Julio López
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JUEZ FEDERAL FORMOSEÑO ORDENA ALLANAMIENTOS POR LA MATANZA DE PILAGÁ
Por El Diario Digital / Posadas - Tuesday, Dec. 27, 2005 at 7:33 PM

El Juez Federal de Formosa, Marcos Bruno Quinteros, ordenó cuatro allanamientos en las localidades formoseñas de Las Lomitas y Pozo del Tigre. El pedido fue interpuesto por la Federación Pilagá, con los patrocinios de los abogados Carlos Alberto Díaz y Julio García, por existir serios indicios que se encontrarían las tumbas comunes de más de 500 mujeres, niños, ancianos y hombres de la etnia Pilagá. Estas personas habrían sido masacradas por tropas de la Gendarmería Nacional entre el 10 al 30 de octubre del año 1947, tragedia conocida como la "Matanza de Rincón Bomba.

La Resolución en los considerandos dice en su parte pertinenente:"...Que a fs. 73/74 los recurrentes refieren acerca el inicio de tareas de testeo en las zonas conocidas como Rincón Bomba y Pozo del Tigre, llevadas a cabo por consultores técnicos de parte (profesionales de las ciencías criminalísticas y antropológicas), a fin de determinar la posible existencia de restos oseos que podrían corresponder a tumbas o fosas comunes que estarían vinculadas a la Masacre denunciada y cuya indemnización patrimonial se persigue en autos; peticionando interín la tramitación de la presente acción de daños y perjuicios, medida cautelar que permita proceder al allanamiento de los predios indicados en la presentación obrante a fs. 75. Solicitan se ordene al mismo tiempo la custodia y protección de los elementos probatorios allados a fin de evitar que estos se pierdan por el accionar de terceros o las consecuencias del transcurso del tiempo y los efectos de la naturaleza. Por su parte requieren, se disponga toda medida que al criterio del suscripto sea considerado últil para el mejor conocimiento de los antecedentes y hechos de la tragedia de marras. Que siendo asimismo observada a través de la esfera penal, en atención a la posible comisión de delitos de lesa humanidad, a los fines de la admisibilidad de la tuitiva pretendida, deberán adoptarse las formas procesales en la ley Nº 23.984 en todas las diligencias que se ordenan a continuación con relación a causa...".

Los protagonistas de la tragedia: Rolando de Hertelendy, nacido en Buenos Aires en el año 1.900. Educado en Bélgica. Administraba negocios familiares en la ciudad de Clorinda, fue nombrado Gobernador Federal del entonces Territorio Nacional de Formosa el 10 de diciembre del año 1.946. Construyó en aquella ciudad la primera pista pavimentada de aterrizaje de la Provincia. Falleció en la misma ciudad donde nació el 23 de diciembre del año 1.979.

º Jorge Alberto Elordi: Jefe de la Policía Nacional de Territorios nombrado por el Gobernador Hertelendy , designado por Resolución Nº 1.865/46 y 1869/46.

º Miguel Ortiz:Delegado de la Dirección Nacional del Aborígen en el año 1.947. Se le relevó del cargo tiempo después de la "Matanza de Rincón Bomba".

º Emilio Fernández Castellanos: Comandante del Escuadrón Lomitas de Gendarmería Nacional.

º Aliaga Pueyrredón: 2º Comandante del Escuadrón Lomitas de Gendarmería Nacional. Tuvo discusiones con el Comandante Castellanos por el modo que este manejaba la crisis antes de la tragedia. Pueyrredón no estaba de acuerdo en parlamentar con los indígenas.

º Teófilo Ramón Cruz: Presenció la tragedia y muchos años después relató los hechos cuando era Comandante Mayor (R) en la Revista Gendarmería Nacional, edición 120-3-1991.

º Nola Lagadick, Cacique de la etnia Pilagá. Fue, conjuntamente con Pablito, los grandes interlocutores de la crisis. Planteó las necesidades de su pueblo ante la Comisión de Fomento de Las Lomitas como ante el Comandante Emilio Fernández Castellanos. Luego de "La Matanza de Rincón Bomba" fue considerado "desaparecido".

