Julio López
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El caso Roser. Preso porque sí
Por Lavaca.org - Wednesday, Nov. 30, 2005 at 5:30 PM

Gabriel Roser, militante del Movimiento de Unidad Popular, lleva 17 meses detenido, con prisión preventiva, acusado por un robo a mano armada que no cometió.

Según los organismos de derechos humanos, su expediente es un leading case de cómo la Bonaerense fragua causas judiciales para aparentar eficacia y conservar su poder territorial. La influencia de los punteros políticos y la inercia del Poder Judicial, que ya le negó dos veces la excarcelación. Ahora, casi todas sus esperanzas están reducidas a un juicio oral y público que los tribunales platenses recién iniciarían en 2007. Por eso, el próximo 23 de setiembre, varios movimientos de trabajadores desocupados marcharán para exigir su libertad.






Su último acto en libertad fue una partida de cartas inconclusa. Era la madrugada del 29 de abril de 2004 cuando Gabriel Roser jugaba en su casa al truco con varios de sus compañeros del Movimiento de Unidad Popular (MUP) en el momento en que la policía irrumpió y se lo llevó detenido. Primero lo trasladaron a una comisaría de Ringuelet, después al Penal de Olmos y por último, al de Magdalena, donde ahora espera ansioso que llegue de una vez por todas el juicio oral que le devuelva la libertad. Está acusado de robo calificado, producto de una causa armada en la comisaría 6° de la localidad bonaerense de Tolosa. Para exigir su libertad, varios movimientos de trabajadores desocupados marcharán el próximo 23 a los tribunales de La Plata.

De uno en uno, hasta sumar veinte. Así ingresaron aquella noche los policías a la humilde casa de Roser, situada en Billinghurst, un asentamiento situado a las orillas del arroyo El Gato, en la zona de Tolosa, La Plata. Después de obligar a todos los presentes a ponerse contra la pared, el oficial que estaba a cargo del operativo apuntó con su índice y gritó: “A vos, Gabriel Roser, te venimos a buscar”.
Hasta entonces, Roser nunca había estado involucrado en un hecho penal. Pero varias veces lo habían detenido por averiguación de antecedentes. Y en cada una de esas entradas a la comisaría 6° de Tolosa, le sacaron fotos de frente y de perfil. Esos retratos terminaron siendo la artimaña para acusarlo de un robo.

El 25 de abril de 2004, Marcelo Toni, un ex comisario y actual almacenero de Ringuelet, denunció que la noche anterior había sido asaltado por tres personas, a quienes dijo desconocer. Las describió físicamente de una manera muy vaga y dijo que le quitaron dos relojes pulsera, dos teléfonos celulares y 890 pesos.
Sin embargo, dos días después, Toni se presentó ante la Justicia para ampliar su declaración. El hombre había recordado súbitamente los datos filiatorios de los ladrones, a quienes identificó como “Timoteo de unos 22 o 23 años, Rossi de aproximadamente 25 años y un tercero apodado El Chino, de más o menos 30 años”. Para dar verosimilitud a sus dichos, afirmó que los conocía por haber desempeñado funciones como policía en la comisaría del barrio, y porque éstas mismas personas, además, ya habían intentado robar en cuatro oportunidades. “Es un piquetero de mierda”, dijo y señaló la imagen de Roser en el “ álbum fotográfico de malvivientes” que le exhibieron en la comisaría. Las imágenes en cuestión eran las que le habían tomado al militante del MUP en aquellas averiguaciones de antecedentes.
Dos días después, Roser fue detenido tras un allanamiento en su domicilio que no arrojó prueba alguna. Los policías también ingresaron –y arrasaron- con el comedor popular lindante a su casa, el mismo que el miembro del MUP había levantado con maderas en una parte de su propio terreno.
Azorado por lo que le estaba sucediendo, Roser quiso colaborar desde un primer momento con la justicia para demostrar su inocencia. Declaró y aceptó, con cierta ingenuidad, someterse a una rueda de reconocimiento, donde Toni volvió a señalarlo con el índice. El militante del MUP quedó automáticamente imputado por robo calificado.
Tanto el fiscal Marcelo Martini como el titular del juzgado de Garantías N° 3, Néstor de Aspro, convalidaron el procedimiento y dictaron la prisión preventiva de Roser. Para los abogados defensores, la situación del militante del MUP se convirtió en un leading case para demostrar cómo la policía en combinación con la justicia fraguan causas judiciales. “Se sabe: si esa fotografía estaba allí es porque Roser ´en algo andaría´ o ´algo habrá hecho´”, ironiza la abogada Sofía Caravelos del Colectivo de Acción Jurídica (CIAJ). “A nadie se le ocurrió preguntar cómo había ido a parar esa foto al libro de malvivientes cuando Roser carecía de antecedentes penales –completa-. A nadie se le ocurrió tener en cuenta que Roser, junto con otros miembros de la organización barrial, habían denunciado meses atrás al hijo de un puntero del PJ por las irregularidades en la distribución de bolsones de mercadería. A nadie se le ocurrió tener en cuenta que a partir de ese momento los policías de la Comisaría Sexta de Tolosa, la misma que interviene en la detención de Roser, habían comenzado a hostigar sistemáticamente a Gabriel y a otros desocupados de la organización a través de reiteradas y recurrentes detenciones por averiguaciones de identidad, a partir de las cuales se subió la foto al álbum de sospechosos de esa dependencia policial.”

