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Altamira vota por Evo Morales, el aliado de Lula, Kirchner y Chávez
Por En Clave ROJA - PTS -
Monday, Dec. 12, 2005 at 6:28 PM
Polémica con PO
Altamira vota por Evo Morales, el
aliado de Lula, Kirchner y Chávez
Las elecciones del 18 de
diciembre en Bolivia, con una posible victoria de Evo Morales, tienen
importancia continental. Después de cinco años de embates de masas desde
la “Guerra del Agua” de 2000, con dos grandes levantamientos de
características insurreccionales en Octubre de 2003 que derribó al
masacrador “Goni” y este año las Jornadas de Junio que terminaron con su
sucesor “progresista” Carlos Mesa, en Bolivia está abierto un proceso
revolucionario de significación histórica. La clase dominante montó el
“desvío electoral” para canalizarlo hacia las urnas. Pero este “desvío”
no hubiera prosperado sin la colaboración del MAS1, que como en todo
momento crítico, jugó su peso para contener la fuerza de las masas y
apuntalar al régimen burgués.
Comprendemos las ilusiones de
muchos compañeros que ven en un gobierno del MAS la posibilidad de
“refundar el país” y compartimos su odio por Tuto Quiroga y Doria
Medina, políticos burgueses vendidos al imperialismo. Sabemos que entre
muchos hermanos de la colectividad boliviana en Argentina también Evo
despierta expectativas. Pero alertamos: el MAS se apresta a proseguir
esta tarea de salvataje del Estado burgués desde el “Palacio Quemado”.
Aunque se presente un triunfo
de Evo como el “acceso al poder de un indígena por primera vez en la
historia de Bolivia y América Latina”, lo cierto es que su gobierno no
será un gobierno de los trabajadores, ni representará los intereses de
los campesinos pobres y los pueblos originarios. Evo quiere cerrar el
camino abierto en Octubre y Junio, el de la movilización hacia el poder
de los trabajadores, el único capaz de garantizar la nacionalización del
gas y las demandas obreras y populares, incluso el derecho a una
Asamblea Constituyente verdaderamente libre y soberana, vale decir
revolucionaria. Por eso, ante la ausencia de una alternativa política
obrera y socialista, los socialistas revolucionarios llamamos a votar en
blanco o nulo y a seguir peleando por la organización política
independiente de los trabajadores.
En Argentina, los dirigentes
del Partido Obrero escribieron más de una vez sobre el rol de contención
reformista del MAS. Pero ahora Jorge Altamira llama “a votar a Evo
Morales y al MAS”2. Adopta así una posición similar a la de grupos de
izquierda oportunistas como el MST argentino que también apoya al MAS.
Esto no es una “cuestión táctica” sino un problema político fundamental
–la llegada al gobierno del “frente popular” de colaboración de clases
con la burguesía que encarna el MAS- cuando el proceso boliviano es un
test para todas las corrientes de izquierda que se reclaman
revolucionarias.
Evo Morales: colaboración
frentepopulista con la burguesía
En varios artículos los
dirigentes de PO insistieron que Bolivia vive una “etapa revolucionaria”
y criticaron al MAS considerando que “el crimen de Evo Morales”3 es el
permanente salvataje del régimen burgués. Para Altamira las elecciones
“son la expresión, tanto de un ‘desvío’ de la tendencia insurreccional
del pueblo (que sigue latente como ‘desvío’), como la expresión de la
incapacidad del imperialismo de derrotar a las masas por las vías
tradicionales.” Pero lo que no dice Altamira es que precisamente cuando
la burguesía no está en condiciones de “derrotar a las masas por las
vías tradicionales” mediante el golpe bonapartista o el fascismo, surge
el frente popular como recurso contra las tendencias revolucionarias.
Como decía Trotsky, la función histórica del frente popular es salvar al
capitalismo (incluso al costo de algunas reformas), posibilitando la
derrota de la revolución sin necesidad de apostar a la guerra civil. Si
fracasa en reestabilizar la situación, entonces al menos habrá ganado
tiempo, confundiendo a las masas, para que la burguesía recupere fuerzas
y prepare la “solución final” fascista. Al respecto, la historia del
Siglo XX y en particular la latinoamericana está llena de amargas
lecciones que el proletariado pagó con sangre y derrotas.
