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Incendios de vagones en Haedo: Día de furia contra las privatizadas
Por MST "El Socialista" - Monday, Nov. 14, 2005 at 1:42 PM
opinaellector@elsocialista-mst.org

El incendio de varios vagones en Haedo tuvo un impacto nacional. Todos vivimos los sucesos transmitidos por televisión. ¿Qué es lo que verdaderamente ocurrió? Ya le adelantamos la respuesta. Fue un verdadero estallido contra las empresas privatizadas, como TBA, que hacen ganancias con un servicio público. Entrevistamos a Edgardo Reynoso, integrante de la Comisión de Reclamos del Cuerpo de Delegados de TBA (Unión Ferroviaria), Línea Sarmiento, quien nos da su versión de los hechos.

¿Cómo se originó el incendio?

En realidad comenzó a la madrugada del martes 8, cuando un tren “engancha” un tercer riel y lo saca de lugar. Otra formación pierde la mayor parte del sistema que toma la corriente y esto produce una sobrecarga eléctrica, cuyas chispas van a originar el fuego.

¿La reacción popular cómo se produjo?

Por esa sobrecarga, ese tren sale con problemas desde Moreno y estos se agravan en el trayecto. Con el primer coche ya incendiándose, en Haedo no puede continuar la marcha y lo ingresan en una vía general. El tren que venía atrás, muy demorado y repleto de gente, para en Haedo y pretenden que todos los pasajeros del primer tren transborden a ese. Esto es lo que enfurece a los usuarios que en un horario crítico ven que quedan varados, ya que es imposible ubicar a dos mil personas donde ya hay otros dos mil.

Entonces estalla la ira popular, destruyendo a pedradas e incendiando otros coches que, hay que aclarar, tienen asientos de plásticos, gomapluma, goma y madera, que los hacen sumamente inflamables.

¿Había grupos organizados?

No, hubo una gran rabia de los pasajeros que sufren a diario la odisea de llegar a su trabajo o domicilio en un servicio deplorable que hacen del viaje en tren una humillación. Por supuesto que luego se sumaron sectores marginales que provocaron más destrozos y saqueos. Como trabajadores que padecemos a esta concesionaria, podemos entender cómo se desencadenaron los hechos, pero es obvio que no compartimos ni alentamos esas acciones, en primer lugar porque siempre cuidamos nuestra fuente de trabajo, y luego porque es el patrimonio del pueblo, como lo es la vieja estación Haedo, y nosotros ya demostramos que somos sus primeros defensores.

En tus declaraciones dijiste que no es un hecho aislado...

Es así. Lamentablemente en la estación de Haedo ese día vivimos la expresión más alta de la bronca, pero a diario sufrimos por los atrasos, accidentes y cancelaciones, un sinnúmero de reclamos que a veces terminan en agresiones o destrucción de coches o instalaciones. Así ocurrió por ejemplo el 4 de marzo en Castelar, lo que motivó una denuncia nuestra contra la empresa ante el juez Castelli, que también investiga ahora los hechos de Haedo. O en mayo, cuando la cancelación de un servicio dio lugar al incendio de cuatro vagones.

¿Por qué los acusó el gobierno a Sobrero y a vos?

Porque a través del ministro del Interior, Aníbal Fernández, pretendieron montar una cortina de humo, tapando la responsabilidad de la empresa y el gobierno. Para eso contaron con la colaboración de los directivos de La Fraternidad.

Así como pretenden silenciarnos judicializando el reclamo sindical, nos calumnian porque nosotros los denunciamos sistemáticamente. Porque los organismos gubernamentales miran para otro lado y dejan correr el brutal robo de los subsidios y el consiguiente deterioro del material ferroviario. La fabulosa estafa al pueblo, que viaja hacinado en las ciudades y está aislado en el interior, sólo puede realizarse con funcionarios como Jaime, denunciado por nosotros en la causa por irregularidades en Ferrovías.

La desinversión es la causa de descarrilamientos y las cancelaciones de los servicios. Y todos los gobiernos, desde Menem hasta Kirchner, la convalidan. Esto explica por qué no se derogó el Decreto de Emergencia Ferroviaria de Duhalde, que transfiere al Estado los costos que debieron hacer las empresas. Por eso los Cuerpos de Delegados del Mitre y el Sarmiento nos movilizamos a la Secretaría de Transporte para exigir su anulación.

¿Cuál es la salida a todo esto?

