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RECORRIDO POR LA HISTORIA DE LA LES
Por Lucre Luc - Wednesday, Dec. 07, 2005 at 12:50 AM

La posición estudiantil frente a la sanción de la LES 1995 fue un año de crisis para la educación argentina. Las calles del país se vieron colmadas de estudiantes universitarios que buscaban impedir la sanción de la Ley de Educación Superior (LES) por considerarla un atentado a la Reforma Universitaria lograda en 1918. En este marco, el movimiento estudiantil universitario se organizó y se expresó contra el modelo económico que el gobierno nacional auspiciaba. Modelo que se vio claramente reflejado en los puntos más criticados de la LES.

También fueron actores importantes en este período, los integrantes de la educación media. Tanto docentes y alumnos, como los padres de estos últimos, se manifestaron en contra del nuevo modelo educativo (Ley Federal de Educación) y a favor del pago de los salarios adeudados a los profesores de las escuelas secundarias. Bajo la consigna “menos shoppings, más escuelas”, demostraron su repudio a un sistema económico que dejaba a la educación del pueblo excluida de la lista de prioridades del estado nacional.

Durante su mandato, Carlos Menem impulsó la aplicación de un modelo económico, basado en el clientelismo político y la lógica del mercado como guías de toda acción de la dinámica social. Todo esto tuvo gran impacto en la vida universitaria y los estudiantes fueron los protagonistas de una intrincada pelea contra los intereses neoliberales.
El movimiento estudiantil, fue el impulsor de diversas actividades en defensa de la educación pública y en contra de la sanción de una ley que, entre otras cosas, viola el derecho constitucional de una universidad pública y gratuita.

En el transcurso del mes de mayo de 1995, los conflictos del sistema educativo ocuparon un lugar preponderante en los medios de comunicación. La Reforma Educativa fue muy discutida en todos los ámbitos de la sociedad y el reclamo estudiantil por la no sanción de la LES fue minimizado por los medios a una lucha contra el arancelamiento de la educación superior.

Hacia mediados de ese mismo mes, habían sido tomadas las escuelas dependientes de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC. El día 20, una asamblea multitudinaria conformada por alumnos de diversas unidades académicas, decidió como medida de fuerza la toma del Rectorado. En esta asamblea, en la que fue notorio el crecimiento de la participación estudiantil, se pidió un “pronunciamiento expreso de las autoridades de la Casa de Trejo” sobre el problema.

El 23 de Mayo la toma del Rectorado se hizo efectiva y en ese contexto, la Cámara de Diputados retornó a sus actividades después de los comicios del 14 del mismo mes, para discutir la sanción de la Ley de Educación Superior. Al otro día los diarios anunciaban que la Cámara Baja había trasladado para la semana próxima el tratamiento del tema.
La “Asamblea Soberana” (conformada por los estudiantes de las facultades de Filosofía, Ingeniería, Cs. Agropecuarias, Famaf y las escuelas de Cs. De la Información y Trabajo Social), decidió el levantamiento de la toma del Rectorado de la UNC para volver a la ocupación de los edificios de las unidades académicas durante la semana siguiente. Al mismo tiempo la Federación Universitaria Argentina (FUA), convocó a los centros de estudiantes a dar impulso al copamiento de las facultades de todo el país.

Los universitarios basaban su repudio a esta ley en la defensa de puntos concretos como: la autonomía académica y administrativa de las universidades, la gratuidad de la enseñanza superior, el gobierno cuatripartito con representación igualitaria de los claustros, el incremento del presupuesto para el área educativa y la vigencia de los postulados de la Reforma Universitaria que consagran la universidad gratuita, científica, laica y pública. Todo esto fue expresado en una declaración que además rechazaba la equiparación de los títulos de las universidades públicas y privadas, y pedía que se garantizara la capacitación docente gratuita y la participación estudiantil en los concursos docentes.

Después de multitudinarias movilizaciones a nivel nacional y provincial, clases públicas, discusiones, enfrentamientos con el presiente, amenazas por parte del gobierno nacional, tomas de facultades y del Rectorado, entredichos y variadas tensiones; el 20 de junio de 1995, el Senado sanciona con fuerza de ley el proyecto de Educación Superior. Queda así fortalecido el modelo educativo que los estudiantes repudiarán hasta la actualidad.

Vale la pena resaltar que la sanción se produce durante el receso invernal, período en el que la resistencia estudiantil se ve afectada y debilitada por la ausencia de los alumnos del interior que viajan a sus hogares. De todos modos, la ley se aprobó bajo la presión de la cuarta marcha de estudiantes universitarios.

Después de la sanción, las medidas no cesaron. La consigna se modificó y se transformó en la búsqueda de la derogación de la LES a través de la recolección de firmas (eran necesarias 800 mil).

La otra cara de la moneda
Desde el otro lado, el gobierno nacional, refutó las críticas a la Reforma Educativa basándose en la existencia de la difusión de diferentes versiones apoyadas en el “rumor” y no en la información, y asegurando que el estado no se desligaría del sostenimiento económico de “sus universidades”.

Menem calificó de “sediciosa” y “fascista” a la protesta estudiantil y aseguró que el objetivo de ésta era el de desencadenar hechos de violencia para “crear algún mártir”. En otras declaraciones, amenazó con implementar el Código Penal contra aquellos manifestantes que de algún modo impidieran el tratamiento de la LES en la Cámara de Diputados. También minimizó la protesta aduciendo: “si existen 700 mil estudiantes universitarios y apenas tres mil conducen estos hechos, es evidente que estos jóvenes van a contramano respecto a lo que quiere la gente”(La Voz del Interior- 1995).

Uno de los puntos de mayor peso que utilizó el gobierno para argumentar una reforma en la educación, fue la necesidad de revertir el atraso que, según el Jefe de Estado de ese momento, caracterizaba a la educación superior.

A 10 años del comienzo del conflicto y habiendo confirmado el “rumor”, los estudiantes seguimos rechazando el sistema que excluye nuestros intereses y nuestros derechos a expensas del afianzamiento de un modelo económico que solo beneficia a quienes lo implementan. Hoy, seguimos rechazando la Ley de Educación Superior y todas las demás leyes, aprobadas o a aprobarse, que continúan instalando en nuestra universidad las reglas del mercado. Nuestras cabezas no están de oferta y tampoco nuestro derecho a llenarlas de contenido, por eso continuamos diciendo
NO A LA LEY DE EDUCACIÓN SUPERIOR.
NO A LA LEY DE FINANCIAMIENTO EDUCATIVO.
NO A LA COMERCIALIZACIÓN DE NUESTROS DERECHOS.

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