CUBA : EL CERCO DE LA IMPOTENCIA.
Por EL MILITANTE -
Thursday, Dec. 22, 2005 at 2:24 PM
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Cuba: el cerco de la impotencia, o
viceversa |
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Autor : Frank J.
Solar Fecha : ( 21-Diciembre-2005 ) Categoria : Cuba
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ací
bloqueado. Y mis 24 años los he vivido bajo esa condición. Mi
historia no es única, es la misma de millones de cubanos, el 70 por
ciento de quienes habitamos hoy esta isla y hemos compartido juntos
las mismas restricciones económicas impuestas por Estados Unidos a
Cuba hace ya más de 4 décadas.
Con el bloqueo nos han
querido hacer pagar caro la osadía de ser libres, dignos, de no
plegarnos, de tomar el destino en nuestras manos. Es para ellos
asunto de vida o muerte evitar que el ejemplo cubano halle eco en
otras partes del mundo, sobre todo en lo que ellos consideran su
traspatio latinoamericano. Para conjurar ese peligro no han
escatimado, ni lo harán en el futuro, medios ni recursos. El cerco
económico es sólo una de las facetas más criminales de una guerra
sin cuartel que en todos los frentes ha desarrollado el imperialismo
norteamericano contra el pueblo cubano desde 1959, y que ha incluido
de todo: acciones terroristas, agresión militar directa, campaña
mediática de calumnias y falsificaciones...
Este
bloqueo es la respuesta desesperada, rabiosa, impotente, ante la
imposibilidad de bloquear lo que realmente hubieran querido: las
ideas que irradia la Cuba revolucionaria y el ejemplo de lo que
representa. Y es eso lo que en verdad les molesta a los
imperialistas y lo que no podrán impedir nunca: que Cuba siga siendo
paradigma de rebeldía, que siga mostrando el camino de un futuro
mejor para los pueblos.
Y aunque esta política no
consigue aislar a Cuba ni desvirtuar el significado de lo que
representa, sí que hace daño: en 45 años, ha ocasionado a nuestro
país pérdidas por más de 82 mil millones de dólares, sin incluir
otros 54 mil millones en daños por sabotajes y bienes dejados de
producir.
Las intenciones del bloqueo son claras:
rendirnos o matarnos de hambre, enfermedades y penurias materiales.
Provocar una difícil situación económica, que ponga en entredicho
los éxitos de la Revolución, para demeritarla y restarle apoyo
popular al culparla de los desastres y limitaciones que él mismo
causa. Todo esto forma parte de una estrategia muy bien montada: al
producirse éxodos masivos se desprestigia a la Revolución Cubana y
se la presenta al mundo como una dictadura de la que salen huyendo
miles de cubanos.
Detrás de esta política criminal y
genocida lo que se esconde es un profundo temor. Le tienen terror al
desarrollo tremendo que alcanzaría Cuba una vez levantado el
bloqueo. Saben bien que, como ha dicho nuestro Canciller,
duplicaríamos nuestra economía en tan sólo diez años. Se la verían
más difícil a la hora de inventar mentiras para desacreditar a la
Revolución Cubana y tergiversar su realidad, aumentaría su orfandad
de argumentos para justificar lo injustificable.
Se
confirmaría muchísimo más esa realidad que la Revolución Cubana
expresa a gritos: la superioridad del socialismo como único sistema
capaz de desarrollar al máximo las potencialidades humanas. Una vez
levantado el bloqueo y los obstáculos que él impone, Cuba alcanzaría
niveles de progreso económico y social, y en la calidad de vida de
su gente, que superarían con creces a los que ya hoy, orgullosa,
ostenta. Dejaría en evidencia todo lo que de retrógrado tiene el
capitalismo frente a las prácticas socialistas.
Si
Cuba ha podido alcanzar todas esas conquistas sociales que
despiertan admiración en el mundo entero, qué no lograría sin el
colosal freno que para ella significa el bloqueo. Mirado desde otra
perspectiva, si Cuba ha podido conquistar todo lo que ha alcanzado
en materia social y cultural, siendo un país pequeño y bloqueado,
qué no lograrían países mucho más poderosos y con más riquezas, sin
el tremendo freno que para ellos significa el capitalismo.
