¿QUÈ CAMINO ELEGIRÀ EVO MORALES?
Por EL MILITANTE -
Wednesday, Dec. 21, 2005 at 7:17 AM
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Morales gana por mayoría en las
elecciones bolivianas |
¿Qué camino elegirá
ahora? |
Autor : Jorge Martín Fecha
: ( 20-Diciembre-2005 ) Categoria : Bolivia
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unque
todavía no están los resultados oficiales, lo que sí está claro es
que Evo Morales será el próximo presidente de Bolivia después de
ganar claramente las elecciones del domingo 18 de diciembre. Como ha
recibido más del 50 por ciento de los votos será automáticamente
presidente, alguno que ninguna de las encuestas de opinión, que le
daban un 34 por ciento de los votos como mucho, habían previsto.
Su más cercano rival y el candidato favorito de la oligarquía y
la embajada de EEUU, Tuto Quiroga, sólo ha conseguido el 31 por
ciento de los votos. En el Parlamento las cosas no están tan claras,
pero parece que el Movimiento Hacia el Socialismo (MAS) de Evo
Morales no conseguirá la mayoría, a pesar de tener el grupo
parlamentario más grande. Evo Morales ganó claramente en todos
los departamentos andinos, La Paz (con un 63,9 por ciento),
Cochabamba (60,1 por ciento), Oruro (61,6 por ciento), Potosí (53,2
por ciento) y Chuquisaca (46,6 por ciento). Estas son las regiones
que han sido el centro de los movimientos revolucionarios que
derrocaron a los dos últimos presidentes (Sánchez de Lozada y Mesa).
En El Alto la ciudad obrera sobre La Paz, definida por las
organizaciones obreras y campesinas como sus “cuarteles
revolucionarios”, la victoria del MAS ha sido arrolladora. Tony
Condory Cochi, que hasta hace poco era miembro del ejecutivo de la
poderosa Federación de Juntas Vecinales y fue candidato del MAS por
el 15º distrito que cubre El Alto, consiguió un sin precedentes 70,9
por ciento de los votos según todos los resultados provisionales.
Esto demuestra claramente que la victoria electoral del MAS es
el subproducto de la lucha revolucionaria que los trabajadores y
campesinos bolivianos han estado librando durante los últimos 2 o 3
años. Como no tomaron el poder cuando tuvieron la oportunidad en
octubre de 2003 y junio de este año, porque la dirección del
movimiento carecía de un plan caro y vaciló en las coyunturas clave,
todo el movimiento fue desviado hacia el plano electoral. Y el
resultado es esta aplastante victoria del MAS. Pero también en
las zonas bajas de los departamentos de la “media luna” el voto al
MAS fue sorprendentemente alto. En Santa Cruz, el feudo de la
oligarquía, el voto al MAS superó el 30 por ciento. En Tarija,
Morales consiguió casi el 30 por ciento. Esto voto también demuestra
que a pesar del intento de la clase dominante de dividir el país en
líneas regionales, la división real es en líneas de clase. En Santa
Cruz, fue la organización regional de la COB y el Movimiento de
Campesinos Sin Tierra (MST) los que hicieron campaña activa para
conseguir la victoria del MAS. Al mismo tiempo, los partidos
tradicionales de la clase dominante boliviana casi han desaparecido
del mapa electoral. El MNR, que comenzó como un movimiento
nacionalista burgués durante la revolución de 1952 y después se
convirtió en uno de los principales partidos de la clase dominante y
el imperialismo, consiguió apenas un 6,7 por ciento, el MIR y el
ADN, otros dos principales partidos burgueses, se han convertido en
partidos extraparlamentarios. La escala de la victoria podría
haber sido incluso mayor de no haber sido porque el Consejo
Electoral Nacional borró de las listas a casi un millón de personas,
la mayoría de los barrios más pobres y obreros que probablemente
votarían a Morales. La victoria del MAS debe entenderse en el
contexto de una campaña electoral extremadamente polarizada donde
las multinacionales del gas y el petróleo, la embajada de EEUU y la
clase dominante boliviana han hecho todo tipo de acusaciones contra
Morales, advirtiendo de que era un “agente del imperialismo
venezolano”, un amigo del “dictador comunista Castro”, etc., Las
masas de trabajadores y campesinos votaron claramente contra el
imperialismo estadounidense, contra el dominio de los recursos
naturales por parte de las multinacionales. También votaron contra
la vieja opresión nacional de la mayoría indígena. Hasta los años
cincuenta la población indígena ni siguiera podía caminar por la
Plaza Murillo donde se encuentra el Congreso. Ahora Morales, que
procede de la base del movimiento y de la mayoría indígena, ha sido
elegido presidente. Votando a Morales, los trabajadores y los
campesinos, los pobres y los desposeídos, están asestando un golpe
contra sus opresores. Sin embargo, Evo Morales ahora estará bajo una
enorme presión. Por un lado, las multinacionales del gas, la
embajada de EEUU, la clase dominante local, que ya están pidiendo
respecto por los derechos de propiedad privada, un acuerdo de libre
comercio con EEUU y la erradicación de las plantaciones de hoja de
coca. Por el otro lado, los cientos de miles de trabajadores y
campesinos que han votado al MAS con una idea clara en la mente, que
Morales cumplirá la “agenda de octubre”, es decir, las
reivindicaciones que llevaron a la insurrección de octubre de 2003.
