Julio López
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Atear fuego al mundo sólo para lo haces brillar |
Por anonimo - Thursday, Dec. 01, 2005 at 3:05 PM
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La reacción de los jóvenes parisienses es cómo lo reculo y el pánico del ganado delante del matadero, del olor de la muerte.










El mundo corporativo será comido por las beiradas. A partir de sus cinturões de miseria, que lo rodea. De la periferia, donde jóvenes atolondrados como potros salvajes, temiendo que sean montados como sus padres, dan coices, quiebran lazos, revientan vallas. Lo estallo comenzó, paró, e inmediatamente será retomado con más furia.

Por qué no iremos, pues, reconstruir y aún en mejores condiciones el destruido? Las ruinas no nos dan miedo. (1)

Esta posición extrema se declara independiente de cualquier causa particular y desdeña emaranhar-si en cualquier proyecto. Una sociedad ya cambaleante, consciente de que viejas reglas son aún respetadas en todos lugares, deja por momentos un campo abierto a los siempre presentes pero generalmente reprimidos sectores de la sociedad: los incorrigíveis desechos; la sal de la tierra; personas suficiente y sinceramente listas a atear fuego al mundo sólo para lo haces brillar (2)

El mundo capitalista será comido por las beiradas. A partir de sus cinturões de miseria, que lo rodea. De la periferia, donde jóvenes atolondrados como potros salvajes, temiendo que sean montados como sus padres, dan coices, quiebran lazos, revientan vallas. Lo estallo comenzó, paró, e inmediatamente será retomado con más furia. Si esparcirá por la periferia de Lisboa, Londres, São Paulo, New York, Pekín, Madrid, Barcelona... Hay mucha leña seca para ser quemada, hace 500 años de justicia a ser saciada, hay muchas áfricas, ásias, indias y américas nativas esparcidas por las periferias, listas para quiebras cadenas y hacer oír clamores de odio a lo que la mucho las atormenta.

La reacción de los jóvenes parisienses es cómo lo reculo y el pánico del ganado delante del matadero, del olor de la muerte.

Los acontecimientos en Francia, ampliamente divulgados en toda parte, anuncian el inicio de uno nueva nueva era, la Edad de la Destrucción. Cuánta cambio en sólo una noche! Las fábricas de jabón, con sus altas chimeneas vomitando humo negro, habían desaparecido; las metalúrgicas, las fundiciones de plomo, todo había desaparecido, y el viento oeste no traía de Thorneycroft ningún ruido de máquinas y de martillos de la fábrica de clavos. (3)


(1) Durruti
(2) Debord, In girum imus nocte et consumimur igni
(3) William Morris, News from Nowhere

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