º "El cacique Paulo Navarro (Pablito) sobrevivió y vagó perdido con unos 100 indígenas desesperados y hambrientos por las zonas más áridas del Chaco. Unos meses después aceptó "sobrevivir" en la reducción del Lote 14 de la Colonia Aborigen Francisco Javier Muñiz". (Pagés Larraya, 1982:61, citado por Patricia Vuoto y Pablo Wright, ob. cit.).

º Luciano Córdoba, argentino de etnia pilagá nacido en Pozo Molina, querido y admirado además por Tobas y Wichís de la Misión Tacaaglé y Colonia La Primavera. Poseedor innato de una singular carisma. Sobrevivió a la matanza. "Luciano enseñaba a seguir la Palabra de Dios,. Esto implicaba no hacer las cosas mal, es decir; no fumar, no tomar bebidas alcohólicas, no tener muchas mujeres, no robar, no mentir, etc...Luciano no tenía edificio, una iglesia sino una "corona", era un círculo de tierra elevada, rodado de un borde hecho con palmas, a ella subían los visitantes para curarse y recibir los espíritus...Luciano iba de un lugar a otro llevando su mensaje". (Patricia Vuoto y Pablo Wright, ob. cit.).

º Nicolás Curesti: "doqshi" (no indígena), colono blanco que defendió y salvó la vida de un sinnúmero de Pilagás que iban a ser fusilados por la Gendarmería Nacional luego del 10 y 11 de octubre en Campo del Cielo, Formosa.

La tragedia se desencadena en el mes de abril de 1.947. Miles de braceros Pilagás, Tobas y Wichís son despedidos sin indemnización alguna del Ingenio San Martín de El Tabacal. Un mes antes habían sido traídos, desde el Territorio Nacional de Formosa, caminando cientos de kilómetros, cargando al hombro sus pobres enseres, sus mujeres y sus niños con la promesa que se les pagaría $ 6.- por día.

Una vez en El Tabacal se les quiso abonar la suma de $ 2,50.- por día. "...Considerándose defraudados recurrieron ante las autoridades respectivas de El Tabacal y no pudieron obtener justicia, por el contrario, cuando insistieron en sus reclamaciones fueron despedidos inhumanamente. El pueblo condolido les ayudó dentro de sus posibilidades.

Por su parte la comuna está dispuesta a que se les adjudiquen unos trabajos para que puedan obtener lo indispensable para costear su alimentación. Del Tabacal volvieron a pie hasta Las Lomitas porque carecián de medios para hacerlo por ferrocarril...".(Diario "Norte", de Formosa del 13 de mayo de 1.947). Allí se reunen entre 7.000 a 8.000 indígenas según Teófilo Ramón Cruz, Revista Gendarmería Nacional, ed.120-3-1.991.

Las primeras víctimas de la hambruna y las enfermedades comenzaron a ser los niños y los ancianos. Luego los hombres y las mujeres.

La situación expulsa a esta población a salir de su ámbito natural y buscar ayuda en las poblaciones cercanas, ubicándose en el paraje conocido como "Rincón Bomba".

Una delegación encabezada por el Cacique Nola Lagadick y Luciano Córdoba piden ayuda a la Comisión de Fomento de Las Lomitas y al Jefe del Escuadrón 18 Lomitas de Gendarmería Nacional, Comandante Emilio Fernández Castellanos. Se trasladan hasta un descampado, ubicado a 500 metros, aproximadamente, del pueblo "para que se vean nuestras miserias...".

Comienzan a mendigar las madres con sus hijos en brazos, puerta por puerta, pidiendo tan sólo un poco de pan. Al principio algunos se solidarizan, inclusive el Jefe del Escuadrón de Gendarmería, como algunos de sus hombres a su mando, se preocupan por la desesperante situación, les dan yerba, azúcar y ropas. Pero al transcurrir de los días las puertas ya no se abren y no se les recibe más en el Escuadrón.

