Julio López
está desaparecido
hace 6401 días
versión para imprimir - envía este articulo por e-mail

El árbol Invertido
Por Rubén A. Spaggiari - Thursday, Dec. 29, 2005 at 3:33 PM
raspaggiari@argentina.com (Casilla de correo válida) ------------------ --------------------

Desde el siglo XV hasta el presente el Continente Americano ha sido gobernado controlado y expoliado por los invasores de entonces. Este amplio territorio que desde las tierras heladas del Artico se extienden hacia el polo sur para las blancas extensiones del circulo polar Antártico fue desde el desembarco de los europeos, españoles, franceses, ingleses, portugueses, escandinavos la tierra de la aventura, la riqueza, las oportunidades y la libertad, para ellos, no así para los pueblos originarios que se vieron violados, sometidos, expoliados y finalmente arrinconados y olvidados.

¿Latinoamérica Ahora o nunca?


El árbol invertido

Desde el siglo XV hasta el presente el Continente Americano ha sido gobernado controlado y expoliado por los invasores de entonces. Este amplio territorio que desde las tierras heladas del Artico se extienden hacia el polo sur para las blancas extensiones del circulo polar Antártico fue desde el desembarco de los europeos, españoles, franceses, ingleses, portugueses, escandinavos la tierra de la aventura, la riqueza, las oportunidades y la libertad, para ellos, no así para los pueblos originarios que se vieron violados, sometidos, expoliados y finalmente arrinconados y olvidados.

