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La organizacion insurreccional informal - El desorden de
Por x Constantino Cavalleri - Wednesday, Dec. 14, 2005 at 11:52 AM

LA ORGANIZACIÓN INSURRECCIONAL INFORMAL
Debería resultar evidente a estas alturas que la organización, desde nuestra perspectiva, no es un fin sino un simple medio, un instrumento que, sustentado por una metodología precisa, permita a los individuos de reforzarse sin acabar súcubos de la misma organización, que empiece de la autodeterminación y reproduzca autodeterminación.
La organización expresa las relaciones entre los hombres y entre ellos y las cosas, y los acontecimientos.
Tales relaciones pueden fijarse en unos momentos establecidos, que constituyen verdaderas y propias instituciones formales dentro de las cuales se estructuran.
Es ese el caso de la organización formal que se concreta en estructura burocrático-vertical, o bien –como ya vimos en el caso de las organizaciones anárquicas de síntesis- en estructura federal que, si bien privada de institutos burocrático-jerárquicos, se mueve en base a momento formalizados (comisiones, asamblea deliberante, votos, etc.).
Sea en un caso que en el otro la vitalidad y la riqueza obtenidas par el contraste, la diversidad, la especificidad de los sujetos son negadas o acaban esterilizadas por vía de las síntesis necesarias y del mismo formalismo impuesto por la organización.
Pero la organización es posible también de una manera totalmente diferente, sin forzar –más bien dando a ellos la justa funcionalidad- en mecanismo e institutos formales la especificidad de los individuos y la articulada variedad de formas de la existencia.
Esa es la manera de relacionarse con los hombres y con las cosas en la informalidad misma, por lo tanto en el fluir mismo de las relaciones, tensiones, peculiaridades, exigencias, afectos, necesidad de la lucha y de la supervivencia propia y de los demás.
La vida misma fluye gracias a la informalidad, es decir, por medio de aquellos momentos que el poder constituido no logra asfixiar, formalizándolos en el interior de su propio orden.
Y es todavía en tal informalidad que emergen las mirídadas de actos de rebelión que discuten el orden del Estado-capital.
De la indeterminación y multivariedad del universo, pillado desde el aspecto de su informalidad, no surgen revolucionarios que programan el momento constructivo de la revolución social, encausándola dentro de los límites y recorridos de su propia mente; más bien emergen individuos insurgentes en contra de las presentes condiciones por parte del poder y al mismo tiempo en contra de cada hipótesis e intento de construir otras nuevas, dejando así al indeterminado futuro cada momento constructivo.
Esa es la organización informal anárquica que preludia a una organización –igualmente informal- de las luchas que se ponen en marcha o de aquellas en que participamos.
La Unión de los Anarquistas Sardos (U.A.S.) es un lugar en que la informalidad de las relaciones es cultivada mediante la práctica insurreccionalista.
No es un lugar en que se cultivan ideologías o momentos de asamblea deliberante.
Más bien se socializan análisis, proyectos de lucha, momentos de lucha; cada cual da y coge de ese lugar, da por sí solo o sobre la base de las afinidades e intereses hallados con otros –que pueden ser todos o solamente una parte de los que componen a la U.A.S.-, lo que más le pertenece.
Quien lo considere oportuno hace también propaganda sencilla, pero lo que caracteriza a la U.A.S. es que no se actúa para hacer proselitismo, más bien para extender en lo social –particularmente en las luchas específicas- el método insurrecional en la informalidad de las relaciones.
Con ese espíritu estuvimos presentes en algunas de las luchas y situaciones más significativas de la última década; por ejemplo contra la primera operación político-colonial denominada “Forza Paris”.
Con tal espíritu nos adentramos en la lucha en contra de los parques, tecnológicos o naturalistas que sean, porque por medio de los unos y de los otros, sólo aparente sin conexión, el capital-Estado, que ya se ha reestructurado pasando del industrialismo al postindustrialismo, se pone en marcha para dominar nuestra tierra reduciéndola a centro de investigación y a imagen de la realidad virtual que reproduce lucro y sistema.

EL DESORDEN DE LA REVUELTA
Entonces informalidad en las relaciones, informalidad en la participación en las luchas, informalidad, en su acepción de indeterminación, en la acción insurreccionalista y en el mismo momento insurreccional.
También el actuar proyectual no reniega de la informalidad, más bien se da a partir de ella y en ella se resuelve.
La organización misma es totalmente otra cosa que una estructura: es más bien un lugar de socialización y de sintonía de las luchas y de las tensiones, no de unificación de las mismas.
De igual manera las luchas emergentes del social, los actos de revuelta individual o colectiva, lejos de ser instrumentalizados por fines de cualquier revolución que descansa en las mentes de los organizadores sociales, tienen relevancia en sí ya que compenetran las tensiones que empujan a la insurrección generalizada.
Como ya vimos, la perspectiva anárquica insurreccional e informal pone en primer plano a la insurrección generalizada, no pretende, más bien lo niega decididamente, tener roles constructivos.
El momento predominante de la perspectiva es la autodeterminación por la autodeterminación, entonces esencialmente destructivo-negativo.
Pero no creo exista alguna posibilidad, por el individuo, aun siendo anarquista insurreccionalista, de destruir el poder que lo oprime.
Esta posibilidad se abre sólo mediante la sintonización con cuanto emerge de destructivo y de negativo de lo social mismo, no para instrumentalizarlo cada cual por sus fines, dañando a los fines de los demás, sino para acuñarse y extender las contradicciones, el desorden, la revuelta.
Cuanto más esos actos se manifiestan descompuestos y desordenados, sin ningún centro, más bien haciendo referencia a miles de centros, cada uno autodeterminado, entonces mucho más serán irreductibles a una formalización e irrecuperables por parte de los obstaculizadores del desorden social.
El poder, en realidad, aun en el aparente desorden que crea, puede afirmarse y perpetuarse solo en una cualquier forma de orden. Los revolucionarios, también los anarquistas, que quieren cubrir el papel de construir el futuro, y no solo de destruir el presente, han inevitablemente recompuesto el orden social ahogando así al desorden de la insurrección generalizada, entregando de tal manera el cuerpo social entero en las manos de los nuevos poderes que, en aquel orden recompuesto han encontrado la ocasión donde lanzar nuevas formas de explotación y de opresión.
Es por eso que nosotros reivindicamos y actuamos en función de la revuelta descompuesta, difundida por todos lados, sin cabeza ni cola: mejor dicho somos por el desorden social perenne, condición indispensable para crear la imposibilidad de que se manifieste el poder centralizado.

(Extraidos de El anarquismo en la sociedad posindustrial)

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(A)
Por ... - Wednesday, Dec. 14, 2005 at 12:15 PM

Muy bien , arriba con la propaganda anarquica!

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