"Mandaron lenguaraces al poblado y lograron se concretara el primero de sus pedidos, consistente en víveres diversos y ropa para vestir (de pies a cabeza) a seis indios, con la misión de posibilitarles su traslado a Buenos Aires para entrevistar a las autoridades y al Presidente Perón. El jefe de Unidad reunió entonces a comerciantes y ganaderos obteniendo de su colaboración víveres y ganado en pie que eran distribuidos por personal del Escuadrón. Así al principio. Pero al poco tiempo, los indios ya no pedían: exigían. De que primero quisieron ver al Presidente en Buenos Aires, es cierto, tan cierto, como que después desistiron proponiendo que el Presidente los visitara a ellos "para que viera como vivían"...hubo muchas indigestiones, y hasta dos muertes, más la madre del propio Pablito (el cacique). Amanecieron indisgestados y debido al fuerte descenso de la temperatura en horas de la noche, resfriados y engripados, aduciendo entonces "haber sido envenenados". El 2º Jefe ordenó movilizar la unidad a bordo de camiones y a pie, reuniéndola en un lugar desde donde puediera vigilarse el movimiento indígena...".(Comandante Mayor (R) Teófilo Ramón Cruz, ob.cit.).

El Presidente de la Comisión de Fomento, telegráficamente, lo impone de la situación al Gobernador Federal solicitándole el urgente envió de ayuda humanitaria. También se entrevista varias veces con el Jefe del Escuadrón de Gendarmería, transmitiéndole la preocupación de los vecinos que temen ser atacados por los indígenas hambrientos.

El Gobernador se comunica diligentemente con el Ministro del Interior de la Nación haciéndole saber la gravedad de la situación y la falta de recursos en el territorio para afrontarla. Este a su vez le hace saber al Presidente Juan Domingo Perón quien ordena inmediatamente, como parte de una ayuda mayor y planes de desarrollo social, el envió de tres vagones por el ferrocarril General Belgrano, que era el medio de transporte más rápido de la época para el volumen de carga, con alimentos, ropas y medicinas. La carga llega a la Ciudad de Formosa en la segunda quincena del mes de septiembre consignada al Delegado de la entonces Dirección Nacional del Aborígen Miguel Ortiz. Permanece en la estación, a la intemperie, diez días aproximadamente. Enterado el Gobernador Hertelendy de la injustificada demora y consiente de la situación de los indígenas, conmina por intermedio y en persona del Jefe de la Policía Nacional de Territorios, al Delegado de la Dirección Nacional del Aborígen la inmediata partida del cargamento.

A la estación de Las Lomitas, llega un solo vagón lleno, dos semivacios, los primeros días de octubre de 1.947, sólo con alimentos, la mayoría en mal estado por el tiempo transcurrido entre el envio y la irresponsable dilación en su entrega por parte del Delegado de la Dirección Nacional del Aborígen: harina con gorgojos y moho; grasa para cocinar derretida por el calor; azúcar; yerba, galletas ya verdes en bolsas. Se sabe de algunas ropas y nada de las medicinas. Son distribuidos y consumidos rápidamente por los miles de famélicos, hambrientos, enfermos, semidesnudos y debilitados seres humanos. A las pocas horas comienzan a sentir los síntomas de una intoxicación masiva. Fuertes dolores intestinales, vómitos, diarreas, desvanecimientos, temblores y nuevamente la muerte... primeramente de los que se encontraban más débiles que llegó a más de cincuenta, mayormente niños y ancianos. Los gritos y quejidos de dolor en las noches de las madres que aún sostienen en sus brazos a sus bebes muertos retumbaban en la noche formoseña. No tenían consuelo. Los primeros son enterrados en el cementerio "cristiano" de Las Lomitas. Al ser tantos se les niega que lo sigan haciendo en el mismo, evitando el acceso de los cadáveres al mismo. No les queda otra posibilidad que hacerlo en el monte. Las ceremonias mortuorias, con sus danzas rituales marcadas con el ritmo de instrumentos milenarios, retumban noche tras noche.

