Cuarenta y siete años se cumplen del triunfo de la gloriosa gesta
libertaria que encabezaran Camilo, Che, Celia, Raúl, Fidel y otros hombres y
mujeres que, inspirados en los ideales martianos, lucharon hasta vencer aquel
1 de enero de 1959 a la dictadura criminal de Fulgencio Batista, la misma que
estuvo financiada, asesorada y respaldada económica, política y militarmente
por la administración norteamericana de Dwight D. Einsenhower.
A lo largo de estos años, Cuba se ha constituido en el faro
luminoso que guía a los pueblos del mundo en el camino por la construcción de
una sociedad más justa y más humana: la socialista.
Inspirados en las ideas de Bolívar, Martí, Marx, Engels,
Lenin, Mella y, porque no decirlo, también en las de Trotsky, la Revolución
cubana se ha caracterizado por su internacionalismo y su solidaridad
permanente con las luchas de los trabajadores, obreros y campesinos del mundo
contra la explotación capitalista y contra la prepotencia militar del
imperialismo norteamericano y sus aliados.
Combatientes internacionalistas cubanos lucharon en el África,
en el Asia, en América Latina con el único propósito de contribuir a la
liberación de los pueblos de las cadenas oprobiosas en las que les mantenían
las potencias coloniales, encabezadas por los EE.UU. Las acciones valerosas
de miles de jóvenes cubanos, muchos de los cuales ofrendaron su vida,
ayudaron para la derrota del régimen racista sudafricano y la caída del
apartheid, todo lo cual constituye ejemplo para las presentes y futuras
generaciones de revolucionarios.
El imperialismo, temeroso frente al ejemplo irradiado por la
Revolución cubana, se lanzó con una brutalidad mayor contra los pueblos que
osaron hacerle frente. Las administraciones norteamericanas, demócratas y
republicanas, conjuntamente con la burguesía y oligarquía mundial, impusieron
en África, Asia y América Latina regímenes despóticos, dictaduras fascistas
que encarcelaron, desaparecieron y asesinaron a todas y todos aquellos a los
que consideraban peligrosos para el status quo. Mientras esto acontecía, los
expertos del Pentágono en la fabricación del consenso diseñaban todo tipo de
propaganda para limpiar su imagen, y así aparecer como los defensores de la
democracia y la libertad. El Fondo Monetario Internacional (FMI) también
prestó sus buenos servicios a la causa del imperialismo.
En el Caribe, las agresiones yanquis dirigidas contra Cuba,
pretendieron doblegar a la revolución victoriosa.
Desde el 1 de enero de 1959, hasta la presente fecha, las
administraciones norteamericanas han diseñado, planificado y ejecutado un
sinnúmero de acciones terroristas contra el pueblo cubano, provocando la
muerte de 3.478 ciudadanos de la Isla y la incapacidad de 2.099. Varios
extranjeros, como el turista italiano Fabio Di Celmo, también han muerto
producto de esos cobardes actos.
Bloqueo económico, invasiones con mercenarios, atentados,
guerra químico bacteriológica, etc. han sido algunas de las operaciones
criminales llevadas a cabo por el imperialismo yanqui y las mafias de
cubanoamericanos radicados en Miami, los mismos que forman parte de
organizaciones terroristas como la Fundación Nacional Cubano Americana
(FNCA), Hermanos al Rescate, Alpha 66, Comandos F-4.
Es inaudito escuchar a los representantes del imperio hablar
de la lucha contra el terrorismo cuando en su territorio, con la anuencia de
las autoridades gubernamentales, federales, policiales y judiciales, se
encuentran libres asesinos como Posada Carriles, Orlando Bosch, Rodolfo
Frómeta, José Basulto. ¡Cínicos! ¡Mentirosos!
A esta lista de facinerosos hay que sumar a los traidores y
mercenarios que al interior de Cuba sirven a la contrarrevolución, a cambio
de los dólares que les envían sus amos de Miami y del gobierno
norteamericano. Son los camajanes, los genúflexos Oswaldo Payá, Elizandro
Sánchez, Martha Beatriz Roque que se dedican, conjuntamente con los jefes de
la SINA, ayer James Cason, hoy Michael Parmly, a realizar actividades de
espionaje y de subversión interna. Es hasta risible, aunque repugna
realmente, que estos parásitos se presenten ante el mundo como “luchadores
por la libertad”, cuando actúan conjuntamente con quienes han causado daños
materiales, económicos y, sobre todo, humanos al pueblo cubano. ¿Qué puede
decir la señora Martha Beatriz Roque de la fotografía que le sacaron cuando
votaba por Bush en la Oficina de Intereses Norteamericanos (SINA) en la
Habana?
