CRÌTICA AL MANIFIESTO PROGRAMA DEL P.C.E..
Por EL MILITANTE -
Friday, Dec. 02, 2005 at 12:52 PM
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EL MILITANTE -
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Debate del Manifiesto-programa del PCE
en el siglo XXI |
El movimiento
obrero, ¿no existe? |
Autor : Bárbara
Areal. Fecha : ( 30-Noviembre-2005 ) Categoria : Estado
Español
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ulio
Anguita, ex secretario general del PCE y ex coordinador de IU,
presentó el pasado noviembre, ante los medios de comunicación, el
proceso de debate sobre el cual se elaborará el Manifiesto-Programa
del PCE, tarea de la que es máximo responsable. En un entrevista a
la Agencia EFE declaró que “el movimiento obrero no existe hoy en
día; los sindicatos son aparatos enquistados en la Administración y
los mensajes que en su día pudieron tener las formaciones de
izquierdas están ahora bajo mínimos”.
Medir a los
trabajadores por sus dirigentes puede inducirnos a error Es
posible que no sea ampliamente conocido que la postura inicial del
poderoso sindicato francés CGT ante el referéndum de la constitución
europea fue a favor del tratado, hasta el punto de que algunos
dirigentes, como Le Digou, habían formado una asociación para hacer
campaña por el “sí”. Sin embargo, el profundo rechazo que impregnaba
al movimiento obrero obligó a cambiar la postura de la dirección
sindical y provocó también una profunda fractura en el PSF, que
todavía está sin resolver. Es útil recordar también que el punto de
partida de este sostenido auge de la lucha de clases en Francia,
punta de lanza del movimiento obrero europeo en la actualidad, se
inició en 1995. En esos días, el representante de la mayoría
parlamentaria de la derecha, Juppé, firmaba un acuerdo de recortes
sociales con los dirigentes sindicales. Mirando hacia arriba, a las
cúpulas de las direcciones obreras, todo estaba en calma y la deriva
derechista continuaba. Pero la clase obrera francesa, aparentemente
desmoralizada por unos resultados electorales que dieron a la
derecha una victoria sin precedentes y dirigida por quienes estaban
dispuestos a aceptar la política de la burguesía sin rechistar,
entró en escena y produjo un cataclismo, que hoy, diez años después,
continúa. Indiscutiblemente, la postura de los dirigentes de las
organizaciones mayoritarias de la clase obrera en el Estado español
y el resto de Europa no está a la altura de las circunstancias.
Presupuestos, reforma educativa, reforma laboral, derechos
democráticos para las nacionalidades históricas, en todos estos
aspectos claves, y en muchos otros, su política consiste en
concesiones a la burguesía. Pero esto, francamente, no es una
novedad, ni desde el punto de vista histórico, ni para muchos
activistas obreros y juveniles. El aspecto central para un comunista
es saber si estos dirigentes reflejan fielmente a nuestra clase, sus
necesidades, sus puntos de vista, su capacidad de lucha. Nuestra
atención debe dirigirse a descubrir dónde está el punto débil.
¿Arriba o abajo? ¿Falla nuestra clase o la política de sus
dirigentes?
Puede parecer novedoso, pero no le es
La absorción ideológica de los dirigentes obreros es una
vieja tradición y táctica del capitalismo. Es un obstáculo al que ya
se enfrentaron Marx y Engels cuando analizaban las Trade Unions
inglesas. Hace ya casi un siglo, Rosa Luxemburgo escribió lo
siguiente acerca de los dirigentes sindicales alemanes, en su libro
Huelga de masas, partido y sindicatos: “La especialización en su
actividad profesional de dirigentes sindicales, así como la natural
restricción de horizontes que va ligada a las luchas económicas
fragmentadas en los períodos de calma, concluyen por llevar
fácilmente a los funcionarios sindicales al burocratismo”. La autora
entiende que la prosperidad económica y calma política que durante
quince años envolvió la vida alemana desarrolló “perspectivas
ilimitadas de progreso económico en el campo del orden capitalista”.
Su conclusión, al igual que en el caso de Marx, Engels o Lenin, no
fue despojar a la clase obrera de su papel decisivo en la lucha de
clases por la derechización de sus organizaciones. No se dejaron
impresionar por la política de sus dirigentes o los períodos de baja
actividad huelguística y política. Su confianza en el papel político
que desempeñarían los asalariados permaneció firme, al no estar
forjada sobre un superficial y hueco sentimentalismo, sino sobre un
análisis materialista y científico de las fuerzas económicas y
sociales en liza bajo el capitalismo. Y esa confianza no fue
defraudada. A la revolución rusa de 1905, acontecimiento sobre el
que se fundamenta el libro ya citado, siguió la revolución
triunfante de 1917, la revolución alemana de 1918, y un largo
etcétera que, pasando por el Portugal de 1974, nos trae a la
Venezuela revolucionaria del siglo XXI.
