, De la Sota en Córdoba, Obeid en Santa Fe, Romero en Salta, Maza en La Rioja, Gioja en San Juan, Otacehé en Merlo, y burócratas como Zanola o Moyano.

Amplios sectores siguen expectantes y apoyando al gobierno, al comparar con la situación que se vivía con De la Rúa y Cavallo. Pero las masas no le han dado ningún cheque en blanco, como dijo Carrió. Antes y durante la campaña siguieron las luchas, pese a que el gobierno llamaba a “ser cuidadosos” con los reclamos salariales. Ningún candidato de los ganadores despertó verdadero entusiasmo. Ni tampoco Kirchner pudo hacer grandes actos de campaña, y menos aun para festejar la victoria. Solo unas 300 personas llevadas por Barrios de Pie se juntaron en la puerta del lujoso hotel Intercontinental.

El triunfo de Macri y la centroderecha

La victoria de Mauricio Macri (PRO) en la Capital Federal no significa un cambio cualitativo para las fuerzas llamadas de centroderecha. Ante el interrogante de que este triunfo electoral marque un giro a derecha de sectores populares en la Capital y en todo el país, tenemos que decir que no es así. En primer lugar, ya Macri había sacado mayor porcentaje de votos en el 2003 (37%), contra el 33 % actual. Macri canalizó electoralmente una mezcla del viejo electorado conservador de la Capital con sectores de la clase media disconformes con el gobierno, que antes votaban a la UCEDE, al Partido Demócrata Progresista, a la Democracia Cristiana, al menemismo o a la UCR.

Tampoco significa un avance a nivel nacional ya que, por ejemplo, López Murphy, el candidato de PRO en Provincia de Buenos Aires, fracasó con todo éxito. Y el otro posible aliado, el gobernador Sobisch pertenece al MPN (Movimiento Popular Neuquino), que hace más de 40 años gobierna la provincia de Neuquén.

Elisa Carrió, el ARI, la UCR y el triunfo de Binner

Raúl Alfonsín había anunciado el resurgir de la UCR. Nuevamente le falló el pronóstico. La UCR obtuvo pésimos resultados en Capital y Provincia de Buenos Aires, y perdió Río Negro y Catamarca, en donde gobierna desde hace años.

Elisa Carrió volvió a perder en Capital Federal, quedando 10 puntos debajo de Macri. Y supera a Bielsa apenas por un 1%. El ARI no levanta en el resto de país. Su intento de aparecer como una alternativa de centroizquierda “moral” volvió a fracasar, salpicada por las acusaciones de cuentas suizas de su aliado el ex delaruista Olivera. Encima Carrió le echó la culpa a la gente: “en esta sociedad la causa del contrato moral es minoritaria...”.El tercer puesto de Maffei (8,9%) en Provincia de Buenos Aires no alcanzó para superar el estancamiento del ARI.

El triunfo en Santa Fe del socialista Hermes Binner, aliado a la UCR , lo ubica como el posible eje de reagrupamiento de un nuevo frente de centroizquierda. Pero ya ha declarado que ve difícil una alianza con Carrió y el ARI. Binner es integrante del Partido Socialista y del Espacio de Rosario, del cual también participan la CTA, sectores de la UCR, Carlos Heller del Banco Credicoop, el Partido Comunista, el PI, Alicia Castro y Marta Pelloni, entre otros. ¿Este triunfo fortalece la posibilidad de una nueva alianza de centroizquierda para las presidenciales del 2007? Esto está por verse, ya que el PS y las demás fuerzas se ubican como “controladores” del gobierno y no tienen una política alternativa ni en lo económico ni en lo social al kirchnerismo.

Las elecciones de la izquierda y su lugar en el movimiento obrero

Es un hecho que el conjunto de las fuerzas de izquierda retrocedieron electoralmente respecto a sus buenos resultados del 2001. Se perdieron las bancas nacionales (Zamora Patricia Walsh y Mario Cafiero) y varias de las legislativas (Daniel Campos, entre otros). ¿Cuáles son las causas de ese retroceso? Las centrales son tres: 1) el mantenimiento de las expectativas en Kirchner; 2) no se retoma el giro a izquierda electoral y 3) la mayor división de la izquierda con la ruptura de Izquierda Unida, por parte del PC (ver página 3).

Pese al retroceso electoral circunstancial, es un dato de la realidad que una inmensa vanguardia obrera, juvenil y popular votó por las distintas alternativas de izquierdas en todo el país sumando más de 800 mil votos. Lo que significa un apoyo considerable para los procesos de luchas que se vienen, y para los futuros cambios en la conciencia que se producirán cuando terminen las expectativas en Kirchner y su gobierno.

Por otro lado, hay que saber distinguir entre la mala coyuntura electoral de la izquierda, con su peso en los principales procesos de luchas y en las nuevas direcciones sindicales y estudiantiles combativas. La izquierda es la que viene jugando un rol destacado en lo que se llama el nuevo sindicalismo combativo. Entre ellos está nuestro compañero Rubén “Pollo” Sobrero, dirigente ferroviario de TBA, y muchos otros luchadores reconocidos por sus bases. Son compañeros de izquierda los que juegan un papel destacado en los cuerpos de delegados de ferroviarios, de Subtes, Hospital Garrahan, las seccionales opositoras del SUTEBA, aeronáuticos, Zanón, telefónicos, sanidad, Astilleros Río Santiago, entre tantos otros, al igual que en la FUBA y distintos centros de estudiantes. Son ellos los que enfrentan al gobierno, a las patronales y a la burocracia sindical. Allí está la base de la futura nueva dirección sindical y política de los trabajadores.

Las perspectivas después de las elecciones

El gobierno ha obtenido un triunfo político electoral. Pero no ha ganado ninguna batalla decisiva de la lucha contra la clase trabajadora. El movimiento obrero ha seguido y va a seguir luchando. Desde hace un año se vive un constante ascenso en las huelgas y paros por salario, los convenios y contra las tercerizaciones. Como lo mostraron la huelga de los petroleros de Chubut y Santa Cruz, días antes de las elecciones, los cortes de vía de los trabajadores de limpieza del subte o del ferrocarril ex Roca.

El gobierno envalentonado con su triunfo va a intentar plasmar su plan de pactar con el FMI y beneficiar a los grandes grupos económicos a costa de los trabajadores. Pero va a chocar cada vez más con la decisión de miles y miles que no quieren perder su salario. Se avecinan nuevas confrontaciones. Es en ese proceso donde las masas van a ir descubriendo el verdadero rostro del gobierno de Kirchner.

Ya hubo otros gobiernos patronales y pro FMI que creyeron que sus victorias electorales les iban a facilitar derrotar a los trabajadores y al pueblo. Basta recordar los triunfos de Alfonsín en el 85, a dos años de su mandato, o la reelección de Menem en el 95. Hoy ambos son simples recuerdos para un futuro museo de cera.

“Nada es eterno” -dijo Cristina Kirchner-, en su discurso de victoria, quizás temerosa del futuro que le espera.

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