Especial para FPS/Diario21/Rubén A. Spaggiari.- Por centurias su callada resistencia llegó hasta nosotros disfrazada de pereza, desidia y vagancia, en la letra impresa, subjetiva ¿mentirosa? de los vencedores, quienes nos contaron las “proezas de los hidalgos venidos del otro lado del mar”
El líder de la propaganda Nazi, mariscal Gebels acuñó la frase que fue la columna vertebral de la propaganda del partido Nacional Socialista en la Alemania de A. Hitler.
“Miente, miente, miente siempre que seguro algo quedará” y a nosotros nos mintieron tanto y por tantas generaciones que terminamos por creer que los relatos e historias de los libros eran verdad, que los pueblos originarios de América fueron salvajes e ignorantes, que lo mejor que podía haberles sucedido fue la llegada de los europeos.
Nos mintieron haciéndonos creer que fueron sometidos porque los consideraban “dioses” lo que por sí sólo, reafirmaba su plena ignorancia y estado de salvajismo.
Nos ocultaron por centurias escritos reveladores de los primeros cronistas y defensores de nuestros pueblos sometidos que describían con extraordinario lujo de detalles el comportamiento, las costumbres, la cosmovisión y la lengua de esos hombres.
Tanto fue el silencio que terminamos por creer la “versión oficial” que justificaba la conquista en aras del “bienestar” de esos pueblos.
Hoy en los comienzos del siglo XXI y ya desde casi un siglo la verdad, siempre relativa, a comenzado a surgir como un legado inquebrantable de los tiempos.
Después de la mitad del siglo XX nuevas voces comenzaron a hacerse oír contraponiéndose al “Indigenismo Oficial” políticas de estado opresoras y paternalistas para con los pueblos indígenas del continente.
Cada Estado manejaba la cuestión a su antojo respondiendo a las políticas imperantes y a los mandatos que, por la fuerza de las armas u de la dependencia económica ejercía quién oportunamente controlaba este sector del mundo.
En Yalta después de la Segunda guerra mundial, el mundo tal como lo conocemos se repartió como una torta, de la que todos los vencedores querían una porción, éstas tierras lejanas y olvidadas quedaron bajo el control Norteamericano, que es lo mismo decir, Inglaterra.
La historia más reciente vivida por todos nosotros me exime de ampliar detalles pero si ejercemos el don de la memoria como para recordar el conflicto que se mantiene hasta hoy con el bloqueo a Cuba, que ya ni siquiera aprueba unánimemente el Senado de los Estados Unidos.
Es cierto que no se puede culpar al pueblo Norteamericano por la totalidad de las acciones de las “Políticas Externas” de sus administraciones, toda vez que en ese país el voto no es obligatorio y sólo eligen a sus gobernantes el 25% de su población, sin embargo tampoco se puede ser hipócrita y pretender ignorar que el bienestar que esa sociedad ostenta se logra merced al deterioro del medio ambiente y d otras sociedades fuera de sus fronteras.
La permanente injerencia en las políticas internas de los países “periféricos” es notoria. Generalmente se llevan adelante a través de las distintas agencias de “Seguridad”, a las que es tan prolífica la política norteamericana, como la CIA, la DEA, entre otras, que no conocemos.
Cuando el parlamento niega el presupuesto para realizar estas incursiones armadas, logísticas o estratégicas, como sucedió con el respaldo a las fuerzas que operaban desde Guatemala, llamadas “Contras”, en desmedro de la “Revolución Sandinista” en Nicaragua, el sistema estadounidense permite el surgimiento de supuestos defensores de la “libertad” y el “Sueño Americano”.
Esto fue lo que llevó al coronel Holiver Nort a Bolivia e instalar dos “cocinas” o laboratorios para la producción de clorhidrato de cocaína, con cuya venta reparó la negativa de presupuesto, en el famoso caso conocido como Iran-Contra, para que los contras continuaran con su campaña de dificultar y enfrentaran a las fuerzas populares del Comandante Ortega en la Revolución en Nicaragua.
En esa oportunidad fue fotografiado en los laboratorios y denunciado en Estados Unidos por dos científicos norteamericanos que, antes de ser asesinados, lograron hacer llegar las fotografías a su país descubriendo la oscura trama de éste caso.