La administración Bush, se ha propuesto para el año 2006
acabar con la Revolución cubana. Parece que esto ya se había planteado el
imperialismo desde 1959, sin obtener logro alguno. ¡Pobres ingenuos y tontos!
No obstante, la terquedad de quienes se creen dueños del mundo, los hace
persistir en sus estupideces. Dicen, por ejemplo, que Condoleezza Rice, una
de los halcones del psicópata Bush, tiene aspiraciones de ser la próxima
candidata a la presidencia de los EE.UU. No se si ella y el alcohólico no
regenerado, me refiero al führecillo, logren concluir su período. Lo cierto
es que en ese afán, la siniestra “condesa” ha expresado nuevamente ante un
grupo de criminales y terroristas de las mafias cubanoamericanas sobre “la
necesidad de acelerar la transición hacia la “democracia” en Cuba”.
¿A qué tipo de democracia se referirá la secretaria de Estado
Rice? ¿Tal vez alguna parecida a la que por la fuerza de las armas y por la
agresión militar impuso el imperio en Afganistán e Irak? O ¿será acaso una
similar a la de los EE.UU. donde 44 millones de personas viven en la pobreza,
7 millones carecen de empleo y 2 millones no tienen un hogar donde vivir?
Lo cierto es que el gobierno norteamericano carece de
autoridad moral y de principios éticos para hablar sobre la democracia. Solo
basta recordar que Bush alcanzó su primera presidencia gracias a un fraude
perpetrado con el apoyo de su hermano Jeb en el Estado de la Florida, lugar
donde precisamente radican las mafias de la gusanera contrarrevolucionaria.
Lo paradójico, además, es que un gobierno que se dice
respetuoso del orden internacional, públicamente reconozca su intromisión en
los asuntos internos de una nación soberana como es Cuba y además señale
descaradamente las acciones y los recursos destinados a cumplir con sus
protervos intereses. O son demasiado estúpidos o hemos llegado al punto que
efectivamente ya nada les importa…si es que alguna vez les importó algo. Pero
¿qué se puede esperar de un régimen que ha dejado abandonados a su suerte a
los habitantes de Nueva Orleans, ciudad que quedó devastada tras el paso del
huracán Katrina hace ya cuatro meses? Los informes de prensa señalan que
actualmente en Nueva Orleans se registra un índice de suicidios dos veces más
alto que el promedio nacional debido a la falta de atención y a los
trastornos mentales provocados en las personas por los efectos del fenómeno
natural.
Así actúa el gobierno democrático de Bush, el mismo que sin
previa autorización judicial, en clara violación a las leyes de los Estados
Unidos, consintió en el espionaje telefónico y del uso de la Internet de sus
propios compatriotas.
El imperialismo yanqui está preocupado. Las cosas no le están
saliendo bien ni interna, ni externamente.
El déficit comercial y fiscal de los Estados Unidos en la
actualidad asciende a un millón de millones de dólares, lo que ha llevado a
una pauperización mayor de los sectores pobres de ese país. Esta situación se
ha complicado debido a la política guerrerista de la administración Bush en
Afganistán e Irak, países en los cuales la resistencia a las tropas invasoras
se ha ido fortaleciendo, lo que ha obligado al gobierno del psicópata a
destinar más recursos para sufragar los gastos militares. Por otro lado las
críticas a nivel mundial, así como en los propios Estados Unidos contra la
invasión militar a esos países, aumentan cada vez más. A los problemas
provocados por las torturas perpetradas por soldados norteamericanos contra
prisioneros en la cárcel de Abu Ghraib, se sumaron los originados por el uso
que hiciera el ejército yanqui de armas químicas durante la invasión a la
ciudad de Faluya en noviembre de 2004. De igual manera los norteamericanos,
incluidos miembros del ejército, se encuentran preocupados por el aumento en
el número de bajas (2.158) y lesionados (más de 12 mil) en Irak debido a las
acciones de la resistencia.
América Latina constituye para el imperialismo una zona
políticamente peligrosa.