Y éstas son, principalmente, la nacionalización e industrialización
del gas, la reforma agraria, dar marcha atrás en la política
neoliberal y, para algunos, la convocatoria de una asamblea
constituyente. Los trabajadores y los campesinos de Bolivia ya
han demostrado en los últimos años que se trata de una lucha de vida
o muerte para ellos. Si el gobierno del MAS no cumple lo que ellos
están exigiendo es probable que salgan de nuevo a las calles e
intenten conseguir sus objetivos mediante la acción de masas
directa. El movimiento tiene confianza y ha ganado varias victorias
(como la derrota de los intentos de privatizar el agua en Cochabamba
y El Alto). Aunque el movimiento no tomó el poder cuando pudo
hacerlo, en los últimos dos años ha derrotado y echado a dos
presidentes. La situación podría tener algunos paralelos con la
de Ecuador. Allí, también, hubo una revolución fallida y después el
movimiento de las masas se expresó a través de la victoria electoral
de Lucio Gutiérrez. Cuando abrazó la política dictada por el
imperialismo hubo un nuevo movimiento que le echó del cargo sólo
hace unos meses. Si Morales sigue el camino de Lucio acabará como
él, expulsado por las mismas fuerzas que le llevaron al poder.
Los sectores más inteligentes de la clase dominante
internacionalmente son conscientes de que Evo Morales podría ser su
última oportunidad de controlar Bolivia antes de imponer una
dictadura militar, algo que probablemente en las condiciones
actuales llevaría a una guerra civil. El periódico Financial Times
avisa a Washington para que “sobre-reaccione a la retórica de
Morales y sus planes de descriminalizar la coca y estrechar lazos
con Venezuela y Cuba”. Y añadía: “La administración estadounidense
no debería inclinarse a las presiones de los ‘guerreros de la droga’
en Capital Hill o el ala dura que se puede esperar pida la
suspensión de los programas de ayuda”. Esto indica que ellos verían
más una situación en la que Washington amablemente empuje a Morales
hacia la derecha, como hicieron eficazmente con Lucio: “Esos
programas representan la mejor oportunidad de mantener la influencia
de EEUU en Bolivia. Aislando al país empujarán a Morales más a la
izquierda con el riesgo de acelerar la polarización política de la
región”. Todo esto suena muy bien sobre el papel, pero en la
vida real Morales también estará sometido a la poderosa presión del
movimiento revolucionario de masas de los trabajadores y campesinos.
Y al mismo tiempo, los reaccionarios de derechas que dirigen la
política exterior de EEUU en América Latina y que no necesariamente
son las personas más astutas. Morales durante la campaña
prometió a sus seguidores muchas cosas, pero también tuvo cuidado de
tranquilizar a las multinacionales. Justo antes de las elecciones,
Morales dijo a La Gaceta: “Si soy elegido presidente,
desgraciadamente será mi deber respetar esas leyes neoliberales.
Podremos hacer algunos cambios por decreto, otros mediante el cuerpo
legislativo, pero inmediatamente no habrá grandes cambios porque
veinte años de leyes neoliberales no se puede erradicar con un solo
golpe”. Hablando durante las celebraciones de su victoria electoral
mencionó la reivindicación central del movimiento de trabajadores y
campesinos: la nacionalización del gas. “El gobierno ejercerá su
derecho a la propiedad estatal de los hidrocarburos de Bolivia. Eso
no significa la confiscación o expropiación de los bienes de las
multinacionales”. Como se vio durante el gobierno Mesa (que, a
propósito, tenía el apoyo parlamentario del MAS), en una situación
como la de Bolivia, un estado y una población extremadamente
empobrecidos en un país con enormes recursos naturales, es imposible
calmar al mismo tiempo a las multinacionales y a los trabajadores y
campesinos. Morales tendrá que elegir. En Venezuela, Chávez llegó al
poder con un programa de reformas democráticas muy diversas pero
ahora abiertamente dice que no puede implantarlas dentro de los
límites del capitalismo. Bolivia está en una situación incluso peor
desde este punto de vista. En el pasado, los dirigentes del MAS,
con Morales a la cabeza, nunca han llevado la lucha de los
trabajadores y campesinos hasta el final, porque ellos depositaron
toda su confianza en el parlamentarismo burgués. Ahora, debido a la
incapacidad de la dirección de los trabajadores de tomar el poder
cuando se presentó la oportunidad, han ganado estas elecciones
parlamentarias. Tendrán que pasar la prueba y esta es ahora una
etapa necesaria en el desarrollo de la conciencia de las masas.
La idea, planteada por el candidato a vicepresidente García
Linera, de que es posible hacer algún tipo de capitalismo nacional
andino, comprometido con el desarrollo de la economía del país, es
la peor de las utopías. La clase dominante en Bolivia, si se puede
ser más, aún más dependiente y servil del imperialismo que su
homóloga venezolana. Existe una larga tradición de esto en Bolivia,
desde los barones del estaño con sede en Londres y Suiza que
gobernaban el país a finales del siglo XIX, a los educados en EEUU
como Sánchez de Lozada, un presidente que sólo podía hablar el
español con acento inglés. Todos los intentos del movimiento obrero
de basarse en los sectores “progresistas” de la clase dominante
nacional o la pequeña burguesía, han terminado en un desastre o una
dictadura militar. La tortuosa historia de Bolivia proporciona una
confirmación abundante de esto. Los sectores “nacionalistas” o
incluso “revolucionarios” de la clase dominante han terminado siendo
la principal herramienta de la dominación imperialista (como fue el
caso del MNR y después el MIR). La única forma de que el país se
desarrolle de una manera significativa es si los recursos naturales
son puestos firmemente bajo el control de los trabajadores y los
campesinos. Los últimos años han sido una escuela mediante la cual
crecientes sectores de las masas han aprendido que dentro de los
límites del capitalismo no hay salida. Los activistas más avanzados
de las organizaciones obreras bolivianas deben prepararse para la
próxima oleada del movimiento revolucionario que inevitablemente
llegará.
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