El Jefe del Escuadrón lo llama al Delegado Nacional del Aborígen, increpádolo y pidiéndole explicaciones sobre las faltas en los abastecimientos y el mal estado en que habían llevado y se habían distribuidos. Este, al parecer de carácter muy soberbio, le contesta en forma descomedida diciéndole que "...que tanto se preocupaba si al final son indios...". Fernández Castellanos, muy nervioso por la situación que le toca manejar e indignado, seguramente, por el desprecio hacia los indígenas demostrado por Ortíz, le pega una cachetada que lo tira de espaldas en la puerta de su despacho, adelante de algunos de sus subordinados. Ortiz sale corriendo del Escuadrón y desaparece de Las Lomitas.

Comienza a circular el rumor, lanzado a rodar por no se sabe quien, que aquellas sombras de seres humanos no sólo ahora hambrientos, desarmados, indefensos, sino también enfermos, estarían por atacar a no se sabe quien. Las danzas, los cánticos en una lengua desconocida y la música interpretada no dejan dormir en las noches calurosas a los habitantes del pueblo como a los hombres y las familias de la Gendarmería Nacional, que viven en el lugar. Se realizan reuniones de vecinos en la sede de la Comisión de Fomento desde donde se les trasmite nuevamente preocupación a las autoridades de Gendarmería Nacional y nuevos telegramas al Gobernador. Comienza a hablarse del "peligro indio".

Gendarmería Nacional forma un "cordón de seguridad" alrededor del campamento aborígen. No se les permite transpasarlo ni ingresar al pueblo a los Pilagás. Se colocan ametralladoras en "nidos", en distintos sitios "estratégicos". Ya son más de 100 los gendarmes, armados con pistolas automáticas y fusiles a repetición que día y noche custodian el "ghetto".

Hasta que sucede lo inexorablemente esperado. En el atardecer del 10 de octubre "...el cacique Pablito pidió hablar con el Jefe (del escuadrón), por lo que concerté una entregista a campo abierto. Los indios, ubicados detrás de un madrejón, nos enfrentaban a su vez, hallándonos con dos ametralladoras pesadas, apuntando hacia arriba. En los aborígenes (más de 1.000) se notaba la existencia de gran cantidad de mujeres y niños, quienes portando grandes retratos de Perón y Evita avanzaban desplegados en dirección nuestra".

En tales instantes se escucharon descargas cerradas de disparos de fusíl ametralladora, carabinas y pistolas, origen de un intenso tiroteo del que el Cte. Fernández Castellanos ordenó un alto de fuego, pensando procedía de sus dos ametralladoras, lo que no fue así: el 2º Cte. Alia Pueyrredón, sin que nadie lo supiera, hizo desplegar varias ametralladoras en diferentes lugares del otro lado del madrejón, o sea unos 200 metros de nuestra posición y en medio del monte...".

"Contó Orlando (yerno del gran cacique y "pi'ogonaq" (médico indígena) de Soledad) que él trabajaba para al gendarmería a los 16 años, cortando leña. Según él, un cabo de la gendarmería amigo le avisó que iban a atacar el asentamiento indígena, vecino a Las Lomitas. Orlando avisó a los ancianos pero no le creyeron porque creían en el poder de Luciano. El no fue, porque tenía miedo y si creía en las balas de la gendarmería...Según Castorina, la mujer de H. González de La Línea, hubo una gran matanza en el lugar de la Bomba, que provocó una huida desorganizada. Ella y su madre pasaron la noche escondidas y al día siguiente huyeron por el monte hasta Pozo Molina".(Idoyaga Molia, citado por Patricia Vuoto y Pablo Wright, ob. cit.).