Ahora, el hecho de que se suspendiera definitivamente
el bloqueo, no significaría la desaparición automática de todas las
dificultades que acosan a la Revolución Cubana. Todo lo contrario,
es de esperar que se tornarían mucho más complejas, sutiles y
peligrosas, dado el nuevo contexto que sobrevendría. No tendríamos
bloqueo, pero seguiríamos insertados en un mercado capitalista
mundial que nos es sumamente adverso, y diametralmente opuesto a las
esencias y presupuestos del sistema que defendemos. El incremento en
las relaciones comerciales, en las inversiones de capital
extranjero, en la creación de empresas mixtas, incluso el acceso a
créditos de organismos financieros internacionales, hasta hoy
vedados, todo ello operaría conscientemente, en pos de lograr el
objetivo eterno de las elites del imperialismo y la burguesía
internacional: la destrucción de la Revolución Cubana.
El levantamiento del bloqueo no significaría la
panacea ni la solución definitiva a todos nuestros problemas. En
estos tiempos de globalización ningún país puede sobrevivir solo,
aislado, ajeno a un mercado capitalista completamente desigual e
injusto, y que condena a la exclusión, marginalidad y subdesarrollo
a los más débiles. Para Cuba el único antídoto efectivo contra los
peligros que traería una mayor inserción en el mercado mundial sin
las ataduras del bloqueo sería la extensión de la revolución, el
triunfo de procesos socialistas en otros países, fundamentalmente
del continente latinoamericano, que marchen juntos hacia la
conformación de un gran bloque socialista mundial.
Los cubanos, conscientes de estas realidades,
consideramos prioritario el impulso a la profundización del proceso
de integración con la Revolución Bolivariana, que da sus primeros
pasos bajos los auspicios de la Alternativa Bolivariana para las
Américas, y que debe llevar, indefectiblemente, a una federación
socialista entre las dos naciones hermanas, y a la que se deberán ir
sumando, progresivamente, los procesos liberadores y revolucionarios
que se desaten en el continente.
No debemos olvidar
que nuestros aliados en el combate contra el bloqueo y por la
preservación de la Revolución no son los empresarios capitalistas,
ni los gobernantes que a ellos responden, para quienes la suspensión
del cerco económico contra Cuba significaría solamente la
posibilidad de aumentar su obtención de ganancias y beneficios a
partir de un comercio sin trabas; y de emplear nuevos mecanismos
para derrotar la experiencia cubana. Este objetivo, para ellos
central aunque le modifiquen las formas, nunca lo abandonarán, pues
nuestra mera existencia está en las mismas antípodas de sus
intereses. Por eso debemos estar preparados para enfrentar con
inteligencia y eficacia los ataques contrarrevolucionarios, aún
cuando vengan disfrazados de un discurso y un proceder menos
agresivo e incluso conciliador en numerosos aspectos.
Nuestros verdaderos aliados incondicionales son los
pueblos en lucha por un futuro más digno. Esos trabajadores,
estudiantes, campesinos, indígenas, que se levantan contra enemigos
comunes, los mismos de nosotros, serán nuestros mejores defensores
ante cualquier agresión imperialista o una escalada reaccionaria de
la contrarrevolución capitalista. En la medida en que el enorme
ascenso que están teniendo las luchas de clases en América Latina se
dirima a favor de las masas populares la Revolución Cubana estará
más segura. Por eso es para nosotros un asunto de supervivencia el
apoyo y el impulso que le podamos brindar a la profundización de los
procesos revolucionarios latinoamericanos. Flaco favor les haríamos
si, por temor a ser radicales, les transmitiéramos la engañosa
utopía de que es posible alcanzar sus objetivos transformadores en
el marco del capitalismo. No, debemos explicar claramente la lección
aprendida de nuestra experiencia histórica: los graves problemas
sociales y de todo tipo que afectan a nuestros pueblos sólo podrán
ser resueltos mediante una revolución socialista de liberación
nacional como la que hemos vivido. Cualquier camino intermedio,
reformista, que no corte las amarras de las estructuras capitalistas
conducirá irremisiblemente al fracaso y a una costosa derrota.
Por mi parte, agradezco haber nacido en una Cuba
bloqueada por revolucionaria. A pesar de las carencias materiales,
de una vida modesta y sin lujos, he crecido en una sociedad donde se
le rinde culto a la dignidad plena del hombre. No cambiaría por nada
la suerte de que mi historia personal forme parte de una más grande
y mucho más hermosa: la resistencia heroica de un pueblo digno en
una pequeña isla frente a las agresiones del imperio más poderoso
que haya conocido la humanidad.
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