Desde el año 1980 del siglo pasado, en la efervescencia indianista que se vivió en la década en toda Sudamérica, en una pequeña población de Bolivia surgió un movimiento indio que propugnaba una nueva “filosofía Indianista” en contraposición con el Indigenismo de los Estados Nación, que proclamaba “Políticas indígenas desde los indígenas para los indígenas” que significaba la toma de conciencia de una plena y comprometida participación de3 los integrantes de los pueblos originarios en los procesos sociales, culturales, políticos y económicos de los distintos estados, de los que siempre habían sido excluidos bajo el pretexto de una integración unilateral y antojadiza, que jamás contempló sus derechos, cosmovisión y culturas.
“Si con la palabra INDIO fuimos sometidos, con la palabra indio nos liberaremos” en ésta proclama se hallaba implícita la figura del sometimiento del que fueron objeto por centurias, a tal extremo que ser indio significaba una maldición en esos nuevos estados en formación, con leyes y normas que no les eran propias y que desconocían totalmente sus valores y principios, esto los obligaba a renunciar, calladamente, a su condición de tal.
El avance de las comunicaciones y la aplicación de las nuevas tecnologías, forzaron la toma de conciencia de la población mundial en los procesos de cambio en todo el mundo, ya no sería fácil, de ahora en más, ocultar totalmente hechos aberrantes o reñidos con la ética, la moral y los derechos ciudadanos, de ésta manera la sociedad globalizada responde a estos nuevos tiempos con organizaciones humanistas y ONG que postulan los derechos humanos y ciudadanos, aún cuando sabemos que muchas veces esto es el producto del doble discurso hipócrita de las sociedades modernas que cierran sus ojos y sus oídos a la endémica situación de Africa.
Es conocida la actitud ciega y sorda de la OEA ante las intromisiones permanentes de Estados Unidos contra otros países fundamentada en la libertad de los pueblos, o la defensa de la democracia contra los “tiranos de turno” que ellos mismos avalaron, armaron y financiaron en el pasado.
Estas políticas del doble discurso y la hipocresía, presentes en casi todos los países del orbe, esgrimidas primeramente en desmedro de sus propias sociedades, nos hacen temer que poco podemos esperar hacia fuera de sus fronteras, y cuanto se agudizará la crisis de los seres humanos en las sociedades dependientes.
En este marco de situación se levanta la voz de los sin voz en el nuevo mapa de América Latina, que ya anuncie en notas anteriores refiriéndome a los movimientos indígenas en Chiapas, México, liderados por el Comandante Marcos.
Primero fueron intentos y reacciones aisladas, pero no menos importantes, dentro del espectro político de la época que se vivía en el continente, Omar Torrijos en Panamá, defendiendo su autonomía y la tenencia del canal, Augusto Cesar Sandino en Nicaragua luchando contra las fuerzas militares Yankees que en connivencia con el mandatario de turno proponía el acuerdo Stimpson-Moncada que dejaba a su país bajo control Norteamericano.
Las múltiples revoluciones de México encabezadas siempre por líderes campesinos y bandoleros como Doroteo Arango, “Pancho Villa” o el agrarista Emiliano Zapata, que indudablemente carecían de bases filosóficas y sustentación de una identidad para su lucha pero sembraron, sin lugar a dudas, la semilla de la cual fecundaría la nueva revolución como la surgida de los movimientos indígenas del actual movimiento Zapatista en la región de Chiapas.
La revolución Cubana de 1958 contra el gobierno títere de Fulgencio Batista, que bajo el sustento de Estados Unidos, de sectores empresariales y los gansters habían convertido a Cuba en un gran casino y prostíbulo para la sociedad rica norteamericana.
La revolución de Velazco Alvarado en Perú, (1968/76) que si bien no fue una revolución socialista sino más bien motorizada por la sociedad burguesa que intentaba posicionarse en el concierto capitalista del mundo, propugnó la ruptura de la dependencia directa, tanto económica como industrial, con los Estados Unidos, con un marcado impulso antiimperialista, promoviendo la reforma agraria que se ejecutó según sus planes pero finalmente fracaso en su implementación.
Salvador Allende, en Chile fue en 1972 el mandatario surgido del partido comunista chileno, que propuso la reforma agraria para los pueblos indígenas y minifundistas de ese territorio, pero fue definitivamente derrocado por la derecha Militar reaccionaria con la anuencia de Norteamérica y la comandancia del general Augusto Pinochet Ugarte.