Esto es fruto de la privatización. Lo que ocurre con TBA, se repite en todo el sistema ferroviario que es caótico y deplorable. Hasta el intendente de Morón, Martín Sabatella, reclamó la nulidad de la concesión e hizo un acto en la estación Haedo, con las fuerzas vivas de la zona, responsabilizando a la empresa por lo ocurrido, del cual participamos con algunos delegados en nombre de los trabajadores ferroviarios. Nos parece bien reclamar la nulidad de la concesión, y así lo venimos diciendo ya ante diferentes concesionarios. Pero la salida no es la reprivatización que propone Kirchner ante casos como el Correo, el San Martín o el Belgrano Cargos. Hay que reestatizar el servicio para que el Estado lo recupere para el pueblo, sacándolo del criterio capitalista que sólo se fija en producir ganancias para sus empresarios.

Reestatización que debería ser hecha bajo control de los trabajadores y usuarios, porque somos nosotros los únicos que podemos garantizar el servicio (y que no caiga en manos de una burocracia ineficiente y corrupta), que sirva para el transporte masivo urbano y suburbano, y para las necesidades de producción y transporte de los pueblos, ciudades y regiones que han quedado aisladas.

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TBA: Negocios para destruir el tren
Por MST "El Socialista" - Monday, Nov. 14, 2005 at 1:44 PM
opinaellector@elsocialista-mst.org

Escribe:
Norberto Rosendo
Presidente de la Comisión Nacional Salvemos al Tren


En los 90’ con el gobierno de Menem, mientras millones eran sumergidos en la miseria, un pequeño número de empresarios amasaron fortunas. Tal es el caso de la familia Cirigliano, propietaria de TBA, de varias líneas de colectivos entre las cuales se destacan la 61 y la 62 de Capital Federal, alguna participación en el subte de Río de Janeiro, un tercio de la nueva concesión del Ferrocarril San Martín, Viasur (la ex Rio de La Plata) y un sin número de industrias y empresas (Morrison, Emprendimientos ferroviarios, LUA, entre otras)

Con la privatización del ferrocarril, mientras crecían los negocios de la familia Cirigliano, el país pasaba de tener 40.000 km de ramales a 7.000; de tener 80.000 trabajadores ferroviarios a 8.000; se liquidaba la industria ferroviaria nacional y ciudades, pueblos, provincias y regiones se quedaban sin tren.

El gobierno de Menem justificó las privatizaciones argumentando que “los ferrocarriles producen al Estado un gasto de un millón de pesos diarios”. Hoy, con el gobierno de Néstor Kirchner, el Estado nacional gasta un millón y medio de pesos por día, es decir 500.0000 más que con Menem, y el servicio es el peor de la historia. Los sucesos que ocurrieron en Haedo, son la cabal demostración de que, tal como lo venimos denunciando los dirigentes combativos de la seccional Gran Buenos Aires Oeste y la Comisión Nacional Salvemos al Tren, las privatizaciones nos sólo nos llevan a un colapso del tren, sino que nos ponen ante el riesgo de un Cromañón ferroviario. La pueblada de Haedo no es la primera: ya habían ocurrido dos puebladas, una en el ramal San Martín, otra en Constitución, demostración del hartazgo de la población.

Con el gobierno de Néstor Kirchner se consolidó el modelo privatizador. No sólo quedaron en palabras la reapertura de talleres ferroviarios como el de Tafí en Tucumán o el de Los Hornos en La Plata, sino que además la anunciada reapertura de los ramales que viajaban al interior se transformaron en “trenes de cartón”, carísimos y peligrosos. Lo fundamental es que continuó el festival de subsidios a empresas como TBA, Metropolitano y otras, que contribuyeron a acrecentar la fortuna de familias como los Cirigliano. El ministro Roberto Lavagna, elevó reiteradas veces los montos de subsidios. Y Julio De Vido negocia la entrega del ramal Belgrano Cargas al Grupo Macri a quien le suspendieron la concesion del Correo Argentino por incumplimiento del canon. El cuestionado Secretario de Transporte, Hugo Jaime, no sólo hizo la vista gorda sino que actúa como gestor de las privatizadas y TBA. A su vez la CNRT (Comisión Nacional de Regulación del Transporte) y el ONABE, entes que deberían velar por controlar y cuidar el patrimonio ferroviario, actúan como protectores de los intereses de las privatizadas y ejecutoras del desguace de los bienes que costaron a generaciones poner en pie. Desde la Comisión Nacional Salvemos al Tren hemos recorrido el país planteando que la salida para salvar al tren y recuperar los ferrocarriles es reestatizarlos. Rescindiendo los contratos de inmediato y creando la (EFE) Empresa de Ferrocarriles del Estado, bajo control de usuarios y trabajadores ferroviarios. Volcando el millon y medio de subsidios diarios se pueden reabrir los ramales, recuperar los 80.000 puestos de trabajo y la industria ferroviaria nacional. Este es el camino para salvar al tren.

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