Extraña que Altamira y PO
hablen tanto de enfrentamiento entre revolución y contrarrevolución y
“olviden” convenientemente que el candidato a cumplir el papel del
frente popular es el MAS.
Evo Morales y García Linera4
mantienen una alianza política con “la sombra de la burguesía”, es decir
con elementos empresariales y de la burguesía “chola” industrial y
comercial y sus “representantes de izquierda”: curas, “profesionales” y
alrededor de 300 ONG que colaboran con el MAS (muchas de ellas ligadas a
la “cooperación europea” y a la iglesia).
El MAS subordina a los
“movimientos sociales” que dirige y sus demandas, a esta alianza para
“humanizar” el capitalismo semicolonial boliviano. Se trata de “darle a
la economía boliviana nuevamente una cabeza en torno del Estado. Y,
alrededor de esta cabeza, articular inversión extranjera, inversión
privada local, sectores campesinos, comunitarios y microempresariales-artesanales,
en una perspectiva de shock productivo”.5
Para ello plantea un programa
de gobierno declaradamente burgués, con algunas reformas
seminacionalistas/desarrollistas. No detallaremos este programa pero
baste decir que transforma la demanda de nacionalización del gas en una
simple renegociación de los contratos petroleros; mantiene la Ley INRA
de contrarreforma agraria, ofrece algunas tímidas reformas políticas y
culturales como paliativo a la secular opresión indígena y ruega la
“condonación” de la deuda externa por el G7. En cuanto a demandas
obreras, podría resumirse en que es “todo para los empresarios, nada
para los trabajadores” pues en 185 páginas no figuran el “aumento de
salarios” ni el “derecho a sindicalización”, aunque no se olvida de
promover la “capacitación y formación de cultura empresarial (en base a
casos exitosos de empresarios bolivianos).”
Es cierto que una parte
considerable de la burguesía y el imperialismo es hostil a un gobierno
de Evo (aunque otros, como los “gobiernos amigos” de Lula, Kirchner y
Chávez y un sector del imperialismo europeo lo apoyen). Es posible que
el intento de renegociar los contratos petroleros de lugar a fricciones
mayores, pero lo que temen la reacción y Washington no es tanto a
Morales sino que detrás suyo hay un movimiento de masas en ascenso que
movido por sus mismas ilusiones, podría desbordar al MAS.
En todo caso, esto demuestra
que el frente popular en las semicolonias puede tener importantes
choques con la reacción y el imperialismo. Naturalmente, ante el ataque
contrarrevolucionario estamos en la misma trinchera militar de un
Salvador Allende, u hoy de un Chávez o Evo Morales, pero sin brindarle
el menor apoyo político. En concreto, estamos junto a las masas para
alentar la lucha por sus reivindicaciones, defendemos su derecho
democrático a votar a quien quieran y contra cualquier conspiración de
los “cívicos”6, PODEMOS7, la Embajada de EE.UU. y los “factores de
poder” para impedir el acceso del MAS al gobierno si gana las
elecciones; pero no le damos ni sombra de apoyo político, ni siquiera
“crítico”, como hacen PO y el CRCI.
Una recaída en la teoría
menchevique8 y lambertista9 de los campos
Escribe Altamira que “En el
choque (...) entre la candidatura del MAS y el imperialismo y la
oligarquía local, la única posición revolucionaria admisible es del lado
del MAS contra el imperialismo, pero no con la política o la estrategia
del MAS sino con una política y una estrategia realmente
antiimperialistas. Esta es la peculiaridad de las elecciones próximas en
Bolivia.” Este tipo de razonamiento reemplaza por una concepción de
“campos enfrentados” entre los que hay que elegir sí o sí, el punto de
partida marxista de la posición de clase. Así operó siempre el
oportunismo para justificar su apoyo más o menos crítico al “mal menor”,
argumentando que no había que “aislarse de las masas”, que “las fuerzas
de los revolucionarios eran débiles” y que “no había tiempo para
construir un partido revolucionario”10.