Se lanzan bengalas para iluminar la dantesta escena y determinar mejor los blancos a tirar. Cientos de mujeres con sus niños en brazos, ancianos y hombres comienzan a huir hacia ninguna parte que los lleva fatalmente a la muerte. Con las primeras luces del alba la imagen es dantesca. Más de 300 cadáveres yacen. Los heridos son rematados. Niños de corta edad, desnudos, caminan o gatean, sucios, entre los cadáveres, envueltos en llanto.

Luego del ametrallamiento "...pensando que al llegar la noche atacarían avanzando sobre Las Lomitas, efectuamos tiros al aire desde todos lados para dispersarlos. El tableteo de la ametralladora, en la oscuridad, debemos recordarlo, impresiona bastante. Muchos huyeron escondíendose en el monte, al que obviamente conocían palmo a palmo..." (Comandante Mayor (R) Teófilo Ramón Cruz, ob. cit.).

Pero allí no termina la matanza. Comienza la persecución de los que pudieron escapar, "para que no queden testigos", contando la Gendarmería Nacional con la "colaboración" de algunos civiles. Van en dirección a Pozo del Tigre la mayoría, otros para Campo del Cielo, miles se guarnecen en la espesura de los pocos montes que quedan. En los días subsiguientes son rodeados por las partidas. Y allí nuevamente son masacrados en distintos lugares (Campo del Cielo, Pozo del Tigre, etc.) más de 200 personas. Entre los represores ninguna víctima. Se hubiera podido seguir la trayectoria de las tropas por las piras de cadáveres humanos que se quemaban, porque "no había tiempo para enterrarlos", a medida que avanzaban.

En total son asesinados en la "campaña" entre 400 a 500 argentinos de etnia Pilagá, aproximadamente, además de los heridos y más de 200 "desaparecidos". Ello sumado a los más de 50 muertos por intoxicación, hambre y falta de atención médica y la desaparición de un número indeterminado de niños, elevan las bajas a más de 750, entre niños, ancianos, mujeres y hombres. La locura llega al extremo de solicitar la intervención de dos aviones caza-bombardeos.

Las noticias de la matanza llegan muy confusas a la capital del territorio. Públicamente no se inicia ninguna investigación.

"Extraoficialmente, informamos a nuestros lectores que en la zona de Las Lomitas se habría producido un levantamiento de indios. Los revoltosos pertenecen a los llamados pilagás quienes, según las confusas noticias que tenemos, vienen bien previstos de armas...ya se habrían producido algunos encuentros, no se sabe si con los pobladores de la zona o tropas de la gendarmería nacional". (Diario "Norte", Formosa, pág.1, Col. 5).

Los diarios de la región de la época también publican noticias contradictorias pero entre líneas se puede observar la verdad de la matanza.

"El viernes último, en horas de la tarde, en la localidad de Las Lomitas, Territorio de Formosa, se ha producido un levantamiento de indios pilagás, como consecuencia de un asalto que habrían realizado estos últimos contra vecinos de ese pueblo, lo que habría obligado a intervenir a las fuerzas de la Gendarmería Nación allí destacadas". (Diario "El Intransigente", Salta, 12 de octubre de 1.947, pág. 6, col.1-3)-

"No resulta tan ciertas las versiones de que los indios hubiesen asesinado. Se los persiguió y se los sigue persiguiendo. En cuanto a los muertos, nada se sabe en forma oficial porque después de la masacre fueron quemados los cadáveres. También es inexacto que los indígenas tuvieran algunos armamentos, como lo prueba el hecho de que solo atinaron a huir cuando los gendarmes descargaron sobre ellos y además en sus huestes no se registraron bajas ni heridos. El miércoles 15 llegó otro tren con pasajeros trayendo nuevos refuerzos de gendarmes y por la noche se esperaba otro tren con soldados y el jueves dos bombarderos, para lo cual se estaba arreglando la pista de aterrizaje".(Diario "El Intransigente", Salta, 22 de octubre de 1947, pág. 4, col. 1-3).