¿Dónde poner
el acento, en la desaparición del movimiento obrero o en la denuncia
de la política reformista? Efectivamente, un comunista del siglo
XXI debe preguntarse cuál es su tarea, qué ideas debe trasladar al
movimiento obrero y juvenil. Más aún cuando el escenario
internacional nos es más favorable que en períodos anteriores. Por
un lado, acontecimientos como la guerra de Iraq o la política de
ataques salvajes en la que lleva años embarcada la burguesía europea
hacen que millones de familias trabajadoras empiecen a cuestionarse
que el capitalismo pueda proporcionar una vida civilizada y
confortable en el llamado primer mundo. Por otro, los
acontecimientos revolucionarios en Bolivia, Ecuador o Venezuela
vuelven a poner el debate sobre la posibilidad de transformar la
sociedad a la orden del día. Es más la clase obrera europea ha
despertado ya a la lucha; la lista de países que han pasado por una
huelga general o enfrentamientos graves entre las clases cada vez es
más extensa: Francia, Italia, Bélgica, Grecia, Portugal, Austria...
Y un aspecto decisivo, la socialdemocracia europea, la más poderosa
del mundo, empieza a sufrir los efectos de este nuevo escenario
político. Crisis en el PSF, escisión en el SPD alemán, dificultades
para el gobierno de José Sócrates en Portugal, etc. Las
complicaciones de ZP por realizar una política contraria a los
intereses de su electorado no están más que empezando. En esta
situación, nuestro conclusión difícilmente puede ser situar al
movimiento obrero al nivel de quienes en sus despachos de dirección
política y sindical ceden a las presiones de la burguesía. Por
cierto, este argumento de la incapacidad de la clase obrera, este
intento de responsabilizarla de los retrocesos, es un argumento muy
utilizado por las direcciones mayoritarias de partidos y sindicatos.
¿Quién no ha oído a un dirigente sindical justificar las concesiones
por la debilidad del movimiento, por la falta de ganas de luchar de
los trabajadores? ¿Quién no ha escuchado a un ministro
socialdemócrata hablar de la necesidad de pacto y concesiones a la
derecha con el argumento de que ésta tiene un amplio apoyo social y,
sin embargo, la izquierda es débil?
La tarea de
los comunistas No es fácil para los trabajadores luchar a
pesar de sus dirigentes. Momentos de escepticismo, parálisis y hasta
retroceso son inevitables. Pero quienes desahucian a la clase obrera
por estos períodos de inactividad, pueden acabar perdiendo de vista
la perspectiva más importante, que igual de inevitable es también un
alza en la lucha. Nuestra clase trabaja en condiciones de más de un
30% de eventualidad, muere por miles en los tajos, está encadenada a
una hipoteca durante 30 años para conseguir un techo y sufre
masificación en los ambulatorios y en los colegios. Salió a luchar
contra la guerra imperialista, protestó contra el crimen ecológico
del Prestige, sacó al PP del gobierno. No ha dudado en luchar
siempre que ha sido llamada a hacerlo. La idea de la que debemos
intentar impregnarla no es la de su debilidad, incapacidad o
derrota. Ideas que, por otra parte, alimentan el escepticismo y
hasta el sectarismo entre los activistas. Nuestro mensaje al
movimiento es hacerlo consciente de la poderosa fuerza que alberga
en sus filas, explicar su papel decisivo en la sociedad. Debemos
recordarles a quienes todos los días, ya sea en la fábrica, la obra,
la oficina o la administración pública, no son más que subordinados
sin derecho a opinión, como una pieza más del engranaje, que ésa
sólo es una cara de la moneda. Debemos reavivarles, refrescar en su
memoria, el recuerdo de la huelga general del 14-D, ahora que está
próximo su aniversario, de los momentos excepcionales que demuestran
que sin el permiso de la clase obrera no funciona absolutamente
nada. Nuestra tarea es explicar a los elementos más conscientes
hoy, y a círculos más amplios mañana, cuando la lucha de clases suba
de temperatura, que su más peligrosa debilidad es su dirección
reformista. Intentando convencer al mayor número posible de
trabajadores y jóvenes que los genuinos comunistas, los marxistas
revolucionarios, somos una alternativa viable, la que el movimiento
necesita.
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argentina.elmilitante.org
delirios de académicos
Por Militante del PO -
Friday, Dec. 02, 2005 at 3:05 PM
En momentos en que el único partido realmente revolucionario está siendo criminalmente atacado por el Estado burgués, en momentos en que el país está en vilo por la huelga de los compañeros y compañeras de Aerolíneas, en momentos en que el Gobierno K ha entrado en una crisis terminal tras la renuncia de Lavagna, en momentos en que el movimiento piquetero conciente se moviliza por aguinaldos, debatir sobre el Partido Comunista Español sí que es útil, eh!!!!!!...
Compañeros del Militante, dejen de ser tan estudiantilistas, elitistas y enciclopedistas, rompan con la burocracia grantista y únanse al partido de vanguardia de la clase obrera argentina; el Partido Obrero y la Unión de Juventudes por el Socialismo.
Pateticos
Por Tigre Zurdo -
Friday, Dec. 02, 2005 at 4:26 PM
"el unico partido verdaderamente revolucionario"
rescatense un poco che, no pueden ser tan autoproclamatorios, no se dan cuenta que solo cosechan rechasos con esa patetica actitud.
Habranse un poco a discutir entre uds a ver que pasrtido tiene y que quieren, a ver que estan construyendo y a ver que hacen los demas, siendo tan cerrados y teniendo los mismos dirigentes por 40 años que siempre piensan igual jamas animandose a debatir nada, no van a lograr mas que estar cada ves mas aislados no pudiendose juntar ni para tomar una cerveza con otras corrientes (aunque no sean tan verdaderamente" revolucionarios como uds)