Durante la Revolución Española
Andrés Nin y el POUM11, cedían al “campo republicano” para enfrentar al
“campo fascista”. Por eso, después de criticar muchas veces
correctamente a los partidos reformistas, llamaron a votar al Frente
Popular en 1936 y terminaron sumándose al gobierno burgués republicano
(del que Nin fue Ministro de Justicia) con el argumento de la “situación
excepcional” y “para no quedar al margen de las masas” y presentar “su
propio programa”. Esta política, justificada en la situación “peculiar”
española, era centrismo puro, es decir, poumismo, opuesto por el vértice
a la política trotskista, que defendía la necesidad de estar en el mismo
campo militar de la república contra el fascismo pero sin deponer el
combate político contra las direcciones traidoras. Por eso Trotsky en
plena guerra civil decía que en las Cortes (Parlamento) no votaría el
presupuesto militar del gobierno republicano, pues eso equivalía a
brindarle apoyo político. Sólo así era creíble el sostener una política
y una estrategia distintas a la del Frente Popular.
En Francia, la corriente
lambertista justificó con esta “teoría de los campos” su negativa a
combatir al gobierno social-imperialista de Mitterrand en los ‘80.
Seguramente muchos militantes de PO conocen estas experiencias. Les
preguntamos con el ánimo de ayudar a reflexionar ¿qué política
corresponde aplicar en Bolivia, la de Nin y Lambert o la de Trotsky?
Como Lora, Altamira se justifica con la “situación excepcional” y
“peculiar” de Bolivia, pero la principal diferencia con esos ejemplos es
que Nin sucumbió en medio de los más dramáticos acontecimientos del
Siglo XX; en cambio Altamira no resiste las presiones de una coyuntura
electoral a distancia.
Por una política obrera
independiente en Bolivia
Frente a la cuestión electoral
confrontan dos concepciones políticas: la del “apoyo crítico” y la
presión oportunista sobre el MAS, expresada en el llamado a votar a Evo;
y la lucha por una política independiente de los trabajadores, que, en
ausencia de una opción obrera y socialista, obliga a llamar a votar en
blanco o nulo.
Desde la LOR-CI dimos una dura
batalla en los Ampliados12 y debates sindicales, como integrantes
electos de la Comisión Política de la COB13, defendiendo la necesidad de
un instrumento político de los trabajadores, basado en los sindicatos y
con democracia obrera, por la independencia política del proletariado y
una salida obrera y campesina a la crisis. Su construcción podría haber
opuesto una alternativa de clase al reformismo del MAS también en el
terreno electoral; pero la concepción frentepopulista de la mayoría de
los dirigentes sindicales y el abstencionismo sectario del POR14
frustraron esta posibilidad dejándole el campo libre al MAS.
Hay que decir que en esa
importante lucha política la OT (Oposición Trotskista), núcleo
simpatizante del CRCI en Bolivia, no jugó ningún rol y PO tampoco le dio
importancia. Ahora, con el argumento de “tomar partido en una crisis
política” Altamira presiona a sus militantes: “Los partidos, tendencias
u organizaciones de diferente tipo, que no han logrado ocupar un lugar
de lucha en el escenario electoral, por las razones que fuere, no pueden
valerse de su propia incapacidad para desconocer el terreno que está
planteado.” E insiste “En el caso de Bolivia, en particular, los
sectores que se encuentran a la izquierda del MAS han fracasado
políticamente en forma completa. No pueden presentar reclamos.” Con
estas palabras increíbles los desarma ante el discurso del MAS de que
todo lo que no sea apoyarlo, “es divisionista y sirve a la reacción” y
los educa dentro y fuera de Bolivia en que en una “situación
excepcional” los principios y estrategia del trotskismo no sirven y sólo
resta tomar partido por el “campo progresista”. No es casual que la OT,
después de un largo curso de adaptación oportunista apañado por PO, haya
llegado a su virtual disgregación.