Recién el 20 de octubre el diario "El Territorio" de Resistencia, Chaco, en la pág. 3, da la noticia del suceso. Bajo el título "El levantamiento de Indios en Las Lomitas y la Situación General de los Pobladores Autóctonos", dice:

"Días atrás se produjo en Las Lomitas, localidad del vecino territorio de Formosa, un levantamiento de 1.500 indios de las tribus pilagás existentes en esa zona. Fuerzas de Gendarmería Nacional debieron actual con energía para impendir que esa actitud acusara desgraciadas consencuencias, y el gobernador formoseño se vio precisado a concurrir al lugar de los sucesos para calmar a los indígenas sublevados".

"La solución dada a este estado de ánimo propenso a las más graves derivaciones, no ha consultado de manera integral el problema que desde hace muchos lustros afecta a los pobladores autóctonos de todo el país, abandonados a su triste suerte por la abulia oficial que nunca se interesó en favor de los mismos. Los indios que animaron el levantamiento lo hicieron después de aguardar en vano el cumplimiento de las promesas formuladas en el sentido de que se les facilitarían tierras para que se arraigaran en ellas mediante la explotación de pequeñas chacras. En los últimos tiempos, estos indígenas carecían de lo más indispensable para el sustento diario, viéndose precisados no pocas veces a incurrir en hechos delictuosos para proveerse de alimentos. Las tierras prometidas y la creación en el lugar de escuelas, como así la entrega de elementos de trabajo, semillas, etc., nunca se concretaron, mientras que las gestiones por el logro de esa ayuda eran recibidas de manera violenta, tal si existiera el propósito de condenar a millares de seres humanos a la inanición...".

Se ha tratado de ocultar la verdad de este genocidio para evitar responsabilidades que llega hasta nuestros días. "La matanza de Rincón Bomba" es uno de los hechos de nuestra Argentina profunda más oculto en comparación con otros similares. La "Masacre Napalpí" de 1.924, tuvo acalorados debates en la Cámara de Diputados de la Nación en la época y la creación, inclusive de una Comisión Investigadora. La bibliografía, si bien también escasa, es mayor que la de este caso, pero existen todavía sobrevivientes, de ambos lados, cuyos testimonios posibilitaron la reconstrucción histórica de los hechos.

Los diarios de Buenos Aires se hacen eco también del genocidio. El diario "La Prensa" del domingo 12 de octubre de 1.947 (Día de la Raza), en su página 13 dice:"En las Lomitas se Produjo un Levantamiento de las Tribus de Indios Pilagás...Informaciones procedentes de estación Las Lomitas hacen saber que en aquella zona se produjo un levantamiento de las tribus de indios pilagás. Las mismas noticias aseguran que tropas de la Gendarmería Nacional intervinieron inmediatamente para restablecer el orden. Se tiene conocimiento que están listos para partir hasta Las Lomitas, en caso necesario, efectivos del ejército destacados en la guarnición local".

"Mención aparte de este levantamiento, el indio jamás cometió atropellos ni desmanes. Recuerdo que en el Casino teníamos dos de ellos, menores, que hacían las veces de "secretarios" como decimos en el Norte. No se los persiguió ni maltrató, dándoseles contrariamente trabajos en casas de familia y adquiriéndoseles sus artesanías".(Comandante Mayor (R) Teófilo Ramón Cruz, ob. cit.).

Con colaboración de Carlos Alberto Díaz. Abogado de la causa.

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INCREIBLE
Por SERGIO VILLARROEL - Friday, Mar. 17, 2006 at 11:24 AM
S_V@ARGENTINA.COM

Mas de uno se ha quedado con vuelto ajeno en la Argentina. La injusticia no existe, la tierra abrira su boca si es necesario pero todo lo oculto saldra a la luz. Yo no me imaginaba esta Argentina, sinceramente he leido mucho sobre la historia de Argentina, pero esta Argentina avarienta, sin honor, sin compasion, no me la imaginaba nunca.

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