Finalmente si bien el peronismo no fue una fuerza reaccionaria contra los intereses foráneos, ni su líder Juan Domingo Perón, lo que puede llamarse un revolucionario, le dio a las clases obreras, hasta entonces olvidadas un protagonismo militante a través del movimiento Nacional Justicialista, el más numeroso de América Latina, que no puedo menos que asumir su importancia en este contexto que estoy esbozando de la reacción popular e indígena de América.
El movimiento que Cipriano Reyes, un dirigente obrero de la carne en los frigoríficos de Ensenada, La Plata, Provincia de Buenos Aires, Argentina, creó y motorizó para aquel histórico 17 de Octubre de 1946, le dio a Perón las motivaciones para dejar al desnudo una lucha de clases adormecida en la sociedad Argentina, motorizando una plena participación del trabajador, hasta entonces olvidado, en la elaboración de su propio destino.
Creo que éste movimiento se convierte en una bisagra de las luchas multitudinarias de las clases oprimidas en el contexto de las sociedades terratenientes y oligárquicas latinoamericanas que ahora miraban con asombro como por primera ves las calles y la “Plaza” se convertían en el centro de los reclamos donde los desposeídos pueden expresarse y demostrar su fuerza multitudinaria reclamar por sus derechos.
Los humildes, “los descamisados” como los llamó el peronismo, podían ver los resultados de sus luchas en sus mejoras salariales, vivienda, salud y una mejor educación para sus hijos.
Si bien la cantidad no hace a la calidad y muchos opositores hablaban del populismo y la demagogia peronista, la realidad es que el hombre común, el trabajador, aquel don nadie de la sociedad comenzó a sentir que su presencia en este mundo valía, que aunando esfuerzos, valía mucho más.
Creo que este fue el mayor logro del peronismo como movimiento integrador de las masas obreras olvidadas, oprimidas y el despertar de la conciencia en el propio existir, adormecido en la opresión y la ignorancia.
En todo este tiempo de los siglos pasados las luchas indígenas se habían sumado a estas expresiones populares o elitistas desde sus distintas formas de participación y en ellas tomado conciencia y creciendo desde la militancia en la búsqueda de una mejor situación para sus pueblos.
Las mejores posibilidades de integrarse a la sociedad dominante, siempre unilateralmente, les permitía acceder al estudio y a una mejor participación y comprensión de la problemática de sus respectivos pueblos para con la sociedad, situación que para los años ochenta del pasado siglo XX había rendido sus frutos ya que tenían un grupo de profesionales que volvieron a sus comunidades para apoyara sus hermanos en sus reclamos regionales atendiendo y respondiendo con las mismas armas y artilugios legales utilizado por la sociedad dominante, el derecho.
El surgimiento de organizaciones intermedias indígenas, con base y plena participación aborigen y no aborigen como la Asociación Indígena de la República Argentina, AIRA, el Consejo Indio de Sudamérica, CISA, con sede en Lima, Perú y el Consejo Mundial de Pueblos Indios, CMPI, con sede en Canadá, constituyó no sólo un reconocimiento de una supuesta minoría olvidada sino reconocer la existencia en el ámbito mundial de una naciente fuerza de lucha y participación popular.
Luego vinieron los reclamos de Chiapas; La lucha de los Sin tierra de Brasil; Y desde hace mucho tiempo la de los mineros y cocaleros de Bolivia.
Podemos escuchar voces airadas en contra de la producción de hojas de coca, escuchamos decir a Rolando Hamlin, el miércoles 28 de diciembre que: “...esto no podía aceptarse (El cultivo de los cocaleros) porque ya no se trataba de la producción étnica del cultivo de coca...”. Claro que no, nunca lo fue desde el mismo momento que se le cortó al campesino la posibilidad de vender su producción agrícola en los mercados a precios equitativos o se implementaron políticas económicas y redistributivas que hicieran que el campesino no tuviera que acceder a la demanda del narcotraficante, que paga en efectivo y en dólares la producción.
Sin embargo la intromisión norteamericana en connivencia con gobiernos pro yankees y ajenos a los reclamos indígenas, en lugar de buscar soluciones en éste sentido para desalentar a los cocaleros a dejarse tentar por los narcotraficantes atacaron a los campesinos y productores, uno de los eslabones débiles de la cadena del narcotráfico, haciendo caso omiso a la directa relación existente de la producción con el consumo. (Los interesados pueden solicitar “Uso y abuso en la cuestión de la hoja de coca” o “Droga, Familia, Política y Sociedad” del autor).
Evo Morales es el exponente de la reacción de un sector mayoritario de la sociedad boliviana que ha sido marginado, desoído en sus reclamos y que hoy es protagonista de su propio destino, el tiempo dirá si pueden plasmar en resultados concretos sus reales aspiraciones en un contexto realmente favorable de América Latina.
Lo desfavorable es la mirada asechante de Estados Unidos en connivencia con aquellos latinoamericanos que priorizan sus mezquinos intereses al bienestar de una mayoría anhelante de justicia y libre determinación de los pueblos.
En este lento despertar de un continente que ve asomar las raíces del árbol que nos dio la vida, una forma de vida que no será mejor ni peor, pero que es nuestra, conjugada con nuestra identidad, cultura y nuestro propio esfuerzo al servicio del porvenir.

Rubén A. Spaggiari


http://www.fps.com.ar


raspaggiari@fps.com.ar
raspaggiari@argentina.com

agrega un comentario