Pero, ¿es cierto que el no dar
el apoyo electoral al MAS condena a la “marginalidad”? Falso. Si bien es
una lucha “contra la corriente” hay importantes posibilidades de
intervención en el proceso de recomposición del movimiento obrero y de
diálogo con sectores de vanguardia que criticaron duramente a Morales
por su actuación en las crisis nacionales y desconfían ante la
derechización del MAS, aunque lo votarán como “mal menor” frente a los
partidos de la derecha. Por ejemplo, en Huanuni, hay gran desconfianza
en la vanguardia porque es sabido que el MAS entregará la administración
de la política minera a los jefes cooperativistas aliados a las empresas
extranjeras. El sintomático proceso de reorganización sindical, con el
surgimiento de varios sindicatos, como en la planta de Senkata o en el
estratégico aeropuerto de El Alto (SITRASABSA) no está encuadrado por el
MAS y permite una intervención política desde una posición de clase,
aunque muchos obreros voten a Evo.
Otro ejemplo de que la
hegemonía del MAS no es tan “aplastante” como teme Altamira es que el
periódico de la COR alteña, Rebeldía, plantea en tapa e interiores que
“el pueblo alteño seguirá luchando bajo el próximo gobierno, cualquiera
que sea”. Y bajo esta línea, la “cumbre obrera y popular” convocada por
la COB, la FSTMB15 y la COR16 para el 8, 9 y 10 de este mes prepara un
“reposicionamiento” a izquierda de sectores descontentos con el MAS.
Los militantes de la LOR-CI,
que llamamos a votar en blanco o nulo, intervenimos junto a sindicatos
combativos como SITRASABSA, llamando a confiar sólo en las fuerzas de
los trabajadores, multiplicar la organización sindical y prepararse para
la lucha independiente por la nacionalización del gas, la tierra, el
trabajo y el salario y las demandas de los pueblos originarios; sin
depositar la menor confianza en un gobierno de Evo y García Linera, y
retomando la lucha por la organización política independiente de los
trabajadores, para intervenir también en la futura Constituyente. Sólo
una clara delimitación política hoy permitirá definir una política
correcta frente a un eventual gobierno del MAS. En todo caso, sólo la
evolución concreta de la lucha de clases y dependiendo de la relación
que éste establezca con las masas, podrían plantearse tácticas de
exigencia de ruptura con la burguesía que permitan desarrollar la
experiencia política de los trabajadores y campesinos con ese gobierno y
la creación de órganos de doble poder.
Con la orientación de
Altamira, cualquier simpatizante de PO que quisiera “intervenir en la
crisis política e interesar a las masas inquietas por el desenlace
electoral” quedaría desarmado y sin poder ganar para una alternativa
obrera independiente a las tendencias más combativas de la vanguardia.
La única forma de forjar una
alternativa obrera, revolucionaria y socialista con influencia de masas,
capaz de llevar al triunfo a la revolución boliviana, es derrotar a las
organizaciones reformistas. El POR nunca logró dar este salto porque
siempre, en las cuestiones decisivas, claudicó ante el nacionalismo, el
reformismo y la burocracia sindical lechinista17. El abstencionismo
político del POR –una forma de adaptación sectaria- encuentra su
contracara en el oportunismo de Altamira. En ambos casos la voluntad de
derrotar al reformismo es reemplazada por la ilusión oportunista de que
“presionándolo” es posible ganar a las masas.
Por el contrario, mantener una
posición marxista independiente, en las cuestiones claves del proceso
revolucionario, es elemental para ayudar a las masas a superar el
obstáculo del frente popular masista (algo ligado a la posibilidad de
aplastar a la reacción proimperialista), y sentar las bases de una
dirección obrera, revolucionaria y socialista. Es cierto que hoy no
existe un genuino partido de los trabajadores y que las condiciones para
construirlo son difíciles. Pero es posible dar pasos hacia el
reagrupamiento revolucionario de la vanguardia a condición de combatir
desde una política de clase, enfrentando consecuentemente al MAS y a
cualquier variante frentepopulista. Parte de esta tarea es diferenciar a
los revolucionarios de los centristas que hablan todos los días de
revolución pero que en los momentos cruciales ceden al reformismo, como
hace lamentablemente PO.