En la República Bolivariana de Venezuela se viven momentos de
revolución. Pese a los intentos de la administración Bush, de sus agencias de
espionaje y de la oligarquía venezolana por desestabilizar al régimen del
presidente Hugo Chávez, el proyecto bolivariano se ha fortalecido gracias al
masivo respaldo popular. Las maniobras de la oposición fascista, cuyo centro
está en la Casa Blanca, para tratar de deslegitimar el proceso electoral del
4 de diciembre pasado en el que se eligió a los diputados para la Asamblea
Nacional, no tuvieron el resultado esperado. Por el contrario, el gobierno
chavista hoy cuenta con una mayoría absoluta que le puede facilitar el camino
para profundizar los cambios revolucionarios que exigen los sectores pobres
en la Patria de Bolívar. Para lograr esto, Chávez debe respaldarse en los
trabajadores para hacerles frente a los reformistas y conciliadores.
Recordemos el mensaje del Che: “O revolución socialista o caricatura de
revolución.”
En Bolivia, las elites blancas y la oligarquía, representadas
por los candidatos Jorge Quiroga y Samuel Doria Medina, fueron derrotadas en
forma aplastante por el líder cocalero Evo Morales que con el 54% de los
votos, se proclamó como presidente electo de ese país hermano. Evo Morales no
puede hacer concesiones al enemigo. Las medidas que adopte su gobierno,
incluida la constitución de su gabinete gubernamental, deben ser consecuentes
con el discurso político que ha venido pronunciando. No caben las
claudicaciones. Las medias tintas conducen finalmente a la aplicación de
políticas reformistas o de corte neoliberal, es decir a la traición. Las
experiencias de los gobiernos de Brasil y Uruguay son ejemplo de lo
expresado. Evo debe hacer caso al mandato del pueblo y proceder a la
nacionalización de los hidrocarburos, a legalización de la hoja de coca, a
rechazar al TLC y a llamar a una Asamblea Constituyente que le permita a
Bolivia emprender cambios más profundos y revolucionarios. Al igual que el
presidente Hugo Chávez, Evo debe respaldarse en el pueblo trabajador y no en
los burócratas y oportunistas que se disfrazan de revolucionarios.
La unidad de los trabajadores y pueblos cubano, venezolano y
boliviano permitirá pensar en la constitución de una federación socialista
poderosa en lo político, económico, militar y cultural con miras a un futuro
enfrentamiento con el imperialismo norteamericano en su lucha por detener la
revolución latinoamericana. La historia nos ha enseñado que la construcción
del socialismo en un solo país no es posible.
Es este contexto que las y los cubanos deben tomar muy en
cuenta las críticas y cuestionamientos hechos por Fidel el pasado 17 de
noviembre de 2005, cuando señaló que la Revolución puede ser destruida desde
dentro, y no por el imperialismo, si no se corrigen a tiempo los errores que
se han cometido, si no se castiga con dureza a los ladrones, a los corruptos;
pero sobre todo si no se educa a la población, si no se conciencia al pueblo
sobre la necesidad de vencer y eliminar las lacras y contradicciones
generadas como resultado de haber permitido, por las circunstancias
económicas que vivió Cuba cuando se quedó sin sus principales socios
comerciales tras la caída de la URSS y del mal llamado campo socialista de
Europa del Este, la aplicación de ciertas medidas de corte capitalista en una
economía planificada, de carácter socialista.
En los debates económicos planteados en la década de 1960, el
Che advirtió sobre la imposibilidad de construir el socialismo bajo los
principios de la economía capitalista. La historia le dio la razón cuando los
regímenes estalinistas colapsaron. Igual advertencia fue hecha por Fidel en
el mes de noviembre del año 1987.
Confiamos en la inmensa capacidad del pueblo cubano, sobre
todo de su clase trabajadora. Estamos seguros de que las enseñanzas
históricas, las de afuera y las propias, permitirán el fortalecimiento de la
Revolución. Más temprano que tarde los parásitos, los nuevos ricos y la
burocracia que pretenden retornar al capitalismo sufrirán una derrota
contundente. Para ello es indispensable el fortalecimiento de la democracia
obrera. En este difícil camino Fidel guiará con toda su lucidez y vitalidad a
los revolucionarios y revolucionarias cubanas y latinoamericanas hasta ver
alcanzar la victoria.
¡Vivan los 47 años del triunfo de la Revolución Cubana!
¡Viva Fidel!
¡Con la Revolución cubana: Hasta la victoria siempre!
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