Desde principios de 2004, los militantes del MUP mantenían un fuerte enfrentamiento con los punteros políticos locales, quienes tronaron cuando en el terreno de Roser se abrió el comedor. De hecho, impidieron que el movimiento recibiera mercaderías de distintos planes asistenciales bajo el argumento de que el barrio no necesitaba nuevos comedores. No fue el único enfrentamiento. Pocos días antes de la detención, Roser y algunos compañeros habían decidido limpiar la zanja cloacal que bordea su asentamiento a pesar del hostigamiento de los dirigentes partidarios de la zona.
Hace 15 días, la Sala 2 de la Cámara de Apelaciones y Garantías de La Plata denegó por segunda vez un pedido extraordinario de excarcelación, dando por válidas las fotografías del libro del malvivientes. “¿Cómo puede ser que haya en una comisaría una foto de una persona sin antecedentes penales?”, se pregunta Caravelos que inició una causa por falso testimonio a Toni, debido a su gran cantidad de contradicciones en las distintas declaraciones que aportó al expediente. “Si logramos que le tomen declaración indagatoria, estará en un brete. Sobre su testimonio está montada todo el proceso. Este es un típico caso de una causa armada –subraya-, donde le dicen al denunciante todo lo que tiene que ir diciendo para condenar al detenido. A la Policía le interesa armar causas para demostrar eficacia y para administrar el territorio. Ejerce su poder cuando alguien se le escapa del control, lo trata de regularizar y una forma es la detención constante. Gabriel se estaba haciendo notar y no precisamente por estar ligado al PJ, que es con quien la policía suscribe los pactos de manejo del barrio”.

Si la denuncia por falso testimonio no prospera, Roser deberá aguardar el juicio oral. El tribunal que lo llevará a cabo recién está fijando fechas de audiencia para el 2007 y, encima, ya adelantó que considera como válidos los “álbumes de malvivientes”.
“El caso Roser –afirma Caravelos- es paradigmático por dos razones: primero porque pone de manifiesto la estrecha relación que existe entre la criminalización de la pobreza y la criminalización de la protesta; y segundo porque demuestra una vez más las profundas relaciones de continuidad que existen entre el clientelismo político y la red policial, pero también entre la Bonaerense y el sistema judicial.”

A raíz del caso Roser, el CIAJ presentó un recurso de habeas data colectivo junto a la Asociación Miguel Bru y otros organismos defensores de los derechos humanos de La Plata. Debió resolver la cuestión el Tribunal Contencioso Administrativo N° 1, que prohibió a la policía bonaerense tener retratos de personas en sus comisarías. Ahora deberá remitirlas, en un plazo de 24 horas, a las fiscalías de Cámara de cada jurisdicción, quedando expresamente denegada la utilización y toma de fotografías las dependencias policiales. No obstante, Roser está a punto de cumplir 17 meses en prisión.

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