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Hallan restos de aborígenes que vivieron en Buenos Aires
Por Diario Hoy / La Plata - Monday, Dec. 26, 2005 at 10:55 PM

En una cascada del arroyo Claromecó (partido de Tres Arroyos), los científicos dieron con huesos de la alimentación de aborígenes, como guanaco, ñandú o venado de las Pampas. También materiales de piedra, cerámica y caracoles marinos, que eran utilizados como collares o como recipientes

Un grupo de investigadores de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) encontró importantes restos arqueológicos en Claromecó, partido de Tres Arroyos. Los especialistas, un equipo de antropólogos de la facultad de Ciencias Naturales y Museo de nuestra ciudad, hallaron restos de huesos de la alimentación de aborígenes, como guanaco, ñandú, venado de las Pampas, mulita, armadillo y peludo. También materiales de piedra, cerámica y caracoles marinos, que eran utilizados como collares o recipientes.

El trabajo, realizado en una zona denominada la cuarta cascada del arroyo Claromecó, es la continuación de un proyecto de investigación que en 1999 comenzó el antropólogo Mariano Bonomo, que ahora encabeza las excavaciones.

“El sitio arqueológico está ubicado al costado de un camino, en la parte final de una cadena de médanos. Es una zona de transición entre lo que es lo continental y lo marítimo”, expresó Bonomo en diálogo con Hoy.

El profesional trabajó junto a ex alumnos de la carrera que se encuentran haciendo su tesis de doctorado, y alumnos regulares actuales de antropología.

Puntas de flecha

En 2004, este grupo de investigadores había realizado una excavación un poco más pequeña que la actual, y aplicó una datación radio carbónica, con carbono 14, que arrojó que los elementos poseen una antigüedad de 800 años. En esa oportunidad, también aparecieron restos de la alimentación de los grupos aborígenes que habitaban la zona, cáscaras de huevo de ñandú, dos puntas de flechas y otros objetos, como piedras, con las cuales hacían herramientas que les permitían cortar los animales que cazaban. Además, se hallaron restos de alfarería de cerámica y algunos pigmentos utilizados para dar color a las piezas.

Piedras volcánicas

“Los objetos que encontramos en esta última excavación podrían tener la misma antigüedad que los que recuperamos el año pasado, ya que es la continuación del sitio y está en la misma capa geológica, que es un paleosuelo. Es decir, es un suelo enterrado, una capa negra donde alguna vez hubo vegetación”, explicó el antropólogo.

Según Bonomo, algo llamativo de este sitio es el hallazgo de rodados de playa y rodados volcánicos, piedras que no son comunes de encontrar en llanuras y médanos. “Las dos puntas de flechas que estaban en el lugar fueron hechas con esas piedras cuando, por lo general, en la zona debería haber rocas provenientes de las sierras. En cambio, acá lo diferente es que hay una explotación importante de estos rodados costeros”, señaló.

Para Bonomo, que recibió a Hoy en su pequeño laboratorio del Museo de Ciencias Naturales de nuestra ciudad, la importancia del hallazgo es que permite dar una respuesta al interrogante que él mismo había planteado en su tesis de doctorado.

“Quería comparar la relación costa-interior. Es decir, si la gente del interior era la misma que la que vivía en la costa. Luego de varios años de trabajo puedo decir que sí, era la misma gente; y se iban moviendo por la zona porque eran nómades que buscaban piedras y diferentes animales para comer ”, destacó.

Análisis de las piezas

Actualmente, las piezas arqueológicas encontradas en Claromecó están siendo analizadas en el Museo de nuestra ciudad. En las salas de investigación, ubicadas en la zona del Bosque, se hace el clasificado, el rotulado, y se analizan diversos aspectos. “En el material óseo se observa si presentan cortes para saber cómo depostaban los pueblos que habitaban la zona”, explicó Bonomo.

“También se estudian los sedimentos de la piedra, la manufacturación de la cerámica y los restos adheridos a las piezas, para saber cómo cocinaban. Analizando las pastas de arcilla se puede conocer de dónde sacaban el material para trabajar en alfarería”.

Hace dos semanas, el grupo de antropólogos -integrado por nueve personas- brindó una charla a los habitantes de Claromecó, en la delegación municipal. Allí se pudieron apreciar, a través de fotos y el relato de los protagonistas, los trabajos realizados en la zona.

“La gente tiene que conocer la identidad del lugar, su historia, quiénes lo habitaban, cómo vivían, de qué se alimentaban. Además, hay personas que pasaban habitualmente por donde trabajábamos y merecían saber qué es lo que estabamos haciendo”, indicó el antropólogo.

El valor de divulgar

Además, destacó la importancia de la divulgación de los hallazgos a la comunidad; porque, de lo contrario, los resultados quedan únicamente en el círculo científico, con la gente que asiste a congresos u obtiene material de revistas especializadas que utilizan un lenguaje muy técnico, alejado del común de la gente.

“Esto es importante para bajar el conocimiento que uno va rescatando para la comunidad. Por eso también estamos trabajando con el Museo Regional Aníbal Paz, con las colecciones que hay allí, para que la gente sepa y conozca un poco más”, expresó.

Junto a Bonomo trabajaron en las excavaciones Alejandra Matarrese, Catriel León, María José Cigarraga, Eduardo Apollinaire, Lucas Turnes, Noelia Banchio, Julia Momo y Leandro Zilio.

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