Compañeros de la OT, de PO y
del CRCI, los invitamos fraternalmente a reflexionar, revisar el apoyo
electoral al MAS y corregir el rumbo ante los problemas claves de la
revolución boliviana.
NOTAS
1 MAS: Movimiento al
Socialismo, corriente liderada por Evo Morales.
2 “El Obrero Internacional”
Nº4, publicación del PO, así como una nota del dirigente griego del CRCI
(Comité de Reconstrucción de la Cuarta Internacional) Savas Matsas, en
PO Nº 890.
3 Prensa Obrera Nº 890.
4 Intelectual boliviano,
candidato a vicepresidente en la fórmula de Evo Morales.
5 García Linera, Álvaro. “Cómo
lograr MAS sin salir de un ‘capitalismo andino’”, Entrevista con P.
Stefanoni.
6 Uno de los sectores de la
derecha política boliviana. Los más conocidos son los de Santa Cruz.
7 Corriente de la derecha a la
que pertenece el candidato Jorge “Tuto” Quiroga.
8 Una de las fracciones en que
se dividió el marxismo ruso, de orientación conciliadora con la
burguesía (la otra fue la Bolchevique encabezada por Lenin).
9 Corriente del movimiento
trotskista liderada por Pierre Lambert con centro en Francia.
10 Así, en la Revolución Rusa
los mencheviques argumentaban que no había más remedio que apoyar al
“campo democrático” representado por Kerensky contra el “campo zarista”
mientras que Lenin y Trotsky defendieron una política independiente del
proletariado revolucionario.
11 Partido Obrero de
Unificación Marxista, fundado en España en 1935 como resultado de la
fusión de varios grupos marxistas. Su figura más destacada fue Andrés
Nin, asesinado por el estalinismo.
12 Reuniones sindicales
abiertas. La COB realizó algunas reuniones de este tipo durante los
levantamientos.
13 Central Obrera Boliviana.
14 Partido Obrero
Revolucionario, encabezado por Guillermo Lora.
15 Federación Sindical de
Trabajadores Mineros de Bolivia.
16 Central Obrera Regional.
17 Denominada de esta manera
por su dirigente Juan Lechín.
Autor de
la nota : Eduardo Molina - miembro de la
LOR-CI Para suscribirte al
mailing de ECR escribí a enclaveroja@enclaveroja.org.ar
Extraído de
La
Verdad Obrera 177 - Periódico quincenal del PTS
Comprobación científica
Por de locura -
Tuesday, Dec. 13, 2005 at 11:38 AM
Esta científicamente comprobado que todo aquel que utilice términos tales como "menchevique" o "lambertista" en un debate político en el Siglo XXI, atraviesa un cuadro de delirio místico, psicosis aguda, o algo de características gravemente similares.
sí pero...
Por mm... -
Tuesday, Dec. 13, 2005 at 4:28 PM
antes de que se pongo loquito como es tipico de algun ptseano, vale indicar que puede estar bien citar... pero citando bien como mìnimo! ¿así que a los bolches les daba lo mismo si estaban los zares que si estaba kerensky y cía? ¿porque se movilizaron entonces contra kornilov? ¿porque una consigna era abajo los ministros capitalistas y no directamente abajo el gobierno?
en fin... estos del pts no se cansan de postear una y otra vez el mismo articulo... huyendo así de los posts ya abiertos donde se ponen a consideración muchos argumentos y estos perdieron por goleada
humor ptseano
Por ya que estamos -
Tuesday, Dec. 13, 2005 at 4:52 PM
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>>
AGUIANTE EL EVO
Por HARRY -
Tuesday, Dec. 13, 2005 at 6:54 PM
ME DAN RISA MANGA DE PANCHOS!!!!!!!!!!
CASA VEZ SON MENOS ESOS PUTOS... KIOSQUEROS